Partida Rol por web

claymore(2)

Organización

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23/01/2010, 04:18
Galena

 

Galena permaneció parada, esperando lo que hiciera falta a que fuera Andrea quien se acercase. A ella los sentimientos y emociones humanas le resultaban algo prácticamente desconocido, pero había pasado el suficiente tiempo con la oteadora como para conocerla, sabía que su compañera estaba sufriendo algo peor que el mismo infierno, sabía que en sus brazos acababa de traerle la peor de sus pesadillas.

Finalmente Andrea se acercó completamente destrozada, mirándola con aquellos ojos oscuros llenos de lágrimas y de dolor. Galena sabía muy bien lo que era ese dolor. Sabía muy bien lo que se sentía cuando parecen haberte arrancado parte del alma.

Catalina también vino detras a dar su sencillo pero amable pésame. La gemela a penas conocía a la ventiseis pero lo que sí pudo entender fueron aquellos gestos, eran iguales a los suyos: distantes pero significativos. Puede que después de todo no fuesen tan diferentes como para que el tiempo significase un problema de comunicación. Aquella palmada en el hombro, aquella mirada, y aquel hecho de echarse discretamente a un lado... los comprendía perfectamente. De hecho, le devolvió el asentimiento de cabeza.

Andrea no podía ni hablar, tuvo que limitarse a tender los brazos pero con aquello era más que suficiente para que se diera a entender. Galena se acercó un poco más aún y le entregó con todo el cuidado del mundo a la oteadora la personita que estaba presente siempre en sus oraciones, en sus miedos, en sus ilusiones y en sus pesadillas. Sin embargo, cuando lo hizo no se limitó a quedarse impasible como siempre, en esta ocasión su brazo derecho rodeó los abatidos hombros de la número 30 acercándola un poco contra su propio hombro.

Nana quedó en medio de las dos Cazadoras, arropada por Andrea, y ésta a su vez, apoyada por el peculiar pero comprensivo abrazo de Galena que, una vez más, estaba dispuesta a ofrecerle aquel punto en el que apoyarse, aquel punto de apoyo al que no le hacían falta las palabras para transmitir "No estás sola".

Inclinó un poco el rostro para poder hablarle al oído, de hecho, hasta llegó a tocarle la cabeza con la frente.

Me tendrás siempre a tu lado—murmuró con aquella voz desapasionada suya, caretede inflexiones, inalterable, pero tranquila y serena. Hacienodo alusión a algo que la propia oteadora le había dicho a ella en el peor momento de su existencia, cuando más falta le había hecho—amiga.

 

Era la primera vez que Galena utilizaba aquella palabra.

 

Guardó silencio durante unos minutos, que Andrea decidiera contenerse o explotar y desahogarse en aquel momento era sólo decisión suya y ella la respetaría, se mantendría a su lado sin importar por cuál optara. Al cabo de unos minutos, se inclinó un poco hacia un lado señalando con la cabeza algo que había detrás suyo aunque no llegó a separarse, como si quisiera hacerla mirar a ella también.

A varios metros de distancia, por donde Galena había venido, se encontraba clavado firmemente en el suelo el claymore de Nana, mostrando hacia delante el simbolo, otra expresión mas de un grito, una llamada a las armas para aquellos que tubiesen la fuerza para sobrevivir.

Ya estaba así... ¿qué te dice?—indicó dando a entender que no era ella quien lo había tocado, si no la propa Nana quien lo había clavado de aquel modo—"Yo estuve aqui, yo luché por defender esta tierra, por aquello en lo que creo", eso me dice a mí.

Dejó de mirarlo un instante para volver a dirigirse a Andrea de la que no se había separado, probablemente la oteadora estuviera pensando en si podría haber habido alguna forma de evitar aquello pero ambas sabían que no. Nana había escuchado la advertencia de la treinta y había tomado una decisión; defender con orgullo sus ideales, no huir, no tratar de escapar del destino, si no salir a su encuentro para enfrentarlo con la cabeza bien alta.

Terminemos con esta locura de una vez, Andrea—murmuró levantando la vista aunque no la cabeza cuando el suelo comenzó a temblar. Sus ojos se clavaron iracundos en la dirección de la que podía sentirse el descomunal yoki de la batalla —terminemos con lo que ella y... todas empezaron para darnos esta oportunidad. No les podemos fallar ahora.

En aquel punto su voz bajó más de volumen todavía, pero su rostro se levantó, quedando la barbilla incluso por encima de la cabeza gacha de la treinta, mirando aquel horizonte de yoki rojo con la determinación de quien sabe lo que viene después. Le dió un pequeño apretón en el hombro.

Nunca olvides a aquellos te han querido...

Andrea conocía perfectamente tanto el orígen de aquella frase como su terminación.

