Partida Rol por web

Atreo se detuvo - Un momento, algo no va bien. - dijo, mirando alrededor y percatándose de la situación. Hasta ahora había ido cegado por las prisas y la urgencia, pero ahora que ya se había calmado, fue capaz de ver que algo no funcionaba como tocaba. Si realmente iban a por ellos, ¿por qué no sonaban los cuernos de alarma, las campanas, gritos y carreras? Pasaba algo, pero parecía ser ajeno a ellos...de momento, una cosa que podía cambiar en cualquier instante. Un pequeño contingente de hombres armados, con la princesa a la cabeza, venía hacia el edificio que les habían concedido para aposentarse.

Antes de comenzar la huida, detuvo al resto y miró hacia donde venían las tropas. - General, ¿se ve algo desde ahí arriba? Necesitamos más información...y yo puedo conseguirla. ¿Si van a atacarnos, porqué envían a la princesa en cabeza de la comitiva? Sugiero, General, aguantar el tipo aquí y esperar acontecimientos. No podéis salir sin que los guardias os vean, y en cuanto se den cuenta que hemos huido, entonces sí que vendrán a por nosotros. -  Se acercó a Lykaios y le dijo - Hermano, dame el saco, si te encuentran con eso te matarán. Ocultar el escudo o disimuladlo de alguna forma, que no lo reconozcan, pero ésto me lo llevo yo. General, yo sólo puedo liberar a Ischyros, pero si me seguís todos, va a ser imposible, hay demasiado terreno que cubrir y si los soldados están en alerta, será totalmente una locura. Se hará lo que ordenéis, pero veo más prudente que esperéis acontecimientos y reaccionéis, a iniciar una acción sin vuelta atrás definitivamente. Por mi parte, me presento voluntario para buscar a Ischyros. Podemos establecer un punto de reunión al sur, en el templo de Hera o en el de Poseidón, pero estaremos encerrados, a menos que desde allí se pueda acceder a alguna cala donde hayan barcos para poder salir de aquí navegando. - dijo cogiendo el saco con las armas. -  ¿Puedo irme, General? - Atreo estaba nervioso, porque no podía dejar pasar ni un segundo más antes de comenzar con su carrera contra reloj, literalmente.

El saco lo volvería a esconder y a partir de ahí se iría a investigar qué sucedía, a sacar a Ischyros o morir en el intento..y si luego podía recoger el saco, reunirse con el resto y huir, mejor que mejor.

El jonio escuchó atentamente a su hermano, sin duda era extraño lo de ese guardia, por lo que le dijo a Anatolius e Ifiansa:

-Puede que sea Ischyros disfrazado de guardia, quizás la princesa Melani no viene con malas intenciones... -musitó aunque al decirlo le parecía bastante improbable, pero al ver como los guardias les permitían el paso quizás no fuera muy descabellado.

Así pues, con la premura como única premisa se dispusieron a reunirse con los demás y que Ifiansa les contase lo que había averiguado...

Spyridon asintió.

- Es mejor que lo intentes solo. Todos juntos sería un suicidio. - El resto de opciones bullían en la mente del general. - El sur es una trampa, no podremos salir por ahí... pero al norte está todo el ejército...

- ¿Qué tan lejos están nuestros compañeros? ¿Vienen aquí? Quizás la postura más razonable sea esperar un poco aquí. Si nos pillan siempre podemos decir que ante la alarma salimos de nuestras habitaciones, pero creo que la lucha ya es inevitable. - miró con desagrado lo que se le había robado al rey - Por favor, mantened eso oculto... ya tenemos bastante.

- Quizás ir al tempo de Hera sea una idea razonable, si nos pillan allí siempre podemos decir que fuimos a consultar a la diosa - miró con aprensión el saco con las cosas del rey - aunque mientras llevemos eso encima cualquier cosa que hagamos o digamos seguramente ni será escuchada.

- Atreo, Spyridon, es solo una idea, y se que el tiempo corre en nuestra contra, pero aun así ... sobrino, ¿podrías llevar a otro contigo?. Si el poder de esconderte te permite, cubrir a otro, sería una buena idea esperar a que Anatolius y Talios lleguen hasta nosotros, ellos llevaron a Ischyros hasta su "nueva residencia", y en cualquier misión de infiltración, es bueno contar con apoyo. No me gustaba para nada quedarme en la reserva, como habían remarcado, esta era una misión en la que acudiendo todos, poníamos en peligro la misma. - Esta mansión es una ratonera, mucho mejor sería ir hasta el templo de Era, como bien habéis dicho.  Acercándome hasta la chimenea, y recogiendo una parte importante de las cenizas, me pongo a quitar el lustre al escudo del rey ... no lo cubriría del todo pero al menos sería menos reconocible en nuestra marcha.    

