—El plan no es malo, Simplicio, pero creo que antes de nada, deberíamos de contárselo a Sancho. Al menos, si yo fuese vos lo haría, no nos conviene enfrentarnos a él...
Me parece bien. Así que lo primero sería hablarlo con Sancho, para que no nos corte la pilila o nos delate
- Bien decis zagal Ruperto, fablemos primero con Sancho, para pedirle consejo , permiso y prenda de la dama.
dj:
Cuando te parezca vamos a por Sancho, si quieres esperar a que opinen los otros pj, tambien me vale.
Os dirigís a la cocina y llamáis. Cuando Sancho abre y os ve, parece que va a echar humo de un momento a otro.
"Pero, ¿por qué viniedes acá?", dice, tratando de no levantar la voz. "¡Non pueden vernos fablando! Dejad una nota a mi mujer o fablad con ella en la habitación. Et, por Dios, ¡sed más discretos!"
A continuación, hace un pequeño teatro, tratando de disimular.
"¿Et viniedes acá pidiéndome perdón?", le grita a Simplicio, cuidando de que lo oigan bien los soldados que puedan estar observando. "¡Marchad ya et dejad en paz a mi fija, canalla! ¡Et el perdón que vos lo dé un ministro de Dios!"
Seguidamente, da un portazo y ya no vuelve a abrir.
Simplicio obedece a Sancho, y sale de la instancia buscando a la mujer de éste. Cuando la encuentre piensa llevarla a un apartado y entonces alli esponerla el plan, del que será protagonista su marido y el preñador.
Simplicio y Ruperto se dirigen de vuelta al edificio en el que se encuentra la familia de Sancho. Cuando llegan, se encuentran la puerta de la habitación abierta, y en el camastro donde vieron sentadas a la mujer y la hija preñada del cocinero, ahora hay dos mozas más: la pequeña y Adela, que llora echada en la cama, mientras que Inés, la preñada, la acaricia, tratando de consolarla.
Guiomar, la mujer de Sancho, enseguida se levanta al ver a Simplicio y Ruperto en el umbral, y les empuja hacia la otra habitación, cerrando tras de sí la puerta.
"¿Qué queredes agora?", pregunta la mujer, molesta.
Simplicio le cuenta su plan para incriminar a Esteban, y le pide una prenda de Inés para llevarlo a cabo.
"Non servirá para nada", explica. "Esteban abandonó a mi fija cuando se enteró de que la había preñada. Non querrá vella, menos aún cuando ya está a punto de parir. A ese cerdo lo que le gustaría es preñar a otra. Quizás algo de Adela..."
Entonces Guiomar se pone a pensar, abandona momentáneamente la habitación y vuelve al instante con un pañuelo blanco con las esquinas bordadas en rojo y perfumado.
"Adela le ha mucho aprecio a aqueste pañuelo", dice. "Espero que el perdello le sirva al menos para ver cumplida venganza en el hideputa que deshonró a su hermana."
Guiomar le entrega el pañuelo a Simplicio.
"Le diré a mi marido que atienda bien a la noche", añade. "Él estará preparado cuando ese malnacido vaya al establo."
Si salís de allí, podéis marcar a vuestros compañeros.
-Pláceme señora mía, el recibioseme, pues aunque asuntos de homines es aqueste, buena será la esposa si el marido no atiende, pues por buena mensajera, por confianza et presteza, os tengo a vos.
-Pláceme también et no poco, que me reciba con las manos limpias, pues sé que el tu marido a veces recibe con cuchillo, afilado enhiesto et grande.
(Simplicio en este punto empieza a dar ligeros pero constantes golpecitos en el suelo, con el extremo sin filo de la lanza)
-Sepa vos, por si no lo supiera, que aunque calvo, no soy manco, et no menos diestro ando con la lanza que el tu marido con el filo, pues conosco et sepo, que maestro en cocina et maestre en cuchillo, sino es mesma cosa, no se desvía en mucho.
-Yo por el contrario, ya ando desviado de nuestra lyd. Pero antes de ello, quede claro que no guardo odio al tu marido, pues respeto merece a quién suyo et suyos defiende.
-El plan también se sustenta si cambiamos la moza.
