Partida Rol por web

- El responsable es el sargento, guapa. Si desobedecemos al mando nos pueden castigar. Si desobedecemos al sargento nos pueden ejecutar incluso si -y no digo que lo esté haciendo- incluso si él estuviese desobedeciendo órdenes. -Comentó Laura lacónica- Además: la radio está en el Chimera y los comunicadores individuales solo alcanzan un kilómetro. ¿Cómo informamos sino de lo que encontremos?

Mientras hablaba luchaba con el Auspex buscando una ruta adecuada. Era más dificil de lo que parecía o el espíritu máquina no quería colaborar. Pero no podía ser tan difícil. Antes habían creído que el tanque no podría pasar, pero cuando hizo falta bien que pasó...

- Con lo que, por lo que a mi respecta, solo he oído las palabras "Perseguir" y "Chimera". Hay mucha estática. 

- Chicas... - Intervino Macmardiggan. - Sigamos las órdenes o no, estamos jodidas. - Lo cierto era que el asunto pintaba bastante mal. - Propongo algo sargento... - Miró a Curce. - ¿Por qué no se adelanta alguien al chimera y realiza una batida a algunos metros, mientras el transporte sigue detrás pasando más o menos desapercibidos? Si el bastidor localiza algo, nos lo comunica por frecuencia interna. De esa forma tenemos el transporte cerca y no desobedecemos las órdenes...

Una cosa tenía clara Macmardiggan. No quería morir en aquel mundo agrícola. No quería morir en general, pero hacerlo allí iba a ser un tremendo deshonor y una total decepción para ella y para su familia. No le quedó más remedio que alistarse, pero encontró el consuelo en la idea de que iba viajar a otros mundos y en qué iba a conocer la galaxia. Parecía que aquellos xenos y las zorras de sus compañeras, le pretendían privar de eso también.

- O nos quedamos yo y Roberto esperando a los médicos. Si tienen algún encontronazo antes de los cinco minutos que tienen que tardar, me llaman, meto la directa y estoy con ustedes a tiempo para el apoyo y la evacuación. 

"Que abra dice. Ahora va a resultar que aquí la señorita es mariscala garrapiñada de los ejércitos y yo sin enterarme"

Katarina mira de reojo hacia donde está sentada Laura.

-Era pura cortesía- dice antes de accionar la apertura manual de la rampa- la última que recibas de mi parte- le espeta con desprecio. Muchas veces se habían enfadado, como todas después de mucho tiempo conviviendo, y se habían reconciliado siempre, así que antes de decir algo de lo que se pueda arrepentir más tarde, Katarina sale del vehículo.

La idea de Grenda me parece una buena salida, pero como no, Laura tiene que proponer OTRA cosa, no sea que se quede callada más de 5 minutos y nos olvidemos de su exixtencia. Eso sí, Molkov se queda justo en la puerta del vehículo, por fín al aire libre, y espera lo que ordene hacer el sargento. Si sigue con su idea de ir en el transporte, Katarina irá detrás de él corriendo.

Está tan encariñada con Roberto que seguro que se frota contra él por las noches hasta dejarlo reluciente. el dios máquina tiene que estar hasta los cojones de ella, si tiene que oir unas cuantas bromas más y fijo que se autodestruye.

"¿Y si el espíritu máquina se enfadase y metiese la marcha atrás por su cuenta?" Pensó Laura elaborando mentalmente en torno al concepto de "cortesía".

Y ahora una discusión sobre las órdenes. Estaba claro que iban a morir allí...
Yulia bajo la cabeza y se centró en los cuidados de los heridos. Si no había escuchado las primeras órdenes, no las había desobedecido. Si el sargento mandaba algo tendría que hacerlo y, porque negarlo, la seguridad que le daban las planchas de acero era muy reconfortante. Salir al exterior era ponerse en peligro, que como soldado imperial lo haría, pero cuando más tarde mejor.
Se afanaba en los vendajes y apositos, cualquier cosa menos levantar la cabeza. Ella no sería la encargada de realizar el reconocimiento.
Sus labios mostraron una sonrisa al recordar lo gracioso de la situación. Todo le estaba recordando a la escuela cuando era una niña. Cuando el profesor realizaba una pregunta y todos los alumnos se hacían pequeños, se encogían e incluso se tapaban el rostro para no tener que responder

El sargento suspiro... y contesto molesto:

-lo cierto es que habia mucha estatica, pero tal vez escuche algo de a pie como dijo Molkov..no estoy seguro...- si estaba seguro, pero no se iba a enfrentar a un tribunal militar. Si toda su escuadra hubiera asentido habria sido diferente.

-Brich, Grant y Bianchi, os quedareis en el chimera a la espera del equipo medico y atentos a la radio... los demas iremos a pie, tal y como nos han indicado. Molkov, te adelantaras en silencio al grupo, unos cuarenta metros e iras por delante- sin duda de Molkov emanaba un dulce olor a valiente que el sargento no pudo ignorar y la puso en primera linea, probablemente como consecuencia de su actitud disidente. -los demas iremos en rombo detras de ella, Bianchi, atenta para acarcarte si necesitamos ayuda..brich, entiendo que puedes disparar desde le chimera, hazlo... quedate y nada de marcharse con el equipo medico. 

Las ordenes del sargento estaban claras, había que ir, "Sargento, creo que yo debería ir primera de la columna, llevo un lanzallamas, por lo que puedo ir de vanguardia" le digo al sargento antes de saltar y salir del chimera, no quería que me dejaran de las ultimas, quería matar a lo que dirigiera a los bichos esos, y así poder disfrutar matando unas cuantas cosas antes de salir de aquel planeta, rumbo a lo desconocido y luchar por el emperador.

