Partida Rol por web

- solo... curiosidad - decía agotada sin dar más detalles de a que se refería. Parecía preferir no decir mucho, no tanto por cansancio, si no más bien por intimidad. Habían cosas que muchos preferían no decir, y quienes se dieran por aludidos le entenderían.

Hazir había envainado el alfanjón, que no sería de gran utilidad en unas salas tan reducidas, pero mantenía la mano cerca de los cuchillos. Al lanzarlos, aquellas armas arrojadizas de Quisan eran tan letales como las flechas de un arco, y, aunque no eran adecuados para la lucha cuerpo a cuerpo, se podían lanzar a muy poca distancia, al contrario que un arco o una ballesta, que era incómodo en la distancia corta. 

Cuando el primero de los perros apareció en su campo visual, Hazir se llevó la mano al primero de los cuchillos, pero no llegó a lanzarlo. El perro desapareció de repente, y luego reapareció en otra parte. ¿Teletransporte? ¿Qué diablos era aquello? No sabía de ningún perro que se teletransportara, aunque cosas más raras había visto. Sin embargo, al decir Dirkanian que tenían que hacerse tangibles para atacar, comprendió que no se teletransportaban, sino que se hacían etéreos. 

-Bien, detéctalos, Dirkanian. Yo puedo alzar esas paredes, tenemos que seguir progresando hacia su guarida. Aunque estos perros puedan hacerse etéreos, creo que debería haber alguna salida si encontramos dónde se reúnen. Y ten cuidado con Yzlin-dijo sonriendo ante las palabras agresivas de la humana-es tan peligrosa y capaz como cualquiera de nosotros. 

Hazir alza las paredes más cercanas mientras el resto lo rodeaba, Diraknian y Hony en la retaguardia, Lythrai en su flanco derecho e Yzlín en el izquierdo. Pese a que avanzáis a buen ritmo, los perros intermitentes no tardan en rodearos entre ladridos y gruñidos.

Diraknian, aboga por tranquilizarlos. Los animales parecen percibir bondad en él, cosa que no pueden hacer del resto pero, por el momento, no atacan. Simplemente se muestran violentos por la presencia de los intrusos. Sin embargo, a medida que os acercáis al final de aquel entramado de cubos metálicos, la luz se hace más fuerte y los perros van manteniendo las distancias. -Antorchas- El fuego zigzagueante alumbra con fuerza.

Ya a una pared metálica de la salida, Hazir la alzas con la ilusión de salir de ahí mientras el bastón de Honny le corre por el abdomen.

Paralelamente al ascenso de la pared, las fauces plateadas del dragón se abren en todo su esplendor proyectando una abrupta bajada de las temperaturas. Todo se ralentiza mientras el aire gélido que exhala la criatura se proyecta mortal hacia el grupo. Honny tira de Hazir hacia atrás en una especie de llave.

Sabueso, que caminaba a paso firme se detiene de pronto dejando a Nickar a un lado -Sólo... curiosidad- pronuncia ésta con palabras débiles.

El pasillo recorrido desemboca en una intersección en forma de "T", con pasillos que se extienden a derecha e izquierda. Cada brazo de la "T" tiene aproximadamente unos doce pasos de largo, y finaliza en un muro con dos aspilleras.

Sabueso se gira hacia vosotros y permanece en silencio. -¿Qué?- pregunta Hexinton -¡Quiero salir de aquí!- el semidragón avanza con paso firme hasta la intersección. Mira a derecha e izquierda y escoge una al azar -No hay salida- comenta mientras camina hacia la derecha perdiéndose de la vista -¡Eh! ¿Qué... gaaaaaargh- la voz del semidragón negro se aleja rápidamente terminando en un fuerte golpe. Acto seguido, se hace el silencio.

Tizoc y Grook se asoman raudos -Es como un balancín- comenta alguno de ellos mirando cómo el suelo vuelve a su lugar. Cuando un individuo recorre un extremo de la "T" el suelo de éste desciende, alzándose el opuesto.

-No estás en condiciones de luchar. Es mejor que no te muevas de aquí hasta que descanses. Grook, Tizoc, quedáos con ella.- Aconsejo a Nickar y comento al resto -¿Vamos?- le pregunto a Pain -Creo que me voy haciendo una idea de por qué estás aquí- añado hacia el hombre desagradable aunque interesante.

Cuando Sabueso habla a Pain, tus ojos se dirigen a este, pero algo atrae tu atención más allá de él. Una sombra diminuta con ojos rojos, alguien que reconoces: Cisco.

El kobold observa desde la lejanía. Aguardando la marcha de éstos para acercarse.

