Partida Rol por web

Un tanto apurada, Gwen llega a las cocinas con un suspiro y saluda rápido. - Hola chicos... -  Allí se puede relajar, ser ella misma, dar su opinión e incluso sacar su carácter. Claro que siempre dependerá de quien esté en cocinas, pero normalmente puede hacerlo.

En cuanto se adentra en la estancia mira a todos hasta que Fiona se dirige a ella y comenta el tema del té. Le sonríe mientras le sigue con la mirada - Está bien, iré enseguida, te alcanzo en cuanto pueda.

Y así, mientras Fiona sale, Gwen se da prisa en preparar el té que han pedido en el comedor. Sin fijarse bien en si ocurre algo allí o no, o incluso si aquel té ahora servirá para algo, al menos lo preparará por si vuelven a pedírselo. Se acerca a los fogones y a los cacharros, y comienza a preparar dicha bebida.

-Buenos días Gwen- saludó amablemente. Luego miró a Sloth. -Si necesitas que te ayude a buscar a Ginevra sólo tienes que pedírmelo- sonrió.

Kyle se quedó un rato pensando en las palabras de su hermana Es verdad que soy parte de la comitiva, que Lord Vaelys me ha invitado al igual que a muchos caballeros. Pero no soy como ellos. Ahora mismo, solo soy un sirviente que ha tenido más suerte que la mayoría de sus compañeros. No puedo ofrecer nada a sus hijas.

Quería acudir a la fiesta como uno más, pero todavía no se sentía preparado. En ese momento se sentiría mas útil si descubría el origen del citado mal olor. - Merol, ¿Qué está pasando? Exactamente, ¿Dónde huele mal? 

William los miró extrañado. -¿Huele mal en algún sitio?- inhaló el aire a su alrededor. -A mí no me parece que huela mal, pero puedo encargarme yo del asunto si alguna sala está sucia. No hace falta que gastéis vuestro valioso tiempo en eso.- sonrió a Kyle y Merol.

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

La mayoría de repisas están repletas de jarrones llenos de agua fresca con hermosas flores que visten de gala la cocina. La verdad que todos los detalles están cuidados al máximo y luce muy hermosa.

Entró como un torbellino.
- ¿Estáis bien muchachos?¿Tomando un descanso?- Hablaba a toda prisa con gesto serio y voz fuerte - Los invitados están llegando y tengo la sensación de que ninguno os habéis enterado. - Miró a William -- William, sirve algo de comer y beber en el recibidor como almuerzo de bienvenida, que no pueda dudarse de la generosidad de los Vaelys. -
Ahora miró a Merol, no había logrado encontrar a John y no sabía lo que podían haber tratado. Se dirigió a él dando por zanjado todo lo ocurrido anteriormente.
- Merol, si no tiene otras obligaciones más apremiantes ¿podría acudir igualmente al recibidor para ir acompañando a los invitados a sus aposentos cuando se sientan listos, con el fin de que descansen y se aseen para la fiesta?-

Volvió a mirar a William

- William, te encargarás de que en el recibidor no falte de nada mientras los invitados vayan llegando o permanezcan allí-
Desde luego en cuanto pudiese enviaría otro sirviente como refuerzo.

Ahora miró a Marvin, a él le habló más calmado, aunque por su expresión se veía la importancia que daba a este asunto.
- Marvin, a falta de que se persone el señor o la señora en la puerta alguien debería estar allí para recibir a los caballeros según vayan llegando, indicarles donde queda el establo para dejar sus monturas y como llegar después al recibidor, donde se les atenderá debidamente. Creo que esa labor la podría cumplir usted o yo, como prefiera. Estará de acuerdo conmigo en que no puede repetirse lo de antes-
Miró a los sirvientes de una pasada rápida, esperaba que se hubiesen dado por aludidos y se pusiesen a trabajar rápido en lo que les había pedido.

Merol se rasco la pelambre que tenia por barba, confundido. Hacia apenas una hora aquí apestaba. Un olor que llegaba arriba al comedor. Si nadie había encontrado nada o limpiado, ¿como es que desapareció?

-Aquí y en el comedor olía mal… +respondió a William y Kyle, vacilante. Tal vez con abrir las ventanas y quemar esas hierbas había bastado para disiparlo, aunque eso no explicaba de donde había surgido en primer lugar. Se encogió de hombros.

-Supongo que no importa ya. +Eso casi que significaba libertad hasta la noche, cuando menos. O quizás no, cuando apareció Evan. El gordito respiro profundamente, esperando a ver que pasaba, pero el rubio mayordomo parecía traer otras ideas. Seguramente en su cabeza no había espacio para el rencor con tanto pelo, a lo cual Merol sonrió levemente.

-De acuerdo. +asintió a la propuesta con parsimonia. No tenia ni idea de donde alojarían a cada uno, pero eso ya se solucionaría. Seguramente podría preguntarle a alguien. Además, volver arriba le permitiría confirmar otras cosas. + Con vuestro permiso.

Saludo con un cabeceo y se retiro, rascándose la panza suavemente.

*Por otras cosas, claro, aparte de revisar el mal olor arriba también se ha disipado, puedo ver que ha sobrado del desayuno e intentar escamotear algo de las bandejas. Un hombre tiene que comer y uno en esta posición no se pondrá melindroso con las sobras de los invitados.

