Partida Rol por web

- Si, así es.. - Intervino Alex rápidamente. - Nuestro patrón nos encargó encontrar una antigua ciudadela enana. Se encuentra no muy lejos de aquí. - Desveló. - Es un historiador famoso de Arthanis y en lo súltimos años ha estado investigando la historia de los pueblos enanos. Cree haber descubierto una fortaleza en las inmediaciones y nos paga por encontrarla y cartografiarla...

- Eso es... - Apoyó la historia que Álex acababa de contarles. - Yo estoy al mando de la expedición. - Señaló. - Prefería mantener al margen de posibles saqueadores la naturaleza de nuestra misión. - Miró a Eliferum de forma severa. - No esperamos encontrar gran cosa. Pero si hay estatuas, jarrones o cualquier cosa, me gustaría poder catalogarla y conservarla de posibles ladrones que vendan como baratijas todo el contenido de la fortaleza. No sé si me entienden...

De momento no me quedaba mas que decir y mucho menos despues de la indiscrecion de Anjo aunque siempre podria contar con Alex para resolver problemas.

Asi que podia seguir escudriñando a los enanos, al menos visualmente.

Ahora que estaba mas cerca de aquel enano pelirrojo me confundia un poco mas. No solo parecia un guerrero sino que tal vez era un noble o algo asi por los detalles dorados en su armadura. Estaba segura que no me quedaria si intentaba probarmela pero seria divertido, nunca habia usado una armadura asi, muy pesada para mi gusto.

... entonces hay mas trasgos....

Habria que tener mas cuidado de ahora en adelante, asi como mantener a dos de nosotros a modo de guardia mientras los demas descansabamos y tomar turno. Por ahora me acerque al fuego para reconfortarme dejando la curiosidad por aquel enano y esperar a que Jacrow y el embajador concluyera sus discusiones de hombria diplomatica. Que importaba si sabian a donde ibamos, no tenia sentido que fueran hacia el mismo lugar y tampoco que le interesara algun botin, y por supuesto no parecian rivales para nosotros.

La magia podia ser muy poderosa pero tenias que usar las manos para ella y yo lo suficientemente rapida para eso, y acerca de los enanos me sorprendia que no se hubiesen enterrado en la nieve ya. Jacrow era muy desconfiado, aunque el pensaria que por eso sigue vivo, seguro.

- Quieren comer algo? Les ofreci algo de comer a los enanos.

Era comida sencilla pero al calentarla llenaba el estomago, cosa que cualquiera podria agradecer. De seguro tenian sus propias raciones pero solo quise ser amable.

Belbara había temido que Tarkhan fuese más ingenuo, fue un gran alivio comprobar que pese a su permanente sonrisa y a algunas cosas que hacía, a ojos de la enana, absurdas, había respondido con audacia.  Eso le permitió que pudiese relajarse un poco, pero no por mucho tiempo, pues no tardaron en desvelar parte de sus planes aquellos humanos. 

Clavó su mirada en el fuego, con el ceño fruncido. No quería dejar tan a la vista su profunda indignación.

¿Qué les importaba a quellos vovits unas ruinas enanas? ¿Qué querían cartografiarlas, catalogar sus tesoros y protegerlas de saqueadores? ¡¡Ellos parecían los saqueadores!! Los secretos de los enanos eran para los enanos.

-¿Y por qué interesa tanto la historia, raza y cultura enana a vuestro jefe?- preguntó con seriedad -¿Y  quién os dice que esas ruinas no tienen dueño?- Porque de tenerlo ellos no lo eran, seguro.

-Gracias, pero no tengo hambre- respondió a la humana que , tal vez, deseaba envenenarles

Puede que tengan dueño... y puede que no -respondí yo, algo hastiada de sus preguntas y también de su desconfianza. Aquella barbuda gruñía como ella, pero tenía peor humor. Incluso cuando estaba claro que no éramos un peligro, actuaba no con prudencia, sino como si estuviera esperando, y casi deseando, que cogieran las armas y empezaran a pelear.

-Creo que estás dando demasiadas cosas por sentado. En primer lugar, que vamos a saciar tu curiosidad. Y en segundo lugar, que somos tan desleales como los trasgos. Si no confiáis en nosotros, sois libres de levantaros y marcharos a otro lugar.

Se lo dije con total tranquilidad, pero riéndome interiormente. Resultaba difícil encontrar a una mujer más bruta que yo. Quizás fuese la barba.

La respuesta de Belbara no había podido ser, en opinión de Tarkhan, más lógica.

¡Qué valor había tenido el vovit en arrobarse como protector de la cultura ajena! ¿Cómo había osado a calificar de saqueadores a sus interlocutores, que incluían a gran cantidad de enanos, y que por tanto eran los herederos de facto de aquél legado?

El anzano alzó las manos, sabiendo que aquello podía convertirse en un baño de sangre de un instante a otro. Era obvio que los vovits no eran rivales para ellos. Apenas sobrepasan a los primates al blandir trozos de acero afilado en vez de garrotes de madera, y Tarkhan conocía a una primate en concreto que era mucho más fuerte que cualquiera de ellos. Sea como fuere, no serían rival para su magia.

