Partida Rol por web

Respiró con alivio ahora de que por fin, la chiquilla de don Orlando tenía una aura pesada, muy molesta con el mundo o algo así, pero ahora estaban ya de camino con el primogénito y se tomó del brazo de su maestro.- ¿el profesor va a estar bien? - le pregunta, susurrando, ahora que estaría ellos dos solos,-  bueno quizás se relaje la chica ahora - comenta y se encoge de hombros mirando al frente.

-Tranquila... las ha pasado peores. Recuerda que ha enseñado a rebeldes jovenes argentinos por años...

Alfredo habla en tono de broma, pero no deja de tener cierta razon...

El porton es automatico. Notan a un costado una camara de seguridad que revisa los rostros, antes de permitirles el paso. Ni voces, ni guardias... al menos, de los visibles. Hay una cierta sensacion de opresion en el jardin, que por suerte pronto pasa. Al llegar a la puerta, un fornido joven, vestido con uniforme militar, les abre. Lleva la cara pintada de negro, una pistola en el cinto, y hay una ametralladora apoyada en la mesita del descansillo, pueden notar...

-Dichosos los ojos... +saluda, inclinandose levemente+... No esperaba tu visita, Alfredo, como podras notar. ¿Quienes son tus acompañantes?

El tono es vigoroso, firme, dignamente autoritario. La voz de un soldado, desde la punta de los borcegos hasta el pelo oscurecido al carbon. Les mira a los ojos, tanto a ti como a Orlando. Puedes ver un fuego importante ardiendo en esas orbitas claras... 

-Esta es una visita importante e inesperada en muchos sentidos, seguramente...+sonrie, aunque ligeramente envarado al ver el "look" del anfitrion. Pero a medida que habla recupera su relajacion normal...+ Primeramente, a este señor, don Orlando Guzman de los Gangrel...

Don Orlando, que tambien mira algo sorprendido, le tiende la mano. El soldado no duda un segundo en estrecharsela con firmeza visible, y los dos se miden la mirada... Al parecer, satisfechos, sueltan tras unos momentos...

-... Y ella...+continua Alfredo, como si nada hubiera sucedido+ Es Javiera Diaz de Valdez, mi chiquilla...

Al decir esto, te volves el foco central de esa mirada, mientras una mano avanza hacia la tuya.

Suelta una sonrisita nasal, el profesor podría con aquella mujer, además quizás se relaje al tratar con un humano y no con la tensión que significaba todo eso, pero compadecía a don Orlando, era una mujer complicada, pero bueno, seguramente luego se le pasaría cuando entendiera lo que estaba pasando, a ella también le dio un ataque de histeria cuando despertó transformada, y Alfredo debió calmarla. Se acomodó al lado de su maestro y pasaron las puertas, sintiendo la presión de pasar esos jardines,  seguramente los estaban vigilando... ¿cuanto serian?.

Y al fin llegaron a las puertas donde un gran hombre con ropas militares estaba, ver aquello engrifó el lomo de Javiera, detestaba con todas sus fuerzas a los "milicos", y ver uno, siempre la descomponía al despertar terribles recuerdos, pero guardó la compostura... sin embargo se tensaría ligeramente... milita!... milico...

Saludó a Alfredo y a los demás, que fueron presentados por el mismo Alfredo, ella misma, aunque Javiera aún no sabia quien era, podría ser el primogénito.. que no fuera, que no fuera, Suplicó mentalmente Javiera cuando el hombre extendió su mano hacia ella y Javiera debió tomarla, en esos años había tenido que relacionarse con las fuerzas armadas y de orden, pero los seguía odiando, por el mero hecho de llevar aquellas ropas y representar lo más ruin de la humanidad, puesto que la dictadura chilena había sido la más terrible y cruel de las dictaduras de latinoamérica.

- un placer señor...- estrechó su mano con fuerza, mirandolo a los ojos directamente, existiendo fuego y pasión en aquellos ojos verdes.