-Que el tu marido busque la bolsa en el sitio que el amigo acá presente, (Ruperto) le diga, pues él menudo y hábil, también es sabio en escondrijos propios y ajenos. A lo mejor, prefiere ser Ruperto quien acompañe al tu marido en la redada contra el preñador.
Aquí Simplicio mira a Ruperto esperando respuesta, y coge el pañuelo de la dama.
-Partiendo de aquesta sala, iré en busqueda del preñador, digame si gusta, por donde le hallaré presto y bien.
-Por última cosa, ¿puede este humilde lancero, o alguno de aquestos albañiles, facer algo por aliviar la pena de la su hija?, pues llorosa et triste, con angustia et pena se le vío en la otra habitación. Fablar sin temor dama, pues lo que sabios no aciertan, a veces otros con valor y arrojo saben enmendar.
"Non sé adó está ese hideputa", contesta Guiomar, "mas si non está de servicio en la muralla o las puertas, a fe que estará con esas malas mujeres con que se ajunta en casa de esa vieja loca de Genoveva, que non sabe vivir el muy vicioso sin mojar la churra."
A la pregunta sobre el llanto de Adela, Guiomar contesta frunciendo el ceño:
"Non vos fagades agora el que non sabe nada. Vos sodes el causante de los golpes que ella ha recibidos del mi marido. Si en algo la apreciades, permaneced lejos della."
Simplicio, te aclaro que nadie tiene que mover al bolsa de sitio, Ruperto la escondió muy bien en el establo, y el plan es hacer que Esteban entre en él y salga habiendo un testigo, para que podáis decir que él escondió la bolsa allí.
Siguiendo el consejo de la dama, el lancero da una ronda, de exploración y de paseo por los sitios donde puede estar.(murallas y puerta) . Mientras le busca, duda si será o no conveniente ir a buscarle a casa-genoveva.
¿ le encontrará en el castillo?
Uno de los soldados de la muralla le indica a Simplicio que Esteban ha salido.
"Non libraba hoy, pero le ha pedido a Emilio el Rata que le cambie el turno. Encoñado que está con esas putas, cuando sin salir dacá ya hay buenas mozas, ¿verdad?", dice con retintín, y entonces Simplicio recuerda el incidente con Adela. Este soldado debió ser el que lo presenció, o tal vez se lo han contado.
Sospechoso resulta también que Esteban se haya querido quitar de en medio tan apresuradamente. Cada vez parece más probable que haya tenido algo que ver con el asesinato del monje y el intento de inculparos de su muerte. Sin embargo, se os escapa el motivo. Aunque todo esto no son más que suposiciones; bien podría ser casualidad.
dj:
¿ qué hora es del dia?
¿ cómo llevamos el tema de la comida?
Los criados terminaron de comer hace poco, y vosotros ya comisteis. Es la hora a la que más fuerte pega el sol (nuestra hora de la siesta). Aún deben quedar unas 5 o 6 horas de luz.
-Temome compaña, que hora es, de visitar a Genoveva a su lupanar, pues parece estar ahí el hidepu que buscamos, con la su familia.
-Se ve que la iglesia cerrada estaba, y no encontró mejor lugar para los rezos et oraciones. Aunque temome que no buscará a un santo que le guie, pues la guia que busca virtudes tiene aunque no las mesmas. Vayamos pues, que el olor a conejo, que no a guiso, ya nos guiará.
-Si demoramos la marcha , puede que le descubramos de rodillas o en pose yacente, que no orante. A ver si fuerzas le quedan, debajo de las tripas o en su orgullo de berraco, para citarse esta noche, y con eso hayamos adelantado en muxo la nuestra misión.
- Vayamos pues.
Se supone que alguien del castillo nos dirá donde esta el sitio que buscamos.
NOTA DEL DJ: Roger se quedará en el castillo hasta vuestro regreso.
Los soldados no os impiden salir; don Pedro no les ha dado instrucciones para reteneros, ya que, como os insinuó, pensaba dejaros este día libre como compensación al error que creen que cometieron encerrándoos en los calabozos.
