Partida Rol por web

Cada minuto que pasaba, era un minuto más de confusión para la chica.

Se giró, se arrepintió, se alegró, se volvió a arrepentir.

Se estremeció con su contacto, quiso cerrar las ojos y suspirar como una idiota cuando fue acariciada, pero no podía apartarse del acogedor abismo, no existía nada más, no lograba que su cuerpo le recordara lo que se sentía al ser tratada de esa forma.

La voz provenía del interior de aquella sima, el roce fue un helado viento invernal, pero las palabras que pronunciaban estallaron en el interior de Hilv con tanta violencia que sus hipnotizados ojos se anegaron sin remedio...

Un segundo, una eternidad, igual pero diferente. La misma nada, distinto camino para llegar a ella.

A maíz tostado al sol, a grillos, a risas..

Aterrorizada, abrumada, sobrepasada....no podía moverse.... ¿Qué me has hecho? ¿Qué eres? Palabras que nunca salieron de su boca, silenciadas por unos implacables labios que no había tenido opción de rechazar por mucho que la física dijera lo contrario.

No estaba segura de seguir siendo Hilv Larter. 

Apenas un roce, una presión de sus templados labios sobre los de ella. No era el beso que se le da a una chica por parte de un chico, si no era más parecido al de un amigo, o un familiar muy cercano. Alguien que podía conocerte, que irradiaba un cariño peculiar, aunque hubiese cerrado los ojos. 

Los restos que dejó al apartarse y ser su mirada normal de nuevo pudieron hacerte dudar unos segundos, mientras retiraba casi al final de su viaje un par de lágrimas esquivas, sin prisa alguna- ¿Tal mal ha sido?- Más con la vuelta ahora a tu cuerpo, no había dolor. Quizás si uno emocional, pero no físico. Seguías igual de relajada que al llegar al observatorio. 

No respondió al beso, quizás porque no lo sintió como tal, fue algo parecido a una palmadita en el hombro, una caricia en su pelo... y eso la dejó todavía más pérdida en su espiral de emociones.

Parpadeó al acercarse la mano del chico a su mejilla ¿qué ostias ha pasado? Quería mirar a su alrededor, asegurarse de que... ¿asegurarme de que? ¿de que he sentido lo mismo que al morir?

No... Si...

Tragó saliva, como si fuera eso lo que le impidiera hablar. Todos sus pensamientos coherentes le decían que se alejara, que olvidara todo lo que acababa de pasar, pero algo visceral le impedía aferrarse a ello.

Se miró las manos, apretaban con fuerza las asas de su mochila.

No lo sé, no sé lo que ha pasado, no sé lo que has hecho... confesó sin atreverse a mirarlo, no quería volver a encontrarse con esa oscuridad la nada...la misma oscuridad que en la muerte... pero... huye, vuelve a casa, a la casa donde has vivido siempre diferente hueles a risas...

Era incapaz de soltar su bolsa, era su troza de madera en medio de un oscuro océano. 

Pudo entrever como el chico se arrodillaba a su lado- es raro, lo se- un pequeño silencio- las primeras veces siempre es raro, y da miedo- hablaba con propiedad, no como uno de estos inútiles que hablaban por hablar de un tema. Pero luego...-un bajo gruñido de placer. 

Las manos en los muslos, con el contacto roto, que dejaron que la chica respirase un poco.- Voy a ir a por ese batido al sitio que me has recomendado, he escuchado hablar de él, dicen que está muy bien, que le echan demasiada azucar a las cosas ¿deseas acompañarme?- Y la petición era tan extraña en esos momentos.- pero no me lo tomaré allí- añadió dejando salir el aire de entre sus labios. 

 No le había explicado nada en absoluto, sólo le había confirmado lo que ella ya sabía, que era raro y que daba miedo... lo del luego quedaba como cuenta pendiente, no tenía ni idea, y además no estaba segura de querer repetir la experiencia.

En el mismo momento en el que se separó, relajó sus manos y una parte del aire contenido durante largo rato en sus pulmones, fue exhalado suavemente. Hilv todavía se sentía aturdida, incapaz de verle significado alguno al batido de chocolate del que hablaba, y lo miró como si no hubiera entendido nada de lo que le estaba diciendo.

Casi de manera inconsciente, volvió a agarrar su mochila, y se puso en pie.

