Partida Rol por web

Iergo mi Claymore, Será lo último que sientas. Y mis ojos...lo último que veas...No me transmitió sentimiento alguno, nisiquiera de repulsión. Sólo era un Yoma. Los Yoma han de ser aniquilidad, de modo que, no había carga moral que detuviese a Catalina para atacar.

 Sin embargo, un rostro de hielo y una mirada gélida también conllevaban una voluntad fría y determinante, toda mi fuerza de voluntad está puesta en efectuar aquel ataque, lo partiría en dos y después proseguiría con mi camino hacia la ciudad. No huía, no me escondía, en aquel momento lo tenía donde deseaba.

 Ahora...muere...

 Solo estabamos él y yo. Nada más importa. Conduzco mi espada en una parábula, dibujandola con precisión y fluidez desde el suelo hasta la altura de su hombro. Es gigantesco, tiene que serlo para poder volar. Dibujo con mi mirada la trayectoria que ha de guíar mi fiel compañera atravesando su torso hasta su cuello para despedazarlo. La teoría siempre es más fácil...que la práctica.

La espada alcanzó su objetivo haciendo un corte bastante feo en su torax, lo que pareció no ser suficiente para intimidarle, almenos de momento.

- ¡¡AHHHHH!! Maldita Bruja

Su boca salpicaba babas en todas direcciones, esta vez de rabia, mientras sus enormes brazos se inchan para realizar un nuevo ataque. Quizá la confianza de anteriores batallas no le hace desistir ante su cazadora natural, bueno, no tan natural quizás.

Esquivarlo desde tan cerca era una ardua tarea, tanto que no podía moverse con la gracilidad de la que dispondría en un espacio abierto. En cualquiera de los casos el Yoma tenía mayor desventaja allí y se había demostrado en su primer y único ataque. No había sido suficiente para acabar con él, pero aquella dura carcasa de horrendos gestos y baba, acabaría moriendo el polvo.

 No quiero recurrir a mi poder Yoma. Estoy poniendome a prueba, si descargo mi potencial otros en la ciudad podrán detectarme, esto es una prueba personal, una autoevaluación de mis capacidades y todo cuanto he aprendido. ¿Demasiado arriesgada?

 El yoki me ayuda a contener mi cuerpo de combulsionar, tengo un aguante sobrehumano, eso ha quedado más que demostrado a estas alturas del combate. He analizado su forma de luchar. Este Yoma puede tener información de los que se encuentran en la ciudad. Preguntar...nunca sirve de nada. Esta debilucha tiene unas últimas palabras que decir.

 Antes de que el Claymore pudiese volver a apuntar al suelo descendió en un corte vertical bastante predecible hacia su cabeza, la voluntad era la misma pero había menguado con el tiempo transcurrido, sus movimientos eran rápidos, la determinación era la misma. Destruirlo.

 Podía ser más poderosa...¿Por qué me contengo tanto?

La espada cae firme desde el cielo, desplazando el aire, con contundente fuerza buscando dividir la cabeza del Yoma, y quizás...su cuerpo en dos.

- ¿Estás preparado para dar el máximo? Yo..si.

Aquel loco yoma estaba poniendo a prueva su suerte, y por desgracia para Catalina, sus uncesantes garras alcanzan su objetivo una y otra vez, el zarpazo de tu vientre tiene mal aspecto, el blanco de tu uniforme empieza a teñirse de rojo y solo el poder yoma alivia en parte el dolor, si esto continua asi la situación puede volverse aun mas dificil.

-Tu .... eres debil.

Dice el yoma con una sonrisa macabra en su rostro mientras muestra la sangre y las tiras de carne arrancadas debajo de sus uñas, mientras no muestra puedad ante la bella Catalina.

De momento el poder de regeneración había detenido la hemorragia.

A su vez, el yoma intenta esquivar de nuevo el claymore de Catalina, que se acerca a su cabeza de forma peligrosa.

