Partida Rol por web

El Cisma

Capítulo II: Vínculos dolorosos

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26/04/2017, 22:57
Narración

Dormías plácidamente. Un sueño tranquilo y merecido, un sueño reparador que alejaba los pensamientos y te permitía hundirte en tus propias reflexiones, un descanso placentero libre de sueños, pero era lo que estabas necesitando. Tu respiración rítmica te arrullaba con gran tranquilidad, tus músculos están relajados, tu mente solo visualiza la apacible ausencia de ideas, la calma. Y de alguna manera estabas consciente de todo esto mientras ocurres, estas dormido y a la vez, no lo estás. 

Aquel sonido te despierta, te saca bruscamente de aquel extraño y relajante trance. Un golpe metálico, fuerte, seco, vibrante, como una campana de hierro en medio del silencio de la noche, resonando en tu cabeza. Tomas unos segundos en reaccionar, y unos cuantos más en asociar aquel chasquido férreo a la puerta. Las luces artificiales y azuladas de las dos pantallas de tu ordenador sobre la mesa te permiten contemplar siluetas incompletas, los bultos de tus objetos dispuestos desordenadamente por tu cuarto, el portátil sobre la mesa, tu móvil sobre el escritorio. Las primeras ideas que saltaban a tu mente eran extrañas y caóticas, recordando donde habías dejado cada cosa al tiempo que no necesitabas mirarlas directamente. Pero no era eso lo que llamaba tu atención, era la luz en donde estaba la puerta de entrada, una luz que no estaba antes allí, porque la puerta había estado cerrada.

Había algo más. Una silueta, a contraluz, una sombra antropomórfica que parecía deslizarse silenciosamente. La luz que entra no te deja ver bien, tu corazón late con rapidez, sientes como tu cerebro se activa violentamente, empujándote a despertarte, sientes la adrenalina correr por tu cuerpo, mientras intentas levantarte, pero aquella presencia está sobre ti. Escuchas un segundo chasquido, una chispa que huele a ozono, o a lo que sea que huela el aire al quemarse. El brazo de la aparición se mueve hacia ti, sientes la punzada en el abdomen, sientes la fuerte descarga corriendo por tu cuerpo, intentas gritar, mientras tus ojos se abren de par en par, mientras pierdes el control de tus músculos y comienzas a convulsionar violentamente, mientras la voz, aquella extraña voz, llega a tus oídos como un gorjeo siniestro que taladra tu cabeza, a medida que la oscuridad envuelve tu visión.

Entonces, te despiertas intempestivamente. Tu habitación da vueltas, y el dolor ha sido insoportable. No puedes resistir las náuseas y terminas vomitando en el piso de tu cuarto, mientras gotas de sudor frío recorren tu rostro y tu cuerpo. Aquella habitación, la que veías, no era tu habitación, no era tu casa. ¿Había sido un sueño? El dolor había sido agonizante y real, no estás seguro de si gritaste o no, pero tus recuerdos son un amasijo deforme de verdades artificiales. Intentas moverte y sientes un agudo dolor en el costado y cuando levantas tu camiseta, descubres un moretón de aspecto negruzco allí, en donde en aquella horripilante memoria, la figura había enterrado su arma.

Los golpes en la puerta te hacen sobresaltar. Alguien está tocando allí. -Aid... ¿estás bien? Te he oído gritar- la voz de Andy se escucha desde el otro lado, se oye intranquilo y parece estar inseguro de si debe entrar. Descubres que tus manos aún están algo temblorosas y que tu garganta está bastante seca...

Notas de juego

Tu Quintaesencia inicial es igual a tu puntuación de Avatar.

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26/04/2017, 23:54
Narración

Dormías plácidamente. Un sueño tranquilo y merecido, un sueño reparador que alejaba los pensamientos y te permitía hundirte en tus propias reflexiones, un descanso placentero libre de sueños, pero era lo que estabas necesitando. Tu respiración rítmica te arrullaba con gran tranquilidad, tus músculos están relajados, tu mente solo visualiza la apacible ausencia de ideas, la calma. Y de alguna manera estabas consciente de todo esto mientras ocurres, estas dormido y a la vez, no lo estás. 

Aquel sonido te despierta, te saca bruscamente de aquel extraño y relajante trance. Un golpe metálico, fuerte, seco, vibrante, como una campana de hierro en medio del silencio de la noche, resonando en tu cabeza. Tomas unos segundos en reaccionar, y unos cuantos más en asociar aquel chasquido férreo a la puerta. Las luces artificiales y azuladas de las dos pantallas de tu ordenador sobre la mesa te permiten contemplar siluetas incompletas, los bultos de tus objetos dispuestos desordenadamente por tu cuarto, el portátil sobre la mesa, tu móvil sobre el escritorio. Las primeras ideas que saltaban a tu mente eran extrañas y caóticas, recordando donde habías dejado cada cosa al tiempo que no necesitabas mirarlas directamente. Pero no era eso lo que llamaba tu atención, era la luz en donde estaba la puerta de entrada, una luz que no estaba antes allí, porque la puerta había estado cerrada.

Había algo más. Una silueta, a contraluz, una sombra antropomórfica que parecía deslizarse silenciosamente. La luz que entra no te deja ver bien, tu corazón late con rapidez, sientes como tu cerebro se activa violentamente, empujándote a despertarte, sientes la adrenalina correr por tu cuerpo, mientras intentas levantarte, pero aquella presencia está sobre ti. Escuchas un segundo chasquido, una chispa que huele a ozono, o a lo que sea que huela el aire al quemarse. El brazo de la aparición se mueve hacia ti, sientes la punzada en el abdomen, sientes la fuerte descarga corriendo por tu cuerpo, intentas gritar, mientras tus ojos se abren de par en par, mientras pierdes el control de tus músculos y comienzas a convulsionar violentamente, mientras la voz, aquella extraña voz, llega a tus oídos como un gorjeo siniestro que taladra tu cabeza, a medida que la oscuridad envuelve tu visión.

