Partida Rol por web

No más munición ni explosivos. No contaba con ello. Vale. Luego nos echa encima la mierda de su ayuda y hospitalidad. Lo miré con la misma expresión que él llevaba puesta en su careto.

- Tío, lo sabemos, no seas de verdad un capullo. Te lo agradecemos. Claro que, puestos a recordar, podría mencionarte que somos parte del acuerdo con Moxxy, así que salvar nuestros jodidos culos no era una opción que tuvieses que plantearte. De no ser así, tal vez seguiríamos ahí fuera comiendo arena. De manera que no me toques los huevos con tu papel de buen samaritano.

No estaba para hostias tras la excursión por el yermo. Mi humor no mejoraba con las bobadas del señor del feudo.

Tuve que esperar. De acuerdo, en tu casa mandas tú, Roland. Puede comer algo más, y reflexionar sobre la situación. El asunto era jodido, eso lo sabíamos desde el principio, pero no quedaba otra que seguir adelante. Y si te ponías a pensar en serio en lo que representaba tanto el éxito como el fracaso del trabajo, te dabas cuenta de lo gilipollas que éramos. Aunque eso no era un calificativo justo para mí y mis socios. Ahora mismo, si no hubiésemos aceptado, seguramente seríamos cadáveres con los que se alimentarían los cerdos de alguna granja de las afueras de Parody.

Me decía a mí mismo que esta misión era lo único inteligente que podíamos hacer, por muy arriesgado que fuese. La otra opción era peor. Quería convencerme de ello. Lo malo del asunto era ponerte a darle vueltas. ¿qué hubiese hecho, si no? Meterme en una caravana y desaparecer durante una larga temporada. Puede que un par de tetas y una cara mona tuvieran algo que ver con mi decisión. Pero es que West estaba siendo algo más que eso. Me estaba ablandando. Puede que tuviese que pasar de ella. Una nueva decepción para la chica. Eso nos pasa por jugar a los sentimientos, en vez de dedicarte solo a follar.

Llegaron los otros. Les eché una larga mirada. Las alcantarillas eran jodidas, no cabía duda. Por eso no quise meterme ahí. Prefería una tormenta en el yermo a encontrarme bichos y otras lindezas en cada esquina. Incluso faltaba alguien, el cabronazo de Rusty. Me puse en pie y me acerqué a ellos. Se adelantaron los paramédicos, y la zorra que no lo era, la enfermera. Andriel estaba pálida como una muerta, Ligeia presentaba feas quemaduras, ¿desde cuando una quemadura es bonita? Reparé en la morena, no pasaba desapercibida, la tipa era más alta que yo. Y los dos tipos que no conocía, que parecían sacados de las putas cloacas.

Me gustaba menos el aspecto de Andriel que las abrasiones y ampollas de Ligeia. Me acerqué a ellas.

-No os lo vais a creer, pero me alegro de veros. Este tío, Roland, tiene buenos puros, probad uno.

Les pasé el mío. No pregunté por lo sucedido; resultaba evidente. Sí que me interesé por alguien. Probablemente la contestación también era fácil de suponer.

-¿Rusty?

Kiabi miró por el rabillo del ojo mientras se separaba del grupo el hombretón, acercándose a susurrarle a Andriel -Creo que no se puede hacer nada por él, yo lo emborracharía...- Y qué por lo menos muera feliz (o todo lo feliz que se puede morir en la jodida Parody, claro). No terminó la frase, pero por la expresión de su cara era evidente lo que pensaba.

Cuando llegaron a la nueva reunión -¿Cuántas llevaban?- se desplazó decidida hasta donde estaba el botiquín, después de observar un poco a los compañeros de sus nuevas amistades y levantar la mano a modo de saludo. Discreto, rápido y eficaz.

Comenzó a inspeccionarlo y aunque su semblante parecía tranquilo, por dentro estaba flipando totalmente lo que estaba viendo: No era una leyenda urbana, la peña de verdad contaba con maletines como aquel para hacer su trabajo. A ver, sabía lo que era cada cosa, algunas hasta las había usado, pero nunca que parecía que TODAS estaban a estrenar, limpitas y guardadas en cuidados embalajes.

Su suerte no dejaba de mejorar, o eso se le antojaba a la mujer. Iba vestida de negro, camisa tipo casaca, de tela gruesa y manga larga, en lo alto un chaleco con numerosos bolsillos. El pantalón estaba quemado por la zona exterior de las caderas, visibles las quemaduras de segundo grado, para los expertos de la sala. Cubierta de mierda y de vete a saber qué, la definía bastante bien.

Cogió un jarabe tras leer lo que ponía en la etiqueta y se lo tendió a Andriel -Dos chupitos ahora y otros dos antes de acostarte.- Y señaló a Ligeria, para que la enfermera se estuviese quieta - Yo me encargo de ella. - No era borde, pero hasta como esclava daba órdenes de vez en cuando a enfermeros.

Bajó la vista y comenzó a seleccionar lo que iba a llevar para curarla: Cuatro bolsas de gasas y tres de vendas - todo un avance no tener que reutilizar la ropa de algún muerto cercano para hacer vendajes-, desinfectante -primera vez para la médico, solo lo conocía de oídas-, jeringuilla - ¡A estrenar! - anestesia local en líquido, tijeras de punta redonda -¿en serio?- y esparadrapo. Cogió todo y lo llevó hasta donde estaba la chica de pelo azul, poniéndose detrás de ella para poder trabajar mientras la joven hablase tranquilamente con sus compañeros.

El punzón después.

Quitó el nudo a la cazadora que le había prestado para proteger su culo, con cuidado, y con unos movimientos rápidos de muñeca se anudó la larga melena azabache en un improvisado moño que incluía el flequillo. Cogió aire, colocó generosamente desinfectante en sus manos y se dispuso a hacer su primera obra de arte, libre, en años. Mientras, se enteraba de la movida en la que le había ofrecido participar Andriel, al fin y al cabo su sexo sabía hacer más de una cosa a la vez.

