Partida Rol por web

Titan. Sala de terapia, zona médica. Hace dos años. Mañana temprana.  

No solo tu sabías que te hacía la falta, si no que tus superiores lo habían notado a tu vuelta. Ser usado como asesino requería de habilidades no solo físicas si no mentales y un gran aguante personal para no ir perdiendo la humanidad lentamente, o no fallar en tu misión. 

Te habían citado a primera hora de la mañana con tu terapeuta, un tal Simon Talk, del cual no habías escuchado nunca hablar. Quizás era alguien nuevo, por lo cual, cabía la posibilidad de frescura pero también de poca practica. Sea como fuere, allí estabas, sentado en esa sala blanca, de luz suave, con plantas trepadoras que recorrían la pared a donde miraba el sillón gris en en el que estabas sentado. Frente a él, otro igual, y una mesita de café en medio, donde resposaba una bandeja con café, té, agua, leche y azucar junto a dos tazas con sus platillos y cucharillas y dos vasos normales para el agua. Todo estaba perfectamente colocado, y muy limpio, aséptico si acaso. 

Buenos días - Una voz suave interrumpió tus pensamientos. Un chico, de aspecto bastante joven, pero vestido con una bata de médico hizo su aparición.-¿cómo ha dormido señor Richards? - se acercó, ofreciéndote la mano.- Mi nombre es Simon, pero puede llamarme como la plazca

Steve había estado examinando aquella foto del expediente una y otra vez. Habia devuelto el expediente, borrado los ficheros locales, pero aquella imagen, aquel rostro...

 Sabía que aquella mujer había buscado su propio fin al jugar con fuego. Pero... no dejaba de ser duro. Ella ya no existía. Tomó una vaina inyectable casi vacía que tenía al lado de su ordenador. Aun quedaban dos gotas en su interior, gotas que dejaban un residuo grisáceo en el interior. Ácido Cianhídrico. Mataba tan rápido que no daba tiempo a sentir el pinchazo. Hizo girar la vaina entre sus dedos mientras miraba aquel objeto de muerte, pensativo. Así permaneció algunos minutos. Tomó un café rápido, negro como el corazón de satanás, como sentía su propio corazón. Se dio una ducha tan caliente como pudo soportar y se puso un traje claro, algo fresco y cómodo. Elegante siempre, aunque te sientas morir. Y salio de su agujero de colmena, el pequeño hueco para solteros que Titán le había reservado, rumbo al deslizador que le llevaría a su cita. ---- Aquello era como ir a asuntos internos, se dijo. Solo que el no había hecho nada en contra de las normas. Había acatado las ordenes, al pie de la letra, sin dejar cabos sueltos. Sonrió a la enfermera que le recibió. Instintivamente, le mandó mensajes de lenguaje corporal que indicaban interes, aproximandose justo lo suficiente para no invadir su espacio personal pero para hacerla desear que que lo hiciese. Quizas. Quizas luego, al salir, decía una parte de su cerebro que siempre estaba "trabajando". La joven le hizo pasar a un cuarto que rezumaba tranquilidad. Steve se sentó en el asiento que tenía la puerta en frente. Deje profesional. Minutos más tarde llegó su terapeuta. A dios gracias, un hombre. Si hubiese sido una mujer se habría distraído demasiado. - Encantado Simón. ¿O doctor? No se, hemos visto a veces tantas sesiones de terapia en las películas que se me hace raro llamar a mi psicoterapeuta por su nombre. Steve sonrío, pero el notaba que ultimamente lo hacía de forma obligada, un tanto forzada. Llevaba días asi. - En respuesta a su pregunta doc... Simon, no he dormido muy bien. No he dormido bien desde... bueno usted sabe desde cuando. Supongo que es por lo que me encuentro aquí, ¿no? Por las consecuencias de mi trabajo.

