Partida Rol por web

Sonrío con simpatía a la IA y me acerco a ella, haciendo gesto de tocarle la cabeza.

-Lo agradecería mucho. Busco a Hanna Frida Agnarsson, es de seguridad. Por favor, tienes que estar bien. -Termino de cambiarme y me tranquilizo para pensar y actuar de la mejor forma posible. Tengo que saber. -Quisiera conocer al director lo más pronto posible, y colaborar con las labores de investigación. Como miembro del cuerpo de mantenimiento era mi deber el asegurar que todo funcionase adecuadamente.

Observo a la chica y a la ventana con la calma de quien funde conexiones y suelda circuitos.

-Este lugar parece hermoso, ¿podría hablarme más del Caledano?

Aedrel te miró unos instantes, pero era una mirada perdida, la típica que ponían las ILs cuando divagaban en sus bases de datos buscando la respuesta a las preguntas.

Hanna Frida Agnarsson fue rescatada por el Escuadrón Escorpión, señor Grant. informó moviendo la cabeza con un gesto curioso. Fue enviada a uno de los hospitales de La Comunidad, sufrió una fuerte conmoción al abandonar la Plavalaguna. casi con un aire curioso, incluso pícaro te pareció, preguntó. ¿Teníais alguna relación con ella?

Cuando interrogaste sobre el Celaeno, la IL empezó a caminar hacia la puerta de acceso.

El Celaeno es una instalación secreta para las funciones de las operaciones del Programa. Nos encontramos en la cordillera austral de La Silla, luna del planeta Vogt, en el sistema Gliese. El Celaeno se aposenta sobre el nacimiento del río Dwight, en las faldas del monte Saigon. contestó de un modo casi enciclopédico. Poseemos laboratorios de todo tipo e instalaciones para que no extrañen nada de la vida en el exterior. Entenderá que no podrá abandonar el Celaeno salvo por permiso expreso del director, protocolos de seguridad. 

Aedrel asintió con suavidad a la pregunta.

No hay problema, señor Thorn. Aunque creo que ya va siendo hora que conozca al director Järvinen y al resto de nuevos miembros del Programa. contestó con una sonrisa entusiasta, casi contagiosa.

La mujer virtual avanzó hacia la puerta, hizo un gesto con la cabeza indicándote que te acercaras a esta y ella la atravesó como un espectro sin dificultad. Casi al instante, la puerta se abrió para ti dando un pasillo blanco, densamente iluminado y preñado de toda clase de plantas.

-Somos solo viejos amigos de la infancia, Aedrel.- ¡Está viva, Viva! - ¿Puedo saber cual es su estado actualmente, en lo que vamos a visitar al director?- Mientras avanzo hacia ella reviso mi Omnipad, en espera de encontrar algún dato de lo ocurrido... o si alguien tiene acceso remoto a mi dispositivo. -También, me gustaría saber un poco más de este lugar, después de todo, tengo una función en este lugar, ¿o me equivoco?

La IL sonrió con cierta picardía, pero aceptó tus explicaciones sin ampliar más el coro de preguntas sobre ello.

Lo último que sé es que se encuentra estable, pero me temo que por ahora no podrá ponerse en contacto con ella. dijo mientras se acercaba a la puerta de la habitación. Intentaré estar atenta a su evolución y os lo haré saber, señor Grant.

En tu estudio inicial de tu omnipad no encontraste nada relevante. Los datos que llegaban a tu terminal no se diferenciaban mucho a los que te había dado Aedrel acerca del atentado a la Plavalaguna, un análisis de mayor profundidad te reveló que el aparato había sido manipulado, pero no detectaste nada especialmente virulento. Como si esperase aquel estudio, Aedrel intentó resolver algunas de tus dudas.

Hicimos un estudio de su omnipad, señor Grant. Limpiamos de posibles elementos que pudieran causar filtraciones y le instalamos un programa de seguridad. El secreto del Celaeno es vital, puede consultar todas las modificaciones cuando regrese de la entrevista con el director. Se las dejaré en su habitación.

