Partida Rol por web

La Clepsidra

Or, la pequeña aldea

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01/11/2013, 13:12
Director

Notas de juego

Tranquila :)  Normalmente no empiezo a postear hasta la tarde-noche aquí en España (tú eres venezolana, ¿no?). Además, seguramente lo haré mañana y no hoy, porque he quedado con unos amigos esta tarde.

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01/11/2013, 21:42
Ámbar Madhavi

Mi cara suplicante cambia a incredulidad e impotencia cuando oigo a la señora decirme que necesito oro. Recuerdo haber escuchado esa palabra alguna vez en mi vida y sé incluso que antes de que el mundo terminara era un metal muy valioso pero ¿De dónde iba a sacar yo oro ahora?

Siento mis ojos cristalizarse con las lágrimas que no voy a derramar cuando tocan la puerta y el esposo de Manaya deja entrar a otro hombre. Ella vuelve de la habitación contigua con un papel y me propone una salida. Observo el dibujo que me muestra, asintiendo, y miro al hombre llamado Ereuá. Me salta una chispa de ira cuando me amenaza la mujer.

-¡Si aún ni siquiera le he respondido! Y no soy una vulgar ladrona- Pienso indignada. Entonces la imagen de Hermes aparece ante mi y la furia se disipa, dando paso al temor y la ansiedad.

-Haré lo que quiera.- Le respondo, aún distante. En ese momento el hombre recién llegado decide devolverle el saludo y miro el cuchillo brillar por un instante en su mano, me doy cuenta también de que, en algún momento de mi ensimismamiento, llegó otra mujer con un niño pequeño. Me vuelvo hacia la mujer y se lo repito, esta vez más suvamente.

-Haré lo que quieras, por favor, dame el antídoto y las indicaciones para buscar esa planta.- Le digo, sosteniendo la mirada, necesito que confíe en mí para poder salvar al hermano de Rania.

Notas de juego

Hola carni :)

PD: lamento la tardanza chicos, estuve liadilla esta semana.

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05/11/2013, 21:24
Manaya

—Está bien, te creo —dice Manaya a Ámbar—. Pero que tengas la voluntad de conseguir esta hierba no quiere decir que la vayas a conseguir. Son peligrosas esas montañas del Sur, te lo aseguro. Te recomiendo que encuentres a alguien fuerte que te acompañe. Por el antídoto no te preocupes, mi nieto me debe un favor. Irá mañana a primera hora a donde esté quien quiera que haya sido mordido. Tú déjame las indicaciones para encontrarlo y él irá. Quizá Eruá pueda acompañarte o conozca a alguien que pueda hacerlo. O si no, tal vez puedas mirar en la taberna del pueblo. Siempre hay gente dispuesta a trabajar por un módico precio, y si de verdad consigues la hierba que te pido te pagaré algo más que el antídoto. ¿Harías el favor de ayudar a esta chica? —pregunta Manaya a Eruá con voz más amable—. Ahora tengo que atender a esta muchacha. —clavó la mirada en los ojos de Walda.

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05/11/2013, 21:33
Amiel Miró

El hombre estaba pensando para tratar de responder la pregunta de Eruá. Tras unos segundos, finalmente habló:

—Hace un mes que Asher pasó por aquí, fue hacia Uru. No lo he vuelto a ver, y no creo que haya nada nuevo que contar. Y Melek... ¡Mira qué dátiles me ha mandado! —entra a la despensa y vuelve con unos pocos dátiles enormes—. ¡Están dulces como la miel! Ya sólo me quedan estos pocos. ¡Coged! ¡Probadlos! —dice mostrándoselos a todo el mundo. No parecía importarle demasiado el problema de Ámbar, quizá porque fuera un insensible, o quizá porque ya estuviera acostumbrado a casos similares y había aprendido a ignorarlo.

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05/11/2013, 21:38
Izem

—¡Ya vino el hombre que viaja y que to' lo sabe! ¿Sabes tú contar un chiste mejor? —pregunta el camarero haciéndose un poco el ofendido—. Anda, toma, únete a nosotros —dice mientras toma una botella de color marrón y vierte su contenido en una jarra no demasiado limpia—. Llegó la semana pasada de Tao, es de dátil moscatel, está de muerte, aunque seguro que es muy fuerte para una señorita como tú.

Los borrachos de la taberna rieron, dejando ver que a la mayoría les faltaban no pocos dientes.

 

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06/11/2013, 12:34
Lucyen

Lucyen aceptó el trago. Cogió el vaso y en un abrir y cerrar de ojos bebió el contenido. El licor si estaba fuerte después de todo, pero hizo esfuerzos por aguantar la tos... con cierto éxito.

Debo reconocerlo- dijo- es fuerte- ofreció de nuevo su vaso para que le echase un poco mas, pero esta vez nada de hacerse el machote y beberlo de un trago- no puedo negar que tienes un buen licor en tu taberna.

