Partida Rol por web

Ad intra mare (Mar adentro)

Parte X. El último viaje

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18/08/2021, 10:36
Director

Antes del amanecer os vestísteis, bajásteis a desayunar y antes de acudir al puerto marchásteis a la plaza por la que la tarde-noche anterior habíais pasado. Sebastián había de recoger su armadura. Golpeó con los nudillos en el taller y el herrero refunfuñó por las horas, pero parecía tener lista su cota*. Tras el pago, caminásteis cuesta abajo por un callejón de St. Jeroni de Murtra, y por el pueblo no se veía aún a nadie.

Nada más pisar el puerto, los primeros rayos del sol comenzaban a despuntar, y había un único barco en el puerto: una coca de buena figura, pero visibles arreglos y remates. Como bien dijo Camila, la habían estado reparando toda la noche, seguramente a golpe de candil o antorcha. En el puerto había bastantes marineros subiendo y bajando del navío, como preparando el viaje: cajas, cargamentos, aperos y cuerdas. Por cierto, allí estaba vuestra acompañante, con el águila posada en uno de los palos de la coca. La mujer estaba acompañada de dos hombres, con los que charlaba.

Notas de juego

**Ahora son 117 puntos. Anótatelo.

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18/08/2021, 10:41
Carme

Buenos días, no hay tiempo que perder -os dijo-. Éste es el capitán del "Gregal" -la coca-, llamado Faustino. Él vio al Tro en alta mar, y todo aquello que os he contado... -se trataba de un hombre de pelo corto y barba rojiza, aprestado para la mar por sus ropas; miró al pirata Damiá, pues parecía tener buen ojo para marineros y resto de gente...- Y este otro señor es el padre Agulló, párroco de este pueblo, quien ha accedido a acompañarnos en este viaje, para moralizar a los marineros tras lo que vieron en alta mar... - era un tipo con hábito oscuro, nariz prominente, mirada profunda y gorro de cuero. Llevaba consigo una visible cruz al cuello. Ambos hicieron una reverencia-.

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18/08/2021, 10:42
Padre Agulló

Bienvenidos, hijos. Camila me lo ha contado todo... Las fuerzas del Mal no deben seguir en este mundo ni un minuto más; debemos corregir eso -añadió Agulló, haciendo en el aire hacia vosotros la señal de la cruz como para protegeros-.

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18/08/2021, 10:42
Capitán Faustino

Vamos, no hay tiempo que perder... ¡subamos al Gregal! Está ya todo dispuesto -dijo el capitán-. ¡Marineros! ¡¡Arriad velas!! ¡Vamos! ¡Vamos!

Aquella escena le parecía a Damiá de lo más común, y al mismo tiempo, algo lejano de su pasado. Y sin más preámbulo os embarcásteis en la coca...

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18/08/2021, 10:54
Director

Tras amanecer, la mañana era completamente primaveral; el sol se reflejaba ahora en el mar, arrancando brillantes destellos. Solo una leve brisa soplaba desde el mar acariciando toda la zona e impregnándolo todo de olor a Mediterráneo.

La coca era guiada por Faustino y cinco de sus mejores marineros, y poseía la suficiente carga como para llegar a la localización a la que íbais. El resto de marineros iban de acá para allá, trabajando al son de la mirada de Damiá, quien compartia aquel oficio.

Por su parte, el padre Agulló había sido acomodado desde el primer minuto en un camarote, y se había retirado a orar de manera pertinente para que Dios os proveyera un buen viaje rumbo a lo desconocido...

Camila permanecía sentada en la popa, agarrada a unas cuerdas (como sumida en profundos pensamientos y reflexiones) y el águila de la anciana revoloteaba sobre la coca, posándose de vez en cuando en la punta de su palo.

El resto de los marineros, pese a estar ocupados, mostraban un semblante serio y de miedo (por eso el ambiente era raro), mucho miedo. Todos habían vivido un horror no hacía muchas horas, y ahora navegaban al mismo punto.

