Partida Rol por web

Kyle entró en las cocinas a la vez que Evan salía, y aunque su propósito era hablar con él para comprobar si necesitaba ayuda, cambió de idea al verle tan agobiado Tiene demasiada prisa, seguro que si intento ayudarle le estorbaría

En las cocinas vió a su hermana hablando con Sebastian en privado ¿Qué se estarán susurrando? ¿Estará intentando cortejarlas? Pese a que Fiona tenía edad suficiente para casarse y formar una familia, Kyle seguía viéndola como una niña pequeña a quién proteger.

- ¿Todo bien Fiona? ¿Te queda mucho trabajo? Hoy deberías acostarte pronto, mañana será un día duro.

Sebastian miró a Fiona y dudó unos instantes. -Yo también he notado una presencia en noches como ésta. Pero si no recuerdo mal, ya ocurría antes de que mi madre se fuese. No sé qué es exactamente.- Hizo una pausa. -Mi madre está bien. No sé por qué tarda tanto, pero debería volver pronto.- Sonrió a Fiona, intentando ser tranquilizador.

-Yo también tengo un mal presentimiento, ¿qué has visto exactamente? ¿Por qué piensas que corremos peligro? ¿Hay alguien concreto de quien desconfías?- Sebastian hizo otra pausa, pensativo. -Lo siento, no pretendo atosigarte con preguntas.

Fiona observó con el ceño fruncido a Sebastian. El nerviosismo del joven era evidente. - Por un tiempo pensé que aquel fantasma se trataba de tu madre, pero ya no estoy segura. Nunca he visto la cara del espectro, pero... Quizás simplemente quería creer que si algo malo le había pasado a tu madre, era su espíritu el que venía a visitarme en las noches de luna llena para advertirme. Quizás estaba equivocada y el fantasma es otro espíritu como dices, alguien que está atrapado en este castillo desde antes. - a Fiona todo aquel asunto le daba miedo. - Ni siquiera a mi hermano le he contado lo que he visto, pero lo haré en cuanto nos vayamos a la habitación. - miró de reojo a Kyle.

- Quería hablarlo contigo y hoy al ver tu gesto en la ventana, pensé… - hizo una pausa. - Que tu también la veías. No sé, simplemente esa presencia me transmite que corro peligro en esta casa, no sé porque, ni tampoco entiendo quien pueda estar interesado en hacerme daño.

-Muchas gracias por contármelo Fiona, de verdad.- El hecho de que se lo hubiese contado hizo que Sebastian se sintiese más cercano a Fiona. Sentía que ella confiaba en él, y eso le tranquilizaba. Le hizo más fácil sincerarse con ella. -Antes vi un reflejo en la ventana. Por un instante pensé que mi madre estaba viniendo, pero cuando fui a comprobarlo no había nada fuera.-

Miró a Fiona con expresión melancólica -La echo de menos. Espero que perciba mi gesto allá donde esté.- Sonrió un poco en un gesto que usaba cuando quería quitar importancia a una conversación seria. -Quizá así le den más ganas de venir a vernos- Guiñó un ojo a Fiona para denotar que era broma.

-A mí tampoco se me ocurre quién querría hacerte daño. Viene mucha gente de fuera, y según dijo Lord Rhys alguno no trae buenas intenciones.- Sebastian frunció el ceño. No soportaba la idea de que alguien pudiese tener malas intenciones hacia Fiona. -¿Hay alguien de la casa que no te haya tratado bien? ¿Quizá Evan? Alguna vez te ha citado en la cocina a solas y no me acabo de fiar.- Miró a Fiona para asegurarse de que no la incomodaba al hablar así de Evan. -Lo siento, son solo percepciones mías. Me gustaría que permanecieras a salvo, especialmente mañana. Si percibes algún peligro grita mi nombre o ven a buscarme. Estaré seguramente en la cocina. Acudiré sin dudarlo un segundo. Me gustaría estar arriba para asegurarme de que todo va bien. Por ti especialmente, y también por Sloth. Me preocupa y creo que está deprimido. ¿Le echarás un ojo por mí?- sonrió.

