Partida Rol por web

Merol escucho a Blackwood y a Lady Vaelys. Y decidio dejar la pelea y seguir la orden de ir con el Septon.

Si Evan cayese al suelo por el empujón:

Mientras caía clavó sus ojos en los de Merol. Al caer al suelo se medio incorporó, para poder mirar al ayudante del septon. La mirada de Evan no necesitaba palabras, estaba claramente enfadado, furioso. 

Oyó las ordenes de Tabitha y decidió no abrir la boca, ya habría tiempo para eso, desde luego todos pudieron ver que la acción de Merol no iba a quedar impune.

Si Evan logra resistir el empujón e inmovilizar a Merol:

Mantuvo sujeto a Merol con fuerza y firmeza. Tabitha dió una orden, pero Evan no la ejecutó de inmediato. No estaba dispuesto a que las cosas quedasen así.

-¡Sebastian! ¡Vacíe el morral del señor Merol!- Dijo mientras lo tenía inmovilizado. No se llevaría la comida. No permitiría que a fin de cuentas se fuese con su recompensa. 

Si Evan cayese al suelo por el empujón:

Se quedó congelada, pero de enojo. Al poco de reaccionar, todos pudieron ver un rostro serio, y que si sus ojos hubieran estado cubiertos, habría parecido que estaba tranquila.

No alzó la voz. No hizo amago de detenerlo. Tenía otra forma de castigarlo. Con toda la fuerza de su autodominio, se giró hacia Sebastian. Podía este dar por contado lo que iba a sugerirle a lord Vaelys.

- Creo que ya tenemos a nuestro bufón.

Si Evan logra resistir el empujón e inmovilizar a Merol:

Se acercó a Evan, quien forcejeaba por mantener a Merol en el suelo. No gritó a ambos que se detuvieran, sino que se acercó con la autoridad que tenía en aquellos terrenos. ¿Conque un ladrón en la cocina, eh?

- Perdonad lamentable espectáculo - dijo a los Risefeller - Lamentable farsa signada por el ridículo, pero que va a solucionarse en este mismo instante.

Asintió a Sebastian, para que lo hiciera.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

Se apresuró a bajar a la cocina pues había mucho que hacer en este día tan importante para las hijas de su señor. Estaba nerviosa porque venían caballeros de otros reinos y quieras o no pensaba en si sus modales y servicio estarían a la altura.

Cualquier error por su parte en la atención de las mesas del banquete sería una deshonra para ella y la casa Vaelys, así que trataba de mentalizarse para realizar un buen trabajo.

Fiona entró a paso apresurado en la cocina tenia un ligero gesto de preocupación en su rostro pero era lo normal, la muchacha era muy responsable con todo lo que hacia.

Le sorprendio ver allí a Tabitha, a Merol y a otros caballeros los Risefeller, hermanos del hombre que se fuera a casar con la primogenita de la casa. Una desgracia lo que ocurrio.

Timidamente entro y se fue directamente donde Ginevra para preguntarle por donde debía empezar, pero no sin antes saludar a los presentes. -Buenos días tengan todos. - bajó ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Allí estaba Evan y Sebastián pero Fiona no miró mucho al primero. Prefería no hacerlo pues el hecho de que participara en el banquete como pretendiente la hacía sentir extraña.

Merol era un chico joven y torpe, ajeno a cualquier trabajo físico más allá de ayudar al septón en sus quehaceres. En cambio Evan era el mayordomo y también el jefe de caballos, estaba acostumbrado al trabajo físico y eso le hacía estar en forma. No es que tuviera mucho conocimiento de pelea o de entrenamientos físicos, pero desde luego que era muy superior al de un estudioso como el joven ayudante. Por eso Evan logró esquivarle sin mucha molestia y le hizo una llave para detenerlo e impedir que siguiera robando. Había actuado mal, y encima delante de mucha gente importante. Probablemente terminaría recibiendo un escarmiento.

Evan continuaba sujetando a Merol y aguardando a que Sebastián vaciase el morral del mismo. Esperaba de este modo matar dos pájaros de un tiro. Por un lado evitar que Merol marchase con su recompensa. Por el otro dejar patente delante de todos que sus acusaciones no eran gratuitas.

Cuando entró Fiona sintió cierta rábia en su interior. Que ella le viese en aquella tesitura no era lo que deseaba. Además rogaba a los Dioses por que Lady Tabitha no se enfureciese con él por no cumplir sus órdenes de inmediato, esperaba que comprendiese sus motivos.