Entonces, te despiertas intempestivamente. Tu habitación da vueltas, y el dolor ha sido insoportable. Te atoras intentando modular la respiración, mientras varias arcadas te obligan a girarte torpemente para no vomitar sobre la almohada. Gruesas gotas de sudor frío caen sobre tu rostro, y tras intercalar inhalaciones y espiraciones agitadas, comienzas a comprender que aquella habitación de tu visión no era tu habitación, aunque se sentía familiar. ¿Había sido todo aquello un sueño? El dolor había sido agonizante y real, no estás seguro de haber gritado, y tras unos instantes, comienzas a toser nuevamente.

Tu cabeza palpita con fuerza, Cuando intentas moverte, sientes un agudo dolor en el costado y cuando revisas la causa, descubres un moretón de aspecto negruzco allí, en donde en aquella horripilante memoria, la figura había enterrado su arma. Y sin embargo, aquello no había sucedido, y seguías allí, en casa, bajo el amparo de la oscuridad, y con el corazón latiéndote con fuerza, mirando muy fijamente la puerta de entrada como si en cualquier momento se fuese a abrir intempestivamente...

Notas de juego

Tu Quintaesencia inicial es igual a tu puntuación de Avatar.

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27/04/2017, 00:10
Narración

Dormías plácidamente. Un sueño tranquilo y merecido, un sueño reparador que alejaba los pensamientos y te permitía hundirte en tus propias reflexiones, un descanso placentero libre de sueños, pero era lo que estabas necesitando. Tu respiración rítmica te arrullaba con gran tranquilidad, tus músculos están relajados, tu mente solo visualiza la apacible ausencia de ideas, la calma. Y de alguna manera estabas consciente de todo esto mientras ocurres, estas dormido y a la vez, no lo estás. 

Aquel sonido te despierta, te saca bruscamente de aquel extraño y relajante trance. Un golpe metálico, fuerte, seco, vibrante, como una campana de hierro en medio del silencio de la noche, resonando en tu cabeza. Tomas unos segundos en reaccionar, y unos cuantos más en asociar aquel chasquido férreo a la puerta. Las luces artificiales y azuladas de las dos pantallas de tu ordenador sobre la mesa te permiten contemplar siluetas incompletas, los bultos de tus objetos dispuestos desordenadamente por tu cuarto, el portátil sobre la mesa, tu móvil sobre el escritorio. Las primeras ideas que saltaban a tu mente eran extrañas y caóticas, recordando donde habías dejado cada cosa al tiempo que no necesitabas mirarlas directamente. Pero no era eso lo que llamaba tu atención, era la luz en donde estaba la puerta de entrada, una luz que no estaba antes allí, porque la puerta había estado cerrada.

Había algo más. Una silueta, a contraluz, una sombra antropomórfica que parecía deslizarse silenciosamente. La luz que entra no te deja ver bien, tu corazón late con rapidez, sientes como tu cerebro se activa violentamente, empujándote a despertarte, sientes la adrenalina correr por tu cuerpo, mientras intentas levantarte, pero aquella presencia está sobre ti. Escuchas un segundo chasquido, una chispa que huele a ozono, o a lo que sea que huela el aire al quemarse. El brazo de la aparición se mueve hacia ti, sientes la punzada en el abdomen, sientes la fuerte descarga corriendo por tu cuerpo, intentas gritar, mientras tus ojos se abren de par en par, mientras pierdes el control de tus músculos y comienzas a convulsionar violentamente, mientras la voz, aquella extraña voz, llega a tus oídos como un gorjeo siniestro que taladra tu cabeza, a medida que la oscuridad envuelve tu visión.

Entonces, te despiertas intempestivamente. Tu habitación da vueltas, y el dolor ha sido insoportable. El aire que respiras parece no ser suficiente y debes abrir la boca. Sientes un desagradable sabor a vómito subir por tu garganta, sientes tu rostro empapado de sudor y las inevitables arcadas que suceden a tu despertar. Poco a poco todo va tomando una forma más familiar a tu alrededor, mientras comprendes que la habitación que veías en tu sueño no era tu habitación, por más familiar que se sintiese. Pasan unos instantes antes de que descubras la mano de Naida en tu hombro y su rostro preocupado observándote.

-¿Cariño, estás bien? Estabas balbuceando y gimiendo- dice ella, y puedes notar la preocupación en tu voz. ¿Había sido todo aquello una pesadilla? El dolor había sido tan real... intentas decir algo, pero sientes una punzada de dolor en el costado, justo allí, en el sitio en el que la silueta te había atacado, y al palpar por reflejo, puedes sentir que hay algo. Tu garganta está seca y tus ojos algo llorosos, los latidos de tu corazón resuenan con fuerza en tu cabeza, mientras Naida espera aún una respuesta.

Notas de juego

Tu Quintaesencia inicial es igual a tu puntuación de Avatar.

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29/04/2017, 18:33
Oliver Gibbs
Sólo para el director

Primero expulsó aquel terror fuera de si. Permaneció en su lecho sin moverse. La mente domina la materia. Esa era una frase de perogrullo tan evidente por si misma que continuamente pasaba de largo por las mentes más obtusas. Bastaba ver un vehículo para darse cuenta de que era tan literal en su significado que se la solía tomar a broma pues: ¿qué era un vehículo sino materia a la que una mente había dado forma? Recordó su Nombre (su nombre real, no el que le habían puesto sus padres) e imaginó cómo se hacía más pesado, más nítido. Cómo echaba raíces y se sostenía a si mismo. Una vez hecho así, debía contemplar el hecho, la intrusión. Dilucidar si había sido su propia imaginación o si había ocurrido en realidad, y cuánto de lo observado había sido real y qué sugestión, si había habido sugestión.

Deseaba, con una animadversión y un odio enriquecedores en sí mismos, elevar a nivel consciente cada pequeño gramo de información que sus sentidos hubieran registrado sobre el hecho. Fijar la imagen del intruso, ponerle un Nombre.

