Partida Rol por web

Habíais sido llamados al Centro de entrenamiento avanzado del Cuerpo Colonial de Marines. Donde formarais parte del Escuadron Bravo al mando del Teniente Rasczak.

Estabais preparados para pasar revista por parte de vuestro oficial por eso cuando le visteis entrar en la sala os cuadrasteis nada mas verlo.

La imagen del Teniente era algo intimidante. Tenia una mirada que parecía penetrar mejor el blindaje que una bala de calibre 50. Su forma de andar y mirar destilaba un olor el cual dejaba muy claro en funesto destino que esperaba a los pobres incautos que decidieran tocarle la moral.

Todos os fijasteis mientras pasaba mirando a cada uno de vosotros ,en su brazo izquierdo. Una prótesis poderosa pero bastante llamativa y abultada.

Bienvenidos al Escuadron Bravo.  Mi escuadrón. Se que todos venir de diferentes cuerpos del ejercito y que pensais que sois la ostia. Pero voy a deciros algo. No me impresionais. Soy el Teniente Jean Rasczak. He bebido mas cerveza he meado mas sangre ,he echado mas polvos y he chafado mas huevos que todos vosotros juntos capullos.  Su cara era un poema de seriedad.  Bien el mando del Cuerpo de Marines me a dado el mando de esta unidad. Y voy a convertiros en maquinas de amar y matar.

Bien para empezar. Solo hay una regla. Todos luchamos , nadie se rinde. Si no cumplis. Os matare yo mismo. ¿Habéis entendido?

No me esperaba otra cosa de ese comandante, su fama le precedía. Yo sabía que las órdenes son las órdenes. No iba a causar mala impresión, nunca lo había hecho y no iba a empezar ahora.

- Entendido señor!

Miraba al frente, perfectamente cuadrada, como una máquina bien engrasada esperando cualquier instrucción que se le diera. Así es como les gustaba a los oficiales. Exclamó lo que tocaba:

-Señor, sí señor.

Cuidando de no resultar ni muy altisonante, ni demasiado floja. Con su historial en desobediencia Ayo no quería destacar. Ni parecer desafiante, ni mucho menos serlo.

Estaba entre entusiasmada y nerviosa. A pesar del poco tiempo que llevaba ya había metido la cabeza en un entrenamiento avanzado. Junto a mi, dos caras muy conocidas por parte mis compañeros el resto, por conocer aún. No habíamos tenído ni tiempo para presentarnos cuando nuestro oficial irrumpió en la sala. Me cuadré y me mantuve firme hasta que acabó charla. Señor, si Señor!

Intimidaba no solo con su mirada, su voz, sus gestos, su seguridad, todo en conjunto era lo que le daba ese aura de intimidación tan fuerte. Hacía mucho que nadie me provocaba esa sensación... durante años, había sido yo quien siempre la había provocado a mi alrededor, ese miedo que hace que las viejas cambien de acera al verte, y eso me atraía igual que a una polilla una bombilla encendida en la noche.
No pude evitar dejar salir media sonrisa de satisfación y orgullo creada por esta situación.

Sabia ya que estaría bajo las órdenes del teniente Jean Rasczak, por duro que fuera lo más importante era que sabía tratar a sus hombres, algo que le convertía en un líder increíble, además mostraba con su prótesis que no eran de los que se quedaban atrás. Por ello agradecí cuando me dijeron que estaría bajo su mando, en vez de uno de esos estirados de la academia.

Me cuadre como el resto del Escuadrón, en él había carias que me sonaban, desde luego eran miembros muy aptos, así que intuía que lo que fuera que pasara debía ser gordo “¿Si no para que juntar tan buen material?” Me pregunte, bueno llevaba preguntándomelo desde que vi los nombres de los que formarían la unidad.

Señor, sí Señor. Conteste a sus palabras.

El teniente era lo que se esperaba de él. Todo huevos y hormonas...y eso que estaba acostumbrada a Hammer.

-Señor, si señor!-  respondo como el resto.

