Partida Rol por web

Un poco apartado, Edric observaba lo que ocurría con los criados de la casa y como la asistían. La verdad es que la muchacha había tenido muy mala suerte al caer en la situación en al que se encontraban, pero no era de su incumbencia ayudar a una sirvienta, por lo que no movió ni un músculo cuando esta cayó. Además, parecía que estaba bien asistida por el Lord y otros sirvientes por lo que volvió a sus ensimismamiento.

Al oír su nombre, levantó la mirada para observa que la que parecía la señora de la casa, por sus vestimentas y bisutería se dirigía a él. Caminando con seguridad, se colocó delante de ella e hizo una pequeña reverencia, diciendo:

- En efecto mi señora, soy Ser Edric Colina, e imagino que vos debéis ser... Lady Vaelys, la esposa del Lord. Encantado de conoceros, pero si me permitís la desfachatez, podría preguntaros como conocéis mi nombre? - dice con una sonrisa pícara en su cara.

Kyle asintió a Evan cuando este le pidió un poco de hielo para el pie de su hermana Esperemos que no esté roto. Con la fiesta de hoy, tendrá mucho trabajo, y dudo que le permitieran librarse pese a una torcedura de tobillo.

Ser Lancel le preguntó su nombre, y Kyle se sintió avergonzado por no haberse presentado como es debido - Disculpe mi mala educación Ser. Mi nombre es Kyle Ironsmith, Jefe de cazadores de la familia Vaelys. Dijo mientras volvía a inclinar su cabeza. - Y la joven que tropezó es Fiona Ironsmith, mi hermana y criada de la casa.

Lance restó importancia a la supuesta mala educación de Kyle, en cierto modo comprendía el apuro. Se quedó pensativo unos instantes antes de poner voz a esos pensamientos.

Tenéis apellido, mas no lo reconozco. admitió casi como una disculpa, añadió luego. Pero sabré a quien acudir si me asalta la necesidad de conversar sobre cacerías. respondió el joven lord con una somera sonrisa, miró de soslayo a Evan y Fiona, pareció acordarse de las circunstancias. Atended vuestra a vuestra hermana. No os deseo entretener.

Apenas un asentimiento, se dirigió al hombre al que lady Vaelys había asignado atenderle, Merol, pero parecía estar algo atribulado y ausente, torció el morro unos segundos y se apartó a un lado de la estancia aguardando que le atendieran para ir a sus habitaciones. Por un instante acarició el pomo de Albor, un gesto carente de toda preocupación u hostilidad, una mera necesidad de familiaridad rodeado de tantos desconocidos.

William seguía firme aguardando a que se le asignara un invitado. Empezaban a llegar muchos invitados y poco a poco el número seguiría subiendo.

Se retiró con la ayuda de Evan hacia un lugar tranquilo. Agarrada a su brazo pensó en su torpeza, mientras lo hacía, tuvo tiempo de prestar atención a la breve conversación entre Kyle y Ser Lance.

El caballero preguntó por el nombre de ambos, la respuesta de su hermano confirmó el desconocimiento que éste tenía sobre el apellido Ironsmith, una noble casa menor. Fiona no se sorprendió.

Lo cierto es que le era indiferente no ser reconocida por su apellido. Después de tantos años, había aprendido a manejarse con los lobos que tenía por familia mientras su hermano regresaba de la batalla.

Casi la mitad de su vida había trabajado como sirvienta. A cargo de Lord Ironsmith y su detestable hijo enfermo el heredero, quedó desvinculada por suerte y para siempre, de su familia más próxima.

Asintió a pesar del dolor y las circunstancias adversas a su hermano y Ser Lance, con gesto sereno y una tenue sonrisa, se despidió sin llegar a pronunciar una sola palabra.

-¿Acaso no debe una buena anfitriona conocer el nombre de todos sus invitados? -le espetó, de forma improvisada, tras percatarse de que, a diferencia de Ser Lance, Ser Edric no había sido anunciado. Aún así, no hacía falta: más allá del pelo dorado de los Lannister, era un vivo retrato de su padre. Lady Myriah apenas había llegado a conocerlo, pero ¿cómo olvidar a semejante personaje? -Pero, por favor, pasad, no os quedéis en la puerta. -prosiguió, decidida a esquivar una respuesta más concreta. -¡William! -llamó al sirviente, con un gesto para que se acercara, y luego, se lo presentó a su invitado. -Este es William, sirviente de la familia Vaelys. Os acompañará a vuestros aposentos o a donde requiráis.

