Partida Rol por web

El vostroyano asintió, suscribiendo las palabras de la mujer.

-Yo también esperaba que Tercio le dijera a usted lo que averiguó. Nos lo ha contado abajo, pero siempre es mejor conocer la información de primera mano. El resumen es que hay división entre las gentes del lugar, a favor y en contra de la capilla. 

La Hermana Scythia se había sentado en una de las sillas y contempló la situación con rostro sereno e imperturbable. Suponía que el Vidente tenía ya un plan en mente, y dudaba que lo que fuera a decirle Tercio le hiciera cambiar de parecer, pero merecía la pena esperar.

La sororita miró directamente a su joven compañero, instándole con la mirada y su mudo semblante a que hablara... tal y como le habían dicho con palabras Renata y Ostrogov.

- Eh... errmm... Si, claro... - lo cierto es que yo estaba esperando que Vladymir informase al Vidente.- Verá, Vidente, al parecer hay quién afirma que este lugar está maldito, mayormente gente perteneciente a las tribus Ashleen del Yermo. Hay además un personaje, conocido como Seth La Voz, que parece ser una especie de líder revolucionario. Algunos piensan que podría estar reuniendo un ejército para atacar el asentamiento, aunque lo curioso es que ese tipo solía vivir por aquí y mantenía una buena relación con el abad. La decisión de construir la catedral acabó con esa relación. En general, la división de opiniones está entre los que ya viven en este asentamiento, que opinan que alguien puede estar saboteando la construcción de la catedral, y entre los Ashleen que se fían de lo que dicen sus ancianos acerca de la maldición de este lugar.

Aristarchus parecía cansado, y eso que se había ido a dormir antes incluso que nosotros. Quizás hubiera tenido algún percance durante la noche, así que decidí preguntar.

- ¿Os encontráis bien, Vidente? Parece que no habéis doormido demasiado bien esta noche...

- "Sí, según mis fuentes Seth la Voz es un importante líder del culto de la Redención Roja en Iocanthos. Se trata de un grupo extremista de fanáticos religiosos que en ocasiones llegan a ser problemáticos.

La Eclesiarquía tiende a manipularlos y azuzarlos en contra de sus enemigos, pues si permanecen demasiado tiempo en un mismo lugar acaban acusando a cualquiera de tener poca fe, incluso a los clérigos oficiales del Ministorum.

Que se concentren tantos en este planeta salvaje azotado por las guerras entre bandas rivales es en realidad una bendición para el resto del Sector. Aquí cumplen su misión igual que cualquier otra banda de guerra, buscando las flores de polen de fuego fantasma y vendiéndolas a las autoridades Imperiales a cambio de recursos básicos y munición.

Sea como sea, si alguien se opone a la consagración de la Catedral, entonces es un hereje, tanto a ojos del Adeptus Ministorum como del Ordo Hereticus, y como tal deberá ser purgado." -

El Vidente sonríe débilmente ante la preocupación de Tercio:

- "No logro conciliar bien el sueño, pero eso no tiene importancia, he pasado por cosas mucho peores al servicio del Emperador que unas pocas noches de insomnio." -

Aristarchus se pone en pie y recoge sus cosas:

- "Bien, acompáñenme a la audiencia con el Abad. Debo señalar que son libres de formular las preguntas que consideren pertienentes, pero deben de mostrar una protocolaria deferencia hacia el Abad, actúen siempre con educación, y con los ojos bien abiertos." -

En silencio, quizá meditando las palabras del Vidente, la hermana Scythia se levantó y se hizo a un lado para dejar paso al líder de la misión. Sentía deseos de conocer al Abad, el hombre sobre el cuál estaban todas las miradas de Desesperanza... apoyos y detractores. El hombre al que algunos culpaban de ser el causante de las desdichas de la ciudad por querer erigir una iglesia en un lugar maldito. El hombre que se había generado un enemigo importante, el líder Seth.

Sí, sería interesante conocer al Abad, escuchar su versión de la historia. Luego deberían escuchar la versión de Seth y en base a eso juzgar. O eso pensaba Scythia, pero no sería suya la decisión.

Debía estar con ojos y oídos muy abiertos atenta a cualquier signo de herejía... y estar sobretodo pendiente del psíquico o psíquicos causante de los disturbios que habían venido a investigar.

