Partida Rol por web

La familia Vaelys parecía bastante más informada de lo que en un momento había creído Ser Marbrand. Pues, desde hacía un tiempo, llevaba preguntándose cómo era posible que ciertas personas siguieran viviendo en aquel lugar tras todo lo que él, en un solo día, había escuchado sobre ello. La conclusión a la que había llegado era que los Vaelyls no estaban en absoluto enterados, tal vez porque hacían oídos sordos a rumores sobre miembros del servicio que llevaban años con ellos, tal vez porque tenían la mente en otros problemas.

- Evan Ross y Ginevra Blackwood –repitió Alester, con tono afirmativo, haciendo un gesto de asentimiento con la cabeza-. Por supuesto, vuestro supuesto primo Edric es la comidilla de los rumores, pero alguien como él, que acaba de llegar, no me cuadra. Ross… el bastardo –Es información, nueva para él, casi le provoca la risa. Una risa amarga que, aun así, logró controlar-. En cualquier caso, no os tenéis que preocupar por las pretensiones de Ross o de Colina o de quien quiera que sea el bastardo de vuestro tío –le aseguró Alester con seriedad-. Si hay justicia en este mundo, ninguno de ellos logrará hacerse con el control de la casa.

Suspiró mientras pensaba qué decidir al respecto del último nombre que se había dejado sin mencionar. Pero estaba claro que Lady Tabitha no era como los demás. Ella, por muy vulnerable que se viera en esos momentos físicamente, tenía claramente un espíritu más fuerte que la mayoría de los presentes.

- No es temor a haceros daño, sino a dar una opinión que puede ser mal vista entre mis anfitriones –Su educación le obligaba a no hacer ningún comentario de reproche hacia la familia que lo había acogido, por muy en desacuerdo que estuviera con una decisión. Sin embargo, ya que se lo había pedido con insistencia, Alester continuó-. Sé que ha llegado a la Fortaleza un invitado muy particular, que ha permanecido a las sombras todo este tiempo –Intentó usar las palabras más adecuadas para revelar su identidad, evitando mostrarse crítico con su presencia en ese lugar-. Y, si mis informantes tienen razón, está usando todo en su poder para acabar con esta familia. Incluido confabularse con vuestra ama de llaves, Ginevra ­–Alester hizo una última breve pausa antes de pronunciar el nombre-. Viserys Targaryen. No soy el único que piensa que habéis metido al enemigo en casa, mi señora. El dorniense opina igual que yo.

Alester se preparó para relatar, por segunda vez, los acontecimientos sucedidos hacía un par de horas. No era tarea fácil para él, como hombre terrenal que era, pero visto que se encontraba mucho más tranquilo que cuando sucedió todo, pudo hablar sin entrecortarse.

- Nada más entrar en mis aposentos, no había ni cerrado la puerta, cuando un rayo brillante iluminó el cielo y toda la estancia. Y, con el rayo, llegó ella… Un fantasma –Sus brillantes ojos parecían verla de nuevo, frente a él, pues la recordaba con tanta claridad como el rostro de la joven que tenía delante-. Flotaba fuera de mi ventana. Apenas mis ojos la vieron un segundo, pero se me ha quedado grabado para la eternidad. Por supuesto, había escuchado historias sobre el fantasma de vuestra casa, pero ¿quién las creería? Yo nunca lo hice…

Se sintió sorprendido cuando Alyra se acercaba hasta él. Pensó en ese momento que ella podía tener sentimientos cercanos a los suyos, más todavía cuando le hacía aquella pregunta. No era capaz de entender el motivo si no era porque la mujer deseaba lo mejor para él.

Bernard esbozó una sonrisa y rió por lo bajo, como quien se encuentra en una situación difícil.

- No creo que pueda decir que soy feliz, Lady Alyra, cuando os veo a vos y vuestras hermanas en una tesitura tan dura. Y cuando he tenido que pasar tiempo yendo de un lado para otro, buscando explicaciones o un hilo del que tirar.

El caso es que todavía no halló nada a menos que Ser Lance tuviera razón en sus sospechas, pero realmente las horas pasaban rápidas y era difícil dar con un rastro a seguir. Bernard inclinó un poco la cabeza en un gesto de debilidad, solo que al darse cuenta curvó un poco el lado derecho y trató de enderezarse.

- Es mi deber actuar de este modo, pero me hubiese gustado poder estar haciendo algo diferente. Quiero decir, que me hubiese gustado pasar más tiempo cerca de vos.

Ya en la situación en la que estaban era difícil hablar de temas relacionados con los sentimientos. Tampoco el caballero era el más hábil expresando tales cosas pues era un ejercicio contrario al que se desarrollaba en los campos de batalla, pero notó que era un ahora o nunca, y tal pensamiento lo obligó a seguir adelante.

- Eso es, me hubiese gustado cultivar lo que siento a vuestro lado.

Si por él fuera iría se arriesgaría más todavía pero ahora no sabía si obraba correctamente o si se precipitaba. Había visto que Alyra no tenía a nadie cerca y que se le había aproximado. Le preguntó por su felicidad, cuando era ella la que pasaba por un duro trance. Así que creyó que tenía que seguir adelante y decírselo todo, para que ella supiera lo que anidaba en su interior.