Tras terminar vuestras preguntas, o dejar en el tintero unas cuantas, a la inteligencia que os había atendido. Esta os invitó a formular las más candentes al director del Celaeno, Rikhard Järvinen, Aedrel traspasó la puerta de vuestras habitaciones como un fantasma a lo que después os abrió la puerta que daba a un pasillo blanco, preñado de luz suave y plantas que decoraban de vida sus rincones. Había otras puertas en aquel pasillo, y en todas ellas fueron saliendo otras cuatro personas que os miraron con la misma intriga. Algunos de ellos los habíais visto antes en la Plavalaguna, otros os eran totalmente desconocidos, a todos vosotros Aedrel os dijo.

Una vez más, sed bienvenidos al Programa Celaeno. dijo con esa voz cálida y amable. Tendréis que seguirme hasta el Pináculo, donde el director os espera. Una vez realizada la entrevista, tendréis acceso libre a las instalaciones como dispongáis. Estoy aquí para ayudarles. la mujer virtual empezó a caminar a paso lento hacia el final del pasillo, esperando que la siguierais.

Al morir el pasillo, llegasteis a un pequeño vestíbulo que daba a otras secciones de las instalaciones. Todo envuelto en esa pátina nívea, de impoluta sensación. Visteis algunos operarios del Celaeno, ataviados con los mismos trajes neutros que vestíais. Ninguno os prestó especial atención, ni tampoco os la llamaron a vosotros.

El Celaeno posee dos laboratorios principales: biología e ingeniería. También posee instalaciones de entrenamiento, ocio, estudio, un puesto de control espacial de comunicaciones y un hangar con capacidad para cinco naves ligeras y una pesada en la base de la montaña. explicaba como una profesora a sus alumnos de excursión, mientras hacia esto una figura femenina se cruzó con vosotros y os pareció ver sonreír a la IL. Y hablando de naves.. ella es la teniente Tamaya Alfero. Hola Tama.

A vuestro encuentro salió una mujer de poco más de treinta años, de facciones mediterráneas y complexión menuda pero nervuda. No era una belleza, pero poseía un encanto particular casi masculino.

¡Ey, Adri! ¿Llevas contigo a los nuevos? espetó sin mucha distinción. Todo el mundo habla de ellos, pero nadie tiene las narices o, mira tu por donde, la educación de saludar. ¡Ni que los fueran a pelar nada más empezar! bromeó sonriendo burlona, pero sin asomo de malicia. Bienvenidos al Celaeno, señores y señora. Espero tener algo más de chispa que Adri, y que no os haya dado mucho la brasa con sus amplios conocimientos enciclopédicos. dijo esto poniendo un tono divertido, procurando imitar a la IL. Tamaya Alfero, piloto de la Nyx y vuestra chófer particular cuando salgamos de misión. Un placer.

Aludida por las palabras de la mujer, Aedrel participó de la conversación con cierta sorna, pero sin sentirse ofendida.

Cuando estés allí arriba perdida, Tama, espero que recuerdes pedirme por favor cuando necesites de esos conocimientos enciclopédicos. luego añadió algo más relajada, recuperando el tono casi neutro de antes. Tama es una de nuestras mejores pilotos, si pueden confiar en alguien es en ella para pilotar cualquier cosa.

La familiaridad con la que trataba Aedrel a Tamaya os resultó extraño, hasta ese momento la IL había sido muy atenta pero siempre correcta. Aquella faceta os terminaba de aceptar a algunos de que el programador de Aedrel era un verdadero genio.

Samuel se encontraba desbordado por la situación. Alguna de aquellas caras le resultaba conocida. Reconoció a Juliette, a la que saludó con una sonrisa breve y recordaba haber coincidido con el oriental en la cantina en alguna ocasión, aunque nunca llegaron a cruzar una palabra.

Asistió a la conversación entre a IA y la marimacho como mero espectador, realmente sorprendido por la naturalidad conque se desenvolvía la IA y con las impertinencias de la piloto. La idea de tener que tratar durante más de 10 minutos seguidos a una persona tan histriónica le resultaba desagradable. Por un momento pensó en contestar algo a su impertienente alusión, pero decidió moderse la lengua y no decir nada para no darle más coba. Afortunadamente parecía que ya se iba, no fuera a ser que lo hiciese peor.

