Partida Rol por web

Caminó hasta el centro de la sala, despacio, observando maravillada a su alrededor. No era lo que había esperado, era mucho mejor... dejó caer la mochila en el suelo, y luego se sentó, pero sólo unos segundos, pues finalmente optó por tumbarse, con la cabeza apoyada en bolsa llena casi en su totalidad de ropa.

El sitio le recordaba a su padre, si, tal vez por las acampadas veraniegas que ambos habían compartido en las claras noches. A ella, las explicaciones sobre el universo, las estrellas y demás no se le quedaban, daba lo mismo, ella se quedaba con la cercanía, la sensación de que nada malo podía pasarle mientras él estuviera allí, a su lado, y deseaba con todas fuerzas que el tiempo se parara... pero este era implacable, y ella lo odiaba con todo su ser... pero, si todo era perdurable, ¿cómo pretendía ella, una chica insignificante salida de un lugar en mitad de la nada, pretender si quiera intentarlo?

No hay nada...sólo oscuridad...la has visto... un escalofrío recorrió su renovado cuerpo no... tiene que haber algo más, creo que hay algo más, esto no puede terminar en el vacío ella tenía fe, en Dios, en algo más, y la visión de las estrellas lo reafirmaba, ¿acaso Titán no había encontrado la forma de viajar a otros mundos? Mundos donde el tiempo transcurría de forma diferente...desconocían tantas cosas.

No hay esperanza, sólo seguir hacia adelante, vivir, aprovechar tu tiempo, ya lo sabes, ya sabes quien eres...te echo de menos...solo soy un ligero parpadeo en medio de toda esta inmensidad sintió las lágrimas deslizarse con suavidad por la piel de su cara, se odiaba a si misma cuando se volvía tremendamente frágil y estúpida, pero de vez en cuando no podía evitar la asquerosa autocompasión siempre hay alguien que está peor... ese pensamiento no la consoló, de hecho hizo que se sintiera peor, mezquina por tenerlo.

A veces, su cabeza era un auténtico caos, uno que era incapaz de ordenar. 

Miró a su alrededor, era vagamente consciente de que había alguien más en la sala...

Una figura que te daba la espalda, allá por los confines de tu costado derecho. Miraba en la lejanía impuesta las estrellas con las manos en los bolsillos. Vaqueros normales, sudadera fina clara, de un grisaceo que reflejaba tenuemente algunos colores que a su vez ahora veías como lo hacían en tu piel. 

Como si se diese cuenta, o bien porque estaba cansado de mirar allá se giró hasta cruzar la mirada contigo, sin buscarla, solo como si se hubiese percatado de que estabas allí. Una sonrisa, apenas dibujada mientras miraba ahora al techo, a la cúpula de estrellas infinitas dando un paseo hasta ti- Por norma no suele venir nadie a este sitio, menos de noche- ese tipo de tono franco, agradable cortado por un leve acento sureño- tenía el pelo recogido en un moño de cualquier manera, aunque no sabías si la parte teñia era verde o azul. Demasiada poca luz. 

¿Te atrae de este sitio la soledad que da? Viene bien bajarnos de nuestro ombligo y ver que somos mas pequeños que una hormiga- Parecía divertirse en parte, aunque también observaba el cielo con nostalgia. Cierta solemnidad- ¿Alguna vez has navegado entre ellas? 

Incorporarse sobre sus propios codos fue todo lo que se movió. El spa había cumplido a la perfección y estaba relajada y perezosa, pero fue suficiente como para enmarcar al inesperado visitante, permitiéndose un tiempo de observación, que terminó cuando él se giró y ella precipitó el antebrazos a sus llorosos ojos, confiaba en la oscuridad para evitar que se vieran, solo le faltaba sentirse un poquito más gilipollas en estos instantes.

Es la primera vez que vengo confesó me habían dicho que era solitario fue un infantil reproche a su presencia, sobre todo porque le había pillado desprevenida.

Miró hacia arriba antes de añadir nada más, luego suspiró, muy bajito soy perfectamente consciente de lo insignificantes que somos en comparación giró de medio lado, apoyada en el codo, y sujetándose la cabeza con la mano para poder mirarlo mejor y mantenerse debidamente en la penumbra.

Un risa corta, seca, ante su pregunta.

