Partida Rol por web

Antes de que Kumiko se marchara el padre Vicent le recordó un tema importante.

-Recuerda que hay un toque de queda por las noches en la ciudad, aunque vayas de incognito o te hagas pasar por un monje te detendrán si te ve algun guardia por la calle.

En principio al amparo de la noche Kumiko no tendría mayor problema para ocultarse y esquivar a los guardias que patrullavan por las calles, pero debía andarse con cuidado, quizá los tejados ofrecieran un camino mas seguro, sin embargo la siguiente pregunta era la mas sencilla y a la vez la mas dificil, ¿que dirección tomar en tan basta ciudad?

Hay dos edificios especialmente señalizados en la plaza, al este de la ciudad estaba el coliseo, lugar donde entrenaban los soldados de Rabona, obviamente estaría vacio y en silencio a estas horas. Al oeste estaba la gran biblioteca y escuela de Rabona, ambos destinos carecían de un interes especial para la claymore dado que hacia ambos lados hay un sin fin de viviendas y calles, quizá es hora de tener paciencia y aprobechar la oportunidad para visitar la ciudad.

En efecto la presencia militar es constante, los soldados patrullan en grupos de dos y están mas alerta de lo normal con la aparición del yoma, mientras Kumiko fuera con cuidado todo iria bien, lo unico que podría inquietarla son las palabras de Vicent, si aquellos paladines estaban tambien tras la pista del yoma, tambien patrillarían de noche, pero no serían tan estupidos de mostrarse como los guardias normales.

  El hombre se preocupaba por mi, sabia que no debia fallar, no solo por liberarles del yoma, sino tambien para salvarme de la muerte en esta gran ciudad que es Rabona. Asiento con la cabeza ante aquella afirmacion, mi cautela se extremaria al maximo, intentando esconderme en cualquier lugar para que los guardias que guarecen la ciudad por la noche no me descubrieran.

 Salgo de aquella sacristia finalmente a la busqueda del yoma no sin antes taparme la cabeza con la capucha de la sotana, los efectos de la pastilla estaban terminandose, mis ojos volvian casi a ser los ojos plateados tan caracteristicos de las claymore y dejaban de ser aquellos ojos verdosos que tenia cuando vivia en mi pueblo natal. Quizas que el poder de la pildora se fuera era una ventaja, como dicen... de noche todos los gatos son pardos... Debia apresurarme a ir en busca de aquel yoma, pero debia tener cuidado, el toque de queda estaba ya avisado y no debia dejar nada al azar de la noche, con cautela, voy de callejon en callejon de la ciudad esquivando todas las patrullas una a una, hasta llegar a la biblioteca, quizas el yoma se encuentre aquí, no era certero que estuviera alli, mas bien era una corazonada, ya que si el yoma era tan listo de esconderse en esta ciudad y atacar estrategicamente en lugares diferentes, podria encontrarse en un lugar de culto, y por lo tanto una posibilidad sería este edificio.

La situación es tensa, las patrullas permanecen alerta sin embargo el sigilo de Kumiko es mas que digno de una claymore, son tres las patrullas con las que se ha cruzado y no imaginarían ni en sus sueños que una claymore estubiera tan cerca.

Sin embargo, patrullar a ciegas puede ser una tarea ardua, sobretodo cuando la tranquilidad de la noche te confirma una y otra vez que no va a suceder nada, lo mas que Kumiko pudo oir fue la conversación de cuatro soldados al cruzarse en su recorrido.

-Oye, ¿habeis visto a Thomas y su compañero? nosotros no les hemos visto en toda la noche, me parece raro...

-Thomas, ese seguro que está holgazaneando o echando una siesta para variar, de todas formas no hay de que preocuparse, los siete guerreros estan por la ciudad patrullando tambien y si alguno de nosotros es atacado podemos hacer sonar el platillo para dar la alarma. Si no hemos oido nada, quiere decir que no pasa nada.

Cuando el guardia mencionó el platillo se refería a una especie de instrumento, una plancha redonda de matal que se sijetaba con una cuerda la cual al ser golpeada emitia un sonido dificilmente pasable por alto. Cada pareja disponía de uno de esos artilujios.

-Bueno de todas formas irémos a su zona a ver si les vemos, por el anfiteatro ¿no?, ¡hey Lolo! te apuesto una moneda a que estan hechando una cabezadita en las gradas...