Sebastian miró hacia atrás con disimulo y vio que Kyle seguía esperando. -Al menos tu hermano estará allí, y él no dejará que te pase nada.- Sonrió. -Me gustaría contarte algo más. ¿Crees que encontraremos algún momento mañana? Aquí en la cocina, o en algún otro sitio si te es más fácil. Me las apañaré para poder salir de aquí durante un rato. 

Seguía sacándole brillo a los cubiertos cuando Kyle le preguntó si estaba todo en orden. Fiona alzó la vista y asintió sonriendo ligeramente. - Enseguida acabo y me voy a dormir. Tu también debes descansar Kyle, mañana será un gran día para ti.  - y volvió la mirada hacia Sebastian para despedirse en breves minutos.

Ella le sonrió a pesar de las circunstancias. - De nada, sabes que confío plenamente en ti. Yo también la echo mucho de menos. - su gesto se ensombreció durante unos instantes. Fiona quería mucho a Anna y deseaba que allá donde hubiese ido se encontrara bien. - Algún día volverá, una madre nunca abandona a su hijo. - hubiese querido reconfortar a Sebastian dándole la mano para que la sintiera cerca, pero su hermano Kyle estaba presente. Aquel gesto por parte de Fiona habría sido del todo inadecuado. 

Cuando Sebastian le dijo que temía por su seguridad y que podía buscarle o gritar su nombre en cuanto lo necesitara, Fiona palideció recordando las palabras anteriores. Viene mucha gente de fuera, y según dijo Lord Rhys alguno no trae buenas intenciones. - aquello la preocupaba mucho. Sintió un frío abrazándola, una sensación angustiante. - Tengo miedo. - le dijo otra vez. - Sé que mi hermano estará presente en la fiesta pero temo que algo malo me pase a mi y también a él por querer protegerme. - su voz sonaba con un timbre más agudo de lo habitual por el temor que crecía dentro de ella. - ¿Evan? - preguntó sorprendida, negando con la cabeza. - Él nunca me haría daño, mi hermano y yo confiamos en él, puedes estar tranquilo. - miró de nuevo a Sebastian alternando alguna mirada con Kyle.

Cuando mencionó a Sloth su semblante se volvió más preocupado. - No entiendo porque Lord Rhys desea que Sloth se vista de bufón y beba en una copa aparte… - suspiró. El hecho de tener que ser ella quien se la sirviera le preocupaba aún más. - Cuidaré de Sloth, te lo prometo.

Al preguntarle si mañana tendría un rato para hablar con ella asintió. - Tendré que bajar y subir constantemente a la cocina y bodegas para procurar que no falte de nada en las mesas. Solo espero que con las prisas no se me caiga nada al suelo. - sabía que los caballeros la pondrían nerviosa, a medida que el alcohol hiciera efecto en ellos sus impertinencias podian subir de tono. - ¿Es algo urgente que debo saber? - preguntó con curiosidad.

Sebastian asintió a Fiona -Todo lo que pueda contarte ahora, mejor. No sé cuánto está dispuesto a esperar Kyle.- Sonrió -Estoy seguro de que algunos piensan que la vida de Lord Rhys puede estar en peligro debido a su enfermedad. Quizá incluso él lo piense y sea el motivo de la fiesta. Espero que no le pase nada.- Hizo un breve silencio. No deseaba que lo que iba a decir sonase mal y tenía que elegir bien sus palabras. -Pero si pasase, las normas de herencia de esta casa son peculiares. El primero de los primos que se case será el heredero. Y si eso no ocurre y Lord Rhys falleciese el heredero sería el siguiente varón, es decir Edric Colina.-

