Partida Rol por web

El Cisma

Prólogo II: El arte es la mejor tierra

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20/03/2016, 19:45
Merodach

El desconocido sonríe levemente. Mastica lentamente mientras te observa, y luego traga, dejando que el sonido que su garganta produce al pasar la comida sea enteramente audible. Luego habla con su tono neutral, aunque modulándolo para que sea más bajo.

-Siéntese, por favor- solicita. El hombre toma otro poco de la comida de su plato con la mano y la sostiene durante unos instantes. -¿Te ha seguido alguien?- pregunta mirándote fijamente. Espera tu respuesta y lleva el arroz a su boca, mientras continúa masticando.

Espera unos instantes, antes de volver a pasar el pedazo que ha comido. -Este sitio sirve el mejor arroz con curry de todo Londres.- y mueve el plato grande hacia ti, ofreciéndote un poco. -Pruébalo- dice con cierta amabilidad adusta en medio de sus expresiones cargadas de seriedad.

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24/03/2016, 03:09
Aiden Becher

Hice un saludo con la cabeza al indio pero no me detuve y en cuanto localicé al tipo me dirigí hacia él, echando apenas un breve vistazo a mi alrededor, sin fijarme demasiado en los detalles. Estaba jodidamente impaciente por recibir todas las respuestas que me habían sido prometidas y esa necesidad me movía enfocándome hacia delante, hacia el tipo de la cicatriz que me había robado el cadáver que él mismo había matado. 

—Ey —saludé al llegar a su mesa, dejándome caer frente a él. Negué entonces con la cabeza, convencido—. No. Nadie me ha seguido. ¿Por qué tendrían que hacerlo?

Miré entonces el plato que me ofrecía algo dubitativo. No tenía hambre, ya había picoteado algo en casa, y tampoco estaba seguro de si quería fiarme de ese tío. Pero joder, él mismo estaba comiendo eso y además no quería hacerle un feo. Así que estiré la mano y cogí un poco de arroz con los dedos para después llevármelo a la boca y saborearlo. Asentí, dándole la razón con ese gesto y por si no fuese suficiente, también lo hice de palabra.

—Está bueno, sí.

Me lo quedé mirando a él, con cierta impaciencia. Quería dejar que fuese él quien comenzase a hablar, pero me estaba costando de narices sujetar mi lengua y no empezar a soltar preguntas sin parar. 

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24/03/2016, 18:40
Merodach

El sabor era extraño. Fuerte y poco tolerable, mientras el curry provocaba que tu lengua se sintiese enrojecida tras masticarla unas cuantas veces. El arroz estaba algo pegajoso, pero tenía una contextura levemente agradable, eran las especias las que opacaban realmente todo lo que estaba en el bocado que te habías puesto en la boca y que te hacían desear un vaso con agua.

Él te mira, y sonríe con satisfacción. -Si quieres más, puedo mandar a traer un plato- dice con gesto adusto mientras espera tu confirmación. Pasan unos instantes de silencio y luego vuelve a intervenir.

-Tío. ¿De verdad piensas que después de haber distorsionado el tiempo allá en tu tienda, vas a poder caminar tan campante por la vida?- pregunta mientras se apoya un poco sobre la mesa. -Lo que hiciste esta mañana tendrá toda suerte de repercusiones. En especial para ti. Así que prepárate...- y detiene la frase durante unos instantes. Te examina fijamente, mientras vuelve a su posición original, suspira, y toma con los dedos otro poco más de arroz, que sostiene delante de su boca.

-...acabo de darme cuenta de que no sé tu nombre. Y tú no sabes el mío- dice mirándote a los ojos. -Me llamo Merodach.- dice sin estirar la mano, y termina su presentación llevándose la comida a la boca y masticando de forma lenta y medida, esperando tu respuesta.

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30/03/2016, 05:50
Aiden Becher

Negué con la cabeza al ofrecimiento de un plato. Aunque sed sí tenía, así que señalé su vaso de agua con un gesto interrogativo de la mano, sin llegar a mencionarlo en voz alta para no interrumpir sus palabras. Sin embargo, en caso de que me diese su autorización, bebería de él sin escrúpulos.

Fruncí el ceño cuando habló de esas repercusiones, con la mosca detrás de la oreja. Pero antes de preguntar más sobre ello, llegó el momento de las presentaciones. Jodidamente tarde, si me hubieran preguntado a mí. Pero supuse que estaba bien saber el nombre de aquel al que había ayudado para deshacerse de un puto cadáver.

—Aiden Becher —respondí, sin extender tampoco mi mano. Y entonces esbocé una sonrisa algo de medio lado, algo caústica—. Aunque no estoy seguro de poder decir que es un placer.

Tomé aire y me acomodé en la silla, cruzándome de brazos y apoyando bien la espalda en el respaldo.