Con todo su esfuerzo se arrastró hasta la pared para apoyarse en ella mirando lejos con una tenue sonrisa, sin decir nada solo esperó sin saber los motivos de algún presente" para ser tan cauto. Observó también a Tizoc y Grook, seguramente si estuviera en buen estado podría llevarlos a todos sin problema a través de aquel balancín, así como moverlo arriba y abajo para comprobar si llevaba a salas inferiores o superiores, ese pasillo parecía pensado para que alguien que pudiera volar lo examinara a fondo, pues parecía bien balanceado, por lo que si se ejercía algo de presión hacia arriba tambien se movería.

¿Cuantas salas podía custodiar semejante artilugio? En otro momento quizás lo podría ver, por el momento se retiraba Sabueso y con él, Pain. ¿Sería capaz el egoísta Pain de controlar su paso para equilibrar el puente pendular? Le preocupaba sabueso, pues si veía el final del túnel, Pain podía saltar con su habilidad a suelo firme, y hacer caer al hombre.

Reconzco al dragón?

si, intercambié unas palabras con ella

Mis labios se curvaron en una mueca divertida al mismo tiempo que el grito del semidragón se perdía, sustituido en seguida por un golpe sordo que, aunque no lejano, si sonó apagado. Tener a ese lagarto por ahí resultaba divertido a la par que esclarecedor; si Hexinton hacía saltar las trampas que se fueran encontrando, mejor para los demás.

Sabueso parecía estar dispuesto a continuar, y en los ojos del viejo asomaba un brillo inteligente. Apostaría mi vida a que tenía un plan, y me incluía. La cuestión era saber cuales serían las inevitables consecuencias. ¿Me utilizaría para sus propios fines y después se desharía de mi? Esa era mi intención, pero no, la suya no. Ese hombre tenía otros valores, férreas convicciones a las que se aferraba, lo había demostrado con Nickar, cuando no había necesidad de salvarla. Por mucho que yo le desagradara, no me empujaría a la muerte. Idiota.

La diablesa, por otro lado, seguro que lo haría de ser capaz. Era un verdadero placer verla tirada en el suelo, sin fuerzas. Indefensa. ¡Como deseaba partirle el cuello! Mientras el anciano observaba con aire crítico el "trampolín", como lo habían llamado, me acerqué a ella con pasos lentos, tranquilo. En cuanto estuve a su lado, saqué el vial que llevaba al cinturón, un frasco hasta arriba de un líquido rojo parecido a lava, y lo destapé.

—Voy a darte un regalo —dije, antes de llevarme la poción a la boca y bebérmela entera.

Si el cristal había sido cálido al tacto, casi quemaba, su contenido era puro fuego. Corrió por mi garganta abrasador, y luego las llamas parecieron lamer mi estómago. Tenía la sensación de que podría escupir un torrente ígneo, pero me aguanté, soporté el dolor, lo abracé. Sonreí incluso, mientras una lágrima escapaba y se deslizaba por mi mejilla. ¡Nunca me había sentido tan vivo!

—No. —Negué—. No voy a matarte. Te concedo un don, Nickar. ¡Regocíjate! —Y con un toque, le transmití aquél delicioso infierno. Ya me darás las gracias.... Si sobrevives. Di la espalda a la tifling y asentí al que parecía ser mi nuevo compañero—. Vamos. Tienes que contarme que idea es esa. Te sigo.

En mi campo visual sucedieron dos cosas, una a cada lado de la periferia, ninguna enfocada con claridad. La primera fue Honny tirando de Hazir con su bastón. Lo hizo por el lado de Lyth por lo que no pude ver bien su maniobra y, por lo tanto, no pude discernir si lo hizo con hostilidad. Ni falta que hacía. Al lado opuesto, aprecié las fauces abriéndose de par en par. Sentí que el corazón se me paraba cuando la temperatura descendió de pronto. Sabía que Lyth estaba al otro lado, no tenía tiempo de hablarle, de gritarle. Vi la muerte helada precipitarse hacia nosotras -Por lo que más quieras, mercenaria, tira de la pared hacia abajo-.

Debíamos hacerlo las dos a la vez, si una se adelantaba, corríamos el riesgo de que la hoja metálica se bloqueara en su descenso...

...y lo hicimos. El sonido del metal contra el suelo quedó amortiguado por la exhalación. Rápidamente el metal se convó tornándose blanco. La escarcha salía por nuestro lado y el aire que se colaba por el respiradero era dolorosamente frío.

Salté hacia atrás, cayendo de culo y arrastrándome hacia la pared opuesta (o hacia aquél que estuviera detrás), esperando que la pared aguantase, que nosotros aguantásemos.