Le apetecía todo mogollón.

Estaba de pie, cerca de Isaías, no demasiado lejos de Roland.

El momento perfecto para echar un trago, puede que luego no hubiera otro. Saque una botella de uno de los amplios bolsillos de la vieja cazadora de cuero con la que me cubría, obviamente no ofrecí a nadie, me había costado ganarla, y no era cuestión de compartirla con unos desconocidos, ni siquiera habíamos compartido un tiroteo, y hasta que uno no compartía un tiroteo, no podía considerarse conocido. Bebí un trago mientras observaba a los recién llegados, haciendo un gesto de desagrado hacia su olor. Esperaba sinceramente que se asearan mínimamente, era asqueroso disparar junto a alguien que olía a mierda.

Cuatro más... ocho en total, podrían ser suficientes con algo de organización y orden, pero eso parecía pedir demasiado, con razón llegaban jodidos. Casi todos parecían capaces, seguramente lo eran, de manera individual, lo que significaba que probablemente Roland tendría razón y los chinos nos harían picadillo sin demasiados problemas.

No sabía quién era el tal Rusty, pero si sabía que era más probable que la gente te escuchara hablar sobre su seguridad cuando acababan de joderlos, así que no perdí el tiempo.

Soy Shane, uno más con el que compartir balas.

Avancé hasta casi el centro de la sala, paseando la mirada por cado uno de los recién llegados, apenas unos instantes, nada incómodo, sino más bien en plan reconocimiento por seguir vivos. La rubia y el tipo elegante parece que no han tenido problemas en superar lo que ha jodido al resto, eso es bueno... coño, la del pelo azul debería replantearse su imagen, aunque supongo que, como todo, tendrá su mercado, vamos, tampoco es que me importe demasiado mientras haga su trabajo, y la última... joder, otra enfermera.

 No me gustaban los curanderos, en general eran gentuza que se aprovechaban de los demás, alimañas buscando gente a punto de morir para sacarles pasta, vale que a veces te salvaban la vida, pero eso era muy raro, la mayoría de las veces tenías heridas de mierda que ellos tachaban de "peligrosas y caras de curar", cuando realmente estabas jodido, solían decir aquello de... "lo siento, no he podido ayudarle", y luego tenían los huevos de pedirle pasta a los compañeros, por no hacer nada.

Estaba comentando con los presentes el plan de ataque y... ahora volví a centrar mi atención en la rubia y el tipo de la barbita la ausencia de cualquier cosa parecida a una organización y jerarquía quizás ellos pudieran aportar algo más a ese respecto, sino, íbamos muy jodidos. 

Llegamos ante el famoso Roland solo para toparos con un tipo suavón y de buenos modales que, al parecer, escondía bajo aquella fachada a uno de los tipos peligrosos de aquella ruina de sociedad; era agradable ver que, pese a todo, aun quedaba gente con la que al menos se podía tratar de forma civilizada por mucho que luego fuera capaz de trocearte y echarte de comer a las alimañas

Junto a él se encontraba el distinguido elenco que se supone debía participar en aquella fiesta particular que nos queriamos montar, y aunque a la mayoría los conocía al menos de vista, había alguno que se me escapaba su procedencia, más aun cuando nuestra recién agregada matasanos me sacó de mis pensamientos delatando lo que ya me temía sobre Rusty. Aquel cabrón nos habría ido bien

Me encogí de hombros; si le tocaba estirar la pata no sería yo la que derramara lágrimas por él, bastante había hecho con traerlo hasta aquí en vez de dejarlo morir entre los desperdicios - Si le ha llegado el momento que lo viva como mejor crea; no es idiota, ya sabe lo que le va a pasar. Si quiere emborracharse seguro que encuentra con que hacerlo... por mi parte ya he cumplido de sobras con él- le contesté a la mujer - Dudo que él hubiera hecho tanto por mí

Me acerqué al grupo que aguardaba, correspondiendo el saludo del tal Shane con un leve asentimiento de cabeza. No era necesario ser desagrable per se, no al menos hasta saber de que pie calzaba cada uno... o el nuevo al menos

Andriel- le contesté, mirando el estado de quienes estaban allí. Parecía que nuestra excursión no había sido la única en ser entretenida 

Enarqué entonces una ceja, pues todo parecía indicar que tanto Shane como el tío del sombrero, el amigo de Oscar ¿Isaias era?, estaban buscando en quien dejar caer el peso de todo aquello, algo parecido a un líder. Miré alrededor, valorando las opciones. ¿En serio pretendían que yo cogiera el testigo?¿Yo, que siempre había actuado sola, tanto por necesidad como por gusto?¿Una asesina cabecilla de aquella... banda de ... de lo que fuera que se pudiera considerar aquel grupo?

Me aguanté una carcajada, sincera y sonora, por no herir sensibilidades pues allí los había de todas las clases.

Ya, seguro- añadí a la bienvenida de Isaias; dudaba mucho que nos extrañara de no ser por necesitarnos para lo que se nos venía encima. Allí haríamos falta todos sin excepción, y si podíamos contar con alguien más aun mejor -Sin duda iba a ser algo digno de ver que aquí encontráramos alguien que quisiera cargar con el fardo de "líder" de semejante grupo... no me imagino al frente de tan peculiar comitiva, la verdad... lo hecho hasta la fecha ha sido por pura necesidad y porque no había nadie que le pusiera huevos al asunto... pero de ahí a ser quien lleve las riendas... pfff- resoplé. Aquel papel no estaba hecho para mí ni mucho menos. No era una estratega grupal, ni una cabecilla nata. Sabía moverme sola, en silencio, poco más que una sombra, y no dejarme matar. Pero de ahí a ser capaz de manejar al grupo al completo, y no mandarlos a paseo al menor signo de insubordinación, había un abismo

Rusty sigue vivo; le puedes ir a hacer unas carantoñas si quieres... no creo que le quede mucho- añadí cuando preguntaron por el calvorotas; era evidente que no destilaba amor por él precisamente

Volví a pasear la mirada. Ahora que el tema del liderazgo del grupo había salido a mención si que era cierto que era imperativo que alguien se hiciera cargo de la vacante pero ¿quién? No veía a nadie por la labor y, desde luego, no conocía en ninguno de los presentes unas dotes de liderazgo tales que me inspiraran a proponerlo para el cargo... aunque claro, Isaias y Shane eran aun un misterio en cuanto a capacidades para mí... ¿serían la sorpresa del día?

