Partida Rol por web

Al llegar a la celda me dejo caer en el banco, y observo detenidamente a la secuestradora.

-Un espía que es descubierto, bien puede necesitar un rehén. Dime, que prueba tenemos que tu no eres una espía, y que por tu culpa nos estén arrestando.

Lo  mismo va para ti amigo, -digo dirigiendome a Alan- no es que desconfíe de ti, pero nos acabamos de conocer, y los soldados vinieron directamente hacia nosotros

Ethan no estaba nada contento con la situación, pero como no podía hacer nada, de momento, por evitarlo se obligó a serenarse y calmarse. Por lo menos los guardias habían accedido a investigar.
La situación en la celda se agrió un poco al hablar la secuestradora. Nyphel parecia un poco más hosco.

Tranquilizate. No es cuestión de ir acusando a nadie. Es cierto que nosotros nos conocemos de un poco antes, pero Alan ha peleado a nuestro lado en la defensa de la chica. Para mi eso es suficiente para ponerme de su parte.

Lo mejor que podemos hacer ahora es esperar, como sabemos que ninguno de nosotros es espia no tenemos nada que temer. Cuando salgamos iremos al lugar donde ha dicho esa villana y lo destraré hasta encontrar alguna pista de la hermana de Aji.

Alan se encoje de hombros y mira a Nyphel con indiferencia.

-Lo mismo puedo decir de vosotros. Nadie me asegura que no seáis espías y me hayan metido por equivocación en el mismo saco.

Sonrió a Ethan cuando éste salió en su defensa, intentando suavizar sus palabras. Después, se levanto con expresión resuelta y comenzó a tantear las paredes de la celda, más por pura diversión que por un verdadero intento de encontrar algún hueco por el que pudieran escapar.

-Por cierto, te recomiendo que con la guardia seas un poco más sumiso. Si todo esto no es más que un malentendido saldríamos más rápido de aquí si colaboramos.

Se sentó con un suspiro. Solo quedaba esperar.

La puerta del pasillo se abre y entra un hombre de gran estatura y corpulencia. Sin duda es un veterano de mil batallas ya que su semblante tiene las cicatrices de estas y estáis convencidos de que el resto del cuerpo está igual.

Cuando se para frente a vuestra celda os observa detenidamente.

-Sin duda alguna sois el grupo más variopinto que he visto...y si sois unos espías que me aspen que no sabéis elegir un buen disfraz.

Suelta un sonido que podría ser algo similar a una risa contenida

-La situación es la siguiente, una caravana con civiles y mercancías ha entrado en la ciudad. La caravana iba escoltada por miembros del cuerpo de élite de la emperatriz y por eso ha saltado la alarma. En Lucrecio no tenemos problemas con la gente del Imperio, pero que miembros del tercer cielo protejan una caravana es cuando menos sospechoso.

Hace una pequeña pausa mientras comienza a pasear por la estancia.

-En otros momentos no habría pasado nada, pero en la situación actual...nos vemos obligados actuar. Necesito que me digáis de donde venís, y cual es el motivo por el que viajabais en la caravana. También me gustaría saber por qué miembros del tercer cielo os escoltaban ya que sus respuestas no han sido...satisfactorias.

-¿Respuestas?. Mi cuerpo se hiela por un segundo al pensar en todas las atrosidades que pudieron haber pasado los guardias.  La idea y las imágenes de cuelan por mi mente y encienden mi sangre. ¡¿Como!?. ¿Que le habéis hecho?. Pregunto avanzando iracundo hacia el viejo guardia y mirandole directo hacia los ojos. Al llegar frente a el, levanto mi puño. Les juro que si han tocado uno solo de sus cabellos, lo pagará hasta el ultimo de ustedes.

Alan mira a Nyphel con la sangre helada en las venas.

¿Pero es que ese hombre estaba loco? ¿Qué prentedía, pasar una temporada entre rejas y hacérsela pasar a él?
Se levantó resueltamente y, con cierta violencia, le obligó a bajar el brazo, lanzándole una mirada asesina. No estaba dispuesto a que su situación se agravase por alguien a quien acababa de conocer.

-Lo siento pero no sé de que me habla. Yo no llegué en ninguna caravana y por supuesto no soy ningún espía del imperio.

Alan resopló y soltó a Nyphel, retrocediendo hasta la pared y apoyándose en ella, cansado de todo aquello.

-¿Tiene alguna prueba de que viajásemos en dicha caravana?

Ethan se apresuró a ayudar a Alan a sujetar a Nyphel. Entendía el por qué de su actuación.

Calmate Nyphel.
No creo que les hayan hecho nada. Hasta en Shivat se han escuchado historias de los guardias de la Emperatriz. Seguramente les habrán interrogado y estos no les han querido decir nada. Por eso están tan bordes.

