Partida Rol por web

No era la primera vez que Hilv experimentaba este estado. Cada equis tiempo necesitaba una “renovación” de sus motivaciones. No era algo de lo que ella fuera totalmente consciente, ni mucho menos, pero vivía en esa montaña rusa de estados de ánimo tan frecuente en personas con problemas similares al suyo. Era joven, y estaba sana casi la mayor parte del tiempo, esa era una gran ventaja que nunca apreciaba lo suficiente.

Sonrió a Meredith...

Espero que esas direcciones divertidas no incluyan a Virmin... le dijo con maliciosa complicidad, era cierto que ya no existía un abismo entre ellos, que el puente que habían construído parecía sólido, pero de ahí a irse de fiesta con él...

Se levantó de su silla con algún gesto de dolor, se sentía mejor, claro, que habiéndose hundido hasta el fondo, resultaba imposible ir a peor.

Gracias Meredith

Le reconoció con seriedad a la mujer que estaba al otro lado del escritorio antes de abrir la puerta y llamar a su instructor.  

Al par de horas te llegó un correo a tu tablet personal. Virmin apenas había estado veinte minutos en la sala y luego de nuevo los dos con ella, aunque eso solo duró cinco pues al viejo no parecía gustarle eso de preguntar sobre cosas personales o que para el serían personales al lado de Hilv. Tampoco era nada del otro mundo, cosas mundanas, sobre lo que tomaba para desayunar o que tipo de café le gustaba más. 

"Hola Hilv! Mira, estos cuatro sitios son geniales, me suelo pasar de vez en cuando

En la planta 47 nada más salir puedes encontrarte con un montón de templos antiguos, de estos que salen en las películas, mucha gente aprovecha que la zona está bastante vacía y es mas como un museo enorme para dar una vuelta. Ten cuidado, hay algunos especialmente aterradores!

No se si te gusta darte un capricho comprando normalmente, pero si te recomiendo un peluquero en la planta 81, la peluquería se llama Albatros, es el mejor que te puedes encontrar y super majo, cuando tengas el ánimo mal, te recomiendo que vayas, ya verás como te lo levanta a base de conversación de cualquier cosa, empieza y no para

Tenemos un observatorio, que de noche suele estar vacío siempre, es...bueno, deberías de verlo para entenderlo. Planta 57, verás que es la zonas de spa, bueno, pues pregunta por donde estará ya que no hay señalizaciones- esa era una cosa de la cual te habías dado cuenta, nunca había señalizaciones.

Y ya más para salir de fiesta, suelo ir mucho a un local llamado Hypnosis, en la 84, mola mucho y tiene un montón de maquinas de juego.

Besos! "

Se decidió por echar una tarde noche completa. Spa a última hora y luego una visita al misterioso

observatorio por la noche. Además, era algo que le apetecía hacer sola, tenía ganas de conocer un poco más de Titán, era un complejo descomunalmente grande y apenas había visto un poco de él.

Preparó una mochila con las cosas apropiadas para el Spa, bañador, bolsa de aseo, toalla y demás, y añadió al contenido comida para cenar.

Habían pasado ya casi veinte días desde el ataque y estaba prácticamente recuperada, aún le dolían un poco los dedos de las manos si se esforzaba demasiado, pero ahora ya no temblaba y caminaba con normalidad. Dentro de poco volvería a los entrenos y decidió que hacer esta pequeña excusión le vendría bien para recargar energías.

Esperaba que en el propio Spa supieran decirle la manera de llegar a ese observatorio. 

Planta 57 

Cuando el ascensor se abrió te encontraste con una recepción enorme llena de sofás de cuero color crema, donde la gente esperaba con tranquilidad su turno que se dividía en dos colas, pequeñas, que daban a la mesa donde una amable señora y un señor vestidos con ropas casuales pero de lino atendían a la gente con una paciencia mácula. 

