Partida Rol por web

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Galena torció el gesto ligeramente, puede que la niña tuviera razón... pero... diablos... le costaba asociar un rango tan alto a un aspecto tan menudo, y aunque ella cocnretamente ahora no estaba en condiciones de luchar, no le gustaba que la diesen a menos... entonces, una vez más, Andrea habló.

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La Claymore soltó un suspiro, otra vez aquel empeño... no entendía por qué. Ahora podrían estar de nuevo discutiendo durante minutos y minutos...
 

"Sí anda corta de personal... debe de ser que lo mejor que podemos hacer entonces es suicidarnos contra doce cosas de esas. No, no estamos aquí para indagar nada, estamos aquí para barrer los yomas que haya en tres ciudades del norte, ¿por qué se le olvida?"

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Los ojos de Galena se ensancharon considerablemente mientras sus pupilas se volvían realmente pequeñas, abrió la boca para hablar, pero enseguida se forzó a no hacerlo, no serviría de nada... nunca servía de nada.

"E... en son de paz, ¿dice en serio lo de la capa?. ¡No pienso hacer eso!" pensó estupefacta ante la sola imagen mental de la pintoresca idea "y tampoco pienso huir..."

Miró a Andrea sin gesto aparente en su rostro, pero la miró a los ojos como tratando de transmitirle que tanto una como otra sabían que Nana no se retractaría de su decisión, la chiquilla parecía seguir estrictamente las órdenes de "los sabios".

Pero entonces pareció ver algo más, en los ojos de Andrea estaba de nuevo aquella mirada... que le provocaba una sensación extraña, ¿angustia?, ¿por qué?.
 

"¿Por qué se esfuerza tanto...?" entornó los ojos ligeramente mientras la número 30 continuaba intentando argumentar su postura "debe de saber que Nana tiene razón, esas... cosas no hablan, no razonan... pero sí que son diferentes, ¿por qué se empeña en algo que no van a permitirle?".

Andrea terminó confesando aquella extraña fobia, ¿hasta esos extremos llegaba? la guerrera no lo comprendía pero a la vez, por primera vez, sentía... compasión. Se había formado un silencio sepulcral y la número 30 se había quedado sola y sin ayuda aparente...
 

Sola.

Y Galena conocía demasiado bien lo que era soledad en cualquiera de sus facetas.

"Quizá...".

Dió unos pasos al frente sin decir palabra alguna y con aquella expresión marmórea en su rostro, se dirigió hacia Andrea, se paró justo delante suyo y levantó una mano que en un principio iba dirigida a la pechera... aunque en el último instante se desvió y se posó sobre una hombrera.

—No es bueno que les sigamos estando como estamos de yoki tras una batalla...—murmuró algo incomodada por el hecho de tener que hablar—deberíamos descansar en Delenia para que ni la ciudad ni nosotras corramos peligro.

Sus ojos parecían reacios a mirar a los de la número 30 haciéndolo a base de rápidos vistazos

—Además... son... son muy lentos, ¿no?—prosiguió con aquella voz tranquila en comparación con la dificultad que parecía estarle costando el hecho de tratar de "animar" las esperanzas de alguien—podemos seguirlos después de que acabemos, conoces su yoki y los puedes detectar desde muy lejos.

Separó la mano y la utilizó para arrebujarse bien la blanca capa sobre los hombros mientras emitía un disimulado carraspeo.

"No sé si lo habré hecho bien..."

Sin decir nada mas, giró sobre sus talones y comenzó a caminar lentamente en dirección hacia donde habían venido desde la cueva, sin hacer ruido sobre la nieve.

Cuando Andrea habló de acercarse a los yomas "en son de paz" creí de verdad que era algun tipo de ironía o broma, pero nada mas mirarla me di cuenta de que hablaba en serio esto no es posible... ¿como demonios ha sobrevivido hasta ahora? y eso que yo no estoy para hablar...

Cojí aire para responder pero Galena se adelantó, dijo lo suficiente como para que yo meditase mis palabras un poco mas a fondo.