Con todo aquello la adrenalina corría salvajemente por el cuerpo de Evan.

-¿Qué está pasando aquí? - preguntó Fiona sorprendida por la reacción de Evan contra Merol. Además un ligero olor a establo llegaba a su nariz.

Tyler estaba situado delante de Tabitha, parecía mantener la intención de protegerla. 

Al ver entrar a Fiona se tensó un poco más. Esperaba que la joven no tratase de intervenir en aquel entuerto. Nunca se sabe como pueden terminar las cosas entre dos hombres que se pelean. Conocía a Fiona de vista, era una de las sirvientas de la casa Vaelys, y por ello tenía muy claro que no le tocaba a él indicarle nada a la muchacha, ya lo haría Tabitha, pero en su fuero interno su voz gritaba "no te acerques a ellos y colócate detrás de mi persona".

No respondió tampoco a su pregunta. Allí él era un invitado, y por supuesto había allí una autoridad muy por encima de los demás presentes. Supuso que la pregunta tan directa y demandando explicaciones se debía a la sorpresa y lo inusual de la situación. 

Sebastian miró a Fiona cuando entró y sonrió ligeramente con cara de circunstancia por la escena entre Evan y Merol.

Miró al mayordomo y al ayudante del septón. Esa situación le parecía ridícula. ¿Pretendían que tomase parte?. -Estoy seguro de que podemos resolver esta situación de una forma más civilizada. ¿Por qué no os tranquilizáis y habláis educadamente mientras nosotros servimos el desayuno? No querría hacer esperar más a los invitados.- miró a Merol un instante y luego se quedó mirando a Evan. El primer paso dependería de él ya que su adversario estaba inmóvil.

Era lógico que el mayordomo pudiera someter a Merol; su peso era casi todo suaves carnes, nada más. ¿Porque no le había simplemente explicado lo que hacia al aparentemente omnividente mayordomo? En su lugar lo había atacado, contrario a su naturaleza y a todo lo que la razón dictaba. Tal vez estaba muy nervioso por el rol en la fiesta, mas de lo que había pensado.

El relleno rostro enrojeció, por una mezcla entre el desacostumbrado esfuerzo físico y la vergüenza de la situación, al tiempo que sus ojos se humedecieron. Tal vez se lo merecía; siempre le salían mal las cosas cuanto más se esforzaba. Había querido pasar inadvertido y terminaba siendo el centro de la función. Mirando el suelo, comento en tono bajo, más para si que para alguien en particular.

-...Solo quería llevarme mi desayuno, sin molestar…

Por favor Evan, basta. - se le encogió el corazón al verlo con esa cara de rabia. Era como otro Evan, totalmente distinto al chico amable y cercano que conocía.

La criada no entendía nada de lo que estaba pasando y así lo reflejaba su cara, sus ojos alertados e inquietos se alternaban paseando su mirada sobre Sebastian, Evan, Merol, y la joven Tabitha, quien permanecia detrás de Tyler protegida por el caballero.

¿Merol había intentado hacerle daño a una de las hijas de Vaelys? No, no puede ser.  

Que despertar más horrible para Fiona teniendo en cuenta su situación personal y la de su hermano Kyle. Si él supiera que alguien osa pensar dañar a Tabitha le arrancaría la cabeza, aunque ya no estaba segura de que Kyle siquiera asistiera al banquete. Sus ánimos estaban muy bajos después de lo que Fiona le había contado.

Tras escuchar a Merol quiso intervenir impulsada por la necesidad de imponer un poco de sensatez en la cabeza del mayordomo pero por más que quiso decirle a Evan no era apropiado hablar- ¿El problema era que el chico había robado comida? - Sé justo. - el arrepentimiento que se leía en el rostro rojo y los ojos vidriosos del aprendiz del septón era evidente. - No le hagas daño Evan. Si tan solo estaba hambriento como dice... - miró también a Sebastián. Estaba muy preocupada por lo que pudiera hacer Evan.

Esperó, entrecerrando los ojos, la respuesta de Merol. Una defensa, algo que simplemente le indicara que Evan se había equivocado. Pero no. Solo el quejido lastimero y una explicación pobre y patética. 

