Partida Rol por web

Una vez terminada la charla con Lady Myriah, parecía que todos iban a retomar sus quehaceres, él estaba dispuesto a hacer lo mismo cuando entro un nuevo invitado al recibidor: Ser Lance Dayne. John no conocía mucho sobre él, pero saltaba a la vista que guardaba relación con los lannister por el color de su capa.

Saludó al recién llegado al igual que hizo Lady myriah antes de salir del recibidor. -Mi señora, si necesitáis algo no dudéis en hacerme llamar. Ser.-Dijo cuando pasó por delante de Ser Lance mientras inclinaba la cabeza y siguió su camino hasta desaparecer de la vista de los demás.

Evan permanecía a la espera de que los mellizos terminasen de conversar. No quiso acercarse para respetar la intimidad que Fiona podía necesitar. Le hubiese gustado tener algún hermano o hermana para compartir momentos así, a cambio tenía Kyle y John, para Evan más que amigos.

Vió como John salía del recibidor. Al final Lady Myriah no había dado instrucciones, quizás todavía las estuviese madurando. Fuese como fuese confiaba plenamente en las cualidades de John, simplemente echaba de menos poder charlar un rato con él.

Quizás luego

Pensó.

Los invitados iban llegando, Ser Alester y Ser Lance parecían buenas opciones, sin embargo poco importaba la opinión de Evan, pues eran las hijas Vaelys quienes debían decidir.
Miró a Kyle y no pudo evitar preguntarse si realmente tenían alguna opción.

Me intriga la presencia de una Ironsmith en un castillo sirviendo a señores bastante menores. Lo más normal es que el destino de alguien como tú sea un matrimonio provechoso y no imagino a muchos nobles rechazándote. - las palabras de Oberyn resonaban con fuerza dentro de su cabeza. Fiona miró a Kyle con dudas, pero finalmente respondió a sus preguntas.

-Empezó interesándose por mi origen. Él no sabía que tu eras mi hermano. Le conté como llegamos a servir a los Vaelys, le hablé sobre el torneo de tiro con arco que ganaste, sabe que eres jefe de cazadores. - hizo una pausa para tomar aire y mirar un momento a su alrededor. Dos caballeros nuevos habían llegado a la fortaleza, tenía que apresurarse a contarle todo a su hermano.

-No puedo entender que otra cosa querría más que ofrecerte una oportunidad. Yo nunca aceptaría hacer algo que no quiera hacer, por más categoría que tenga su nombre. - lo único que le quedaba de su familia era Kyle, no tenía un amor que la retuviese en la fortaleza. Queria a la familia Vaelys pero para ellos solo era una sirvienta. En cambio, le quedaba una esperanza, Evan.

-Kyle, no sé que intenciones tiene Oberyn y puede que sea peligroso desafiarlo si aceptas su oferta y yo no voy incluída en el lote. Pero, aquí siento que estoy atrapada, infravalorada. Sabes que nunca querré separarme de tu lado y me quedaré aquí si es lo que quieres. - no sabía como decirle a Kyle que estaba enamorada de Evan.

Aún no se lo había confesado al mayordomo pero tendría que hacerlo. Se sentía entre la espada y la pared, ya había perdido a su amor de juventud, el hijo del herrero, por no confesarle sus sentimientos. No podía quedarse de brazos cruzados. Ver a Evan con otra le partiría el corazón, no ser correspondida también la hundiría.

-No puedo soportarlo más. Desde que supe que los señores os consideraban dignos pretendientes para sus hijas no he estado mas angustiada. - desvió la mirada hacia Evan. -Yo... le quiero. - cerró sus ojos y apoyó la cabeza sobre el pecho de Kyle.

-Quiero a Evan, siempre le he querido. Pero él no lo sabe y temo que esta fiesta sea el fin de mis esperanzas. Me dolerá verlo casado con alguna hija de nuestros señores. Tanto que habré de huir de esta casa.

La sirvienta permanecía escondida del resto conversando con Kyle. Solo una vez asomó la cabeza por detrás de su hombro para observar a su alrededor. Reparó en las figuras de dos nuevos visitantes. Rápidamente desvió la mirada hacia Evan y volvió a esconderse. La conversación de los mellizos continuaba...

Ser Edric entró en el recibidor quitándose los guantes y los dejó colgando del cinturón, mientras al andar, observaba la estancia decorada con todo detalle. Los invitados ya estaban entrando, así que se apartó un poco y cruzando los brazos observando al resto, esperó a ser atendido por un sirviente.