—Joder, empieza por el principio, tío —pedí, justo antes de soltar una retahíla de preguntas que podría hacer achantarse a cualquier fiscal interrogador—. ¿Qué mierda pasó en el estudio? ¿Por qué coño se paró todo así? ¿Cómo lo hice? ¿Y tú de dónde saliste y por qué lo notaste? ¿Y por qué mataste al tío mierdas? —Ahí hice una pausa. Corta, lo justo para recordar que me estaba dejando algo importante en el tintero. —¿Y qué mierda es eso de las repercusiones? ¿Qué coño va a pasar? ¿Y tú por qué lo sabes todo?

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03/04/2016, 18:55
Merodach

-जल और एक अन्य पकवान , राजेश- dice el hombre en un idioma que no reconoces levantando la voz y mirando hacia atrás. Un movimiento desde la vitrina te indica que lo que sea que le haya dicho, ha producido una reacción. Tu interlocutor vuelve a observarte, sin revelar que ha solicitado. Sin corre un poco el vaso de agua hacia atrás en cuanto intentas ir por él y niega suavemente con la cabeza. -Un segundo- es lo único que dice.

-Esas son muchas preguntas- responde Merodach con una sonrisa amarga. -Y quizás no sea yo el más indicado para explicarte las cosas en detalle- añade volviendo a dejar ese aire de seriedad sobre la mesa.- Luego, lleva su mano derecha al interior de su abrigo. Lo hace con lentitud y si reacciones con nerviosismo, sólo abre un poco más la solapa para demostrarte que está buscando algo en su bolsillo. Saca varias monedas de 50 y 20 peniques y las deposita sobre la mesa, más o menos a media distancia entre tú y él. -Trataré de explicarte las cosas cómo me las explicaron a mí hace mucho tiempo- dice mientras toma con las yemas de sus dedos índices y pulgar un poco de arroz nuevamente.

En ese momento llega el indio que viste serio al entrar. Se movía con gran sigilo y su aparición fue casi una sorpresa. Depositó sobre la mesa un plato vacío frente a ti y un vaso con agua al lado del mismo. Merodach asiente y el hombre se retira. Luego, aclara su garganta y continúa hablándote.

-Imagina que la mesa es una gran rueda, que representa el mundo en el que vivimos, el universo entero. Y piensa que sobre la mesa, hay infinidad de estas monedas- dice y luego lleva los arroces que tiene entre sus dedos y los deposita sobre la moneda. -Cada uno de estos granos de arroz nos representa a todos los que vivimos en el universo. A ti, a mí, a Peter.- hace una pausa y aclara -el tío que ha intentado robarte esta mañana- y luego continúa su explicación. -Normalmente todos hacemos pequeños actos que producen movimiento. Estos engranajes giran lentamente y a su vez hacen mover a otros y a otros más- dice pegando las monedas y haciéndolas girar poco a poco. -Logrando que la gran rueda gira o se estanque, de acuerdo a todos los pequeños movimientos. Pero- y aclara mientras señala con su índice apuntando hacia abajo a la moneda con granos de arroz. -entenderás que la mayoría de los que viajan sobre las monedas no pueden decidir como se moverá está, sólo están allí, girando de acuerdo a la suma de todos los movimientos a los que están expuestos...- y diciendo esto te mira, busca dentro de su chaqueta por segunda vez algo, y saca un portaminas azul.

-Pero a veces...- dice y saca un poco la mina, mientras la acerca a un grano solitario de arroz, y lo atraviesa con suavidad -... alguien descubre que no necesariamente debe moverse según dictamina su moneda, alguien descubre que puede mover todo el conjunto a su alrededor y cambiar la dirección, la velocidad y hasta la posición de su engranaje. -entonces empieza a girar el portaminas, haciendo girar el grano de arroz y haciendo mover a todo a su vez-Y al hacer esto puede hacer que sucedan cosas que él quiere.- guarda silencio un instante mirándote.

-Esto es lo que muchos de los que hemos despertado y descubierto esta verdad, llamamos Magia. Y tú Aiden, eres, desde el momento en que lograste cambiar tu destino, el de tu hermana e incluso el de Peter, uno de nosotros- concluye.

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11/05/2016, 13:38
Aiden Becher

Mis ojos se apartaron del tipo cuando empezó a hablar en ese galimatías, para seguir el movimiento que había percibido por el rabillo del ojo. Después asentí, aceptando que lo explicase como quisiera. Mientras me diese respuestas lo demás me daba igual. Y entonces contemplé cómo preparaba su puesta en escena, sacando monedas y todo eso. Al ver aparecer el plato delante de mí, busqué con la mirada al tipo del restaurante y asentí con la cabeza.

—Gracias, tío —dije. En inglés, claro.

Cogí el vaso y me lo bebí de tres tragos largos, hasta apurarlo. Joder, estaba seco. Y cuando lo dejé de nuevo sobre la mesa recoloqué también mi postura, echándome un poco hacia delante para ver mejor las monedas y todo eso.