A Renata le hubiera gustado formular algunas preguntas antes de salir de aquella habitación, cuestiones que consideraba importantes en cuanto a esclarecer las posibles causas de la oposición a la construcción de la catedral, algo que incluso pudiera conducir al responsable o responsables de los actos de sabotaje. Sin embargo, tal posibilidad quedaba relegada a algún momento del futuro. Se pellizcó el tabique de la nariz, pensativa. Sí, era altamente probable que el Abad pudiera dar una respuesta más adecuada que el propio vidente. Herejías o no mediante, purgas o no, era preciso conocer las razones antes de aplicar soluciones quirúrgicas expeditivas. Pero este pensamiento se lo guardó para sí. Empezaba a tener muy claro cuál era el perfil y el proceder del grupo al que habían sido asimilados ella y su osito. 

Poniéndose en pie, se dispuso a seguir al cortejo de impenitentes creyentes. 

El guardia asintió respetuosamente al vidente, para después seguir al hombre, junto con el resto del grupo. Sin duda, la visita al Abad podría arrojar algo de luz sobre el asunto. Él era uno de los protagonistas de la historia, y tendría su propia visión sobre lo sucedido, además de disponer de más datos, quizás incluso puntos por los que empezar la búsqueda.

SCYTHIA:

- Saber Popular: Eclesiarquía +20, para saber algo sobre el Culto Redencionista.

- Cualquiera con la habilidad puede tirar.

- También sería admisible una tirada de Saber Popular: Imperio +0, pero esta habilidad es menos específica y proporciona menos información.

DESESPERANZA:

- La célula inquisitorial y sus colaboradores siguen al Vidente Aristarchus desde la Clota Llorona (2) hasta el Priorato (3).

EL PRIORATO:

- Este sólido edificio prefabricado no se halla lejos del camino que va la catedral. Recuerda bastante a un búnker imperial, lo cual no es de extrañar, ya que su estilo arquitectónico está basado en ellos.

El interior está escasamente amueblado. El Hermano Lamark os franquea amablemente el paso adentro.

Las paredes están adornadas con iconos e imágenes del culto al Dios Emperador.

La planta baja consiste en una gran zona comunal y algunas habitaciones adyacentes que sirven como almacenes, aseos y una cocina.

En el segundo piso están los aposentos privados del Abad, del Hermano Lamark y del Hermano Severus, así como otros dos dormitorios en los que se alojan otros monjes, clérigos y hermanos seglares de menor categoría.

El Hermano Lamark os trata con respeto, pero cordialmente y os comunica la estupenda noticia de que la muchacha por quien velaba el abad sobrevivirá, pues ha abierto los ojos esta misma mañana.

El Hermano os conduce a la sala de reuniones del Priorato, una amplia habitación rectangular con un atril en una esquina y amueblada con numerosos bancos y asientos de tosca factura.

Las paredes de la sala de reuniones están decoradas con frescos pintados a mano que representan escenas de la vida de San Drusus.

Dentro de la habitación os aguardan el Abad Skae y el Hermano Severus.

TAURON:

- Lo cierto es que has oído mentar antes a la "Redención Roja", pero siempre por parte de clérigos que parecían dar por supuesto que todos los presentes sabían de lo que se estaba hablando.

En las feroces competiciones de estatus en el Sínodo Tarsino nunca quisiste demostrar tu ignorancia, y nunca saliste de dudas.

Supones que es alguna clase de culto imperial autorizado, pero no sabes realmente nada más.

La reunión termina finalmente después de las palabras de mis compañeros acerca de los rumores que se cuentan acerca de la situación de Desesperanza y todo lo relacionado con la construcción de la Catedral. Abandonamos la posada para dirigirnos a nuestra reunión con el Abad. Este estuvo ocupado en la oración por una muchacha y ya está disponible para recibirnos. Él es quien nos ha hecho llamar y es para él, representante mayor aquí de la Eclesiarquía, para quien debemos cumplir la misión de detener los funestos acontecimientos que han evitado la terminación del templo. Saludo cordialmente al Hermano Lamark y, finalmente al Hermano Severus junto con el Abad. Por más que me gustaría expresarme con palabras, no soy un miembro activo del Ordo Hereticus aun, por lo que me mantengo en segundo plano, intentando esconder el pobre estado de salud en el que estoy, para que así no piensen que no estamos en condiciones de cumplir con nuestra labor.

Scythia meditó durante el trayecto hasta el priorato acerca de las palabras del Vidente sobre Seth y su culto de la Redención Roja. Por lo que ella sabía era poco probable que fueran ellos los causantes de los problemas, pero cosas más raras había visto.