Pain se levantó al tiempo que un calor reconstituyente te llena de vida apartando la sensación de debilidad. Sientes la energía de esa poción que purga por salir, un infierno dentro de ti que te resulta imposible contener y... se libera. Estallas en llamas. Fuego abrasador emerge entre el músculo y la piel de tu cuerpo enviando oleadas de dolor de cada fibra de tu ser. Te conviertes en una bola de fuego. Tus ropas, objetos, cabello y carne arden con ferocidad.

El toque de Pain a Nickar parece un bálsamo reconstituyente. La Tiflin recupera el color rápidamente. Se siente la energía arcana que purga por salir. Resulta imposible contener y... se libera. Nickar estallas en llamas. Fuego abrasador emerge entre el músculo y la piel de su cuerpo enviando oleadas de dolor de cada fibra de tu ser. Se conviertes en una bola de fuego. Sus ropas, objetos, cabello y carne arden con ferocidad.

Al otro lado del pasillo, cerca del balancín, Sabueso se ha detenido y observa con semblante serio. El brillo del fuego se refleja en sus llamas haciendo imposible ver sus ojos.

Las membranas de las alas de Nickar se deshacen. Ésta cae al suelo rodando en un intento vano de extinguir las llamas. Pronto todo el pasillo se llena de humo.

Cuando Pain llega a la altura de Sabueso ambos avanzan al punto medio del pasillo movedizo -Preparado- pregunta el viejo que pronto salta hacia delante (al lado izquierdo desde la perspectiva de Tizoc y Grook). El suelo se vence generando un tobogán que se detiene con violencia cuando el otro extremo choca contra el suelo. Sabueso y Pain se escurren por el pasillo y desaparecen de la vista.

Honny retira a Hazir mientras Lythrai e Yzlín bajan la plancha de metal a tiempo. El frío se filtra por el respiradero. La temperatura desciende en picado. Tanto la mercenaria como la ex-medusa se retiran de la plancha, ahora blanca por la escarcha. El aliento del dragón cesa y es entonces cuando los perros intermitentes caen sobre vosotros al tiempo que sentís cómo el plano vuelve a cambiar.

Yzlín, sentada en el suelo y con la pared pegada en la plancha opuesta es la primera en sentir el peso de uno de estos perros sobre ella. Sus fauces se cierran sobre su antebrazo, clavando los colmillos hondamente.

Dos perros más aparecen por la retaguardia, Yzlín desaparece debajo de los cuartos traseros de éstos animales, pero no es ella su objetivo. Entrenados para evitar que los intrusos se vean trasladados por el efecto periódico de esta prisión, los animales sirven de ancla dimensional para aquellos que aferran entre sus garras. El primero de ellos se golpea contra la ancha hoja del arma de Hazir mientras éste se gira al percibir el ataque a su compañera. Por otro lado, la armadura de Lythrai impide que las fauces toquen la piel de su cadera o queden enganchadas.

Dos más delante buscan a Honny y Diraknian a izquierda y derecha. El pequeño cubil es un revoltijo caótico de cuerpos y pelo en el que cuesta mantener el equilibrio. Hazir y Lythrai sienten pezuñas apoyándose contra ellos para tomar impulso y morder.

Al igual que Yzlín, las fauces atrapan el tobillo de Diraknian que, aunque no ha sido una mordida tan sólida como la recibida por ella, lo aferran impidiendo que cambie de lugar.

No ocurre esto con Hazir, Lythrai y Honny y los tres son trasladados a otro punto de la prisión...

-¡¿Pero que?! Kyaaaarrrgggg ¡Maldito Pain! - los colmillos de la tiflin sobresalían de una boca que se abría de golpe, sentía un dolor tan intenso que pensó que iba a morir. Sus ojos se abrieron de par en par, y su vida se extinguía ¿otra vez intentaba matarla? Si bien estaba recostada contra la pared, el rojo de sus ojos se avivó hasta el punto en el que creyó que le salía fuego de ellos. Por un momento creyó estar siendo teletransportada al mismísimo río de lava de los infiernos en los que algunos humanos creían - a...aa.A..AH. ¡GOOOAAAAAAAAARRRRGGG! ¡¡MALDITOOOOOOO!! - Acertó a gritar mientras sentía que ¿implosionaba?