- Hubiese querido poder ir más lejos. Espero que todavía esté a tiempo, porque quiero acabar con esta maldición y estar junto a la mujer que realmente me atrae.

Le explicó sus propósitos manteniendo la mirada fija en ella.

—¿está bien?... parece que le duele algo...— ve como se encorva como si algo le molestara y acerca sus manos a del, pero como el hombre recupera el semblante, no llega. tocarlo. El desconocido le jugaba bromas pesadas a la cuarta hija, Bernard le comenzó a hablar, y lo que pensó que sería una charla amena, de conocidos que podrían ser amigos, se transformó en una declaración que ella nunca hubiera pensado, de hecho, no pensó que había conseguido captar la atención así del hombre, no era como con Tyler al que conocía de más tiempo y tenían más cosas en común, era muy distinto esto.

— por los siete — exclamó y se apartó un poco más del grupo, para buscar más la intimidad, aunque atenta a lo que estaba pasando, por otro lado, Tyler estaba diciendo que debían salir y seguramente Bernard también se iría — esto es... es realmente inesperado... — se mordió el labio inferior, aunque claro que el hombre no podía ver nada por aquel manto, sin embargo la joven se destacaba por ser bastante clara, aunque en ese momento, todo se estaba volviendo tan oscuro y ella había aprendido bastante de sí misma y de sus hermanas  — bueno... creo que muchos hemos estado dando vueltas y haríamos las cosas distintas el día de hoy — sus hermanas estaban apunto de dar pasos demasiado importantes en ese momento y claro que sentía que con eso se liberaba, pero ¿se liberaría de la maldición?...

— Ser Bernard, creo que... que agradezco sus palabras y mucho, pero... no me conoce realmente y con toda esta maldad y la maldición sobre nosotras, sólo quiero que mis Hermanas puedan casarse — tomó una bocanada de aire, de todas esa persona no estaba ahí, sentía que había cometido tantos errores — ni siquiera sé si le molesta el hecho que soy escudera y que no tengo las habilidades que se esperan de una dama, al contrario la verdad  — sonrió bajo aquel velo, lo hizo de manera espontánea y feliz — vaya, nunca lo había dicho en voz alta con otras personas es tan 

extraño, es como liberatorio  — tuvo que bajar la voz de nuevo — ... además, mi cara, mi cara está marcada con la maldición y aunque una de mis hermanas se case ahora, no sé si esto pasará, ¿realmente cree que se sentirá atraído con una desfigurada? — tomó un poco de valor y levantó parte de su velo, de espalda al resto de los ahí presentes, mostrando por segundos su carita marcada por las llagas y las heridas — si le da asco no se preocupe, lo entiendo yo también siento asco... por eso dudo que realmente le pueda atraer a alguien o si es justo que alguien se quede a mi lado con esto en mi piel... — se encogió de hombros.

—He tomado malas decisiones hoy, ser Bernard, y no dejaré que usted tome otra, pero bueno, como dijo, todo saldrá bien y quizás pueda haber tiempo, de una u otra forma habrá tiempo, ya no hay necesidad que me case con un desconocido o tome decisiones apresuradas, creo que soy libre... era mi sueño hacerme cargo de la fortaleza, pero mis hermanas ya están en eso y estoy segura que quedará en buenas manos, pero eso no significa que deje de estudiar...— bajó la mirada, sabía que había perdido esa oportunidad que de haber sido más ambiciosa la habría tomado, pero ya habían muchos sacrificios como para sumar a ser Bernard, menos si no sabía lo que estaba pasando con ella y con todo.

— todos  hemos buscado un hilo del cual tirar, pero no hemos encontrado nada, sólo desconfianza entre nosotros, acusaciones... maldiciones, heridas y maldad... Fiona pagó un alto precio por todo lo que estaba pasando, también el honor de mis hermanas, el de mi madre y la inocencia de Mira, sólo quiero que pare y estar tranquila, sólo eso quiero... sentirme tranquila y en paz con mi familia...— su voz se entrecortó, estaba abrumada. 

Pudo darse cuenta de que Alyra no había dicho aquella frase como parte de un intento de acercarse a él. Aquello le hizo sentir que había fallado y que ella no estaba interesada por su persona. Resopló una vez, un tanto decaído. Sabía que lo apropiado sería recurrir al buen humor para quitar hierro al asunto, pero tras algunas de las cosas que habían pasado minutos antes más el error de ahora, Bernard no pudo relajarse y en lugar de eso intensificó la mirada.

- Pensáis que habéis dejado de ser hermosa, pero en absoluto. Perdísteis un poco de belleza, sí, pero no en lo fundamental, Lady Alyra, porque vuestra belleza no es física. Está en vuestro carácter y en vuestro arrojo, en la forma de actuar, en cómo miráis la vida de frente.

Lo dijo de manera rápida y sin pensar, porque le costaba hacerlo en este momento. A pesar de la precipitación al salir de su interior fueron palabras cargadas de emoción. Al final hubo de detenerse un instante en un intento de relajarse.