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06/11/2013, 12:40
Ámbar Madhavi

Asiento ante las palabras de Manaya, mi mirada se dirige a Eruá un momento breve, pero su semblante me parece ya demasiado amenazador -...Como para atreverme a pedirle que me acompañe...-

Me mojo los labios secos con la lengua, al escuchar la invitación del esposo de Amaya, recuerdo de pronto la sed y hambre que tengo -Una taberna suena bien.- Pienso.

-Muchas gracias Manaya, iré a descansar un poco en la taberna y cuando consiga un guía vendré aquí a avisar que marcho hacia las montañas del sur.- Una vez el alivio recorre mi cuerpo soy más consciente de mis necesidades. -Un baño tampoco me caería mal.- Pienso mientras me dirijo hacia la puerta. Apenas veo a una señora con un niñó y alcanzo a hacer un saludo con la cabeza. No espero que alguien más abra la puerta, lo hago yo misma y salgo, intentando orientarme en una ciudad desconocida. -Tendré que preguntar a alguien dónde está esa taberna.-

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06/11/2013, 19:05
Walda Boh

Con la emoción por lo que acababa de presenciar aún en el cuerpo, Walda escuchó a Manaya despedir a la joven. Aceptó gustosamente un dátil que le ofrecía Amiel. Realmente estaban deliciosos. Algún día encontraré al tal Melek para comprarle 10 docenas de bolsas, pensó con una sonrisa. Ulun no quiso comer ninguno. Por la cara que tenía, parecía un tanto asustado. Walda entonces vio que la anciana había clavado sus ojos en ellos y supuso que esa mirada no le agradaba mucho a su hijo.

La chica le hizo un saludo justo antes de salir por la puerta. Walda se lo devolvió y siguió mirando a Manaya, esperando que ella le hablara primero.

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06/11/2013, 19:10
Izem

A Ámbar no le costó encontrar la taberna en aquel lugar, aunque lo que vio al entrar quizá no era del todo como esperaba. Estaba sucio y era oscuro. Olía a humo, a podrido y a otras cosas peores, y había allí más de un hombre sin dientes, bebiendo alcohol y discutiendo en voz alta. No tenían muy buen aspecto. Al verte, el tabernero sonríe no sin cierta cara de pervertido mientras limpia un vaso con un trapo húmedo, intentando ser amable.

—¿Qué le ponemos a la señorita?

Notas de juego

Ámbar entra en la taberna. Allí está también Lucyen, así que a partir de ahora hay que marcar los mensajes para que los puedan leer los dos.

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06/11/2013, 19:37
Lucyen

Lucyen encarnó la ceja. Francamente, si hubiera entrado un lagarto gigante haciendo malabarismos no le hubiera sorprendido de la misma manera que la entrada de aquella mujer en el bar. ¿Que podía esperar encontrar encontrar en aquel antro? Preguntas que a un servidor no le concernían en absoluto. Aún así y todo no podía evitar sentir cierta curiosidad al respecto. Eso y que el hecho de la entrada de aquella mujer en ese tuburio podría acarrearle problemas. 

El cazarrecompensas volvió a su licor, que era a lo que había venido allí. 

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07/11/2013, 13:15
Ámbar Madhavi

Al entrar en aquél lugar arrugo nariz, no me gusta para nada el aspecto que tiene. Recuerdo que de pequeña me advertían que una mujer sola no debía entrar en estos lugares y la mirada del tabernero lo confirma. Ajusto un poco mi velo, con suerte ayudará a esconder mi expresión de incomodidad con el sitio. Hago cierto mapa mental, preparándome para huir si fuera necesario y le respondo al tabernero.

-Una jarra de agua... y algo de comer.- Añado. -Espero no arrepentirme de pedirle comida.- Pienso, recorriendo una vez más el lugar con la mirada. -Todo esto lo hago por mi familia... porque ahora son la única familia que tengo...- Me fuerzo a pensar para que el temor no me domine.

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07/11/2013, 19:27
Eruá

Eruá dejó marchar a la chica. Después del numerito del cuchillo era normal que no quisiera tener que ver nada con él. Tampoco le importaba, él nunca había tenido mucha empatía hacia los desconocidos. Esos sentimientos solo habrían sido una molestia dada las actividades a las que se había dedicado. Pero sabía apreciar a un buen amigo como cualquiera con lo que cogió uno de los dátiles que le ofrecía su amigo.

-Bueno igualmente estoy guardando una caravana que viene del sur.-Dijo dirigiéndose a Manaya.-Pero ya me he quedado con su aspecto, si tarda demasiado en volver, la próxima vez que me pase por aquí dímelo, no creo que me costara encontrarla.- Ni se le pasó por la cabeza de que acababan de enviar a esa chica a una misión francamente complicada y peligrosa, no era su problema.

Se dirigió ya a Amiel acercándose a él para hablarle al oído mientras dejaba que Manaya y Walda hablaran.

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07/11/2013, 19:41
Eruá
Sólo para el director

-Tantos años ya y nada.- Le susurro a Amiel.-Cuantas veces habré pensado que igual el cacharro ese ni siquiera está en esta valle. Y daría mi reino por un jacuzzi, en fin. Al menos los dátiles...- Se metió uno en la boca.- Están incluso más buenos que en el siglo XXXII.