-No voy a repetirlo, mas cuando tu has recibido las ordenes igual que yo, hemos indagado mucho mas de lo que nos corresponde, y mandar o no otro equipo o algun "ojo" a investigar es cosa suya, y realmente me parece increible que sea yo quien te dice esto a ti y no viceversa, si quieren contactar con ellos de alguna forma, lo haran, si quieren investigar mas a fondo, lo harán, si quieren saber "cuanto"  de diferentes son, lo averiguaran, etc... etc... etc... Si cada una actuaramos como nos aprece en cada momento como quieres hacer tu, pues esto sería un descontrol, las ordenes la disciplina y las normas estan para algo y la organización ha sobrevivido tantos años por sus estrictas reglas. Asi que en marcha, nos vamos a Delenia, que ademas.... estoy cansada.

Y eso ultimo era totalmente cierto.

-Cuando acabemos el recorrido seguramente nos pidan un informe, se lo daremos y ellos ordenaran lo que estimen conveniente.

No me podía creer que estubiera yo dandole una charla a Andrea, pero desde luego seria la ultima, y en verdad lo lamento de corazón, pero aqui la nueva parece ella, no yo.

Tardamos un poco mas en el camino para ir que apra volver, en hora y media estabamos en al cueva de nuevo. Era hora de decidir un camino, pero por suerte, ya no hay bruma y el sol luce en lo alto, eso si el atroz frio no lo quita nadie.

-Mmmm... creo que es por ahí, intuición femenina... eeeeeeen marcha

Mas bien era la dirección contraria a la cueva, el sitio mas logico para llegar a ella que no era la dirección de la que habiamos venido.

-Y no te preocupes por el miedo a los lobos, yo cuando.... bueno, antes de... que me reclutaran, en el pueblo y los alrededores había muchos lobos, se lo que hay que hacer si aparecen.

Digo orgullosa, icluso despues de aquella charla no estoy enfadada ni mucho menos, pero no cedería, soy la capitana y es mi responsabilidad.

Andrea escuchó venir a Galena, y esperaba otra charla sobre las órdenes, y todo eso... pero lo cierto es que la veintiocho la sorprendió.

—No es bueno que les sigamos estando como estamos de yoki tras una batalla... deberíamos descansar en Delenia para que ni la ciudad ni nosotras corramos peligro.
Además... son... son muy lentos, ¿no? podemos seguirlos después de que acabemos, conoces su yoki y los puedes detectar desde muy lejos.

Andrea asintió a Galena sonrió agradecida, y palmeó a su vez el hombro de Galena.
Gracias... a ver si es posible...
Según miraba a Nana, que parecía que iba a hablar, su sonrisa iba perdiendo fuerza

-No voy a repetirlo, mas cuando tu has recibido las ordenes igual que yo, hemos indagado mucho mas de lo que nos corresponde, y mandar o no otro equipo o algun "ojo" a investigar es cosa suya, y realmente me parece increible que sea yo quien te dice esto a ti y no viceversa, si quieren contactar con ellos de alguna forma, lo haran, si quieren investigar mas a fondo, lo harán, si quieren saber "cuanto"  de diferentes son, lo averiguaran, etc... etc... etc... Si cada una actuaramos como nos aprece en cada momento como quieres hacer tu, pues esto sería un descontrol, las ordenes la disciplina y las normas estan para algo y la organización ha sobrevivido tantos años por sus estrictas reglas. Asi que en marcha, nos vamos a Delenia, que ademas.... estoy cansada.
-Cuando acabemos el recorrido seguramente nos pidan un informe, se lo daremos y ellos ordenaran lo que estimen conveniente.

La expresión de Andrea se tornó de nuevo pura tristeza y bajó la mirada. Podía replicar, tenia cosas que decir, pero pensaba que sería inútil. Aún así, era Nana, de modo que hizo un último intento por sacarla de su encasillamiento.

Nana... hay Cazadoras a las que no les interesan ni les importan los humanos. Eso lo sabes. Las normas se hicieron para que ellas tengan que ayudarles sí o sí. Pero si descubres un modo mejor de protegerlos, dejar de explotarlo es... absurdo. ¿No crees? La Disciplina y el Orden son dos buenas palabras, pero han de servir a la humanidad, no a sí mismas.

Tomó aire, pues mientras hablaba se habia ido quedando sin aire, y bajó la mirada, apartándola de Nana, no con vergüenza, si no con algo parecido a tristeza, probablemente. No parecía que Nana fuera a salir de su encasillamiento con eso tampoco, había sido una pérdida de tiempo.
En marcha a Delenia, entonces... seguiré atenta a yokis en los alrededores.

¿Podré hacer algo...? ¿Podré convertirla en una persona de nuevo? Dioses... que le... que le devuelvan su voluntad, maldita sea... No me importa que no decida libremente estar de acuerdo conmigo o no, no me importa! Lo que me importa de verdad es que no piensa por ella misma, simplemente acata órdenes...
Nana...