- Me hubiese gustado haber podido hablar más con vos. Ya veo que os han ocurrido cosas que os han hecho pensar. El tema de la maldición, sin embargo, lo trataremos de superar, somos muchos y alguno encontrará la pieza que nos falta.

Por ahora seguía conservando la fe en que la causa sería encontrada y se le pondría solución. Estimaba que las personas que no estaban presentes estarían precísamente buscando sentido a lo que acontecía.

- Conoceros e ir más lejos con vos no sería ningún error, sería todo lo contrario.

Se negó a admitir aquello que ella le había dicho, pero le cayó como una losa la realidad y es que todo parecía conjurar para que no pudiera estar cerca de las personas que estimaba. Ya admitiendo que no podría cumplir su propósito de acercarse a Alyra, o no por el momento, tuvo que resignarse a pensar que quizás más adelante podría volver a hablar con ella.

- Yo os apoyaré en lo que haga falta, tenedlo presente.

Ahora consiguió sonreirle aunque débilmente. No lograba controlar sus sentimientos y Bernard tuvo que quedarse en silencio pensando qué hacer a continuación. 

No le cuesta darse cuenta que lo había lastimado mucho con sus palabras, había intentado ser sincera, realmente lo había intentado aunque con eso parecía haber roto algo en el joven Risefeller, lo podía ver en su rostro y en sus palabras, pero lo que más la conmovió fue el hecho que no retrocedió nada ante su rostro herido, al contrario, era como si realmente la apreciara, como si realmente quisiera estar junto a ella, aunque fuera sólo para conocerse. Alyra le sonrió, le sonrió con ternura y bajó su manto, sonrojada.

— tranquilo, no dije que no me pareciera interesante, sólo que no quería que intentara algo o pensara algo que luego no le gustaría, que cometiera un error — su mano fue a la mejilla de él, se atrevió a hacer eso, estaban ocultos y espero que nadie viera eso — sí... si hubiéramos hablado más, no le hubiera dicho todo esto, así por lo menos, lamento ser así de franca pero era necesario,  todo está tan lleno de suciedad y de oscuridad que puede hundir a cualquiera, pero me sorprende que existan tantos dispuestos a hacer lo que sea para ayudarnos, a todas nosotras,  sobre todo ustedes dos, su hermano y usted— su mano se deslizó por su brazo.

— si soy sincera, no pensé que había captado su atención... creo que lo imaginaba con más interés en alguna de mis hermanas mayores, o incluso en la misma Astrid... no que se había sentido atraído hacia mí, vaya soy tan torpe — soltó una pequeña risita, realmente se daba cuenta que era demasiado inocente — lo lamento por no haberme dado cuenta, supuestamente debía encontrar marido el día de hoy, pero no hice nada para conseguirlo, tan seria y contenida como siempre... que hizo que no notara nada en nadie — se encogió de hombros, ¿y si él era realmente el desconocido?, Allester estaba ahí, pero él... él parecía estar dispuesto a unirse a Tabitha a pesar de que lo notó interesado en Astrid, se da cuenta que aquel hombre haría lo que fuese necesario para quedarse en esta familia y claro que comprendía la razón. Tiziano estaba ahí, orquestando todo, y se preguntó su era momento de dejar de ser pusilamine y tomar el camino del desconocido, aunque claro, en sus propios términos.  Sería dejar atrás muchas cosas, y una parte de su corazón y esa tranquilidad que deseaba, pero ¿quien era realmente?.

— Ser Bernard, también quiero conocerlo, nadie más se me acercó realmente con ninguna intensión y quiero descubrir quien es, en situaciones normales, lo haríamos con más tranquilidad, pero... pero... — su corazón comenzó a latir muy rápido por lo que estaba apunto de hacer — pero... ¿estaría dispuesto a unirse a esta torpe? siempre y cuando mi madre y el septon aprueben esta unión, claro... no sé si habrá amor, digo... por la doncella... — mueve su cabeza, realmente no sabía como hablar y menos como plantear algo que supuestamente una mujer no debía hacerlo, pero ahí estaba, haciendo un acto de fe — lo que quiero decir es que será un salto a lo desconocido donde pueden pasar muchas cosas, ni siquiera sé si servirá, ni mucho a menos a donde nos lleve, pero si está dispuesto a estar a mi lado y descubrir esta locura... incluso soportar como estoy, respetar quién soy y jamás limitarme ni obligarme a ser quien no soy... quisiera preguntar sí... sí... — ¿y ese cambio de idea? ni ella lo entendía pero, vamos, siempre fue lo mismo, elegir entre la tranquilidad de una vida que quizás le aburriera y a la cual no estaba preparada y tener la opción de cumplir su mayor anhelo, además el mismo septon lo dijo, pero necesitaba su consejo,de hecho debería haber hablado con él antes. Alyra resopló con fuerza y tomó una de las manos del hombre.

— sí... quisiera... — su voz se fue entrecortando, quizás estaba equivocándose y era aun mas torpe, el hombre no estaba dispuesto a eso, y ella estaba siendo demasiado apresurada, pero ¿por qué no?, ¿por qué no?... si iba a cometer una locura que fuera con alguien que parecía apreciarla, por lo menos habría cariño y ella sabía que no eran verdad los rumores que habían sobre él. Confiaba en él. 