Poco a poco Sant Jeroni de Murtra se hizo un punto pequeño a vuestras espaldas: ahora estábais en alta mar (tal y como le había predicho la vidente de las afueras de Sant Cristofol a Damiá...)

Notas de juego

Comenzamos nuevo capítulo.

Estáis ya en alta mar. Se trata del penúltimo capítulo, aunque quizá lo solape con el último (ya veremos sobre la marcha). Iré actualizando cada varios días como hasta ahora, pero incluso si no habéis podido postear (ya que a partir de Septiembre mi tiempo de Umbría se verá notablemente reducido, y me gustaría concluir esta aventura cuanto antes, sea con buen puerto claro... (tanto dentro como fuera de la historia de vuestros PJ, jeje).

Lo dicho. Tocan horas de alta mar. Podéis interactuar con las zonas del barco (a vuestra imaginación de lo que es una coca, es decir, un barco mercante y pequeño), como con el resto de PNJ (capitán, Camila, Agulló y Marineros).

La coca según el manual de Aquelarre: "un barco redondo, panzudo, macizo y pesado, de alto bordo, más parecido a una cáscara de nuez que a otra cosa. Las cocas más grandes pueden medir hasta 35 varas de largo por 10 de ancho y 5 de alto, con dos o tres mástiles de 20 varas de altura con velas cuadradas. Hay cocas más pequeñas, por supuesto, de unas 20 varas de largo por 5 de ancho, y 3 varas de altura de borda. Según su tamaño pueden transportar de 150 a 400 toneladas de carga. Se bambolean más que una tusona vieja, y muy avezado al mar tiene que ser quien en ellas viaje, si no quiere pasarse los primeros días de navegación vomitando todo el santo día por la borda. A veces llevan remos, pero es de natural que sólo los usen para determinadas maniobras, ya que el peso del barco impide desplazarse exclusivamente con ellas."

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19/08/2021, 11:38
Damiá, el Gavinet

El pirata comenzó a pasear por la cubierta descalzo y ayudar a los marineros en todo lo que podía. Mientras ayudaba a tensar las cuerdas, reunir los aparejos y plegar las velas; preguntaba con discreción a los marineros que habían visto. La descripción de la anciana era bastante clara, pero siempre se podía obtener algo mas de información. También, si era posible, haría las mismas preguntas al capitán.

El cura no era de su interés, así que no se preocupó por bajar a su camarote a preguntar. Seguramente estaría doblado sobre su estomago vomitando sin parar a causa del movimiento de la embarcación.

Notas de juego

Me parece un plan perfecto para terminar la aventura. Yo en septiembre también estaré más liado.

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19/08/2021, 22:32
Eguzki el Calvo

.

   A la vista de los acontecimientos, parece ser que la opción de trabajar por unos dineros para aligerar las penurias por escasa bolsa no sería una opción. Engulló su parte Eguzki y se largó a dormir.


   A la mañana siguiente, antes de partir, con la venia del caballero, intento sanar la herida un poco más. Luego voy al puerto, con gran excitación, una aventura es ir en barco, a las presentaciones de Camila, añado.

   - Padre, e inclino la cabeza* - y luego me giro al capitán, - Eguzki, curandero, si puedo echar una mano, con gusto la daré. -

   Una vez a bordo, procuró no molestar mucho, más si miró si había algún lugar donde pudiera leer, salvo que fueran necesarias mis fuerzas, que ayudaría en lo posible. También me acercaría a Doña Camila en algún momento a pedir consejo respecto a libro.

   - Miré Doña Camila, este libro de hierbas y... cosas que hallé, ¿podría ayudarme a interpretarlo mejor? si ahora no hay tiempo cuando volvamos... si volvemos... -

.

- Tiradas (2)

Notas de juego

*Parroco normal, este no tiene anillo que besar ¿no?

Gasto un punto de suerte si Sebastian consiente en tratar su herida.

Sánate un punto de vida. (Las hierbas, que ya no son tan frescas, XDDD)

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20/08/2021, 13:47
Director

Notas de juego

Párroco normalito, Eguzki, sí; el típico cura local medieval.

