Partida Rol por web

Me inclino a su izquierda y acaricio su mano con suavidad  tal y como lo hace Catalina.

-¿Que es lo que deseas, Andrea? ¿Que es lo que temes? ¿Quieres ser amada? ¿Quieres amar? ¿temes... la soledad?......

Mis brillantes y misticos ojos plateados se clavan en los suyos como los de todos los que la rodean....

Aunque se sentía atrapada entre pesadillas, la sensación de irrealidad se alejó tanto que solo quedó la certeza de la realidad... Aquél cielo plomizo y lluvioso, y las gotas que salpicaban su rostro eran reales... eran lo que miraba Andrea, cuando Leticia, acariciándola, le habló.

 -Entonces ¿porqué sigues luchando hermana? yo puedo liberarte, yo puedo liberarte como me liberaste a mi.....

A Andrea no le salieron en ese momento las palabras... quedó paralizada, ordenando los caóticos pensamientos de su mente, que se arremolinaban entre deseos, sueños y obligaciones... ¿Porqué seguía luchando...?

Mientras seguía esclareciendo la respuesta correcta, Catalina y Nana, salidas de ninguna parte, también la hablaron. Andrea las escuchó atentamente...

-...yo puedo liberarte del sufrimiento de este mundo, ¿por qué luchas Andrea? ¿por quien luchas Andrea? ¿por qué vives Andrea? ¿porqué.... matas, Andrea?

-¿Que es lo que deseas, Andrea? ¿Que es lo que temes? ¿Quieres ser amada? ¿Quieres amar? ¿temes... la soledad?......

Andrea cerró los ojos y controló sus nervios... pronto las respuestas más ciertas empezaron a verse claras en su mente. Aunque había intentado hacerse esas preguntas antes, nunca había sido tan clara la respuesta como cuando se lo preguntaron las personas que apreciaba. Le ofrecían libertad... ¿Pero a qué precio...?

Abrió los ojos y miró a todos y cada una de los que la rodeaban, inspiró, y respondió a todos a la vez... tal como si ellas y él fueran sus dudas, y las fuese a espantar a todas de golpe.

-No quiero una libertad fácil, hermana... quiero luchar por ella... Lucho por todas las personas que merecen ser defendidas... los Inocentes... los Indefensos... los Puros de corazón... y los Arrepentidos... lucho... por sentir algo de la vida que perdí cuando acepté al Yoma... Miró a Catalina Lucho por tu sonrisa... A Nana Por tu futuro... A Jonathan y Leticia Por el recuerdo de vuestros esfuerzos contra la Bestia que portamos dentro...

Y vivo porque morir es rendirse... vivo porque la vida es un regalo del Cielo, que será devuelta cuando los Dioses lo decidan... o cuando mi vida no pueda servir a quienes merecen que derrame mi... sangre maldita. Cuando el yoma finalmente me corroa y no pueda seguir luchando, o sea una amenaza, y no una guerrera. Miró a Catalina Y Mato porque es la opción que queda. Mato porque... casi siempre, es la única cosa que puede detener a los Yoma... Y desgraciadamente mato porque me han convertido en un instrumento de muerte... Cuya humanidad resiste aún no sé como.
Seguidamente miró a Nana
Mis... deseos, están muy lejos de mi alcance, pequeña... ver esta tierra libre de Yomas... con la gente... viviendo feliz... gente como nuestros padres... Y... si... claro que tengo mis... propios deseos... los deseos de cualquier humana... Felicidad... Amor... Amistad... una familia... cosas que están por siempre demasiado lejos de mis dedos... y aún no sé vivir comprendiéndolo 