Conforme hablaba Lady Alyra y aunque no la podía ver de forma perfecta, iba descubriendo que crecía en ella una gran intensidad e incluso creyó que su confianza había llegado a mermar pero ahora se recuperaba. Era posible que la maldición la hubiera agotado anímicamente y dejado de ser la valiente mujer que él había conocido, pero seguía ahí deseando regresar. Al no poder verla era difícil seguir sus sentimientos, aunque la modalidad de su voz iba arrojando pistas a las que él tenía que prestar suma atención.

Poco a poco la dama le aceptó y de un modo que hizo se esfumara el desasosiego del caballero, quien ahora sentía una gran dicha. Lady Alyra no había entregado su corazón y al abrirle él el suyo resultaba que había despertado su interés, ya sólo eso era un bálsamo que curó los males de Bernard al instante y le hicieron mirarla con fijeza, mientras marcaba una leve sonrisa que mostraba su propia felicidad.

Ser Bernard acercó su mano libre para levantar el velo. Ansiaba verla y la pequeña tela le impedía estar más cerca de ella. Ahora quería ver sus ojos más que ninguna otra cosa en el mundo. Se sentía renovado pero también sorprendido porque ella le proponía matrimonio y aquello era algo que no había creído posible tras estar él tanto tiempo divagando entre conversaciones que no habían conducido todavía a nada. Ahora se sentía completamente halagado y sonrió sin despegar los labios, estrechando con un poco de fuerza la mano que la dama había cogido.

- Me haría muy feliz. Os daría todo mi tiempo y apoyo, seríais para mi lo más importante.

Desposar a una mujer tan valiente y llena de energía era algo con lo que había soñado muchas veces. Lady Alyra encajaba plenamente en lo que él buscaba. Alguien sagaz e incluso que le pudiera hacer frente si en algún momento perdía la cabeza como pudo ocurrir en el pasado y ahora se empeñaba en evitar.

- Id a proponerlo, princesa mía. Yo he de hablar con mi hermano y espero que también con el septón.

Manteniendo la sonrisa asintió con el rostro esperando que ella sintiera la misma poderosa sensación que le embargaba a él.

La joven sonrió mas no le dejó correr el velo, estaba incómoda con su estado y no deseaba exhibirlo nuevamente, por otro lado, realmente era un acto de fe el que realizaba pero al ver la emoción del varón, su corazón se comprimió, ella era demasiado correcta y de seguro por eso nunca tendría bien pie en loq eu hacia, más cuando estaba en un canasto lleno de serpientes que no dudarían ni un segundo en morder a quien sea con tal de conseguir sus objetivos. Alyra cerró sus ojos y sujetó la mano con fuerza de Bernard, si ha de ser sincera, debía serlo por completo y así él, podría tomar una decisión.

—  pero algo más debo confesar antes... —  sus labios se comprimieron, quizás eso haría molestar a Bernard y mucho, —  yo... mi corazón —  llevó su mano a su pecho, no sabía como encontrar las palabras correctas —  tengo sentimientos fuertes por otro varón, pero eso no es posible porque no es noble, y sólo disgustaré más a mis padres que ya mucho han tenido con todo lo que ha pasado — arruga el ceño, ahora siente que se ha equivocado, que debió esperar, pero durante todo ese día, él no se había acercado ni mencionado nada, más consciente de ella de lo que estaba pasando, quizás, quizás simplemente no se sentía capáz — pero creo que aquello era sólo el amor de una adolescente, no una mujer, no la que debe velar por el futuro de todos y el suyo, sé que esto no le gustará, que lo hará retroceder y lo comprenderé, pude quedarme callada, pero mi moral me lo impide... — sus labios se comprimieron y bajó la mirada llena de vergüenza y muchas mas dudas que antes sobre lo que estaba  haciendo.

— desearía poder... evitar que las personas sufriesen, detesto siquiera pensar el usar a una persona... y si quiero ser leal a lo que dije, que debía saber exactamente todo para tomar la mejor decisión, debo ser completamente sincera con usted — ahí levantó la vista hacia él — esa persona tampoco me buscó durante este terrible día, ni manifestó su interés en casarme conmigo, creo que por eso no... no intenté coquetear con nadie, tampoco es algo que esté en mi personalidad. El septon me dijo que el desconocido estaba en mi camino, pero si deseaba una vida tranquila, apartada de todo, buscara a aquel la persona, pero si deseaba proteger a mi familia, mi nombre y lo que realmente deseo, buscara el camino del desconocido, y creo.. que usted es ese camino, y estoy dispuesta a entregarme a él en cuerpo y alma, pero para eso, debo saber si está dispuesto.... ahora más que nunca —  ya, estaba dicho, si se apartaba, lo comprendería, y claro que lo haría.