—Por lo que sabemos, esas ruinas sí que podrían tener dueño por haber sido, de hecho, reclamadas por la Thogsi Feyrya para fundar su propio krakado —explicó Tarkhan—. No se trata de confiar o no confiar en vosotros. Estáis hablando de apropiaros del legado de los enanos delante de un grupo de enanos. ¿De veras no esperabais encontrar resistencia?

Jacrow puso mala cara ante la reacción de la enana y del anzano. Sin duda alguna no esperaba una respuesta como aquella. Aunque lo que no se supo es si lo que se tomó peor fue el hecho de la indignación por lo que acababa de decir o que le fuera desvelado que una enana había reclamado para sí la fortaleza.

- ¿Cómo? - Preguntó con la cara desencajada. - ¿Una enana ha reclamado...? - Miró entonces a Alex Ryder buscando un salvoconducto que le sacase de aquel atolladero.

- En ese caso, nuestro contratante estará muy contento. - Aseveró el joven humano. - Hemos sido contratados por el Kark Rungo, de Karak-Himbo. - Afirmó con rotundidad. - Su linaje lleva demasiado tiempo alejado de la tierra que le vio nacer y desea encontrar dicha fortaleza, catalogar todo lo que allí se encuentra y reclamarla para sí. No pude consentir que un lugar tan antiguo, esté en ruinas, habitada por sabandijas verdes o siendo víctima de saqueadores que destrocen el patrimonio de sus antepasados. - Sonrió aparentemente satisfecho. - Sin embargo, entenderá que debamos comprobar tal extremo...

- ¿Karak-Himbo? - Preguntó Marlas muy extrañado. - No conozco ese krakado y os puedo asegurar que he recorrido toda la enanidad que mora en Harvaka y nunca he oído hablar de esa ciudadela, como tampoco he escuchado nunca el nombre de ese Kark... - Sonrió satisfecho. Acababa de desmontar su historia.

- Será porque su krakado no se encuentra en Harvaka, sino en Arthanis. - Hizo una pequeña pausa. - Es una historia curiosa. Dice la leyenda que en tiempos pretéritos, halla por la era de las grandes razas, comenzaron a excavar la roca y crearon una gran caverna que atravesó el océano Helado. De esa forma llegaron a Arthanis y allí se instalaron. Yo no sé si es verdad, pero nunca he visto un enano en un barco. - Y soltó una carcajada.

- Debes saber que si existen grandes marineros enanos, aunque no sea lo habitual. - Replicó el capitán de mineros. - De ser así, desde luego me quedaría mucho más tranquilo, pues la primera impresión que tuve fue de que vosotros erais esos saqueadores de los que decíais querer proteger el patrimonio de la enanidad...

¿Nos tomas por estúpidos?

Tarkhan estaba versado en historia enana, y no había oído hablar de aquel Kark. Pero no hacía falta ser un lince para ver lo absurda que era la historia de Eliferum. 

Era obvio que los vovits sí que eran saqueadores, al fin y al cabo, y estaban improvisando una historia para justificarse. Si pensaban que era idiota, jugaría el papel de idiota y cerraría la boca. Otro gallo cantaría cuando estuviesen en presencia de Feyrya y sus hombres. 

Lanzó una mirada preocupada a Belbara. Ella tampoco era fácil de engañar, pero quizá no se contentara con entregarles a Feyrya. A decir verdad no le extrañaría que se liase a mamporros allí mismo. Y estaría justificado.

Cómo trolea el DM.

Así que era eso, pretendían ocupar las ruinas. Aquellas ruinas que no pertenecían a un kark tan lejano ¿Para qué las querría? un Kark del que no había oído hablar en su vida y que no salía en sus libros. 

Aquellas ruinas pertenecían a alguien por encima de cualqeir Kark, y si estaba dispuesta a dejar que alguien montase allí su propio krakado esa era Feyrya, a la que conocía.

-¿Y cómo es que el Kark Rungo envía a unos vovits para esta misión? ¿Por qué no envía a un grupo de sus enanos?- Si realmente existía tal Kark y el Karak-Himbo bien contarían con guerreros, exploradores y demás aguerridos enanos que gustosos llevarían a cabo la misión. Sin embargo en aquel grupo ni un solo enano había. ¿Qué clase de enano enviaba a ni uno solo de los suyos a recuperar una ciudadela y reclamarla como propia? Tan solo uno sin honor.

La sangre de Belbara se iba calentando, y bajo aquella barba se marcaba una mandíbula que apretaba los dientes, por suerte el pelo camuflaba esa rabia.

Jacrow y Alex se habían metido de lleno en un nido de Gra'hatn*, yc omo todo el mundo sabía, era casi imposible salir de uno sin recibir no menos de media docena de cortes. Así que de repente, me encontré riéndome, primero en silencio y después, estallando en una sonora carcajada.