Lagrimeó un poco Temo la soledad... sí... porque amo al prójimo... y temo que mi esfuerzo, en el momento de mi muerte, sea en balde... temo no estar haciendo lo correcto, o haberme equivocado ya irremisiblemente, y que cuando llegue a las puertas del Cielo, las encuentre cerradas... pero lo que más temo por encima de todo es... mirar atrás y recordar que fui más humana, que mis sentimientos se corroen, y no alcanzo a sufrir y sentir como una humana... que devalúo una vida humana sin remordimiento... temo que llegue un día, en que sin darme cuenta de cómo he llegado hasta ahí abajo, me sienta un monstruo...
Miró al cielo, y parpadeó

Sí... soy una idealista, y una ilusa, en un mundo demasiado crudo... lo sé... ¿Pero qué será del mundo sin ideales...? Si logro inspirar a la gente con la que me cruce, si consigo traer esperanzas...
La frase quedó suspendida unos segundos
Sentiré que estoy haciendo algo bueno. Que no solo sirvo para dar muerte, si no para mucho más que eso.

Cerró los ojos
Y aunque acabe muriendo con mis sentimientos disueltos... sola, y al final de la luz encuentre el infierno, no me arrepentiré de mi camino... Porque sé que es el camino correcto... y habré aportado al mundo más bien que mal.

Miró a los presentes a los ojos, con dolor y determinación.... pero con un sorprendente alivio. Nunca antes, nadie, le había preguntado cosas tan profundas como ¿Porqué vives? o ¿Qué es lo que temes?... Se sentía como si esas cuatro almas se preocupasen por ella...

Y quizá por eso esbozó una sonrisa, entre algunas lágrimas de alivio.

Las gotas cayeron como lagrimas empapando a todos los presentes y acompañando el silencio que se produjo tras las palabras de Andrea, el cielo era oscuro, casi negro y los ojos crueles de aquella imagen de Jonathan acosaban los de Andrea como los de un asesino. Pero sin mas una melodía inundó la escena...

La figura del kakuseisha poco a poco se volvió mas y mas transparente hasta desaparecer y tras ella se hayaba la del verdadero Jonathan que con una sonrisa tocaba aquellas notas. Un aislado rayo de luz atravesño las oscuras nubes para dar directamente sobre Andrea, las gotas de lluvia cesaron en su tintineo, el cielo comenzó a abrirse dejando paso a una luz mas que esperanzadora. Aquellas notas parecían venir de todos lados. Luego una a una las figuras que habían aparecido alrededor de Andrea, fueron desapareciendo tras decir sus ultimas palabras.

-Leticia- Vive... hermana.

-Catalina- Lucha... compañera.

-Nana- Ama... y jamas olvides a aquellos te amaron, ellos te abriran la puerta del cielo...

Jonathan mantenía una amplia sonrisa mientras miraba y tocaba el laud con un tacto celestial, parecía que su musica se estaba llevando todos los problemas de Andrea, el sol brilló con todo su esplendor, en Daona ya no había sangre, ni cadaveres, pronto Andrea y Jonathan se vieron rodeados por multitud de gente, unos comprando otros paseando, todos llevando su vida cotidiana, y aunque Andrea y Jonathan eran invisibles para esas imagenes, parecía que era aquella musica era las que les daba vida, como si un mismisimo Dios se tratase.

Al terminar hermosa composición el sonriente trobador se levantó y se acerco a Andrea, tendiendole de nuevo el laud que ya no le pertenecía, al fin y al cabo estaba muerto, aquel bello intrumento era la herencia de Andrea. Aquel gesto de Jonathan de alguna forma decía todo lo que su alma quisiera decir.

Andrea estaba atónita con lo que le estaba sucediendo... pero su sorpresa pronto se tornó alivio mientras el monstruo desaparecía y comenzaba a verse el 'alma' de Jonathan... su verdadera forma, o lo que quiera que fuese...

Viendo su verdadera forma, a pesar del cielo gris, podía sentirse mucho más animada. Como si hubiese escuchado sus pensamientos, el cielo se abrió para traer luz a la escena... no. Era a ella...