Joder, nunca te han tenido por una cobarde...

No me has dicho que has hecho...ni que ha pasado exactamente.

Poco a poco, ayudado por no estar en una posición tan vulnerable como hace unos momentos, iba recuperando la compostura, pero sabía que iba a pensar, y mucho, en ese momento tan raro e íntimo, a ella le pareció así, que había compartido con ese extraño.

Ella se levantó, y el siguió en el mismo lugar, mirandola ahora desde el suelo, arrodillado con gesto tranquilo pero algo tenso. 

Enseñarte que si puede llevarte a algún lado- pestañeó un par de veces, y miró hacia un lateral suyo, fijandose en las estrellas de nuevo. 

La puerta se abrió del observatorio, entrando un hombre ya con mucha edad, canoso, que se os quedó mirando un segundo solo para pasar a ignoraros tras un suspiro largo que pudisteis escuchar. 

Si tu quieres- añadió el chico

Y otra respuesta que no decía nada.

Ignoró al recién llegado, le importaba bien poco lo que quisiera que pensara, aprovechando el momento para limpiarse bien la cara con las mangas de su camiseta.

Tendió la mano al chico para ayudarle a levantarse, obviamente no era necesario, pero era más un gesto simbólico que otra cosa.

Esto es muy raro le dijo cuando estuvo a su misma altura, aparentemente más calmada tú eres muy raro le dijo lo que pensaba mientras los señalaba con el dedo y yo probablemente soy la mayor idiota que ha pisado Titán en mucho tiempo no era la primera vez que tenía esa sensación, pero cada vez estaba más convencida de ello.

Y ahora vamos a por el dichoso batido de chocolate, que pareces una embarazada...

Si algo bueno tenían los adolescentes, era la capacidad que tenía para obviar algunas cosas y quedarse solo con lo que le interesaba. Eso se unía a la curiosidad, que también iba bastante ligada a la edad...claro que normalmente, todo eso implicaba decisiones erróneas.

Temía la siguiente vez que se quedase sola. 

Medían lo mismo, los dos. Quizás incluso ella le sacase un par de centímetros. Sea como fuera, claro que aceptó la mano, y se encontraron saliendo del observatorio sin que el dijese nada más hasta pisar de nuevo un pasillo iluminado, donde ni sus ojos parecían tan negros, aunque lo fuesen ni tenía un aspecto tan raro. El pelo era más un azul morado que verdoso aunque no llegaba a las raíces que eran oscuras. 

No eres la mayor idiota, hay muchos mas idiotas que tu- le tendió la bolsa de Hilv, que se le había olvidado.- Pero si eres rara, como yo, pero eso nos diferencia del resto, nos hace mejores- comenzó a andar hacia la salida, directo al ascensor.

¿No crees?

¿Gracias?

Dijo a medio camino entre la ironía y el reproche...la seguía llamando idiota, aunque bueno, al menos no era la mayor, que alivio...o no, porque ella seguía considerando que ocupaba un puesto de honor en el podium, pero ella se lo podía decir a si misma, que se lo dijeran los demás no le gustaba tanto.

Y yo no soy rara renegó con seriedad, era cierto que él solo parecía un poco friki, con su pelo de colores y tal, en Wrangell sería un bicho raro solo por eso, pero esto no era el pueblo ¿en qué te basas para decir eso? No era rara, su enfermedad la había condicionado en muchos aspectos, pero ni siquiera en el instituto había sido nunca la rarita.

Y no, no creo que ser diferente o raro te haga mejor que los demás se recolocó la mochila creo que lo que hace que una persona sea mejor que otra, es la actitud era algo que siempre había pensado, estaba claro que tus capacidades te ayudaba, pero si la actitud adecuada...

¿Todo lo de antes lo habrá hecho porque cree que soy rara?

Llamó al ascensor, y cuando entraron en él, pulso el botón que los llevaría a la planta donde se encontraba El Hada Azul. Todavía evitaba mirarlo directamente a los ojos.

Te miró de reojo cuando le preguntaste en que se basaba para llamarte rara. Una mirada que lo dijo todo y no dijo nada. Se despidió de los que estaban atendiendo el SPA que ya a esas horas no tenían demasiado trabajo. Teníais que pasar por allí si o si para ir al observatorio. 