¿Habían entrado? Era alarmante. Era necesario saber qué habían conseguido. Si tenían una conexión con él, ahora (recordó la aguja) debía ser muy fuerte. ¿Si? La conexión siempre tenía dos vías, era lo primero que había aprendido. Procedió con sigilo, aun en sus pensamientos.

Examinó también su mente. Debía conocer si se había realizado algún cambio. Si había habido alguna influencia. Daba igual que hubiera sido algún tipo de droga: su mente debía haber registrado la incapacidad de moverse, por ejemplo: aquella extraña parálisis. Sobre todo debía saber si había habido efectos a largo plazo, o si existía algún cuerpo extraño en su organismo. Imaginó sus terminaciones nerviosas como pequeños dedos tanteando con todo cuidado.

Todo ello sin, todavía, moverse ni un milímetro de la cama. Al observador ocasional podía parecerle que todavía dormía inquieto.

Notas de juego

Mente 1: dominio de uno mismo. Sería magia apoyando habilidades (meditación). Una vez conseguido, revivo la experiencia buscando llevar a nivel consciente cada gramo de información que haya podido recopilar sobre la intrusión.

Una vez tengo presentes los hechos, investigación: cualquier cosa que el intruso haya dejado atrás, un cabello, una mínima huella, cualquier cosa que me ayude a establecer conexión con él (sin hacerlo, solamente recopilar las posibles conexiones y atesorarlas para más adelante).

Ya me dirás cómo lo tiramos :)

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29/04/2017, 19:16
Oliver Gibbs
Sólo para el director
- Tiradas (5)

Motivo: dominio de uno mismo

Tirada: 2d10

Dificultad: 5+

Resultado: 9, 8 (Suma: 17)

Exitos: 2

Tirada oculta

Motivo: int+meditación

Tirada: 4d10

Dificultad: 6+

Resultado: 3, 2, 4, 10 (Suma: 19)

Exitos: 1

Motivo: repasar recuerdos

Tirada: 2d10

Dificultad: 4+

Resultado: 8 (Exito)

Motivo: repasar recuerdos

Tirada: 2d10

Dificultad: 4+

Resultado: 4, 7 (Suma: 11)

Exitos: 2

Motivo: repasar recuerdos (gasto 1 fuerza de voluntad)

Tirada: 2d10

Dificultad: 5+

Resultado: 3, 3 (Suma: 6)

Notas de juego

Dominio de Uno Mismo: mente 1, coincidente +3, en soledad +2. Invertir tiempo adicional -1 Dif 5. 2 Éxitos.

Repasar recuerdos: mente 1, coincidente +3, en soledad +2. Invertir tiempo adicional -1, gasto quintaesencia -1. Dif 4. Gasto de fuerza de voluntad +1 éxito. Total: 3 éxitos.

Repasar recuerdos 2ª: mente 1, coincidente +3, en soledad +2, invertir tiempo adicional -1. Dif 5 Gasto de fuerza de voluntad +1 éxito. 0 Éxotos +1 por fuerza de voluntad. No se si cuenta como éxito :S

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01/05/2017, 02:03
Aiden Becher

Allí, asomado por el borde de la cama vomitando y con la cabeza dando vueltas, intenté ordenar mis pensamientos. Aquello no había sido real... ¿Verdad? Pero se sentía como si lo fuese. Dolía como si lo fuese. La realidad de la pesadilla se entremezclaba con la que tenía ante los ojos y me costaba separar qué pertenecía a una y qué a la otra. 

Volví a tumbarme sobre la almohada, jadeante y sudoroso, como si estuviera pasando una resaca horrorosa o estuviese enfermo. Tal vez lo estaba, o quizá había cenado algo que me había sentado mal, pero el latido pulsante de mi corazón en las sienes me espabilaba a cada instante y despertaba en mi sangre la paranoia que Merodach había plantado y Maddie y Archie se encargaban de regar de tanto en cuando. Había pasado un año desde que el mundo me mostraba su verdadera cara y, lejos de librarme de ese temor a que algo pudiera suceder, lo sentía enraizarse en algún lugar de mi estómago, extendiendo sus zarcillos oscuros como enredaderas que cubrían toda mi piel hasta llegar a una zona de mi cerebro que solía tener apagada y que ahora gritaba con el rojo de una alarma. 

Tomé aire con fuerza y tensé los abdominales para incorporar el cuello y contemplar mi abdomen. Había gente que se hacía daño mientras dormía para reflejar sus sueños, ¿no? Eso intenté razonar mientras mis ojos observaban el moratón que me había traído de souvenir desde una pesadilla. Tuve que reconocer que eso no sonaba demasiado convincente, menos cuando había visto los límites de la realidad doblarse bajo mi voluntad. 

¿Pero entonces qué? ¿Qué había sido eso? ¿Un aviso, algo real, un recuerdo perdido? Joder. ¿Quién era en mi sueño? ¿A quién pertenecía la piel que había vestido, el refugio con puerta de metal iluminado por las dos pantallas...? Dos pantallas. No conocía a demasiada gente suficientemente nerd como para tener dos pantallas. 

La llamada de Andy me hizo dar un respingo y me incorporé hasta quedar sentado, con los dedos temblorosos acariciando despacio el hematoma. El dolor había sido tan real...

—¡Pasa! —alcé un poco la voz notando cómo rascaba en mi garganta reseca—. Estoy bien. He tenido una pesadilla, creo. 

Sí, estaba bien. O quizá sólo me lo repetía para autoconvencerme. Pero mi mente seguía dándole vueltas a esos dos monitores. Estiré la mano para buscar mi teléfono sobre el estante que hacía las funciones de mesilla de noche. Quería comprobar la hora antes de enviar un mensaje rápido a Oliver y Antony. Eran los únicos hackers que conocía, al fin y al cabo.

He tenido una pesadilla. ¿Estáis bien?

