Partida Rol por web

Abandonada a tu destino, tienes una vaga sensación del tiempo pasar, escurrirse a tu alrededor a creciente velocidad.

Al principio sientes el lento y demoledor transcurrir de los segundos y minutos, amontonándose los unos encima de sus precedentes. Luego van pasando las horas, goteando una tras otra sin que puedas hacer otra cosa que mantener la mirada extraviada, perdida hacia el sucio techo con el que rápidamente te familiarizas, cobrando una íntima conciencia de todas sus irregularidades e imperfecciones; ninguno de sus detalles pasa desapercibido a tu atenta mirada.

Habitualmente, durante el día, dormitas en un estado de semivigilia en que eres extrañamente consciente de lo que ocurre tanto en el local en el que te encuentras como en lo que a sus aledaños respecta: El tenebroso crepitar de las patitas de las cucarachas deambulando entre los calcinados escombros, los pasos de las ratas en búsqueda de algo de lo que alimentarse, los gritos y familiares parloteos del vecindario en el exterior...

Eres como una planta, cada vez más marchita y que, como último instinto de supervivencia, ahonda y extiende cada vez más profundo sus raíces, buscando una fuente de agua de la que alimentarse para sobrevivir.

La Bestia ruge, pulsa y vibra dentro de ti, estrangulada por la severa y fría estaca que os mantiene firmemente amarradas, lo único que impide que la criatura salte con furia animal y despedace sin piedad al primero que se le ponga a tiro... Lo sientes, eres paradójicamente consciente de ello, no eres capaz de controlar al Ser que te posee y repta dentro de ti; no hasta que logres alimentarte y en ese afán obsesivo dedicáis todas y cada una de vuestras místicas energías.

Crees, eres misteriosamente consciente que, llegado el momento, y tras siglos encerrada en tu marchita crisálida, ese yo interno, bestial y descarnado, será capaz de atraer sobre vosotros a alguna alma cándida que os quite la estaca por un terrible error por vosotras inducido...

Sonríes, si, aprenderemos a hacerlo pero hasta entonces buscaremos la manera de sobrevivir...

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El día ha sido gélido, un abrupto descenso de las temperaturas acompañado de una fina llovizna se ha dejado notar... Sientes el agua colarse por los resquicios del edificio, el frío penetrar por sus entrañas hasta llegar a ti... Por fin ha anochecido y con ello ha regresado la calma. La lluvia ha cesado y el frío se hace más soportable... Si no fuera por el hambre que acecha...

De repente lo sientes, dos poderosas presencias que percibes como una amenaza y una esperanza a la vez; dos depredadores que la Bestia concibe como el alimento que precisas y que tu raciocinio, lo que queda de él, contempla como aquellas que arrancaran la frágil brizna que queda de ti...

Husmean alrededor del edificio... buscando qué? A ti? A lo que sea que Julia te dijo que habían robado? Al tipo que atacó el local??? No tienes ni la más remota idea, lo único que sacas en claro es que esos inquietantes seres están francamente interesados por la que constituye tu última fortaleza...

Cargan algo que encuentran en otro lado de la calle, algo pesado, con ruedas; lo sitúan al lado del local; parece que quieren subirse encima para mirar al interior o colarse dentro, quien sabe...

Como era de esperar, las dos inquietantes presencias se encaraman encima del objeto que han acercado a la entrada del local y, una vez encima, trepan felinamente por la pared hasta colarse por un resquicio... y acceder al local.

La Bestia husmea, analiza, valora a sus dos posibles presas: Tienen una estructura grácil, femenina, aunque resistente; la primera en acceder, Fleur, parece más voluble, más sensible, si bien de alguna manera parece guiar los pasos de la otra, Loba, más ruda y arisca. Solo aterrizar en el interior del Halley sus ojos se han puesto a brillar como brasas ardientes y olisquea a su alrededor con evidente desconfianza, temiendo ser atacada desde cualquiera de sus flancos... tal vez razón no le falte, parece razonar la alimaña que llevas dentro, evidentemente satisfecha ante el reto que se plantea... morir o sobrevivir matando, esa es la cuestión...

Cada vez les queda menos para descubrirte y entonces solo Dios sabe cómo actuarán... él y las malas artes que tu animal interior sea capaz de desarrollar para manipularlas.