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09/11/2013, 17:02
Lucyen

Había que tener mucha hambre para pedir algo de comida en aquel tugurio. Por el bien de la muchacha, esperaba que tuviera estómago para soportar lo que le sirviera el camarero. 

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09/11/2013, 23:40
Izem

—¿Agua? —preguntó el tabernero levantando una ceja y revelando así su sorpresa. No era muy común que le pidieran agua para beber—. Sí, claro, agua. 

Izem sirve a Ámbar una jarra de agua que seguramente era la jarra que estaba más limpia de cuantas había en aquel lugar. Después sacó un pequeño recipiente de cerámica con garbanzos fritos para picar. 

—¿Y qué es lo que ha hecho venir a una mujerzuela como usted a Or? —dijo el tabernero con un lenguaje más refinado del que estaba acostumbrado a usar. Estaba claro que quería quedar bien, y no como el zopenco inculto que era—. Porque usted no es de aquí, tiene acento de Tao, ¿verdad?

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09/11/2013, 23:48
Manaya

—Dime, querida —dijo Manaya refiriéndose a Walda—. Tú no pareces tan desesperada como la pobre chica de antes. Cuéntame qué te ocurre. Pero te lo advierto, yo no predigo el futuro ni ninguna de esas parruchadas. ¡Estoy harta de que me lo pidan! La gente confunde mi sabiduría con las hierbas y conocimientos médicos con poderes mágicos que no tengo. Y por favor, no tardes mucho que hoy ha sido un día largo y quiero irme a dormir. No me hagas perder el tiempo.

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09/11/2013, 23:51
Amiel Miró

—Están buenos, ¿verdad? A mí ya me da igual el cacharro ese, Eruá susurró el viejo Amiel con un tono de sopesar—. Ni aunque apareciera querría volver. Es verdad que hubo un tiempo en que me emocionaba encontrarlo, pero mi vida ahora está aquí, no allí. Además, yo no creo que el aparato ese nos devolviera sanos y salvos a nuestra época. Sólo nos querían para hacer el trabajo sucio, estoy convencido. Y no te lo digo por desanimarte. Discúlpame Eruá, pero ya no confío en nada.

Notas de juego

Supongo que en privado hablan la legua del siglo XXXII.

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09/11/2013, 23:58
Amiel Miró

Eruá y Amiel habían estado cuchicheando, hablándose en voz baja y al oído, así que Walda no pudo oír mucho de lo que decían. Es más, cuando pudo oír alguna palabra, ni siquiera fue capaz de entenderla. Fue como si en vez de hablar, sólo se estuviesen diciendo extraños sonidos al oído. Finalmente, el hombre habló en voz algo más alta y Walda pudo entenderlo.

—Bueno Eruá, ¿te quedas esta noche a dormir con nosotros? Sabes que tenemos sitio para ti aquí siempre que quieras.

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10/11/2013, 00:16
Walda Boh

Eruá se había puesto a hablar con Amiel. Susurraban tan bajo que a Walda le costaba creer que ellos mismos se oyeran. Eran como dos serpientes comunicándose. Y, hablando de serpientes... Walda recordó a lo que había venido. Por suerte, justo entonces Manaya se dirigió a ella.

Magnífica mujer, espléndido carácter -Walda tampoco era amiga de la gente que daba rodeos o que le hacían perder el tiempo-. ¿Predecir el futuro? ¿Quién podía pedirle eso? Hay gente para todo...

Por supuesto, Manaya, no te haré perder el tiempo. Venía a comprar tu famoso antídoto para curar veneno de serpientes. Soy curandera, así que me vendrá muy bien en mi trabajo. Y quizá sirva en la caravana de la que formo parte y que escolta Eruá, aquí presente, en caso de que algún desafortunado sufra un mordisco.

Esperaba poder pagarle con las olivinas. De esas había ahorrado muchas. Lo que temía era que le mandara a alguna misión peligrosa como a la joven que acababa de salir. 

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10/11/2013, 00:20
Manaya

Manaya escucha las palabras de Walda, y poco a poco le va creciendo una sonrisa que acaba en una sonora carcajada.

—JAJAJAJAJA. Lo que me imaginaba, no tienes ni idea de nada —soltó de manera cruel, recuperando la compostura tras la malvada risa—. No te ofendas, muchacha. Tú no tendrás la culpa, pero eres una ignorante. El veneno de cada serpiente es diferente, al igual que su antídoto. Crear un antídoto nuevo requiere mucho tiempo y sale caro, y más caro aún sale comprarlo. Necesito el veneno de 50 serpientes de la misma especie para crear su antídoto, y luego introducirlo en la sangre de un dromedario. Y eso sólo para empezar. Echa cuentas, no es ni fácil ni barato. Por eso tengo conmigo cientos de serpientes que me ayudan a segregar el veneno necesario para diferentes antídotos, seguro que ya has oído las historias.

Manaya sale un momento de la casa y vuelve con una víbora parda de un aproximadamente un metro enroscada al cuello. 

—Es bonita, ¿verdad? Se llama Clara, un nombre que usaban en la antigüedad.