Andrea abrió los ojos con asombro e incredulidad, mirando al cielo que la iluminaba. En su expresión asombrada se dibujó una gran sonrisa boquiabierta, y sintió que sus pulmones se hinchaban de aire y esperanzas.
El cielo siguió abriéndose, y Andrea sintió la calidez del sol, como si la arropase, sin saber si simplemente atribuirlo a su locura, y no insultar a los dioses, o atreverse a interpretarla como una señal, un signo...

Sus compañeras fueron desapareciendo... la primera la infantil y tierna Leticia, que la había hecho sentir como en casa durante una noche dorada en una casa humilde... sencilla, como ansiaba que fuese su vida después de la guerra.
La despidió con la mano y una amplia sonrisa aliviada y feliz...

La siguió la estoica Catalina... ella la había salvado la vida una vez, y otra el alma. Pero más que eso, le había enseñado a controlarse a sí misma, a contener su lengua y sus acciones, a meditar cada acción y a no dejar que los sentimientos entorpezcan tu trabajo. Se sonrió. Bueno, lo último no lo logró demasiado bien... pero tomó la lección en cuenta.
Se despidió de su compañera con tan solo una sonrisa, una a ella y otra al colgante. Protegedla... si como parece... escucháis, protegedla...

Si Andrea albergaba dudas sobre el origen de todo lo que estaba viviendo, las místicas palabras que pronunció Nana despejaron toda duda. Era mucha sabiduría para una niña... eran unas palabras dichas con demasiado convencimiento... Estuviese dondequiera que estuviese realmente, aquello debía ser obra de los dioses... Los dioses la estaban animando, tal vez... la animaban a ser fuerte... a perseverar en su lucha... y a mantener su corazón cálido y lleno de amor.
Despidió a Nana con una sonrisa de respeto... aunque en el último momento, le lanzó un tierno beso. Aquella imagen infantil inspiraba a Andrea a seguir adelante, con tal de poder algún dia volver a verla, y cuidar de que no se hiciese daño.

Se giró a Jonathan, que sabía cómo hacer que un alma echase a volar con su música, y el cálido y reconfortante sol terminó de reforzar la sonrisa de Andrea, que escuchó llena de alivio la música de Jonathan hasta que éste terminó de tocar. La gente alrededor de él y Andrea atraían sus miradas... Esa gente viviendo vidas alejadas de muerte y sangre, dichosas sin saberlo de su sencilla pero enorme suerte, era una de las mayores alegrías que estaba sintiendo. Estaban bien, y eran libres. Con sus problemas, sí... dinero, quizá, amoríos, o trabajo... pero qué dichosa sería Andrea si sus problemas fueran como aquellos.
De todas formas, de algún modo, ahora era incapaz de pensar en ellos, la arrebatadora mirada de Jonathan atraía la suya, y Andrea respondió al gesto con un cálido abrazo, sentido y sincero, pues para alguien como Jonathan, no habría mayor regalo que, a sabiendas de 'qué' era, le diesen afecto... Sonrió al hombre, y después tomó el laúd.

Feliz y agradecida, se lo colocó tan bien como sabía, como una aprendiza que quiere que su maestro esté orgullosa de ella, y le miró a los ojos.
Dedico estas notas al alma humana más especial de todas las que aquí se hallan... Sonrió hacia el brillante sol y asintió levemente Y a todo aquél que desee escucharlas... a todo aquél que escucha
Sin más preámbulos, comenzó a tocar.

De algún modo, las notas alegres salieron solas del laúd, mientras Andrea sonreía, vacía de preocupaciones y plena de buenas sensaciones. Rodeada de humanos, frente a Jonathan, y con la certeza de que nunca estaría sola, con la certeza de que si necesitaba a alguien, en algún momento... Los dioses la escuchaban, y la animaban a seguir. Que comprendían que sus acciones eran siempre bienintencionadas, y nunca egoístas. Aquellos dioses estarían ahí para consolarla cuando le fallaran las fuerzas, y para compartir sus victorias...