Tras acceder al Halley, las dos presencias desaparecen del plano de percepción de La Bestia que husmea desesperada para hallarlas de nuevo.

Lo logra: Fleur y Loba han descendido a un nivel inferior y escrutan en él como alimañas hambrientas. 

No tardan en regresar, a voler al mismo nivel en que te encuentras: Fleur parece disgustada por algo, da la sensación de querer marchar del local pero Loba la hace cambiar de idea al reparar en la puerta, la que protege tu guarida, el acceso detrás del cual agonizas lastimeramente.

Loba se pone a retirar algunos cascotes que Mikel y El Doctor dispusieron frente a la entrada mientras Fleur hace lo propio aunque con menor entusiasmo y retirando solo las piezas mas ligeras... Encuentra algo, algo que llama su atención y que enseña a Loba.

Liberar el acceso no les ocupa mucho tiempo, acto seguido Loba hace algo con lo que fuerza la cerradura de la puerta con sus propias manos.

La puerta se abre, las dos presencias se disponen a entrar, ya no hay vuelta atrás, en realidad nunca la ha habido: Te van a descubrir... 

La Bestia se adelanta a la acción de las invasoras, colándose en la mente de Fleur, zambulléndose en el sucio lodo de sus pensamientos, descubriendo los apestosos hilos que mueven su Voluntad... encuentra algo, una hebra de la que tirar, algo a lo que aferrarse como un náufrago lo haría al tablón que supone su salvación... la alimaña que llevas dentro se relame lascivamente: Eso es de lo que debe tirar!

Fleur y Loba acceden a la oscura dependencia con una pequeña linterna que la primera de ellas esgrime y que lame los rincones de la pequeña habitación:

La luz de la linterna recorre ansiosa el lugar: Se trata de una... habitación... si, sería esa la manera de denominarla, decorada como si un adolescente viviera en ella, con pósters de grupos rock adornando sus paredes y una estantería abarrotada de libros y revistas y un ajado equipo de música bastante moderno, poco más... un arcón congelador en un rincón... un camastro deshecho en otro costado... 

Al fin reparan en ti...

Dios santo...- Fleur se lleva una mano a la frente, como si estuviera recapacitando - ¡Qué crueldad!...- Sigue con indignación al ver tu cuerpo estacado-. Tenemos que ayudarla.- Dice después de una pequeña meditación. Acto seguido se acerca lenta y cuidadosamente a tu cuerpo y sujeta el extremo superior de la estaca. -Recuerdas a la rubia de anoche, la que se desgarró la muñeca... pues ya sabes. La liberaré a la de tres.... Uno... Dos...

¡Estel!, grita Loba al ver que su acompañante se dispone a retirar la estaca. ¿Cómo sabes quién es?, le pregunta al tiempo que la agarra del brazo. Esto es peligroso. Tenemos que pensar, implora. No puede ser quien dices. Debe de llevar aquí mucho tiempo.

¿Qué?- Fleur, a la que Loba ha llamado Estel por lo que deduces que ese debe ser su nombre, no parece muy dispuesta a soltar la estaca -. No estoy diciendo que ella sea la rubia de anoche, lo que digo es que si le proporcionamos la sangre suficiente quizás se recupere, así intentó hacerlo aquella vampiresa con el tipo que se desplomó en la puerta del elíseo -. Explica algo turbada -. Entiendo que te parezca peligroso, pero confía en mí, no pasará nada... Será mejor que me sueltes y esperes fuera. Tranquila, estaré bien, sé lo que hago...-  añade de manera convincente, La Bestia gruñe satisfecha en tu interior...

Como hipnotizada por sus palabras, Loba retira mansamente su agarre sobre la muñeca de Estel (Fleur) y se retira de manera disciplinada de vuestro lado, permitiendo que su acompañante desarrolle el plan que para ti tiene pensado.

¡¡¡Zas!!!

Con un vigoroso movimiento de muñeca Estel te libera de la estaca limpiamente y con sus propias manos. A continuación, pone su móvil, que resulta tratarse de la linterna que llevaba, sobre la mesa, haciendo que la luz incida de manera indirecta sobre la escena y quita las telarañas que cubren tu rostro...