 — además, algo debo agregar, un dato más bien racional....el septon casará a todas las parejas, y será en el desembarco del rey, donde se decidirá quién quedará con la regencia de esta casa cuando falte padre, Astrid no tiene seguro todo, pero seguramente lo conseguirá, o Tabitha si consigue que la casen, pero si yo quedo sola... o me caso con alguien que no pueda protegerme, terminaré en cualquier lugar, ni Tabitha ni Astrid me querrán aquí, y si me quedo, no seré más que una sombra, relegada a la nada, y todo lo que he podido hacer hasta ahora, será nada, estaré sola pues Lenia partirá al norte lo más seguro — mordió un poco su labio inferior, — lo que quiero decir es que usted... usted me brinda una nueva oportunidad de no quedar en el olvido, en ser simplemente ignorada por todos, siempre intenté que padre me notaria y madre... no ser solo la cuarta hija, creo que nunca lo logré por más que me esforzara y con todo, había desistido de ese sueño, de ese deseo... pero usted... por eso, si a pesar de todo esto está dispuesto, yo me entregaré por completo a usted para agradecerle este acto de entrega y de amor — tomó una gran bocanada de aire soltándola rápidamente, ahora sí estaba condenada, sumida nuevamente en  la incertidumbre tras abrir su corazón por completo. 

— por los siete, si sólo hubiera tenido tiempo... — miró a su hermana, ahora declarando que se casaría con Tyler, ellos dos no se amaban y no sabía si serían felices — con tiempo hubiéramos sido todos felices, habría amor, amor genuino, y no... sólo una forma de escapar de esta locura... — volvió a mirar a Bernard — aunque el amor puede venir después ¿cierto? — su voz se quebró ligeramente, era una pregunta asustada, volvía a estarlo. No la asaltaba la misma sensación poderosa que a él, sino que el remordimiento, la culpa y el miedo de estar haciendo algo malo, puesto que a pesar de sentir atracción por el hombre, su corazón dudaba y mucho, porque racionalmente pensaba que sí tendría tiempo y que debería dejar todo atrás, olvidarse de sus sueños y resignarse a una vida tranquila y solitaria... pero ¿era necesario que así fuera?... más con la oportunidad que Bernard le brindaba. 

— así que... ¿realmente está seguro de esto? — pregunta al fin, era mucha información para el hombre, y de haber tenido tiempo, se lo habría expresado de manera más dosificada pero ya no había tiempo. 

Alyra se negó a que el velo fuera alzado y eso provocó una triste  sonrisa de entendimiento en el hombre, quien no dijo nada. La situación no era la mejor para expresarse como a ellos les hubiera gustado. La joven siguió hablando relatando otros temores que guardaba y que tomaron por sorpresa a Bernard. Pero estando dispuesto a seguir adelante tendría que enfrentar esos miedos junto a ella. Tomando su mano acercó un  poco más el cuerpo de ella al de él, y colocó la delicada mano, el dorso, sobre el corazón del caballero, a la par que pensaba cómo harían para superar todo aquello.

- Escuchadme milady, yo no permitiré que seáis relegada o convertida en una sombra,  quiero que seáis una gran mujer, alguien lleno de dignidad y sobre todo que sea feliz. Yo espero que nuestros dos hermanos se casen y hereden, eso nos puede procurar un buen hogar en la hacienda de mi familia. Tras eso si es necesario conseguiremos un entendimiento con Astrid. Pero en todo caso tanto ellos dos como nosotros somos ambiciosos  y si después de esto luchamos juntos por el bien de la familia podremos mejorar más todavía nuestros estátus. En todo caso, de mutuo acuerdo con ellos dos y apoyándoles con lealtad.

Bernard había tenido que asumir que a su hermano le correspondería liderar la familia pero eso no quitaba que pudieran crecer juntos.

- Si el destino quisiera que fuerais vos la heredera, llevaríamos adelante este lugar con orgullo. Mas es una posibilidad lejana que es mejor no considerar. Mi sitio por ahora está junto a mi hermano.

Esta venía a ser la parte sencilla de las revelaciones hechas por la maravillosa joven. Cierto era que la confesión de que hubiera otro hombre le estremecía y le provocaba una sensación de celos que le llevaba incluso por preguntarle por el nombre de tal persona, pero no iba a hacerlo porque tendría que confiar en el honor de la dama en lugar de pensar en actuar de forma que no podía ser sino violenta. Bernard la observó bajo el velo, todavía estrechando su mano con fuerza.

- Mi deseo es que tengáis una nueva vida en la que comencéis de nuevo. Que apartéis a ese hombre de vuestro corazón para que yo pueda estar en él y haceros feliz. Quiero dedicaros toda mi energía y todos mis sentimientos. Lo haré si ese hombre deja de existir para vos, si lo dejáis de mirar, si no le escucháis más ni le dejáis hablaros. Él no entenderá que se le rechace pero tendréis que ser firme. Juradme por favor que dejará de existir y sólo estaremos vos y yo.

Ella era una mujer fuerte y si se lo proponía conseguiría hacer ese cambio en su vida, y él lo deseaba con todas sus fuerzas. Le había dicho poco antes que tendría todo su apoyo y estaba dispuesto a demostrárselo.

- Yo ya siento algo muy grande por vos y sólo quiero que eso crezca para que me llene por completo. Ya estuve en la guerra pero sólo engendra muerte y no hace pleno a un hombre. Con vos sí podría tener plenitud y ese es mi anhelo. Quiero casarme con vos si me hacéis ese juramento y así el futuro podrá ser sólo nuestro.