Había dos entradas, ambas de enormes puertas de cristal ahumado que no dejaba ver que había detrás, decoradas con relieves de animales que siempre se han relacionado con la tranquilidad, o cierta parte de ella. Gansos, grullas, que miraban con desparpajo las aguas de un estanque labrado en el mismo cristal coloreado por decenas de pequeños peces que parecían habitarla. Perezosos en sus árboles, koalas anclados a sus eucaliptos que parecían dormitar en mitad de una densa selva de aspecto algodonoso y confortable. Cada puerta estaba en un extremo opuesto. 

Había un ligero olor a incienso, lavanda creíste reconocer, y el sonido del agua lejana, reposando solo rota por la caída de gotas llegaba si eras lo suficientemente perceptiva a tus oídos. 

El sitio era acorde con lo que había visto hasta ahora en Titán, porque realmente nunca antes había estado en un Spa, eran relativamente caros y no demasiado “útiles” pero ahora nadie te chapa se te gustas un poco en cosas que siempre quisiste hacer no sentía remordimientos a este respecto.

Se puso en el mostrador con menos cola, en este caso el del hombre, fijándose también en los posibles clientes.

Conforme se iba acercando, se dio cuenta de que, realmente no tenía mucha idea de que era exacatamente lo que se podía hacer en un spa.

Bueno, algo relajante y que me permita ir por la noche al observatorio. También cotilleó un poco a los demás a ver que pedían mientras echaba mano al bolsillo del pantalón para sacar el móvil y simular que consultaba alguna cosa en él.

Le agradaba el olor que le llegaba, el sonido del agua si, podrás relajarte, sino lo consigues aquí...

Cotilleaste un poco a la gente, había de todo. Y cuando hablamos de forma tan extensa es desde gente joven hasta ancianos. Se respiraba un aire de tranquilidad que rara vez habías visto. Finalmente el hombre, de mediana edad, con gesto sereno y sonrisa afable te habló con un ligero acento francés- Buenas tagdes señogita- te miró esperando alguna respuesta por tu parte, pero como había hecho con los demás, no dejó que el silencio avanzara demasiado tras aunque fuese una respuesta física.- Creo que usted es una cara nueva, nos alegra que esté aquí, disponemos de un montón de ofertas y zonas a las que puede ir. Pog favog- te tendió un folleto de algodón endurecido con algún material que desconocías. 

Si ya conoce las ofegtas me disculpo por la incomodidad del momento, es muy dificil acogdagse de todas las cagas- una suave broma, para romper el hielo que podría causar cualquier respuesta.- nuestgas salas están hechas paga el descanso y la gecomposición del cuerpo y la mente, desde solo por el mego hecho de quegeg cuidagse tomando un baño en chocolate puro hasta fisioterapias y tgatamientos para un cuerpo cansado por el ejegcicio o un dugo trabajo. De un extremo, al otgo. 

Hilv tuvo que hacer un esfuerzo por no sonreír antes las atenciones del hombre, tenía que ser un poco coñazo tener que estar aguantando con buena cara a toda la gente que venía a divertirse. Se descubrió sintiendo bastante empatía con el amable empleado, y eso que era raro que se pusiera en el lugar de los demás.

No se equivoca, es la primera vez que vengo toqueteó el folleto preguntándose de que demonios estaría hecho pues... no entendía la mitad de las palabras que venían en él ehm dudaba sin tener claro por lo que decidirse. Levantó la mirada algo nerviosa al hombre pues la verdad es que hoy dispongo de tiempo, principalmente estaría bien algo de recuperación para el cuerpo, he estado haciendo mucho ejercicio ultimamente, pero, también quisiera algo que me relajara... un poco de todo, había decidido que hoy sería una noche para ella, sin preocuparse más allá de disfrutar ¿es eso posible? Preguntó finalmente con cierto apuro.

Becky se estaría descojonando de mi por parecer “tan de Wrangell”...

Le sabía fatal que hubiera gente esperando y ella fuera incapaz de decidirse.  