La extracción de la estaca tiene un efecto prácticamente inmediato sobre ti... La Bestia ruge descontrolada en tu interior, reclamando Sangre y notando próximo y palpitante el fluido de tu benefactora... a la que solo un milagro puede salvarla de la inminente dentellada que planeas...

La Bestia, agazapada como un felino, no desaprovecha la ocasión y a la que detecta el descuido de su Víctima se aferra a ella... en el último instante desesperado, Fleur, la que resulta tratarse de la tal Estel, se percata de la mirada enloquecida del Ser que se ha apoderado de ti, una criatura que rezuma rabia y dolor, ansiosa desesperación...

El rugido es desgarrador, espeluznante... llena el espacio y solo es ahogado por el seco crujido de la severa dentellada que la criatura propina al níveo cuello de su víctima seguido por la ávida succión de su Vitae.

Como consecuencia del mortal ataque de la alimaña, el móvil-linterna de Fleur sale despedido y aterriza sumiéndolo todo en una oscuridad sepulcral, solo rota por la incandescente mirada de Loba que contempla lo que acontece desde el umbral de la puerta, presta a actuar en auxilio de su acompañante.

El mordisco inicial hace aullar de dolor a la víctima; pasado ese instante de suplicio, como si de sexo salvaje y desatado se tratara, los ojos de Estel blanquean extasiados a la vez que un hilo de baba se descuelga de sus labios... la experiencia va más allá del orgasmo o mero placer sexual, traslada a la víctima a un estado tal de regocijo que es complicado abstraerse del mismo; cada gota de Sangre que sale de su cuerpo para ingresar en el de La Bestia que la somete, activa en su organismo oleadas de placer que se extienden por todo su cuerpo y la hacen desfallecer extasiada... Nada, en toda su existencia pasada se asemeja a lo que ahora está experimentando en carne propia, algo que no quiere que acabe hasta que su última gota de Sangre se haya encargado de trasladarla a ese gozo orgásmico y definitivamente mortal...

Fleur... Estel, no sucumbe al éxtasis, La Bestia se percata de ello, nota como la criatura a la que trata de someter se revuelve y resiste, aguanta en su afán por sobrevivir y trata de liberarse de la presa mortal a la que la tienes sometida... inútilmente, no logra deshacerse de ti, de la criatura que llevas dentro que sigue sorbiendo sonoramente, vaciando el cuenco al que trata de dominar...

Cuando de pronto algo ocurre, rompiendo el momento de clímax y fervorosa comunión con la presa que has capturado... otra criatura, Loba, salta encima tuyo, los ojos al rojo vivo, candentes como brasas... y unas afiladas garras en las manos... afiladas, necesariamente mortíferas...

Despiertas. Al fin recuperas la consciencia. Estás postrada, sentada en el suelo con la espalda apoyada en la pared en un lugar que jamás habías visto: Parece tratarse de un sótano; es, en cualquier caso, una pequeña dependencia a la que desciende un corto tramo de escaleras por el que se cuela algo de luz del piso superior. 

No hay demasiados muebles, solo alguna estantería destartalada y un par de neveras apagadas. La habitación parecía albergar comida y bebida ahora en maloliente descomposición; a decir verdad el lugar apesta a rancio. 

Una de las paredes parece haberse derrumbado y comunica con un túnel que sabe Dios hacia donde lleva.

Apenas recuerdas nada de lo que ha ocurrido desde que te estacaron; en realidad pasa todo por tu memoria como si de un sueño se tratara: La conversación con la vieja, el penoso traslado, el tiempo transcurrido en una fría habitación... Hasta la llegada de Fleur (Estel), y Loba... A partir de ese momento todo se funde en un confuso vórtice sangriento, una pesadilla indescriptible de la que lo único positivo es haber despertado.

El sonido de unos pasos precipitarse escaleras abajo hasta alcanzar el lugar en que te encuentras te saca de tu ensimismamiento.

Loba, sus ojos brillantes como brasas ardiendo, carga a Fleur-Estel entre sus brazos, unas amenazadoras e inhumanas garras adornan sus manos.

