Partida Rol por web

Después de correr, tirar ancianitas al suelo, empujar carritos de bebés y casi matar el crío, cruzar semáforos en rojo provocando que casi os atropellen y casi haber sido asesinados por el camarero del local... todos, tarde o temprano, llegáis a donde se ha detenido Ura: al borde del bosque.

Reira llega casi sin respiración. Se lleva una mano al cuello, intentando calmar el dolor que ha ido provocando el aire frío en su garganta. En el absoluto silencio del bosque, sólo se escuchan los silbidos que emite al respirar. A pesar de todo, ni un pelo se ha movido de su sitio. Ni una prenda de ropa se ha arrugado. Y ante todo, sigue teniendo ese aspecto elegante y casi mágico propio de la realeza japonesa.

- Ahhhh... Respira nieto!! Esto es aire de verdad, limpio y puro... No el de esas villas de metal donde vivís ahora! Lo notas? el viento acariciando tu rostro, agitando el pelo, arrastrando las cenizas del último saqueo. Los aullidos de los lobos intentando competir con los gritos de guerra, excitados por la sangre derramada. Sangre danesa!!! - Rie a carcajada límpia. - Ya sabes, quema sus ovejas! viola sus casas! mata sus cervezas y bebe a sus mujeres!!... Eh... Por Odin, cómo que no es así? Cómo que no!? Sí, bueno, tiene mas sentido violar a una mujer, incluso a las ovejas sobretodo si es invierno que dan mucho calor. Por supuesto que hay que beber su cerveza, pero seguro que es esa mierda de meado que los daneses llaman cerveza, por eso hay que matarlas!!

Haak se paró en el borde, como si algo le hubiese frenado en seco. Tuvo que admitir que su ancestro tenía razón. Ese bosque era antíguo, hermoso, oscuro y frío... Era casi como estar en casa. En casa... Se agachó y pasó una mano por la tierra, cogiendo un puñado y dejándolo resbalar de su puño.

Se incorporó e inspiró profundamente, ahora mas que nunca si llevase un hacha en las manos no desentonaría nada.

- KEIGOOOOOOOOOO!!! - Gritó adoptando la pose de power-metal apropiada para un épico solo de guitarra, alzando la voz y tirando de falsete. Al terminar el grito se le escapó por un momento una rápida pose de victoria, melena al viento alzando la mano en la señal internacional del metal... Los Cuernos del Metal.

- Ejem... - Tosió. Recuperó un poco la compostura y espero. - Esto...

Urahara estaba recuperando el resuello, observando los árboles con la desesperación de un Furby con las pilas sulfatadas...: Sin pestañear. Árboles. Árboles hasta donde llegaba el ojo humano. Arriba, abajo, a los lados y al frente. Oscuridad casi total y la ferviente promesa de existir lobos y otras bestias en ella...

Entonces el electrocardiograma de Hirose se dibuja plano, el color abandona su rostro y el Furby descubre que el niño que jugaba con él ahora tiene un cachorrito de verdad. Un grito chillón y estridente junto a él casi le hace perder el equilibrio tras los graves daños en el tímpano, de hecho una de sus rodillas le tiembla involuntariamente como si intentara que algo saliera de ese lado del pantalón. Mira a Haakon lentamente cuando descubre con tremendo gozo que su corazón todavía late.

- Q... ¿Qué cojones haces...? -una pregunta seca, directa, casi desapasionada. En lenguaje informático esa pregunta englobaría un TeVoyAPartirLaCaraPorLlamarLaAtenciónDeCualquierPutaBestiaQueNosAtaque.ZIP

O .RAR, para el caso es lo mismo.

Ren llegó con la respiración entrecortada. El grito agudo, el cual había atribuido a Reira o que a alguno le acababan de amputar los pendientes reales le había hecho acelerar el ritmo de la carrera en los últimos metros, logrando que ahora se encontrara apoyado sobre sus rodillas y luchando por respirar. Miró a sus compañeros y vió que realmente estaban bien. Levantó una ceja sospechando cual era la fuente del sonido anterior con la pregunta de Ura y volvió a concentrarse en su respiración, intentando normalizarla.

Notaba como el aire helado se clavaba en sus pulmones en cada inspiración por lo que cubrió su boca con la bufanda.

- ¿Fefe...?- Se retiró la bufanda de la boca - ¿Deberíamos...buscar...por....sepa...rado...o todos a la vez? - Preguntó aún con la respiración entrecortada.