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21/08/2021, 00:21
Sebastián de la Torre Quebrada

Sebastián había escuchado a Camila en la sala destinada al descanso de los cuatro hombres. Se mantuvo meditativo y por supuesto asintió a embarcarse en el Gregal, pues al parecer no había otro modo de llegar a su destino, con todas las connotaciones que la palabra destino pueda tener. 

Costó un poco al caballero conciliar el sueño, pero finalmente lo logró, teniendo un sueño reparador, al menos en apariencia, y con  las espadas bien a mano por si las necesitase en mitad de la noche. 

 

Al amanecer accedió a los cuidados de Eguzki con un gesto de cabeza, desayunó en silencio y de igual modo se llegó a la plaza. No fue hasta tratar al Herrero que se escuchó su voz aquella madrugada. Su cota no había sido completamente reparada, pero sí al menos en buena parte remendada. Pagó lo acordado al herrero y se colocó las placas antes de despedirse. Aquella parte de su armadura le daba tranquilidad, una sensación de seguridad que, por otro lado, de poco podría servir contra las artes oscuras, pero seguro que cumpliría a la hora de medirse con aquellos hombres negros. 

 

Al llegar a puerto observó a la anciana. Temía que hasta el mismísimo instante del final de todo aquello no le sería revelado si se trataba de una buena mujer o si por contra era una bruja. Mucho sabía y muchos eran los esfuerzos que había hecho para estar con ellos allí, dispuestos a subir al barco que ella había escogido y con la tripulación que ella había convencido. ¿Cómo podía tener tanto poder una anciana? Más tratándose de una que no parecía especialmente adinerada. 

Parte de sus temores se vieron sosegados al descubrir que un cura se sumaba a aquel viaje. Por su mente cruzó la idea de reprocharse no haber informado al Santo Padre, o al menos al superior de su orden. Pero pronto recordó como no había sido capaz de convencer a aquel Baile, porque desde luego él mismo creería que se tratase de los desvaríos de un loco si no fuese porque lo había visto con sus ojos y vivido en sus carnes. 

 

-Celebro que se una a nuestra empresa- dijo inclinándose levemente a modo de saludo para el religioso -alabado sea Dios-

Después quiso dirigirse al capitán. 

-Quisiese agradecerle que nos permita viajar en su Coca, su valentía y la de sus hombres les honra.- Podría haberse extendido mucho más. Pero era Sebastián de aquellos que tienen la firme convicción de que lo que uno calla siempre lo puede decir, pero lo que uno ya ha dicho ya nunca se puede callar. Poco conocía a aquellos marineros como para suponer que no se amilanarían si decía todo lo que le pasaba por la cabeza. 

 

Una vez en el barco regresó a su silencio, y a medida que se alejaban de Sant Jeroni de Murtra sentía la inestabilidad bajo sus pies. Él, que había cabalgado durante horas, que había dormido con el silbar incesante del viento, que había soportado más de lo que muchos hombres hubiesen sido capaces, ahora sentía como su compostura se iba perdiendo con el mecerse en el mar. Como si una niñera macabra le acunase para encogerle el estómago y retorcerle las tripas. 

Se dirigió entonces con paso torpe a la proa, pues creía que sentir la brisa Marina en la cara le ayudaría a recomponerse, sin embargo al llegar a la punta del barco el desayuno decidió abandonar su cuerpo, viéndose arrojado al mar sin remedio en varias y grandes arcadas. ¿Cuanto faltaría para llegar? Se preguntaba al tiempo que buscaba el horizonte con la mirada, tratando de fijar la vista en un punto de referencia que le ayudase a soportar el tortuoso baile de la embarcación. 

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23/08/2021, 18:03
Dalmau Font de Tossa

Dalmau había pasado una noche intranquila. Soñando con la niebla y la isla rodeada de peligrosas rocas que iba a ser su próximo destino. El final del viaje estaba ya allí y aunque la cruz dorada que portaba al pecho le infundía valor no era suficiente para calmarlo.