La fuerza del apreton es tremenda. No hay caballerosidad, no tanto como el hombre midiendo al otro. Huelga decir que tus dedos se resienten dolorosamente del apreton... Por suerte lo nota, ya que es mucho mas breve que el dado a don Orlando, apenas un instante.

-... noche de sorpresas, sin duda. +murmura, al soltar la mano de Javiera

Extiende la mano, indicando hacia adentro.

-Por favor, pasen. Soy Hector Fernandez, primogenito Brujah, y les extiendo mi proteccion completa, dentro de las paredes de mi hogar. Adelante. 

La casona adentro presenta un total contraste con su propietario, siendo una mansion bastante elegante, aunque algo reducida en sus dimensiones. Cosa por otra parte, entendible si no tiene familia el habitante... familia mortal se entiende. Muebles de fina calidad, maderas de primera, y un estilo señorial mas adecuado al siglo XIX la definen, aunque con los arreglos propios de la modernidad. 

-Tomen asiento donde gusten...+indica, señalando las 4 sillas en torno a la mesa central del salon. 

Se acomoda en una de las sillas con cierta cautela, como si temiera romperlas, pero son firmes y solidas. Mira el lujo del lugar, con la mirada asombrada. Los toques como las estatuas ecuestres, sin duda cuentan con su aprobacion. 

-Linda ranchada don... Ta guena y bien acomodaa. Con una salidita al rio, no mi joderia vivir ansi.

Se acomoda frente a don Orlando, relajando los hombros.

-La casa es un reflejo del dueño. +comenta simplemente+ Aunque en este caso, deberia ser mas un cuartel... ¿Me permitiria saber el motivo de ese atuendo, don Hector? 

EL apretón había sido fuerte, Javiera lo demostró en la cara, sacando la mano rápida y miró a su maestro, como diciendo ¿que le pasa?, pero eso pasó y los dejaron entrar en la habitación, el lugar  era una mezcla de modernidad y antigüedad, Javiera que seguía a lado de su maestro,  sentándose en los sitiales. 

Alfredo preguntó por las ropas y eso le agradó a Javiera, significaba que no siempre se vestía como marine, suspiró y espero la conversación de ellos, habían datos que ella también deseaba saber.

Ocupa una tercera, con Alfredo a su derecha y don Orlando a su izquierda, de modo que vos quedas al frente de el.

-Practicas, Alfredo... Un soldado necesita practica. No apoltronarse en un sillon. +responde con suavidad+ Es bueno mantener la forma, tanto para mi como para mis hombres.

Cruza los brazos sobre el pecho, observandote.

-Ahora, quisiera escuchar los motivos de esta inesperada visita. Si no le incomoda a don Orlando, desearia cumplir primero la formalidad de clan, y conocer un poco a nuestra nueva recluta, que imagino ha venido a presentarse ante el primogenito como se debe...

Don Orlando lo dispensa con un gesto vago, asintiendo. Con esa venia, vuelve los ojos hacia ti...

-Javiera, cuenteme sobre usted... Quien es, y en que cree puede contribuir al clan Brujah.

Recluta, le salió urticaria cuando la llamaron de esa manera, recluta, jamás en la vida la habían llamado así, jamás, sus dedos se tensaron y miraba con un gesto tenso al primogénito, pero era el primogénito y ella una simple chiquilla, ahora, mas encima quedaba de frente a él, los demás se habían sentado a los lados y se sintió interrogada.

- soy abogada litigante chilena, experta en derecho de familia y derechos humanos - le respondió, su voz se notaba demasiado neutral, - puedo contribuir con mis habilidades de negociación  y llegar a acuerdos cuando dos posturas se vuelven contrarias, crear nexos y organización de elementos del clan,  contribuir en sus planes y fines  - responde no tan animada como lo hizo con el príncipe,  sus manos estaban sobre su regazo,  y su pierna cruzada, haciendo que el vestido cayera con elegancia, abriéndose en el tajo que tenía insinuando parte de la piel de su muslo. 