Llegamos por fin al puto sitio por nuestro propio pie, yo camino tranquila, aunque por dentro me cague en mi vida cada vez que doy un paso. Joder, de todos los presentes yo soy la que peor está, estoy hecha una basura. Mi hermoso culito se pudrirá, y se infectará como no logre desinfectarlo pronto. Frunzo el ceño todo lo que dan de sí mis cejas, eso va a doler.

El jodido Ronald se presente, la verdad a mí me importa una mierda quien coño sea, y ya no digamos comer, no tengo hambre pero mataría por un poco de agua, y estar sola, en remojo aunque sean unos minutos.

La gente empieza a parlotear, yo ni me presento, a ese tipo seguramente ni le importe como nos llamamos así que sudo, me apoyo en Khan y espero, un poco más. Pensando en matar a todo el mundo por una cuba llena de agua.

Isaías, se alegra de ver a la rubia, supongo, hay varios nuevos, Shane y otra chica que no reconozco. En eso estoy pensando, mirando a la morena del pelo rapado, cuando Leia habla, la veo recoger cosas de la enfermera, como si fueran un tesoro valioso y no puedo evitar sonreír. Ha merecido la pena meterse en esa cloaca, solo por este pequeño momento.

La cazadora descubre mis piernas, y mi retaguardia, todo chamuscado, arrastrado por el suelo, con algunos vidrios aún clavados. Bufo, terriblemente molesta, joder, soy una puta inútil ¿cómo he terminado tan jodidamente mal? ¿Por qué soy la única perra aquí que está jodida in extremis? Y Poe, ahora, diría “porque eres la única loca que va con un bate por ahí”. Pero Pote no está, y yo llevo un cabreo encima de cojones.

El desinfectante resbala por mi piel, gruñiría como un animal herido, pero me limito a cerrar los ojos, y apretar los dientes. Ese líquido resbala y el dolor que causaron las quemaduras lamiendo mi piel no es nada comparado con la abrasiva sensación de que me están arrancando la piel a tiras. Aprieto los puños, clavando mis uñas en la palma de mis manos, un leve gruñido sale de mí. La madera de mi bate late en mi mano derecha. Cuando vuelvo a inhalar me siento tan débil que el bate cae al suelo. Abro los ojos. Tardo unos minutos en hablar, no puedo, no puedo, joder. ¿Y Poe? ¿Dónde coño estás pajarraco? Mis mandíbulas tensas, mis ojos fijos en cualquier lugar hasta que logro respirar con normalidad.

- Yo quiero uno de esos puros – murmuro, en un hilo de voz, señalando a Isaías- ¿hay whisky  en este puto sitio?

Hablan de jerarquías, yo ya lo dije en un primer momento, improvisar planes no es lo mío, de hecho planear no es lo mío, en general, salta a la vista.

- No va de cojones la cosa, va de – con la mano que sostengo el vate, me llevo el índice a la sien –sesera. Yo no os conozco, no sé quién aquí es el que tiene la cabeza en mejores condiciones. Yo no pienso, bateo, grito, canto, punto. Si queréis morir, yo seré la líder – bromeo, sonriendo, evidentemente soy la última aquí que debería liderar nada, yo soy la machaca suicida, Andriel y Leia lo saben bien, por eso soy la peor parada. 

-Iré a verle.

Que el tipo fuese un capullo no impedía darle un último saludo. Se la había jugado y eso se le debía reconocer.

-Date un baño, Andriel, y todos. Óscar estará encantado de usar aquella manguera.Relájate.

¿Ella líder? Se matarían unos a otros bajo su mando.

Le ofreció el puro a Ligeia, y una botella. Miró sus heridas.

-Sigue siendo un bonito trasero

Cogió otra botella, para Rusty. Fue a verlo, le hizo una señal a Óscar, por si quería acompañarle. Antes de ir con el moribundo, les dijo a todos:

-Liegia tiene razón. Es cuestión de cabeza. Pero también de pelotas. De eso creo que tenemos todos aquí. Pero nadie quiere dirigir un grupo donde la gente cuestione su autoridad y su palabra.

Primero recortó con cuidado la tela alrededor de las heridas, para poder trabajar en toda la zona y no dejarse nada sin curar. Eso un picorcillo puteante como mínimo le tuvo que provocar a la chica azulada. Escuchó una presentación, miró al hombre – Shane, memorízalo- y se sorprendió, eso significaba que no todos eran colegas, y bueno, según sus palabras, muy organizados no es que estuviesen.

Después, unos cuantos pinchazos con la jeringuilla, en distintas zonas del perímetro, para insensibilizar para lo que venía después. Todo un lujo contar con eso, podía contar con los dedos de una mano las veces que había usado anestesia local. Aún así, tuvo que doler de la hostia cuando empezó a quitar vidrios y metales clavados, no había dado tiempo a que hiciese efecto del todo, pero al asomarse para ver la cara de la chica, comprobó satisfecha que aguantaba como una jabata, ¿De dónde narices vendrá esa expresión?

Y cuando estaba empezando a desinfectar se le cayó el alma a los pies. Se alarmó, ¿Ni Andriel ni su paciente inmediata iban a liderar esa actuación? Frunció el ceño, que mierda. Y además no lo entendía. Habían luchado de la hostia, es verdad que Kiabi no había tenido tiempo de ver si peleaban con estrategia o no (porque estaba intentando liberarse del capullo seboso), sólo sabía que la habían salvado y que después habían tenido un buen par de ovarios -eso es lo que realmente le hace falta a cualquier misión- y reflejos y actitud con los demás que se habían encontrado después. Los tíos con los que iban habían sido meras marionetas de lo que ellas hacían, decían y decidían.