¿Y la actitud no la cambia lo que te ocurre en la vida?- Fue a darle al botón pero ya lo hiciste tu. No pareció contrariado, aunque se quedó con el dedo en el aire un segundo de más. Acabó dándole después de ti, otra vez

 Si quieres pensar así, eres libre. Para mi no eres rara, pero para el resto- bajo la voz- si supiesen lo que ha pasado ahí dentro- ligera inclinación hacia tu oído, sin perder el perfil- pensarían que eres demasiado rara, por venir conmigo. 

Entrasteis en el ascensor que salvo por un pequeño grupo de personas que parecían volver a casa estaba bastante vacío. El se fue al fondo, mientras miraba a los demás sin prestarles demasiada atención. 

No sé si la actitud la cambia lo que te ocurre en la vida, solo sé que hay que intentar siempre ser positivo y no rendirte no era fácil, algunas veces casi imposible al menos así lo aprendí...

Estuvo a punto de volver a partirse de risa al ver la escenita con el botón... raro y maniático...que bien, y con antojo de batido de chocolate...luego no quiero quejas ¿eh?

En serio, no soy rara... insistió y suspiró este tipo no se entera de nada lo que ha pasado dentro ha sido... bueno, no tengo ni idea de como ha sido confesó aterrador, pero a la vez fascinante... uhm, por pensar eso no soy rara, es que es imposible entenderlo sin haberlo vivido pero está claro que normal no es... pero ir contigo no me convierte en rara... es que además... ¿además qué? ¿No tienes ni puta idea de que decirle?

Bueno, que los demás piensen lo que quieran, a lo mejor voy para vigilarte... buenas noches saludó a los que estaban ya dentro.

La gente hizo que se callara, colocándose cerca del chico ¿seguiré oliendo a chocolate? No pudo evitar coger el pelo que le caia cerca de la oreja y llevárselo a la nariz un poco, ¿o es sugestión? Estaba teniendo un día genial, de lo más tranquilo...hasta que posiblemente haya pasado los minutos más extraños de toda mi vida, y mira que he tenido unos pocos...

Miró de reojo al muchacho, y luego intentó fijarse en si las demás personas del ascensor lo miraban de forma extraña.

Lo pillaste mirandote mientras te olías el pelo. Una sonrisa casi imperceptible se formó mientras bajaba la vista un segundo. Cazada. La gente lo ignoraba, como a ti, porque os habíais puesto al fondo. La gente solía mirar hacia delante siempre. 

¿Quieres vigilarme? ¿O que te vigile yo a ti?- se inclinó de nuevo hacia ti, divirtiéndose un tanto con la situación- Las palabras solo están bien dichas cuando se piensa en ellas, deja de escupirlas. Tómate algo para pensar, y no intentes excusarte, no me tienes que demostrar nada. Una imagen o un gesto vale más que mil palabras.

Dos personas se bajaron en la siguiente planta. Solo quedabais cinco. Dos mujeres de mediana edad, una parecía algo enfadada, llevaba una bolsa con comida en la mano. Vestía bien, olía bien, y tenía ese mentón alzado de quien tiene muy clara su estima. La otra, parecía cansada, tenía el pelo recogido en un moño, ojeras de no haber dormido en un tiempo. También un hombre, Joven, que apenas te había mirado un segundo. Se fijaba en la mujer altiva, de vez en cuando. No era especialmente guapo, pero tenía su aquel, el aquel de un recién licenciado que se iba a comer el mundo. 

 Primero se sonrojó, más que nada porque la había pillado, pero luego le lanzó una mirada un poco retadora, en plan, ¿qué pasa? Pero más en plan broma que otra cosa.

¿Qué me vigiles tú a mi? Hablaba bajito como si yo necesitara que me vigilaran era él quien la había ¿matado?, no, no creía que fuera eso, aunque la sensación...pero, aunque no sabía el motivo, estaba convencida de que no quería hacerle daño, o quería convencerse de que estaba convencida de que no le haría daño... mejor no contar las veces que se había equivocado, ¿para qué? ¿para acojonarse un poco más?

Bufó medio resignada ¿qué me tome algo para pensar? ¿Acaso conoce una droga mágica para eso? No quiero demostrarte nada mintió, un poco solo, y se dedicó a mirar a los que iban quedando en un intento de no parecer más idiota.