Lo releí con una mueca. Sonaba tan sumamente absurdo que a punto estuve de borrarlo y dejarlo estar. Pero la adrenalina se mezclaba con esa necesidad de proteger a mis amigos que siempre había sido mi debilidad. Me hice consciente en ese instante de que quizá esos tíos me importaban más de lo que creía. Y, en el caso de ellos, protegerlos era también protegerme, en cierta forma. 

Aparté la mirada del teléfono y lo dejé sobre la cama, cerca de mi mano. Levanté los ojos para comprobar si Andy entraba o qué. Me sentía como el puto culo y ni siquiera podía echarle la culpa a un mal viaje porque no me había drogado ese día... ¿O sí y no lo recordaba? No sería la primera vez. Joder. 

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03/05/2017, 23:47
Evan James Fisher

Al despertar de repente tardé unos segundos en conseguir ubicarme. Parte de mis pensamientos aún seguía atrás, en una habitación que sólo en ese momento empezaba a comprender que no era mía. Dolía. Dolía de una forma incomprensible e inesperada y antes de que pudiera decir o hacer nada estaba conteniendo las arcadas. ¿Pero qué...?

Sentí la mano de Naida sobre mi hombro, aunque también fui consciente de que estaba ahí ya desde antes. Me moví por instinto, apartándome. No me encontraba bien. No me encontraba nada bien. Pero sobre todo, me sentía confuso. Busqué el nacimiento de esas punzadas de dolor y al sentirlo tan real pensé de inmediato en la magia.

Ni siquiera me planteé que yo hubiera hecho algo mal, ni siquiera dormido. No estaba seguro de si eso era posible, pero fuera como fuera el fallo no podía estar en mí. Traté entonces de entender algo de lo que había pasado mientras mi respiración seguía sin obedecerme del todo, mientras esas punzadas de dolor seguían distrayéndome... La presencia de Naida, otrora de ayuda, se convertía en ese momento en algo casi incómodo.

Supe lo que tenía que hacer.

No sabía lo que había pasado, no tenía ni idea, y no era capaz de buscar culpables. La imagen de esos dos monitores encendidos, de tantos aparatos electrónicos, me hizo pensar en Antony. Y más cuando siempre andaba con todo eso de que era perseguido. ¿Significaba eso que le habían encontrado? ¿Cómo y por qué, exactamente, me afectaba eso a mí?

Estaba desviándome de nuevo. Sabía lo que tenía que hacer, y todo el tiempo que lo retrasase era tiempo perdido. Me concentré en mí mismo. No sabía si había sido intencionado, no sabía nada... Pero alguien había perturbado mi tranquilidad, dejando oleadas de una mezcla de confusión y, la verdad, miedo. Debía sobreponerme a eso. Debía demostrar que mi voluntad estaba por encima de esas cosas y concentrarme en lo que de verdad importaba.

Llevé mi mano izquierda a la derecha, buscando la alianza. Nos gustase a ella y a mí o no aquel anillo representaba más que a Naida: representaba una promesa y, con lo que estaba pasando entre nosotros últimamente, la fortaleza de seguir juntos por la convicción de alguien: la mía. Me preparé para expandir entonces mi mente, tal y como había hecho tantas veces en las lecciones. Aquello me ayudaría a dejar fuera mis propios sentimientos, a centrarme y a pensar en condiciones.

—Dame... —enuncié despacio—. Dame un segundo.

Entonces me levanté, dispuesto a ir al baño para tener algo de intimidad. Una vez allí cerré la puerta y me miré al espejo, buscando de nuevo la alianza en mis dedos. Pensándolo bien, no quería perder las imágenes con las que había soñado, si es que a eso se podía llamar sueño. Negar que me había afectado era absurdo. Eso me hizo darme cuenta de que había otra cosa que necesitaba hacer: levantar mis defensas. Eran básicas y rudimentarias, lo tenía claro, pero fuese como fuese no me pillarían con la guardia baja.

Tras ese instante de concentración volví a buscar ese lugar del que manaba el dolor. Ya no sólo con el tacto, sino también con la mirada.

- Tiradas (2)

Motivo: Areté

Tirada: 2d10

Dificultad: 3+

Resultado: 1, 5 (Suma: 6)

Exitos: 1

Motivo: Areté

Tirada: 2d10

Dificultad: 3+

Resultado: 7, 5 (Suma: 12)

Exitos: 2

Notas de juego

Veamos... He intentado hacer algo de magia, a ver si lo he hecho bien. He estado tentado de seguir narrando dando por hecho que al menos el primer efecto tenía éxito, pero finalmente espero por si acaso.

Efecto 1:

Expandir la mente. Entendiendo por ello la multitarea de la que me hablaste para poder pensar con claridad. Lo he buscado en el manual porque era tarde y no te tenía para preguntarte, y aparece como efecto de mente 1. También dicen que llega a permitir reflexionar sobre (ejemplos, ejemplos) mientras estás en combate, como si nada. Me pareció muy apropiado.

Efecto 2:

Protegerme de ataques mentales. No sé si es válido para cortar algún tipo de conexión, así como no lo sabe Evan, así que perfecto.

 

Para ambos he usado lo siguiente para determinar la dif.

Coincidente. Esfera más alta usada (Mente 1) +3: dif 4. Como son dos efectos al mismo tiempo, subo 1 la dif, queda 5. Al usar instrumento único y personalizado lo bajo a 3.

 

Lo siguiente será usar Vida para lo del dolor. :)

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04/05/2017, 18:27
Narración

Te toma unos minutos obrar tu magia: el gran autocontrol personal y lo que habías aprendido con respecto a la mente te sirvieron para reducir aquella sensación de dolor, náuseas y vértigo que se había apoderado repentinamente de ti. Tu respiración fue normalizándose, tus latidos volvían a encausarse en su ritmo natural y la habitación ya no parecía dar vueltas alrededor de ti. Tenías de nuevo dominio sobre tus emociones y examinabas lo que sucedía. Sentías el dolor en el costado, y pudiste ignorarlo mientras examinabas más a fondo lo que acababa de suceder.