Cómo si eso fuera posible...

Siguió la mirada del desconocido buscando un punto en el que perderse en mitad de aquella inmensidad.  

Una pequeña risa silenciosa que logró arrancarle un encogimiento de hombros ante el ligero reproche, no dijo nada al respecto. No parecía prestarte demasiada atención. Aquello era lo suficientemente grande como para que cada uno estuviera en el otro lado y apenas vislumbrar el reflejo del otro.

Aun con todo, se había quedado a unos cuatro metros de ti, de perfil.

Su mirada se desvió con rapidez a la tuya cuando respondiste de esa forma, y viste el reflejo de algunas luces que parecieron fantasmales en sus ojos. Sabías que solo era un efecto blanquecino por la luz, o algo así, como con los gatos y la oscuridad.

Unos largos segundos en silencio, suave y calmo, pero ansioso a su vez, hasta que con un ladeamiento de cabeza y una sonrisa ligera, miró al techo estrellado.- si tu lo dices...

Este tipo es poco raro...claro que el que esté libre de pecado, tire la primera piedra...

No podía negar que, por una parte, le daba mal rollo, pero por otra, era cuanto menos curiosa la forma que tenía de mirar al cosmos reflejado.

Yo digo muchas cosas la chica volvió a variar su postura, la cabeza de nuevo sobre la mochila, aunque esta vez puso las manos entre ambas, bocarriba la mayoría son tonterías sonrió para si misma, en realidad le gustaba sentirlo así pero oye, a veces tengo mis momentos se fijo en una estrella brillante que parecía moverse un poco más rápido que las que tenía a su alrededor.

Tú, en cambio, has empezado hablando bien le había agradado ese acento, no lo escuchaba muy a menudo luego has empezado a ponerte un poco... filosófico había un poco de jocosidad en el tono de Hilv ya sabes, en plan tío misterioso que viene al observatorio para estar solo y reflexionar sobre la vida conocía bien esa necesidad, sin ir mas lejos, ella también estaba allí, pero esas cosas a veces se le olvidaban.

Al menos había conseguido que saliera del estado autocompasivo, y eso ya tenía su mérito. 

¿Para que vienes entonces al observatorio? Para la intimidad está tu casa- miró a los lados con discreción- este sitio no tiene funciones solo de enseñar, si no de atraer a los pocos que se dan cuenta de la misma inmensidad, eso y hundirse un poco en la miseria. Es un lugar donde ponerse triste si estás demasiado tiempo. Porque cuando estás un largo rato aquí, puedes escuchar la canción de las estrellas. 

Ladeo un poco el rostro sin perder de vista ahora una parte que quedaba a tus pies, sin sacar las manos de los bolsillos- y es la nada mas absoluta.- Se perdió por unos instantes- es tu turno de quedarte sola, no quiero molestarte. Un placer- volvió a este mundo y se despidió con un gesto de cabeza antes de alejarse lo suficiente como para que no pudiese ser una molestia. 

Vengo por prescripción médica, mi psicóloga me recomendó que visitara este sitio contestó la verdad aunque siendo sincera, no tengo muy claro que es lo que tengo que hacer aquí no se movió de su posición, escuchaba al chico, pero no terminaba de comprender del todo lo que decía, si textualmente, pero sus palabras parecían tener un contenido oculto que no terminaba de encajar por ningún lado.

¿La nada más absoluta? ¿Hundirse en la miseria? ¿La canción de las estrellas? ¿En serio? ¿De dónde han sacado a este tío?

No he dicho que me molestarás

Ni siquiera había sido su intención dejarlo caer, pero bueno, si lo había interpretado así, poco podía hacer al respecto. Se incorporó de nuevo para poder ver el sitio al que el chico había estado mirando hacía un momento, con la esperanza de ver algo que la hiciera comprender un poco más, hasta terminar sentada, con las piernas dobladas y las manos agarrando la punta de sus pies.

Es sólo que no termino de comprender bien lo que dices le daba igual lo que pensara, Hilv prefería ser sincera casi siempre. 

Subiste un poco el tono de voz, no realmente porque fuese demasiado necesario, si no por costumbre. Cuando alguien se aleja, el ser humano opta por subir gradualmente el tono. El chico se giró con la última frase, se te quedó mirando unos segundos y suspiró mirando al suelo.