Luego, respiró aliviada al ver como Kyle ayudaba a su hermana en lo que parecía que había sido un simple tropiezo. No podía permitirse perder a nadie del servicio en un día como aquel y, menos aún, a Fiona.

- Por supuesto, por supuesto,mi Lady - comentó sin parar de sonreir ante la mirada de la señora de la Casa. 

Cuando llamó al sirviente para despacharlo rápido, asintió y se apartó un poco hasta que el llamado William le atendiera: - Muchas gracias mi señora, espero poder volver a charlar con vos en la fiesta.

William se acercó a Ser Edric, firme y respetuoso -Buenos días Ser. Soy William, para servirle. Le guiaré donde usted requiera.-

- Oh, si William, excelente. Llévame a mis aposentos, me gustaría ver donde voy a dormir. Mi Lady, que tengáis un buen día.- dijo haciendo una reverencia y dispuesto a seguir a William el sirviente.

William asintió y salió de la sala guiando a Edric hasta sus aposentos

- ¡Así lo haré! Dijo Kyle cuando Ser Lance Dayne le recomendó atender a su hermana. - Ser. Añadió a modo de despedida mientras realizaba una nueva inclinación de cabeza y se alejaba. Acto seguido, siguió a Evan y a Fiona fuera del comedor. Necesitaba hielo, así que se dirigió hacia las cocinas para conseguir un poco.

Despedido Kyle, Lance se mantuvo en espera junto al refrigerio ofrecido en el recibidor. Viendo que el criado al que le habían juntado no parecía estar muy por la labor, suspiró con algo de resignación mientras oteaba los detalles del recibidor. Se iba preguntando cosas sin mucho objetivo a si mismo, trataba de mantener ocupada la mente para no verse incómodo por la espera.

Asintió a Edric cuando pasó cerca de él dirigiéndose a sus aposentos, pero optó por mantener el silencio mientras alcanzaba una copa de vino para mojarse los labios.

Según salía Edric Colina de la estancia, Lady Myriah lo siguió con la mirada. Esperaba no haber sido demasiado brusca con el joven caballero, pero aún no se sentía con fuerzas para tratar de forma extensa con él. Aún no. Mientras lo veía alejarse seguía tratando de formarse alguna otra idea acerca de él. ¿Qué pensará Rhys de él? 

Después, se acercó discretamente a ser Lance, aprovechando aquel breve instante de tranquilidad tras la llegada de los invitados y la aparatosa caída de Fiona para conversar con el dorniense. Ya que Merol parecía ausente, perdido en su propio mundo -Lady Myriah lo anotó mentalmente, ya hablaría luego con el septón- le correspondía a ella atender a su invitado como debía.

-Gracias por ayudar a Fiona. No muchos caballeros se habrían tomado la molestia estando presentes otros criados. Es un gesto desinteresado que os honra. -le dijo.

Cuando lady Vaelys se acercó a Lance, este correspondió con un asentimiento cordial a la señora del castillo.

Mi señora. saludó una vez más, a continuación sonrió levemente, contenido. Escuchó a la mujer hablar, le arrancó un semblante melancólico al caballero. Supongo que la razón es por mis orígenes, mi señora.

Ante la posible actitud interrogante de lady Vaelys, se apresuró a explicar si no supiera los pormenores de tal origen.

Soy hijo bastardo de Miriabelle Lannister y ser Arthur Dayne. dijo sin avergonzarse de ello. Cuando vuestro hijo os habló de mi, probablemente recalcó el hecho de que me apellidaba Colina. Mi madre se esmeró en darme una educación adecuada, esperaba de mi que fuera un caballero Lannister, pero a la par era tratado como un bastardo y mi condición me hizo tratar siempre con la servidumbre antes que con los señores. narraba tal cosa sin avergonzarse de ello. Cuando serví como escudero de mi padre sin que él supiera de mi parentesco, me enseñó que un verdadero caballero demuestra su gallardía no en combate, sino en los detalles. Así funciona en el arte de la esgrima, mi señora. 