El Claymore descendió rápido, demasiado rápido para el Yoma. Incliné ligeramente la muñeca, la precisión y la contundencian estaban perfectamente estudiadas, la trayectoría podía haber sido mejor, y sus capacidades para evadirse podían haber dado fruto por ese error. No me sentía feliz por aquello. Sólo había demostrado que aún no tengo el nivel suficiente para enfrentarme a cualquier tipo de Yoma.

 ...Tu existencia acaba aquí...

El metal hacía impacto contra la piel, el hueso y los músculos del Yoma. Lo sesgaría en dos. La espada, de gran tamaño, permaneció inmovil a ras del suelo, sólo un segundo. Mi respiración nisiquiera estaba agitada. Mi pie izquierdo se deslizó suavemente hasta encontrase con el derecho, di una estocada al aire con el Claymore y la sangre que discurría por su superficie brillante golpeó con violencia las hierbas al pie de los árboles, manchandolas de un rojo enfermo. Llevé el arma hasta mi espalda, su hoja volvía a estar oculta tras mi capa.

 Uno. ¿Cuántos más...?

Su voz sonaba jovial en su cabeza, pero su expresión era seria, casi de enfado. Había perdido mucho tiempo, y sentía un ligero malestar en el hombro. Para colmo sus ropas estaban rasgadas. Distaba mucho de ser como Galatea. Mis sentidos estaban nuevamente al servicio de la organización, si es que en algún momento habían dejado de estarlo. ¿Era malvado jugar con los Yoma?

 Estaría atenta al flujo de Yoki en la ciudad, mientras caminaba hacia ella. Gohan...seguiría con el plan inicial. Espero no haber llamado demasiado la atención.

A lo lejos puedes ver uno de los accesos a la ciudad, esta amurallada y en efecto es grande, una de las ciudades mas grandes de al región. Geograficamente está muy bien situada, un rio pasa muy cerca lo que hace propicio un sistema bastante rustico de cloacas y alcantarillado, un lujo en en estos tiempos.

Cada acceso a la ciudad esta controlado por cuatro guardias, cuando te acercas al arco del acceso del norte, te paran, o mas bien, se quedan mirando con rostro congelado por la incertidumbre, pero eso es lo de menos. No solo has pillado completamente por sorpresa a aquellos humanos que nunca habian visto una buja de ojos plateados en su vida, sino que tambien has pillado totalmente por sorpresa a otro yoma, este intenta reprimir su yoki todo lo posible al verte, pero es demasiado tarde, que esten tan confiados como para hacerse pasar por guardias de la ciudad quiere decir que algo les ha fallado, de alguna forma no se esperaban bajo ningun concepto que apareciese una claymore.

Tienes la total certeza de que uno de los cuatro hombres que permaneces con sus expresiones congeladas mirandote es un yoma, pero no podrías decir cual, no mientras se encuentre tan cerca de los otros tres humanos que sostienen sus lanzas temblorosas. Finalmente uno de ellos habla, para no decir mucho.

-Claymore....

Posiblemente si continuas la marcha ninguno te detenga, o quizá el yoma aproveche para atacarte por la espalda, un movimiento quiza demasiado arriesgado para él, dado que se encuentra a vista de todos, y entre guardias humanos, no es probable que ataque, pero.. ¿desaprovecharía un yoma la oportunidad de atacar una claymore por la espalda?

  Avancé hasta el guardia que había abierto la boca, muy lentamente, mis pasos eran calmados, las grevas emitian un sonido metálico inconfundible ahora que el suelo por el que pasaba estaba construído como una calzada. La ciudad estaba amurallada, eso aprisionaba a los Yoma, pero también hacía de los humanos una presa fácil. Gohan vivía gracias al comercio. Fácil para ellos, complicado para mi.

