Partida Rol por web

Dejo caer los cuerpos sin vida de aquellos dos estúpidos, como si fueran muñecos. Miro a mi alrededor, mis manos, mi cuerpo... Cada uno de los cuerpos sin vida que yacían en ese oscuro aparcamiento. Tengo sed. La visión, el olor de la esencia de la sangre llena cada recoveco de mi ser, recorriendo mi espina dorsal como una corriente eléctrica. De repente, jadeando de forma irregular, noto un deseo irresistible de empaparme de aquella sangre, de saborearla y alimentarme de ella hasta quedar saciado.

Veo las cosas como en un sueño, todo se mueve muy rápido y neblinoso. Mi cuerpo se mueve de forma automática, como poseído por un deseo irrefrenable, por una voluntad más poderosa que la de mi propio ser, por un instinto primigenio y brutal. Me veo a mi mismo junto a uno de los cadáveres más cercanos, reclinado sobre él, observándolo, deleitándome con su esencia. De repente, dominado por un impulso repentino y violento, muerdo con todas mis fuerzas su cuello, desgarrando la arteria carótida y derramando la aun cálida sangre de aquel cuerpo sin vida sobre mi boca. 

El contacto de la sangre con mi lengua me hace estremecer, mientras una oleada de placer animal recorre mi cuerpo. Trago y trago, insaciable, la sangre de uno, dos, cinco cuerpos. 

Embriagado por el olor y el sabor de aquel perverso y prohibido manjar, siento renacer, mi cuerpo, más vigoroso que nunca se apoya contra la pared, mientras jadeo alterado por aquel extraño pero irresistible suceso. 

A penas terminaste de beber la sangre, embriagado por ella, te diste cuenta de lo extraño que era. ¿Por qué mierda estabas bebiendo sangre? De partida habías notado cosas extremadamente raras, eras muchísimo más fuerte, y a la vez, eras fácilmente capaz de demostrar una fuerza sobre humana, además de manejar un poder oscuro tan raro como para ti como el tipo y su magia que apareció antes.  Levantándote lentamente después de ya haber pasado varios minutos bebiendo la sangre de varios cuerpos, sentiste como tu sed disminuía un poco, pero seguía ahí…latente. Ante eso, sentiste que te observaban, y dándote la vuelta lo encontraste allí, observándote.

-Te has demorado mucho…pero al menos has sobrevivido. Has aprendido a usar tu poder. ¿Deseas más, Belphagor? ¿Me servirás por tu propia voluntad? –Dijo, para luego escucharse una risa muy oscura provenir de él, mientras su hoz comenzaba a cambiar de colores poco a poco.

Observo sobresaltado a la tenebrosa figura que ante mí se alza, imponente, oscura, mortal. Doy un paso hacia atrás aún aturdido por lo sucedido hacía tan solo unos segundos mientras aquel ser, que me dio este gran poder, pero también esta horrible sed, espera mi respuesta.

Lo observo, buscando en su risa alguna pista de sus intenciones, pues el recuerdo de aquel dolor infinito no se ha borrado, ni probablemente se borrará de mi mente ni de mi alma. *Ser su marioneta... ¿Realmente merece la pena?

De repente recuerdo el asesinato de Rayne y la tristeza y la furia invaden mi ser, la soledad, la desesperación...

 -No parece que tenga demasiadas opciones, ¿verdad? Si rechazo servirte, nada te impediría matarme, o algo aún peor. *Aunque la idea de ser su esclavo me repugna... No creo que ni mi abuelo ni Rayne hubieran deseado esto... Pero ellos ya no están, y yo sigo aquí. 

Miro nervioso, aturdido por la presencia de aquel ser, sintiendo que estaba a punto de recorrer un camino sin retorno.

Belestus te miró largos segundos, para finalmente responderte;

-Quiero que mates por mí, y que luches por mí, de ahí en adelante, será cosa tuya. Pero por tus acciones estúpidas has conseguido que casi te maten, a pesar de todo el poder que te he dado. Tendré que enseñarte a ser un campeón de la oscuridad…así que empezaremos este camino. –

Dijo, con su voz oscura, y acercándose a ti, de repente apareció un brillo debajo de ti, y en un pestañeo, estabas en otro lugar. Estaban en la cima de un edificio altísimo en New York. Podías ver todo a tu alrededor. Allí Belestus te miró y te dijo;

-Los poderes que te he dado vienen de una antigua maldición que cargaba sobre mí. Yo fui transformado milenios atrás en un vampiro…después de ya haber sido hombre lobo. Fui transformado en una extraña especie llamada ‘’Werepyre’’, y finalmente, tiempo después, en un demonio. He aprendido poderes que van más allá de todo lo que parece, y ahora, he decidido que es el momento de traer la oscuridad y la destrucción al mundo, la muerte, y la sangre. Ahora eres un vampiro, y al mismo tiempo, un hombre lobo, Belphagor. Las cruces, el agua bendita, y el sol, todas son armas letales contra ti, además tienes la fuerza y la letalidad de un hombre lobo, y necesitas beber sangre para sobrevivir…además posees el poder de la oscuridad y un Sacred Gear…yo te enseñaré el camino de la destrucción, para que así puedas desarrollar el máximo de tu potencial, y que los regeros de sangre que hagas en el futuro no sean nada con lo que has hecho hoy. –Dijo, mirándote fijamente.

Me quedo sin respiración asombrado al ver mi alrededor transformado en cielo y nubes; mis pupilas se contraen bajo el repentino cambio de luminosidad y pongo una rodilla en tierra al asomarme por el borde de aquel enorme edificio.

Escucho las palabras de aquel ser. *¿Un hombre lobo y vampiro? Pero que... -Así que los objetos sagrados, el sol, beber sangre... Veo muchas desventajas. Pero creo que hay muchas más ventajas. Observo a aquella figura demoníaca. - Lucharé y mataré por ti, si es lo que deseas. Enséñame a hacer un buen uso de estos poderes.

Sonrío para mis adentros, en mi corazón, hacía mucho que sabía que iba a aceptar aquella oferta. *No es como si tuviera algo que perder.

-Acepto.

A pesar de no verlo, sentiste otra vez aquella sonrisa observándote, la de un demonio que tiene muchos años sabiendo lo que hace. Sentiste que tu vida daría un giro…probablemente jamás volverías a ser el mismo. Te miro y te dijo;

-Me alegro que comprendas, Belphagor. Ahora, te presentaré  la primera parte de nuestro plan, el lugar en el cuál tu entraras…vamos, tenemos mucho por hacer esta noche. –

Dijo, y ante ti, otra vez, se comenzó a generar un nuevo círculo mágico.