Partida Rol por web

Rina puede ver como a su lado sentada esta su yo interior, la mira con desconfianza y dice:

- Así que quieres hablar conmigo, supongo que querrás preguntarme por lo que ha dicho Beni-sama no?

Se queda mirando hacia delante y sonríe mientras dice:

- Porque debería responder?

La mira de reojo, ambas tenían el mismo gesto.

- simple, porque me puedo quedar, y sería nuestro fin, o podría irme a mi vida, en donde tú no existirías, porque olvidaría todo, así que sólo te queda una opción, la de hacer este viaje, pero... dime, ¿debemos ir?y ¿por que?, y no seas obvia, por favor... - levanta su mano y la pone sobre los hombros de la chica. 

- será mejor que aprendamos a llevarnos, claro, si decidimos ir a ese viaje - rueda sus ojos un poco.

Rina sonríe y dice:

• Y porque piensas que yo desapareceré? Una cosa es que tu olvides lo que es todo esto y otra muy diferente que yo desaparezca, yo siempre estaré ahí, contigo…ya deberías saberlo, somos parte de lo mismo y aunque Beni-sama te haga olvidar solo olvidaras lo que hemos hecho juntas pero no a mi

Se pone de pie y dice:

• Morir por quedarnos? Bueno eso es lo que piensas, en Kyoto simplemente no había gente poderosa, pero aquí, aquí es diferente, Janet es realmente poderosa, el jefe de seguridad es fuerte y hábil, no es como en Kyoto donde eran poco más que profesores, aquí sin duda podemos resistir además de contar con Beni-sama una poderosa kitsune que ha mostrado 8 colas

La chica echaba luces a lo que ya intuía, aunque ella olvidara, el zorro estaría en ella, y ¿si despertaba en medio de muchas personas?, nada la podría controlar, y sería un desgracia, Rina suspiró y pasó su mano por su barbilla, había sido una ilusión eso de recuperar la vida normal, quizás los demás sí, pero ella no, ¿o sí?. ¿o no?. Rina se puso de pie, y puso sus manos en los hombros de su Rina más pequeña,  y los masajeo.

- entonces no se diga más, es evidente que volver a mi vida normal, no es opción, y la otra opción que nos han dado de quedarnos en este presente, tampoco es opción, así que viajemos a lo desconocido, ¿qué dices? -  la Kitsune sonrió , y le desordenó los cabellos, era extraño sentirla, hablarse así misma, pero le daba otra perspectiva a los que intentaba meditar.

Sonríe levemente y dice:

- Sera lo mismo solo que más lento, también me hare con el control de tu cuerpo así que me es indiferente, aunque si te soy sincera y no te acostumbres me llama mucho la curiosidad lo que pueda pasar ahi...porque sé que Beni-sama es muy poderosa, pero viajar en el tiempo....

Realmente parecía extrañada pero al final niega con la cabeza como tratando de apartarse esa idea de la cabeza

Al cabo de un rato llorando, ya no salen más lágrimas de mis ojos. Me levanto y voy hasta el baño, donde furiosamente me lavo la cara.

Tras varios chapuzones me miro al espejo. Tengo los ojos totalmente enrojecidos e hinchados. Vaya puta mierda. No creí que fuera a perder el control tanto. Pero es que joder, ¿y si no vuelvo? Tenía que ser sincero. Odio esta puta mierda.

Me siento en el retrete, y me estiro un momento, relajado tras el sofocón inicial. Con la mente más en blanco, aún con la cara mojada.-Mierda.-me quedo así un rato. No sé cuanto tiempo pasa. Quizás sólo unos minutos. Quizás más, a quién le importa.

¿Qué hago ahora? No quiero quedarme aquí como un gilipollas. Pero tampoco es que esté muy hambriento. Más que de introducir comida en mi cuerpo, tengo ganas de expulsarla.

Me voy a dar una vuelta. Quedarme encerrado haría que me estallase la cabeza. Me vuelvo a lavar la cara, me seco, y, con los ojos aún enrojecidos, me voy.