 

 

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23/01/2010, 09:21
Andrea

Andrea cogió con delicadeza y abrazó contra su pecho a Nana cuidadosamente, con cariño, como si estuviera dormidita.

A los gestos de consuelo de sus amigas simplemente asintió, incapaz de mirarlas, temblando visiblemente, como si una descarga le recorriera el cuerpo entero.

¿Porqué, Dioses...? Solo era una niña... Nana... Los humanos hubieran necesitado su espada... y... y... ¿A quién quiero engañar...? Era YO quien necesitaba de ella...

Andrea comenzó a arrodillarse mirando aquella carita. A juzgar por cómo la meció durante un par de segundos, aún no acababa de aceptar que estuviera muerta.
Sus rodillas tocaron en suelo y se sentó sobre sus talones, escapándosele poco a poco el llanto entre los dientes cerrados.
Puesta es su regazo, se permitió sostenerle la nuca con una mano, mientras con la otra la acariciaba la mejilla y le ponía bien su cabellito rubio, y el colgante que le había regalado en Pieta, antes de cantar juntas. Escuchaba a Galena, pero era como si estuviera a kilómetros.

P-per-perdona... Nana...
Las lágrimas y el llanto ahogaron el resto de la frase, y ya no pudo contener el llanto. Empezó a llorar ruidosamente, con la mandíbula tensa, casi sin aire en el pecho.

¡¡BWAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!! Bwaa ha ha ha haaaa!!!!!

Abrazó a la pequeña contra su pecho con fuerza mientras los dos yokis estallaban en la distancia. Andrea giró la cabeza hacia allá, aún el rostro lleno de lágrimas, pero el temblor no fue nada comparado con los temblores de dolor que azotaban a la treinta, un dolor frío... no un frío físico que pudiera regular, si no un frío que era como si le hubieran arrancado un pedazo de su alma, como si hubiera muerto un poco de ella.

Miró una vez más a la pequeña a la carita, ahora relajada, y se levantó con ella, todavía llorando y sollozando, llevándola a un lugar llano cerca del cuartel, tumbándola con las manitas cruzadas en el bajo vientre.
Otra.... vez... otro entierro...

Ya no tenía prisa, no habia podido salvar a Nana. En ese momento, el resto del mundo parecía no importarle. Fue a por el claymore de la pequeña, clavándolo a continuación de su cabecita a modo de lápida.
Miró el medallón de la pequeña y se quitó lágrimas inútilmente. Sin prisa pero sin pausa, fue cogiendo piedras del cuartel para cubrir con ellas el pequeño cuerpo, a fin de que los carroñeros no se cebaran con ella. A continuación se arrodilló junto a la tumba, cogió  su medallón de los Dioses de Rabona entre sus manos.

A esas alturas, la mirada de Andrea, que había logrado recuperar un poco de brillo durante los días que pasaron caminando, se veía ahora apagada y muerta, incluso un poco perdida.
Cerró los ojos y comenzó su oración.

Enmedio de esta desolación me dirijo a vosotros, Dioses de Rabona, para suplicaros que juzguéis con benevolencia y acojáis a estas guerreras y maestros que han perdido la vida ante el mayor de los horrores que sufre este mundo... y muy especialmente a Nana.
Todas han caído luchando, y todas lo han hecho por sus ideales o por venganza, pero para ella... os lo pido muy especialmente. Sé que si las visiones que me habéis mostrado se siguen cumpliendo... tampoco habría tenido a donde ir, y posiblemente su final hubiera sido igual de funesto, pero si hubiera sido lo bastante rápida, lo bastante fuerte... tal vez no habría tenido que sufrir y vivir lo que ninguna de nosotras tendríamos que haber vivido y sufrido...
Y tal vez hubiera vivido el resto de su vida, larga o corta, feliz con su madre, hasta que la Muerte llegara a Sarca.

Volvieron a aflorarle más lágrimas, recordando cómo Nana la miraba con curiosidad y sin miedo cuando se 'conocieron'. Andrea la había sonreído, y Nana no había dejado de mirarla hasta que la "Claymore" se marchó.

Os ruego también, en estos días tenebrosos, que me ayudéis a cuidar de la humanidad, a legarles un mundo más seguro, a costa de mi vida si es preciso. Fuera cual fuera el fin o el origen de esta locura, las buenas gentes no son responsables de la creación de los Abisales, ni creo que tengan culpa de cualesquiera que fueran los crímenes cometidos por sus antepasados para ser castigados con la plaga de los yoma...

