Leonore bebió otro sorbo de té antes de contestar, se aclaró la garganta y sonrió falsamente:
-Sabía que alguno de los dos preguntaría esto - Se llevó una galleta a la boca y comenzó a comerla lentamente, cuando la acabó, se limpió las migas con su servilleta blanca. Su actitud lenta y calma podía ser desesperante para otros, incluyendo André, quien estaba moviendo su pierna ritmíticamente mientras miraba expectante a la mujer - Verán, he pasado mucho tiempo viviendo en esta mansión, y no me imaginaría que otra persona desconocida viviese en ella. Por eso prefiero que vivan mis herederos, los portadores del apellido Mason.
André estaba moviendo su pierna de manera nerviosa mientras esperaba la respuesta de Leonore. Matilde se le había adelantado a preguntarle, mientras esperaba que la mujer responda, se llevó una galleta a la boca, pese a que había estado comiendo frituras en la cocina hace minutos.
Escuchó la respuesta con comprensión - Claro... me imagino, los bienes materiales deben ser lo último que le queda... - Pensó de manera sarcástica. Apreciaba la generosidad de Leonore, pero detestaba su altanería y DEMASIADOS buenos modales. Pero otra cosa hizo clip en la cabeza de André. El estado de salud de la mujer, sin dar mas rodeos, abrió la boca:
-Tía... hmmm - Murmuró fingiendo elegir las palabras, aunque la anterior noche, antes de acostarse, las había pensado con exactitud - En la carta habías mencionado estar enferma, sin embargo, te veo bastante bien... ¿Hay algo que deberíamos saber? - Insinuó.
Matilde entendió perfectamente la justificación de la Tía, y asintió con su cabeza, ella observaba como André movia sus piernas nerviosamente y puso una pequeña sonrisa.
Cuando este comenzó a hablar y preguntarle a la Tía estas cosas, ella aprovecho para fingir que prestaba atención a sus palabras, cuando enrealidad utilizo este tiempo para analizarlo.
En verdad, su primo era bello y sexy, aveces le llegaba a dar lastima que sea su primo, y aveces, olvidaba que tenia un novio.
Cuando este terminó de hablar, Matilde dirigió su mirada a Leonore para ver que respondia.
La sonrisa de Leonore se borró por unos segundos, pero volvió a aparecer, esta vez más forzada - Bueno, resulta que el médico me ha comentado que he tenido una leve mejoría - Murmuró Leonore, clavando su mirada fijamente en los ojos de André.
La mujer bebió otro sorbo de té y se cruzó de piernas.
-Bueno, ¿Tienen alguna otra pregunta? - Preguntó mientras cambiaba de tema.
Pues, yo no la tengo.. Dijo respetuosamente.
André negó con la cabeza. Por lo que Leonore les entregó un bolígrafo a cada uno para firmar la herencia. Ambos firmaron sin dudar mucho tiempo. Le devolvieron el papel y los bolígrafos a Leonore, quien los guardó en el maletín negro.
-Disculpen chicos, pero tengo que hacer otros trámites... ¡Hector! - Llamó la mujer.
El mayordomo, puntual como siempre, apareció por la puerta.
-¿Si señora?
-Prepara el coche, tengo que volver del abogado.
La mujer se despidió de ambos y se marchó del lugar, junto a Héctor.