De reojo miro al resto. Buenos soldados sin duda.Pero mucho novato. Según miré en el informe vi alguno con problemas de actitud.  no son los únicos , pienso para mi mientras miro al frente

El teniente pilló por sorpresa a Fritz, se puso firme como pudo y, guardándose el rosario que llevaba antireglamentariamente por fuera de la camisa, mantuvo la mirada al frente mientras Rasczak... ¿Roznak? ¿Raskak? hacía su entrada triunfal, en ese momento le hizo bastante gracia, le recordaba a aquellos generales de los libros de historia, con sus cascos puntiagudos, que soltaban largos discursos para dejar claro quien tenia mas barba que los demás. Mientras el teniente soltaba sus fanfarronadas, mas propias de un sargento de pelotón que de un teniente, no se esperaba que un oficial de tan alto rango hablara de esa manera; Fritz echó un rápido vistazo al resto de sus compañeros, ¿Es que era él el único que no parecía sacado de un anuncio de batidos energéticos para atletas? 

¿Ha dicho algo de que él mismo nos mataría? Miró a Rasczak alzando una ceja, ¿Pero donde me he alistado, en las SS? En ese momento trató de observar el gesto de sus compañeros, a ver si a alguno mas le sorprendió la actitud de este.

Cuando hubo acabado la charla incial, carraspeó un poco y soltó un "Señor si, señor" no muy fuerte.

La exagerada presentación del teniente sorprende a Matt, quién apenas estaba adaptandose al lugar, enseguida se une a la formación para el pase de revista y con la mirada al frente escucha las indicaciones del superior.

-Sólo he escuchado rumores de  Rasczak, algo fuera de lo normal tuvo que haber pasado para que lo hayan asignado a este escuadrón... en fin, el mando sabe lo que hace...-

Piensa el soldado que alza las cejas al escuchar  -Solo hay una regla. Todos luchamos , nadie se rinde. Si no cumplis. Os matare yo mismo...- No puede evitar ver de reojo la reacción de Fritz de incredulidad.

Al finalizar el discurso de presentación responde al unísono de sus compañeros.

-Señor si, señor.-

Fritz observa por un momento a sus compañeros y luego da un paso al frente. Era ahora o nunca, podría haber sido una equivocación del mando, había dejado claro que quería ser asignado a una unidad de la reserva militar. No quería combatir.

Pe-Permiso para hablar, señor.

Se llevó ambas manos a la espalda, y con la mirada al frente le preguntó al teniente:

Mi teniente, quería saber si... Se me ha asignado a su unidad por error, señor, creo que solicité expresamente ser enviado a una unidad de la reserva militar, no a una de vanguardia, señor.  *

Que haya sido un error, por Dios.

Scott miro al frente con una mezcla de seriedad y desinteres, ya estaba acostumbrado a esta clase de discursos y no le sorprendía la figura del teniente, tampoco le interesaba ser mas o mejor que otro soldado, el se limitaba a hacer su trabajo, por lo que replico respetuosamente:

-Señor, si señor.

Había estado toda la mañana ajetreado con el traslado y conociendo al resto de mis futuros compañeros. Había de todo. Enormes montañas de músculo curtidos tanto en gimnasio como en combate, soldados más normalitos, de mi estilo, e incluso había un par de mujeres más además de López (Bueno, yo la llamaba así para que no riese de cómo pronunciaba Sand... bueno, lo que sea)

Mis ojos se habían posado, como no, primero en las mujeres. A López la conocía ya pero las otras dos...

La cabo Jordan prometía. Bastante fuerte pero sin ser un tío a pesar de llevar el pelo corto. Parecía saber lo que hacía lo cual, teniendo en cuenta que sería la jefa, era lo principal. Sabía muy bien que cualquier intento de confraternizar hasta el extremo podía llegar a resultar peligroso pero sin embargo me cayó bien a primera vista. Esperaba que luego no fuera una capulla. A punto estaba de mirar a la otra chica cuando un leve movimiento captó mi atención.

¿Se le ha movido una teta sola?

Miré un poco mejor, obviamente con disimulo, hasta darme cuenta de que no era un pecho móvil si no un ratón que se movía inquieto en uno de los bolsillos anteriores de la chaqueta.

Joder, que susto.

Parecía llevarse bastante bien, o al menos conocer, a uno de los grandullones. Por sus galones vi que era sargento. El sargento Hammer según ponía en su apellido.

Me pregunto cómo le habría ido en el colegio con ese apellido de haber sido dos palmos más bajo y llevar gafas.

Pero no, era una de las dos montañas de músculo que teníamos en la unidad. Recordé una anécdota que escuché en Los Ángeles. Sam "el loco" hablaba de un tal sargento Hammer que rescató heroicamente a un primo suyo estando ambos heridos y sin armas en una de las colonias del borde exterior.

Puede que se trate de él.