...si es que eso es cierto... Pues sé que los sacerdotes se equivocan al temernos, al despreciarnos, y al decir que somos monstruos. Sé que nuestras almas son tan humanas como las de cualquier otro, que cualquier humano con nuestro 'poder' podría alzarse como defensora de sus seres queridos, o sumergirse en el dolor y el odio, como algunas de las "nuestras" han hecho...
Sé que a pesar de lo que digan los sacerdotes, estáis con nosotras, tengo fe en vosotros...

Alzó la vista al cielo, los ojos anegados de lágrimas y una expresión tremendamente dolida.

Ayudadnos, dioses de Rabona...

Bajó la cabeza y acarició las piedras, llorando.

 ¡Yo quiero tener los ojos plateados como ella! ¡quiero ser fuerte para vengar a papa y a mama! ¡quiero matarlos para que no maten a mas gente!....

Sollozó de nuevo.
Adiós, mi pequeña...
Tengo el presentimiento de que nos reuniremos pronto...

Se quedó unos segundos arrodillada, reuniendo fuerzas para levantarse, y miró a Galena. Se ayudó de la veintiocho para levantarse, y miró a sus dos compañeras, dirigiéndose a ellas.
Jonathan... Leticia... y Nana. He enterrado a tres amigas en menos de seis meses. -Sollozó- He visto centenares de desconocidos muertos a lo largo de mi vida, pero Amigas... De amigas no quiero enterrar ninguna más... Les puso una mano en el hombro a cada una y parpadeó para quitarse las lágrimas de los ojos. Restregó el brazo por el rostro para secarlas, mirándolas a las dos largamente, seria, triste y con miedo, miedo de perderlas. Después dirigió la mirada a los estallidos de yoki.

Le costó, pero recordando algunas de las palabras de Catalina en el altiplano, se forzó a un último esfuerzo por... no decaer. Siempre un último esfuerzo... siempre sacando fuerzas de la fe y de los demás, o de no sabía bien dónde.

Vi un campo de batalla... soldados de muchas de las ciudades del Continente yacían allí, pero James y Raynor aún vivían, aunque heridos. Supongo que lucharon.... o "lucharán" contra algún resto del ejército de yomas que se enfrentaron en el Norte, no con un Abisal... o no creo que estuviesen vivos.

Cogió aire, notaba como si le faltasen los pulmones para retener aliento suficiente, y cambió ligeramente de tema.

Tal vez... ¿Algún humano haya sobrevivido aquí? Deberíamos buscar... ¿Algo? Si los secretos de cómo 'crearnos' se pierden... entonces sí que estará todo perdido.
Miró a la montaña de escombros y después a Catalina. Ella había estado examinando las ruinas más que ninguna otra, así que tendría más información. Quizá mereciera la pena, o quizá tardaran demasiado en descubrir algo.

Su cabeza volvió a bajar un poco, girándose hacia la derecha, mirando de reojo y tristemente a la 'tumba' de Nana.

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23/01/2010, 14:01
Galena

 

Galena se agachó junto a Andrea sin decir nada cuando ésta pareció perder las fuerzas hasta para seguir en pié. La ventiocho simplemente mantuvo el brazo rodeándole los hombros y apretándola un poquito, como si con aquello no fuera dejar que se derrumbase bajo ningún concepto.
Aunque su cara se mostraba serena podía verse claramente una mezcla medio ensombrecida de ira y pesar en sus ojos. Ira dedicada única y exclusivamente a los monstruos que habían llevado acabo aquello y pesar porque sabía que su compañera estaba sufriendo en un instante lo que podría sufrirse en una vida.

La oteadora se echó a llorar, gritó, sollozó como nunca y ella dejó que se desahogara sin apartarsede su lado, era lo mejor y lo único que en un momento así la treinta podía hacer.

Esperó incluso a que hiciera aquel improvisado túmulo y cuando se arrodillo a rezar, se mantuvo detrás de ella, de pie, mirando en silencio. Por un momento soltó un suave suspiro al oirla evocar a los dioses de Rabona abogando por todo aquello, por aquel ideal de justicia que siempre defendía.

"Si de verdad existis... escuchadla. No merece menos que eso... "

Fué lo único que pensó al respecto.

Finalmente Andrea terminó y levantó la vista llorosa para buscarla. Galena la ayudó a ponerse en pié ofreciéndole primero una mano, luego el brazo y el hombro que finalmente le agarró parejo con el de Catalina. La oteadora aún tenía palabras de preocupación para ellas, eran lo único que le quedaba y para la propia Galena era similar: ya sólo le quedaba un lazo de amistad con alguien y era con ella.

Pese a ver temor en los ojos oscuros de la número 30, sabía perfectamente que no era el temor de un cobarde.

Quien tiene miedo, ya ha perdido—dijo girando la cabeza para mirarla con aquel timbre carente de inflexiones—y ninguna de nosotras tiene miedo. No de esos demonios.

"En todo caso que sean ellos quienes deberían comenzar a tenerlo..."