Un gesto algo melancólico se arremolinó alrededor de Lance, pero enseguida miró a su anfitriona con una sonrisa apacible.

Cuando Su Majestad reconoció mi apellido y me nombró Lord Protector de la Casa Dayne sentí que una enorme responsabilidad cayó sobre mis hombros. admitió apretando la mandíbula. Yo.. intento estar a la altura de esa responsabilidad, ni olvidar de donde vengo. Olvidarlo sería renunciar al camino que me ha conducido hasta aquí, soy Lance Dayne, antes conocido como Lance Colina. volvió la mirada hacia Myriah. Y me siento orgulloso y honrado de ser lo que fui antes y honrado de lo que soy ahora.

Está agotado del viaje y de fingir que la pasa bien en la casa de Lord Rhys tengo-un-palo-metido-en-el-culo que solo desea tomar un trago, echarse con una moza en la cama y darle caña hasta el amanecer. Pero tenía una misión. Una misión que no abandonaría ni por todo el vino del mundo. Ni por todas las doncellas del Reino. Tan comprometido estaba con su propia empresa, que estaría dispuesto a seguir fingiendo a lo largo de toda la fiesta.

Entró al recibidor y observó la pulcra y sobra decoración. Se deleitó con las pinturas colgadas en la pared, y acarició el fino terciopelo de las sillas apostadas en la pared y pensó: - Todo esto podría ser mío. Pasó los dedos por la mesa con detalles de oro macizo y luego se vio la mano, frotándose el índice y el corazón con el pulgar, corroborando que no había ni mota de polvo u hollín sobre ella.

No tardó en darse cuenta de que se encontraba ante la presencia de otros invitados, criados, ¿y la mismísima Myriah Vaelys? La saludaría, con toda la caballerosidad por la que era conocido con las féminas, y la picardía que lo caracterizaba con las damas. - Bonitos aposentos los que tenéis aquí, milady, es un honor estar ante vuestra presencia - dijo, mientras tomaba su mano y estampaba un delicado beso en el anverso de la misma.

- La verdad, es un honor estar con vosotros aquí. - Dijo en voz un poco más alta, para que el resto de los presentes escucharan su saludo.

Alyra y ser Galbart compartieron una amena conversación, habían limado asperezas, además, la joven era muy accesible para hablar y franca, así que no se iba con dobles discursos o intensiones oscuras, aunque claro, tanta sinceridad en un lugar así, aunque no fuera la corte del Desembarco del Rey, no es tan aconsejable, pero por lo menos esta vez había servido y el hombre norteño y la joven conversaban sobre caballos y sus monturas, hasta que llegaron al recibidor, Alyra se detuvo unos instantes para solo quitar una hoja que se había entregado en su cabello, y siguió caminando, hacia el salón, donde creía encontrar a su padre o a Marvin.

— ¿alguna vez ha estado en el muro? — pregunta, el muro y la guardia de la Noche eran temas que despertaban la curiosidad de la joven, así como La Ciudadela, claro todos eso sí lugares no eran adecuados para una dama, de hecho, para ninguna mujer. 

La conversación sobre monturas y sus respectivos corceles había sido muy sorprendente y placentera. Sus inquietudes superaron ampliamente las espectativas del norteño, desde luego había demostrado enormes conocimientos de gran multitud de temas. El marido que tuviese el honor de casarse con ella sería enormemente afortunado.

Mientras entraban en el castillo la charla se fué por otros derroteros más serios y su gesto cambió a tal tono-Si Alyra, he tenido la oportunidad de estar allí, ver más allá del Muro y conocer a la Guardia de la Noche-la miré por un instante a los ojos-Es un lugar gélido, que no sólo hiela la piel sino el propio corazón, estar acompañado de esos hombres intimida y a la vez enorgullece, son muy duros, ellos mismos parecen hechos del mismo hielo del Muro. Pero son incansables y sacrificarán su vida sin dudar defendiéndonos.-

En ese momento me incliné ligeramente hacia ella, para mantener un tono casi susurrante-No dudéis en preguntar más cosas sobre estos temas, demostráis gran interés y soy consciente de que muchos hombres no creen necesario que sepáis de ellos, yo seré vuestro confidente-dijo para luego seguir caminando a su lado cruzando la estancia.