Mis labios se deleitan en el sabor de su cuello, descendiendo poco a poco hacia su pecho, centímetro a centímetro, beso a beso, hasta rozar el tejido de su sujetador, liberado ya de la presión del tirante. Este cede ante el empuje de mi rostro, que suavemente hace descender la tela y mostrar, no todo, pero parte del pecho, incluido el pezón. Mis labios lo acarician, introduciéndolo en mi boca para que mi lengua juegue con él. Al mismo tiempo, mi mano no para de juguetear en la humedad de su entrepierna, mientras siento cómo la excitación de Liz sigue aumentando, y sus labios me piden entre gemidos que no me detenga.

No pienso hacerlo, todo lo contrario.

El pecho no me resulta suficiente, quiero más, más de ella, más para ella. Continúo bajando, besando la piel sobre sus costillas, descendiendo hacia su vientre. Mis manos sujetan ahora los laterales de sus braguitas, haciendo que bajen más y más mientras mis labios acarician sus caderas, esperando el momento en que sus piernas se abran desnudas, para poder besar su sexo.

Continuaba gimiendo, muy excitada, mientras Ben acariciaba mi pecho. Yo hacía lo mismo con su nuca, siguiendo sus movimientos, mientras mi otra mano seguía aferrada a la manta. No pude evitar gemir algo más fuerte al notar sus labios alcanzar mi endurecido pezón y sentir su lengua acariciando este.

Seguía acariciando su cabeza a pesar de sentirme cada vez más descontrolada, pero poco a poco este fue bajando con sus labios, y no tardó en quedar fuera de mi alcance, tomando la parte inferior de mi ropa interior y comenzando a deslizarla por mis muslos.

-¿Q-qué... h-haces? – pregunté con la voz entrecortada, fruto de la excitación que iba calmándose, más por timidez que otra cosa.

Me llevé las manos a la cara, muerta de la vergüenza, pero pronto abrí los dedos de una de estas, tratando de ver lo que hacía Ben. Quité mis manos lentamente y miré hacia abajo, observando como mi novio continuaba acariciándome y dejándome prácticamente desnuda. Me encendía verle tan cerca mi intimidad, besándome con tanta dedicación, haciendo de cada segundo de aquel momento algo perfecto.

Me relajé un poco, juntando ligeramente mis temblorosas piernas para que pudiera terminar de desnudarme, y mostrándome por completo ante él cuando lo hizo.

Voy deslizando su ropa interior, desnudando sus piernas lentamente, mientras mis labios se deslizan por su vientre, por sus caderas, descendiendo mientras la desnudo. Pregunta qué hago, y por un momento creo que se va a negar a esto, pero en lugar de ello se tapa la cara con las manos, dejándome seguir. Mi excitación sigue en aumento, tanto por lo que siente mi cuerpo por lo que siento al verla así. Sus piernas se unen ligeramente para facilitar la maniobra, pero cuando las braguitas salen del todo, nuevamente veo cómo sus muslos se abren a mí.

Aún no puedo creer que todo esto esté pasando, que esté aquí, con esta chica, mi chica, y que estemos haciendo esto. Y sin embargo, por otra parte me parece lo más natural del mundo. Como si estuviéramos destinados a ello.

Mi boca acaricia sus muslos, prolongando el momento de acercarme de nuevo a su intimidad, besando muy cerca para después alejar el siguiente beso, un juego con el que observo su reacción a cada roce de mis labios. Mis manos pasan bajo sus muslos, acariciando los mismos, su trasero, sus caderas, para finalmente ascender hacia su torso cuando realmente acerco mi rostro a su entrepierna.

Entonces saco mi lengua, y suavemente comienzo a acariciar su zona íntima, arriba y bajo, dispuesto a dar placer a mi novia. Y seguir así, hasta que ella me pida que pare.