Todo lo que Fiona le estaba contando sobre Oberyn, quedó eclipsado cuando le reveló que estaba enamorada de Evan, y pese al shock inicial, a Kyle no le sorprendió tal revelación. Desde que llegaron al hogar de los Vaelys, Fiona y Evan habían sido muy cercanos, y la idea de que acabaran juntos se le había pasado varias veces por la cabeza. Fiona y Evan. Mi hermana y mi mejor amigo, ¿Podría haber mejor pareja? Espero que Evan sienta por mi hermana lo mismo que ella hacía él.

- No sabes lo feliz que me hace oír que estás enamorada de Evan. Aunque no sea de alta cuna, para mí no existe en el mundo nadie más digno de tu corazón. El único problema era la fiesta, si Evan intentaba seducir a alguna de las hijas de Lord Vaelys - Evan nunca me ha confesado sus sentimientos hacia ti, pero sería un necio si no te amara. ​Tenía que descubrír si Evan amaba a Fiona, pero nunca actuaría sin el consentimiento de su hermana - ¿Quieres que hable con él? 

Sobre el tema de Oberyn, Kyle tenía muy claro que nunca se iría a ningún lado sin su hermana. Y ahora menos sabiendo sus sentimientos hacia Evan. - En cuanto a Oberyn, no sufras. Hablaré con él, y si me desea en su guardia, tendrá que ser contigo y con Evan a mi lado.

No se sentía segura. Sus sentimientos por Evan podían causarle dolor de no ser correspondida. Pensó que lo más cómodo sería dejar que Kyle hablase por ella pero no era lo que Fiona quería. Si le iban a partir el corazón prefería verlo en los ojos de Evan cuando ella le confesase su amor.

-No. - negó suavemente con la cabeza. -Debo decírselo yo. Será vergonzoso si no siente lo mismo por mi, no quiero que te veas involucrado en esto por favor. - sufría.

Por un lado estaba contenta porque se había sincerado con su hermano. Pasó muchos años guardando el secreto, queriendo a Evan en silencio, sin compartirlo con nadie.

-He escuchado rumores sobre él. Mi corazón se niega a creerlos, no preguntaré sobre ello pero, las malas lenguas relacionan a Evan con Tabitha y nuestra señora Lady Myriah. - bajó la voz especialmente al decir aquello.

Estaba nerviosa. -No sé que va a pasar, pero tu Kyle serás siempre el hombre que esté en mi vida. Quizás la oferta de Oberyn nos procure un futuro mejor. Te buscaré más tarde. - no parecía un buen momento para abordar a Evan. Dos caballeros aguardaban ser atendidos, al igual que Oberyn.

Antes de separarse de Kyle señaló. -Ese caballero es Edric Colina, se rumorea que es el hijo bastardo del difunto Andiu Vaelys, el verdadero heredero de esta casa. - Fiona temía que ese joven reclamase su herencia por la espada. -Esta casa puede que ya no sea segura para nosotros.

¿Evan con Tabitha? ¿Y con Lady Vaelys? La idea de que su mejor amigo tuviera una relación con Tabitha hizo que sintiera un poco de náuseas ¡No puede ser! Nunca me ha dicho nada sobre el tema. Enseguida empezó a pensar en todos los rumores que había escuchado él.

 - No es posible Dijo finalmente con tono serio. - Yo he oído que Tabitha tiene una relación con Ser Bernard Risefeller. Y que el propio Bernard se está acostando con todas las damas Vaelys, incluida Lady Myrah. Intentaba recordar todo lo que había oído y dónde. Pero cada vez que recordaba, la información era más disparatada - También escuché que Tabitha mantiene un romance con el Maestro Caelus. Nunca había confesado a nadie los rumores que había escuchado, pero podía confiar en su hermana. Al contar todo en voz alta, se dió cuenta de lo disparatado que sonaba todo, y empezó a reír por haber sido tan ingenuo - Nada de esto tiene sentido. Las damas Vaelys no pueden mantener relaciones con todos los varones del Castillo a la vez. Parece como si alguien hubiera estado contando chismorreos para confundirnos, pero ¿Con qué propósito? 

El tema de Edric Colina no le preocupaba tanto, por lo menos en ese momento. Si su misión era reclamar su sitio, Kyle dudaba que un par de huérfanos norteños le fuera a importar.

Tras compartir sus inquietudes con Kyle, se sintió mucho más tranquila. La carga emocional que la oprimía disminuyó, no hasta el punto de quedarse en paz, pero si lo suficiente como para ganar confianza y dar el paso que durante tantos años había evitado. El futuro de su vida dependía de lo que ocurriese ese día.