  Uno de aquellos guardias era un Yoma, y vivian tan cómodos que nisiquiera necesitaban ocultarse. Si habían pasado otras Claymore por allí hacia tiempo que lo habían hecho, y las formas habían sido generalmente frías. Quise percibir que todos habían contenido la respiración almenos un instante, sin duda habían reconocido el brillo inconfundible de mis ojos. Con ellos amenazo ahora mismo al imprudente que ha osado mencionar el nombre que nos dan. También nos conocen como bujas. Las brujas de los ojos plateados.

 Estoy alerta, sólo voy acercandome hacia él, como un transehunte más, para preguntar. Estoy alerta, intentando preveer cualquier movimiento en mi contra, cualquier movimiento que delate al Yoma. Mis sentidos se prestan a ellos, aún quedan unos cuantos metros para alcanzar al guardia, tiene una oportunidad de intentar atacarme por sorpresa. Sino...está condenado.

Un molesto ruido se acerca por detras tuya, una carreta tirada por dos mulas, el comerciante la detiene, y no dice absolutamente nada, posiblemente si no vinieran mas carretas detras daría la vuelta y entraría por otro acceso.

Los guardias, se hacen definitivamente a un lado, podría decirse que estan dejando paso a la carreta, pero no, no es asi, evitarían en lo posible interponerse en el camino de Catalina.

Es muy probable que el yoma se haya dado cuenta de la oportunidad de salvarse de la situación, imitando el comportamiento de los demas y haciendose a un lado junto a ellos, lo cual deja en una situación dificil a Catalina.

Hay una cola de tres carretas tras de ti, todas paradas, pero nadie dice nada, nadie protesta. Solo parecen desear que entres de una vez sin que ocurra nada extraño, incluido el yoma, el cual intenta esconder su yoki mas y mas para salvar el pellejo, no es que fuera demasiado bueno en esta tarea, pero almenos mientras este cerca de los otros humanos cree que no podrá ser desenmascarado o que estará protegido.

Tu camino está libre, posiblemente la ciudad sea lo que menos te llama la atención en este momento, pero lo cierto es que Gohan es una urbe digna de admiración, "moderna" en muchos aspectos y bastante rica gracias al comercio. Es sabido que las autoridades militares enviaron un pedido a la organización para que limpien sus calles de yomas, por lo que los militares sabían que tarde o temprano alguna vendría, quizá hay alguna razón mas aparte del miedo por el que nadie te hace preguntas ni te cierra el paso.

Las calles y los lugares estan señalizados, no tendrías problemas en encontrar cualquier lugar que busques en caso de pasar por alto la presencia del yoma a la entrada.

Prosigo con mi camino como si no hubiese detectado ningún Yoma. Existe alguna posibilidad de que creea que no me he percatado de nada...

Catalina no confiaba en la suerte, sólo en las posibilidades, unas eran más altas y otras más bajas, esto no la cegaba en momentos de tensión, dentro de las posibilidades aunque ínfimas siempre encuentras almenos una posibilidad entre un millón de salir adelante, y esta Claymore se aferraba a aquellas posibilidades como una cucaracha se aferra a la vida. Los humanos hacen lo mismo. Sus mentes son muy simples. Aún rodeados de depredadores muy superiores a ellos se rebelan contra el orden natural de las cosas. ...Es por eso que existimos nosotros...

 Mis pasos fueron tranquilos, como los de cualquier visitante nuevo en la ciudad, sin embargo no estaba interesada en la arquitectura, ni las posibilidades comerciales que pudiese ofrecerme. Los carteles eran precisos y me sirvieron para encontrar de forma fácil una posada, un lugar donde descansar y alimentarme, el dolor aún recorría mi cuerpo y aunque estaba preparada para combatir de nuevo, prefería hacerlo sin dejar nada al azar. Descansaría un rato, comería algo y saldría de la ciudad de nuevo. Todo formaba parte de un plan que se había gestado hace minutos en la mente de Catalina. Pensaba rápido, ahora sólo faltaba comprobar si estaría equivocada.