Ni respiración entrecortada, ni agotamiento físico. Bunzo estaba en este momento mas allá de necesidades o limites de la capacidad humana.
El llamado de auxilio, los (posibles) monstruos, la lluvia, Transilvania, y como si eso fuera poco, ahora se erguía frente a él, este enorme y terrorífico bosque. No existían palabras para describir lo gratificado y alegre que se encontraba.

En fin...

Dejo de dar vueltas entre los arboles cercanos, se acerco al grupo y ahora si comenzaba a mostrar respuestas humanas ante el desgate. Caminaba con las manos en la cintura, intentando retomar el control de la respiración, sin poder evitar mostrar una enorme sonrisa.
Se pasó una mano por la frente, corriéndose el flequillo y secándose unas gotas de sudor, y, mas tranquilo, pero aún algo agitado respondió:
No creo que sea conveniente separarnos. uff!. Si nos movemos en grupo tendremos mas ojos vigilando cada movimiento extraño en el bosque, haciendo que las incapacidades de unos sean cubiertas por las habilidades de otros. Además puede(sonrisa) haber animales salvajes en estos bosques y es raro que ataquen a un grupo, generalmente buscan víctimas solitarias o débiles.
Ahora, en el caso de que lo que haya puesto en peligro a Miaka y Keigo, no se trate de algún animal, sino de algún... digamos... "organismo racional"... Evitare decir la palabra "vampiro" para no atemorizar a nadie. ...no nos convendría que nos encuentre en grupo, a menos que la amenaza se reduzca a tan solo un individuo. Pero de no ser así, de nada nos serviría estar separados, ya que dos o tres de nosotros no podría hacer nada contra un vampiro ups. y tarde o temprano todos terminaríamos en sus garras... ... o mas bien colmillos.
Bunzo se puso el gorro(metáfora) y empezó a dar ordenes.
Punto dos: Nos mantendremos en silencio, o al menos no gritaremos. Si los vampiros(ya pasó de suponerlo a asegurarlo) quieren raptar a Miaka y a Keigo, nuestros gritos solo los guiaran para alejarse de nosotros, y si quieren atraernos... bueno, creo que sera mejor ir callados.
Punto tres: ¿Alguien tiene un arma? En serio, cualquier cosa, un cuchillo, un palo, una navaja, algo filoso; todo puede ser de utilidad, no sé, un paraguas,(emoción) una técnica secreta de kung-fu, una cara de espanto, un rollo de papel de diario, una cruz, un lanzallamas... eso, eso si sería de ayuda, o una de esas armas que esparcen un spray de ácido corrosivo, o un lanza-misiles con dientes de tiburón y, y... y cables con electricidad que se le enganchen en el cuerpo y FFZZZZZZZZ!!! y luego KABÓOOOOMM!!! y, y... y... ... UFF!
...
Solo llevaremos un palo o una piedra. Lo mejor será adentrarnos en el bosque.(sonrisa)
Mientras, ¿podrían intentar comunicarse con Keigo o con Miaka por los celulares?

Mas tranquilo, pero aún desbordante de alegría, solo respiro profundo, y se tomó unos segundos para grabar la imagen de ese imponente bosque en su mente.

Haak se giró a Ura, encogiéndose de hombros.

- Ehm... Bueno, tranquilo, el bosque está muy MUY cerca del pueblo, las bestias salvajes no se acercarían tanto y ade...ade...de... - Haak se ve interrumpido por la oleada de anti-racionalidad que emana Bunzo. Palidece diez o doce grados, con la boca abierta si creerse lo que ve. Sacude la cabeza, con fuerza, aunque sabe que serán unas imágenes que conservará hasta el Ragnarok. - Sí, Bunzo, sí... - Resignación mode on. - Un par de palos, por si acaso, serán suficientes. - Se estremecía solo de pensar que a manos de Bunzo llegase un lanzallamas, o un rifle automático o similar. Siiiigghhhhhhsssss. - Intentad llamar con los móviles y mientras avancemos un poco mas. Además, es un bosque, estad tranquilos no son tan malos como los pintan. Yo me he pasado horas y horas de pequeño por los bosques cercanos a mi casa y este no parece tan frondoso ni tiene nieve... - ni lobos, ni rastros de sangre, ni cadáveres, ni bestias a medio devorar por otras bestias, ni einherjar, por no tener no tiene ni hijos de de Ymir. Raros pensamientos vikingos cruzan la mente de Haak.

- ¿Y... cómo sabes que están en peligro? - preguntó a Urahara. Mori recuperaba la respiración inclinada hacia adelante con las manos apoyadas en las rodillas, los ojos entrecerrados con una enorme gota cayendo sobre su perolo rojo. La razón es Bunzo. Ella no perdió detalle del baile (es más, casi podría agradecerle que fuera su intervención forestal la que le diera un momento para recobrar las fuerzas). Pero algo no terminaba de molarle...