Lo bueno de tener un hermano a su lado era poder sentir esa seguridad que solo la unión de sangre permite forjar y conservar en el tiempo. Fiona había aprendido que confiar en todo el mundo no era seguro.

Se separó lentamente de Kyle volviendo la vista hacia los demás. El último caballero en llegar no se había presentado. Ser Lance Dayne, en cambio, había mostrado una actitud más humilde y halagadora. Se disculpó con Lady Myriah por no asistir al entierro de su hijo.

William parecía aguardar instrucciones, ella ya las tenía. Supuso que Lady Myriah no le mandaría acompañar a ninguno de los caballeros a sus aposentos. Fiona sabía lo que tenía que hacer, pero sus piernas no respondían. Miró a Evan y finalmente determinó como hacerlo.

Caete, por rídiculo que sea. - cualquiera que la conociese sabía que solo cuando estaba muy nerviosa cometía errores. Necesitaba buscar una excusa para salir de allí, no sola evidentemente, sino acompañada por Evan.

- Mi señora... - hizo una reverencia. Avanzó hacia la puerta tan nerviosa que tuvo la sensación de que el suelo se movía. Sintió un ligero mareo y sus pies se tambalearon sin necesidad de fingir ningún accidente. Los nervios la traicionaron, su pequeño pie derecho dio un traspiés provocando que perdiese el equilibrio y se cayese de bruces contra el suelo.

Un grito ahogado surgió de sus labios mientras su rostro se teñía de rojo con la facilidad de una niña. Se incorporó ligeramente hasta que la acción de apoyar el pie sobre el suelo la hizo aquejarse del dolor con otro lamento... Miró avergonzada a su hermano, negando con la cabeza. No, no te acerques. - esperó  a que su hermano se quedase mirando y fuese el mayordomo quien la ayudase a levantarse.

Mientras Lance conversaba con lady Vaelys vio por el rabillo del ojo como Fiona se acercaba, dio espacio para que la criada se dirigiera a su señora, pero entonces pareció que los nervios la traicionaron, dio un traspiés y cayó al suelo. El instinto de Lance lo dirigió a asistir a Fiona, lento para evitar la caída contra el suelo, el caballero se arrodilló junto a ella con gesto preocupado.

¿Os encontráis bien? frunció el ceño, olvidándose por un instante su condición social, un rémora, quizá, de los tiempos en los que tenía otro apellido. No fui lo suficientemente raudo. se lamentó Lance torciendo los labios, sin tomarse ninguna confianza, ofreció a Fiona su ayuda para ponerse en pie. Si me permitís..

El caballero recordó entonces las largas conversaciones con su madre acerca de su condición, también las de su tía una vez asumió el cargo de Lord Protector, pero lo cierto es que la mayoría de ellas habían entrado por un oído para salir por el otro. Había cosas que pesaban más que los consejos de una madre, a veces cosas que pesaban mucho más de lo que se esperaba de uno.

Lady Myriah inclinó la cabeza para despedir a John mientras escuchaba atenta las disculpas de ser Lance. Luego, negó con la cabeza.

-Vuestras palabras os honran a vos y a la memoria de mi hijo. No tenéis por que disculparos. La guerra fue un tiempo terrible que arrojó al amigo contra el amigo y al hijo contra el padre. Fue una época dura en la que todos tuvimos que hacernos cargo los deberes para con nuestras familias. -argumentó la señora. -Si aún así queréis compensarlo de alguna forma, espero que esta noche me contéis algunas de vuestras historias de juventud. En las cartas que los cuervos traían desde la Roca, Alwen siempre hablaba de vos, pero me gustaría poder escucharlas de viva voz. -el tono digno y cortés de la señora había dejado entrever por unos momentos la emoción y el afecto de la madre, pero cuando oyó anunciar la llegada de Edric Colina volvió a la actitud fría, pero cortés, que la caracterizaba. -Por supuesto, mis hijas estarán presentes en la fiesta y podréis... conocerlas. -respondió, consciente de las intenciones pícaras de ser Dayne y dando a la palabra "conocer" una entonación completamente diferente a la del joven, seca y cortante. -Merol, ¿me harías el favor de atender a ser Lance? Disculpadme, pero debo recibir al invitado recién llegado. -dijo apresuradamente, mientras ya encaminaba sus pasos hacia Ser Edric, escudriñando el rostro del que, en realidad, no era más que otro muchacho, y, sin embargo, el causante de tanto revuelo. 