Al salir de mi habitación reconocí al guardia que había estado conmigo cuando el incidente con el doctor Szala. Me sonríe y no sé bien cómo interpretar eso. Desde luego lo último que esperaba era ver un guardia del Plavalaguna que en apariencia era mediocre aquí. No debía de ser tan exclusivo el Celaeno o algo se me escapaba de aquel hombre barbudo y simple, a mi entender. Al resto ni los había visto, por lo que los estudio con curiosidad de arriba a abajo y sin disimulo por mi parte.

Seguimos a la IL, escucho todo lo que dice, reteniendo toda la información que puedo. Todo va bien hasta que nos cruzamos con otra mujer, que parece disfrutar de algún modo en tratar de molestar a la IL. Esta, lejos de bloquearse ante tan estúpido debate dialéctico por parte de la morena, contesta de forma ingeniosa. Abro los ojos, sorprendida, sin duda deseaba conocer a su programador. Una persona capaz de programar una IL hasta ese ínfimo detalle, debía ser un auténtico genio.

-Encantada, Tamaya Nyx, soy la doctora Juliette LeCompte- me presento de forma breve y tratando de sonar amable. Una persona que desdeñaba así los conocimientos, aun de una IL, no me parecía del mejor tipo.

Salgo de la habitación andando con tranquilidad, con las manos en los bolsillos siguiendo con calma la proyección de la IA.

Cuando se abren otras habitaciones y veo aparecer a más gente, los miro con algo de curiosidad mientras los saludo con una leve inclinación de la cabeza, hasta que veo a Alexander, a quien saludo con una sonrisa en los labios mientras le hago un gesto de reconocimiento con la mano.

- ¡Hola a todos, yo soy Jack! - Me presento con una sonrisa.

Sigo a la IA sin dejar de prestar atención a lo que dice y sonrío levemente cuando veo su intercambio de pullas con la piloto Tamaya Alfero y la forma en la que se comportan entre ellas. Cuando terminan sonrío a la piloto y digo:

- ¡Hola! Yo soy Jack. - Sonrío antes de añadir. - Personalmente no muerdo, salvo excepciones, aunque no puedo hablar por los demás. Por cierto, me ha gustado ver a Nora tan relajada hablando contigo, aunque me gustan sus conocimientos enciclopédicos, me ha gustado más ver como te respondía. A ver si salimos pronto de misión.

Termino encogiéndome de hombros y sonriendo.

La piloto os miró con curiosidad, sin encender más la llama de su lenguaraz jerga. Asintió a cada uno en las presentación, chocando las manos con firmeza mientras recitaba con entusiasmo un encantada. Llegado el turno de Jack, esta se mostró algo más interesada, rió a sus comentarios.

Buenas Jack, espero que sean interesantes esas excepciones. respondió burlona mientras hacia un ademán a Aedrel. Muchas horas de vuelo juntas, nos aguantamos mutuamente y nos contamos secretos de chicas. guiñó un ojo a la IL que pareció algo cohibida en respuesta, más por no saber como responder que por una genuina vergüenza.

Intuyo que tardaréis en poneros en marcha. El director os dará la bienvenida, os hablará del Proyecto y luego.. de cabeza al entrenamiento. En Celaeno se toman en serio estas cosas, muy en serio. dijo con algo de sorna Tamaya mientras miraba al fondo del pasillo a un par de soldados patrullando.

Aedrel se mantuvo a vuestro lado, pendiente de la piloto y de vosotros. Daba la sensación que se encontraba siempre alerta, quizá detectó la incomodidad de Samuel cuando comentó al final de las palabras de Tamaya.

Por esa razón no debemos seguir haciendo esperar al director Järvinen. Estoy segura de que habrá tiempo de socializar en el tiempo que estén de permiso. explicó mientras hacia un nuevo gesto para que la siguierais. Nos vemos luego, Tama. Por favor, síganme.