Percibes la vibración de tu móvil, recibiendo un mensaje, como una interrupción lejana y azarosa que ignoras prontamente. Ahora estabas concentrado en traer de nuevo el recuerdo de aquella visión. Poco a poco en la oscuridad de tu mente las siluetas fueron tomando las formas familiares que acababas de experimentar, y las diferentes sombras se acomodaron para dibujar el momento del clímax.

Estás ahí acostado, mirando hacia la silueta a contraluz, sin poder reconocerla. Percibes las pantallas de aquel ordenador de mesa emitiendo un brillo azul, y el portátil con la pantalla a oscuras. Puedes ver los objetos regados como nebulosos recuerdos y un móvil sobre la mesa. Pero estás confinado a la cama, incapaz de mover demasiado aquella memoria, capaz de observarla pero no de manipularla. Sientes su fragilidad, sientes el temor, la sorpresa, el miedo que hay grabada en la misma. Y allí está, congelada en el tiempo, la informe y negra mancha de aire vagamente humano que había sido la responsable de aquel ataque. No puedes reconocer nada de ella, inestable como está la imagen, y borrosa debido a que en tu mente sólo permanecía aquel momento tal y cómo lo habías visto.

Notas de juego

Dos cosas: La primera tirada tenia otro +1 de dificultad por estar en condiciones de estrés, pero el resultado no cambia :).

Como indicaste que en tu ritual permanecías inmóvil, no has contestado al mensaje que llegó.

Puedes observar los objetos que hay, pero estás "acostado" en tu recuerdo y no puedes manipular nada, cambiar de ángulo o alterar la escena. Puedes adelantarla o atrasarla hasta donde quieras. Dime que detalle te gustaría tratar de profundizar y te diré si necesitas algo.

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04/05/2017, 18:47
Narración

Andy abre la puerta y hace una mueca de sorpresa. -Jo tío... ¿pero estás bien?- dice algo sorprendido al sentir el olor y ver que habías vomitado. La puerta está abierta y puedes ver a Phoebe, medio dormida en el pasillo, también esperando.

-¿Qué ha pasado Andy?- pregunta con cara de pocos amigos, probablemente irritable por haber sido despertada intempestivamente. -¿Está todo bien con Aid?- pregunta tratando de darle sentido a sus propias preguntas.

-Dice que ha tenido una pesadilla, pero creo que se ha enfermado.- responde Andy mientras se acerca y pone la mano en tu frente. -Jo... estás helado- exclama mientras prende la lámpara en tu cuarto. La luz repentina te obliga a cerrar los ojos, y te recuerda a aquel instante del sueño en el que la silueta había aparecido junto a ti. -Aid, estás muy pálido. Pareces un cadáver ¿Te has puesto malo del estómago?- dice preocupado. -Voy a buscarte algo en el botiquín- dice con más velocidad de la que puedes reaccionar, yendo en dirección al baño. Al intentar moverte te sientes: aún te duele el costado.

-Seguro que ha sido ese curry que le gusta comer. ¿Te encargas tú Andy?- pregunta Phoebe y Andy le confirma. -Vale, que mañana tengo que madrugar. Deja de comer porquerías por la calle Aid...- dice tu amiga dándose la vuelta y tambaleándose cansada de regreso a su habitación.

Lentamente tus ojos se adaptan a la luz, aún sientes tu ritmo cardíaco acelerado y el sudor frío que te empapa el cuerpo. Tu mensaje no ha sido respondido ni por Oliver ni por Antony. Los latidos de tu corazón hacen palpitar un poco tu cabeza y te das cuenta que tus manos están temblorosas. Sea lo que sea, te ha dejado bastante afectado. Puedes escuchar a Andy rebuscando entre las medicinas del baño algo para darte, con la misma intensidad, como si todavía estuviese en la habitación contigo.

Notas de juego

Cualquier cosa que intentes hacer tiene +1 a la dificultad por el lamentable estado en el que estás.

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04/05/2017, 19:08
Narración

Te diriges hacia el baño, todavía afectado. Te sientas sobre el inodoro y tratas de concentrar tus esfuerzos a través de tu alianza para recuperar la calma. Era difícil, sí, y más estando sólo. Fuerzas tu mente a regresar a un estado de serenidad, en medio de una persistente taquicardia, del sudor frío y de tu alteración. Poco a poco, vas regulando tus propias ideas y al cabo de un par de minutos, es como si aquel sueño no hubiese sido más que una mala película de madrugada en la televisión. Está claro que te había afectado, pero eras de nuevo dueño de ti mismo y no estabas a merced de tus emociones.

Cuando examinas tu costado, te das cuenta que allí, allí en donde en tu sueño habías recibido el impacto del ataque, hay un moretón oscuro que te duele al tacto. Un hematoma real que no te estás imaginando. La sensación es incómoda y tus músculos alrededor parecen resentidos como si hubiesen recibido en realidad aquel trauma. 

Acto seguido, te dispones a fortalecer tu mente: estando dormido no habías sentido ni percibido nada hasta que había sido demasiado tarde. Te concentras en tu ritual, invocando de nuevo el conocimiento y aquellos extraños métodos que has estado practicando el último año: de no sentir sus efectos como los experimentabas, aquello te habría parecido hace algún tiempo mera charlatanería de auto-ayuda. Pero puedes percibir las secuelas de dichos rituales, casi cuantificar lo que causan y era imposible desecharlo como mera palabrería. Había... magia en todo aquello, si habrías de creerle a Artemis.

Todo el tiempo puedes percibir la preocupación de Naida, sus pensamientos moviéndose de lado a lado de la habitación, te parece haberla escuchado tocar a la puerta del baño y preguntar algo, pero las palabras no habían llegado a ti, estando sumergido en aquel trance. Para cuando ha pasado cerca de media hora, puedes escuchar su voz clara, como si fuese la primera vez que hablase.