-Ser Edric Colina, bienvenido seáis a la Fortaleza de Sangre. -le recibió, nuevamente con la enésima reverencia del día, pero con la misma educación y elegancia que las demás. Luego, vio por el rabillo del ojo a ser Lance arrodillado junto a Fiona, pero prefirió esperar a la respuesta del caballero antes de hacer nada. 

Fiona no daba crédito a ninguna de aquellas habladurías. ¿Qué rumores circularan sobre nosotros? -¿Con el maestre Caelus? - elevó las cejas sonriendo con incredulidad. -Ya no estoy segura de que Tabitha esté realmente embarazada. Es cierto que hace varias lunas que no sangra, pero... ¿Y si alguien ha urdido un plan de desprestigio para destrozar su reputación? - parecía una locura porque solo el servicio doméstico se preocupaba de lavar las sábanas. ¿Alguien esperaba que los criados hablasen mal de la joven señora? Quizás si.

-Habla con ella. Búscala. ¿La quieres de verdad? Hazlo. - los dos tenían que sincerarse con sus respectivos amores.

Se mantenía en pie esperando a que finalizase la conversación entre los hermanos. Cuándo parecía que habían concluido y Kyle quedaría libre para acompañarle, Fiona avanzó lentamente, perdió pié y cayó dañándose el tobillo al parecer. Enseguida acudió en su auxilio Ser Lance Dayne. Quizás fuese apuesto, quizás fuese noble, quizás fuese muchas cosas, pero sobretodo era un invitado a pretender las hijas de los Vaelys y evidentemente no era parte del servicio. Acudió decidido hacia la joven y el caballero.

-Gracias Ser, yo me ocuparé- Dijo con educación pero fuerza en su mirada. Conocía a Fiona, era una de sus chicas, no conocía a Ser Lance, pero sabía bien como muchos trataban de aprovecharse de la inocencia de las damas sencillas, fácilmente impresionables por una bonita capa y una reluciente armadura.

Tendió su mano a Fiona para que pudiese apoyarse en él y dirigirse hacia la puerta.

Kyle hizo una mueca de dolor cuando su hermana cayó de bruces, pero antes de que pudiera moverse para acudir en su ayuda, Fiona hizo un gesto con la cabeza para indicarle que no se acercara Espero que no se haya hecho mucho daño. Ser Lance Dayne se adelantó a su amigo Evan en acudir al auxilio de Fiona, pero fué este quien terminó de ayudarla.

Kyle se acercó entonces para comprobar de cerca su estado -¿Estás bien Fiona? Evan,¿Podrías acompañarla y comprobar que se encuentra bien? Yo mientras iré al comedor para investigar el olor. Cuando acabes nos encontraremos allí. No se había olvidado de Ser Lance, al que le dedicó una inclinación cortés - Muchas gracias por ayudar a mi hermana, Ser. 

Asintió a Kyle, pero antes le pidió algo

-Tan solo si puedes traernos hielo, es lo mejor para atender las torceduras, si no pasa acudiremos al maestre-

Quizás los dioses la habían castigado. La caída, lejos de ser inocua para la muchacha se saldó con una torcedura inesperada de tobillo. Inoportuna para un día como hoy, tan importante para la familia Vaelys, el servicio debía trabajar con más eficacia que nunca.

No supo hacia donde mirar, cruzó su mirada con Kyle, quien por suerte leyó el deseo interior de su hermana sin dificultad. Solo deseaba que nadie la hubiese visto, nadie excepto Evan. Sin embargo, el traspiés de una sirvienta es capaz de llamar la atención hasta de un desconocido. Por más bajo que fuese su status e inapropiado el salto de su protocolo, Ser Lance Dayne lo pasó por alto y se acercó hasta ella para ayudarle.

El deseo de Fiona se cumplió al revés. Por capricho de los dioses, quizás. Cuando lo vio arrodillarse a su lado se sorprendió. Lo primero que pasó por su cabeza fue que él no era quien debía rescatarla. Fiona contempló su gesto preocupado y recordó lo que realmente importaba. La ayuda era bien recibida, fuese quien fuese el primero en tenderle la mano.

- Sois muy amable. - dijo con gratitud. - No os disculpéis Ser, ni yo misma podía preveer esta caída ¿Cómo ibais a evitarla vos? - deslizó la mirada hacia su pie, movió suavemente el empeine y comprobó su estado. El dolor se remarcó en sus ojos amargando su rostro dulce. - Gracias... - a punto estuvo de aceptar su ayuda cuando apareció Evan en escena. Su mirada se fijó en la mano que le extendía el mejor amigo de Kyle, y sonrió levemente. Se apoyó en él y levantó su pie al vuelo. Los dos emprendieron el camino hacía la salida, Fiona dando pequeños saltos, procurando no pisar el suelo.