Una vez a bordo de la coca, decidió unirse al Padre Agulló en su camarote y acompañarlo en sus rezos. En esa hora, más que en cualquier otra necesitaban toda la ayuda del Altísimo que pudieran conseguir.

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24/08/2021, 16:20
Director

Allí había... Un círculo de piedras... Rocas en alta mar, bordeando una masa de niebla... alg​​o...inaudito... Además, tras la terrible tormenta que casi chafa por completo esta coca, uno de los marineros cayó por babor... al gritar "hombre al agua" y mirar por la barandilla de cubierta, Joan, el compañero caído, se ahogaba en un mar rojizo... ¡El agua era sangre! -ese era el resumen del único marinero que se prestó a contar algo más de su  encuentro con el Tró. Después dejó de hablar ante las miradas de desconfianza de sus compañeros...

Cuando acudiste un rato después a ver al capitán Faustino, te contó lo mismo, y te dijo que mandó a su tripulación no mencionar si no fuera necesario lo que vieron es anoche para no desmoralizar al resto de compañeros del "Gregal". El caso es que te confirmó lo de las rocas capaces de hacer zozobrar a un barco, lo de la niebla, lo del mar hecho sangre...y algo más: él y alguno de los marineros vieron a varios seres alados, de piel negra como el azabache volar y vigilar en torno a esa niebla, bajo la terrible tormenta. Luego volvieron lo antes posible al puerto de St. Jeroni...

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24/08/2021, 16:23
Carme

Le enseñaste a Camila el libro de hierbas que encontraste en casa de Adelaida. También el que tuviste a bien encontrar en las cuevas cerca de la casa de la anciana, hace ya muchas semanas atrás...

Si... Ambos hablan de hierbas... de... Este es de Adelaida, a quien yo conozco... Y además... Es... -se llevaba las manos a la frente entonces, como si estuviera cansada-... Es ... eh... No... -balbuceaba ahora-: No, Leví, no; es malvado, nos hará mal... Eleazar tiene razón..., Debemos echarnos atrás...

Entonces Camila abrió sus ojos, se retiró la mano de la frente y volvió en sí: había estado delirando.

Querido Eguzki, dejémoslo para otra ocasión, no sé qué me ocurre hoy... -entonces se retiró, como mareada; (¿acaso serían las olas del mar?), Y bajó a los camarotes.

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24/08/2021, 16:25
Director

El capitán Faustino asintió ante tu agradecimiento. Parecía que las únicas ganas de querer volver a ese fatídico punto del mar habían sido el adquirir alguna buena suma de dinero, o que tal vez le debía un favor a Camila, pues de lo contrario no parecía que el capitán quisiera aventurarse de nuevo a esa zona de alta mar.

Una vez en la proa, sintiendo la brisa primaveral de la estación, viste un puntos oscuros en el cielo, bajo el sol: una figura humana... ¡con alas!, Asomaba allá arriba. Volaba al unísono del vuelo del águila de Camila, y entonces... ¡Se marchó volando!

Quedaste con la duda e intriga de aquel ser volador... Entonces viste a Camila deambular por el barco... Llevaba l ano en la frente tras hablar con Eguzki, como si estuviera mareada, y marchó a camarotes enseguida.

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24/08/2021, 16:26
Padre Agulló

Vos sois el único que me acompaña; un hombre de Dios, como vos... No podría ser otro -el padre Agulló agradeció tu presencia en su camarote-. Venid y rezad conmigo, pues no vamos a un lugar común, joven caballero -te dijo-. Vamos a la boca del infierno, me temo -por tu parte, para no importunar las oraciones, no le dijiste que tú ya habías estado en uno recientemente...-.

He tenido terribles sueños... Sueños de tormenta, muerte y desesperación... -continuó-; el mar no nos dará tregua, esta claro, antes de llegar a ese punto del mar... Hay que ser precavidos.

Parecía que aquel pastor sabía más de lo que parecía. El caso es que te quedaste rezando con el una media hora.