 Si el guardia no ha advertido aún, puedo facilitar el trabajo, estoy tan alerta como antes, quizás más, con plena conciencia de que están allí, si alguno comete el error de ir con su yoki expuesto entre los humanos me encargaré de él....personalmente...

Ninguno se movió, todos observaron a Catalina desde una distancia prudente. Aquel no era una actitud muy propia de las claymore, almenos de las que habían ido anteriormente, todas habían atacado al menos rastro de yoma, por lo que la intención de Catalina probablemente se cumpliera, el yoma creería no haber sido detectado.

La posada era un lugar acojedor, muy cuidado, al fin y al cabo era un edificio importante para Gohan, normalmente hay bastante transito por alli pero con la aparicion de los yoma no hay apenas clientela, y menos aun ahora que había llegado una claymore.

Nada mas entrar está el posadero tras una pequeña barra, con una sonrisa en su rostro que desaparecio mas rapudo que los intestinos de un humano en una ciudad infestada. Retrocedió unos pasos, su cara era toda una poesía, se trataba de un hombre mas bien mayor, con muchos veranos a sus espaldas, obviamente no quería que una claymore se hospedara ahi, pero ¿Quien iba a decirla algo? desde luego él no.

- Me gustaría disponer de una habitación.

Sus ojos se clavaron sobre el viejo como si observara un insecto. No lo era, pero al igual que las cucarachas, los humanos luchaban por mantenerse vivos hasta el punto de ver enemigos donde no los había. Eramos temidas aún cuando los protegiamos indirectamente de ser presa de los Yoma. Yo no me asusté.

- La estancia será breve. No permaneceré en la ciudad más que unas cuantas horas.

 Estática, sin expresión en el rostro no traté de caerle en gracia a aquel anciano. Le mostré la bolsa de dinero que portaba atada bajo parte de mi armadura y sin parpadear esperé que pudiese indicarme donde estaba mi habitación. Si me rechazaba no tendría otra opción que...

El anciano tartamudeó al dar su respuesta.

-Ehmm... si.. esto... si...

Señaló al piso de arriba, y puso unas llaves encima de la mesa.

-La... la primera a la derecha.

En realidad todas las habitaciones de arriba estaban desocupadas, y no se iban a ocupar mientras ella estuviera allí, eso estaba bien, proporcionaría cierta paz momentanea a la joven Claymore.

El anciano no dijo mas, esperando que Catalina aprobara lo entregado. Su mayor temor no es la propia claymore, sino que los yoma pudieran venir a la posada a matarla, no sería la primera vez.

Las emociones del posadero no pasan inadvertidas ante mis ojos, pero si opto por ignorarlas, al menos esa es la impresión que podía tener cualquier humano o Yoma de mi. Me acerqué hasta la mesa sin apartar la mirada de su rostro y tomé las llaves con mi diestra. Con movimientos calculados, sin dejar absolutanemtne al azar. Podía transmitir la crudeza de mis pasos y la falta de emociones.

 Tan solo un par de pasos para continuar adelante, miro las escaleras y avanzo con decisión ante ellas no sin antes agradecerle al posadero su trabajo. ...No alteraré el curso de su negocio por mucho tiempo...Me dije, como si buscase justificarme, aún a sabiendas de que no tenía que dar ninguna explicación. Tendría su pago en unas horas.

- Gracias.

 Me detengo ante los escalones.

- Disculpe.

Me giro sobre mi cuerpo y vuelvo a dirigir mi vista al posadero. El anciano está intranquilo. Yo, en cambio, conservo la calma. Los Yoma no desaprovecharán la oportunidad de acabar con una Claymore que no ha logrado detectarlos, aún cuando su Yoki no estaba oculto. Si eran listos vendrían a preguntarle al posadero, y el viejo sabía que yo me iría en unas horas. Aunque nunca se puede confiar en la inteligencia de un Yoma...

- ¿Sabe donde puedo encontrar algo de pan?

Mi voz no era precisamente dulce, pero si femenina. No escondía maldad pero tampoco preocupación. Simplemente escapaba al trato, Catalina era una herramienta, nada más.