Clago por supuesto, destensación de músculos y gelajación tgas ello. -Toqueteó algo en su pantalla una que no estaba a simple vista si no debajo del tope de la mesa- ¿Podgía dagme su tagjeta por favog?- Todos teníais una tarjeta de dinero en TITAN, servía tanto para comprar como para...este tipo de cosas- Desea lo básico o algo más...¿intenso?- no hubo malicia alguna, solo quizás una sonrisa un poco más pronunciada- dependiendo de lo que elija se le aplicaga uno u otro tgatamiento, también puede adquigig bonos de vagios usos para un pogcentaje de descuento. El segvicio básico se queda en 30€ totales, el intenso para musculatuga en pgofundidad 50€, con los bonos de 3 sesiones completas se le queda en 70€ o 110€. 

También- habló de nuevo al verte un poco indecisa-podgía probag una sesión especial, consistente en un pgoducto que le guste, té vegde, chocolate, vino, pegla pulvegizada, caviag, miel...todo lo hacemos aquí mismo por lo que los costes son muy infegioges a lo que podgía encontgag fuega y siempge quedan muy gelajados los que lo eligen. No es paga musculatuga pgofunda- advirtió- si no paga la consonancia del cuegpo y la mente en un momento único donde se sentigá totalmente a salvaguagda. Solo por 100€

No tenía ni idea de que había tantas opciones... respondió casi con consternación, se sentía bastante idiota probaré el intenso, una sesión le dijo mientras le tendía la tarjeta, no era demasiado gastosa, y pasaba un porcentaje de su sueldo a sus padres, pero podía permitirse estos gastos de cuando en cuando.

Madura un poco Hilv...

y también probaré la sesión especial a veces le resultaba demasiado fácil dejarse arrastrar a hacer cosas nuevas, sobre todo cuando estaba sola y no había nadie que pudiera juzgarla por ello con chocolate se permitió una sonrisa, la verdad es que lo que la había seducido de aquella propuesta era la promesa de que que alcanzaría un momento donde se sentiría totalmente a salvaguarda...

Lo dudo mucho, pero por probar...

El hombre tardó poco en darte lo que querías indicándote con toda la amabilidad del mundo que ahora tendrías que traspasar las puertas que habías visto antes, que daban a la entrada del lugar, de allí a los vestuarios y que cuando estuvieses lista solo entraras por las puertas principales. Tu habitación para el tratamiento especial era la 12. Te tendió una llave de madera oscura, nada práctica creías, mas de decoración o para una puerta realmente sencilla. Para el especial de chocolate te advirtió de que puede que tuvieses que esperar unos quince minutos tras la primera sesión, porque tendrían que prepararlo en el momento. Para esa, la llave era de cristal, pero uno duro, denso. No parecía romperse. Rezaba el número 7. 

Con tus cosas accediste a la entrada un lugar con varias máquinas para comprar cosas de beber o comer, funcionaban solo con fichas, unas que podías comprarle por lo que venía avisado a la muchacha que estaba en una mesita recatada en una de las esquinas. Te sonrió con amabilidad. No solo tenían bollería y cosas guarras si no que había selección de  tés, frutas, ensaladas y hasta hamburguesas que no parecían de plástico, bebidas chinas, dulces franceses, pescado envuelto en coles...un montón de comida.

Dos puertas, una que daba a la "Cafetería" y otra que daba a los "vestuarios"

Los vestuarios estaban divididos en tres modalidades. Mujeres, hombres y mixtos. Sea cual sea el que elegiste mas o menos todos pensabas tendrían la misma disposición. Zonas amplias con taquillas, cada una con un albornoz y una toalla de pelo mientras la gente iba y venía, los que se iban solían parecer la mar de relajados. La zona de las duchas estaba mas escondida, y escuchabas el cacareo de dos mujeres* hablando sobre una cena que tenían el sábado siguiente. No sabían si ir a conjunto o ponerse cada una algo diferente. Una madre con un niño de apenas tres años entró con este de la mano, ambos con bañadores. La madre sentó al retaco en uno de los bancos de madera y tu ya lo veías medio dormido, acabando por dormirse medio tumbado mientras la madre se cambiaba sin perderle ojo. Si la miraste te sonreiría en silencio antes de ocuparse del niño, el cual secó, aplicó crema y cambió de ropa mientras permanecía todo el rato durmiendo, chupandose ahora el dedo. 