Espero que cambien de opinión.

Siguió, porque era una profesional, y después de limpiar en profundidad empezó a echar abundantemente la pomada que trataba y aliviaba las quemaduras. El culo tenía mucho mejor aspecto, como corroboraba el comentario del tipo que había ofrecido puros, y sonrió ampliamente, por el trabajo bien hecho y porque recordó que ya era libre y no estaba obligada a participar en nada que no le apeteciese a su santísimo coño.

No te quedarán marcas... - Cogió las vendas y empezó a cubrir la zona con gasas, haciendo después un vendaje de esos cómodos y funcionales, como si la joven llevase unas bragas de vendas, la conocía lo mínimo pero estaba segura de que no era de las que se quedaban quietecitas a reposar y seguir las indicaciones de una médico, ni de nadie en realidad, mucho menos si se ambientaba emborrachándose, que era lo lógico después de salir de ese estercolero. Arqueó las cejas y la miró con gesto de disculpa, pues no había terminado con ella.

Ahora el punzón y te librarás de mí.- No pudo evitar hacer un barrido rápido alrededor de los presentes, ¿a quién había entendido que proponía de líder el tipo? - Ligeia, -gracias al hombre ya sabía su nombre- ¿Quién es Oscar?

- Yo me paso por el coño azul, - sí, he dicho azul, la radiación… ya sabéis… - eso de “la autoridad”. Ya se lo dije a Andriel, dime lo que quieras batear y yo bateo y marco unos cuantos goles – sonrío, qué gloriosos goles han sido, aunque me hayan follado con las putas flechitas de los cojones – mientras no sea muy suicida, como ir contra una Gatling de frente, ni mierdas así, me la suda. Eso sí, un poco de puta cabeza, no quiero chamuscarme el culo otra jodida vez.

Frunzo el ceño, no, no he olvidado por qué mi trasero está en estas condiciones, no, rubia. Pero lo dejaremos para otra ocasión, cuando terminemos esto, y Moxxy esté contenta, pensaré lo que tienes que hacer para compensar todo esto.

Me llevo la botella a los labios, y le doy un trago largo, muy largo, luego se la paso a Khan, sin mediar palabra. Jadeando desde el cuello de la botella se separó de mis labios. Está bueno, la verdad. El puro lo guardo, si me lo meto ahora entre los labios terminaré mordiéndolo y quiero disfrutarlo.

Las rodillas me tiemblan. Las manos suaves y cuidados de Leia recorren mi piel, la última mujer que hizo eso terminó sobre mí, gritando como una perra. Sonrío ante el diáfano recuerdo, y contengo el aliento todo lo posible, la pomada está fría, el alivio es inmediato, aunque solo sea por la temperatura. Resoplo, cerrando los ojos, mientras los demás hablan. La voz de Leia me hace abrir los ojos, y sonrío mientras pone la venta, joder, esa pomada es mejor que un buen polvo.

- Nada de librarme de ti, puedes arrimarte cuanto quieras – sonrío ampliamente.

Mi nombre en los labios de Leia me resulta raro, observo sus labios, divertida, me ha cambiado la cara, me siento más relajada, salta a la vista.

- ¿Punzón? ¿Se puede follar con esto puesto? – la pregunta es sincera, la murmuro verbalizando mis pensamientos mientras miro la venta. – Oscar es ese de ahí – lo señalo, aún no ha hablado – ese no sé quién coño es – señalo a Shane, que debe de haberme escuchado – y esa tampoco – señalo a la tipa de la cabeza rapada y me encojo de hombros. – Gracias, Doc, te debo una, una bien grande.

Luego miro a Khan, y hago un gesto con la cabeza para que comparta la botella de güisquito con Leia.

Mientras traga y se echa a la boca el último pedazo del trozo de carne que había sacado, observa al montón de extraños que se suman al grupo. Joder con esta gente. Ni se conocían entre sí y ya querían ampliar los riesgos. - Fan-tás-ti-co - se queja mentalmente, recorriéndolos uno por uno con la mirada. Bah, quizás en una de esas hacían hasta buena compañía, y si no fuera porque ahora mismo no andaba del mejor de los humores, los recibía mejor. Pero es que en ese momento no había forma de relajar sus músculos, que parecían tan tensos como la cuerda de su ballesta cuando estaba a punto de disparar. 

Al menos hay que agradecer que te tocara este grupo y no el otro. Hay que ver esas quemaduras... - se dijo a sí misma. Aunque no creía que para nadie fuera cosa nueva las heridas o las quemaduras, y el arriesgarlas tampoco le quitaba el sueño, igual no era ninguna puta gracia hacerse con ellas gratuitamente. 

Un líder se forja, no se elige. No tiene sentido discutirlo. - apuntó a las palabras de quién se había presentado como Andriel. - Sabremos quién es el líder cuando haya que tomar una decisión. - y definitivamente no sería ella quién se pelearía el papel. Sí, podía resultar algo imponente bajo algunas circunstancias y seguir órdenes al pie de la letra no estaba entre sus talentos, pero de tratarse de lobos -la idea de una manada había resultado muy útil en su crianza- ella sería un beta, nunca un alfa. No tenía problema en seguir, y es más, le acomodaba. Ya había tenido su época de lobo solitario y con eso le había bastado y sobrado - Y coincido con el puto loco del sombrero. Es cabeza, coraje y, le añadiría, intuición. Así que propongo posponer la discusión de quién se lleva el cetro para más tarde.

Pasando por alto el resto de las intervenciones mira en dirección hacia dónde se había ido Shawn. Ya había pasado de tensa a notoriamente inquieta, y así no apareciera pronto tendría que ir a buscarlo. Le dio una mirada de expresión seria a Roland, justo a tiempo para escuchar las presentaciones que hacía la de pelo azul. 

Teela - se presenta, mirando al resto. 