Le había tocado quedarse fuera del transporte. Ese era un inconveniente para salir con vida de aquella, pero al menos Curce había tenido dos dedos de frente y le había hecho caso. El chimera se quedaría a pocos metros de distancia de ellos. Siempre era mejor que nada.

- Si nadie se opone,e pondré en el flanco izquierdo del rombo. - Habló la recluta.

Si la suicida de Uvas quería ir en vanguardia, no sería ella quien se lo impidiera. Además llevaba el lanzallamas. Tenía sentido. Sin más que hablar y armada con su carabina, comenzó a caminar hacia lo desconocido.

- Roger, mi Sargento. -replicó Laura espantando los pensamientos de francotiradoras aplastas contra el suelo- 

Se recostó en el asiento  se palpó los bolsillos. Como no, no había pensado en traer tabaco. 

Se volvió a asomar a la escotilla del conductor: ya habría tiempo de estar encerrada: si venía algo quería verlo.

Se dispuso a cerrar la rampa de nuevo, y a poner el cierre centralizado. Luego recordó su Auspex, y pensó echarle un vistazo también, en previsión de que algo se les acercase por donde no debía:

Katarina acelera el ritmo y comienza a moverse mientras, pistola en mano, barre los arbustos a su paso buscando uno de esos bichos xenos escondidos. Su espada sierra va delante, por si necesita detener algo que salte sobre ella sin previo aviso.

Las huellas dejadas por una horda de 50 xenos que solo piensan en comer y correr deja un rastro bastante claro. Avanzáis bajando por un terraplén y vadeando un pequeño arroyo. Las huellas continúan en la otra orilla durante un tiempo, hasta que el rastro por fin parece que llega a su fin. Una turba de huellas de tres dedos parecen salir y entrar de un seto ubicado al pie de una escarpada pared que rodea una serie de colinas en forma de anillo.

Detrás del seto, una cueva parece introducirse en la pared de roca.

Siguieron las huellas hasta aquella cueva que descubrieron detrás del seto. A tenor de todas las huellas que allí se encontraban parecía estar evidente, o al menos eso quería creer Macmardiggan, que esa era única entrada y salida

- Sargento, sugiero apostarnos aquí y solicitar apoyo. - Dijo la soldado. - Aquí tenemos al enemigo controlado. Entrar sin esperar refuerzos y sin saber que nos podemos encontrar es una temeridad. - Se quedó unos instantes pensativa. - Si es necesario podemos dar un rodeo a la zona buscando nuevas entradas. ¿Qué opina?

- No estoy herida y el vehículo está operativo -respondió Laura cuadrándose ante los médicos- Mi deber es permanecer aquí por si mis compañeras necesitan apoyo o extracción. Estaré bien señor.

Cerrando de nuevo las rampas, Bianchi se puso a la radio:

- Sargento, aquí transporte: los sanitarios han llegado sin novedad y evacuado a los heridos. Me piden que felicite a Yulia por el buen trabajo. ¿Han encontrado algo? ¿Desea que lo radie a la base?

Laura se sorprendió manoseando el freno de mano mientras hablaba. Le picaba el pie del acelerador casi tanto como el dedo del gatillo.

Katarina negó con la cabeza hacia Grenda, no estaba de acuerdo con ella.

-¿Y de qué pedimos apoyo? ¿Y cuanto apoyo? ¿una unidad? ¿una compañía? ¿un regimiento?- seguía con la mirada fija en la entrada de la cueva como una boca que quería comerles- Tenemos que hacer contacto con el enemigo y confirmar su amenaza para poder actuar en consecuencia.

La temeraria Molkov, intentaba buscar razones para meterse ahí de cabeza, destripar a los dueños de aquellos bichos y vengar a todos los que estaban muertos. También quería fama para su unidad. Mínimo había que matar a 10 enemigos del emperador, según su teoría, antes de morir en paz como un buen soldado imperial, le faltaban 8.

La soldado especialista en cuerpo a cuerpo era sigilosa y no se había limpiado nada de la sangre que la había cubierto, como buena cazadora siempre tenía en cuenta el olfato de su presa. Matar le había sentado bien, muy bien, quizás tanto como para no compartir su, quizás, gozo ante una posible matanza con sus compañeros. Intentó no parecer muy ansiosa.

Una cosa era examinar una zona en busca de posibles enemigos y otra bien distinta lo que estaban haciendo. Se dirigían al encuentro cierto de Xenos. Seres que solo pensaban en matar y desmembrar ¿Había llevado suficientes vendas?
-Con un poco de suerte con el lanzallamas acabamos con todos- Cada pasó la costaba más que el anterior. Incluso arrastraba ligeramente los pies. Levantó la cabeza para mirar a la estrella brillante que los iluminaba ¿Se llamaría también Sol? -Cuando anochecerá? Este maldito día tiene que acabar, mañana veremos todo de otra forma

Ya estaban fuera del vehículo, y ahora tocaba empezar la exploración en busca de los xenos, "yo también lo espero, así tendre mas xenos que anotar en mi lista para cuando me muera entregarsela al emperador y que vea todo lo que he limpiado la galaxia en su sagrado nombre" le digo a mis compañeros mientra vamos de exploración, con la mirada atenta a todo lo que se moviera, para evitar que la emboscasen.