-Evan, estoy llamando a emergencias... si estás bien, dime algo- dice mientras escuchas como mueve el pomo de la puerta del baño intentando abrirla, como emite ese repetitivo sonido metálico, una y otra vez, y como esos pensamientos cargados de preocupación que habías estado notando en la periferia de tu mente, ahora están embargados con urgencia y miedo... un sincero y real temor dirigido hacia ti.

Notas de juego

Aprovecha tu post para describir las "barreras mentales" de Evan. Es decir, dentro de su paradigma y sus creencias, qué son estas barreras, que significan, como las racionaliza.

Asumí que fuiste al baño, pero por favor, ponlo al principio de tu respuesta para pegarlo en tu anterior post.

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05/05/2017, 16:05
Aiden Becher

Miré hacia la puerta con cara de circunstancias al ver a Phoebe allí. Joder. Sí que debía haber gritado fuerte. Hice una mueca de disculpa hacia ella, pero me sentía tan hecho mierda que no dije nada, dejé que Andy se ocupase por mí. La luz dolió y me tapé los ojos con la mano al tiempo que apretaba con fuerza los párpados. Vaya puta mierda. 

—Estaré bien, Pheebs —aseguré antes de que mi amiga se marchase, con la voz más débil de lo que me habría gustado.

Poco a poco fui empezando a abrir los ojos, al principio dejándolos así entrecerrados como un chino hasta que la luz empezó a ser mínimamente tolerable. 

Después de eso me dejé caer de nuevo sobre la almohada con una mano bloqueando la luz de la lámpara y haciendo sombra sobre mis ojos. Me encontraba como el puto culo. Miré el móvil y resoplé. Debían estar dormidos, joder. Si había sido sólo una pesadilla me iba a sentir de lo más gilipollas cuando hablase con ellos... Pero todavía me dolía el costado. Llevé mi otra mano hacia allí y rocé el moratón con los dedos. Quizá podía intentar comprobar si estaban bien de otra forma... Tal vez...

Respiré despacio, intentando concentrar mi mente como había aprendido con Maddie. Quería percibir en la distancia si Antony y Oliver estaban bien, si dormían o si se sentían angustiados... Pero estaba solo y hecho mierda. Enseguida me di cuenta de que me iba a costar demasiado esfuerzo concentrarme y desistí. Con el mensaje tendría que ser suficiente, por esa noche al menos. 

Notaba las manos temblar y podía escuchar a Andy trastear en el baño de una forma demasiada cercana. Como si lo tuviera al lado. Respiré profundo e hice un esfuerzo por hablar un poco más alto—. ¡Tráeme agua, tío! Por favor. 

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08/05/2017, 18:53
Oliver Gibbs
Sólo para el director

Oliver buscó el "aroma" de la mente, si es que tras aquella silueta había mente alguna. Todas las mentes tenían un sonido básico, una nota básica, una huella indeleble, como los rostros, los sonidos de las voces, las miradas. No había aprendido a ir más allá. No había aprendido a distinguir en aquellos rumores indistintos. Es más, sus recuerdos, obviamente eran más fuertes ahí donde estaba enfocando los órganos de sus sentidos. Observó que no veía el rostro de la silueta y, por tanto, le era imposible recordar lo que no había visto. Pero la mente... ¡La mente no percibía igual que los ojos! En algún momento el aura de aquella cosa desconocida tenía que haber estado en contacto con la suya. Su propia aura tenía que haber reaccionado en respuesta. Puede que de manera sutil, puede que entonces ni siquiera lo percibiera. Pero tenía que haber sido registrada tal invasión. Necesitaba un aroma, un rastro.

Notas de juego

No se si, a pesar de no haber prestado atención, se pueden "recordar" cosas que el cerebro debería haber registrado, aunque tales registros hayan ido a parar al montón de las cosas no importantes. Digamos, a la papelera de reciclaje... que espero que no se haya "borrado". Quiero conocer la nota básica de esa mente. Debería ser como el aroma de sus pensamientos o sus sentimientos. Algo así como la huella dactilar mental. Simplemente deseo reconocer en el futuro cualquier encuentro con esa mente o con ese aroma.

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10/05/2017, 04:11
Evan James Fisher

Pasé algunos minutos encerrado en el baño, sentado con los pies descalzos en el suelo y los codos sobre las rodillas. Mis ojos estaban cerrados y con los dedos de una mano giraba mi alianza sobre el de la otra. Necesitaba tranquilizarme. En realidad tendría que ser sencillo: bastaba con imponerme sobre esa parte irracional de mí, esa que estaba asustada de un sueño.

En realidad sabía que no era tan sencillo. Racionalmente tenía claro que no había sido únicamente una pesadilla, pero ese era precisamente el motivo por el que estaba tan alterado. Me sentí dominándome a mí mismo, elevándome sobre mi propia voluntad para callar a esa versión de mí que no sabía qué hacer. Mi pulso empezó a aminorar. Iba por buen camino.

Al sentirme más tranquilo noté cómo todo empezaba a ser más sencillo. Concentrarme, pensar, incluso tener la suficiente lucidez para examinar con mis propios ojos mi costado. Aquello era inesperado, desde luego, pero ni siquiera así llegué a turbarme. Me alegré de una forma racional de haber empezado por templar mis nervios. Tenía claro que este era el modo de actuar.

Lo siguiente que hice fue decidirme a levantar mi guardia. Sabía lo que tenía que hacer, lo había practicado una y otra vez en nuestras lecciones. En realidad cuando uno entendía lo que estaba pasando todo era más sencillo. Penetrar en la mente del otro era un juego de voluntades: lo único que tenía que hacer era obligarme a estar pendiente, a formar con la mía una barrera que nadie fuera capaz de traspasar. Era como un interrogatorio en el que el más fuerte es el que sale victorioso. Si querían penetrar en mi mente, llegar hasta mí, se encontrarían de frente conmigo, resistiendo. Sólo tenía que ser más fuerte que ellos. Todo lo que llamaban magia era eso, cuestión de voluntad. Y yo no tenía todas las respuestas aún, pero sí había aprendido que para entrar y coger algo de la cabeza de alguien sólo había que ser más fuerte que él. Todos los indicios lo demostraban. Incluso había notado que me costaba más hacer otras formas de magia cuando había levantado mis defensas. La explicación era evidente: si una parte de mi mente estaba pendiente de no dejar entrar a nadie no podía centrarme con igual facilidad en lo que fuese.