Cuando la luz terminó por inundar todo, todo desapareció, y volvió en una decima de segundo toda la oscuridad. Andrea había despertado en la mazmorra de la Organización de nuevo, sosteniendo el laud justo en al misma posición en que lo hacía en aquel sueño tan real. ¿Cuanto había dormido? ¿Había sido real aquel pinchazo? Sueño y realidad se habían mezclado de tal forma que a Andrea le costaría mucho diferenciar.

EL caso es que al otro lado de los barrotes, en plena penunbra, hay una figura humana, una claymore, por la forma de su peinado, es la misma que la encerró en aquel lugar. Permanecía en completo silencio sentada en una vieja banqueta, inmovil, quizá pudiera parecer dormida, el caso es que todo intento de leer el flujo de yoki de aquella guerrera sería inutil para Andrea a pesar de ser su especialidad.

Daona es un pueblo mas grande que la media, pero insignificante en comparación con la capital Rabona.

Tambien aqui hay una larga tradición religiosa, es un pueblo bastante soso, sus gentes visten de blanco y negro, el mismo color de todos sus edificios, el efecto junto con un dia gris es realmente triste.

El templo es enorme, si duda una de las grandes atracciones de Daona (como en todas las ciudades de tradición religiosa). Los alrededores de Daona estan cubiertos por tetricas choperas con el suelo cubierto por sus hojas, aunque el resto es verde acorde con el clima humedo. Por las noches los aullidos de los lobos inundan dichos bosques hasta la ciudad.

Las ultimas ordenes para Galena, la numero 28 de la organización eran dirigirse hacia este pueblo que a pesar de las inquietantes circustancias que lo rodean, en realidad es un lugar animado y de una belleza paisagistica bastante poco usual.

Apenas un kilometro antes de llegar a Daona, los pasos de Galena se ven detenidos por una figura y una voz familiares, Rubel aguardaba sentedo en una roca a un lado del sendero, con su habitual sonrisa hizo un gesto de saludo con el sombrero.

-Buenos dias, Galena.

De los mensajeros es probable que Rubel fuera el unico que aun mantenía ciertos modales, pero su función sigue siendo la misma, entregar las ordenes.

Galena caminaba con paso tranquilo pero seguro, había visto a Rubel desde lejos, aquella figura vestida de negro y aquél caracteristico sombrero eran inconfundibles... aunque no contestó ni hizo ademán de saludarle, simplemente siguió caminando.

Tan solo se escuchaba el suave gualdrapeo de la blanca capa provocado por alguna que otra brisa ocasional, por alguna razón, ni si quiera sonaba el tintineo metálico de sus botas.
Cuando llegó a la altura del mensajero, se detuvo y le miró de arriba abajo con sus penetrantes ojos plateados durante unos segundos. La perenne e irritante sonrisa de aquél hombre que observaba despreocupadamente el mundo desde detrás de aquellas brillantes gafas tintadas sería capaz de enervar al más paciente de los humanos, pero lo cierto es que Galena no era completamente humana y de todos modos el susodicho gesto no provocaba tal efecto en ella, de hecho, le resultaba más bien indiferente.
Se cruzó de brazos con lentitud y ladeó la cabeza

—Rubel.

Su voz era serena pero carecía por completo de inflexiones, aquello era lo más parecido a un remoto "saludo" que podría esperar de ella. Aunque lo cierto es que ambos sabían que el verdadero motivo de la escueta respuesta era poner a la Claymore al corriente sobre cuál era su misión allí.
 

Jamas dejaría de resultarme curioso el parecido de las gemelas, me pregunto que tal estará Flora...

-Bien Galena, hemos recibido otra petición para acbar con un yoma aqui en Daona, y digo otra porque ya es la segunda, tu misión será la de siempre, encuentralo y matalo, despues sigue el camino hasta el siguiente pueblo, aunque no hayamos recibido ningun otro aviso es probable que tambien se hayan establecido por los alrededores, debes estar alerta. Contactaré contigo en cuanto haya novedades.