Pareció volver al mundo de los vivos y salir de su ensimismamiento cuando el hermano Lamark les dio la bienvenida. La sororita respondió a los saludos de forma protocolaria y le siguió hasta la habitación donde esperaban el Abad y el otro hermano, Severus.

Agachó la cabeza al saludarles en deferencia a sus cargos y musitó un saludo simple:

- El Emperador protege. -

Espero impaciente sus palabras, pues anhelo saber si disponen de nueva información que pueda ayudarnos a identificar al psíquico.

El guardia, junto con el resto del grupo, había entrado en el edificio, saludando respetuosamente a los servidores de la Eclesiarquía, aunque manteniéndose en silencio. Al fin y al cabo, estaba presente el vidente, que verdaderamente estaba al mando de aquel grupo. A él correspondía  iniciar las conversaciones, el trabajo del resto del grupo allí era escuchar, y, de ser necesario, hacer preguntas pertinentes. La cadena de mando así lo requería, a pesar de que él fuera el siguiente al cargo. 

- "Buenos días, soy el Prelado Orland Skae, y tengo el honor de ejercer como Abad Misionero de Desesperanza.

El buen Hermano Lamark les dio la bienvenida ayer en mi nombre, y puede que recuerden al aguerrido hombretón que les recibió en las puertas, el Hermano Severus, nuestro intercesor local.

Disculpen que no me presentase ante ustedes cuando llegaron, pero mis obligaciones me lo impidieron.

Les agradezco que hayan acudido en esta hora aciaga. Cuando solicité ayuda por primera vez no podría haber esperado una atención tan diligente.

Antes que nada, dejen que les hable de nuestro asentamiento. Sé lo que estarán pensando: ¿Cómo ha conseguido este macilento anciano convencer a la Eclesiarquía de construir tan magnífica catedral en esta roca olvidada?

Lo cierto es que no fue tan difícil. En otra vida, hace ya mucho tiempo, vivía en el seno de una familia noble y tenía no pocos contactos. Hice saber a mi familia que la memoria de un anciano es mucho más proclive a fallar cuando no tiene nada en qué ocupar su tiempo. Esto, unido a la maravillosa historia de "toda una vida de servicios" y a las muchas horas que he trabajado con los lugareños, ha propiciado el nacimiento de este lugar. Como reza el dicho: "El Trono provee a quienes planifican bien sus actos", y gracias al abnegado esfuerzo y la fe de las buenas gentes de nuestra congregación hemos podido obrar un milagro en esta tierra baldía. Y no pienso tolerar que haya sido en vano.

Últimamente nos hemos visto atormentados por señales y presagios, visiones y fantasmas que podrían indicar la presencia de un perverso mal entre mi rebaño. También se han producido algunas desapariciones, muertes y demás catástrofes.

Soy un sacerdote de la Fe Imperial y he visto muchas cosas a lo largo de mis años como tal, por lo que no suelo tomarme estas cosas a la ligera; razón por la que he acudido a sus superiores.

Les ruego, les imploro que lleguen al fondo de todo esto. Si al final no fuera nada, tanto mejor; pero si realmente hay algo... alguna amenaza moral... ¡encuéntrenla, destrúyanla, púrguenla!

Mañana es la festividad de San Drusus y consagraremos nuestra catedral en su nombre y gloria. Nada debe detener la ceremonia. Nada. Cuentan ustedes con todo nuestro apoyo. Y ahora, imagino que tendrán algunas preguntas." -

La hermana Scythia observó al Abad y escuchó atentamente su explicación. No había entrado en muchos detalles y ahora les indicaba que podían preguntar. Suponía que el Vidente u Ostrogov comenzarían con ello, pero ambos parecían ensimismados en su mundo, y el grupo necesitaba más información, algo por lo que empezar.

Sacudió la cabeza para evitar resoplar de indignación y decidió tomar la palabra:

- Prelado... ¿puede darnos algún ejemplo concreto de esas señales, visiones o fantasmas de los que se habla? ¿Recuerda cuál fue el primero de estos casos y quién lo vio? - Scythia suponía que la primera aparición o síntoma de que algo iba mal, el primer síntoma de que había un psíquico involucrado, sería el mejor sitio por donde empezar a buscar. Hablar con el primer o los primeros testigos era un requisito primordial para esa investigación.

- Tenemos que comprobar si todos estos... "eventos" - dijo por llamarlos de alguna manera - siguen algún patrón, o están vinculados a alguna zona del asentamiento. -