Las letanías aprendidas, así como los movimientos repetidos una y cien veces, no eran más que medios para lograr lo único necesario: concentración. Podía ser que Artemis y los otros le diesen muchas más vueltas, pero lo que la escasas experiencia me había enseñado era que todo estaba en nosotros, que era el poder de nuestra mente. Nuestro poder, y tener o no la fuerza para usarlo. O para evitar que lo usasen contigo.

La preocupación de Naida está presente en todo momento, y sólo mi calma hace que no me resulte molesta ni me distraiga. Si no hubiera sido así probablemente la había cambiado por paciencia, haciendo así que me diera el tiempo que necesitaba para mí mismo, pero por suerte para ambos yo había tomado la decisión correcta sobre cómo hacer las cosas.

Al escucharla de nuevo, liberado de mi trance, negué con la cabeza. Llamar a emergencias no sólo era inconveniente, sino inncesario. Con voz pausada hablé a través de la puerta.

—Estoy bien —le dije antes de mentir con total frialdad—. De verdad, es que me he vuelto a quedar dormido en el váter. Ahora salgo.

A estas alturas ni siquiera me importaba demasiado sonar convincente. Volví a cubrir con mi pijama la marca que me había dejado aquella pesadilla al ver que la puerta estaba empezando a abrirse, y di un par de pasos en dirección a ella.

—Estoy bien —repetí, mientras mis pensamientos buscaban la mejor forma de proceder ahora. No iba a salir a buscar explicaciones en mitad de la noche. Antes de eso había otro lugar donde era más probable encontrarlas: dentro de mí mismo.

—Venga, cariño, volvamos a la cama —dije dejando un beso en su frente—. Perdona que te haya preocupado: ha sido sólo un mal suelo.

En cuanto me tumbase y en nuestra casa reinase el silencio de nuevo, aún así, volvería a retomar lo que estaba haciendo, centrándome en mí y en hacer crecer mis líneas de pensamiento. Poco después y con los ojos cerrados intentaría mirar dentro de mí. El cerebro recibía los impulsos de todo el cuerpo, ¿no? Debería poder saber qué me estaba pasando si me centraba en ello. Había visto el moretón, pero ¿qué tan profundo llegaba? ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? ¿Cuánto tardaba normalmente en formarse algo así?

- Tiradas (2)

Motivo: Expandir 2 (Multitarea)

Tirada: 2d10

Dificultad: 5+

Resultado: 3, 7 (Suma: 10)

Exitos: 1

Motivo: Sentir vida

Tirada: 2d10

Dificultad: 7+

Resultado: 9, 3 (Suma: 12)

Exitos: 1

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10/05/2017, 15:31
Andy

-¡Vale!- responde Andy antes de escuchar un "Shhhhh" desde la habitación de Phoebe. Tu amigo ahoga una risa mientras va a la cocina en la busca de un vaso, puedes escuchar como el agua sale del grifo y llena el cristal, y luego puedes sentir a Andy caminando de regreso a tu cuarto, a pesar de estar siendo cuidadoso y silencioso.

El joven entra y te ofrece un comprimido alargado de color amarillo y el vaso con agua. Espera a que te lo tomes, para sentarse a tu lado. Luego comienza a susurrar -Aid, dime la verdad... ¿te has pasado con el colocón?- dice esperando una respuesta honesta de tu parte. -Porque tío, a mí no me importa, pero... vaya grito has dado. Por un momento parecía que...- dice y guarda silencio. Un silencio incómodo que parece de alguna manera reavivar el nerviosismo que aflora en tu piel, la intranquilidad que ronda, la adrenalina que corre por tu cuerpo, los latidos fuertes de tu corazón. -no sé... como si te estuvieran matando tío.- dice tratando de hacerlo sonar gracioso, y sonríe desganado. Sin embargo, un escalofrío recorrió tu cuerpo cuando escuchaste su frase; no sabes por qué, pero sus palabras cargan cierto aire ominoso y desagradable. Tu sangre se hiela por un breve instante.

-¿Crees que podrás dormir sin darnos más susto a mí...- dice sin darse cuenta de tu reacción. -... y a Pheebs?- añade rápida y algo embarazosamente.

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10/05/2017, 15:32
Narración

Intentas concentrarte en aquella fotografía, en aquel instante. Intentas registrar la huella mental, te concentras en la oscura y amenazadora silueta. Pero no eres capaz de extrapolar tus habilidades, es como si fueras... ajeno a aquella situación, como si ese momento capturado en el tiempo fuese una memoria introducida por otros medios, estás tú allí, la imagen te es perfectamente familiar, pero al mismo tiempo, sabes que no eres tú, no podías ser tú. 

No funciona, no hay manera de que puedas leerla, es como si intentases olfatear la huella mental de un video o de una fotografía. Entonces lo notas. Hay algo raro, algo que no encaja. Algo huele, no un olor mental, un olor físico impreso en el recuerdo, en medio de tus sentidos nublados. Un aroma a ozono. Y sin embargo, aún no ha ocurrido el chasquido que parecía haber disparado la esencia en primer lugar. Si adelantas y retrocedes en ese instante, puedes ver en una de las extremidades de la sombra el resplandor azulado que dura un instante, y como el olor parece incrementarse en ese momento...

Pero antes, antes hay una nota del mismo en el aire, quizás como una advertencia, quizás el cuarto oliese todo el tiempo a ozono... pero el orden de la secuencia en tu visión había sido levemente alterado. El apenas perceptible destello, el olor, el dolor. El olor, el apenas perceptible destello, el dolor. ¿Qué podía significar todo aquello? ¿Por qué estaba esa imagen en tu cabeza? ¿Qué significaba todo aquello?