Se acercó de nuevo y se sentó a tu lado, con las piernas cruzadas bajo el mismo, las manos reposando en las rodillas y la espalda algo curvada hacia delante- Es algo que aprendes cuando estás aquí más tiempo- Explicó mirandote a los ojos- y con aquí me refiero al observatorio.- Ahora miró momentaneamente al techo- Si tu psicóloga te lo ha dicho es porque piensa que o una de dos, o necesitas deprimirte o igual el brillo de las estrellas te alce- empezó a sonar condescendiente a propósito- y te anime a seguir tus sueños, porque ¿no le pedimos deseos a las estrellas?. El gesto reflejado en su rostro daba a entender que no le hacía demasiado gracia aquello, que le parecía una broma, algo estúpido y vano. 

Es un buen sitio para tener silencio, es el lugar mas silencioso de todo el complejo creo- frunció el ceño ligeramente- salvo algunos templos de la zona olvidada. Pero en contra, tiene muchas mas cosas que todas las salas de TITAN porque aunque sean imágenes lo que vemos, existen de verdad. ¿A que es raro estar en mitad de un sitio lleno, abarrotado de cosas pero a la vez exista el mas puro silencio? - esperó unos segundos a tu respuesta- Es como cuando alguien se siente solo en mitad de un gran grupo de gente, o de amigos. 

Primero se va y ahora se sienta en plan sabio...tampoco le he dicho que quisiera que se pusiera en ese plan...

Dejó escapar una risa corta de nuevo dudo mucho que Meredith quisiera que me deprimiera dudaba que algún psicólogo lo quisiera y ya te digo yo que pedir deseos a las estrellas no funciona, lo he intentado muchas veces cuando era una cría recordaba los estrellados cielos de verano en Wrangell, recordaba haber llorado, haber reído y haber deseado bajo ellos en general, te diría que pedir deseos no suele funcionar el regusto amargo que desprendieron sus palabras no casaba mal con el gesto que reflejó el rostro del chico.

Si, es un poco raro concedió el silencio total es muy raro, ni cuando acampaba en el bosque cuando era pequeña existía, siempre había sonidos de animales, o el viento... el silencio del espacio era algo sobre lo que nunca había reflexionado, pero ella conocía otros lugares donde ese silencio era abrumador... o como cuando se muere aportó su propia analogía, un poco más siniestra, pero no le importó, no se sentía incómoda a pesar de lo extraño de la situación, pero corría el riesgo de ponerse demasiado deprimente.

Se cogió una de las mangas de su camiseta, estirando de ella hasta que la cubrió toda la mano, limpiándose la parte izquierda de la cara, para luego apoya la cabeza en la palma, sobre el tejido, ligeramente ladeada.

¿Qué es eso de los templos de la zona olvidada?

Le había llamado la atención.

¿Te has muerto alguna vez?- si había cierta curiosidad en esa pregunta, pero estaba rodeada de respeto, uno que quizás no casaba con vuestras edades. De todas formas el chico parecía de estos que se quedaban hasta altas horas leyendo cualquier cosa complicada, al menos, esa impresión daba por el tipo de comentarios que hacía a veces.

Hay dos plantas de templos a religiones, en una están las mas conocidas, y en otra...en otra están las olvidadas, las antiguas, las que ya nadie visita. Es un cementerio de dioses, y suele haber muy poca gente realmente. Es un buen sitio para dar una vuelta, si quieres estar solo. Y hay construcciones interesantes, así como otras que dan miedo...- Había visto el gesto de tu mano, estabas segura, pero no parecía importarle. 

Sin duda, tengo que ir a esa zona de templos...

Esa zona suena perfecta para alguien que está en el observatorio a estas horas de la noche...

Sonrió.

La descripción que el chico había hecho sobre ellos captó su intención de inmediato, el cementerio de los dioses... a pesar de su catolicismo, siempre había sentido curiosidad por las respuestas que ofrecían otras religiones, y le fascinaba a la vez que aterraba el concepto de la muerte de un Dios. Claro que eran ese tipo de cosas que no podía discutir con su madre, ni tampoco con nadie en Wrangell, ni siquiera con Becky, a ella esas cosas le preocupaban bastante poco.