Un poco más allá estaba el otro cabo.

Oldenkamp. Cabo médico.

Desde luego médico podía ser, pero soldado... Supuse que no lo habría pasado nada bien durante la instrucción. Parecía el candidato perfecto para hacer inmersiones en el inodoro de la cantina colgado boca abajo. Sólo esperaba que no fuese el típico chupatintas de despacho que asciende mediante los libros y que pierde los papeles cuando hay fuego real.

Y ahí acababa la plana mayor. El resto, soldados rasos.

Ella no estaba tampoco mal. Muy del estilo de López y de la cabo. Desde luego esto era el ejército. Nada de princesas. Era alta y fuerte, del tipo de las que tienes que tomarte tres pelotazos antes de entrarle en un bar para tener cojones de acercarte. Y con el tatuaje de la cara imponía aún más. Miré su nombre en la chaqueta.

Lovejoy. Vaya, le viene al pelo, jaja.

Aparte de López quedaban tres soldados más.

La otra mole, junto al sargento, era el otro especialista en armas pesadas. También parecía el típico compañero al que quieres a tu lado en combate.

Aunque sea para esconderte detrás y que pare él los tiros.

No acerté a leer su apellido ya que alguien, él supuestamente, lo había tachado escribiendo ERASER encima.¹

Otro era el soldado Reagan. Otro tipo hecho y derecho, como cualquiera de los compañeros que había tenido en mis destinos anteriores. También me cayó bien desde el principio. Parecía un buen tipo.

El último era el otro soldado técnico, como yo. No sabía cuál sería su especialidad. Supuse que ingeniería al ser yo el informático pero no estaba seguro.

Soldado Fisher. Este al menos sí tiene pinta de haber estado en combate.

Bueno, la última era López, pero a ella ya la conocía de Los Ángeles. De hecho habíamos llegado juntos de allí y...

Y ahí está haciéndome burla otra vez. Se creerá que no la veo.

- Eh, López - le dije llegando hasta ella y dándole un amistoso puñetazo en el hombro. - ¿Qué tal los ves? - pregunté señalando a los demás. - ¿Crees que encajaremos?

En ese momento unos pasos aproximándose llamaron nuestra atención. Presuponiendo que venía el afamado jefe de la unidad, nos colocamos en dos filas y nos pusimos firmes justo a tiempo.

El hombre entró con una mala leche increíble. O eso al menos quería hacernos creer. Todos los jefes de escuadrón estaban cortados por el mismo patrón.

Sois mierda. Vuestro culo es mío. Os vais a mear de miedo. Me follo a vuestras madres...

Era la misma música con distinta letra. Pero algo en aquel hombre hacía creer de verdad en lo que decía.

Casi llego a dudar que haya ido a Alaska a follarse a mamá...

"Bienvenidos al Escuadron Bravo.  Mi escuadrón."

Aquí está. Marcando territorio.

"Se que todos venir de diferentes cuerpos del ejercito y que pensais que sois la ostia. Pero voy a deciros algo. No me impresionais."

Aguanté las ganas de reír. Seguro que en la academia de oficiales enseñaban Presentación a pelotones 1: asignatura troncal. 12 créditos.

"Soy el Teniente Jean Rasczak."

Joder, es más jodido de pronunciar que Sand... lo que sea.

"He bebido mas cerveza he meado mas sangre ,he echado mas polvos y he chafado mas huevos que todos vosotros juntos capullos."

Desde luego lo de los huevos me lo creo. Con esa mano seguro...

El resto fue la frase de poli bueno de bienvenida y esas cosas. Sin embargo me había caído bien. Se veía competente. Y apostaba a que sería capaz de hacerle reír con un chiste.

- ¡Señor, sí, señor! - grité como los demás, con el rostro serio y mostrando disciplina.

El Teniente iba paseando entre vosotros mientras escuchaba los Si Señor. Pero de pronto de paro en seco.  Y fue caminando a paso lento . Casi con una sonrisa en los labios hacia el soldado Reagan. 

Cuando estuvo delante de él . Le sonrió. Y era una sonrisa que daba miedo. Una sonrisa como de locura.

¿ Tiene complejo de Loro para repetir mis palabras? Y de pronto la sonrisa cesó. Colocó su mano metálica en la armadura del soldado y lo levanto por encima de su cabeza sin esfuerzo. El brazo ayudaba pero la prótesis era justo por encima del codo no entera. 