Aquello sento como una jarra de agua fría al posadero, no se le había ocurrido que hasta las brujas de ojos plateados comen, terndría que llevarle la comida como a cualquier huesped.

-Ehmmm... si, le subire la comida en cuanto esté lista. No tardará se lo aseguro.

Dice intentan hacer que la claymore crea en sus palabras, ¿Y porque no iba a hacerlo? este tipo de preguntas no se las formula, no se para a pensar cuando está tan absorto en el temor, no deja de ser una actitud típica.

La habitación resulta ser muy acojedora, con como didaes poco comunes en aquellos tiempo, desde la ventana puedes ver toda la calle, un sin fin de gente de un lado a otro, ocupados en sus vanales vidas, incluso a sabiendas de que hay yomas en la ciudad, parecen hacer una vida normal... mientras puedan.

- No se moleste. Me servirá con un poco de pan.

  Mis palabras pudieron ser duras, pero eso era todo cuanto necesitaba. Una copiosa comida, con muchos alimentos que nisiquiera podría probar era un gasto innecesario para la posada, para la organización y un tiempo preciado para el cocinero o el propio posadero. Eso, además, agilizaría sus movimientos, conseguir pan es sencillo y no necesitaba mucho más. Si todo iba según lo planeado subiría pronto y no tendría que volver a interrumpirme.

 Las vistas a la ciudad pasaron desapercividas a mis ojos, que buscaban la presencia Yoma como los de un ave rapaz, atenta a cualquier movimiento extraño, a un yoki inestable o simplemente algo que me advirtiera. Una vez centrada mi atención en la habitación desprecié los lujos con naturalidad. La cama me sería incomoda y cualquier otro uso o herramienta dentro de la instancia eran vanales para mi. Desenfundé mi Claymore con el caracteristico sonido del filo cortante y lo coloqué de forma sutil apoyado en la pared, cerca de la ventana que daba a la calle en la que se encontraba la posada. Mi espalda se acomodó junto a la misma, las piernas permanecieron ligeramente flexionadas, cerré los ojos y me concentré.

 En primer lugar trato de detectar una presencia lejana, cualquier indicio del yoki de un Yoma, y de ese modo reduciendo mi campo de búsqueda, afinando mis sentidos hasta centrarlos plenamente en el edificio. Si están aquí, es probable que vengan a buscarme. Trato de descansar, pero eso no me impedirá estar alerta. Mi espada está a unos centímetros, la usaré si es necesario. Calmo mi cuerpo, despejo mi mente.

La sensación es extraña, es facil determinar que hay yomas en al cudad pero en ningun momento esta sensación se concentra a tu alrededor mas en un punto que en otro, como si todas las personas que te rodean en aquella basta ciudad fueran yomas en una pequeña medida, en otras palabras, a pesar de no ser muchos estaban distribuidos a lo largo y ancho de la ciudad, esto puede tener cierta esplicación: una pequeña parcela para alimentarse cada uno.

El crepusculo se torna rojo fuego, y pronto cae la noche, la concentración de Catalina se ve interrumpida por un suve golpeteo en la puerta. Era el posadero, la puerta no está cerrada y se asoma, con una frondosa bandeja en la mano. Puede distinguirse un cacito de arroz, un pedazo de carne, calabaza cocida y por supuesto un buen chusco de pan.

-Estooo.... disculpe, su comida, debe estar ambrienta despues del viaje.

Se esfuerza mucho por ser amable, quizá se sienta culpable por ver con tan malos ojos a quien ha venido a salvarles. La deja en la mesa que esta inmediatamente a la derecha de la entrada.

-¿Cree que podra encontrarlos? dicen que se disfrazan de humanos, que cualquiera podría ser uno de ellos, ai de nosotros....

Deja caer un largo suspiro con las ultimas palabras.