-Hecho...

Sin mas se separaron y siguieron las rutas predichas, por lo demas, una extraña tranquilidad....

Menos mal, que alivio, aquellos guardias no se habian percatado de mi presencia. Era un privilegio haber recivido adiestramiento en el arte del sigilo, esta ciudad se presta a que pueda usar mis aptitudes como "ladrona" para poder escabullirme por cualquier lugar y dificilmente ser detectada. El tiempo apremiaba, no podia dejar que el yoma sediento de intestinos humanos volviera a cazar esta noche, no era una cosa que me quitara el sueño, bueno quizas si, muy dentro de mi la parte yoma pasaba de aquellos pobres humanos, indefensos al no saber que viven con un yoma, pero mi parte humana, como humana que fui, intenta proteger a toda costa a esos seres.

 Me voy colando entre las callejuegas, hasta que llego a mi destino, la Biblioteca, tenia ganas de entrar en aquel majestuoso edificio despues de observar la grandeza de la Gran Catedral, seguramente no me quedaria indiferente al verlo, aunque la situacion no se prestaba a eso, sabia cual era el objetivo. No sabía si en el edifico tambien habria guardias o si habria sacerdotes custodiando o transquiviendo los relatos de los grandes escritores, lo que estaba claro es que debia seguir caminando por las sobras, haciendo el menor ruido posible, incluso menos que una serpiente cuando va a la caza de su victima, como un depredador que espera a su presa, pero el caso era... quien era la presa, el yoma o yo...

 Abro la puerda meticulosamente, no esperaba que estuviera abierta, pero siempre hay que probar por si las moscas. Acto seguido tiro una percepcion para reconocer el lugar, y que nadie me descubra mientras hago mi acción.

La fluidez de los movimientos de Kumiko la convertían en parte de la noche, en parte de las sombras, sin embargo, el sigilo de la claymore no era su unico punto fuerte, sino tambien la vista...

La entrada a la gran biblioteca esta cerrada con llave, y no parece una puerta facil de forzar, sin embargo, había mas posibilidades para la claymore, las ventanas que hay en el piso de abajo estan protejidas por barrotes, sin embargo las de arriba, no solo no tienen ninguna protección especial, sino que ademas sería facil llegar a los balcones que sobresalen en su posición. Es una contrucción bastante moderna, y la azotea era accesible por una entrada situada en el centro, si Kumiko trepaba hasta esta, tendría una tercera opción, pero por la noche, normalmente, las puertas estan ceradas con llave o candados.

Sin embargo, independientemente de la opción por la que se decantara, algo pudo turbar a la sigilosa claymore, un sentimiento bastante facil de reconocer, como si la estubieran observando, y esta vez parecía algo mas que una ilusión producida por lo tenso de la situación, ya sea por lo agudo de la vista de Kumiko o por simple casualidad, puede ver como una sombra se esfuma en el tejado del edificio enfrete de la biblioteca, tan rapido que puede confundirse con una simple mala pasada de su mente, sin embargo, la inquietud no desaparece.....

Miro a un lado y a otro cerciorandome de que nadie me esta viendo en aquel lugar, tenia una estraña sensacion como que alguien me estaba observando, no sabia quien era ni siquiera si era un guardia o un humano. Debía ser rauda en mi busqueda de las pruebas que debía buscar, quizás algun libro mencionara algo sobre lo que habia ocurrido estos días en la ciudad, a si que sin mas dilacion comienzo mi plan de entrada a la biblioteca.

 Sabía que mi forma física no era la mas adecuada para trepar paredes, pero no podía falla, no debía fallar, y mas cuando vidas de inocentes estan en peligro. Colocando el Claymore a la espalda, debajo de mi tunica, me encamino a escalar aquella pared de piedra, no parecía dificil el poder escalar aquellas rocas apiladas unas con otras magestuosamente, pero los retos, siempre son retos, y no por ello suelen salir bien. Miro una vez mas al cielo para cerciorarme de que alli no habia nadie que me mirara, y comienzo mi escalada por la escarpada pared hasta el piso superior.

No fue un ascenso facil precisamente, pero aunque llevó mas tiempo del que Kumiko pudiese haber calculado, finalmente llegó a la azotea del enorme edificio, donde afortunadamente había una puerta de acceso al interior, estaba cerrada, pero ni mucho menos ofrecería la misma resistencia que la gran puerta principal, tan solo la tranca una cerradura simple.