No hemos intercambiado fluidos en las duchas o nos hemos comido un coño juntos ni tan siquiera hemos meado juntos. Por lo que lo primero y lo último que salga de tu boca será Señor. ¿Has entendido? 

Y le soltó de golpe haciendo que cayera al suelo con un golpe seco y sonoro. El Teniente de giro hacia el cabo médico sin esperar respuesta. 

Adelante acabo Oldenkamp. Dijo el nombre sin titubeos a pesar de la dificultad del mismo lo que indicaba que se había molestado en mirar bien vuestras fichas.

Te escucho hablar y sonrío.

No tranquilo no es una unidad de vanguardia. Te puso la mano humana en el hombro en un gesto como de confianza.todo el discurso de antes de que os mataría si no lucháis era broma. Aquí nuestras armas disparan flores y nuestro transporte no es un Apc, son unicornios blancos.

asi que a tenido suerte . En tres días salimos a La colonia de Nueva Nueva York a una humanitaria misión de sofocar una plaga de ratas gigantes. Una cacería de bichos. Será como ir al campo con papa te gustara.

y con una sonrisa se giró hacia el resto.

¿ Alguba otra pregunta inteligente? 

El soldado abre los ojos como platos al darse cuenta de que ha cometido un grave error, hablar entre filas.

Sin moverse pero sudando frío siente la terrible presión sobre su cuello al momento de que el teniente lo levanta en vilo, por poco pierde el conocimiento al faltarle oxígeno e involuntariamente patalea y se lleva las manos a la garra metálica de su superior, al borde de perder la noción de su ser, el teniente cede y lo deja caer mientras tosiendo y tratando de jalar aire el soldado se levanta lo más rápido que puede y trata de no volver a romper la formación.

-¡Aghhh!... ¡S-sEñoR, SI, sEñoR!.-

Ella permanecía impasible mientras su teniente untaba a los chicos con vaselina. Se preguntaba qué le habría arrancado ese brazo y lo imaginaba tumbado en un charco de sangre, tratando de no desmayarse. Quizá se sienta en deuda con la muerte y su penitencia sea servir allí, en la antesala del culo del mundo, preparando a sus chicos para que de mayores no den la espalda al enemigo.

A ella tampoco le impresionaba, sus abruptos ladridos eran para marcar a los perritos jóvenes, ahora les mearía, luego los chuparía para dejarlos presentables. Definitivamente le inspiraba confianza. Un instante antes se había alegrado de ver al sargento Hammer, conocía los rumores sobre que era un tipo noble que anteponía a sus chicos que a la burocracia. Y tenía un aspecto duro y a la vez amable que le agradaba. No le inspiraba confianza estar cerca de ese Kurt ¿qué hacía un tipo con esa fama allí? Temía que los llevaran a un matadero. Ese tío tenía fama de volver siempre, pero a diferencia de Hammer, tenía fama de volver sólo.

Bueno, empezaba su viaje. Estaba avisada: te vamos a enviar a un sitio en el que te va a llover la mierda, vas a cagar sangre, y si ahí no nos deshacemos de tu careto, te llevaremos a otro agujero para olvidarte, le dijeron no hace mucho parapetados al otro lado de una mesa de despacho, con un guardia a cada lado. Comparado con esos chupatintas que barren debajo de la alfombra, el teniente Rasczak le pareció un mando duro que se había dignado a hacer su trabajo abajo, en el lodo. Y en el lodo hacen falta personas como él.

La primera lección fue dada, cuando el teniente elevo a Reagan para dejarle claro lo que se podía decir o que no. Mientras todos contestaban les miraba, a veces con una mirada podía discernir los problemáticos de los que no. Aunque en Reagan ya había encontrado un candidato para ser díscolo “Vaya creo que ya tengo quien haga las peores guardias” Pensé. Al menos no le rompió nada, pese a su boca, era un buen espécimen.

Mire de reojo a Jordan, con una mirada que mostraba mi incredulidad ante lo ocurrido.

Señor, me surgen varias dudas ¿Cuánto tiempo tendremos de instrucción juntos? Pregunte, una cosa importante era que los muchachos se conocieran, limasen las asperezas que se crearían antes de combatir. Siempre es mejor que se rompan algunas caras en los barracones, que en medio de un combate. Pero sobre todo funcionar como una jodida unidad ¿Cuál será nuestro destino?¿Que cagada de los burocratas deberemos solucionar? Pregunte en posición de firmes. Viendo el material, no iríamos de reconocimiento, aquello olía a que algo se había ido a la mierda y nos tocaría solucionar el problema.