Dos veces, pero solo recuerdo una a diferencia de él, ella no se mostraba tan respetuosa con el asunto, banalizarlo era una forma que tenía de enfrentarse al oscuro recuerdo, de mantener la calma ante la inevitable rememorización del dolor sufrido no había nada, al menos al principio intentó sonar despreocupada, pero su mandíbula se tensó y la mano que sostenía la cabeza tembló ligeramente.

¿Eso es una invitación?- Le salió del alma, ella lo pudo ver. Seguramente sería una broma, o una frase dicha a lo rápido más negó cuando comentó lo de las dos veces que había muerto

 Y de la que te acuerdas, o viste una luz o...la nada mas absoluta, una de esas que describen los niños tras una pesadilla demasiado horrible como para acordarse- Tomó aire estirando la espalda, arqueandola hacia atrás hasta quedarse apoyado en las dos manos que había apoyado tras él, con las palmas pegadas al suelo.- Soy piloto, me gusta volar, siempre ha sido mi sueño. El problema es que nadie te dice que la gente suele morir bastante y que los accidentes en cazas son mas comunes de lo que se piensa- te miró de soslayo- vengo aquí, porque me recuerda la sensación de estar arriba, perdido entre la oscuridad.- Había dejado de lado la solemnidad. 

Hecho de menos mi hogar...

¿No has dicho que es un lugar perfecto para dar una vuelta si alguien quiere estar solo? Esas habían sido sus palabras más o menos exactas ¿crees que alguien que está sola en mitad de la noche en el observatorio es de las que invita a otras personas a ir a dar una vuelta? Sonrío con aire travieso, divertida a pesar de todo. Por una parte el hecho de que él pensara que era una invitación y lo dijera era porque probablemente aceptaría, le agradó, pero por otra, apenas había intercambiado unas palabras con él.

No aclaró si era una invitación o no.

Suspiró al volver al tema de su muerte no recuerdo ninguna luz, sólo recuerdo oscuridad, vacío, pero, ¿sabes? Tampoco recuerdo que hubiera dolor, y eso, en parte, era un alivio a veces, la nada podía ser mejor que la existencia de algo.

¿Por qué le estas contando todo eso?

Si tu sueño era volar y eres piloto, significa que lo has cumplido sonrío con una sinceridad que le sorprendió enhorabuena y bajó los brazos, que colocó sobre sus muslos y al final, todos morimos, pero muy pocos haciendo lo que adoran Hilv poseía una parte de si misma que la hacía ser positiva por naturaleza a pesar de todo y a veces, perderse es la única manera de encontrarse o eso decían, aunque el encogimiento de hombros dejaba en duda que estuviera de acuerdo con eso.

Yo también, y ¿sabes? Miedo me daría no hacerlo.

No le preguntó de donde era, no quería saberlo, era raro.  

Se quedó en silencio mirandote mientras le rebatías su pregunta- si..es cierto- una sonrisa efímera antes de dejarse caer con cuidado para acabar tumbado con los brazos doblados, dejando sus manos en la cabeza y los codos hacia afuera. Estiró las piernas y dobló la diestra para apoyar encima la contraria.  

Si vas, ten cuidado con las advertencias, están para algo. Hay templos que los niños o personas que no estén un poco mas preparadas deben de ir. Hay avisos pero claro, muchos pasan de ellos. Sobretodo los del camino rojo.- Ya había dado por supuesto que no era una invitación. 

No, no hay dolor, ni hay otras cosas. La verdad es que el hecho de preferir eso a lo que podamos sentir ¿No es un poco estúpido? Nacemos para vivir, pero esa oscuridad bien podría ser la misma sensación cuando estamos en el interior de nuestras madres. No se, te hace pensar en cosas que no suelen venir a la cabeza de normal.- Aun te podía ver de perfil, tu enhorabuena arrancó una sonrisa inexpresiva.

Significaría que no es importante para nosotros de alguna forma.-Si bien no fue parco o seco en palabras, quizás aquella frase era una final para seguir escuchando la inmensa nada. 

¿Un poco estúpido?

Cambió su postura tan rápido como un resorte, giró su cuerpo, una parte, las piernas, una estirada hacia atrás y la otra doblada, casi sobre su rodilla, mientras su rostro se enfrentada directamente al del chico, y las dos manos apoyadas en el suelo con el cuerpo inclinado hacia adelante, de una forma un poco felina acostada en sus cuartos traseros.