- No tío, no puedo. Lo siento, pero sólo me afecta a mí. - le respondió en un susurro, desde la seguridad que le daba su invisibilidad. El saco que llevaba con las armas del Rey era un engorro. Debía esconderlas cuanto antes.

No podía demorar más su partida, pero sí que era cierto que Anatolius y Talios habían ido a llevar a Ischyros, por lo que sabrían dónde estaba. - Me cruzaré con ellos y les diré quien soy, les preguntaré cómo llegar a Ischyros y saldré hacia allí. Ya resolveremos luego la vuelta. Lo que es indudable es que si se está movilizando el ejército, habrá suficiente movimiento como para pasar desapercibido. De hecho, creo que es la única oportunidad que tendremos para sacar a Ischyros sin que se den cuenta, mañana ya será tarde. ¿Por cierto, no teníamos un búho? ¿No podría hacer de explorador?  - dijo Atreo, recordando al magnífico animal y regañándose internamente por acordarse tan tarde de tan magnífica opción.

Dicho y hecho, Atreo se preocupó en volver a esconder a conciencia el saco en los baños, para después moverse en dirección hacia Anatolius y Talios. Tenía que hablar con ellos antes de salir disparado hacia Ischyros.

La verdad es que Hypatia no ve una salida pacífica de esa situación y cree que todo va a acabar bastante mal, pero lo hecho, hecho está. Mientras Atreo, su tío y el general Spyridon acaban de ultimar lo planes, ella se centra en escuchar lo que sucede a su alrededor. Aunque se haya dado la alarma en el palacio del rey, no parece que vayan a atacarles cuanto antes. Sin duda, no necesitarían un ejército para arrestarlos, y más teniendo en cuenta que están en ese palacete encerrados y rodeados de guardias.

La buena noticia es que Ifianasa, Anatolius y Talios ya están llegando a donde están ellos.

Hace un gesto a los demás para que no se muevan. Algo... algo en aquellos hombres no le hace sentir que vayan a entrar en combate con ellos.

-Iscyrios está con ellos... lo noto - susurra para que sus compañeros la oigan.

Quizá no la crean, pero tantos años al lado de su hermano hace que pueda reconocerlo hasta si se disfrazase con otra piel. Sin duda, la princesa ha sacado a su hermano de su cautiverio. Pero no entiende la razón. ¿No está la princesa en contra de ellos? En realidad, las dos gemelas están en contra de ellos.

Atreo tras plantear un nuevo plan, marchando ahora el en solitario, tomó las armas capturadas y cruzó la edificación para salir por las piscinas de los baños hacia el exterior, pero en ese momento la forma del gigantesco Talios hizo aparición seguida de su hermano Anatolius y de la bella sacerdotisa Ifianasa. Claramente Anatolius y los demás llevaban prisa y por ello habían llegado hasta allí antes de que siquiera los demás pudieran ponerse de acuerdo sobre su proceder. Mentor, quien también estaba con ellos, aleteaba sus alas con nerviosismo, como si quisiese también que se dieran prisa.

Para aquellos momentos ya Lykaios había bajado al patio interior, aunque Dareios aun se encontraba en mal estado y se sostenía ostensiblemente en el hombro de su hermano mayor. Theron por su parte había disfrazado parcialmente el escudo y no tenía intención de exhibirlo frente a la princesa, quizá con ello consiguiera que lo ignorase o que al menos no lo descubriese.

– Tenemos noticias – exclamó la sacerdotisa de Hera. – Pero hablaremos en el camino, debemos marcharnos. Tomen todo lo que necesiten y salgamos de esta ciudad. Debemos hacerlo por mar, así lo demandan los dioses – ordenó la sacerdotisa sin dar verdaderos detalles de todo, aunque Talios y Anatolius parecían convencidos de la premura en sus palabras.

– Poseidon no estará a gusto, y "no" deberemos pasar demasiado tiempo en el mar o le daremos la oportunidad de desatar toda su ira contra nosotros. Pero por tierra fracasaremos, y nuestra muerte debilitara todo lo hasta ahora hecho. El Hades se mueve y lo ha confundido todo, y no solo en el Olimpo. Muchas fuerzas están en juego y nosotros somos una pieza crucial.

Hera nos ordena salir de aquí y llegar a Tierra para regresar a Micenas, allí tenemos un deber que cumplir, y más allá nos guiará después nuestro destino, pues la verdad de todo nos será revelada ante el oráculo de Delfos – en aquel momento uno de los guardias que cuidaban la puerta del edificio donde se encontraban entró corriendo alertando a sus demás compañeros; tanto a aquellos que montaban guardia en el interior y el exterior como a los dos que se mantenían en su pequeño dormitorio. Sus palabras eran claras, el rey les ordenaba acudir a su llamado junto a todas las fuerzas de Asine, la princesa y sus hombres habrían de tomar el control de aquella casa de invitados.