Cuando estuviste lista pasaste a la siguiente sala, que era la del spa propiamente dicha. La sala se ampliaba hasta donde se perdía la vista, con un techo alto decorado con cúpulas de cristal que dejaban entrar la falsa del luz del sol cubierta por capas, que no llegaría nunca a ser molesta. Cada cúpula, ornamentada con metales de diferentes colores, y formas.

Había una roja que parecía tener solo animales, leones, dragones, osos enormes enfrentados contra criaturas mágicas en una batalla sin principio ni final, bailando como si fuese un desliz de la creación del mismo Marte pero para niños ya que su ferocidad era bastante baja.

Otra verde, donde flores de mil formas se comían el propio cristal, buscando lo que era suyo, la vida que arrasa con todo por su paso. En este caso, era un bosque floral caótico y floreciente, donde uno podía perderse observando las delicadas formas de los pétalos tallados en el metal bruñido y envejecido.

La azul, destinada al mar, barcos, krakens, olas inmensas que arrancan a la tierra su razón de ser. Todo en el mas absoluto equilibrio donde ninguna linea sobresalía mas que las demás. Un capitan, alzado sobre la proa, oteaba la lejana tormenta de fuerza inimaginable por el ojo humano.

Una marrón, donde las viejas pirámides bordeadas por los soles y las efigies de seres antiguos eran lamidas por una tormenta de arena que ocultaba las casas de los demás, dejando un camino donde las patas de los camellos eran la única guía buscando un oasis seco borracho de pena.

Blanca, donde miles de soplos del aire mas delicado movía los hilos de sedas exoticas de colores claros, envolviendo los caminos del ser humano, guiando el vuelo de las aves que viajan en grupo por el cielo donde los colores no entendían de la medida humana. Miles de plumas pujaban por la atención de las doncellas que estaban suspendidas en el aire, observando las lineas que delimitaban el movimiento de las nubes.

Había gente, si, pero el lugar se quedaba vacío, majestuosamente olvidado mientras el aire era impregnado con el olor de algunos aceites, ligero, siendo reciclado cada poco para mantener un frescor agradable. 

Aquel lugar tenía varias plantas, tres que solo eran bordes que se asomaban a tan enorme lugar con diferentes puertas. Era absurdamente amplio, ni con toda la gente del complejo ahí metida se llenaría. Eso le confería la ilusión de un lugar tranquilo sin duda. Había pequeños letreros que señalizaban las habitaciones y como llegar hasta ellos, cada uno correspondía a un material. La de madera, era la marrón. La de cristal la blanca. La primera estaba en la planta baja, apenas rodeando una cuarta parte de aquel lugar. Tras un breve pasillo con cuatro puertas ahí estaba. La número 12.

El lugar era excesivo, como prácticamente todo lo que había en Titán, especialmente en lo referente al ocio. La variedad de comida exhibida en aquellas máquinas era mayor que la suma de platos diferentes que podían ofrecer todos los restaurante y cafetería de Wrangell. Ahora mismo no tenia hambre, pero sin duda sería un buen lugar donde aprovisionarse antes de ir en buscar del observatorio.

Eligió el vestuario de mujeres y ocupó una de las taquillas que hacía esquina, de la más alejadas de la puerta. Dejó la bolsa sobre el banco y sacó de ella un sencillo bañador azul oscuro de una pieza, este lo había traído de casa, unas chanclas de dedo del mismo tono que dejó en el suelo y un gorro de natación blanco. Observó al crío y las atenciones que le eran dedicadas, devolviendo la sonrisa a la, sin duda, orgullosa madre, y no pudo evitar recordar a la suya, preguntándose si ella también la había mirado con aquella ternura. Estaba segura de que si, y eso hizo que su sonrisa se ampliara, aunque giró la cabeza para que quedara únicamente para ella.Se quitó la ropa que llevaba con calma, y, tras ponerse el bañador, la colocó cuidadosamente en la taquilla, junto con los zapatos y la bolsa, dejando allí hasta el móvil momento de relax es momento de relax, Se puso entonces el albornoz y las chanclas para salir de los vestuarios en busca de la misteriosa puerta número doce con cada una de las llaves que le había sido entregada en los bolsillos del mismo, junto con el gorro.