La piloto se despidió de vosotros con la misma energía que os había saludado, de camino al final del pasillo visteis como unas grandes compuertas se abrían dando vista a lo que dedujisteis como hangar. Asomaba por el breve resquicio que pudisteis ver un par de naves de diseños desconocidos para vosotros, y apenas de refilón. Aedrel pareció captar el interés que mostrabais algunos.

Las naves ligeras del Celaeno están preparadas para operaciones de infiltración, la Nyx es el primer modelo de su tipo. Autonomía amplia, motores de impulso K5 y sistemas de sigilo, un hito en el desarrollo tecnológico aeroespacial. comentó con cierto tono orgulloso. En Celaeno no solamente nos ocupamos de misiones de intervención, también nos preocupamos por la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías.

El camino fue lo suficientemente tranquilo como para no veros de nuevo atrapados en una presentación. Aedrel os condujo a lo que parecía la estructura central de la base, una enorme sala circular coronada por una cúpula de metal liso y blanco. En el centro un ascensor acristalado que reflejaba los colores asépticos de la base, este se dirigía hacia arriba, rompiendo el techo cóncavo de la sala central. La silueta virtual os condujo al elevador con tranquilidad, os ibais cruzando con diversos miembros del Celaeno que algunos os ignoraban u os miraban intrigados.

Por favor, por aquí podrán acceder al Pináculo.

Aliviado por la marcha de "Tama" Sam soltó un bufido de desaprobación cuando se alejó lo suficiente como para no escucharle.

Siguió a la IA pensando qué tipo de cosas haría la gente allí ¿A qué se dedicaban?

Lo cierto es que se sentía extraño; incómodo y a cada poco que pasaba, echaba más de menos el Plagaveluna. Aún cuando se estaba llendo a pique, se sentía más seguro que allí. Aquello era una locura sin sentido. Se preguntaría cómo se le habría ocurrido aceptar, pero teniendo en cuenta que no recordaba haberlo hecho, lo que realmente se preguntaba era si debería creérselo.

-¿El pináculo? ¿Qué es? ¿El despacho del señor Järvinen?-preguntó Sam a la IA-.
 

Esperé a que la piloto acabara la charla con la IL. A pesar de todo lo que dijo la mujer, yo solo podía fijarme en aquella IL y lo bien hecha que estaba. Imitaba a la perfección cualquier respuesta natural humana e incluso los movimientos. Más que una IL era como una inteligencia artificial elaborada al detalle, aunque eso era imposible, lo cual la hacía más fascinante. Estaba emocionada y deseosa de conocer a su creador. Los científicos de aquel lugar debían ser inigualables. Entré al ascensor sin rechistar, esperando ver dónde íbamos ahora.

Con mis cosas en la espalda, permanezco a la saga de los demás, observando todo e intentando mantener un bajo perfil. Caledano, un verdadero misterio. Investigación, vigilancia, observación, desarrollo. Demasiados campos para una solo organización... El diseño de la "Nyx" suena complejo, sus sistemas debían no solo ser de última generación, sino tener alguna proto IL activada o una interfase única, que permitiera controlar todos sus sistemas de infiltración, espionaje, armamento (probablemente ligero) y defensa; con una celeridad y coordinación únicas. Tomo nota mental de ello, y de paso observo a mis "compañeros".

Sonrío de forma pícara a los comentarios de Tama antes de decir:

- Un caballero no habla de las excepciones. - Después le guiño un ojo ampliando la sonrisa y asiento con la cabeza ante su comentario sobre las muchas horas de vuelo con Nora y sobre lo de que se cuentan "secretos de chicas". Me despido de ella con un gesto de la cabeza y de la mano mientras mi sonrisa se acentúa.

Unos instantes después seguimos a Nora por los pasillos Celaeno pero no puedo dejar de mirar a Sam, mientras levanto una ceja cuando, sin ningún motivo aparente, suelta un bufido de desaprobación. Lo miro un par de segundos antes de encogerme de hombros y seguir caminando detrás de Nora con las manos en los bolsillos y saludando con un gesto de la cabeza o de la mano a todos aquellos con los que nos cruzamos por los pasillos.