Puede llamarme como quiera, ¿puedo tutearle Richard?- te hizo un gesto para que te sentaras. Sentándose el después que tu.

Si, se que hay cosas que le afectan y estoy aquí para primero escucharlas- se sirve un café con leche tranquilamente- por favor, tome algo si quiere, vamos a estar un tiempo largo- sonríe cruzando las piernas, apoyando la taza en la rodilla. No dijo nada más, esperó pacientemente a que empezases. 

Muy joven, pero con desparpajo, se dijo Steve.

Instintivamente le cayó bien. Era simpático y sabía cómo comunicar, eso parecía seguro. Había que ver aún si era también un buen terapeuta.

- Tutearnos será lo mejor Simón. Después de todo tenemos que establecer una relación de confianza para que esto funcione, ¿no es así?

Y no le daba ninguna pista, ningún pie, solo se sirvió un café y esperó a que Steve empezase. Bueno, en eso era distinto a los otros que habían examinado a Steve. Quizás una diferente escuela de pensamiento. O porque era la primera vez que le trataban de algo serio.

- Bueno Simón, los dos sabemos por qué estoy aquí. Nunca es fácil superar que alguien ha muerto, pero aún peor es saber que has matado. Y pensé que no lo haría, pero me ha afectado. A lo mejor es... Quiero decir, en una batalla, en un tiroteo, su metas a alguien puedes no saberlo, puedes suponer que no fuiste tú, o incluso si sabes que lo hiciste, no dejan de ser muñecos contra el fondo, meros elementos de atrezzo. Matar a alguien con quien has hablado, a quien has conocido... Creo que cometí un error en la misión. Llegue muy cerca del objetivo. Demasiado.

Tengo una pregunta que hacerte Steve- removió el café con suma tranquilidad, para darle un sorbo a continuación- ¿te enamoraste de ella?- una frase simple, mientras miraba a tu taza, como si la pregunta fuese un cualquiera "qué tal"

Es un chico muy agudo, desde luego.

Steve sonrió y suspiro con tristeza. De repente el café parecía más apetecible. Comenzó a prepararse uno mientras desenredaba sus sentimientos.

- Me lo estuve preguntando un par de días. Me decía a mi mismo, ey, a ver si por una vez resulta que alguien te ha calado hondo. Pero yo creo que no. Sólo puedo decirte eso Simón. Creo que no. En realidad, creo no haberme enamorado jamás. Mi área personal, íntima, es imposible de alcanzar, soy muy celoso de ella. Creo que solo... Quise tratarla bien, como a un ser humano, con afecto, antes de... Bueno de acabar con su vida. Quizás me di más de lo que acostumbro a hacer.

Lo que me cuentas es un ejemplo que a veces he visto en veterinarias, donde los mismos que se encargan de los perros día tras día, tienen que sujetarlos mientras los matan, crean un vínculo y se intentan decir una y otra vez que tienen que hacerlo para evitar un sufrimiento. - te mira a los ojos- es algo normal, es muy normal. ¿Es la primera vida que quitas?

Una comparación odiosa, pensó Steve, pero pronto se contuvo. No dejaba de ser aplicable si lo consideraba con racionalidad. A fin de cuentas. Pero ella, no era un perro, y los sentimientos que inspiraba no podían ser descartados sin mas como los que inspiraba un animal.

- No. No es la primera vez. Es decir, estoy casi seguro de que maté a una persona en mi primera misión. No puedo estar seguro. Escapaba con el resto del grupo al punto de extracción. Todos disparábamos. Nosotros y ellos. Y estoy seguro, casi totalmente, de que uno de mis disparos, que no son como una lluvia de confeti como cuando disparas con un subfusil, acabó en la cara de un soldado. Pero también lo pude haber imaginado. De todas formas, se trataba de un caso de defensa propia.

Dejó tiempo para que pensases lo que acababas de decir, pero de forma natural, como si el también tuviese que entenderlo.