Al llegar frente a ti, Fleur-Estel, evidentemente débil, baja del agarre de su benefactora y retrocede un par de pasos que la sitúan detrás de la protectora presencia de Loba:

¿Acaso pretendías matarme? ¿No entiendes que trataba de ayudarte? ¡Eres despreciable!- Estel estaba muy emocionada, y se dejó llevar por el miedo y el despecho. -¡Vete de aquí! ¿O acaso tienes el valor de venir a por más?- Los colmillos de la Vástago crecieron mientras el siseo de una cobra advertía que estaba dispuesta a atacar si no se cumplían sus expectativas.

Julia, Julia, Julia... solo ese pensamiento la había mantenido durante mucho tiempo ¿Cuánto había sido eso?

¿Julia? Se llevó una mano a la frente como si estuviera moviendo cemento armado. Ahora todo era confuso, doloroso y sangriento.

Se sobresaltó al ver llegar a aquella vampiresa, con garras en lugar de manos, y se apresuró a acurrucarse en posición fetal contra la pared más cercana, intentando cubrir su cabeza con ambos brazos mientras el temor se reflejaba en su rostro pero las palabras de Fleur le hicieron fruncir el ceño confusa.

Bajó los brazos muy lentamente mientras las miraba intentando entender lo que decían - Yo...yo no... - se pasó la mano por el pelo nerviosa - Yo solo estaba atrapada - su voz había adquirido algo de estabilidad - Yo no he atacado a nadie. Ellos me atacaron a mi - murmuró contra la piel de sus blancas rodillas desnudas

Tranquila. Le indica Loba a su acompañante al apreciar su tensa reacción al verte. Tenemos que salir de aquí, la policía entrará en cualquier instante. ¿Puedes caminar? requiere de Estel, aparentemente dejándote al margen de sus planes.

Puedo caminar... - asegura Estel tratando de contener sus nervios -. Sí, salgamos de aquí, este lugar me pone enferma - apunta sin bajar la guardia -. Espera un momento. ¿Dónde está mi bolso y mi teléfono móvil? - preocupada -. Mierda... - se lamenta.

No hay tiempo para volver arriba, Estel - replica Loba -. Además, no pienso dejarte aquí con ella, añade aludiéndote a ti -. Nuestro testimonio debe ser suficiente, explica mientras te observa en a oscuridad -. Tú también deberías venir con nosotras. Saldremos por las alcantarillas - te indica.

He oído voces abajo! - una voz de hombre, en el piso que hay justo encima tuyo, al parecer al que conduce el tramo de escaleras por el que han bajado Loba y Estel. 

Por donde??? - interroga otro individuo que al parecer también se encuentra en el mismo lugar que el primero... parece que buscan algo o a alguien.

Por ahí! - unas luces de linterna lamen la pared de la escalera descendente - Eh! - el primero de los tipos grita hacia el lugar en el que os encontráis - Los de abajo! - requiere vehemente -. Salid de ahí con las manos visibles! Ya!!! 

Los tipos se acercan al tramo de escaleras con la clara intención de bajar a ver qué es lo que ocurre, a tu alrededor parece que las únicas opciones son entregarse o tratar de huir por el túnel que se abre más allá del derrumbe existente en una de las paredes laterales del almacén en el que estáis.

Julia apoya las manos en el sucio suelo para reunir fuerzas y levantarse. Se quedó pegada contra la pared mientras su mirada asustada iba delas escaleras a las mujeres que tenía delante. Su mente intentaba trabajar con rápidez, evaluando sus posibilidades de sobrevivir.

- Voy con vosotras - dijo mientras asentía como un cervatillo asustado. Se acercó con cautela a ellas aunque intentaba no estar muy cerca de las garras de Loba. De hecho, las miraba con recelo, como si en cualquier momento fueran a clavarse en su cuerpo.

- Soy Julia. Ventrue - musitó. Se mordió el labio como si se arrepintiera de lo que acababa de decir.

Añadiéndose a la urgencia derivada de la inminente llegada de los hombres que os reclaman, notas la tensión en Estel, una angustia que se hace especialmente evidente con cada uno de tus movimientos.
La Vástago extrema toda precaución en lo que a ti respecta, como un gato listo para saltar en caso de albergar la menor sospecha hacia ti. 

Sí te veo hacer algún movimiento extraño te arranco la piel a tiras - advierte amenazadoramente. 