Por supuesto ni de broma estaba menospreciando a los Abisales, había sentido sus yokis, había visto sus obras de destrucción, sabía que eran criaturas terribles... pero ahora eran criaturas terriblemente heridas, mermadas tras innumerables embestidas. Sus compañeras les habían abierto camino, se habían sacrificado por romper el muro que las separaba de una victoria, ellas ahora debían pasar a traves de ese muro abierto y hacer que dicho sacrificio no fuera en vano, terminando de una vez por todas con Ishley, con Riful, o con el que fuera que quedase de los dos.

Andrea mencionó dos nombres... que no conocía, aunque también mencionó los "secretos" de la cración de las Claymore. Recordaba que la oteadora le había dicho a Nana que los pusiera a salvo antes que nada y la pequeña había prometido hacerlo, huelga decir que confiaba plenamente en su palabra aunque el averiguar cómo lo había hecho era algo que más tarde deberían hacer.

"Los secretos de una Claymore..."

Aquello la había hecho asociar una frase que aún cosquilleaba en su cabeza. Miró lentamente a un lado y a otro,en la distancia, sin buscar nada en concreto, simplemente parecía ue observase el paisaje.
  

Incluso cuando ellos no lo sepan, yo os estaré protegiendo

 
¿Quiénes? ¿Y de qué? algo le decía que aquellas palabras y las que habían sido pronunciadas después encerraban un significado, tenía la sensación de que encerraban algo más.
 

"Estás ahí en alguna parte... lo prometiste, sé que estás ahí" pensó ligeramente ceñuda "Y ahora... ¿Qué harás?"

  

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24/01/2010, 20:26
Catalina

 Catalina bajó el mentón acompañado con su mirada de párpados a media asta, mas no era mate sino profunda y brillante en el rojo carmesí que reflejaba todo cuanto había a su alrededor. Asintió ante los deseos de Andrea y se mantuvo en un sepulcral silencio abandonando ya la búsqueda en aquel horizonte para encontrarla a ella, junto a Galena y el cadaver de la joven claymore.

  Las palabras de la veintiocho le resultaron terriblemente familiares e incluso en aquellos momentos en los que el llanto parecía ser lo único que podían hacer sonrió con dulzura maternal. Contempló los rostros de sus compañeras y se dispuso a contestar a la información que Andrea tendía en aquel momento,como no, también a sus preguntas.

  - Ellos...lucharon y lucharán, y quien los subestime comprobará lo equivocado que estaba. - Su sonrisa se matizó un poco más amplia - Los humanos que hayan sobrevivido, no hay duda que iran hacia el norte. Iran a luchar para que el miedo se extinga, para demostrar que ser...humano, es mucho más la debilidad que se achaca a sus cuerpos y sus mentes. Pero...otros, se iran, tratando de huir de este dantesco escenario.

 Asique...creo que no hace falta que os lo pregunte. Estamos vivas por una buena razón...y es para proteger a los que apreciamos, sin ello, nos depediriamos de nuestra humanidad...es...para construir, no sólo un futuro mejor, es para poder tener un futuro.

 Puede que alguna de nosotras caiga, o puede que todas lo hagamos...pero ¿permitiremos que el horror vague a su gusto por este mundo?

  Yo creo que no... - Negó y sonreía alzando el mentón, clavando sus pupilas en sus rostros. Pálida parecía orgullosa de el papel que le había tocado vivir.

 - Encontrar supervivientes no nos conducirá a nada. Debemos viajar al Norte para afrontar sin temor nuestro destino. - Miró entonces a la veintiocho, sus palabras no eran sino un mensaje muy similar al que ya había compartido hace tan solo unos instantes.

 - Es hora de luchar...o de esconderse.

 Catalina alzó la mano derecha que envolvió en un rápido movimiento la empuñadura de su claymore. Un chasquido metálico advirtio que lo desenfundaría, el roce del metal volvía a acallar aquel silencio.

 - Y yo...voy a luchar.

 El filo del arma descendió frente a ellas a media altura y sus ojos siguieron, sin muestra de duda o temor sobre sus rostros con aquella mirada decidida.

  Es hora de regresar...es hora de...que volvamos a encontrarnos...

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25/01/2010, 09:10
Andrea

Andrea bajó la mirada.
No quería ser tomada por cobarde o débil... pero... no era momento de sacrificios vacíos.

Luchar o esconderse no son las únicas salidas. Es momento de pensar no en nosotras, en nuestras venganzas o en matar yomas, si no en los humanos, en protegerles y salvar cuantos podamos.

Miró a los ojos a sus amigas, especialmente a Catalina.

No es momento de sacrificios vacíos, Catalina. Por muy herido que acabe el Abisal superviviente, no podremos con él nosotras cinco. Hay que pensar en los demás, en los humanos, que son los que pagarán nuestro fracaso con su vida.