Bien, están muertos antes de ir siquiera. Digo están, porque yo desde luego no pienso acompañar a semejante panda y ser carne de cañón para los chinos, antes prefiero jugármela mil veces con Sam, seguro que entenderá que es mucho mejor que page mi cuenta en alguna misión con alguna probabilidad de éxito.

Genial, ahora entiendo mucho mejor la insistencia de Roland y sus gustos sobre los chinos.

Ser el más listo es una putada, siempre ha sido así, claro que en esta reunión, tampoco había que ser el jodido Einstein para ser el más listo. Intercambié una mirada con el mencionado llena de comprensión.

Muy bonito eso de que el líder se forja, en los cuentos queda de puta madre, pero la realidad es bien diferente me dirigí a Teela porque había sido la última que había hablado en la realidad, cuando estás bien jodido y alguien decide que va a sacar el instinto de líder para "salvar el día" la cosa suele funcionar más o menos así no podía evitar hablar y enrollarme más de la cuenta, sobre todo si estaba nervioso intentas decirle al experto francotirador que te cubra, y te des cuenta de que el tío no responde y te imaginas que probablemente estará ya cerca de casa pensando en el siguiente trago, piensas entonces, bueno, la fuerza de choque, y descubres que un par están muertos por creerse inmortales y el resto cagando leches para poner su culo a salvo, te centras entonces en el médico y las unidades de apoyo, giras la cabeza y... ni una puta alma a la vista y la radio con estática eso era verídico, me había pasado, claro que yo era de los que salía cagando leches.

Si pensamos en fiarlo todo a la suerte y la improvisación, más vale la pena que nos peguemos un tiro ahora me encogí de hombros, tampoco era tan mala opción, mejor morir aquí que en mitad de la nada no tengo ninguna duda de que tomos somos la hostia duros y nos creemos los reyes del puto yermo, pero seguro que no habéis visto nunca lo que son capaces de hacer unos cuantos como nosotros bien organizados eso si que era una jodida obra de arte si hasta estas podrían tener utilidad... señalé sin ningún problema a la del pelo azul y a su novia.

El tipo del gorro habla y al final parece que la más inútil soy yo cuando me señala, “hasta esta tipa resultaría útil bajo la dirección adecuada” ¿Pero quién coño se ha pensado que es? Joder, no tengo paciencia para esta clase de chulos que se creen que tiene el nabo más grande que cualquiera y cuentan su puta vida como si hubieran pasado por mil mierdas, y los demás no. Como si aquí este tipo fuera el único que sabe a qué nos enfrentamos, y el resto seamos idiotas.

- ¿Y tú de qué cojones vas? “Ésta” igual es tu puta madre, yo me llamo Ligeia, capullo. Si crees que eres el “rey del puto yermo”, y el machote que tiene la poya más grande… estás muy equivocado – sonrío y lo miro con todo mi desprecio, devolviéndole la misma moneda que él me ha dado gratuitamente – habrá que ver para qué cojones resulta útil su majestad.

Luego miro al resto, y resoplo, tanta palabrería me aburre.

- Demasiado parloteo, a mí me importa una mierda lo que vosotros escupáis sobre vuestras vidas, necesitamos cosas claras ¿quién está dispuesto a asumir el mando y tomar decisiones? En base a eso discutiremos quién está más cualificado para ello.

Kiabi miró sorprendida a la chica azulada, más buen humor, vitalidad y vida no se podía desprender, y según las heridas que tenía la muchacha, mérito tenía, y bastante. Se alegró de haberle puesto un vendaje bien resistente, porque tenía toda la pinta de que no le habría durado nada de lo contrario. Eso sí, la buena moza descolocaba un rato, arqueó las cejas con los ojos como platos, super sorprendida, ¿follar con eso colgando? No sé rió porque de verdad la creía perfectamente capaz, pero gracia la ocurrencia tenía un rato -Mujer, como poder, puedes, pero no te lo recomiendo para nada... -No pudo evitar sonreirle a la ocurrencia, buena compañera de aventuras se había buscado, otra cosa a lo mejor, pero aburrirse con ella, ni de coña.... -, mejor te lo quito.... Y estamos en paz. -Lo dijo completamente seria, sin animar a réplica.

Después de observar a la gente que le señalaba Ligeria volvió a concentrarse en terminar de curarla, la zona estaba insensibilizada del todo, así que pudo inspeccionar el punzón, y cuando lo sacó, comprobó agradada que era menos profundo de lo que esperaba, sonrió ampliamente, se quedaría una marquita mínima. Preparó a la velocidad de la luz unas tiras de esparadrapo que colocó a modo de puntos de sutura, pues no era necesario ni coser.

De fondo, como en todo momento, estaba atenta a lo que decían las demás personas de la reunión. En verdad se estaba aburriendo un poquito de tanta definición de las características del futuro líder, se podían tirar así hasta que las heridas de Ligeria y las suyas estuviesen como nuevas. A punto estaba de desconectar un ratejo cuando escuchó una bordería totalmente gratuita y al mirar, comprobó que ella era una de las afortunadas en recibir las atenciones del machirulo del lugar. Por primera vez en mucho tiempo, contestó sin pensar:

Para tí para nada, no curo a capullos como tú. - Ea, primera regla como mujer liberada que se iba a imponer. Y suerte tenía de no acabar en su lista, en algún puesto segundón, eso sí, no le vayamos a dar más importancia al tipo de la que le corresponde, vaya que se venga más arriba todavía.

Lo había visto mucho, como esclava. Todas y todos puteados, sufriendo, agonizantes, asfixiados, pero siempre había alguien -normalmente, oh sorpresa, un hombre-, que se empeñaba en esparcir su mierda sobre los demás, sin darse cuenta de que eso no servía para nada, pues le seguía creciendo y acumulando la suya.

Escuchaba de fondo a Ligeia, le estaba casi que quitando las palabras de la boca, hastio, mucho, pérdida de tiempo.... bueno, eso los demás, ella era la única que estaba haciendo algo útil, por mucho que no se lo pareciese a algún subnormal de turno.