Es la primera vez que matas por decirlo de alguna manera suave sin realmente una necesidad de hacerlo- le dio un sorbo al café, volviendo a removerlo, esta vez al contrario de las agujas del reloj. - cuéntame Steve,¿ en que más piensas desde entonces? Ya sabes que nada de lo que me digas saldrá de aquí- añade con una sonrisa tranquilizadora. 

Steve dio un pequeño sorbo de café, mientras meditaba la pregunta. Era complicada, ni el mismo sabía lo que había pensado con sinceridad. Desde hacía semanas su mente estaba dominada por la confusión.

- Pensándolo con sinceridad y tranquilidad, lo primero que pensé fue, "suficiente, lo dejo". Pero claro, luego recuerdas que Titan no tiene un programa de reducción de plantilla precisamente. Aquello fue lo que pensé en caliente. Luego pensé que quizás podía solicitar un cambio de destino, una función diferente. Pero en realidad no se hacer muchas más cosas. Y lo cierto es que lo de asesinar no es mi función principal. Fue un caso extremo. Y luego sentí rabia. Pensé, "¿porque cojones, en lugar de matarla, sencillamente la secuestramos y la traemos a este mundo? La pudimos hasta dar un trabajo". Pero luego recordé la policía de su mundo. Que son capaces de leer la mente de un muerto o localizar por psicometria a una persona. Les habría dado pistas. Demasiadas. Y las normas de Titán. Incluso si lo hubiese hecho al margen de Titan, la habría matado otro y luego me hubieran matado a mi. Entiendo que tenía que morir allí y sin saber nada más. Pero no me gusta. Pienso que tenía que haber otra manera.

Como viajar en el tiempo y evitar que aquel torpe fuese capturado en aquel mundo y que cantase todo lo cantable, se dijo.

Te viste envuelto en una nube oscura donde el pensamiento iba detrás de las emociones- asintió- muchas veces, cuando una persona mata sin querer, aunque el recuerdo puede ser algo traumático, no suele dejar excesiva marca, la huella de la supervivencia prevalece por encima de la moral. Pero...en estos casos, el golpe viene directo. 

Steve, recomendaría que te lo tomases con tranquilidad una semana, desconecta, te daré un certificado para que no vayas a mas misiones en un tiempo, necesitas asentarte y prepararte para lo que puede que venga. Por que lo que estás sintiendo, o me estás mostrando no es más que la punta del iceberg.- se terminó el café y dejó el plato y la taza sobre la mesa- quiero que vengas en una semana y que me llames si en algun momento ves algo inusual, tienes una crisis, notas mas ansiedad de lo normal o tienes ideas suicidas. 

Steve rió quedamente, con la mirada perdida hacia abajo, entre sus zapatos. Dio un ultimo sorbo al cafe y dejó la taza en la mesita.

- Por eso tranquilo, Simon, no creo que eso llegue a cruzarse en mi cabeza. A fin de cuentas soy un hedonista. Me refugiaré en los brazos de algunas mujeres que conozco durante las próximas semanas o intentaré una nueva conquista. Me encanta tener objetivos nuevos -en su mente se había materializado de inmediato la uniformada enfermera que esperaba en la sala de recepción.

Se puso de pie, estirando las perneras de los pantalones y arreglando su traje, abrochando el segundo botón.

- Gracias por las vacaciones. Y si, supongo que seguiremos viéndonos. Sabes, supongo, que llegué a Titán en condiciones "especiales" y que estuve mucho tiempo en terapia. No fingiré que no recuerdo nada. Al contrario, recuerdo mucho. Pero supongo que también hay mucho que he olvidado. Curiosea en mi expediente, quizás te de ideas.

Estrechó la mano de Simon y se dirigió hacia la puerta.

- Estaremos en contacto -y en cuanto cruzó la puerta, su entrenada sonrisa de encantador de serpientes ya estaba reluciente en su rostro.