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24/08/2021, 16:36
Director

Tras unas horas de viaje, supisteis que Camila había empeorado repentinamente de estado (el marero marítimo le había afectado); el padre Agulló estaba encerrado en su camarote- orando y orando (el caballero Dalmau había sido el único que le había acompañado en sus rezos a Dios), y el capitán Faustino y sus marineros trabajan en las velas y los amarres casi sin hablar, aún con el terror en el cuerpo sobre el encuentro en alta mar que protagonizaron con el Tró y que os narró Camila en el día anterior en St. Jeroni.

Las horas pasaban, y el tiempo primaveral comenzó a tornarse oscuro, gris y muy cerrado. Al mediodía pudieron verse incluso algunos rayos en el cielo, y fue tras la pertinente comida cuando cayeron las primeras gotas de agua.

La tripulación hablaba entre sí, Camila estaba como ausente en cubierta y Agulló solo había salido para comer.

El capitán Faustino auguró que estabais frente a costas moras, aún delante de la Península, pero también quedaban pocas horas de viaje. Y lo que era peor, os hablo de la fatídica palabra... "TORMENTA". Según Faustino, su milagrosa vuelta al puerto de St. Jeroni estuvo marcada por una tormenta que comenzó justo como la que estabais viendo sobre cubierta: con la presencia de rayos y truenos.

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27/08/2021, 21:32
Damiá, el Gavinet

El pirata busco un momento en el cual reunirse con sus compañeros lejos de los marineros. El capitán tenía razón, no había que asustar mas a los pobre marineros, bastante había sufrido.  Unos de los marineros me conto lo que vio al acercase al Tor, después el capitán me lo ha confirmado. Comenzó poniendo en situación a sus compañeros de viaje. Divisaron un círculo de piedras y rocas en alta mar, bordeando una masa de niebla. Algo sumamente extraño. En ese momento una tormenta casi hace zozobrar la coca, y uno de los marineros cayó al mar. Según el marinero el agua se volvió roja y el marinero se ahogó en un mar de sangre.

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28/08/2021, 02:06
Sebastián de la Torre Quebrada

Sebastián estaba notablemente pálido cuado se reunieron todos. De hecho también los había estado buscando, pues algo importante debía compartir con ellos. 

Escuchó las palabras de Damià. Le quedaba claro que lo que les esperaba superaba con creces lo que hubiese podido imaginar. Lo último que deseaba Sebastián era caer al agua, pues fuese el mar salado o un mar de sangre su final estaba sentenciado en las aguas profundas, su armadura se ocuparía de ello con esmero, y poco menos que un milagro podria librarle de morir ahogado. 

 

- Mucho me temo que saben que venimos- sentenció de pronto -Ahí, en la punta delantera del barco - comenzó a narrar, pues poco sabía él de como se nombraba a cada parte de una embarcación, era hombre de tierra firme - he visto el águila de la anciana volando. No estaba sola, algo parecido a un hombre alado compartía con ella el cielo. Al poco aquella criatura ha desaparecido- miró a todos blanco, quizás por el mareo, quizás por el miedo, tal vez por ambas cosas. -¿Qué sabemos realmente de esa mujer? - y después preguntó directamente a Damià, pues había dejado claro que sabía desenvolverse en aquella coca -¿Qué nos aconsejas para superar esa tormenta y llegar a la supuesta isla con vida? - porque tras esas descripciones que les había dado ya dudaba que la isla fuese tal cosa. El de la Torre Quebrada ya dudaba de casi todo. 

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28/08/2021, 10:38
Director

Damián y Sebastián compartían impresiones de lo que estaba pasando en cubierta. Sin embargo, a media tarde casi de noche (momento en el que estábais), y cuando ambos charlaban de ello, todos notásteis que el Gregal estaba ya bajo el gran manto nuboso del que salían los rayos y truenos que acabábamos de ver. Vuestra coca, aunque curase, parecía que no tenía escapatoria a la tormenta...

Las olas comenzaron a embravecerse, la noche a caer, y el viento a zarandearos poco a poco.

¡BRMMMMM!

Otro trueno sonó sobre vuestras cabezas y Faustino ordenó a los marineros del Gregal sujetar con fuerza las velas. Noble gustaba al capitán (ni tampoco a Damián, que sabía de ello por oficio) el vaivén errático de la coca al moverse en el mar...