Despues se volvió hacia el veterano guardia.

Disculpe a mi compañero. Pero la verdad es que la situación nos extraña. No sé qué problema tienen ustedes con la guardia de la emperatriz, pero si sólo por eso van arrestando a viajeros que vienen a la ciudad no van a tener demasiadas visitas.

Yo he venido en esa caravana, y mi amigo también. Al igual que él -señaló a Howard.

Por mi parte estoy de paso. Había oido hablar de las maravillas de la ciudad. Pero veo que son exageradas. Encima cuando pretendes ayudar a uno de sus ciudadanos te detienen como si fueras un perro.

Howard asintió con la cabeza cuando Ethan hizo referencia a él. Y esperó a que este terminase de hablar para intervenir.

-Solo somos viajeros... - Le dijó con cierto cansancio al soldado. -Además va más gente en esa caravana.

Se dejó caer en uno de los bancos de la pared preparandose para una larga conversación y continuó.  

-Mi nombre es Howard, ¿ usted es?

Al escuchar sobre la resistencia de la guardia de la emperatriz palidezco por un segundo. Imposible, ella, ella no pudo...

El horror cubre mi mente al imaginarla siendo torturada de formas inimaginables. Volteo a ver a mi "hermano" con fuego en los ojos, y con un gesto fiero y empiezo a forcejear de nuevo.

-A no, a mi no me detendrá nadie, si se han atrevido a tocarla, yo mismo me encargaré de vengar esa afrenta.

-Soy Udrem, capitán de la guardia de este distrito de la ciudad.

-Si tu no viajabas en la caravana, me temo que mis guardias han cometido un error, pero debéis comprender que la información que nos dan no es tan precisa como nos gustaría, en cuanto nuestros contactos nos confirmen quién viajaba en la caravana y quién no, ese asunto se solucionará.

-En cuanto a que viajaba más gente en la caravana, es totalmente cierto, también han sido arrestados  hasta que averigüemos qué pasa exactamente. ¿Que si hacemos esto a todos los viajeros? Por supuesto que no, pero normalmente los viajeros no traen una escolta de ese tipo y mucho menos en los tiempos que corren. 

El hombre se ha mantenido dando cortos paseos frente a vosotros mientras os contaba todo eso.

-Y añadiré dos cosas. Primero,  aún no me habéis dicho por qué viajabais en esa caravana, cuales eran vuestras intenciones y segundo...jovencito -dice señalando a NYphel -te recomiendo que no vayas amenazando a la guardia tan a la ligera, ya que me han dicho que su capitán aunque tiene mucha paciencia, puede montar en cólera.

Observo al guerrero con fuego en los ojos y me controlo un poco

-Yo soy Nyphel, Nyphel Byron. Comerciante, y estudiante de comercio y economía en Abel.

Las imágenes regresan a mi mente, y a mi impertinente boca.

-Si, pero como quiere que no me ponga así, si escucho que interrogan a una delicada dama; y si encima los guardias que nos arrestaron se oponían a ayudar a rescatar a una joven que acababa de ser secuestrada, a pesar de que a cambio nos entregaríamos pacificamente.

Ethan Aguanta la mirada de Nyphel sin inmutarse. Entiende como se siente. El amor, o la creencia del mismo hace cometer las mayores locuras.

Despues escucha como el capitán de la guardia se explica.

Bueno, sigo sin entender el problema. Pero vamos, que no soy ningún espia ni tengo nada que ocultar.

Escuché de la caravana en Arkangel. Partía hasta Lucrecio, que está cerca de mi destino final, que es Argos. Y como había oido muchas maravillas de la ciudad decidí enbarcarme en ella.

El por qué la custodiaban guardias de"la Orden del Cielo" lo ignoro. Pero si no llega a ser por ellos lo más seguro es que hubieran muerto muchos pasajeros ya que nos asaltaron unos bandidos.

Alan se cruza de brazos y se limita a escuchar lo que tengan que decir. Tras dejar hablar a Nyphel y a Ethan, se rasca la barbilla y se dirige al capitán.

-Antes comentó que la caravana en la que supuestamente viajábamos iba custiodiada por miembros del tercer cielo, y que éstos no respondieron satisfactoriamente a las preguntas que usted les hizo. ¿Podría explicarme un poco mejor eso?

El tono del chico no era desafiante, pero tampoco sumiso. Hablaba con la seguridad de quien se sabe inocente aderezada con una pizca de curiosidad. Que miembros del tercer cielo custodiasen a algo o a alguien no era moco de pavo, y si ese algo o ese alguien tenía alguna conexión con ellos, mejor sería que la descubriesen pronto, porque si no malentendidos como el que estaba sucediendo podrían volver a darse.

