Partida Rol por web

Al fin salís del instituto y os ponéis a caminar hasta llegar a un bonito parque...

Gin entra en el parque cogiendo a Tooru de la mano, y no tarda demasiado en buscar un rincón apartado de cualquier camino para lanzar las mochilas de ambos a suelo y empujar a la pelirroja al árbol más cercano, atrapándola para besarla con pasión desenfrenada, con urgencia... saboreando sus labios, su lengua, y llevando sus manos a su cabello para acariciárselo hasta dejar las manos en sus mejillas y acariciarlas con los pulgares.

Preciosa...

Murmura en un ronroneo entre beso y beso, sin apenas dejarla respirar... consiguiendo que sus labios enrojezcan.

Te he echado de menos esta noche...

Tooru encaja los besos de Gin con su maestría de siempre... y se los devuelve acariciando su cuerpo y deslizando sus manos hasta el interior de su camiseta.

Y yo a ti... no sabes cuánto...

Gime levemente ante tantos besos de Gin, tan apasionados...

Esta noche... cuélate en mi habitación...

Casi parece una súplica.

Gin nota la excitación de Tooru y baja una de sus manos por los brazos de ella hasta sus muslos, pasándolas por debajo de la falda para acariciar directamente su piel sin dejar de besarla.

Tú sigue así y te hago mía aquí y ahora.

Vuelve a murmurar, pegando su cuerpo al de la pelirroja para que pueda notar cómo ha crecido el bulto en su entrepierna. Deja sus labios para merodear con los suyos por el cuello de la chica, besándolo y mordisqueándolo... respirando profundamente sobre su piel, sin dejar de acariciar su muslo y sujetando su cara alta con la otra mano, que sigue en su mejilla.

Se separa un poco de él y hace pucheritos y morritos.

Jopelines... si eres tú el que me está provocando y el que se me ha tirado encima... además, hace mucho frío como para hacerlo aquí en medio... - usa un tono de voz algo infantil... algo que contrasta con el movimiento que ha tomado su mano por encima de la entrepierna de su pantalón... sonríe maliciosamente.

Gin responde a la sonrisa de Tooru con otra igual de maliciosa mientras vuelve a pegar su cuerpo al de ella, aplastándola contra el árbol, y acerca sus labios a su oído.

¿Frio? Déjame un par de minutos más y no recordarás lo que es el frío...

Con una mano apoyada a la corteza del árbol y la otra subiendo peligrosamente por el muslo de la pelirroja, Gin empieza a juguetear con su lengua en su oreja, rodeando el lóbulo y luego recorriéndola entera.

De repente... escucháis un sonido similar al de una pelota... y es, el sonido de una pelota, porque ésta llega al tobillo de Gin rodando lentamente... al levantar la mirada, os encontráis con dos niños y una niña, de unos 9 o 10 años... mirándoos fijamente. Alucinando.

Tooru se ríe y te aparta levemente, mirándote con cara de "creo que será mejor que vayamos a otro lado..."

Mierda...

Murmura al oído de Tooru antes de darse la vuelta con una espléndida sonrisa de oreja a oreja y chutar el balón para que vaya directamente a las manos de uno de los niños.

Aquí tenéis. No os quedéis hasta muy tarde en el parque.

Les dice con una sonrisa mientras recoge las mochilas y se las cuelga al hombro y luego coge la mano de Tooru con la suya para llevarla a otro lado. Al pasar junto a uno de los pequeños, le revuelve el pelo con la mano con la que sujetaba las mochilas y luego vuele a llevarla hasta el asa de éstas. Caminando con chulería con Tooru de la mano... y con un calor de mil demonios en la entrepierna. Intenta calmarse mentalmente mientras camina, sin importarle quien pueda o no notar el bulto... ¿Dónde podían ir?

Vais caminando hacia alguna parte, buscando quizás inconscientemente un lugar resguardado para estar los dos tranquilos y solos... y poco a poco os vais quedando solos en la calle.

Cosa rara.

Hasta que una gota se cae a la nariz de Gin, y otra gota se cae en la frente de Tooru. Ni tres segundos después está lloviendo, tronando y relampagando a mares.

¡Mierda!

Exclama mientras coge a Tooru de la mano y empieza a correr por la calle, mirando a todos lados para encontrar un local al que entrar. Mirando a lado y lado, en el reflejo de un escaparate, ve como la pelirroja va toda empapada y como la ropa empieza a pegarse a su cuerpo. Aquello no era bueno para su entrepierna. No podía ser bueno.