Así pensaba el joven mientras abandonaba la cocina, satisfecho con el resultado de las cosas. Ni siquiera le dedico un momento a pensar en la disculpa con Evan; si este quería dejarlo en el olvido era perfecto para ambas partes. Y si el tema de la peste se había solucionado, aunque fuera sin su intervención, también contaba como una victoria.

Las ordenes de Evan eran las adecuadas, administrando bien las labores a los presentes en la cocina para lograr un correcto recibimiento de nuevos invitados. Ver como el mayordomo tomaba riendas de la situación, manejando a la perfección todo el tema de crear un acogimiento adecuado a los nobles que fueran llegando, suponía un alivio a los fallos y problemas que habían sucedido.

- Veo que tenéis todo controlado. Venía para ayudaros, mas veo que no hace tanta falta que me quede aquí. Como mencionáis, creo que es más apropiada mi presencia en las puertas para acoger a los caballeros. Buen trabajo, Evan. - Dijo Marvin ante la petición del mayordomo. Antes de salir a realizar esa labor, se acercó para susurrarle unas frases de manera que sólo él las escuchase.
 

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

La mayoría de repisas están repletas de jarrones llenos de agua fresca con hermosas flores que visten de gala la cocina. La verdad que todos los detalles están cuidados al máximo y luce muy hermosa.

William asintió a Evan y se dirigió rápidamente al recibidor

Parecía que el tema del olor ya estaba arreglado, así que Kyle se había quedado sin nada que hacer. No podía quedarse eternamente en las cocinas esperando a que llegara la hora de la cena, así que decidió subir al recibidor y ver en persona al resto de invitados Quizá alguno de ellos sea agradable

La cocina se encuentra justamente debajo del Gran Comedor, bajando por unas escaleras. Tiene mesas idénticas a las que hay en el Gran Comedor justo debajo de ellas; la comida se pone en las mesas de la cocina y luego las suben al Gran Comedor. Tiene techos altos y una chimenea en un extremo de la cocina, hay montones de ollas y cacerolas que se apilan en las paredes.

En una de las paredes hay tres botellas pegadas a modo de decoración, están a la altura del pecho dos y la tercera a la altura de la cabeza formando una especie de triángulo.

La mayoría de repisas están repletas de jarrones llenos de agua fresca con hermosas

Tras el ajetreado desayuno, Lady Myriah agradeció el paseo hasta las cocinas para poder poner sus ideas en orden. Ya más calmada, entró en el salón del servicio esperando encontrar al mayordomo o al ama de llaves para pedir explicaciones, pero en su lugar, se encontró con el maestre Caelus. La señora se sentó a su lado, recogiéndose las faldas del vestido para no ensuciarlo, para poder hablar así con algo más de privacidad. 

-Buenos días, maestre. ¿Cómo os encontráis hoy? -le saludó con cortesía. -¿No habréis visto por un casual a Evan o a mi sobrina Ginevra? En cualquier caso, querría hablar con vos. Durante la mañana, Lord Rhys ha tenido algunos accesos de tos severa. Me preocupa que las curas que le administráis puedan no estar haciendo su efecto, o que incluso puedan ser contraproducentes.  

La paciencia de la esposa de Lord Vaelys se estaba agotando ante la evidente falta de resultados de las medicinas de Caelus. 

-Buenos días, mi señora.-Saluda el maestre agachando la cabeza educadamente.-Cuánto lamento oír eso, Lady Myriah, confiaba en que la última mezcla de hierbas le aliviara un poco los síntomas.-Caelus aparta su plato de gachas a medio comer hacia un lado.-Créame cuando le digo que la salud de Lord Rhys es mi principal ocupación en estos momentos. Lo iré a examinar de inmediato.

-Evan acaba de marcharse de aquí pero no ha dicho donde. A Lady Ginevra no la he visto, mi señora.-El anciano espera a que Lady Myriah le dé permiso para ir a ver a su marido o ver si quiere seguir hablando sobre alguna otra cosa.

Lady Myriah no sabía como tomarse la respuesta del maestre. ¿Realmente hace todo lo que puede? No tenía ningún motivo real para sospechar de él, y ni siquiera tenía claro que si lo hacía o es que se preocupaba demasiado por su esposo y esto la llevaba a desconfiar de cualquiera. A veces, incluso dejaba que esa preocupación se reflejara en su rostro

- Por favor, id. Estoy convencida de que os dirá que no os necesita, que se encuentra bien, pero, por favor, atendedle. No quiero ofenderle, pero ¿verdad que si esta dolencia superase vuestros conocimientos, lo diríais? Quizás podríamos hacer venir algún otro maestre de Antigua, para que le ayudase...- Lady Vaelys interrumpe sus palabras, quizás por temor a haber expresado un pensamiento privado en voz alta, quizás por temor a haber ofendido realmente al anciano.

-Disculpadme, he de atender otros asuntos. Creo que los criados se han reunido en el recibidor y me gustaría que esta vez no se cometieran errores al recibir a los invitados. -dijo, levantándose y dirigiéndose a las escaleras, tras despedirse del maestre. 

-Grmmmmff.-Caelus refunfuña por lo bajo ante la nueva reprimenda de Lady Vaelys.

-Jevic, muchacho, tengo que hablar contigo. ¿Ya sabes que menú se servirá esta noche?-Si la calidad del festín iba a estar acorde con las insípidas gachas que acababa de desayunar el maestre, la verdad es que no se auguraba una cena muy exquisita.