Minutos después la lluvia comenzó a caer con más fuerza y pronto se convirtió en aguacero. Las gotas golpeaban la madera de cubierta con fuerza y la luz solar se marchó definitivamente para dar para paso a la negrura de la noche.

El vaivén de la coca era ahora como el de una tabla de madera en un río revuelto, y las olas comenzaron a golpear con fuerza el casco, mientras Faustino, ahora, ordenó desaflojar aparejos para no tensar tanto la vela de la coca y evitar así su desgarro frente al viento.

El padre Agulló no había salido a cubierta (y menos con este tiempo), y llegó un momento en que uno de los marineros gritó algo sobre el agua; algo que, según sus palabras, había vuelto a repetirse... ¡El agua era rojiza ahora, como la SANGRE!

Por otro lado, una gran ola golpeó el casco y gran parte del agua cayó sobre cubierta. Cuando la ola paso pasó, cientos de peces pequeños aparecieron sobre ella. Otros dos marineros, sorprendidos, alertaron de que todos estaban muertos... Y así era.

Y mientras unos se afanaban en sujetarse a lo que podían, otros trataban de seguir las indicaciones del capitán, en medio de un terrible vaivén: la tormenta os tenía ahora a merced, golpeándoos con la lluvia y empujándoos con el viento. La situación era terriblemente desesperada... Por último, mientras el capitán hubo de dejar el timo para ayudar el mismo a sus marineros, visteis a Camila aferrada a una barandilla de madera del pequeño castillo de popa de la coca...

Notas de juego

He supuesto que todos estáis en cubierta. Con vuestra siguiente intervención, tenéis que tirar todos AGI x3:

-Si la superáis, podréis aferrarnos a algún objeto o parte de cubierta para evitar males mayores

-Si falláis, lanzad por Suerte:
--- Éxito: lográis sujetaros milagrosamente a algún objeto, compañeros (etc., podéis narrarlo).
--- Fallo: caéis al mar (luego narraré lo que ocurre)

Alguno de vosotros, además, si opta por acudir al timón y ocupar el puesto que ha dejado el capitán, puede hacer una tirada de Navegar previamente. Si logrará superarla, la tirada de AGI sería x4 para todos los Jugadores (y no x3).

PD: si alguno de vosotros narra que no está en cubierta, sino en algún camarote en el interior del casco, que lo especifique y no hace falta que tire nada de lo descrito.

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28/08/2021, 10:46
Damiá, el Gavinet

Si, si, el capitán también dijo que él y alguno de los marineros vieron a varios seres alados, de piel negra como el azabache volar y vigilar en torno a esa niebla, bajo la terrible tormenta. Comento rapidamente al darse cuenta que no había dicho todo.

Cuando el barco comenzó a moverse, rápidamente el pirata se agarro a uno de los cabos. Era un movimiento instintivo, alcanzado después de muchos años trabajando en el mar. Una vez asegurado, corrió hacia el timón para ocupar el puesto del capitán. Con mucho esfuerzo consiguió enderezar la nave. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Post modificado.

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28/08/2021, 11:24
Eguzki el Calvo

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   Tras observar que Camila parece indispuesta, por un momento pensé en ver si podía echar una mano, pero visto lo visto, que la doña parece ser mucho más competente que yo en sanaciones y hierbas, lo descarto como un pensamiento de mi imaginación y mi nerviosismo.

   Ya que poco puedo hacer salvo estorbar, busco un lugar donde pueda leer el libro de hierbas de Adelaida y mantengo bien cerca siempre el amuleto de Cruz de Caravaca, aunque un pensamiento adicional acude a mi cabeza. ¿Deberíamos pedir al buen párroco que bendiga algún arma? Visto lo visto, últimamente pareciera que estuviéramos en el infierno en tierra.

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- Tiradas (1)

Notas de juego

   Yo estaría dándole a la lectura del libro de hierbas de Adelaida, si fuera posible. Espero un poco antes de tirar agilidad.