Partida Rol por web

El libro del vagabundo

En el principio de los tiempos el errante recorrio el mundo y sus pasos fueron los primeros caminos

Recorrio con deleite las grandes llanuras abiertas y los mares interminables que aun nadie habia tocado y admiro la obra de Á

Recorrio las grandes montañas de Kraag y Knhoss que se alzaban impidiendo el paso, pero encontro senderos ocultos y peligrosos para cruzarlas

Recorrio la llanura de almas de Yradarkos que amenazaba con matar a cualquier caminante

Recorrio los grandes bosques de Shenkis y Eria con deleite a la sombra de sus arboles

Recorrio el extraño vacio en el mar creado por Arezos, molesto porque impedia el paso a las criaturas del mar y no podia ser alcanzado por las criaturas de la tierra

Y por ultimo llego a los manglares creados por Pyaray, y se detuvo un momento a contemplarlos, pues aunque peligrosos y confusos estaban recorridos cor caminos

El errante se interno en los manglares y llego a la parte mas profunda de estos. Durante siete veces siete inviernos recorrio el corazon del manglar y sus pasos crearon multiples sendas, trenzaron camino con misterio, sombra con agua y verdad con mentira, y asi en honor a Él estas fueron sendas peligrosas, llenas de misterio y falsedad que conducian al peligro mas a menudo que a la seguridad.

Y pasado este tiempo Jeldhor el que siempre viaja se detuvo y contemplo su obra y durante siente veces siete inviernos moro en el corazon del manglar al que llamo Gardhor, el hogar del vagabundo y dedico su obra a Él y le ofrecio el que fue su hogar para ocultar nuevos misterios y secretos

Tras esto, el errante partio de nuevo

Ghiskhaft aun estaba contemplando con asombro los Picos del Principio, cuando Yradarkos hizo de la base de la creación de Knhoss un desierto...

Sabía de sobra que debía proteger sus montañas, no permitiría que el Señor de la Destrucción las corrompa...

Durante cien días y cien noches permaneció inmóvil en el umbral entre la montaña y el desierto, guardando el calor del día en una mano, y el frío de la noche en la otra...

Al llegar el momento, se arrodilló ante la montaña, y juntó las manos para rogarle a Á una respuesta...

Una brisa de aire se llevó el calor y el frío de sus manos hacia el Pico del Principio, y al chocar con la roca escupió rayos...

De la montaña surgió polvo, el polvo se hizo niebla, y la niebla se hizo cúmulos de nubes, que se mantuvieron como cárcel de la tormenta que se desató, ni un grano de arena ascenderá sobre tus límites, le dijo, y la tormenta rugió con fuerza...

Los rayos caían como el agua en las cascadas, constantes y con fuerza, a través de las oscuras nubes hilos de color azul se abalanzaban contra el suelo...

Así surgieron las Cataratas de luz, límite entre arena y roca, custodio de los picos del principio...

No, no hace falta que me des poder aún XD

La primera señal de que Yoonel habia llegado fue una niebla azul que aparecio en el centro del gran desierto. Cuando se aclaro, el Gran Dragon de Hueso reposaba sobre las silenciosas arenas del desierto, que por su presencia se volvieron del color del marfil pulido, y sobre las cuales estaban destinados a vagar incansables sus futuros sirvientes, atrapados entre la vida y la muerte en su servicio eterno.

En este paramo inacabable de blanco y desesperación ningun mortal podria el pie, pues los exigiria para el servicio de su señor, y por sus cielos no volaria ningun ser, ya que el ser azul de Yoonel llena los cielos, y convierte a todos en sus esclavos.

Cuando Yoonel miro a su alrrededor vio esto, y sintio satisfacción, pero a lo lejos podia oir el sonido de truenos chocando en las dunas de arena y creando un infierno de cristal alli donde el desierto tocara las montañas, y no le gusto. Asi que se concentro, y de sus arenas surgieron puas de hueso que se alzaron como torres hacia los cielos, y en ellos golpearon los rayos dejando tranquila la tierra.

El Gran Á planeó sobre las creaciones de sus hijos, maravillado con cada detalle.

Saludó a Skraag, escenario de grandes gestas futuras; caminó por el Sendero de los Misterios de Jeldhor, charlando con cosas que no estaban allí. Acarició las hojas de los grandes Bosques, dejando en ellas marcas que luego serían reconocidas por aquella Raza que los árboles esperaban...

Y llegó a la Llanura de las Almas, donde yacía Yoonel el No Nacido, y entendió que la Muerte es un fin tan necesario como un Comienzo. Que este lugar, blanqueado como los huesos de los muertos, no debería nunca ser hollado por un ser vivo, porque la Muerte debe ser algo que siempre esté en el futuro, y no en el presente de cada Ser.