Estrechando la mano de la dama y tratando de ver sus ojos bajo el velo esperó su respuesta, con el corazón latiendo rápidamente deseando que ella estuviera de su lado.

Cuando hizo que se acercara a él, la joven se tensó y dudó bastante en hacerlo, pero Bernard aún así la cubrió con su cuerpo pero seguramente no tanto como a él le hubiera gustado considerando en donde estaban. Alyra por fin pudo suspirar con mayor alivio, el hombre parecía comprender muy bien en lo que se estaba metiendo y se había dado cuenta de algo que ella también se había dado cuenta, quizás, quizás podría tener la vida por la que se había preparado.

— lo prometo, buscaré la sabiduría de la Madre para cumplir mi promesa, mi promesa es la de un caballero — olvidarlo, sí, se creía capaz, a pesar de que se había anidado en su corazón aquel hombre, comprendía lo que Bernard hacía y el sacrifico que estaba realizando. Era como Tyler, aunque él quizás no estaba tan feliz con todo aquello. Le preocupaba que realmente podría con aquello, pero bueno, su opinión sobre su hermana mayor había cambiado, aún le producía algo de recelo.

— hablaré con el Septon y madre y veré si están de acuerdo con esto, si desea, hable con su hermano, pero no haga nada oficial, si alguno de ellos dos no está de acuerdo, creo que tendremos el tiempo para conocernos y estar más seguros de esta decisión — se fue separando de él para ir hacia donde estaba el anciano y su madre, soltando su mano antes de dar un pequeño apretón — gracias... gracias por todo — él no podía verlo, pero Alyra sonreía con las mejillas sonrojadas. 

Cuando el anciano le dio la oportunidad de hablar, y a sabiendas que el tiempo apremiaba, Alyra lo miró, la conversación que los había precedido había sido intensa la punto que la había dejado sin muchas palabras y sumida en la tristeza de la resignación, por eso sólo asintió a lo que el anciano le decía, ella también se había dado cuenta de las cosas que le había contado y que argumentó que Astrid lo había resuelto sola, pero a diferencia de ella, había hecho algo, Alyra se culpó por haberse ocultado en su habitación cuando su cara resultó lastimada, pero ¿cómo salir?, ¿cómo mostrase?, Sus hermanas, todas ellas, podían mostrarse ante los demás, darles la cara, pero ella... ella no, sin hacerles creer a todos que se había desatado una peste en la fortaleza. Pero cayó aquello, no iba a replicarle, ya lo había hecho enojar y sabía que se había pasado con el hombre.

— Septon... el desconocido realmente se me ha presentado y me ha jugado una carta que no la esperaba — le anunció, estaba nerviosa, inquieta, se mordía el labio y el anciano, sin verla, sabía que estaba haciendo — Ser Bernard está  dispuesto a casarse conmigo,   pero le expliqué todo... incluso que quería a otra persona pero el dijo que si le prometía que le daría una oportunidad, que buscara sacar de mi corazón a esa persona para que él esté... deseaba estar conmigo, cuidarme y protegerme... vio mi cara y no le causó asco, sabe lo que pasa en esta familia y aun así quiere... y yo... yo creo que también, — puso sus manos delante de ella se tocaba los dedos y se los retorcía — me ha sorprendido su entrega y lo que siente por mí... — hizo una pequeña pausa y miró a su madre, no sabía que diría.

— le dije que me casaría, pero sólo si usted y madre estaban de acuerdo, si uno de los dos no lo estaba, no lo haré, he cometido muchos errores el día de hoy, con usted sobre todo y es algo que no supero aún... porque lo quiero como a un abuelo y lo he defraudado... así que... que... me aconseja... entiendo que ya no es necesario si quiero darme tiempo, pero también, hay una oportunidad, aunque sea mínima de estar con una persona que me aprecie y poder llevar esta casa — soltó una bocanada de aire, y tomó las manos del anciano — ¿qué me dice usted?... — depositaba su destino en las manos del anciano, básicamente, así podía confiar en una persona. 

El Septón escuchó con interés las palabras de Alyra, el Desconocido seguía siendo el gran protagonista de esa tarde para ella, por la muerte de su amiga, por la enfermedad de su padre, por Ser Allester, por Ser Bernard e incluso por desconocer la causa de la ausencia de Evan en ese lugar. Pero por sobre todas las cosas, Alyra desconocía lo que realmente quería, y eso era algo que el Tiziano no iba a permitir que siguiera atormentándola.

- Alyra, el momento ha llegado en el que tienes que decidir. No voy a rechazar a nadie que tu elijas, conozco tu corazón y confío en tu nobleza y en la guía que los Siete te brinden cuando hables con tu madre. Pero...  confías en ti?- preguntó con ternura y sin que el resto pudiese escuchar - Cuando entramos a la Capilla sabías que para ser plenamente feliz, si te guías por el amor en el matrimonio, Evan es la persona indicada, no es algo que se construyó en un minuto, ambos llevan años sintiendo eso, ya te he dicho que no revelaré lo que él me cuenta en intimidad, pero si te diré que él me dejó claro sus sentimientos hacia ti y que no tengo dudas cuan feliz te haría. Si te guías por el amor a tu familia, y asumes la responsabilidad de liderar esta casas, entonces Ser Allester es quien te dará el poder para hacerlo, tampoco es algo de un minuto, su lazo viene ya desde una generación atrás - hizo una pausa y buscó la mirada de la joven detrás del velo.