De las dos mujeres, la de aspecto enfadado le cayó mal de manera automática. Tampoco ella prestó demasiada atención al joven, pero no pudo evitar que le estaría sucediendo a la más desaliñada, en realidad, le recordó un poco a su madre, en los días malos, en los que pasaban demasiado tiempo en una habitación de hospital, y no pudo evitarse sentirse culpable.

Suspiró.

Sabes que no comprendo del todo la mitad de lo que hablas¿verdad?

Se sinceró. Iba a necesitar un batido... pero no de chocolate.

Podría decirte lo mismo ¿Que me vigiles tu a mi?- había cogido tus palabras y retorcido hasta darte con ellas. Sonrió tras mirarte las mejillas y volvió al mismo rostro sereno y serio que le daban un aire mas adulto. Tampoco es que pensaras que llegase ni de broma a la treintena. 

No tienes que entenderlo ahora. Dime, cuando alguien te habla de un tema que desconoces ¿Puedes hablar o entenderlo con soltura?- Te miró de reojo- No, no puedes. Es así de simple. Se aprende, se avanza, se aprende se avanza...- Las dos mujeres salieron y solo se quedó el hombre, que ahora le prestaba más atención a Hilv. 

Una tenue sonrisa, una mirada de reojo, vislumbrando que la presa era igualmente apetecible y cuando te quisiste darte cuenta ya había ignorado el chico del observatorio e iba a abrir la boca.

Buenas no-no terminó la frase cuando miró al chico y se encontró con algo que no le gustaba, pero que no podías mirar- ches- se giró de nuevo mirando a la puerta y en el siguiente nivel se bajó. Tu acompañante no tenía ninguna mirada extraña ni gesto violento, solo estaba serio. Seguía serio. 

Apenas diez segundos mas tarde las puertas se abrieron en vuestra planta. 

Pufff fue toda la respuesta que el chico obtuvo sobre el tema de la vigilancia, todo el mundo sabía que no se podía contestar a una pregunta con otra pregunta, y mucho menos la misma, !era infantil! Y demostraba falta de argumentación...

Pero sus siguientes palabras estaban totalmente cargadas de lógica cuando tienes razón, la tienes no iba a negarlo, era imposible comprender algo bien sin conocerlo, de eso no cabía duda, y la historia de Hilv era un maldito aprendizaje constante, pero, ¿acaso no era así la de todo el mundo? Se aprende... si, pero a veces cuesta...tanto aprender como enseñar le dedicó una sonrisa torcida, no sabía si quería más profesores... tampoco tenía ni idea de lo que pretendía el chico sin nombre.

La verdad es que no le estaba prestando ahora mucha atención al “recién licenciado”, pero se percató de que algo raro había sucedido.

Frunció el ceño y salió del ascensor...

Bueno, pues empieza a explicarme que le has hecho a ese tipo lo dijo también seria tenía pinta de capullín creído, pero también de los que no se deja amilanar por otro a ver si ahora resulta que el rarito también tiene una especie de celos absurdos...tal vez no haya sido una buena idea acompañarlo... la vocecita era molesta, si le hiciera caso más a menudo...

No le he hecho nada, solo le he mirado cuando te iba a hablar. Sabes, el estar serio tiene sus cosas, muchas veces no hacen falta palabras para conseguir nada- te miró de reojo saliendo a tu lado.- basicamente, si yo estoy a tu lado, el es consciente si se ha fijado de que hemos entrado juntos y estábamos hablando. Sabe eso, así que, me mirará a mi, que por alguna razón evolutiva parece que somos los mas subnormales del reino animal- sonrió ligeramente- para ver si puede hablarte. 

Pero- se adelantó- se le olvidó esa parte, y te habló directamente, así que cuando me ha visto serio, se ha dado cuenta de su error, se ha encontrado incómodo y se ha callado la boca. Es así de simple, y no es por lo que crees de machismo patriarcado y todo eso, es que tendemos a mirar a los que parecen mas iguales, en este caso, hombres, como vosotras muchas veces, que no siempre hacéis, mirando primero a la chica. 

Negó con la cabeza ante la extensa explicación sobre la situación que el chico acababa de regalarle porque si...

Eso suena a psicología barata...