Es una tarde calurosa. El pueblo sigue tan silencioso como siempre. Ni un alma. Un pueblo fantasma en el que solo de vez en cuando se deja ver la sombra de algún vecino. Tiempos difíciles, con un señor paranoico, obsesionado con la traición, que ha condenado a su propio hermano a sufrir un encierro perpetuo; un señor cuya mala gestión ha llevado al bandidaje a un grupo de soldados, que a su vez ha sumido al pueblo en el terror y en la pobreza. Todo el lugar parece tocado por una terrible maldición, que también os está alcanzando a vosotros, a juzgar por todo lo que os está ocurriendo.
Os alejáis del pueblo en dirección al arroyo, según os indicaron los soldados, mientras la cabeza del hombre de confianza de Orduño aguarda el momento de entrar en acción y devolverle la jugada a su supuesto asesino. Al llegar al arroyo, lo seguís contra corriente hasta encontrar, alejada del mismo y rodeada de altos árboles, una gran cabaña de dos pisos, muy bien construida, con un cobertizo. La tierra de alrededor está alfombrada de hojas y ramas, y hay una fina capa de niebla que se mueve por los alrededores. De fondo, oís la incesante corriente del arroyo.
Al acercaros, oís unas voces femeninas que vienen del interior.
Salimos del castillo, en dirección al lupanar de Genoveva. En otra ocasió no habría dicho que no a ver a unas meretrices, pero esta vez no eran otras ocasiones. No obstante, y con cierta reticencia, acompaño al grupo hacia el lugar.
Cuando pasamos junto a los guardias, aparto la mirada, como viene siendo habitual. Camino con desdén hacia el lugar. Es una pena ir a un lugar así sin poder hacer nada. Aunque tal vez pueda invertir el dinerillo que gané antes de todo este asunto del castillo en este lugar.
—Bien, pues parece que hemos llegado. Un lupanar más —comento al ver el sitio cuando llegamos—. Lo que me pregunto es, como están las cosas en el lugar, si tendrán muchas visitas. Claro qué, lo mismo los bandidos sí que frecuentan este sitio. Tal vez podamos hablar con bandidos en un terreno donde no corramos peligro.
-Si los del castello no nos han embustado una vez más, aqueste parece ser el otro castello, el de lady Genoveva y sus damas.
-En mis tiempos de mozo, era capaz de ver a una moza folladera aun en noche cerrada, lo mesmo que el ratón ve el queso aun en lo oscuro, et notarla nada más que de dejándome llevar por la mi otra cabeza, je jeje.
Pláceme, que la mía mujher, no ande por acá cerca, pues presta son las mujeres aun más si son la mesma de uno, de detectar ellas también, et de ver en lo oscuro, et en noche cerrada et clara, et de notar si el ratón de uno ha estrenado o no madriguera.
-Oteemos unos momentos la casa y el derredor, no siendo que sea ésta, guarida de ladrones, que los ha en esta terra, en vez de, de ladronas de corazones, et nos saqueen además de los cuartos la sangre del gaznate.
Pues eso dj, oteemos un rato a ver.
Tiradas de Descubrir y Escuchar de aquellos que quieran participar en la inspección.
No pudo evitar una reprimida sonrisa ante el comentario de Simplicio. Al final acabaría haciendo buenas migas con el locuaz pardo.
Poco tiempo después recuperó la compostura y procedió a seguir el consejo del pardo. Se acercó a la puerta y a las ventanas e intentó tomar consciencia de la actividad del lupanar.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 61-
Resultado: 50 (Exito)
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 37-
Resultado: 47 (Fracaso)
No se si había que hacer descubrir y escuchar o sólo una de ambas tiradas. Por si acaso dejo hechas las dos y de tener que elegir... bueno, es evidente :D
Motivo: DESCUBRIR
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 1 (Exito)
Motivo: escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 6 (Exito)
ole:un 1 y un 6:
doble critico
Alcanzas a ver desde lejos varias siluetas femeninas a través de la ventana, imagen que concuerda con las voces que estás oyendo. El lugar tiene algo extraño que no sabrías explicar, pero por lo demás todo está bien: no ves a nadie oculto entre los árboles, ni te hueles ninguna trampa ni emboscada.