Esperó a que su amiga terminase -¿No es mejor saber de qué va el asunto y ya ver en que podemos aportar cada una? -Bufó, dirigiéndose al botiquín, ahora era el turno de sus zonas magulladas, que llevaban un buen rato pidiéndolo.

¿Veis exactamente a lo que me refiero?

Sonreí acercándome a Ligeia, había respondido justo como esperaba, lo cual era una buena señal.

Hace poco sólo quería tener un objetivo al que reventarle la cabeza y se la sudaba todo lo demás, pero parece que la he ofendido y le he herido su orgullo.

En mi tono no hay desafío, y mucho menos el desprecio que ella me ha dedicado, son situaciones que hace tiempo aprendí a superar, y las peleas gratuitas nunca conducen a nada.

Estoy muy lejos de ser el rey del yermo, si lo fuera no estaría metido en esta mierda ero era más que obvio, realmente yo sólo quería sobrevivir para poder decirle a Nigel que tenía razón, sólo por verle la cara al decirle eso creo que merece la pena todo este esfuerzo y con respecto a mi polla... no me dedico a medirla con todos los que tengo a mi alrededor, así que no puedo darte una respuesta sobre si es la más grande o no un ligero encogimiento de hombros aunque sinceramente, dudo mucho que lo sea, por pura probabilidad si, me gustaban las estadísticas, no podía remediarlo, eran importantes en la supervivencia y volviendo a lo importante, que en este caso todos estaremos de acuerdo en que no es el tamaño de mi polla, la pregunta no es quien está dispuesto a asumir el mando, sino, ¿quién está realmente dispuesto a seguir un plan y respetar al que sea el encargado de dirigirlo? no me gustaba la expresión dar órdenes, no se trataba de eso, sino simplemente de tener confianza en que las decisiones que esa persona tome van a ir en beneficio del grupo y la misión.

Saltáis demasiado rápido

Le ofrecí a Ligeia de mi botella con una media sonrisa, después de todo me había ayudado y después miré a la alta mujer que había detrás de ella y que también se había metido conmigo con la misma expresión.

Pásasela a tu novia también, no parece que hayáis tenido un camino fácil para llegar aquí.

Siempre era bueno dar un poquito. 

Veo la sonrisa de Leia cuando menciono el tema del frungimiento, la doc recomienda abstinencia. El punzón de la pierna, había olvidado que estaba ahí. Contempla a Leia como lo extrae sin dolor, algo que me resulta extraño estoy acostumbrada a llevarme la peor parte, siempre, ¿Por qué? Porque soy la puta loca que se lanza en medio de la pelea sin pensárselo, porque soy la que va primera cuando hay que darse de hostias, porque no tengo miedo, porque no dudo, porque no pienso, me limito a batear y abrir paso. Había merecido la pena.

Leia habla, reaccionando a las palabras de su majestad, y al final añade una pregunta en la que no había caído y que el cerebrito ignora por completo. Pensativa, lo escucho. Le aplaudo al machote cuando me responde, ahora va de inteligente, de “eh, has hecho lo que yo quería que hicieras”… una persona que cree saberlo todo... prefiero a Andriel, que lucha a tu lado con la mierda hasta el cuello, o a Kiabi, que aunque no habla, sé que sabe lo que hace. Yo soy una descerebrada, gracias a que salto a la mínima mi vida sigue en pie de guerra, en medio del combate vivir/morir no me importa, lo doy todo, sin miedo, divertida, imprudente, la muerte nunca ha sido un problema. Olvidar que todos formamos parte del mismo montón de estiércol sí lo es.

– ¿Respetar? – río, divertida de verdad, ha sido el primero en buscar problemas y ahora quiere respeto. Qué huevos más gordos. Este tipo no es capaz de ver puntos fuertes de cada uno y el mío precisamente es ese, saltar por el precipicio, nunca es demasiado el salto. - Ninguno lo es. 

Se refiere a Leia como mi novia… enarco una ceja y miro de reojo a Khan un instante. Tomo la botella que me tiende y se la paso a Leia directamente, Khan tiene la que me pasó Isaias y además es hora de prenderle fuego al puro.

- Nadie aquí ha estado en esas granjas – Sigo por el punto que Leia ha puesto sobre la mesa, y es que no hemos hablado de lo que realmente tenemos entre manos – así que… ¿Qué información tenemos?

Miro a Ronald de pasada, quizás sepa algo, o han estado hablando de algo antes de que llegáramos.

Kiabi se había puesto a curarse, pero seguía en tensión mientras escuchaba a Shane, es más, había cogido el bisturí más fuerte de lo requerido, por si se alteraba tras la contestación de Ligeia, aunque por suerte parecía tener más neuronas de las que aparentaba y no buscaba lluvia de hostias como panes, por lo menos de momento. Había conseguido volver a su expresión más frecuente: “no me afecta nada de lo que pasa a mi alrededor”, la que controlaba tras los largos años de exclavitud viendo salvajadas y atrocidades sin poder hacer nada por cambiarlas.

La leche, como charla.

Por mucho que le dolía lo que se estaba haciendo, hasta conseguía escuchar al, venga ya, ¿ahora toca buen samaritano?, levantó la vista, negándole con la cabeza, hay que ser imbécil para hacer esas cosas con gente que no conoces en momentos en los que no aporta absolutamente nada. Así que no cambiaba su idea inicial de que no pensaba curarlo después de la explicación, igual de absurda que la bordería.

Estaba sacando la jeringuilla de su piel, tras el chutazo de anestesia, cuando escuchó al tipo no sé qué mierdas de una novia, levantó la vista hacia su amiga, esperando un improperio que no llegó, la miró confusa y encogida de hombros, ¿no le piensa contestar? En verdad no entendía a que venía aquello, pero bueno, lo de antes tampoco, se vé que el chaval era así de rarito, simplón y que no daba más de sí.

Buen compañero de excursión se han buscado. 