- Eeeeeuuhhhmmm... - apretó los labios, temblorosos, en una expresión casi de estreñimiento - Eeeuuuhhmm... ¿Vampiros? Jeje. No seáis bobos... - un sudor frío comenzaba a perlarle la piel. Derrepente estaba más blanca que hace un rato - Yo... Bueno... - Es muy posible que las advertencias de Kuroda y Gunirsson estuviesen bien de llevar a cabo. Pero Mori no era de letras precisamente: La adrenalina, la acción inmediata... se la comían.

Para, Shizu, ¡¡SHIZU!! La llevas colgando...

Por fortuna, Mori no se había desprendido de su bolso de viaje (la enorme maleta ya descansaba en el hotel para su despreocupación). Recordó que, entre otras cosas, había metido una linterna. Quería probar cómo recibirían las chicas un foco desconocido en la cara a media noche. Así que se dispuso a abrir la cremallera del bolso, metiendo una mano para rebuscar sin mirar...

- ¡Haak! - linterna asegurada. Una vez fuera se la lanzó al finlandés, porque dios sabe que no hay nada NADA más parecido a un finlandés que Haakon Gurnisson. Qué finlandés era... - Esto te servirá. Yo no he pasado mucho tiempo en una aglomeración de árboles... - y prefiero tener las manos libres por si los colmillos... iiiiiggghh - escalofrío. Tras aquello, volvió a rebuscar con una mano en el bolso...

Llevo un par de donuts... Como digan de atacarnos se los tiro a las bestias... ¡¡OJALA NO ME HUBIERA COMIDO TODO LO DEMÁS!!

Cuando ya ha recuperado el aliento, más o menos, Reira saca el movil y rápidamente marca el numero de Miaka. Se mantiene a la espera, mientras una gota de sudor frío resbala por su nuca al ver el bailecito de Bunzo. También se mantiene atenta para ver si escucha el teléfono de Miaka en la lejanía...

Se descuelga el teléfono:

- El teléfono móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura. Por favor, inténtelo más tarde.

Después de un momento, Reira cuelga el teléfono.

Apagado o fuera de cobertura.

Murmura mirando a los demás. Luego cae en algo... Miaka no estaba sola.

¿Alguien sabe el número de teléfono de Keigo?

Urahara era un freaky. No un freaky propiamente dicho, porque pasaba de Star Wars, de Dungeons & Dragons, de mutantes y sobre todo de Godzilla y los monstruos de cartón piedra que Bunzo idolatraba. Sí que le encantaba el comic alternativo, el cine de culto y alguna cosa más... Pero su auténtico frikismo solo había sido descubierto por Ren...

Cuando Bunzo comenta el tema de ir preparados, el niño constipado muere y nace el maníaco suicida curtido en todas las temporadas de "El último superviviente"... Vuelve el que se hizo una brecha en la barbilla por surfear demasiado cerca de las rocas, el que comió en el campamento de verano lo que él mismo pescó cuando se le acabó la comida, el que antes de irse de casa (cuando sudaba pasta) se pedía por vicio toda la tienda de artículos de National Geographic y echó espuma por la boca cuando en internet encontró una tienda online de Coronel Tapiocca...

- Tal como dice Bunzo -parece abrir la bandolera y revolver en ella- hay que armarse con una piedra, y no separarse. Coged una rama bien gruesa y pringadla de barro a la mitad, está cayendo la noche y quizás necesitemos antorchas -tal y como podía pensar Ren después de haberse ido de escapadita romántica a la playa con el Inspector Gadget, Urahara lleva basuritas interesantes... Tales como una navaja suiza, una brújula-lupa-cajadecerillas-termómetro, un móvil sumergible hiper resistente y feo como el demonio, un mosquetón-cuchillito y una caja de costura que jamás mostrará al mundo, pues eso último no lo saca- En cuanto a lo del silencio... Ya lo has visto, Reira: Parece que no hay cobertura... -Urahara está contento en realidad, sabía que todos esos trastos y el infernal entrenamiento con Honda servirían para ser más chulo que nadie en algún momento. Se fija en la brújula para ver en qué dirección está la ciudad y empieza a adentrarse en el bosque- Haakon, vuelve a chillar los nombres de Keigo y Miaka. Y Shizuka... Sé que están en peligro porque son dos cabras locas en un bosque lleno de lobos. Y si me estaban tomando el pelo... Les mataré.

Solo le falta agacharse sobre un charco y pintarse dos rayas en cada mejilla con el barro.