-No se las historias que habrás escuchado por ahí chico- dice dirigiendose a Nyphel- pero aquí interrogar, significa hacer preguntas y la gente está acostumbrada a responder a los arrestos inmediatamente y no enfrentarse a la autoridad.

-En cuanto a sus respuestas-responde esta vez a Alan- no fueron satisfactorias porque sinceramente no me cuadra que los miembros del tercer cielo escolten a una caravana de ese tipo y como no nos iban a contar más cosas, les dimos caballos y la orden de marcharse de Lucrecio inmediatamente.

Y bueno, yo tampoco creo que seáis espías, pero aún tenemos que aclarar un par de cosas.

Comienza a caminar hacia la puerta pero antes de llegar se detiene de nuevo.

-Espero que comprendáis a mis hombres. Os superaban en número de dos a uno, y si en verdad sois espías, sin duda alguna seréis buenos luchadores -aunque no seáis espías tenéis pinta de serlo...-piensa durante un instante-no podían dividirse por ningún motivo sin tener la certeza de que ibais a cooperar.

-Entiendo eso señor, pero no creo que la manera de aplicar esa idea sea la mas adecuada.

...Pido disculpas, por mi comportamiento, pero en mis viajes he escuchado "historias" sobre como interrogan a la gente. Aprieto mis manos con fuerza en el recuerdo de esa hermosa cabellera ondeando en el viento.

-Como le decía, mi nombre es Nyphel Byron y soy un comerciante, y el hijo de un comerciante. Habito en Arkangel hasta que termine mis estudios. Me uní a la caravana en Arkangel, y dado el gran numero de viajeros que acompañaba a los mercaderes, un par de caballeros de la orden del cielo decidieron acompañarnos, para protegernos de los maleantes y bandidos del camino. -Continúo mirando al caballero a los ojos y hago una pausa antes de continuar- Puede que a sus jefes les parezca algo extraño que un grupo de caballeros nos acompañara, pero se que usted lo entenderá. Ellos saben que su deber es proteger a su pueblo y a toda la gente inocente, ya habían habido reportes de diversos asaltos. Y debo decir, que es lo mejor que pudieron hacer, si no, todos los de la caravana estaríamos muertos en este momento, mis heridas... son una prueba de todo lo que hemos pasado hasta el momento.

Aspiro fuertemente y me tiro de nuevo en la banca.

-Lo siento, pido una disculpa, pero... no me he podido contener. No puedo... no puedo soportar que alguien cometa una injusticia. Ustedes ya vieron lo que paso con esos bandidos.- Las imagenes de los recuerdos y el sabor de mi propia debilidad cubren mis sentidos.

Me paro de golpe, contemplo el vacío, y de mis labios solo escurren unas cuantas palabras. 

- Por dios, los bandidos...

El hombre parecía satisfecho ante la nueva actitud de Nyphel.

-Bien, en cuanto terminemos de preguntar a todos los miembros de la caravana podrán marcharse si resulta que no son culpables de nada.

Justo antes de salir se detiene nuevamente.

-emm...y cuando sepa algo del asunto de la chica esa, se lo comentaré.

Alan asintió y sonrió.

-Muchas gracias. Es usted muy amable.

Esperó hasta que el guardia se fuese y, estirando los músculos, se tumbó en el suelo y se pasó la mano por la cabeza.

-Bueno, si todos los interrogatorios son tan rápidos como el nuestro no vamos a estar aquí mucho tiempo.

Me inclino y realizo una reverencia.

-Le agradezco sinceramente, señor.

Pues si que es importante el asunto ese de los del cielo.- Howard miro a Nyphel por un momento. - ¿Con quién estamos viajando? Los bandidos le querían a él.

¿Nos estará engañando? Despues de todo los amigos también mienten...

Howard espero a que saliera el alguacil y dejo escapar un suspiro. Después, aún sentado, descansó la espalda en la pared y comenzó a hablar.

- Espero que nos saquen cuanto antes. Esto es estupido. Además ¿deben de tener a Rojo no? Que le pregunten a él.

-¿Um?

Alan se giró hacia Howard.

-¿Quién es Rojo? La verdad es que yo tampoco entiendo nada de lo que está pasado, pero vosotros parece que tenéis más idea de porque nos han encerrado. Un poco de charla no nos vendrá mal y si conseguimos aclarar ésto, mejor para nosotros.

Mientras esperaba la respuesta del pelirrojo se giró hacia la mujer que habían capturado.

-Y no, no me he olvidado de ti. Cuando aclaremos éste pequeño malentendido nos contarás todo lo que sabes sobre el secuestro.