Rina constató que esa pequeña no era una conciencia necesariamente, sino que ambas sentían casi igual, sólo que ella era su versión más salvaje.

- viaje en el tiempo... sí...- se mordió el labio inferior - entonces iremos, quizás en ese futuro podamos comprendernos mejor - acaricia sus  cabellos, y con la otra mano que sostenía la  llama, la cerró, haciéndola desparecer. Rina se quedó recostada en la cama, meditando, escuchando que alguien caminaba por los pasillos, ¿quién más iría a aquel lugar?

Llegó a las habitaciones meditando sobre su conversación con Yamamoto. Cuando estuvo a la altura de la habitación de Rina paró frente a su puerta y llamó con suavidad por si ella estaba durmiendo.

Escucha el golpe y va a la puerta, para abrirla pero se toma su tiempo, se sentía perezosa,  y cuando puso la mano en la manija, la abrió, encontrándose con Makoto, Rina levantó las cejas, y sonrió de medio lado, pensado "menos mal que no llegó antes",  

- ¿estás buscando algo? - el pregunta, hay una travesura inherente a esas palabras, aunque sabía que de seguro venía a saber que haría, Rina salió de la puerta para dejarlo entrar.

Bajó el brazo con el que había llamado a la puerta y pensó que Rina estaría durmiendo. Ya casi había dado media vuelta cuando ella abrió.

Una sonrisa enorme se dibujó en el rostro de Makoto.

- Sí! - dio un paso hacia adelante mientras respondía.

Se abalanzó hacia Rina para robarle un beso que necesitaba como el aire.

Al entrar cerró la puerta y cogió las manos de Rina, sus ojos permanecían fijos en ella con ternura. Tenía clara su decisión. Ya cuando habló con ella en el comedor no tenía demasiadas dudas, pero tras la charla con el Profesor todo parecía indicarle cuál era el camino que debía seguir. Y tenía la esperanza de no hacerlo solo.

- Rina - acarició su pelo y su mejilla al pronunciar su nombre - pudiste...

No sabía cómo continuar la pregunta. Aunque mantenía la ilusión, por un momento el temor de que la respuesta de Rina fuera negativa le dejó bloqueado.

Mis piernas flexionadas fueron dejando de temblar poco a poco, aunque aún permanecían algo tensas. Aunque de forma pausada, mis nervios iban cesando, disfrutando aún más de aquellos momentos de increíble intimidad con mi novio.

Mi novio…

Aún me sonaba raro pensar en él de aquella forma. Nunca había tenido a nadie a quien llamar “mi novio”, y lo último que pensaba era encontrar aquí a esa persona especial que aún no había hallado. A menudo Ashley trataba de empujarme a conocer íntimamente a chicos, a “disfrutar de nuestra juventud”, como solía decir cuando le daba por ponerse fina, ya que normalmente no se andaba con mucha sutileza, pero ahora más que nunca me alegraba el no haberme dado prisa. Sería con él, con mi novio, con Benjamin Foster, con quien compartiría todas aquellas cosas por primera vez.

Su boca acariciaba mis muslos, haciendo que me estremeciera con cada caricia, con cada acercamiento a mi intimidad, haciendo que permaneciera expectante. Le observaba mientras hacía esto, hasta que le vi recorrer parte de mi cuerpo con sus manos, hasta llegar a mi pecho, y acercar su boca a mi sexo.

Exhalé fuertemente con las primeras caricias de su lengua, provocando que nuevamente mirara hacia arriba. Toda tensión en mis piernas desapareció poco después, rindiéndose relajadas al placer que Ben me proporcionaba al explorar mi intimidad con su boca.

Todo es nuevo para mí. Terriblemente nuevo. Aún recuerdo cuando anhelaba este tipo de cosas, cuando salía con Emma y rechazaba mis más sencillas muestras de cariño. Recuerdo cuando soñaba con practicar sexo algún día, como todo adolescente. Ahora me alegro de no haber hecho nada de eso con ella.