-Que te lleva a elegir un camino que no te hará plena? Que te hace pensar que una promesa de amor en el último minuto es algo sólido para construir un futuro? Un poco de poder y un poco de amor? Una vida tibia y con gusto a poco? Ni serás feliz ni liderarás esta casa si eliges ese camino- luego sonrió y le habló con más dulzura - Aún así, si esa es tu elección, lo aceptaré y la bendeciré, porque será lo que realmente quieres. Ahora ve con tu madre y sella tu destino, querida Alyra. Los Siete están contigo- 

y dijo aquello que no quería que dijera y que no había razonado, así que su espíritu decayó, enormemente, y con con rostro ligeramente volteado hacia donde estaba aquel que al parecer era su primo y su única opción, volvió a hundirse más.

— Tabitha está con él, no me extrañaría que hubiera descubierto todo... y quiere usarlo... aunque nunca la imagine con deseos de liderar este lugar — miro al suelo — él jamás me aceptará y... ¿cómo acercarme? No me conoce... la verdad es que... es que... — es que quiere estar tranquila, a pesar de que todos  sus sueños queden extinguidos — Evan no está aquí y no pidio mi mano en ningún momento, puede amarme, pero no está aquí, ahora, — en ese momento que más lo necesitaba — Tabitha será la señora... y no me molesta... — pero no la creía capaz, — quiero... ser la señora de este lugar... pero no puedo lastimar a tantas personas en el proceso, Evan, Astrid que escogió a alguien que no ama y que no es lo que esperaba... al mismo ser Tyler, que se casará con alguien que no es lo que quisiera... ni a ser Bernard que estaba ilusionado... si ese es el precio... yo... yo... — soltó su mano, nuevamente la audiencia lágrimas caían.

— ¿ tan cruel puede ser mí corazón para conspirar así?... podría decirle a ser Alester que se case conmigo, que Tabitha no conseguirá su bendición pero... ¿eso no me hace oportunista?... ¿y ser Bernard?¿Evan?... ¿tanto dolor causare? Usted me conoce, mi conciencia... — pero era una opción, como el mismo anciano había dicho — pensé que me había resignado, que ellas se casarían... y yo.. pues, me iría, lejos, ese era mi plan, pero nuevamente pica en mi ese deseo de demostrar que todos estos años de estudio y entrenamiento son más allá de simples pasatiempos, que no soy una simple muchacha noble, que puedo blandir un arma y liderar... — ese era su verdadero amor, eso la detenía en todo, así que miro al anciano, — pero ser Alester ya zarpó, el nunca aceptaría todo lo que soy... ¿cierto? Pero digamos que acepta... lastimaría a tantos, arruinando sus vidas ¿ese es el costo de ni anhelo incluso que alguien me ame realmente? ¿Me cree tan cruel y sin corazón para hacerlo?  — ahí, nuevamente la duda que la carcomía, las cadenas morales que la ataban.

El caballero se acercó hasta las dos personas más afines con las que contaba. Sonrió un instante y apagó la sonrisa a continuación. Todavía tenía que ver cómo sentaba aquella noticia a ambos.

- Deseaba contraer matrimonio con una gran mujer y quizá al final lo consiga, si Lady Myriah y el septón lo aceptan. Ya he batallado mucho tiempo así que anhelo que haya una mujer a mi lado, era algo que faltaba en mi vida.

Lo mejor era comenzar explicando cuáles eran sus motivos, esperando que serían entendidos. Cierto era que la nueva situación podía resultar hostil pero no por ello debía él detenerse pues lo sentía como algo justo.

- Lady Astrid, le he dicho a vuestra hermana que vos érais la legítima heredera y ella lo ha aceptado. No es mi deseo interponerme en vuestra herencia. Le he dicho que os apoyaríamos y como máximo aspiraríamos a administrar el hogar en el que vosotros dos no estuviérais establecidos.

Dejó claro el contenido de la conversación con Lady Alyra.

- Prefiero despejar cualquier duda ahora mismo. Confío en que todos podamos formar una familia con un gran futuro por delante.

El caballero quedó atento a la mirada de ambos, manteniéndose firme y esperando haber dejado claro que su intención seguía siendo apoyarles.

- Mi señora, antes de que se tome una decisión precipitada, deberíamos mantener una reunión privada. Es de suma urgencia, que concierne al futuro de la casa Vaelys –le dijo Alester a Lady Myriah, con palabras sosegadas aunque denotaban apremio-. Por supuesto, esperaré a que hayáis hablado con vuestras hijas, si así me lo indicáis. Pero debo insistir en la urgencia. Ojalá hubiéramos tenido otro momento para mantener esta conversación, pero las circunstancias no lo han querido así.