Sebastian miraba a Fiona. Sabía que no era un tema agradable, pero quería que estuviera informada de todo. Quizá ella ya lo sabía, pero debía explicárselo por si acaso. -Lo siento, no pretendo asustarte, pero quiero que conozcas la situación. Yo espero que no le pase nada a Lord Rhys, pero no todo el mundo es honrado. Viene mucha gente y es fácil que sepan de este sistema. Tampoco quiero que las hijas de Lord Rhys se casen con alguien que no quieren, pero seguramente ellas no decidan y el primero que se case con una de ellas será el heredero.- Sebastian hizo una leve pausa. Imaginaba que Fiona había dedicado tiempo con las hijas y probablemente les tenía aprecio. ¿Estaba siendo demasiado directo? -Si esto sucede, debería ser alguien honrado. Si Lord Rhys falleciese, Edric colina heredaría. No le conozco, pero está invitado a la fiesta y no consigo parar de pensar que la muerte de nuestro señor le conviene y podría tener malas intenciones. Las hijas de Lord Rhys merecen heredar cuando llegue el momento. Además, si alguien de fuera como Edric se convierte en el heredero es fácil que traiga a sus propios empleados y familiares y no sé qué será de todos los que estamos actualmente en la fortaleza.- Sebastian parecía preocupado -Todos. Nuestro hogar, todos los que hemos convivido durante estos años... todo está en juego mañana.-

-Entiendo que tengas miedo, Fiona. Lo siento, porque creo que no te he ayudado a aliviarlo. Necesitaba contarte todo esto. Quizá he sido egoísta.- Miró al cubierto que tenía en la mano y se dio cuenta que hacía un buen rato que solo lo sujetaba. -Eres la única a quien se lo podía contar y quería que lo supieras. Ojalá todo sean conjeturas mías. Espero que mañana todo vaya bien, Lord Rhys esté sano, una de las hijas se case por voluntad propia con el caballero que desee y haya un final feliz.- Miró a Fiona a los ojos -Y sobre todo que tú estés bien. Yo también iré subiendo y bajando. Hazme alguna señal si pasa algo raro. Yo haré lo mismo.-

Fiona tenía razón, mañana sería un día muy intenso y lo mejor era que se fuera a descansar - Tienes razón, necesito descansar bien esta noche. Te espero en la habitación, no tardes mucho.

Mientras se despedía de su hermana, Kyle volvió a fijar su mirada en Sebastian, pero esta vez no una mirada de hermano protector, sino una mirada amigable - Buenas noches Sebastian.

Sebastian había estado hablando en voz baja con Fiona y entendía que su hermano quisiese asegurarse. Le tranquilizó ver que Kyle se fiaba de él. Sonrió -Buenas noches Kyle. Espero que mañana disfrutéis de la fiesta. Estoy seguro de que la comida será de vuestro gusto. Al fin y al cabo me encargo yo- bromeó -y me ayudará gente como Jevic, que aunque su habilidad no pueda compararse con la mía hace lo que puede.- rió mirando a Jevic. Todos sabían que ese chico había nacido para ser cocinero y su cocina era exquisita. Sebastian estaba encantado de tenerlo allí el día de la fiesta.

Tardó unos segundos en hablar, lo que le contó Sebastian no resultaba una sorpresa para ella. Tantos años de trabajo en el castillo… Fiona conocía aquella historia. - Si, sabía que el abuelo Joston había impuesto esa norma hereditaria a las siguientes generaciones. - realmente era preocupante que a Lord Rhys le sucediese algo, no solo por el porvenir de sus hijas, también por el futuro de todos los que trabajaban en el castillo.

Negó con la cabeza para despreocupar a Sebastian. - No, está bien que compartas todo esto conmigo. Tengo estima a las hijas de nuestros señores, y en parte temo por su bienestar como es lógico. Ninguna mujer debería casarse con un hombre que no quiere, pero están obligadas a dar su brazo a torcer, al menos Astrid, la mayor. - dijo apenada. - Me he sorprendido mucho esta noche cuando he conocido la noticia de Lord Rhys, para mi era impensable que Kyle y Evan participaran en la fiesta de mañana. - bajó la mirada en ese instante. Se quedó pensativa, era difícil saber que pasaba por su cabeza. - Al menos mi hermano es honrado. - repuso mirándolo con una sonrisa tierna. - Ojalá que la que se case lo haga medianamente convencida y que sea con un caballero de buen corazón.