¿Has sentido alguna vez tanto dolor que lo único en lo que puedes pensar es que pare sin importar las consecuencias de lo que eso signifique? Le tembló la voz, los recuerdos seguían ahí, seguirían ahí para siempre me encanta vivir, adoro sentirlo todo a mi alrededor sabía que estaba enfadándose y este sitio... no miró al techo, seguía mirándolo a él me hace pensar en cosas tristes, si, pero, sinceramente, no lo necesito para tener esos pensamientos su tono de voz descendió llegado a este punto.

¿Por qué te gusta pensar en esas cosas? Lo interrogó con un ansía que la sorprendió ¿Qué es lo que esperar encontrar en esos pensamientos? Se sintió estúpida haciendo esas preguntas a un desconocido yo los odio, odio tenerlos escupió esas últimas palabras apartando la mirada, que se quedó en el suelo. 

¿Que esperas sacar tu de estas preguntas que me estás haciendo?- Una respuesta relámpago. La miró a los ojos, siendo los de él por la iluminación un par de pozos negros que no querían a bien recoger ni una décima parte del brillo de esas estrellas.- Yo espero verme, no se que esperas tu mirando este cielo estrellado tan vacío y plano, tan falso- torció la boca con desaprobación mientras se alzaba un poco para encararla como ella había hecho. Se acercó lo suficiente como para que ella notara el aliento de el sobre el rostro- lo que vemos es solo un espejismo, no se acerca ni la mitad a lo que debería...- había cierta fascinación en sus palabras. 

La gente que ha muerto. Eh- le llamó cuando bajó ella la vista, con cierta tensión- puede ver las cosas de otra manera, ven cosas que los otros no. Es así de simple. ¿Odias tener esos pensamientos? Igual es porque aun tienes el velo de los demás encima de tus ojos. Tu, que dices que has muerto, que has visto la nada- el tono se relajó hasta ser un arrullo- deberías de ser su amiga, para comprender a donde puede llevarte- pasó la mirada a la punta de tu nariz, luego al mentón y por último al suelo antes de alzarse hasta el flequillo- hueles a chocolate.

No se esperaba esa reacción, no esperaba tenerlo así de cerca, ni tampoco creer al pie de la letra que lo que decía sobre el cielo estrellado...no esperaba sacar nada de sus preguntas, tal vez sólo evitar que se las hiciera ella misma...

Levantó la mirada, desafiante al sentirse interpelada, como siempre hacia, pero se dio cuenta de que no era un desafío lo que él buscaba, ni lo que ella deseaba yo no veo las cosas de otra manera, y si, he visto la nada, y porque la he visto, no quiero hacerme amiga de ella, no puede llevarte a ningún lado quería sonar fuerte, segura de si misma, pero fue incapaz, es más, volvía a tener ganas de llorar, estaba entrando en esa montaña de emociones que a veces la abrumaba !no quería abrazar a la muerte! !no quería hacerse su amiga! Estaba segura de que no, casi, pero el chico parecía casi venerarla, a la nada, no a ella, y fue en ese instante, justo en el mismo en el que le dijo que olía a chocolate, cuando supo que algo no iba como debería, o como a ella le hubiera gustado que fuera...

¿Qué? Parpadeó y no pudo evitar echarse a reír, una risa sincera, una risa juvenil que hizo que le fallaran las fuerzas y los brazos y tuviera que tumbarse bocarriba girando un poco en el proceso ¿Qué huelo a chocolate? Volvió a reírse, no había dejado de mirarlo me hablas del espacio, de la muerte, de la nada...y de pronto ¿huelo a chocolate? Algunas lágrimas escaparon durante el proceso, ella sabía que no eran de la propia risa tus ojos, tiene el color de la nada se mordió el labio inferior, arrepentida de sus últimas palabras. 

La escuchó, hundiendo las cejas ligeramente y cuando explotó, cuando se puso a reír ladeo el rostro con media sonrisa- ¿Qué quieres? ¿no puedo hablar de esas cosas y luego decirte que hueles a chocolate?- bufó sin maldad- No he cenado- se encogió de hombros mirandola ahora con algo mas de distancia. 