Pero cogió la botella y bebió un buen trago con brusquedad, ya ves, le dolía como sus muertos la zona que estaba trajinándose, muy complicado curarte bien y en profundidad si notas el brutal escozor que estás provocando.

No se la acabó, por lo menos la mitad quedaba todavía de lo que fuese, así que la dejó en el suelo mientras continuaba con su ardua tarea.

Poniendo los ojos en blanco ante las palabras de Shane, busca algo más de comer. Ya iba él a hablarle de realidad, claro. ¿Acaso no se daba cuenta de que bastaba una mirada para darse cuenta de que todos aquí habían pasado una buena dosis de "realidad"? - Si el experto francotirador no te cubre, es porque es un imbécil o te quiere muerto. No creo que sea ese el caso para ninguno - dijo entre mordida y mordida a la carne, sin prestarle demasiada atención. Total, para el caso que le harían, ya podían pelearse ellos. Pero que culpara una falla así a falta de liderazgo... pues a ver, era posible, pero distaba mucho de ser la mayoría de los casos como él planteaba, al igual que la cadena de eventos desafortunados. - Igual mejor que pegarte el tiro es que nos sirvas de carne de cañón... - le da una sonrisa ladeada, medio en broma medio en serio, ante su comentario sobre la improvisación. Había improvisado toda su vida, y le había funcionado de lo más bien. Tampoco se iba a negar a ir organizados pero... ¿Cual era el problema con eso?

Alzó una ceja al verlo despreciar a las dos chicas gratuitamente. Para alguien que procuraba hacer gala de inteligencia, eso no era muy astuto. Nadie que aguantara heridas así y siguiera con ganas de más era alguien de quién podían prescindir, seguramente la loca de pelo azul era una puta fuerza de la naturaleza si se lo proponía. Y luego estaba la doctora, que para qué iba a decir por qué es una buena idea tener alguien que te cure las heridas de tu parte.

Pasando del discurso de pollas - que para eso ya tenía a Shawn ebrio - hizo caso a la pregunta, que era lo que importaba. ¿Estaba dispuesta a seguir a quien fuera? - Yo sigo a Shawn - dice con toda sinceridad. Prefería abrirse camino a la mala y salir a una tormenta de arena a irse en contra de él - Y sigo a quién él siga. - aclaró, dando a entender que convencido él, la tendrían dentro de su grupo sin problema.

Quizás antes de hablar de granjas podríamos aprender más sobre quienes vamos. - tomando un poco de agua, negó con la mano, para luego seguir hablando - No, no me refiero a cantar alrededor de una fogata. Me refiero a para qué somos buenos. Sería bueno saber la especialidad de cada uno, y así cuando hablemos de las granjas, podemos formar una base de plan - base de plan porque ni ella ni el irlandés eran buenos apegándose a ellos. Puto pelirrojo, ¿dónde estaba? Miró nerviosamente hacia donde se había ido una vez más y luego a Ronald, antes de apoyarse contra una muralla y mirar al resto - A ver, partamos por casa. Yo soy buena con interrogatorios, torturas y mi preciosa, bonita, ballesta. Shawn es bueno con armas y básicamente todo lo que explote, así que de ahí suele salir una o dos cosas buenas. 

De pronto, se debatía la elección de un líder. Al capullo que le tocase, lo tenía jodido. Escuché la conversación, me quedé un rato antes de ir a ver a Rusty.

El nuevo, Shane, la cagó con las chicas. Quizá solo quería comprobar el temple y las reacciones de ellas, pero eligió mal. La loca del bate era pura dinamita, y la otra, la doc, me daba que no le iba a la zaga, a su manera.

Sonreí y alcé el pulgar en su dirección.Enhorabuena.

Teela apoyó a su colega. No me fiaba. Tomé una de esas decisiones idiotas de las mías antes de irme a la otra sala.

-Si ningún otro capullo quiere hacerlo, lo haré yo. No como líder, sino algo así como un organizador. He dirigido las protecciones de caravanas en el yermo.

Justo cuando Isaias esta a punto de irse veis como al fondo aparece Rusty. Lleva un vendaje brutal alrededor del pecho, aun con el chaleco puesto se le ve y parece andar con una pierna semiarrastrando. Una mujer por cuya bata entendeis que al menos es enfermera, o algo similar, esta haciendo aspavientos y diciendole de todo. Mas el hombreton no hace mas que negar con la cabeza y seguir adelante. Cuando por fin estan a vuestra altura escuchais claramente a la mujer. - ¿Estas loco? Necesitas reposo. RE-PO-SO. Seras terco y tarugo. - Rusy simplemente la mira y resopla con esfuerzom, antes de levantar la mirada y pasearla por vosotros. Esta jodido, mucho, eso esta claro pero ese cabron es duro de cojones si aun es capaz de mantenerse en pie. Su mirada se detiene en Roland cuando la voz de la mujer vuelve a alzarse. - Tiene que descansar, metelo en la puta.... - La enfermera se calla al instante al ver la sonrisa de Roland. Este ladea la cabeza y niega. - Da igual lo que le digas, ya lo ha decidido... y no es cosa nuestra ¿verdad? - Roland clava sus ojos en Rusty y este escupe al suelo, hay algo de sangre pero mucha menos que antes. - Exacto... no es cosa tuya. - Os mira y da un par de pasos apra pillar un vaso y beberlo lentamente. - Mierda... estaba sediento. - Con cuidado se sienta y se apoya contra una viga.

Roland escucha el comentario de Shane y sonrie sin decir nada, el puro esta justo entre sus dientes y tiene mas pinta de maniaco que otra cosa. Aun asi no dice nada, sigue observandoos, esperando ver a que solucion llegais.