Ajusto de nuevo el sombrero y comienzo a caminar.

-Suerte...

Fue la ultima palabra que salió de mi boca, no le haría falta mas información, a pesar de su amnesia sigue siendo una herramienta igualmente efectiva y docil.

Galena quedó sola con la imagen de Daona de fondo....

 
La Claymore no contestó más que con un asentimiento de cabeza. No era usual que llegasen dos peticiones de un mismo pueblo pero aquello no era algo que ella debiera cuestionar, parecía una misión standard.

Es decir, tan "standard" como que llegaría al pueblo, todos los habitantes se quedarían boquiabiertos mirándola, murmurando entre ellos presos de una sensación de temor y fascianción hacia ella por igual, "¡Mira, es una bruja de ojos plateados!" susurrarían desconfiados y le abrirían camino sin que la guerrera hiciese nada más que caminar como si tuviesen miedo hasta de rozarla. Ocurría siempre, su sola efigie atraía todas las miradas, la melena blanca como la nieve, la tez pálida, y la enorme Claymore a su espalda. Una sola mirada de aquellos ojos argentados bastaba para atemorizar a la mayoría de aldeanos aunque la intención de estos no fuese otra que simplemente mirar... aquellos mismos ojos que se teñirían de dorado en cuanto el monstruo fuese detectado, no podía esconderse de ella.

Francamente a Galena le daba igual esa reacción por parte de la gente, estaba acostumbrada y a fin de cuentas ella sólo venia a acabar con un yoma.

Encaminó sus pasos colina abajo en dirección a Daona. A cualquiera le costaría creer que en el interior de aquella (a simple vista) pacífica villa se escondiera un monstruo devorador de entrañas. Mantendría sus sentidos alerta no en cuanto llegase, si no desde mucho antes de pisar la entrada del pueblo.

Cuando Galena se encontró ante las puertas de la ciudad la sensación le fue asquerosamente familiar, puede notar la rpesencia del yoma, pero al contrario que sus compañeras especializadas en percepción determinar su ubicación exacta sin una linea de visión clara sería una tarea imposible para Galena.

Hay poca gente por la calle, que mira con cierto recelo a la claymore, unos se meten en sus casas o simplemente se cambian de lado de la calle. El olor del yoma está por doquier, seguramente se trate de uno por encima de la media. Galena no puede evitar sentirse observada, cada humano que apsa por su lado puede ser el yoma, o ninguno, puede que el yoma fuese inteligente y no se mostrase abiertamente ante la numero 28 o puede que simplemente fuese tan habilidoso para esconder su yoki que escapa a los sentidos de la claymore.

En cualquier caso las gentes del tétrico pueblo estaban al tanto de que había un yoma, y saben que estando ahí una claymore, la pelea no se hará esperar, poco a poco las calles van quedando mas y mas vacías, justo coinciciendo con el paso de Galena.

La calle principal lleva a la plaza central donde estan los tres unicos edificios reconocibles, la iglesia, el ayuntamiento y la posada, el resto son pequeños tenderetes y casas....

"Cht..." pensó Galena "eres realmente molesto..."

Aquella rata se escondía en algún lugar y resultaba incómodo el que pareciese que estuviera "en todas direcciones" así que la Claymore permanecía atenta al más mínimo sonido, movimiento, cosa, que pudiera revelar la presencia o el yoki de la criatura.
Su cabeza giraba suavemente de vez en cuando para mirar a un lado o al otro, las contraventanas se cerraban con un seco chasquido cuando sus ojos se cruzaban con los de algún pueblerino asustado, la gente se apretujaba en los marcos de las puertas entreabiertas... era normal, si aquellos humanos estaban al tanto de que había un yoma por allí era del todo normal que mostrasen ese miedo. Irónicamente la presencia de Galena que era quien podía librarles del monstruo les daba también miedo.