Lentamente sales de tu estado de meditación. Tu habitación está tan silenciosa como la dejaste, igual de oscura, y tus ojos deben tomar unos instantes antes de adaptarse a la oscuridad. Tu costado aún duele, pero al menos el efecto de aquel "asalto mental" se había desvanecido del todo.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Per+Alerta

Tirada: 5d10

Resultado: 6(+8)=14, 10(+8)=18, 1(+8)=9, 4(+8)=12, 10(+8)=18 (Suma: 71)

Tirada oculta

Motivo: Per+Alerta Oliver (def)

Tirada: 5d10

Dificultad: 8+

Resultado: 2, 4, 10, 7, 6 (Suma: 29)

Exitos: 1

Notas de juego

Lamentablemente no es posible en esta circunstancia particular. Pero a cambio, te dejo un olor de verdad ;D

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10/05/2017, 15:32
Narración

El cuerpo es una máquina, y cualquier anomalía lógicamente debía pasar por el cerebro. Así que tratando de invocar tu voluntad, simple y poderosa, enfocas tus energías hacia aquella herida en tu costado, aquel moretón doloroso que reside en tu costado y que no estaba allí antes de que te acostaras aquella noche.

Respiras profundamente. La información fluye hacia tu cerebro, recorres a enorme velocidad cada centímetro de tu cuerpo, repasando mentalmente lo que conoces, cada señal, cada impulso, cada movimiento, hasta que llegas a aquella imperfección, aquella falla. Es superficial, lo puedes sentir, pero su origen no es uno solo, hay dos puntos alrededor de los cuales se concentra la molestia, el enrojecimiento, el dolor, dos puntos muy juntos que no parecen contar la historia de una perforación. Sin embargo, toda el área circundante parece haber sido afectada, perturbada, interrumpida de su funcionamiento normal. Y había señales de quemaduras muy debajo de la piel, algunos pedazos estaban completamente arruinados del todo.

El esfuerzo para extraer aquella información es monumental. Algo que, según Artemis, era tan simple como una introspección, demandaba demasiado de tu parte. Y aún sabiendo a tu mente dividida, el agotamiento comenzaba a acumularse. Naida estaba medio-dormida, la sentías a tu lado, removerse inquieta, lanzándote miradas de reojo por momentos. El tiempo transcurría todavía y poco a poco te das cuenta que a este paso ibas a comenzar el día bastante cansado de antemano.

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10/05/2017, 19:17
Oliver Gibbs
Sólo para el director

Oliver abrió los ojos, entonces. ¿Cuánto tiempo habría pasado? Volvió a cerrarlos. Se concentró en "clasificar" aquel recuerdo como algo que no debía ser olvidado. Estaba seguro de que no estaría ya en el cubo de la basura de sus células grises, pero debía asegurarse. Había algo que no había comprendido del todo, y puede que no estuviera de más recurrir a sus mayores para que leyeran con él estas experiencias.

Recordó que tenía un mensaje, así que tomó el terminal y lo leyó.

Notas de juego

Leo el mensaje, pues. Un olor a ozono, mmmh...

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10/05/2017, 19:31
Narración

El mensaje proviene de Aiden vía Whatsapp.

He tenido una pesadilla. ¿Estáis bien?

Notas de juego

Te adelanto el mensaje para no tenerte esperando una semana.

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10/05/2017, 21:15
Oliver Gibbs
Sólo para el director

Respondió:

¿Muy asustado? Podemos quedar donde siempre y hablamos. A la hora habitual.

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11/05/2017, 04:40
Evan James Fisher

Permanecí en la cama, sólo centrado en las cosas que pasaban dentro de mi cabeza, los minutos que creí que necesitaría para empezar a entender algo. Poco a poco sentí mi mente disociarse, dándome tiempo para analizar al mismo tiempo que buscaba la explicación dentro de mí. Y la verdad es que aunque el asunto de la Vida nunca me había merecido tanta atención como el estudio de la mente, sí sirvió para algo. No había llegado a sacar en claro qué estaba pasando, pero cada vez tenía más claro que esto era algo extraño.

Mi línea de pensamiento continuó en esa dirección. ¿Qué debería hacer ahora? ¿Contactar con los otros? ¿Con los tutores? ¿Pedir ayuda?

Mientras tanto otra línea de pensamiento se quedó pensando en qué haría falta para provocar algo así en alguien mientras estaba durmiendo. ¿Era posible que hubiera sido yo mismo? ¿Me había forzado demasiado últimamente y esta era la manera que tenía mi cuerpo de decírmelo?

Busqué con los ojos a Protágoras, esperando sus palabras, mientras otra linea más de pensamiento viajaba en otra dirección. ¿Cómo había llegado a quemarse la carne hasta volverse inservible? El cansancio hacía mella en mí, y por mi culpa, por haber olvidado algunas de la lecciones más importantes. Pero no podía dormirme. No sin saber si al hacerlo caería otra vez en lo mismo.

Noté a Naida medio dormida a mi lado, y aguardé. Esperé a que su cansancio ganase la batalla y si no la ayudé con un empujoncito de magia fue sólo porque no quería arriesgarme a intentar abarcar demasiado, y menos en casa.

Al final acabé por levantarme discretamente. Había pasado un buen rato analizando lo que sabía y lo que desconocía, buscando posibilidades, pero al final todo se reducía a una cosa: necesitaba saber más. En mi tranquilidad, además, decidí no esperar al día siguiente. Cogí el teléfono e hice una llamada perdida a Artemis*. Luego lo dejé a mi lado, esperando por si respondía, y acabé por hacer lo que me pareció más lógico: mientras esperaba fui adelantando trabajo. Racionalmente, tan lleno de calma, sabía que no iba a averiguar más por el momento por mí solo, y también que aguardar sin hacer nada era perder el tiempo de una forma flagrante.

Notas de juego

*Si tengo su número. Sé que limitamos el uso de móviles, pero no hasta qué punto.