Ningún ser vivo tocará tus huesos, Yoonel, dijo, y así fue.

Fin del Turno Uno

Comienzo del Turno Dos

Turno 2

Después del chapoteo aún caían partículas de agua sobre el manglar, el calor por el desprendimiento de energía formó nubes con la extrema humedad que Pyaray hubo movilizado, y fué así, como los manglares, se convirtieron en un lugar caluroso, con lluvias tropicales eternas e interminables capaces de ahogar a un pez.

Pero esto no le interesaba ya a Pyaray, la burbuja que él era habia hecho florecer un millar de ojos que se paseaban por los laberínticos caminos que Jeldhor habia creado, maravillado por la belleza del lugar.... quiso hacer lo mismo... ya habia olvidado su anterior intento de sumergir la tierra y ahora quería probar algo nuevo, algun juevo nuevo con el que entretenerse.

Sus tentáculos pasearon por el manglar y por los gigantescos bosques de Shenkis, y arrancó árboles para retorcerlos y moldearlos a su gusto, sus tentáculos se pasearon por la tierra yerma, abriendo surcos, y torpemente trató de colocarlos en el mundo, de multiplicarlos, de sobrecargarlos, y tal como haría una creatura descerebrada, se pasó, demasiada carga.

En su nueva obra no habían caminos, no dejaba rincones en los que vivir, la naturaleza se habia liberado y Pyaray habia sido incapaz de moldearla a su gusto, se le habia descontrolado, había dejado su muestra en un caldo de cultivo ideal y ahora se encontraba con una tierra inservible.... No habia manera ya de remendarlo, así que... la tentacular creatura observó el mundo a su alrededor, tratando de encontrar una nueva distracción

Turno 2: 500 años desde la creacion. El libro de Él, episodio II

Turno 2: 500 años desde la creacion. El libro de Él, episodio II

El mundo tomaba forma. Todos sus hermanos dejaban su huella y Él los observaba desde los cielos. Jeldhor se había dedicado a caminar el mundo. Alzando grandes formas en nombre de su maestro. Algo que le complacia enormemente.

Pero siempre quedaba algo oculto, algo que nadie lograba ver. Este maravilloso mundo merecia seres que lo habitaran y lo apreciaran tanto como lo hacian todos ellos, incluido el ultimo en llegar, a pesar de su particular vision del todo.

Asi fue como Él hablo desde los cielos para que su voz llegara a su discipulo errante y su voz recorrio todo el mundo arrastrada por el viento, rebotando en las rocas e invadiendo las ondas marinas.

- Jeldhor, he cerrado los ojos y he soñado. Y en mi sueño he visto tu vision y la he mandado a nuestro mundo - entonces callo y durante los siguientes quinientos años se dedico a dormitar cansado por tan titanica tarea.

 Korag Habia pasado los primeros siglos de la creación, encerrado en las montañas de la isla del norte. Solo, hablando de vez en cuando con su dios, forjando y tallando las rocas, metales y piedras preciosas que se encontraban en lo profundo de las cuevas. Ningun dios mas que su padre supo de su propósito, hasta que 500 años después, salió por fin de las entrañas del mundo, y visitó a cada uno de los dioses.

Llevaba regalos, que eran lo que había forjado en la soledad, como símbolo de paz entre los dioses, usando el centro del mundo como fragua, su boca como fuelle, y sus manos como martillo, cincel, y yunque... Cada regalo había sido forjado con los mas preciosos metales que había encontrado, y estaban hechos especialmente para cada dios:

Para Alinor, el castigador, le regaló una enorme espada de fuego y obsidiana, que brillaba con el calor que solo se halla en las profundidades, para impartir la justicia del gran Á. Toma, por que el gran Á te ha elegido como su verdugo, y esta es la corona de la justicia que tu riges...

Para Arezos, el dios del caos y del tiempo, un reloj, donde un intrincadísimo mecanismo de engranajes, hacían girar un sol, una luna, y miles de estrellas alrededor de la tierra. Toma, por que eres rey del tiempo, y esta será la corona de tu reinado sobre todo lo que gira, y marca el paso de las eras...

A Él, una máscara de mármol, que cambiaba de color y de forma según la voluntad del dios, para esconder el rostro de infinitas estrellas del dios. Toma, por que eres el rey de las mentiras y los secretos, y esta máscara será la corona de tu reino, que es todo lo que está oculto, y que no es lo que parece ser...

A Pyaray, un enorme pez de oro y de plata, que se movía con las corrientes del mar y del océano, aparentando tener vida propia, pero siendo solo una cosa vacía, Toma, por que eres el rey de las profundidades, y esta será la corona del reino de los abismos oscuros e inalcanzables...