Se quedó visiblemente impresionada cuando cruzó la puerta que daba acceso al spa. Ya no debería sorprenderse, pero aún así, le resultaba inevitable hacerlo, y se tomó un buen rato en observar las cúpulas con detenimiento, deteniéndose especialmente en la de color verde y en la de color azul, fascinada por la cantidad de detalles que se veía en ellas. Desde luego Titán era algo único en la historia de la humanidad, y no sólo por el tema de los saltos... y tú estás aquí Hilv, en medio de todo esto, no exactamente en medio, pero al menos si formando parte de ello, si Becky pudiera ver todo esto seguro que fliparia todavía más que yo Wrangell era un lugar naturalmente precioso, Titán era un lugar artificialmente hermoso.

Cuando se sintió satisfecha, buscó la puerta número doce, y al llegar a ella, introdujo la extraña llave en la cerradura y la giró para a continuación, entrar en la sala.  

Abriste la puerta y te encontraste con una pequeña habitación algo oscura, y una camilla junto con el olor del incienso. Había una muchacha bajita, rubia, joven de apenas más edad que tu, con una coleta alta y un uniforme verde que parecía muy cómodo- Buenas noches, por favor, me retiraré de la sala ahora- miró hacía otra puerta secundaria.- Cuando esté lista, se haya quitado la ropa de donde deseé el masaje, túmbese primero bocabajo, puede darle al botón que hay debajo de la camilla al lado derecho, entraré en un minuto desde que lo pulse. 

La muchacha se fue por esa puerta, apenas abriendo un resquicio, aun así parecía que iba a otro lugar que no era el general del gentío. La música de fondo, apenas perceptible, los colores suaves, el oscuro, la mullida camilla...daban ganas de dormirte. Como un reloj, al minuto estuvo allí cuando tocaste el botón y venía con unos paños calientes- primero le colocaré en algunas zonas paños calientes- apenas un hilo de voz- para que se vaya relajando la musculatura. Notará bastante calor, pero no debería de quemarle- puso una toalla en las zonas primero- si lo hace, avíseme, no todo el mundo tiene las terminaciones nerviosas iguales. 

Tras el calor asfixiante y relajante del primer paso vino el masaje, primero por encima, luego profundo, que incluso creías que la chica se iba a romper las muñecas de las torsiones que hacía. No sabías que tuvieras tanta grasa, porque parecía que lo atrapaba todo. Un par de veces agarró músculos, y ahí si que dolió, bastante, pero siempre lo avisaba con algo de antelación*

Saludó con cordilidad a la masajista Hola, soy Hilv se presentó ante la chica, que se comportó con exquisita educación, demasiada tal vez para lo que estaba acostumbrada Hilv, pero pronto se olvidó, empezaba a adorar aquel sitio, la tranquilidad que él se respiraba la estaba conquistando a pasos agigantados.

La chica cogió de una de esas toallas pequeñas que se usaban para cubrir partes del cuerpo en este tipo de situaciones, o al menos así lo había visto en las pelis. Se bajó el bañador, pero sólo para convertirlo en la parte baja de un bikini tras enrollarlo un poco sobre si mismo.

Se tumbó bocabajo y cuando le puso los paños, estuvo muy cerca de quedarse dormida, pero los movimientos de la chica, le recordaron que había músculos de su cuerpo que estaban más cargados de lo que era apropiado para el fuerte entrenamiento. Espalda, piernas, brazos, hombros, pies... sin duda la joven sabía lo que hacía. Llegado el momento, se puso bocarriba, con un poco de ayuda de la joven gracias le dijo colocándose la pequeña toalla que había cogido con anterioridad sobre el pecho, esbozando una sonrisa un poco vorgonzosa, en esa postura la parte delantera de los hombros, los brazos y los músculos delanteros de las piernas y estómago serían tratados del mismo modo, después de todo buscaba no sólo relajación, sino un poco de tratamiento que le ayudara a no tener lesiones.