Porque esto es algo muy especial. Y quiero que sea con Elizabeth.

Me concentro en esta primera vez. El tacto de su vello en mi rostro, el aroma de su intimidad, el sabor de su sexo en mi lengua. Cada gesto, cada movimiento, cada exhalación de placer. Eso es lo que quiero, hacer que disfrute, que sea feliz, como me hace sentir a mí. De modo que pienso seguir, hasta que no pueda más o hasta que quiera aún más. Voy a seguir hasta que me pida que pare.

Makoto dio unos pasos hacia ella, y sus labios buscaron los de la pequeña japonesa, la chica debió empinarse, casi por instinto a esa boca que le hacía olvidar la intranquilidad, Rina cerró sus ojos, y jalando del chico, lo llevó a la cama, en donde ambos se sentaron, uno al lado del otro, Rina lo quedó mirando, las maletas estaban a medio sacar, pero no había guardado nada, la chica cerró sus ojos, y entrelazó sus dedos con los de él, Makoto ni siquiera tenía el valor de terminar la pregunta, aunque el ya había escogido seguir.

- pues... yo...- le había dicho algo ya a su yo interior, pero en ese momento, aquello se haría una decisión, Rina llevó su mano a la mejilla de Makoto, - creo que aunque... quisiera, no podría irme, lo que soy seguiría estando latente, y en lo que vayamos a hacer, me dará la oportunidad de mantener a todos a salvo... sin hacer daño, iré Makoto, a ese viaje al futuro, aunque muero de miedo - se encoge de hombros, soltando su mano.

- estaremos juntos... creo...- creo, realmente ni sabía si esa relación podía continuar, lo quería, lo amaba, pero eran tantas cosas que le abombaban la cabeza, que era mejor dejarlo fluir.

Entendía el pesar de Rina y lo dura que se le hacía aquella decisión. No podía siquiera imaginar el terrible debate que la chica debió llegar a afrontar. 

No tenía ni idea de cuál iba a ser su decisión y cuando al fin la conoció se dibujó en su rostro una sonrisa enorme y sus ojos brillaron de emoción. Se volcó sobre Rina dándole un abrazo fuertísimo, tanto que llegó a tumbarla sobre la cama por el ímpetu de su abrazo.

- No sabes lo importante que es para mí que hayas elegido este camino - sus palabras sonaban cargadas de una más que sentida emoción.

- Yo... estaría perdido sin ti.

Aflojó su abrazo y cogió las manos de la chica, mirándola fijamente a los ojos, emocionado. Se la veía cansada, pero satisfecha. Confusa, pero convencida. Preciosa. La amaba y sus ojos hablaban por él.

La besó de nuevo, un beso tierno, dulce, suave, corto. Un beso de satisfacción y de agradecimiento. 

- Se te ve cansada - dijo acariciando el largo y suave pelo de Rina - ni siquiera comiste. Cuando te sientas preparada, deberíamos ir a cenar algo.

La besó de nuevo.

Me encontraba completamente entregada al placer, sujetándome con fuerza a la ropa de cama y emitiendo gemidos con cada movimiento de la lengua de Ben en mi entrepierna. No sabía si aguantaría mucho más, el intervalo entre cada bocanada de excitación era cada vez menor, y sentía que algo dentro de mí iba a explotar de un momento a otro.

Pero no quería que fuera así, al menos esta vez. Quería que me viera disfrutar, y ver como él también lo hacía, besar sus labios ahogando mis gemidos, y sentirle dentro de mí.

Aflojé una de mis manos y estiré el brazo para tomar el preservativo que mi novio había tirado sobre la cama, llevándolo a mi vientre.

-Ben… ja… min… - pronuncié entre gemidos para llamar la atención de mi chico, deslizando el preservativo por mi cuerpo, hasta entrar en el campo de visión de Ben, cerca de mi sexo.

Le miré entonces con una mezcla de vergüenza y deseo en mis ojos, esperando que comprendiera lo que quería de él.