A Shenkis, una flor de piedras preciosas, que tenia cristal como rocío, que brillaba con todos los colores, y a la vez, ninguno. Toma, por que tu eres Reina de todo lo que está vivo, y esta será la corona de lo que coman, nazcan, mueran, y planten sus semillas en el mundo...

A Yiradarkos, un collar de calaveras de yeso, horribles para todo el que las mire, pero si se las observa en detalle, se verá que dentro de ellas, están las piedras mas hermosas de todas, sacadas desde lo más profundo del mundo. Toma, por que eres rey de lo que vive dentro de los mortales, y esta sera la corona de tu reino de almas que abandonen sus cuerpos muertos, para hallar su futuro en tus dominios...

A Knhoss, le dio el regalo más hermoso: Un collar, que llevaba una amalgama de todas las piedras que Korag conocia, tan brillante y ten hermosa, que cuando el dios la sacó de las telas que la envolvian, en el norte brilló por pimera vez la aurora boreal. Toma, por que eres Reina de lo que se sabe y descubre, y esta será la corona de tu reino, que brillará con la luz del conocimiento y el entendimiento...

Luego, Korag caminó ente su padre, Kraag, lo miró a los ojos, y le mostró sus manos vacías, Padre, a ti te doy mis manos, que, capaces de forjar y tallar, serán las que construyan tus dominios...

Finalmente, miró al Gran Á, que a todo había engendrado y dijo. He forjado las 8 coronas, oh! gran dios, pero a ti te doy la más grande: La novena.

Así que: Toma, a ti te doy la paz, para que tus hijos gobiernen el mundo sin conflictos, y que cumplan tu sagrada voluntad por toda la eternidad, la creación sera la corona de tu reino, el reino de todo lo que fue, existe, y será...

Y así, las 9 coronas fueron entregadas humildemente por Korag, a todos los dioses, que eran libres de aceptarlas o rechazarlas...

El Gran Á aceptó el regalo de las manos de Korag, manos ásperas y duras como la piedra misma, y admiró los demás presentes a sus Hijos.

Y entonces descendió de su cielo para tocar la frente de Korag con un dedo largo y brillante, una estela de luz, un rayo de calor. Korag se sintió con fuerza renovada, con especiales bendiciones del Gran Dios sobre él.

- Gracias, Maestro Constructor. Así te conocerán, así serás visto; como el Artesano predilecto de Á y el orgullo de tu padre, Kraag.

Luego miró la montaña de donde las Coronas habían surgido, el lugar de trabajo del Dios, y la bendijo particularmente. Todo lo que de allí surga será eterno, sin mancha, sin duda Divino como tu propio trabajo.

Ailnor bajo la cabeza en señal de aprobación a la ofrenda que le daba Korag- Tu regalo es bien recibido a los ojos de Ailnor, vuestro siervo y no solo el de Á, cuando necesites mis servicios, házmelo saber, y pondré en uso esta espada que me has entregado, para acabar con las injusticias que te ronden - Dice Ailnor con un tono grave como surgido de las profundidades que os sorprende a todos, puesto que este aun no se había pronunciado ante vosotros.

El libro del vagabundo

En esos tiempos Pyaray inundo las tierras y hubo grandes cambios, y el errante volvio a Gardhor y vio como habia cambiado, como muchos caminos se habian cerrado y otros abiertos, y como las sendas se habian hecho aun mas peligrosas

-en verdad solo los grandes de espiritu pordran llegar a Gardhor- dijo entonces

Pues su hogar, construido mas sobre sombras e ilusiones que sobre la tierra y el agua seguia intacto en el centro de la nueva selva, mostrando aun el aspecto del manglar primigenio

Recorrio esas nuevas selvas llenas de vida y vio como la obra de Á se desarrollaba sin cesar. Se maravillo especialmente por los pajaros capaces de volar, su camino era el cielo entero y podian llegar donde nadie mas.

Asi asumio la forma de uno de ellos y vivio con los pajaros, aprendio a volar y a cambio les enseño a viajar mas lejos de lo que nunca lo habian hecho dandoles el mundo.

Con ellos volo sobre las llanuras y bosques, sobre los mares y las montañas. Aunque ningun pajaro fue capaz de llegar a lo alto de Skraag o de sobrevolar las llanuras de almas, esto no preocupo a Jheldor -ese es un camino para otros-

Finalmente el errante llevo a las aves al lugar mas remoto del mundo, el vacio de Azeros en el mar, donde no se podia llegar ni por tierra ni por mar. Las aves se alimentaron del pescado que caia al ser atrapado de la gran corriente ascendente y decidieron ir alli todos los años.

Finalmente el camino de Jeldhor se separo del de las aves y volvio a recorrer el mundo en solitario, aunque estas le recuerdan como su maestro y amigo.