Sin embargo hechar la puerta abajo podría hacer demasiado ruido, sobretodo cuando en las calles hay multitud de patrullas, si Kumiko quiere entrar, las circustancias pondrían de nuevo a prueba su sigilo.

Alli me encontraba, subida en aquella azotea, dispuesta a entrar en aquella biblioteca para inspeccionar si el yoma se encontrba dentro o era mi mente la que me estaba mintiendo sobre el paradero del yoma. Mis espada sigue cobijada por la tunica que el Padre Vicent me habia proporcionado, gracias a él, habia logrado infiltrarme facilmente en esta ciudad tan bien fortalecida, y tan bien custodiada, pero aun no habia acabado mi mision aqui, era momento de encontrar al devorador, y acabar definitivamente con su apetito de humanos, era momento para encontrarlo y devolverlo al lugar del que nunca debio salir.

 Nuevamente miro a un lado y a otro, parece que a simple vista nadie ronda por aquel lugar, tenia via libre para intentar aquel simple candado, la tecnica no es que fuera mi fuerte, pero debia intentar no levantar mucho ruido, en estas calles tan estrechas, un ruido podria propagarse como si de una explosión se tratara, y de ese modo se levantaria un estado de alarma del que, al menos en esta ciudad, no debia levantar o despertar.

 Parecia que mi destreza habia aumentado desde que salí de las instalaciones de la organización, no era algo que hubiera echo antes, pero tampoco era algo que pidiera una destreza bestial, como puede ser el crear unos planos, o construir estos inmensos monumentos. Sin mas abro la ventana y entro dentro de la biblioteca, siempre alerta, esperando cualquier tipo de trampa que pusiera mi vida en peligro.

Tras entrar por el tejado, Kumiko acabó en una sala de estudio del segundo piso, aquello era una biblioteca, no encontraría trampas, tan solo puertas cerradas. Sin embargo, Kumico estaba buscando un yoma especialemente habilidoso para la mimetización, eso, unido a que si realmente se encontraba en aquel edificio lleno de libros, lo conocería mucho mejor que la claymore, dandole ventaja en todos los sentidos.

Había un silencio estremecedor, incluso los medidos pasos de la numero 34 parecían armar mas escandalo de lo normal. En el segundo piso, hay como unas 12 salas con pupitres e incontables estanterías con libros, el centro era un espacio abierto desde el que se ve el primer piso que parece tener la misma estructura, por desgracia un yoma podría esconderse en multitud de rincones y Kumico lo sabe, sabe que detras de cad estantería podría estar sin que se le viese. ¿Que podría mas, su capacidad de esconderse, o la capacidad de Kumiko para descubrirle?.

Al fin me encontraba dentro de la biblioteca, aun no sabía si el yoma que buscaba se encontraba allí, algo me decía que si que estaba allí, pero si ha sido capaz de pasar desapercibido tanto tiempo en una ciudad como esta, en la que la guardia armada esta patrullando una a una las calles de la ciudad, y en la que guerreros vastamente armados con ballestas, espadas que emulaban claymores y armaduras que les protegian todo el cuerpo. Debía ser un yoma inteligente, o al menos uno que su capacidad de pensar fuera mas elevada de lo normal, no sería un reto facil encontrarlo, normalmente los yomas, son mas dados a acabar con los humanos a plena luz del dia, bueno se esconden de nosotras, y de los posibles peligros que atenten con su vida, pero... yomas inteligentes, que casi no son perceptibles para nosotras, las claymore, que estamos creadas para encontrarlos y acabar con su misera vida, que sería de nosotras.

 Me adentro en cada una de las habitaciones con pupitres observando el paradero del yoma. Quizas mi percepcion me ayudara en este momento, el efecto de la pastilla anuladora de yoki ya habia expirado su efecto, y esperaba al menos poder percibir el yoki del monstruo, no sería facil, pero debía intentarlo, no debía dejar que acabara con la vida de mas inocentes, aunque esos inocentes humanos al mismo tiempo quisieran acabar con mi vida, aquella vida que les sirve fielmente a traves de la organizacion para acabar con los yomas que vierten la sangre de sus familiares y comen sus visceras sin remordimiento alguno.