-En las ultimas semanas se han comido a muchos forasteron que vinieron a Gohan en busca de negocios, estas habitaciones se han manchado de sangre demasiadas veces, por mas soldados que guardan esta posada desde el exterior, no consiguen atraparlos, ni siquiera verlos.... ai de nosotros...

De nuevo el suspiro....

Su presencia había sido tan persistente en la ciudad que habían contaminado todo a su alrededor, lo suficiente como para que pareciese que Catalina estaba rodeada de ellos. El hecho de que el posadero irrumpiese en su habitación no puso en alerta a la Claymore, todo lo contrario permaneció con los ojos cerrados esperando a que colocase la comida sobre la mesa. A pesar de que se lo había especificado, había hecho lo que había considerado oportuno. Los humanos no sabían acatar ordenes sencillas.

 Me brinda información, su edad no sólo lo ha vuelto temeroso de nosotras, también le ha confundido hasta el punto de hacerle pensar que requerimos de su caridad y comprensión. Es un punto que agradezco. Pocas veces me han tratado como una igual. Sin embargo su repentina muestra de amabilidad me resultaba incluso sospechosa, me concentré en él. Mis ojos lo observaron con expresión seria mientras me ponía en pie.

 Con mi silencio y conformidad le permito que continue hablando, toda la información puede tratarse de pistas, concluyentes o no, de la forma de actuar que toman los Yoma. Primera premisa. Atacan a forasteros. Se esconden como habitantes de la ciudad.

Menciona que los guardias cuidan de la posada, dado el suceso de la entrada en la ciudad...Segunda premisa. La guardia tiene acceso casi ilimitado a cualquier zona de la ciudad y el respeto de los humanos, su movilidad es alta. Toman el lugar de guardias.

Para llegar a esta situación en verdad tienen que tener algún tipo de razón. Son numerosos Yoma, es posible que traten entre sí. Si están coordinados todo será ligeramente más complicado. Si no decía nada más, sólo obtendría un agradecimiento sincero con voz queda.

Ante la falta de respuestas de la claymore, el posadero se retira resignado...

-Ehmm... que disfrute de la comida y pase una buena noche.

Realmente estaba cumpliendo estoicamente su función de posadero, lejos de ser o parecer un yoma, el anciano se tomaba su trabajo muy a pecho y Catalina no dejaba de ser un cliente.

La noche trae consigo un silencio poco comun en aquella ciudad, hay una especie de toque de queda, no oficial, pero la gente tiene miedo y la guardia se dobla en las calles por las noches, todo esto no pasaría desapercivido por Catalina, puede observarlo por la ventana. Todo parece indicar que puede descansar en paz, ademas, por alguna razón la presencia del yoma se va haciendo mas y mas inperceptible, es sabido que estas criaturas duermen, aunque probablemente menos que los humanos, o ¿Podría ser por otra razón?....

  Como un poco, agradeciendoselo al posadero, era su momento para irse. Todo estaba demasiado tranquilo, demasiado en calma. La ciudad descansaba contra su voluntad, con temor, casi se podía sentir la tensión en el ambiente. Descansar sería complicado con esa sensación tan agoviante, que oprimía el pecho. Por algún motivo no me encontraba cómoda, añoraba el aire libre, descansar sobre el Claymore.

 Comí hasta estar saciada, no me llevó mucho, tampoco me dio lástima las sobras. Había especificado que tan solo quería algo de pan, sin embargo habían gastado todos estos alimentos para nada. Se pudrirían, como todo en este mundo. Todo...era efímero...incluso nosotras. ¿Cuánto vivirá una Claymore si logra sobrevivir? Siempre había cuidado mi cuerpo de sufrir daños, yo, a diferencia de muchas otras no arriesgaba tanto, por eso me denominaban del tipo defensivo. ¿Había incurrido en un error?

 Cerré los ojos, el silencio me permitiría dormir, pero antes de caer en los brazos de morfeo, estaría alerta. No es fácil sorprender a una bruja de ojos plateados.