Rubel había dicho que aquella era la segunda petición que se había recibido de ese pueblo, así que lo primero que tenía que hacer era hablar con el alcalde que supuestamente se encontraba en el ayuntamiento y que supuestamente solía ser quien enviaba los mensajes de auxilio a la Organización. Quizá el saber con qué frecuencia hacía de las suyas el yoma o cómo había concluido la caza de la anterior criatura le diesen alguna pista de algo...

La sala de reunión del ayuntamiento era una habitación muy amplia, preparada seguramente para albergar a una cantidad importante de los habitantes de Daona, con numerosas sillas y al fondo un escritorio bastante grande con mucho papeleo, un tintero y una pluma.

Hay pocas personas, la mayoría llevando papeles de un lado para otro, o en escritorios adyacentes escribiendo. Al entrar Galena, había un hombre hablando con el alcalde, que estaba sentado en el escritorio central, no parecía una conversación especialmente animada, pero se hizo un silencio sepulcral cuando vieron a Galena y el hombre se hizo a un lado para dejar que la claymore se pusiese de frente al alcalde. Este, algo nervioso hablo a la numero 28.

-Ehmmm, bienvenida, ha llegado realmente rapido, ¿ha podido localizar al yoma?

dijo no muy seguro de sus palabras.

La Claymore escrutó concienzudamente con la mirada al hombre qe le había dejado paso y al alcalde, a primera vista parecían simplemente humanos nerviosos pero de las misiones que recordaba haber hecho desde "aquél día" no sería la primera vez que el yoma resultaba esconderse tras la piel de quien enviaba la demanda de ayuda. Aunque en estos casos resultaba demostrar ser una criatura demasiado ingenua y confiada de si misma, tan cerca de una Claymore era imposible esconedr su verdadera identidad. ¿Sería este otro de esos caso, o no?.

—Ciertamente, su olor está por todas partes—respondió al cabo de unos segundos con aquél inquietante tono monocorde—Este es el segundo caso que se produce en el pueblo, ¿cierto? tengo algunas preguntas que hacerle entonces si no le importa...
 

El hombre estaba intranquilo, era evidente, casi hasta tal punto que Galena podría pensar que es la primera vez que trata con una claymore.

-Ehmm si, ya hubo otro caso, por aquel entonces otra guerrera vino mató al yoma y debió esconder el cadaver, desde aquel entonces hemos vivido en paz, hasta hace apenas unos dias.

Sacó un pañuelo para secarse el sudor mientras esperaba las preguntas de la numero 28.

Galena enarcó con lentitud una de sus perfiladas cejas mas la expresión de su cara continuaba impasible.

—¿Esconderlo?—repitió—es curioso, yo me pregunto para qué necesitaría una de nosotras esconder el cadaver de un yoma...

Aquello era un poco raro, no el hecho de "esconderlo" ya que el hombre podría haberse equivocado perfectamente, pero si el hecho de que el cuerpo del monstruo no parecía haber sido encontrado tras su supuesta "eliminación"... Si no fuera porque había sido una compañera Claymore la encargada de ponerle fin a la criatura, diría que el propio yoma se había hecho pasar por muerto hasta que finalmente había vuelto a las andadas.

—¿Cuánto hace de eso?—dijo ignorando por completo el hecho de que el hombre parecía sentirse realmente amedrentado por su mera presencia.

Algo se le estaba escapando y aunque, después de todo, ambos humanos presentes parecían sinceros, ser cautelosa no costaba nada.

El alcalde conocía bien la historia, ¿pero como explicar algo asi a una guerrera de semejante frialdad? probablemente lo mejor sería ir al grano.