No podía dejar de reírme al ver como dentro de poco, íbamos a desear estar delante de un grupo de trasgos. 

-Perdonadme, pero como nos descuidemos, ninguno de nosotros va a llegar a ningún lado. No necesitaremos encontrarnos con los trasgos para terminar prematuramente nuestros caminos y lo único que tendrán que hacer es recoger nuestros cuerpos heridos.

Entonces me puse en pie, dejándome a cosa hecha mis armas en el suelo. Los nervios estaban a flor de piel.

-¿Qué tal si viajamos juntos? -propuse, mirando fijamente a nuestros recién conocidos y evitando la mirada de Jacrow, que se estaría mordiendo las uñas.

- ¿Viajar con unos saqueadores? - Preguntó un ofendido capitán de mineros, al menos eso se intuía por el tono de su voz. - ¡Yo no voy  a ninguna parte con semejante guarda de rufianes! 

La postura del capitán de mineros estaba clara. Quizás demasiado clara. Sin duda ese era uno de los inconvenientes de que todos entendieran lo que todos decían. Igual si sólo Tarkhan se hubiera podido comunicar con los vovits, posiblemente y en pos de la misión que tenían que llevar a cabo, no hubieran llegada al punto sin retorno en el que parecían estar en ese preciso momento. La diplomacia era un arte que no siempre compartía todo el mundo.

- ¡Suerte tienen de que no les demos su merecido por sus codiciosas intenciones! - Exclamó Thain.

- ¡Así se habla hermano! - Intervino el explorador dando un paso al frente. - ¿Es que vamos a quedarnos parados ante tamaña desfachatez? ¡Decirle a un grupo de enanos que van a saquear una antigua fortaleza enana! - Agarró la empuñadura de su espada con la diestra y con la zurda se golpeó el pecho. - ¡Ésto no puede quedar así. - Miró a Belbara. Sin duda ella tenía que estar de acuerdo con su postura, ella era enana y sabía de lo que Thain y Marlas hablaban.

Yoon-shun se llevó las manos a la cabeza y lentamente se frotó los ojos con las palmas de arriba abajo. Tragó saliva y miró por el rabillo del ojo a su mentor. Tarkhan se percató de lo que le estaba sucediendo a su aprendiz. La pequeña anzana era pequeña, pero no era estúpida. Sabía que la había liado bien gorda. Por eso ella era la aprendiz que no debía tomar decisiones a la ligera y menos en materias arcanas y Tarkhan era el maestro. El conjuro para que todos se entendieran hubiera estado bien quizás más adelante, si el embajador anzano lo hubiera autorizado tras sopesar los pros y las contras, pero en ese momento podía ser el detonante de una matanza.

- Lo siento maestro... - Dijo Yoon muy bajito. - ...créame que lo siento y mucho...

Así qué estas tenemos, eh.

Al ver que todos los enanos se envalentonaban, me agaché para recoger mi hacha, que estaba tapada debajo de una manta, y la esgrimí con decisión.

-Es verdad. No puede quedar así. Te estoy esperando, enano. A ti y a todos los que queráis -les dije con enfado, dando un paso atrás.

-¿Cuántos enanos hacen falta para derrotar a una semielfa? -comenté en voz alta, posicionándome para atacar -. Todavía no cuento a ninguno. ¿Será que como todos los enanos, ni sabéis aceptar un trato ni tampoco entender cuando se burlan de vosotros? O es que simplemente sois unos cobardes. Pues si no queréis venir con nosotros, ni marcharos, aquí estamos mi hacha y yo, cuando estéis dispuestos.

Miraba alrededor como los animos iban tornandose mas caldeados y como mi amiga se le subian los colores. No es que estuviese apenada, era sangre la que hervia en sus venas y cuando ese momento llegaba no habia vuelta atras hasta que su enemigo estuviese derrotado.

Anjo sabia muy bien de que hablaba. La falta de su mano era muestra de ello.

- AAAAAALLLLTOOOOOO!!!!! Grite mientras levantaba los brazos.

- NADIE TIENE QUE MATAR A NADIE!!! Nuestros enemigos son los trasgos y este es nuestro campamento. Si no quieren estar aqui bien pueden irse a pasar la noche donde gusten! Al parecer ninguno necesita del otro o no quieren necesitarse asi que cada quien puede seguir su camino en paz y esta montaña es BIEN GRANDE. Dije exagerando con los brazos.

Me pare al lado de mi amiga para tratar calmarma y en algun momento mire a Alex para que me ayudara a mediar la paz del asunto. No es que no pudiesemos pelear entre nosotros, es que sencillamente no tenia sentido.

Enanos o no, se notaba que iba a ser algo sangriento todo esto y yo solo queria dormir en paz. Teniamos un largo dia por delante y estaba ya de humor para tonterias diplomaticas, solo esperaba que pudieran tragarse su orgullo y calmarse ambos bandos.

Me quede mirando al embajador para que controlara a su gente y partieran si era necesario.

Jacrow no metas la pata y quedate callado.