-Y no te preocupes por el miedo a los lobos, yo cuando.... bueno, antes de... que me reclutaran, en el pueblo y los alrededores había muchos lobos, se lo que hay que hacer si aparecen.

Gracias, Nana. Recuerdo los montes de Sarca, aunque en aquella ocasión no vi ninguno, y... Ya he visto que los manejas bien. Gracias.

Gracias a las dos por no convertirme en el hazmerreír por esto...

Andrea sonrió un poco, pero después estuvo increíblemente silenciosa durante todo el trayecto, y con la mirada un tanto perdida entre los recuerdos y la lectura del yoki. En cuanto al camino, simplemente seguía a sus compañeras.

"¿Me ha dado las gracias?".

Galena se sintió un tanto sorprendida al ver una sonrisa en Andrea, ¿eso era bueno?, probablemente era bueno... ¡lo que sí era increible es que esa sonrisa la había provocado ella!. Aunque más aun le sorprendió el gesto de agradecimiento de la número 30... quitando a su hermana, nadie se comportaba tan abiertamente con ella.

Caminó en silencio dándole vueltas a ésto mientras la blanca capa ondeaba suavemente a su espalda. Nana estaba cansada y, qué demonios, ella misma estaba agotada aunque hacía lo posible por que no se notase mientras caminaba por la nieve.
Al parecer el primer golpe de fortuna llegó con el avistamiento del camino, bien por aquella "intuición femenina" o bien por suerte pura y dura habían vuelto al sendero que conducía a Delenia. Cuando por fin pisaron terreno alisado, sintió que las rodillas le protestaban por exceso de trabajo, pero las obligó a seguir en marcha, ya podría descansar al llegar a la ciudad...

Cuando llevaban unos minutos andando, fijó sus ojos plateados en el horizonte para ver si lograba divisar un atisbo de civilización, la última vez les faltaba más de la mitad pero lo cierto es que no sabía a qué parte del camino se habían incorporado, entornó los ojos tratando de agudizar la vista mientras se preguntaba cuánto quedaba y si Nana daría algún dato de ésto cuando consultase el mapa, tan solo esperaba que sus piernas no dijeran "basta" antes de tiempo.

A Alberth no parecía importarle que las claymores hablasen a solas, es mas, mantenía las distancias respetando lo que tuvieran que decirse, lo que pensaba al respecto se lo guardaría para si como persona educada que era.

El grupo avanzó a buen paso,  no se detubieron en todo el dia, y una vez mas las predicciones de Alberth se cumplieron, el sol comenzaba a ponerse cuando muy a lo lejos se apreciaban los muros de una ciudad: Demetria.

Sin embargo, a un lado del camino, alguien les estaba esperando, era Irene, esperó a que se acercasen para hablar con absoluta tranquilidad.

-Es por aqui...

Luego miró al mercader con una mirada neutral, luego a la carga de su caballo.

-Demetria ha sido evacuada hace horas, los refugiados han ido al oeste...

Alberth se quedó un poco sorprendido, luego pensativo mirando hacia atras, en dirección al valle de Delenia, pero rapidamente se dio cuenta de que la noche estaba por caer, no le daría tiempo a llegar.

-Vaya, no creo que me de tiempo a regresar a Delenia...

Dijo con cierto tono de desanimo. Luego Irene habló tras una larga pausa.

-Estas tierras no seran seguras a partir de ahora, acompañanos al campamento, mañana podrás partir a Delenia.

Sin mas se giró y comenzó a andar sin esperar respuesta por aprte de ninguno, al fin y al cabo Alberth era libre de aceptar el ofrecimiento o no. A priori parecía que no le quedaba otro remedio si no quería pasar solo la noche a la intemperie, algo que es cuando menos, temerario.

Galena escuchó a Andrea relatarle aquel extraño sueño y pese a que no la interrumpió, al terminar, la 28 no dijo nada. Su cara parecía algo tensa y algo confusa, como si todo aquello la hubiera avasallado demasiado deprisa y sus ojos permanecían ligeramente mas abiertos de lo normal mientras miraba hacia el suelo que se extendia ante ella al caminar.

"No lo entiendo, "numero 3"... ¿quién demonios es la número 3?"