A pesar de sus palabras, del tono y agresividad que las acompañan, no te pasa desapercibido que lo suyo es una máscara, un artificio con el que trata de ocultar sus sentimientos: Por un lado la Cainita parece evidentemente resentida contigo por algo que que le has hecho. Por el otro, en cambio, da la sensación de estarse ablandando; de estar entendiendo de alguna manera tu falta de responsabilidad y control sobre los actos que anteriormente hayas ejecutado. 

Tras sus palabras, como activada por un resorte al notar próxima la presencia de los tipos del piso de arriba, Estel inicia la huida, suelta a Loba y empieza a correr con dificultad, sujetando una herida en el cuello con la palma de la mano.
Tras varias zancadas prácticamente en la penumbra, te das cuenta que Fleur logra correr cada vez más rápido, e incluso consigue mantener la intensidad del ritmo.

Mientras eso ocurre, Loba te ha cogido del brazo y lo aprieta levemente, de manera que notas sus garras afiladas.
Te conduce tras Estel al túnel del alcantarillado a través del derrumbe de la pared. Yo te guiaré, murmulla de manera apenas audible; tienes la sensación que, gracias a sus ojos rojos, consigue ver en la oscuridad. No hagas ningún movimiento extraño, añade severamente.

El agua corre bajo tus pies, arrastrando algunos desechos sólidos. El olor es insoportable.

Eh!!! - grita desde la escalera uno de los tipos que bajaban -. Quietos ahí!!! - ordena tratando de perseguiros por el alcantarillado.

No recibió contestación a su presentación. Julia no entendía porque esa hostilidad por parte de ambas si no les había hecho nada. Con lo que había sufrido ella y aún así solo era merecedora de desprecio. Odio y discriminación por todos lados. Ella solo quería sobrevivir en ese mundo maldito que le habían obligado a llevar. No lo había pedido. No lo había querido. Pero era lo que había.

Dio un respingo cuando Loba se le acercó y la sujetó por el brazo, pero se dejó guiar con docilidad. El olor de aquel lugar era pertubador por lo que hizo una seña a la cainita para que viera que solo quería cubrirse boca y nariz para intentar amortiguarlo.

- Mierda - murmuró al escuchar la voz detrás suya para acto seguido intentar salir corriendo

Afortunadamente, una vez superado el derrumbe inicial, y al internaros en el entramado de túneles, para mayor de vuestras sorpresas éstos cuentan con algo de iluminación: Aproximadamente cada cincuenta metros de recorrido, un viejo foco sirve para que veáis por donde pisáis.

Detrás vuestro oís los irritados gritos de vuestros perseguidores: 
Al parecer, uno de ellos ha tropezado al intentar superar la zona derrumbada y ha quedado algo rezagado, con el tobillo lesionado por la caída.
Mientras, el otro, sigue su frenética persecución al grito de Quietos hijosdeputa!!! una orden que retumba en las paredes de las galerías que cruzáis...

A pesar de que tanto tu como la Loba que te lleva permanentemente sujeta lográis mantener el ritmo y distancia sobre el solitario perseguidor, el dolor que Fleur - Estel siente por la herida en su cuello no la deja avanzar como es debido de modo que queda algo rezagada hasta notar próximo el aliento del individuo que, en el momento preciso y al rugido de Que te he dicho que te estés quieta cabrona!!! se lanza contra la Vástago derribándola contra el suelo y cayendo aparatosamente encima de la chica que, a pesar de todo, logra aterrizar de manera resuelta y efectiva en un charco de aguas pútridas y literalmente llenas de mierda.

Llevado por su entusiasmo, vuestro perseguidor, al que por el uniforme identificas como agente de la Guardia Urbana, parece no ser consciente de su soledad. Se siente apoyado y cubierto por el defenestrado compañero y, en consecuencia, dedica todas sus energías y concentración en tratar de reducir a la evadida que se debate ferozmente por huir de su abrazo.

- Puedo ayudar si me sueltas - dijo nerviosa a Loba al ver a Fleur en aquella situación. - Se que no confias en mi, pero no me queda nadie. Y no quiero estar sola - intentó imprimir algo de confianza en su lastimera voz.

- Tú. ella. Yo. Él - tenía que hablar rápido para no perder tiempo. Comenzó a quitarse la camiseta para que viera que no pensaba enfrentarse por la fuerza, sino que tenía otra cosa en mente