Spyridon asintió. Ifianasa tenía una relación especial con los dioses y por ello el general no le discutía nada. Personalmente consideraba una buena idea no desafiar a Poseidon, en ese aspecto su confianza en la sacerdotisa era total y el camino que ella eligiera sería el que él seguiría.

- Esto se está poniendo mal... si tenemos que hacer algo hay que hacerlo ya. - El general observaba la figura de Dareios, lo que les faltaba era cargar con un borracho.

Atreo esperó a que los guardias relevados se fueran y subió hasta el cuarto aprovechando la confusión del cambio de guardías. Entró al cuarto y escuchó lo que dijo Ifianasa, preguntando desde las sombras  - ¿Dónde está Ischyros? ¿Viene con vosotros? - . 

- O tengo que irme a por él. - pensó. 

- ¿Y bueno....qué sucede aquí? - preguntó, como si fuera obvio que hacía falta una explicación sobre porqué venía la princesa con soldados y sus amigos y encima, hablaban de escapar con total libertad delante de ellos. 

Atreo podría irse sin Ébalo si la cosa estaba muy forzada, pero nunca sin Ischyros. 

El gigante asintió a las palabras de la sacerdotisa suscribiendo la necesidad de premura, a lo que añadió a modo de aclaración:

-Sí, hemos venido aquí directamente tras encontrar a Ifiansa en el templo, es cierto que debíamos haber ido por Ischyros, pero la ciudad está como en estado de guerra, por lo que nuestra compañera insistió en que vieniéramos aquí en primer lugar -añadió cuanto sabía esperando haber ayudado a sus compañeros.

Acto seguido fue hacia su habitación y se equipó con las nuevas armas que el rey les había entregado, demasiado había tenido que suplicar para que se las concediera como para dejarlas atrás ahora. Había llegado el momento de probar si Carackginius podía seguir siendo letal incluso tras su muerte.

Con las palabras de la sacerdotisa, nuestro destino estaba marcado, aunque ahora mismo lo importante era salir de la villa. Y uno de los problemas era la comitiva de la princesa que rápidamente, se dirigía hacia nosotros.

- Puede que sea cosa de la noche, y de mis ojos cansados, pero juraría que en la comitiva de la princesa, Ischyros marcha entre ellos. Como había dicho, podía ser solo imaginaciones mías, pero de no serlo ... ¿cual era la razón des esta inusitada, alianza?. 

– ¿Ir por Ischyros? – exclamó la sacerdotisa claramente sorprendida, – ¿donde está? ¿qué le ha pasado? – preguntó de nuevo con clara insistencia en su perturbado rostro, cosa que no era nada usual en ella. – No me dijeron que teníamos que ir por él, y mucho menos que algo le había sucedido – reclamó a los hermanos jonios claramente preocupada. Aunque cierto era que había estado tan concentrada en su deber para con la diosa Hera, que no había reparado en los detalles. Y no solo no había preguntado por la situación actual en la acrópolis desde su partida, si no que incluso no recordaba con claridad lo que Talios le había dicho al reencontrarse.

-Ischyros está bien. Fue encarcelado durante el banquete, pero sé que está entre los hombres a las órdenes de la Princesa. Puedo sentirlo. No habrá que ir a buscarlo.

Que su tío también haya visto a Ischyros o percibido, al menos, hace que se reafirme en su sensación de que se encuentra entre los soldados aunque no entiende por qué. ¿Cómo ha conseguido camuflarse entre los soldados de la guardia de la princesa como si fuese uno más? 

Mira hacia los soldados dorios.

Pocos metros ya me separan de mi familia y casi no puedo esperar a volver a verles. No ha pasado nada de tiempo prácticamente desde aquel momento frente al rey donde pronuncié aquellas verdades que nada bien le sentaron pero se siente como si hubiese sido una larga condena.

La princesa ordena que la guardia se retire y dice que dejará a sus propios soldados en aquella posición, lo que despejará el camino para que podamos ingresar al edificio. No sé si la mujer querrá entrar para decirle algo al grupo o se dará por pagada cuando yo me reúna.

"No me importa mientras pueda volver a reunirme con ellos e irnos de aquí de una vez."

Continúo avanzando cuando veo como parecen retirarse. Mantengo el paso firme pues no es momento de llamar la atención, por más ansias que tenga de saludarles. No es momento de cometer un error, no debemos dar ni un paso en falso, o más importante ahora es seguir el plan.