Sacó su claymore con aquél sonido metálico y se miró reflejada en él un momento, para llevar la vista al medallón colgado de él.

No soy cobarde, Catalina, pero somos de las pocas que podemos ayudar, hemos de aprovechar nuestras fuerzas.
Se apoyó en el claymore, clavado en el suelo.

Quizá Verónica siga viva. En ese caso tal vez intente huir del Continente, ¿Porqué no? Podríamos embarcar a cuantos humanos podamos. Dos de nosotras... Alice y Lilith, por ejemplo, podrían quedarse en Leto, y desde allí que zarpasen cuantos barcos pudieran hacia otros lugares. Con nosotras allí, podrían estar seguros de que ningún yoma se cuela a bordo y zarpar tranquilos.
Nosotras tres podríamos buscar y reunir más humanos supervivientes, incluso más Cazadoras, puede que no seamos las únicas que estemos vivas...
Suspiró.
Vi a Galatea caer ¿Porqué? Tal vez porque ella no haya muerto, y puede que otras de rango alto estén vivas también, de aquí, del grupo de asalto... o alguna guerrera de rango bajo que no estuviera ni aquí ni allí en el momento del ataque.

O... quién sabe, tal vez aún queden "ángeles" capaces de hacerle frente, es posible que en aquellas ruinas haya alguna pista, algo...

Volvió a mirarla.
Ir a morir allí es un desperdicio para la Humanidad, Catalina. Con gusto moriré defendiendo un puerto desde el que puedan zarpar supervivientes, y buscaré más humanos vivos, pero morir de ese modo... Así no ayudaremos a nadie.

Miró a Galena.
Sé que quieres luchar... pero piensa fríamente, Galena, con la cabeza... No es el momento, no así. No hemos de luchar ahora, hemos de vencer.

Es... duro pensar que podríamos estar matando yomas, pero somos más que "espadas", no nos han educado para pensar, pero pensemos, pensemos algo más eficaz para librar a este mundo de ésto... antes de que el Abisal ganador nos arrebate la oportunidad con un solo gesto.

Aún así... yo sola no podría hacer todo eso. Si decidís ir... no os dejaré solas. Dije hace un momento que no os abandonaría, que no os dejaría morir... y no lo haré...

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25/01/2010, 11:21
Galena

La primera respuesta de Galena fue entornar los ojos y apartar poco a poco la mirada de la cara de Andrea hasta que se quedó mirando algún punto indeterminado al frente con aire pensativo, la segunda se hizo esperar un poco y fue simple.

¿Ya está... ?—murmuró—¿eso es todo? huir... y luego, ¿qué? ¿esperar a que el Abisal venga a acabar con lo poco que quede después de haber descansado plácidamente? el mar no lo va a detener y lo sabes.

En circustancias normales, puede que no se hubiese dignado ni a responder, o simplemente se hubiese apartado y comenzado a andar sin más ignorando cualquier diálogo, pero esa vez no lo haría, no en un momento así.

Volvió a girar la vista a su derecha que era donde Andrea se encontraba.

Verónica no va a huir—respondió como si estuviera diciendo una verdad universal—me lo prometió.

Pese a que era obvio que las otras dos no podían saber de "dónde" había oído aquello lo dijo como si fuera algo de conocimiento común.

Ella ha luchado por los humanos y... por nosotras desde un principio—dijo. Era rarísimo que la lacónica gemela encadenase más de una frase larga seguida, pero aquella voz desapasionada y serena por una vez no daría paso al silencio—Marcharnos ahora y sacar a los humanos que quedasen del continente sería lo mismo que rendirse y entregarle a Ishley o a Riful la tierra por la que tanto hemos luchado, la tierra por la que han muerto las demás, la batalla ya empezó desde el momento en el que esos monstruos dieron el primer golpe solo que aún no ha terminado.

Las palabras de Flora, la promesa que le había hecho, volvieron a su cabeza y aquello aun parecía dolerle en lo más hondo puesto que por un momento se pudo ver cómo tensaba la mandíbula apretandolos dientes pese a tener la boca cerrada.

No habrá otra oportunidad, ésta es la única—dijo refiriéndose al hecho de que el Abisal que quedase estaría bajo mínimos—y si no la aprovechamos ahora, nos estaremos arrepintiendo el resto de nuestra vida. No quiero vivir huyendo Andrea, ni morir por evacuar algo que luego Ishley o Riful aplastará con un único dedo al haber sobrevivido al otro Abisal. No lo soportaría.

Levantó un poco el brazo que mantenía sobre los hombros de la oteadora y le cogió la cabecita como ya había hecho más de una vez, pero en esta ocasión no era para chafársela de forma burlona, la giró con suavidad para que la mirase.