-Una diplomática… Era de esperarse de vos, Alfredo. No está mal, tiene su utilidad, ya que no podemos estar dependiendo siempre de cuando se necesita un intermedio… +comenta a tu sire, para luego volver a mirarte.+ Eso sí, Javiera, recuerde una cosa. Intentar hablar antes de pelear, está bien. Pero nada se expresa tan claro como una bala a la cabeza. Manténgalo presente en las mesas de juntas, porque lo que ahí pasa… se puede seguir afuera de una manera mucho menos educada. No olvide entrenar los dones de Brujah al respecto… ¿Me hago entender?

- disculpe que lo contradiga, pero la palabra y el dialogo siempre deben ser el primer camino, la guerra o como ud dice, una "bala en la cabeza" es la ultima ratio, siempre - levanta ligeramente su mentón - si, entreno, mi sire me está enseñando y entrenando, señor Héctor.

Enarca una ceja.

-Es lo que acabo de decir. ¿No presta atencion o es sorda? Simplemente le hago notar, que las palabras no son tan claras en su mensaje como un tiro lo es, y que la discusion bien puede seguir por esos medios. Pongamos el caso de que no le disculpo la impertinencia. Nada impide que le dispare, salvo la mancha que podria dejar en la alfombra... Si no esta bien entrenada, eso la mandara al letargo.

Alza un dedo que silencia a Alfredo antes de que intervenga.

-Les extendi la hospitalidad, recuerdalo. No hare una demostracion practica... hoy. 

EL que no había entendido la sutileza el comentario había sido el militar, Javiera entornó los ojos,  y para sí se sintió victoriosa, aunque no se lo mencionó ni hizo comentario, eran de esos placeres personales. Suavizó el gesto simplemente y miró  a su maestro, esperando que hablara pronto con el hombre para poder irse.

-¿Nada que acotar? Bien. Preste atencion la proxima vez, niña. Especialmente si quiere que halla otras.

Sonrie, bah, mas bien hace una mueca llena de sorna. Ladea la mano, dando por terminado su interes en ti. Entonces se vuelve a don Orlando, el cual ha seguido la charla con seria mirada, acariciandose la barbilla.

-Ahora si, señor... No le conozco, pero recuerdo que mi sire me hablo de usted. Estuvo en esa pelea, la del conde... El lobo contra el monstruo, asi lo describia don José... Tambien dijo que no era un Camarilla, pero si un hombre digno de la costa. Estoy muy intrigado por su visita.

Sonrie de medio lado, con cierto orgullo masculino.

-Ansi que li hablo de mi... Mi acuerdo e don Jose, tambien. Tipo cabal, aguerrio, peliador de mano firme. Hoy mesmo me entere lo que le paso, pa serle franco. Uno si encierra a vece y ni idea tiene de lo que pasa. Mis condolencias, tarde pero seguro. E una gran perdida...+Hector asiente, agradecido+... maj aura que lo vamo a necesita. 

Al añadir esto, se gana la atencion completa del primogenito.

-Li puedo hace el relato, pero en resume, tenemo motivo pa cree que algun criajo de ese conde malnacido se noj ecapo endiaaquella ve... y aura ha vuelto a laj andada. Y por tenemo, me refiero a que jueron a mi ranchada, onde me mataron 3 nieto, 2 apenaj unoj crio de poco año... Se yevaron a otroj do vecino y de que me ayudo una muchacha que ahora ej mi cria, parienta de esos, que sino me fiambrean a mi tambien... Jue una noche de mierda, con perdon de la dama. E por laj cosa que ansian, siguro eran de loj Timise eso, lo que el conde. Lo de la carne y lo hueso. Po eso vinimo, pa pedirle ayuda don...

-En efecto, don Hector... +asiente el hombre+ Esa es la historia que nos ha traido don Orlando, y conociendo su reputacion, no hay el menor motivo para que mienta. Tenga razon en que son una progenie del conde, o quizas una manada Sabbat errante, siguen siendo un problema potencial muy serio. Asi que vinimos de inmediato a darte aviso, a la par que solicitar tu asistencia. De todos los clanes de Santa Fe y Entre Rios, ninguno esta tan preparado para esta clase de conflictos como los Brujah... cosa que se debe en gran medida a usted.