El comentario de los ojos le hizo entrecerrar estos- y luego me dices a mi, que porque hablo de chocolate...- negó con lentitud- ten cuidado de mirar demasiado a la oscuridad o esta te devolverá la mirada- los abrió casi de forma cómica mientras se acercaba, otra vez. Parecía que eso de tener unas distancias no iban demasiado con él, aun así, lo hizo de lado. Se tumbó apoyado en el codo para que no le diese la impresión de que quería colocarsele encima. 

Me voy a ir a por un batido de chocolate ¿Quizás lo hemos dicho porque es lo que buscamos ahora mismo?- Una sonrisa ladina, extrañamente sincera que enmarcaba la mirada oscura ahora serena, casi parecía como alguna de esas escenas donde la cosa acaba...como acaba. Pero la sensación fue rota por una risa baja- Tranquila, me gusta el chocolate blanco, y tu, hueles a cacao.- Se retiró lentamente. 

Si, era obvio que sus palabras sobre la oscuridad de sus ojos no habían sido las más acertadas, lo sabía, pero no se podía rebobinar en el tiempo, tampoco es que se arrepintiera en exceso, no era nada exactamente malo, y las oscuridad... creía conocerla.

¿Qué dice de un batido de chocolate? Ese acercamiento, luego esa separación... y luego esa mirada... ¿lo que buscamos ahora mismo? Hilv no estaba acostumbrada a este tipo de situaciones y se sentía un poco insegura ante el chico... hasta que le hizo aquella analogía... ella era muy consciente de que no era la más guapa de las chicas, en el pueblo la consideraban mona, pero algo sosa, sin demasiada gracia, y también carecía de ese puntito sensual que, por ejemplo, su amiga Becky, sin ser ninguna belleza nada, la sacaba tanto partido. Y bueno, tampoco esperaba nada concreto de un chico que acababa de conocer, obviamente no, Hilv no creía en esas cosas, pero, de ahí a que te dijeran que no le atraías ni un poquito...no era necesario decirlo, simplemente te callas y punto. Se sentía un poco decepcionada, pero sobre todo, se sentía humillada por las formas y las palabras...

Genial se armó de fuerzas para contestar con toda la calma de la que fue capaz, la indiferencia de su rostro no fue ni mucho menos perfecta creo que en El Hada Azul los hacen muy buenos su tono fue frío tirando a glacial.

Tragó saliva ya nos veremos se dio media vuelta mientras levantaba la mano a modo de despedida, sentándose en el suelo mientras colocaba la mochila sobre sus piernas, buscando los auriculares y su móvil para ponerse algo de música.

Eso es, no te alteres, no merece la pena, no estropees todo el día del spa...

Genial. Dijo ella, con ese tono que quería enmascarar algo, algo que logró justo lo contrario. Iré allí, si. Hilv se despidió del chico, ignorandolo ahora, intentando que no le amargase el día. No podía ver la mirada de él en ella. Tampoco lo que había mas allá. 

Un toque en el hombro, uno suave, del subnormal que no se quería ir. Un ligero giro de cuello para ver que quería, para encontrarse esos ojos oscuros, sin final ni principio apenas a unos centímetros de los de ella. Eran cautivadores, al menos, por la conversación y lo que ella había pensado. Un lugar donde perderse, pero al que no quería volver. Era como la misma muerte, el mismo sentimiento que al contacto con sus dedos fríos en la mejilla de ella se fragmentaron en el olvido, y se volvieron agradables. Le pareció escuchar su nombre de fondo, mientras las yemas se deslizaban como plumas por el pómulo, apenas dejando una caricia sutil. Pero es que el mundo se había apagado. 

Aunque quizás fuese porque en ese lugar, el mundo moría. 

Solo hueles a lo que te han echado por encima, no dejes que te traten como un objeto- un susurro cargado de sentimiento ferreo, duro y tenso- hueles a mucho más, hueles a...-movió ligeramente la nariz hacia ella rozando la otra mejilla de Hilv- a maíz tostado al sol, a grillos, a risas- Y por un segundo lo notaste, exactamente como cuando dejaste de escuchar a Virmin. Estabas muerta, ni siquiera sentías tu cuerpo, solo...solo estaba esa oscuridad insondable. La misma que se ocultó cuando el cerró los ojos para robarte un beso en los labios, que bien podías evitar.