Guardó las cucharas limpias en el cajón pero antes de irse se volvió a Sebastian para hablarle bajito. - Gracias por preocuparte por mi. Igualmente cualquier cosa que necesites, por favor, cuenta conmigo Sebastian. - le dijo con sinceridad. - Descansa mucho, mañana será un día duro para nosotros. - se despidió de él para seguir a Kyle.

Sebastian también se quedó pensativo cuando Fiona nombró a Kyle y Evan. -Sí, me ha sorprendido mucho. No me lo esperaba, y no acabo de entenderlo.- asintió a Fiona -quizá tu hermano sea llamado Lord Kyle en un futuro cercano.- sonrió bromista.

-Gracias Fiona. Contaré contigo.- sonrió y se despidió. Después marchó a su habitación.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

Al llegar a la cocina sientes una peste repugnante, parece como si el mozo de cuadras hubiera estado allí mismo. Apesta a cuadra, a establo, a caballo. Resulta muy desagradable.

Al llegar a la cocina sientes una peste repugnante, parece como si el mozo de cuadras hubiera estado allí mismo. Apesta a cuadra, a establo, a caballo. Resulta muy desagradable.

Sebastian llegó a la cocina y casi inmediatamente se llevó el brazo a la nariz. -¿De dónde viene esta peste?- Intentó seguir el olor para ver si algo de la cocina se había echado a perder.

Tabitha entró en las cocinas como si estuviera en su casa... Aunque en realidad exactamente de eso se trataba: estaba en su casa. No era raro que Tabitha estuviera por los pasillos que no le correspondían, era igual de habitual encontrarla por los terrenos cuando debería estar dentro, o dentro cuando debía estar fuera. 

¡Buenos días! -saludó alegremente, al menos hasta que percibió aquel olor* y arrugó la nariz frunciendo el ceño, llevándose la mano a la nariz con repulsión- ¿Qué es esta peste? 

No era necesario que dijera que si su madre se asomaba por la cocina y descubría aquel hedor iba a poner el grito al cielo, hoy era el día de su gran fiesta. Todo debía estar perfecto.

¿Qué hay para desayunar? -pero a menos que arreglaran aquella peste no iba a quedarse allí ni de coña. Miró entonces a todos- ¿Y Fiona?

-Buenos días Lady Tabitha.- Sebastian saludó respetuoso con la cabeza. -No sé qué es este olor, pero huele a cuadra de forma exagerada. No creo que sea nada de comida, pero enseguida lo averiguaré y lo limpiaré. ¿Queréis que os prepare algo? ¿Quizá pan con tomates, lechuga y embutido, o tenéis otra preferencia? No os preocupéis, me aseguraré de que todo está en buen estado.- sonrió. -Os lo puedo llevar al comedor o donde prefiráis.-

-Hace poco que he llegado. Fiona estuvo aquí anoche, pero hoy todavía no la he visto. Le puedo decir que la buscáis si la veo.-

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

Al llegar a la cocina sientes una peste repugnante, parece como si el mozo de cuadras hubiera estado allí mismo. Apesta a cuadra, a establo, a caballo. Resulta muy desagradable.

Le agradaba el aroma de los establos y la paja. ¡Incluso la de la composta y el estiércol de abono! Era porque evocaba el cabalgar a caballo y la siembra de las tierras de Thunderocks que tanto amó.

Pero este aroma... este aroma era más intenso, y quizá por el espacio cerrado le resultaba desagradable. Se contuvo para no arrugar la nariz. Caminando muy despacio para no cojear, intentando moverse con todo lo que su lastimada pierna (y dignidad) le permitían, se adentró más a la cocina.

- ¿Todo bien? - preguntó, con la voz de mando más dura que de costumbre por el mal humor tras la noche que había pasado. - Ventilen ahora mismo la estancia. - más valía que el aroma no se hubiera esparcido a la comida o la iban a oír.

Al entrar se sorprendió al ver a su prima y al ayudante del septón.