Y por supuesto tampoco tengo intención de suicidarme—cogió aire un segundo, como si de nuevo algo inoportunamente doloroso le hubiera vuelto a la cabeza, pero logró mantener imperturbable su expresión—mira a tu alrededor: Todas ellas pudieron huir en medio del caos, darle la espalda a un destino "imposible" y echar a correr pero no lo hicieron, continuaron luchando para hacerle todo el daño posible a Riful y puedo saber sin haber estado aquí quién fue la que le dió el primer golpe.

En la frontera, Teresa, la número uno... la número uno dió su propia vida para hacerle todo el daño posible a Ishley y para que hoy pudiéramos estar aquí. Mi... —hizo una pausa conteniendo la voz y por un momento Andrea pudo notar que aquel brazo que tenía sobre sus hombros temblaba ligeramente por un instante. Galena cogió mucho aire antes de (poder) seguir con aquella palabra que se le había atragantado—... hermana lo dio todo no para que huyera, no hay a donde huir, lo hizo para que yo pudiera estar aquí junto a vosotras y darme la oportunidad de ponerle fin a esta pesadilla que lleva azotando el continente desde hace 500 años.

Soltó el aire que había cogido en un largo suspiro, le había costado en el alma decir aquello sin que le temblase la voz.

Los humanos no son el ganado que los yomas piensan, ellos también son capaces de levantar la cabeza, mirarles a los ojos y luchar por su tierra y por aquello en lo que creen, igual que nosotras, igual que Verónica, sé que ella tampoco ha dicho todavía su última palabra. No pienses en esto como en algo imposible, Andrea ¡porque no lo es! no estamos solas—apretó el hombro de la treinta con fuerza durante un momento como si quisiera transmitirle algo—Teresa, Flora, Nana, Irene, Cynthia, Galatea, Undine, todas las demás... todas empezaron esto y nosotras tenemos el honor y el deber de terminarlo. Esos monstruos tienen que pagar por lo que han hecho y si no es ahora, no será nunca porque como ha dicho Catalina, no habrá futuro para nadie.

Sabía que la oteadora siempre veía las cosas de otro modo, la prudencia era una forma segura de enfrentar el miedo, pero la valentía era al aúnica de superarlo.

Siempre quisiste hacer justicia, Andrea. Ahora puedes.

Había llegado el momento de dejar de verse por debajo de aquellos dos demonios, porque no hay guerrero más fuerte que quien lucha por defender aquello que quiere y los números en aquel momento no significaban nada, no eran la 28, la 30, la 26, la 24 y la 45, eran Galena, Andrea, Catalina, Lilith y Alice. Y las acompañaban las almas de las caídas en combate.

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26/01/2010, 01:33
Catalina

- En nosotras se depositó la confianza de luchar. - Asintió ante las palabras de Galena, no era momento para extrañarse por ello, la callada número veintiocho había encontrado motivos para hablar y lo hacía con el sentimiento compartido de la veintiseis.

  Catalina miró a Andrea a los ojos, sin duda alguna, sin juzgar ninguna de sus preocupaciones, comprensiva le mostró que entendía lo que pensaba, ella misma hubiese pensado así...de no ser por...sus motivos...

 - Mucho antes de que nuestras compañeras se sacrificaran otras lo hicieron para protegernos. - Explicaba con tranquilidad, incluso...sonreía...pensaba en Ophelia, no la había conocido, pero si conocía bien su legado...conocía a Lilith y su odio por Riful...- Estos son los pasos finales de un gran plan, un plan majistral que hasta hace poco se mostraba dificil de entender, un plan maestro del que todas somos responsables. 

  ...Puede parecer un suicidio, puede parecer una remota posibilidad. ¿qué posibilidades hay de que un yoma deje de serlo para convertirse humano? ¿qué posibilidades hay de que una guerrera muerta resucite? ¿qué posibilidades hay de que almenos cinco claymores sobrevivan a duras penas a un ataque de un monstruo como el Abisal del Norte? ¿qué posibilidades hay de que sobrevivamos unos minutos contra el Abisal que quede con vida? Puede que las posibilidades de éxito de esta misión sean...cero, pero mientras exista una mínima posibilidad, mientras haya esperanza, entonces...muchas nos aferraremos a ella, como los humanos se aferran a sus vidas por dificiles que sean...

 Catalina negó sonriendo con el mentón en alto, más segura de si misma que nunca, radiante, sus ojos brillaban, como lo hacía su sonrisa mientras mantenía el acero elevado a la altura de su pecho.