-Hace ya mas de 4 meses de eso, el encargo lo hizo nuestro sacerdote al margen del resto del pueblo, desde entonces hemos vivido en paz pero desde hace unos dias .... bueno, ya han sido asesinadas tres familias, y no solo sus intestinos fueron devorados, tambien fueron descuartizados, ahhh *suspiro... debe acabar con esto cuanto antes, ademas suele matar por las noches, y el sol ya se está poniendo.

Galena solo tendría que mirar por la ventana para corroborarlo. Ahora se emzclaba la inquietud de estar en presencia de la claymore con la inquietud de la noche que se avecina.

—Bien...—fue la escueta respuesta.

¿Yomas molestándose en descuartizar a sus víctimas? ¿Un hombre de Dios pidiendo ayuda a una medio-yoma antes que el alcalda o cualquier otro? aquello si que era pintoresco.
Al parecer lo que aun debía descubrir, sería por su cuenta.

Sin más, la Claymore dió media vuelta y se dirigió a la salida. Sus pasos no eran bruscos, más bien todo lo contrario, pero en medio de aquél silencio sepulcral que se había producido, el suave siseo de las placas metálicas ponía los pelos de punta.

"De noche..."

De pronto se detuvo en el umbral de la puerta.

—Una última cosa—dijo tras una breve pausa mientras giraba la cabeza para poder mirar hacia atrás con un solo ojo plateado por encima de su hombro—los ataques no han sido todos en la misma zona de la ciudad, ¿o sí?.

EL hombre se había levantado tambien para irse a casa tal y como habían hecho el resto de personas que trabajaban allí, cuando los pasos de Galena se detuvieron, tambien lo hicieron los del alcalde.

-No hemos encontrado ningun patrón al escoger las victimas, ha matado hombres mujeres y niños sin distinción y en viviendas escojidas al parecer al azar. Por favor tenga cuidado, el pueblo sabe que usted iba a venir, asi que es posible que el yoma lo supiese tambien.

No estaba menospreciando a la guerrera, pero un yoma nunca es un rival facil, menos de noche, y Galena no parecía dirigirse a dormir a la posada.

Al salir del ayuntamiento una noche cerrada esperaba a la claymore, la mayoría de las luces de las casas estaban apagadas o a punto de hacerlo, poco mas que algun grillo se atrevió a hacer ruido.

—Lo suponía—murmuró la Galena haciendo caso omiso de la advertencia del humano.

No es que le diese igual, es que era algo que ella de por sí ya daba por hecho, no debía bajar la guardia en ningún momento cuando se trataba de un yoma por muy común que este pudiera parecer... y por lo visto este demonio en cuestión lo parecía ya que no semejaba tener predilección por nada en concreto. No obstante, no pensaba tomarlo a la ligera.

La Claymore volvió a girar la cabeza y se dispuso a salir del ayuntamiento.

"De noche..."

Y ya era de noche.

No se escuchaba sonido alguno, pero más de una familia se agolpaba seguramente tras los contrafuertes cerrados de las ventanas tratando de husmear algo por las rendijas. Afuera, la luna tan sólo emitía un pálido fulgor que arrancó suaves destellos plateados de la armadura de la guerrera cuya melena, al ser totalmente blanca, lo reflejaba emitiendo la fantasmagórica luminiscencia de un espectro.

No podía evitar sentirse observada y no sólo por los atemorizados ciudadanos.

Poco despues de que Galena saliera del ayuntamiento salió tambien el alcalde, y ya sea por casualidad, el contraste del aire puro del exterior con el olor a yoma que portaba el alcalde, lo transformó en un sujeto que posiblemente hubiera estado cerca del yoma o incluso en contacto con el.

Aquel pueblo, emitia sonidos continuamente como cualquier otro, con los aullidos de fondo, si Galena se para a analizar un humano podría estar siendo descuartizado en una casa cercana y no se estaría dando cuenta.

El hombre miró de reojo a Galena y luego camino hasta su casa, que no estaba muy lejos. La soledad volvió a ser la unica compañera de la numero 28.