Jaz se acomodó y Veronique comenzó a tomar las fotos. Habían sacado dos o tres fotografías de diversas poses y distintas iluminaciones. Ya no notaron la presencia de Benjamín, mejor dicho, se olvidaron de él por completo.
-Estoy lista - Anunció Jaz mientras se ponía de frente dándole la espalda al bosque.
Veronique sonrió, la posición era natural y el sol del atardecer le estaba dando una luz ideal. Fijó su atención a la pantalla de la cámara, pero antes revisó el alrededor por ella, siempre era de ser cuidadosa con los pequeños detalles.
Entonces fue cuando lo vió. Era un cadaver ahorcado balanceándose sobre un árbol. Veronique no le podía ver el rostro debido a la lejanía en que estaba, pero era un hombre. Quitó su vista de la cámara rápidamente y se fijó en el bosque. El cadaver ya no estaba y Jaz la miraba con extrañeza.
-¿Pasa algo? - Musitó
Veronique bajó la cámara y se quedó mirando al bosque con los ojos entrecerrados. Luego, dirigió la mirada a su amiga nuevamente. -Nada, me pareció ver algo...- Pero no se preocupó mucho, de seguro era su inconsciente que, recordando la pesadilla, la hacía ver cosas irreales. Le solía pasar eso, cuando estaba obsesionada con algo.
Trató de despejar su mente de nuevo, y continuó tomando fotos a las diferentes poses de Jaz. Sonreía, le encantaba hacer eso. Volvió su vista al bosque con su ojo en el visor, tomó rápidamente algunas fotos a la arboleda de diferentes ángulos.
El sol estaba bajando rápidamente, por lo menos para las chicas que se encontraban allí. Se fueron acercando progresivamente al bosque, pero Veronique evitó entrar a él, no le daba demasiada seguridad.
La sesión continuó sin ningún tipo de interrupciones o alucinaciones de Veronique (Si es que eran alucinaciones lo que estaba viendo) Aunque Jaz se preguntó porqué no se acercaban mucho al bosque, parecía ser un lugar encantador. Pero sabía que Veronique no lo hacía por algún motivo, ella siempre tenía un motivo.
Por otro lado, Veronique se sentía satisfecha que Jaz no le haya hecho muchas preguntas. Su amiga la conocía y sabía que ella era de los que no les gustaba hablar mucho. Miró la arboleada, parecía bastante gris y deprimente. Colores fríos por doquier.
Pero entonces algo sobresaltó en la escena. Una cabellera rojiza. A tres metros de distancia se la podía ver con claridad, pese a que estaba detrás de un árbol, como queriéndose ocultar. Francesca. La chica tomaba el árbol con sus manos y miraba con reojo a Veronique y a Jaz con sus grandes y saltones ojos, pareció que no se daba cuenta de que Veronique ya había notado su prescencia.
Veronique miró a Francesca con el ceño fruncido. No quiso pensar que ella las estaba espiando, pero parecía eso. Luego de dudar y de darse cuenta de que Francesca no la había visto, dijo: -¡Hey!- un poco extrañada.
Dejó su cámara colgando en su pecho, y caminó dos pasos hacia Francesca. Dudó si acercarse mas, entonces esperó a que ella lo hiciera. Miró de reojo a Jaz y le sonrió.
Francesca se asustó cuando Veronique la llamó. Se había entretenido observando detalladamente a la chica que estaba con ella. Parecía ser una modelo debido a que las había visto sacarse fotos.
Echó una rápida ojeada a Jaz y al jardín preguntándose si había llamado a otra persona. Pero en el fondo sabía que Veronique la miraba a ella. No se atrevió a mirarla a los ojos, esa mirada tan penetrante que tenía podía incomodarla en cualquier momento y hacer que saliera corriendo al bosque. Pero ella no quería volver al bosque. No, tenía que quedarse allí
Bajó la cabeza avergonzada y caminó lentamente hasta encontrarse con Veronique. Levantó la vista y miró de reojo a Jaz - Hola... - Dijo en un hilo de voz. Francesca agarró su brazo por el codo demostrando su incomodidad ante la desconocida
Veronique entrecerró sus ojos, pero sonrió amablemente. Las movimientos y el tono de voz de la chica habían delatado que las estaba espiando, o mirando desde hacía rato.
Odiaba las presentaciones, pero debía hacerlo. Francesca era tímida, y Jaz, también.
-Hola Francesca... Ella es Jaz, una amiga.- Dijo mirando fijamente a su vecina. La mirada de Veronique transmitía frialdad y confusión, pero se confundía con leve calidez de su media sonrisa. Recordó que tenían temas pendientes entre ambas, pero lamentablemente, este no era el momento para hablar.
Se dirigió hacia Jaz y la tomó del brazo. Mientras se iban acercando hacia Francesca le sonrió. Una vez que dejaron de caminar, y se acercaron a Francesca le dijo: -Jaz, ella vive en este vecindario. Francesca.- Cuando terminó la frase, de dió cuanta que no tenía nada más para decir.
Se mordió su labio expectante a que las chicas demostraran confianza. Sería bueno una sesión con ellas...
Jaz se sintió algo entrometida cuando Veronique llamó a la chica pelirroja, aunque obviamente debía ser al revez. Francesca debería haberse sentido una entrometida. No sabía si la chica las estaba espiando o solamente caminaba hacia ellas, ya que sólo se percató de su presencia cuando Veronique la llamó.
La saludó con un beso en la mejilla de manera educada e intentó esbozar una de sus mejores sonrisas - Veronique ¿Ya están listas todas las fotos? Me gustaría tomarme un descanso... - Comentó mientras miraba a su fotógrafa.
Veronique miró de reojo a Francesca evaluando cada movimiento. Cuando Jaz se dirigió a ella, sonrió y dijo: -Si, creo que esto es todo por hoy-.
Luego de una pausa suspiró y abrazó a su amiga. -¡No sabes cuando amo hacer esto!- Dijo muy contenta mientras sostenía a Jaz en sus brazos. Cuando la soltó, la tomó de la mano y al mismo tiempo dirigió su mirada hacia Francesca. -Podríamos ir a tomar un té o algo así... Francesca, ¿Quieres venir?- Trató de demostrarle confianza, al fin y al cabo era solo una chica.
-De acuerdo... igual, estaba viniendo para aquí. Leonore me invitó - Murmuró Francesca algo incómoda por el comportamiento cariñoso de Veronique hacia Jaz. Le sorprendía que una chica aparentemente fría como Veronique demuestre su afecto con tal facilidad.
Por su parte, Jaz se sorprendió ante la actitud de su amiga, aunque se compadeció un poco por la chica extraña, se notaba que estaba incómoda, por lo que a la mitad del trayecto soltó la mano de Veronique de a poco. Aunque le siguió sonriendo.
De esta manera las tres chicas, entre miraditas de desconfianza o incomodidad, se alejaron del borde del bosque y se dirigieron a la casa. Al pasar por el lugar en que se habían encontrado a Benjamín, el jardinero, éste ya no estaba. Pero vieron que había terminado su trabajo ya que en vez de pozos en la tierra había flores nuevas y delicadas.
Sigue en el Hall