Logró parpadear incorporándose soltando una nueva maldición que desgarraba su garganta. Veía llamas, no eran una alucinación, hizo su mejor esfuerzo por encogerse y conteniendo aquel aberrador daño, abrió sus alas con todas sus fuerzas con intención de extinguir las llamas, acabando por el fuerte empuje frenado con pies y manos un posible golpe contra el techo, cayendo a continuación y amortiguando la caída con sus incandescentes alas. Se apresuró a ahogar los restos de llamas de sus alas con sus manos.

- arde, quema, duele,... - la ira sentida por aquel intento de asesinato le mantenía consciente, pero las pesadas respiraciones le consumían como leña de pino ardiendo - arde, quema, duele - no lograba pensar mucho más que eso mientras apretaba sus molares.

Hasta que apretando los ojos, miró a quienes estaban aun con ella, presta a ayudar si con su redacción las llamas amenazaran a alguno de ellos. Pese a que seguía respirando como si le rajaran las entrañas...

Consigues apagarte a tiempo. Pese a que tus armas no han sufrido daños de integridad, tus ropajes, cabellos y vainas se han echado a perder. Al igual que la flauta.

Has estado a punto de morir. Tienes el cuerpo dolorido, con la piel arrugada y no puedes evitar temblar. Una manita diminuta se posa en tu hombro. No sin dificultada abres los ojos para ver a Cisco. No aciertas a distinguir a nadie más por allí. Te das cuenta que las paredes han cambiado.

Ves el rostro de Cisco, pero no sonríe. Parece tener un conflicto interno, duda. En su rostro puedes ver aprecio y rechazo hacia tu persona. Te das cuenta de que parece hablar con alguien, pero estáis completamente solos. -...es mío.- Afirma a regañadientes pero, finalmente, extiende una mano hacia ti que queda a la altura de tu pecho. Al abrirla sostiene una diminuta gema de un color rosa intenso iridiscente. Poco a poco, Cisco va girando la mano -No... sí, pero... yo...- la gema, por la fuerza de la gravedad se escurre y termina desprendiéndose y cayendo en tu pecho.

Inmediatamente tras tocar tu piel sientes una chispa y una corriente eléctrica de tono rosa recorre tu cuerpo. Te sumerges en una niebla rojo oscuro que te impide ver.

-Nickar- escuchas una voz que proviene de todos lados y ninguno -Puedo sentir tu ambición, tus ansias de poder superan a las de Cisco.- Su voz es ronca, profunda, sesgada. -Soy tu salvación. Leo tus anhelos como si fuera un libro abierto. Puedo ayudarte a conseguir lo que deseas pero necesito dos cosas a cambio. La primera, es que cumplas con el deseo de Cisco, pues él me ha traído a ti. El segundo es que, antes de iniciar el camino a ser reina de todo, me liberes de esta prisión. Libre, cumpliré mi palabra. Serás reina de todo ser viviente, en todos los planos. Acepta mi propuesta, di sí y tus heridas serán sanadas, tus ropajes reparados. Por supuesto, puedes negarte y yo seguiré con Cisco y él será el sacerdote más grande, temido y poderoso de todos los reinos.-

Aparecéis en una balconada de piedra con un corredor a vuestra espalda y unas escaleras que descienden a la derecha. Delante tuya está Honny y a tu izquierda se encuentra... ¿Lythrai? La mercenaria no está por ningún lado. Honny muestra su preocupación mirando en derredor. No se encuentra en la balconada por vosotros. La mujer ciega da dos pasos, posa una mano en la barandilla, sosteniendo el bastón con la otra e inclina la cabeza, como si escuchara. De pronto da un respingo al captar algo.

Cuando le preguntas por Lythrai asiente y señala con el bastón hacia abajo, a la oscura profundidad de aquel foso. Cuando vuestros ojos se acostumbran a la penumbra cercana, distingues un entramado de balcones, escaleras y accesos enorme que se pierde a la vista, descendiendo hacia lo profundo.

En el traslado, sientes un fuerte golpe que retumba en tus huesos proveniente del disco negro. Cuando despiertas, todo es oscuridad, pero sabes dónde tienes que ir. Tus sentidos están embotados, no percibes lo que te rodea. Escuchas la voz lejana de Hazir pero hay un faro más potente que te llama. Un foco de negrura con el que sientes cierta familiaridad, cierta sintonía. Sabes que estás descendiendo por un laberinto de escaleras y pasillos, siempre bajando más de lo que subes.

-Lythrai Fonn'Aster- el nombre es pronunciado con maldad aterciopelada. Un orgasmo auditivo a tus sentidos que eriza tu piel. Como si hubieras escuchado esa voz poderosa, seductora, toda tu vida la reconoces sin dudas, sin error. Es la voz de tu diosa... y ha pronunciado tu nombre desde la negrura.