Se llevó una mano a la cabeza con gesto pensativo y cerró los ojos con fuerza tratando de enlazar cabos que le eran desconocidos.

"...espera, "la mejor oteadora", Rubel dijo algo de la mejor oteadora en Pieta... ¿cómo era el nombre... ¿Gala... tea?, sí, Galatea".

Abrió un ojo y miró de soslayo a Andrea dándose cuenta de que había estado demasiado tiempo callada.

—Pues... yo...—titubeó.

"¿Qué... se supone que tengo que decir? no entiendo nada, ni si quiera conozco a esa mujer, ni he sido la que ha tenido esa visión... ¿Cómo voy a poder ayudar en algo así?".

Separó lentamente la mano de la cabeza y volvió a mirar al frente tratando de recuperar la serenidad que por algún motivo aquella nueva revelación había turbado. ¿Ver "caerse" a quien vigilaría por el grupo de las montañas?. Seguía isn saber que decir pero ya era demasiado silencio como para pensarlo así que terminó apelando a la franqueza.

—yo no... no lo sé, lo siento... no sé qué pensar—dijo finalmente.

Por alguna razón, se mantuvo pensativa durante el resto de la travesía.

Cuando vislumbraron Demetria, Galena levantó la vista, allí había empezado todo... y allí volvían. En cuanto vió a Irene sus cejas se enarcaron ligeramente, si había llegado deprisa... aquella mujer era un misterio que la intrigaba.
Cuando se acercó le dedicó un ligero asentimiento de cabeza a modo de saludo y la siguió sin más en cuanto las invitó a seguirla. La inquietud podía respirarse, o al menos ella creía poder hacerlo, pero por suerte lograba mantener el aspecto medianamente tranquilo por fuera, no dijo nada más y se limitó a dejarse guiar en silencio.

Allí estaba otra vez... la ciudad donde habían empezado las peores misiones que Andrea recordaba. Cada una habia tenido su punto... duro, pero esta ciudad significaba Sangre sudor y lágrimas para la número treinta.
Y alli estaba también aquél enorme yoki...

Andrea la saludó con una breve reverencia. Aunque ya sabía su nombre y rango, no era por la misma Irene, y no sabia qué concepto tener de ella. Para entonces, Andrea volvia a tener el medallón en su sitio, es decir, en la espada.

-Es por aqui... Demetria ha sido evacuada hace horas, los refugiados han ido al oeste...

Buenas tardes, soy Irene... y eso... mmf

Suspiró y miró a Alberth cuando él habló.

ALBERTH: -Vaya, no creo que me de tiempo a regresar a Delenia...

Te lo dije... deberias haberte quedado en Delenia, Alberth.

-Estas tierras no seran seguras a partir de ahora, acompañanos al campamento, mañana podrás partir a Delenia.

Mmmm.... esto no me gusta. Alberth se las ha apañado para seguirnos toda la misión y ahora llegará al campamento. Sea quien sea, no tiene porqué saber donde está... a ver cómo abordo esto... porque no parece buena idea devolverle a Delenia sabiendo eso... tanto si es humano como si es otra cosa. Veamos si está Galatea y también nota algo raro...

Andrea se adelantó hasta el lado de Irene y de nuevo la saludó con un movimiento de cabeza, hablando un poco en voz baja
Disculpe, capitana... esto puede llevar unos cuantos días, pero si Alberth vuelve a Delenia podría ser cazado por un Yoma, y sabrán donde tenemos el campamento, o simplemente interrogado por alguno de ellos que se haga pasar por humano...
¿Seguro que es buena idea? Tal vez deberia quedarse en el campamento hasta que esto acabe, o podríamos tenerlo vigilado fuera y lejos del campamento, para que regrese mañana, sin saber nada...

Andrea se quedó mirando a los ojos de Irene... aunque no pudo evitar desviarla un instante hacia esas curiosas orejas, antes de volver a mirarla a los ojos.
Parece un duende... un duende gruñón, eso sí.

Irene nisiquiera miró a Andrea mientras caminaba.

-Es tu acompañante, por lo tanto tu responsabilidad.

No cuidó en absoluto el tono por lo que Alberth escuchó perfectamente aquella respuesta. Hecho que no pareció importarle.

Por las palabras de la numero 2 era deducible que la responsabilidad respecto a Alberth y lo que sucediese respecto a él eran responsabilidad de Galena y Andrea, al fin y al cabo, puden simplemente decirle a Alberth que se fuera y despreocuparse.