Kyle se acercó enseguida. - No te preocupes hermano, creo que solo me duele por el golpe, no tengo nada roto. - aclaró para evitar preocupaciones innecesarias. - El hielo será suficiente, de verdad. - confiaba en que fuese así, no quería decepcionar con su indisposición a Lady Myriah.

Lance pronto se dio cuenta que quizá su reacción no había sido la adecuada acorde con su posición, pero una vez entregado al primer instinto no le importó permanecer en él. Mirando con atención a Fiona, negó con la cabeza suavemente.

No os falta razón. respondió a la criada dibujando una sutil sonrisa de circunstancias. Supongo que uno no puede evitar todos los males. finalmente fue una sonrisa franca, aun sin ser consciente de la gravedad de su lesión, y para cuando fue a percatarse intervinieron Evan y Kyle. 

Lance cruzó la mirada con Evan, notó cierto celo en ella y simplemente se apartó. Asintió en silencio mientras se reincorporaba, al fin y al cabo seguía siendo un invitado.

Espero que no sea más que un golpe. dirigió unas últimas palabras a Fiona antes de volverse hacia su hermano. No ha sido molestia, en absoluto. asintió hacia Kyle. A continuación siguió con la mirada a Evan y Fiona que se retiraban para atender la lesión de la joven, y aunque lady Vaelys le había dirigido al hombre llamado Merol no quiso se descortés con el hombre que tenía delante.

Vuestra hermana requiere de su atención. dijo al final hablando con Kyle. Mas un nombre no estaría de más, me gustaría saber con quien he hablado y a quien he socorrido. no exigió apenas unos instantes para la presentación, pues como había dicho si debía atender a su hermana no iba a impedirlo.

Necesitaba descansar en un lugar tranquilo, poner el pie en alto y hablar a solas con Evan. -Gracias por ayudarme. - susurró en tono bajo con la vergüenza implícita por su caída.

Su mano asida a su brazo la ayudaba como un bastón apoyándose con firmeza en él. Abordar el tema que había tratado con su hermano Kyle no sería fácil, pero el miedo ya no la paralizaria más, desde luego no hoy, era su última oportunidad. -He de hablar contigo en privado, es importante. Acompáñame a mi habitación por favor. - le costó pronunciar aquellas palabras pero finalmente lo hizo.

Pensaba atender cuanto antes su tobillo, era importante actuar rápido. Cuando Fiona le pidió que la llevase a su habitación Evan se preocupó, ¿Quizás se encontraba mal? A parte de la torcedura claro. Asintió mientras pensaba que quizás Fiona estuviese mareada, una bajada de tensión o algo parecido. Decidió no arriesgar a que apoyase el pié por error pudiéndose lástimar más todavía. Giró levemente y con habilidad cogió en brazos a Fiona, llevándola con un brazo rodeando su espalda y el otro por debajo de sus rodillas.

-Ni se te ocurra protestar, esta noche has de estar bien- le dijo antes de que ella pudiese reprocharle llevarla así. Esperaba que a ella no le molestase, pues creía que tenían la suficiente confianza entre ambos.

-Espero que no sean más malas notícias.- le dijo con una sonrisa refiriéndose a lo que tenía que contarle en privado. Fiona parecía sería, así que dedujo que sería algo importante, algo que al parecer nadie inoportuno debía escuchar. Fiona no había sido nunca una chica chismosa para Evan, por eso él creyó que quizás había descubierto quien estaba boicoteando la fiesta.

El gesto caballeroso de Evan le pilló por sorpresa, tardó unos segundos en asimilarlo. Fiona rodeó su cuello con timidez y no se quejó. Poco importaba que alguien de la familia Vaelys o el personal de servicio los viesen de esa guisa, pues la acción de transportarla en brazos estaba más que justificada.

-Estaré bien, te lo prometo. - asintió sonriendo.

Cuando Evan dijo que esperaba que no fuesen malas noticias, el ceño de Fiona se remarcó en su rostro y su sonrisa aunque no desapareció se tornó más cauta. -Yo también espero que no se convierta en algo malo para los dos. - aún no habían llegado a la habitación. Instintivamente se agarró más fuerte al cuello de Evan. ¿Qué tendría que contarle?