Cuando llegamos al ascensor, me aparto levemente para dejar pasar antes a la doctora LeCompte, con un gesto de la mano y una leve sonrisa en los labios. Después miro un instante a Sam mientras espero la contestación de Nora.

Aedrel asintió a la pregunta de Samuel con suavidad, mientras el elevador se activaba y empezaba a ascender.

Es el centro de control del Celaeno, el director Järvinen dirige el proyecto desde allí. respondió mientras apenas notabais la sacudida de la ascensión. El hilo musical que os había despertado persistía en los altavoces de la base, interrumpido ocasionalmente por llamadas a uno u otro miembro del personal. Pero cuando llegasteis a la cima del Pináculo, esa música cesó sustituida por otra algo más reconocible.

El Pináculo era una sala fuertemente iluminada con una infinidad de pantallas preñando las paredes de una sala circular, una gran mesa con varias sillas controlaba su parte central, además de otra individual al final que controlaba toda la habitación. Detrás de ese especie de escritorio habían algunos armarios de contenido indescifrable, enseguida apreciasteis la presencia de una hombre anciano sembrado de diversos implantes en pie frente al acceso del ascensor.

El anciano os sonrió amablemente, su aspecto denotaba una fragilidad manifiesta, le colocabais muchos.. muchos años.. a saber cuantos, pero sus movimientos eran suaves y controlados, con una firmeza que ahuyentaba la sensación que se iba a derrumbar en cualquier momento. Tenía un acento susurrante, de reminiscencias eslavas. Sus implantes permanecían apagados, sin mostrar síntomas de vida, pero cualquiera que conociera suficiente aquella tecnología sabía que no necesitaban lucecitas para advertir de que funcionaban.

Sean bienvenidos, caballeros y señorita. Es un placer poderlos conocer en persona finalmente, ha sido un largo proceso de selección y a este anciano le reconforta poder ver los frutos del buen trabajo. saludó con una sonrisa afable, aunque luego esta se transformó en otra de más sombría. Aunque su llegada haya sido precedida por tales desgracias, lamento las pérdidas personales que hayan podido tener en.. el atentado.

Luego os invitó a entrar en el Pináculo con amabilidad, conduciéndoos hasta la mesa grande. 

Aunque son importantes las presentaciones, ¿verdad? Soy el doctor Rikhard Järvinen, el director del Celaeno y de su proyecto. Tendrán preguntas. explicaba mientras se sentaba en una de las sillas. Intentaré responder a todas sus dudas. Por favor, siéntense.

Aedrel se mantuvo en pie en el ascensor en silencio, mirándoos a cada uno de vosotros, Järvinen prestó atención en la IL.

Aedrel, querida, puedes marcharte. Te llamaremos si te necesitamos. 

La apariencia virtual asintió, se despidió de vosotros con una cordial despedida y una sonrisa para desaparecer luego frente a vosotros. Os habíais acostumbrado a su presencia física, pero la facilidad con la que se evaporó su efigie os recordó que era una presencia holográfica.

Saludo con la cabeza a aquellos que se presentan, no me gusta hablar demasiado cuando no tengo todos los datos. Han pasado demasiadas cosas y tengo que asimilarlo. De momento me dejo llevar de manera automática. Miro la nave con ojo empresarial, miro las estructuras, las salidas, el mecanismo del ascensor. Aquello de lo que se, me tranquiliza, me mantengo con un oído en lo que dicen y con el pensamiento en engranajes, placas y procesadores.

La irreal, pero perfectamente imitada, voz de Aedrel, era lo único que lo sacaba de su ensimismamiento, sin quererlo había desarrollado una respuesta automatizada a las IL, dada su larga relación con ellas y su dependencia a sus percepciones. Pero de eso me temo con aun, no soy consciente.

Al llegar arriba, observo el lento y amortiguado detener del elevador. El director se presenta y yo despido con la mano a Aedrel como si de una vieja amiga se tratara, le guiño un ojo. ¿Me he despedido de ellas muchas veces así? de repente estoy seguro que si.