Había tenido un buen día en líneas generales, el spa la había relajado, y, siendo sinceros, no estaba en su mejor momento de comprensión, pero la parte positiva era que gracias al tipo de día que había llevado, era capaz de sonreír con más facilidad y su capacidad para enfadarse estaba bajo mínimos.

Si quiero hablarle a una persona no me preocupa quien este a su lado caminaban en dirección a “El Hada Azul”, y Hilv seguía sin mirarlo directamente a los ojos, por si acaso salvo que no quiera que la persona que está a su lado se entere de lo que quiero decirle a la otra persona dejó escapar una medio sonrisa bufada...

En realidad creo que le has hecho algo y te has inventado todo ese rollo para no contármelo.

Ahora si que lo miró, un sólo instante, en la cabeza de Hilv, eso tenía mucho más sentido que la explicación del chico, y además, era le daba un aire más misterioso e interesante al muchacho.

Se ajustó la mochila con las dos asas para tener la manos libres. Se quitó la goma que sujetaba la coleta, se la colocó en los dientes para rehacerla sin tanto pelo escapando de ella debido al tiempo que había pasado tumbada en el observatorio.  

¿Creías que el quería que yo me enterase de lo que te iba a decir? Quizás una cena, una cerveza, algo que a todas luces otro hombre tendría que aprobar. Podría ser tu hermano, o tu novio. Piensa en lo que el ha podido pensar al verme serio a tu lado.- Revisó el camino, en aquel gran centro comercial, lleno de gente que iba y venía, sobretodo a esas horas. Estaba lleno de vida. 

O si quieres, si, puedo haberle hecho algo, mirado como si fuese a matarle solo por la posibilidad de que te hablase, o meterme en su cabeza hasta conseguir que dejase de fijarse en ti. Porque a fin de cuentas, estás conmigo, vienes conmigo a tomar algo. ¿No crees que si le hubiese hecho algo realmente el hecho de que tu estuvieras aquí te hace ser muy rara?- Un juego de palabras y situaciones. Habías dicho que no eras rara, y ahora indicaba que si lo que decías era cierto, con respecto a él, sin duda estarías al menos, un poco tocada del ala. 

Un grupo de chicas y chicos de tu edad estaba por allí, y te pareció ver a alguno de los amigos de Dag.

¿Una cena o una cerveza? Ni de coña, a ella nunca le pasaban esas cosas, que va, ella era de las que iba a tomarse un jodido y antojado batido de chocolate con el tío más raro que había conocido en su vida...

Mierda... a lo mejor resulta que si que eres un poco rarita... no te dejes engañar, es que el tío este está liando...

Creo que el hecho de que las hayas hecho algo no tiene nada que ver con la posibilidad de que yo sea rara o no... pufff, vaya tela no, en serio, intentas confundirme, puede que ese tío pensara que eres mi novio o mi hermano, pero si lo hubiera pensado no habría intentado hablarme, ni siquiera de primeras eso tenía lógica, no lo que le estaba intentando hacer creer el chico.

Esquivó a un par de personas que iban hablando por el móvil y que no se fijaban por donde pasaban y no se porqué tanta preocupación por afirmar que soy rara, que pasa, ¿qué te preocupa que te vean con gente normal o qué? No pudo evitar que una sonrisa escapara de sus labios ¿acaso tienes una reputación de tío raro que mantener? A muchos les iba ese rollo ¿no? Suponía que si...

No tuvo ningún problema en saludar a los amigos de Dag si cruzaban la mirada con ella, es más, buscó activamente al muchacho rubio por si se encontraba por allí para saludarlo.

Si, me preocupa que me vean con alguien normal, por eso me acerqué a ti- una broma, sutil porque no sonrió una mierda, aunque la sombra estaba ahí. 

Saludaste a los amigos de Dag y lo viste por allí, mirando con cara de no pillar algo a dos chicas que se estaban riendo. Llevaba un traje, y parecía hasta un hombre de verdad, nada de ir con ropa de deporte o simplemente empapado como la vez en la barbacoa. Había un pequeño grupo igual que él, que parecían celebrar algo vestidos de gala, tanto chicas como chicos. Todos muy arreglados. No como tú. 

¿los conoces? - preguntó con cierta curiosidad sin pararse por ahora, siguiendo el camino hacia la cafetería.