Eso de los Oso-vampiro-hombre lobo es una gilipollez... ¿Verdad...?

Reira mira a Urahara. ¿No hay cobertura? ¿Quién había dicho eso?

Pero... Urahara... si... te han mandado un sms al movil... Alomejor el movil de Miaka está sin batería, simplemente. No perdemos nada intentádolo, ¿no?

Su voz suena amable, sin querer para nada llevar la contraria a nadie... ni mucho menos a quien parecía que sabía del tema.

El baile de Bunzo había conseguido paralizar en el sitio a Ren

Juraría haber visto un oso...

Volvió de nuevo a la realidad. Había que encontrar a Miaka y Keigo. No creía en paparruchas como los hombres lobo o los vampiros pero según la guía de viaje que había adquirido en su librería habitual, en los bosques de esa zona eran comunes los animales como los lobos, además, no era recomendable que les cayera la noche en ese lugar...Y parecía que Reira decía lo más sensato. Sacó el teléfono móvil del bolsillo - Voy a llamar a Keigo...- Dijo mientras buscaba el número en la agenda.

Se acercó el auricular a la oreja y esperó por tono.

- Tienes razón - Dijo a Ura. - Cae la noche, en el caso que se escuchen aullidos, no os pongáis nerviosos si es sólo uno o dos. Generalmente estarán lejos. - Omitió la segunda parte: Si empezáis a ver pares de ojos amarillos en mitad de la nada, es una manada de lobos. Algo en su interior se agitaba, su ancestro daba saltos del gusto de una cacería y la invitación a gritar no pudo llegar en mejor momento.

Retrocedió un pie, ladeo un poco el cuerpo y agachó la cabeza.

Tomó aire un par de veces...

- KEIGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO MIAKAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! - El Metal, don de los dioses de Asgard entregado a los hombres, corría de nuevo, libre y salvaje, por las venas del joven vikingo. Trompetas del Apocalipsis? Bah, eso era para maricas y débiles... El Ragnarok se anunciará con un concierto de Heavy-Metaaaal!!!!

- Pe... Pero tío...

A Mori se le quitaron las ganas de buscar en su bolso con solo ver a Urahara sacar todo ese armamento light de su mochila. Quedaría mal si sacara un paquete de donuts entre tanta brújula y navaja suiza. Nada profesional.

La guinda fue ya el finlandés que, posiblemente no contento con la idea de que la gran mayoría de ellos diesen la nota de alguna manera, decidió apuntarse un tanto. Y qué solo de voz, la madre. Shizuka se dobló hacia un lado extrañamente, palpando un tronco cercano para volver a estabilizarse.

No oigo. No oigo nada...

Se relamió los labios, acomodándose de nuevo la bolsa al hombro, con cuidado de no quedarse atrás.

- Han podido ocurrir dos cosas, Haak... - comentó, masajeándose el cuello - O te han reconodido y corren hacia aquí... O han huído presa del terror. No escucharte no ha podido ser una opción... - una media sonrisa forzada, un sudor frío, la tez blanca... Algo pasaba que a la pelirroja no le hacía mucha gracia haber acabado allí esta noche.

El teléfono de Keigo sigue sin señal, al igual que el de Miaka "apagado o fuera de cobertura", sin embargo, unos segundos después del grito de Haak...

Otro eco llega, un eco agudo, digno de una chica chillona y que se pase el día armando jaleo...: Miaka.

- ¡¡¡ESTAMOS AQUÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!!!

El grito venía del interior del bosque... todo recto.

- El Metal nunca defrauda Shizuka. - Responde el rubio a la pelirroja con una sonrisa y haciendo el gesto heavy con la mano. Luego escuchó el grito de respuesta y se giró. - Allí! Por allí ha venido! - Exclama girándose hacia el orgen del grito, hacia lo mas profundo del bosque, en línea recta hacia la garganta de Fenris.

- Vamos! - Exclama y sale corriendo, acompañado de un coro de tintineo de metal contra metal.

Ren colgó el teléfono en cuanto la teleoperadora comenzó con las palabras de "el teléfono móvil al que llama..." - Nada, Keigo tampoco tiene cobertura... - Dijo mirando con odio la pantalla del móvil como si la dueña de esa voz pudiera verlo y tuviera la culpa.

Por suerte, parecía que el grito en falsete de Haak era increiblemente efectivo para tales situaciones. ¿Quién necesita movilizar ejercitos o bomberos teniendo nórdicos heavys en casa? Lo mismo te sirven para calmar ataques psicóticos que para encontrar a amigos perdidos en el bosque.

Comenzó a correr detrás de él, internándose más en el bosque.