 - Confia en los dioses, confía en la cólera de la venganza...o cree en las pruebas empíricas. Ophelia lo quería así, por eso salvó a Lilith y nisiquiera esa bestia llamada Riful ha conseguido doblegar su espíritu. Ahora Lilith busca supervivientes junto a otras claymores, un alma llena de odio, una mente que se ha mantenido estancada en su infancia más cruda e caprichosa, pero un sentimiento más humano que yoma, el sentimiento de luchar por lo que deseamos, por lo que queremos proteger. Galena hace lo mismo, y sabe que un sacrificio en vano no es lo que se merecen todas las que dieron su vida para que ella y nosotras estemos vivas hoy, se merecen...nuestra victoria.

  Dale la explicación que quieras...pero el Abisal del Norte no erró sus ataques a la ligera, pudo ser intervención de los Dioses, pudo ser una forma de subestimarnos, Flora...flora lo sabía, por eso protegió a Galena con su propia vida. Muchas antes que nosotros vieron la verdad en todo esto...

  tu mejor que nadie sabes como se siente el yoki de una claymore moribunda...¿Crees que riful, por poderosa que sea, que cualquier otro yoma, podría localizarnos en ese estado? Niega lo evidente si quieres...pero no fue una simple y llana coincidencia. Hay mucho más en todo esto Andrea.

 Cuando hablaba sus palabras salían del corazón, no había frustración, ni miedo, nisiquiera tenía prisa por partir, sólo deseaba que lo comprendiera. Que escuchase a aquellas que llama amigas.

- Tus visiones, yo misma, os traje aquí por ese único motivo. No vine para buscar a Riful, tu lo sabías, pero Lilith y Alice aún pensaban que ibamos en nuestra última contienda. Nos ibamos, nos ibamos por un buen motivo...si estuviesemos allí cuando la lucha comenzase entonces habríamos fracasado de antemano.

  Esas dos potencias no descansarán hasta destruirse la una a la otra, y será una lucha igualada...pero tarde o temprano la balanza se inclinará hacia el bando de uno de ellos y será el ganador. En ese momento el continente...el Mundo, le pertenecerá...pero en ese mismo instante todo penderá de un hilo, y será el momento de cortarlo con nuestros claymore y dejar que se precipite en el vacio de la muerte.

 No habrá otra oportunidad. ¿Descabellado? Claro...Como tantas otras cosas, ahora es el momento de partir y luchar, proteger a los que van a hacerlo y acabar con todo.

 Asintió a Galena, ella lo había entendido, ella había sabido ver cual era sin duda la mejor opción.

 - Si no estamos allí cuando sólo quede uno de ellos volverá a ser tan fuerte o más que antes...no habrá nadie que pueda detener al superviviente, nadie lo suficiente poderoso, porque los cazará...uno a uno y toda resistencia será inútil.

 Es el momento de dar el todo por el todo. Alice, Lilith, Galena y yo partiremos a intentarlo, y aceptaremos la muerte si esta llega...porque sabemos que es lo correcto, si nos retiramos ahora para buscar otra esperanza...entonces, el que quede ya ha ganado...

 El brillo plateado de mis ojos oculta un instante mis pupilas que se clavan, fijas, en la treinta.

 - Puedes partir si es lo que deseas...puedes buscar supervivientes, ir al sur en busca de los ángeles, puedes buscar por el continente a Verónica si crees que no irá hacia el Norte, o puedes advertir a la humanidad de que ha de retirarse por su propia seguridad zarpando a nuevos horizontes...pero cuando el que quede se recupere, no habrá nada, ni nadie, capaz de impedir que tome un barco y les siga...y entonces, el poder mostrado hasta ahora será sólo una sombra de lo que esos seres son capaces de hacer.

  Decidas lo que decidas...Andrea, lo aceptaremos. Sé que harás lo correcto.

 Era su momento, unir su claymore con el de Catalina u ofrecerle un abrazo en su despedida...

 La mirada de la veintiseis tan sólo le muestra confianza...y cariño.

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26/01/2010, 09:31
Andrea

Andrea había escuchado a sus dos amigas atentamente, y había esperado a que terminasen antes de tomarse unos segundos para hablar. Lo cierto es que no tenía la cabeza muy clara después de tanto llorar, tantas visiones, y tanta sangre y destrucción. Estaba demasiado golpeada desde hacía demasiado, y lo único que la había alegrado verdaderamente la existencia, yacía a unos metros de ella.

Galena hablaba de matar a Ishley, que era la única posibilidad, y aunque terminó su discurso hablando de Justicia, era la venganza lo que la movía. Andrea sabía que no era ese el sendero que debía seguir, por mucho que ella misma lo deseara, por mucho que el abisal mereciera la muerte.