Parece que esta a punto de hablar cuando la risa de la rubia, la esposa de Roland os alcanza. En ese instante Shawn aparece dando la vuelta a una de las tiendas con la mujer al lado, charlando amistosamente. Roland no hace gesto alguno a diferencia de antes, en todo caso si creyeras que es probable, parece que una leve sonrisa asoma a sus labios. La rubia se larga y Shawn vuelve hacia vosotros, mira a los nuevos y sonrie abiertamente. - Asi que somos mas. Mejor, si mucho mejor. Si nos tiene que dar por el culo que al menos toquemos a menos por cabeza. - Mira a las mujrres y sonrie, si algo puede decirse de su mirada es que os trata como a iguales. No menosprecia vuestro sexo ni de cerca, es mas parece preferirlo, al de los hombres. Su sonrisa, es una de esas magneticas, agradables y que no tienen ni una piazca de mala intencion. Parece un ligon consumado pero aun asi, no esta ligando solo saludando como solo él sabe hacer. - Lo dicho, cuantos mas mejor. - Mira a Kiabi y al apaño que le ha hecho a la loca del bate. - Joder, hacia tiempo que no veia un trabajo asi. - Sin mas pasa al lado de Ligeia y mira el bate. - Home run baby! - Sigue hacia delante pero al ver a Andriel, su mirada, su pose, simplemente se encoge de hombros y levanta la manos en ungesto casi comico sino fuera porque tiene toda la pinta de saber valerse por si mismo. Tras esos momentos se acerca a Tee y se deja caer contra la muralla justo a su lado. - Bueno que... ¿Algo nuevo sobre las granjas? Porque sin duda ya tenemos un equipo listo. - Sin perder la sonrisa de los labios murmura algo para Tee antes de mirar a los demas, esperando respuesta por su pregunta.

Rusty tose antes de contestar. - Es una mierda, pero si tengo algo de informacion. Abre su chaleco y de uno de los bolsillos internos saca un fajo de papeles. - Si cualquier os acercais, veis que no hay niguna esquema solo numeros... aproximados de lo que os podeis encontrar y esos numeros no molan nada. Rusty pasea uno de sus dedos por los numeros y los va diciendo en voz alta. - Hay dos granjas, cada una de ellas posee tres atalayas. Es bastante probable que al menos una de ellas tenga una metralladora posicional. Ademas el exterior es una muralla de escombros, madera y valla metalica, colocada de forma que no hay demasiados puntos ciegos. La unica entrada esta fortificada, no se si tienen de esa mierda de pinchos para evitar un asalto directo, pero parecen muy capaces de parar cualquier vehiculo que se les acerque. Por lo que se solo se ha intentado dos veces y las dos fue una masacre. - Pasa de linea y lanza un suspiro. - El numero de hombres depende de la epoca pero ahora mismo no deberian ser mas de cincuenta. Eso y una patrulla motorizada. dos vehiculos armados pero poco acorazados. Dudo que los rifles normales les hagan mucho pero un buen rifle de franco o una mina haria maravillas. Aunque las rutas que siguen no las se. Los datos no son del todo exactos, pueden haber pequeños cambios pero en general... deberia ser asi. Me fio mucho de quien me ha dado esta informacion.

Roland abre la boca por vez primera desde que Rusty ha empezado a hablar. - Se las rutas aproximadas que toman. Si teneis alguien que sepa hacer explosivos. Os dire donde colocarlas, aunque no tengo explosivos para daros. - Duda un segundo y asiente mas para si mismo. - Tenemos la materia prima, si sabeis que hacer con ella. Hace poco le jodimos a Hannibal, asi que... solo os falta un quimico. - En ese momento Dante da un paso adelante con una amplia sonrisa, casi como un lobo que ha encontrado una presa deliciosa. - Sera un placer, de paso puedo haceros alguna como pago por las que nos llevemos. - Roland le mira y asiente. - Trato hecho.

Algo es algo, no demasiado pero aprece que al menos ya sabeis a lo que os enfrentais... o al menos a una idea aproximada. Solo falta ver como lo enfrentareis.

La veo ahi, sentada en el suelo o acuclillada, mientras trata las nalgas de mi escualo. Me aparto ligeramente para darle mas espacio para que haga su trabajo, mas mi mirada se clava en ella y mis fosas nasales se mueven, apenas perceptible para los demas, pero si para vosotras dos. Estudio cada movimiento sin decir palabra, por mi rostro podriais pensar que estoy contento con lo que haces, mas la verdad es que no estais segura ninguna de las dos. Mis ojos son los de un animal, uno que te esta estudiando y que por el momento no parece decepcionado, aunque no parece nada sexual, solo pareces haber despertado el interes de una bestia con forma de hombre. Al cabo de unos segundos que se te hacen eternos levanto de nuevo la mirada y susurro a mi escualo preferido.

- Huele bien. Ha habido mucho hierro y fuego en su vida... pero huele bien. - Tras eso me quedo donde estoy observandoa  los demas y sin volver a dirigirte la mirada. Ni siquiera se inmuta cuando Shane os llama novias, es mas parece no ahcer caso al hombre, como si estuviera en otra cosa.

Me apoyo en la misma muralla que tu, no me pasa desapercibido tu mal humor y lo comprendo. Mi mano pasa por tu pelo y te coloca un trozo de pelo tras la oreja, uno de esos pelos rebeldes que a él tanto le gusta poner en su sitio. El gesto podria ser cariñoso, pero no aqui delante, no porque tenga algun problema sino porque no es el momento. Las yemas de mis dedos se apoyan levemente en tu mejilla, con un roce casi electrico, cuando mis labios se abren para susurrarte. - La rubia es... mi hermana. - El tono que usa es al mismo tiempo de felicidad y de pesar, pero parece como si hubiera dejado atras un peso del que no eras consciente. - Dice que hacemos buena pareja, que mi sonrisa es diferente. - Te miro y hago una cara de gilipollas profundo, antes de mirar de nuevo hacia los demas, quedandome de perfil al lado tuyo. - Le he dicho que lo que haces es matarme a polvos, de ahi la sonrisa. - Me rio por lo bajo mientras te guiño un ojo, antes de reirme un poco mas... mas cosa rara mi mano se desplaza hasta quedar justo sobre tu cintura, entre tu culo prieto y la espalda. Mas no es el hecho en si, sino la forma, lo que resulta raro.