Se quita la chaqueta y se la pone a ella sobre los hombros, con las mejillas algo sonrojadas y los ojos vidriosos.

Venga, tenemos que encontrar un sitio en el que resguardarnos.

Tooru se para y tira de la mano de Gin, señalando una dirección.

Esta calle me suena, por aquí se va a la residencia, creo... allí podremos secarnos y cambiarnos de ropa. Además, los demás fueron a no sé dónde, ¿no?

Una sonrisa pillina aparece en sus labios... aunque es sustituida rápidamente por un estornudo.

Ais... - dice pasándose el dedo por la nariz.

Está sonrojada... quizás se está resfriando.

Gin mira la calle... y luego a Tooru. Parece dudar, no quiere que se moje más y sea peor para el resfriado que acaba de coger. La mira preocupado mientras lleva el dorso de la mano a su frente para comprobar si tiene fiebre.

Venga, vamos.

Vuelve a cogerla de la mano y a correr lo más rápido que puede, llevándola con él hacia la residencia. Ahora el motivo por el que correr era muy diferente al de antes. Ahora no corría para encontrar un lugar donde estar solos... sino un lugar donde Tooru estuviera bien.

No tardáis en llegar a la residencia, pero no porque fuera por la dirección donde dijo Tooru... sino porque Gin no paraba de correr y preguntar a la gente si conocían el hostal en el que os hospedábais.

Finalmente llegáis... Tooru estornuda de nuevo... y está todo desierto. No está ni la profesora Honda. Nadie. Por ningún lado.

Nada más llegar, Gin se pone en modo mandón.

Venga, a tu habitación. Quítate esta ropa y date una ducha de agua caliente. Yo voy a ver si encuentro la cocina de este sitio y consigo algo caliente para cenar. Venga, venga...

Va metiéndole prisa por las escaleras.

Antes de ir a buscar la cocina deberías ducharte tú también...

Dice sonriendo y estornudando de nuevo... se pone de puntillas para dar un nuevo besito a Gin y se aleja por las escaleras hacia su habitación.

¿Yo? Yo soy todo un macho japonés. No me hace falta correr por un poco de agua.

Alardea de su buena salud* mientras recibe el beso de la pelirroja y se la queda mirando un segundo con cara de atontado viéndola subir las escaleras. Después empieza a andar por el pasillo buscando algún letrerito o cartel o algo que indique dónde está la cocina... o a alguien que pueda indicarle.

El cartel de la "cocina" está en el comedor, pero también hay un cartel de "prohibido el paso". Parece que están preparando ya la cena, por el olor que sale de su interior...

Gin no se corta un pelo. Cuando la vida de su chica está en peligro, no hay carteles que valgan. Abre la puerta con una mano y con la misma pose chulesca habitual en él. Una vez abierta la puerta, pregunta en voz alta, si puede ser a alguna fémina y con sonrisa y tono de voz seductores.

Necesito algo caliente, por favor.

Todas las cocineras, todas mujeres, se giran para ver quién ha abierto la puerta... vale, Gin es japonés, no es el sueño erótico de todas las mujeres... por ser japonés. Pero es Gin. Lo que significa que no importa que sea japonés.

La cocinera más cercana, abre la boca... casi parece que vaya a decir "yo". Pero no lo hace.

Hay sopa allí... Sophía, pónsela en un plato hondo... ¿vas a comerlo aquí?

Casi parece que esté pidiendo "por favor" con la mirada... bueno, ella y todas las demás mujeres.

Gin sonríe de medio lado. Esa sonrisa que pocas pueden aguantar, completamente satisfecho. ¿Cuánto tiempo hacía que no utilizaba sus habilidades? Su sonrisa se vuelve cálida al recordar los primeros días con Tooru. Se apresura a tomar el plato con cuidado de no quemarse.

Hoy lo llevaré a la habitación, pero otro día vendré a visitaros, preciosas. Gracias por vuestra amabilidad.

Les dedica una nueva sonrisa cargada de feromonas y les guiña un ojo antes de salir por la puerta silvando, con el plato caliente entre las manos, procurando que no se derrame ni una gota. Algo fácil teniendo en cuenta la elegancia con la que camina cuando debe...