Fue ella misma la que, ante la postura neutral de Sebastian Ríos, se levantaba y tomaba por la fuerza* el morral del ayudante, abriéndolo y soltando lo que llevaba encima de la mesa. Miró al ayudante de nuevo y su mandíbula se tensó.

Está bien, Ross. Suéltalo -no miró al mayordomo; su tono era más tranquilo, pero su mirada acuchillaba al ayudante del Septón-. Que no se vuelva a repetir, Ríos, o seré yo misma la que te dé una patada en el culo echándote de esta casa -no bromeaba, algo que era habitual que hiciera, pero en esta ocasión había tomado el responsable papel que le correspondía como hija de los Vaelys... O al menos, lo máximo que pudiera tomárselo teniendo en cuenta que estaba totalmente fuera de lugar: En las cocinas. 

Dicho eso, carraspeó, palmeó la mesa y miró a todos los presente. 

Mejor vamos a desayunar todos al comedor -sentenció ante la tensión acumulada en las cocinas. 

Antes, pero, miró a Fiona. No había podido mirarla en ningún momento desde que había entrado, y eso que estaba allí precisamente por ella. Le lanzó una mirada cargada de significado y luego se retiró hacia el comedor junto a los demás. 

La mirada que Tabitha le lanzó a Fiona era de éstas que significan:

Luego hablamos o Necesito hablar contigo o Debo contarte algo.

Diferentes palabras, mismo significado. 

Bernard había esperado un poco más en las cocinas para asegurarse de que su hermano no necesitase su ayuda. No le sorprendió que Evan superase a Merol en fuerza y habilidad. De no ser así habría sido un poco humillante para él, pero al mismo tiempo habría sido divertido verlo. Merol había demostrado un carácter que Bernard no conocía. Eso despertó su curiosidad. Ya no le parecía un aburrido ayudante.

La decidida intervención de Tabitha sentenciaba la situación. Bernard asintió - Nos vemos en el Comedor -.

Del morral cayeron un par de tomates, un poco de lechuga, un pequeño embutido y un pedazo de pan a medio comer, junto a algunos trocitos de madera (que indudablemente no venian al caso, a menos que fuera medio castor). Nada mas. Era todo lo que había tomado para hacerse un bocadillo.

Merol no levanto la cabeza ni dijo nada en replica a la señorita Tabitha, mientras su labio inferior se alzaba un tanto en un gesto compungido y un hondo suspiro de asentimiento escapaba de su pecho. Solo aguardo a que Evan lo soltase, para poder retirarse de nuevo a su cuarto a reponerse.   

Fiona le había dicho a Kyle que no hablaría con Tabitha sobre lo que sabía o intuía sobre su estado, pero ya no estaba segura de no hacerlo porque la felicidad de su hermano estaba en juego. Claro que la situación solo podía empeorar si ella... si sus conclusiones sobre el estado de Tabitha eran erróneas. Pero... ¿acaso la hija de Vaelys por más relación de amistad que tuviera con Fiona sería capaz de ver a su hermano con otros ojos que no fueran los de una dama que se encuentra por encima de su posición?.

La criada devolvió la mirada a su señora y amiga.  Sus ojos lo decían todo y los de ella confirmaban que en cuanto pudiese y estuviera libre después de servir el desayuno iría donde Tabitha para hablar con ella.

Cuando Sebastián replicó a Evan negándose a hacerle caso le dedicó una mirada inquisitiva. No le gustaba que le desobedeciesen, y la respuesta que le había dado aún le había gustado menos. Sin duda hablaría después con el chico.

Se relajó al escuchar a Tabitha y esta vez soltó a Merol de inmediato, aflojando su presa poco a poco. No habría sido muy inteligente volver a actuar de forma agresiva por parte del ayudante del septón, pero su acción anterior tampoco se la había esperado, no bajaría la guardia de momento. 

Al fin todo parecía estar controlado. Tabitha había puesto orden al asunto y se había impuesto sin dudar. Eso satisfizo a Tyler.

Con los nervios más calmados dejó su postura de protector y asintió ante las palabras de la joven Vaelys.

- Me parece una gran propuesta Lady Tabitha-

Dijo a esta mientras hacía un leve gesto para cederle el paso y acompañarla hasta el gran comedor. Allí esperaba poder hablar más con ella y así conocerse mejor.

Por otro lado se percató de que casi se había acostumbrado al hedor de las cocinas, casi. Quizás aquel horrible olor había contribuido a que todos estuviésemos más tensos de lo normal.