Cuando el teniente giró, opté por mirar al frente. No quería que se percatase de que no cesaba de mirarle. Entonces fue cuando paró delante de Reagan y sonrió Dios! Es la sonrisa más hija de puta que he visto en mi vida!

Levantó a mi compañero con una mano, sin esfuerzo. Una auténtica proeza pues no sólo debía tener fuerza para levantar así a un hombre, sino que además debía levantar la prótesis que llevaba en ese brazo. Empezaba a gustarme el teniente. Duro, directo, sin pelos en la lengua...

Miré de reojo a Chase, desde que nos conocimos, hemos pasado todo el tiempo juntos y a día de hoy es capaz de leerme la mente... no debo ponérselo tan fácil esta vez.

No puedo evitar que se me escape una risita al escuchar el comentario sobre las flores y los unicornios... realmente ha tenido gracia. Pero enseguida rectifico y vuelvo a ponerme seria, con la mirada al frente. El teniente continua hablando, dándonos el tiempo de permanencia y lugar de destino junto con los objetivos a cumplir, espero que esto signifique que pasa de mi acto, porque oirse mi risa... se ha oido...

Luego... no entendí bien que pasó... Si el teniente ya había dado las instrucciones... ¿a que venían las preguntas del sargento? No puede ser por el insomnio. Llevo dos días durmiendo bien.

Novatos. Se notaba a leguas que algunos aun estaban en pañales. Desde luego, cada día dejan entrar a más ineptos.

- No señor. Todo aclarado. Solo diga donde y cuando y así será señor!

Mi pose no había mermado ni un milimetro. Si estos palurdos no se espabilaban, en el campo de batalla serían abono, y eso que incluso los veteranos podemos palmarla con nada. Vi ahí a una joven recluta, la cual tomé como protegida, ya que se especializó como yo en el mismo campo. Se la veía bien desde la última vez. Ya veremos como se afianza. Cuando el sargento pregunta sobre la cagada que tenemos que solucionar, se me dibuja una mini-sonrisa.

- Sargento, se nos paga por preguntar? No, somos marines, se nos paga para cumplir órdenes, no para preguntar. (miro al teniente) Perdón por hablar de más señor, no volverá a ocurrir señor!

Scott miraba de reojo las acciones del teniente con una expresión de disgusto, su sonrisa quedaría grabada en su mente por varios días, si bien Reagen había sido un capullo y Oldenkamp un marica, no veía la necesidad de tratar así a un soldado, lo único que generaría en el sería mas disgusto y odio, que luego iría acompañado de fallar una misión o incluso morir. Por lo menos, el así lo veía.

De todas formas, el teniente era alguien capacitado y Scott tenia bien en claro que merecía respeto, "Seguramente esta así por ser el primer día..." pensó y suspiro levemente.

Scott no quiso preguntar, pero este se había quedado con la duda de cuando salíamos y a donde. Desde luego sabía que no sería como ir al campo con papa, bah, en realidad el nunca habría salido al campo con papa...

Fritz observa por un momento a sus compañeros y luego da un paso al frente. Era ahora o nunca, podría haber sido una equivocación del mando, había dejado claro que quería ser asignado a una unidad de la reserva militar. No quería combatir.

Pe-Permiso para hablar, señor.

Se llevó ambas manos a la espalda, y con la mirada al frente le preguntó al teniente:

Mi teniente, quería saber si... Se me ha asignado a su unidad por error, señor, creo que solicité expresamente ser enviado a una unidad de la reserva militar, no a una de vanguardia, señor.  *

Que haya sido un error, por Dios.

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Fritz escuchó las palabras del teniente con visible rabia en la mirada, luego dio un paso hacia atrás y volvió a su posición.

Entendido... Señor.

Menudo hijo de puta, ¿Se siente muy importante ahora? La culpa es mía por darle sus putos cinco minutos de gloria, que te aprovechen calvo de mierda.

Miró al resto de sus compañeros, genial, había conseguido dejarlo en evidencia delante de todos. JO-DER.

Sintió ganas de escupirle en la cara, era difícil pero ese hombre había conseguido enfadarlo. Eso significaba que su estancia en el ejercito no iba a ser en una base militar, quería instruirse pero tampoco le atraía la idea de morir en cualquier lugar.