Agradecía el ánimo de la veintiocho, sin embargo... las palabras de Catalina sonaron diferente. La veintiséis parecía entender mejor a Andrea. La treinta quería dar una oportunidad a los humanos... A Andrea su propia vida no le importaba, pero su amiga la hizo entender que por desesperado que fuera, por descabellado que fuese, era lo único que podían hacer.

A Andrea le gustaba que le dieran explicaciones, y Catalina supo hacerlo... además, supo tocarle ciertas 'cuerdas'. Jonathan... Aún tenia una promesa que cumplir. Puede que no significase demasiado en esos momentos, pero también la hizo ver la realidad del modo de vencer: golpear cuando aún sangrase.

La realidad tal vez se le hubiera estado escapando, no pensaba con demasiada claridad, tenía demasiadas ansias, en el fondo, por proteger lo que le quedaba en el mundo: Galena y Catalina, y era lo que nublaba su razón, buscando otras maneras de "solucionar" el asunto, que no implicara ariesgarlas.

Andrea cerró los ojos, apoyada en su claymore, cansada, deseando estar en cualquier otra parte. Estaba harta de decisiones difíciles...
Pero aún con los ojos cerrados, acarició el medallón, cogiendo aire.

Supongo que por eso soy la treinta...
Abrió los ojos y miró a Catalina.

Porque pienso con el corazón en vez de con la cabeza.
Desclavó el claymore y lentamente lo cruzó con el de Catalina, mirándolos. Era un buen simbolismo, unir sus espadas.

Luego miró a la tumba una vez más.

Descansa en paz mi niña...

Cuando se hubo despedido por enésima vez, empezó a andar con esfuerzo.
Vamos a por ese Abisal mientras aún jadee. Soltó un gruñidito, con la mirada acerada. Si fallamos que no se diga que no lo intentamos, y si lo logramos... aún quedarán muchos monstruos por matar, muchos humanos por defender, y una Organización que reconstruir.
Y al menos los Abisales habrán desaparecido.

Al menos Éstos abisales. Mientras hayan "Claymores", el mundo corre el riesgo de ver otros nuevos en los años venideros... pero es un riesgo que hay que asumir mientras esos Yoma sigan saliendo del infierno que los engendre.

El esfuerzo de andar se había mitigado, ahora andaba con seguridad. Seguía temiendo por sus amigas, claro que sí, pero si realmente quería hacer lo que decía que quería hacer, defender a los indefensos... tendría que "aguantarse" y ver a sus amigas en peligro una vez más, verlas en una situación más que incierta.

Aunque le doliera, era no que debía hacer, y aunque acabase de reconocerlo, debía reconocer que en el fondo lo sabía desde el principio.

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26/01/2010, 19:31
Galena

Ciertamente una parte del motivo de que Galena quisiera acabar con Ishley era por cumplir la promesa que le había hechoa su hermana, por hacerle pagar a aquel demonio el haberle arrebatado lo que más quería en el mundo, sin emabrgo... el resto del moivo, el gran resto del motivo, lo había dicho con sus propias palabras.

No era justo que sus compañeras hubieran muerto para nada... no era justo que la humanidad tuviera que vivir con miedo a ser devorada por un ejército de monstruos... quería luchar por aquella tierra, por la gente a la que en su día se propuso proteger al convertirse en Claymore, por ponerle fin al miedo, al dolor, al sufrimiento, a la muerte que los Abisales repartían por el mundo.
Aunque claro, la expresividad nunca habia sido algo que se le diese bien a Galena. Catalina sonreía al menos e imprimía calidez a su voz... ella era incapaz de hacer eso aunque quisiera. Así que quizá desde fuera pareciese que tan solo la venganza la guiaba, pero no era así.

La voz de Andrea la sacó de sus pensamientos y pudo ver como la oteadora añadía su filo al de Catalina. La ventiocho que aún tenía la mano sobre el hombro de su compañera soltó un quedo suspiro que encerraba un ribete de alivio por no perderla allí.

Le dió una pequeña palmadita en la cabeza y separó la mano para coger la empuñadura de su claymore.

No hace falta tener dos dígitos para pensar con el corazón.

Como acompañando aquella afirmación, los dos mandobles que llevaba envainados a la espalda sonaron sus filos entre sí con un suave tintineo cristalino en cuanto agarró la empuñadura del suyo que además fue el único que desenvainó. Aquella hoja valía por las dos, era las dos y viceversa, al igual que sus legítimas dueñas.

Y además... no eres "la número 30"—dijo mirándola un momento a los ojos—Eres "Andrea". Tú lo has dicho muchas veces: no somos números...

Recordar siempre que no debeis ir allá donde no pueda seguiros, allá donde no pueda protegeros, recordar que pase lo que pase sois..

... somos humanas.

Levantó la espada decididamente juntando su hoja a las otras dos y cerrando así el círculo.
 

Y por los humanos lucharemos.