Ten cuidado con los codos y los tobillos pidió con amabilidad, casi pidiendo perdón por tener que decírselo, seguramente la chica había visto las cicatrices y se habría hecho a la idea de que tenía que ir con más tacto pero tampoco demasiado light, llevo unos días en los que me cuesta recuperarme de los esfuerzos ya le había dicho Virmin que bajara un poco, y sorprendentemente, ella le había hecho caso, de nada serviría si llegaba machacada a la misión.

Al final se permitió cerrar los ojos.

Sabes que puedes hacerlo...sabes que puedes...

Se sujetaba con amabas manos a las barras paralelas, los brazos rígidos, las rodillas en el suelo. Corey la animaba, pero era lo único que hacia en el día de hoy. Cuando comenzó a incoporar su delgado cuerpo, flexionando poco a poco los codos, Hilv creyo que sus dientes, apretados con fuerza, se harían añicos mientras un grito ronco escapaba de su garganta, apenas llegó a los noventa grados, pero fue suficiente para apoyar las plantas de los pies, apenas unos instantes antes de que Corey la agarrara por las axilas aliviando el peso y el intenso dolor... los llorosos ojos de la niña buscaron la ventana de la sala de rehabilitación que daba al pasillo, pero allí no había nadie, después de dos días, había prohíbido a su padre que la observara...el dolor que veía en él multiplicaba el suyo...

Flexionamos poco a poco el brazo...

Mordió con todas sus fuerzas el cacharrito que le habían dado para tal efecto mientras ahogaba un grito.

Abrió los ojos de golpe, levantando la cabeza, cuando la masajista dobló su brazo dando un grito. Pero ella no le había hecho ningún daño, parpadeó lo siento se disculpó todo bien... creo que me he quedado un poco dormida flexionó su brazo y se lo tendió de nuevo a la joven rubia lo siento, no me duele, tranquila casi se lo decía más para ella misma.  

Observatorio 

Esos rasgos de luz, esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores,
aquello viven, si se duelen dellas.

Flores nocturnas son; aunque tan bellas,
efímeras padecen sus ardores;
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.

De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.

¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o qué mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere?

^{-Calderón de la Barca-}

No era un espacio con asientos, no había nadie en sus interiores cuando entraste. Estaba la gran sala circular, adornada solo por la oscuridad y las pequeñas luces de ínfimos y ilimitados colores de su cúpula, que aun con lentitud iba variando pues el cielo estaba en movimiento. Lento como un caracol, pero inagotable como el universo mismo. 

El silencio era reseñable, ni un zumbido, ni una vibración. Y solo tu, con ese maremagnum de imágenes que parecían querer devorarte o llevarte a un lugar que desconocías por completo. Allí arriba, y a tus lados, las pequeñas estrellas te llamaban en ínfimos y grandes grupos, ovaladas facciones, intensos, débiles, irisados colores que quizás ni siquiera habías conocido hasta ahora. Pues tus ojos eran jóvenes, y no habías descubierto demasiado del mundo donde vivías.

La sensación era tan abrumadora, que costaba acostumbrarse a estar en medio de aquel lugar tan vacío, pero tan lleno a la vez. ¿Tendría razón tu padre? ¿Muchas de esas estrellas ya estarían muertas? La luz llegaba aun ahora a vosotros. Era como el recuerdo de una persona querida o que había sido reconocida, su nombre, su fuerza sería recordada...al menos durante un tiempo. Pero...¿Que quedaba después? Nada. Tras un tiempo, nuestros nombres desaparecerían, marcados solo en un ataud a los pies de alguna colina si tenías dinero, o simplemente emparedado entre las paredes de cemento rodeada de muertos que nunca conociste. 

Era un lugar donde los pensamientos tristes salían de forma natural, pero a su vez, por la belleza del entorno, no querías irte. Era como una droga, que sabes que no deberías de consumir, pero ahí estás. Mirando al cielo preguntándote si realmente era el mismo cielo que el de tu hogar. El baño de chocolate te había sentado de maravilla, el cuerpo estaba totalmente relajado, y la mente...bueno, era como una balsa encima de una capa de aceite. 

La puerta se abrió, no sabes cuando, no le prestaste demasiada atención, pero había alguien mas contigo. Otra persona que querría perderse entre la inmensidad del firmamento.