Miró con afecto a su hermano. Puso su mano sobre el hombro de Bernard y lo apretó ligeramente, en un gesto de afectividad y felicitación.
-¿Estás seguro de querer sentar la cabeza?- bromeó un poco, aunque se le veía feliz por la noticia. Personalmente ya había valorado las posibilidades si Ástid accedía a casarse con él. Era evidente que no podía vivirse en dos castillos a la vez, así que ya había pensado en delegar responsabilidades a su hermano.A fin de cuentas era un Risefeller y por lo tanto merecía un estatus. Tyler había pensado sobre aquello, pero ya habría tiempo de debatirlo, no dudaba en que Astrid estaría de acuerdo con sus conclusiones. Este no era el momento ni el lugar de entrar en detalles, pues primero debían casarse.
-Me alegro por ti hermano. Ya era hora de que encontrases el calor en otro lugar además de en la batalla- no quiso adelantar sus pensamientos, no quería presionar ni que un golpe del destino pudiese quebrarlo todo y, con los dueños en la mente, todo resultase más doloroso. Pero ya imaginaba a los hijos de uno y el otro jugando juntos, persiguiéndose y midiendo sus habilidades con espadas de madera. Por la tarde llegarían llenos de barro, para orgullo de los padres y resignación de sus madres.

Tiziano se conmovía ante al duda paralizante de la joven, entendía la sensación, antes de tomar los votos había tenido que hacer una decisión muy difícil, elegir entre el amor de pareja, el amor a su familia y el amor a los Siete. A la vista estaba lo que había resuelto, y no se arrepentía, pero sólo él sabía cuan grande había sido su sacrificio. - Alyra...- le dijo con la ternura de un abuelo, mientras contemplaba sus emociones.

- Porque hablas de lastimar? Porque hablas de crueldad? Quien podría juzgarte si eligieses lo que te haría feliz? Lenia lo está haciendo, y se la ve decidida y contenta. Y quién podría decir que lastimas a alguien si asumes el costo de tu decisión por lo que crees que es justo para tu familia? Astrid está haciendo eso, y no veo ni duda ni arrepentimiento en ello. Son acaso crueles alguna de las dos por seguir sus convicciones?- trataba de hacer entrar en razón a la compungida adolescente.

- Evan no está aquí pero lo convocarán si le expresas tu voluntad a tu madre, y él no te rechazará. Además, si no está aquí, es porque está averiguando algo importante sobre la muerte de tu amiga o la seguridad de tu padre, es un hombre de buen corazón comprometido con los Vaelys. No comprendo tus dudas sobre él, si lo eliges será tu esposo- el Septón apreciaba enormemente a ese muchacho.

- Ser Allester no ama a Tabitha, ni ella a él, eso es más que evidente. Es un noble culto y amable, apuesto y cercano a una de las grandes casas que lleva tu sangre en sus venas. Temías por el destino de esta casa si Astrid estaba al mando, y sabes que él tiene derechos para regir esta casa, por más que mi afecto por Lord Rhys y su familia me lleve a preferir que sea una de sus hijas. Dónde está la crueldad? No estarías protegiendo a tu familia y haciendo algo que es justo a la vez? Puede que el costo de eso sea perder la posibilidad de una pareja feliz... pero estarás amando y siendo justa. Dónde ves la crueldad?- preguntó con cierto desconcierto - El Maestre insiste en que él no tiene intereses en la herencia, pero a tu madre le agrada, así que lo más probable es que termine casado esta noche con una Vaelys. Y si tu duda es el rechazo, debes tener presente que poco importa un velo sobre el rostro o la falta de romanticismo en un casamiento político, si optas por él tendrás que hablarle como la señora Vaelys, y si lo logras demostrarle que tienes la fuerza para gobernar a su lado, entonces será tu esposo.-

- Ser Bernard... cuanto hace que lo conoces? Cuantas veces te expresó su cariño? Ah, pero delante del cuerpo muerto de Fiona se inspiró para expresarte un tierno sentimiento que reprimía de hace años? O es la posibilidad de casarse con la única hija disponible ante la pregunta de tu madre? Abre tus ojos, por favor! - había cierta pena en su voz, Alyra se estaba asegurando ser infeliz por falta de valor - La tibieza y la duda aparecen en la vida, pero debemos superarlas o nos consumen la existencia. Si por no dañar a nadie no sigues tus convicciones, entonces habrás desperdiciado tu vida- la frase era contundente, y contenía una gran verdad.

- Lo que decidas te apoyaré, pero no busques en el afuera. Los Siete te han bendecido con la posibilidad de elegir, tres caminos tienes frente a ti y no dependen de los demás. Solo tú puedes elegirlo. Aún el amor mas puro como lo es la entrega de la vida al camino de los Siete tiene su costo, no puedes elegirlo si miras lo que dejas atrás, solo si escuchas tu interior y eres fiel a tus convicciones. Si traicionas tu interior, serás cruel contigo misma, y todo lo que tu padre y yo hicimos por ti habrá sido en vano. No te hagas eso... no nos hagas eso - concluyó.

Recuerda que a Sloth lo he dejado de responsable en el recibidor. No sé si se habrá entendido bien en mi post, por eso lo aclaro aquí. Que tampoco sé si Gwen se lo quiere llevar, pero que no sea por un malentendido ;)

Sí, sí, tranquilo que a Sloth no te lo quito :)