La charla comenzó más o menos bien. Salvo por ese pestazo a misticismo barato de Dalai Lama que tenía todo el rollo ese del universo y sus movimientos. Entendía de qué iba el asunto, al menos algo, o eso creía, pero no terminaba de verle el meollo a la cuestión. Sin embargo sí hubo un detalle con el que me quedé y que me hizo enarcar las cejas.

Esperé hasta que terminó de hablar, pero cuando dijo eso de «magia» un resoplido ostentoso se escapó de mi garganta. Eso era, sencillamente, lo que me faltaba. Magufadas y paparruchas. Había esperado respuestas que pudiera entender, pero me estaban vendiendo jodido humo. Si no me levanté en ese momento y me largué fue porque recordaba perfectamente lo que yo mismo había hecho. Porque lo había hecho yo, ¿verdad? Igual que recordaba a Merodach diciendo que sabía lo que había hecho. Y lo sabía, joder. Él tenía las respuestas y yo las quería. Me estaba haciendo perder el tiempo, pero no iba a dejar que escurriese el bulto tan fácilmente después de matar a un tío en mi tienda y luego llevarse el puto cadáver.

—¿Y qué se supone que soy entonces? ¿Un mago? —dije, haciendo una mueca que dejaba clara mi incredulidad—. ¿Me vais a dar una jodida varita y me vais a llevar al puto Hogwarts? Venga ya, joder.

Me revolví con molestia en mi asiento antes de ir a meter el dedo precisamente en lo que más mosca me había dejado.

—¿Peter? —pregunté entonces—. ¿Cómo sabes su nombre? ¿Lo conocías entonces? ¿Él era «uno de vosotros»? —Y no esperé a que respondiese antes de seguir con las preguntas. —Todavía no me has explicado por qué coño tuviste que matarlo. Ni por qué te llevaste el cuerpo después. Ni de dónde saliste tú.

Magia... —pensé con acidez—. Lo que me faltaba.

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12/05/2016, 19:50
Merodach

Mago. La palabra resonó causando un espacio infinitesimal de silencio que llenó el aire entre tú y él durante una fracción de segundo. Merodach se encoje de hombros. -Es una manera de llamarlo. Otros preferimos el término Despertado- corrige con cierta suavidad paternalista. Niega con la cabeza. -Aiden- dice pronunciando tu nombre. -Fuiste tú el que detuvo el tiempo. No tengo que probarte nada, sólo te estoy diciendo lo que sucedió. Y lo que sucedió es que usaste tu voluntad para alterar la realidad y salvarte a ti y a tu hermana- no está alterado, no parece ofuscado y a pesar de tu sarcasmo, se muestra tan pacífico como al principio.

Cuando le increpas sobre Peter, niega suavemente. -No. Él era un durmiente, como lo eras tú antes de conocerlo- luego suspira. Parece algo abatido. -Soy un Chakravanti. Un guardián de la rueda y mi misión es cuidar de que ésta no se estanque.- comienza, levantando su rostro con cierto orgullo en sus palabras. -Conocí a Peter, sí. Del albergue para personas desahuciadas. Allí tuvo una segunda oportunidad, de dejar atrás la vida de crimen y adicción que lo atormentó desde muy joven. Iba en la dirección indicada y sin embargo...- Merodach mira su plato, abatido, casi serio, apenas si parece querer seguir hablando. -... sin embargo, recayó. Optó por darle la espalda a su nueva vida, interfiriendo con el chakra... con la rueda. Y poniendo en peligro vidas inocentes.- y te lanza una mirada inexpresiva. -Tu hermana y tú- añade.

Toma una larga inhalación ante de continuar. -Mi sagrado deber es el Chakradharma: otorgar la oportunidad a cada alma que entorpece el flujo de la realidad, para que en la siguiente reencarnación pueda redimir sus actos. Y así, con su muerte y renacimiento, la gran Rueda continúe girando.- no se mueve, casi si respira mientras termina su explicación.

-La verdad es la que es. - reanuda, con un tono mucho menos afligido-Te guste o no. Ahora que sabes lo que eres ¿Qué piensas hacer?- 

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18/05/2016, 20:13
Aiden Becher

Fruncí el ceño al notar el tono paternal con que me hablaba el tipo. Ya era lo que me faltaba, que el asesino ladrón de cadáveres me tratase como si fuese un niño. Resoplé por debajo de la nariz pero la verdad era que tenía razón en lo que decía. Yo había alterado la realidad o más correctamente tal vez, me había entrelazado con ella hasta que mi voluntad formó parte de su tejido. Miré al grano de arroz atravesado por el portaminas. ¿Ese era yo? Me costaba identificarme con un cereal con curry.

Tamborileé con los dedos sobre la mesa con cierta impaciencia, reticente todavía a aceptar todo aquello al mismo tiempo que una parte de mí quería creer en aquella explicación que parecía la más sencilla. Cuando Merodach comenzó con el rollo ese de la rueda confieso que me desenganché un poco de su voz, todavía dándole vueltas al jodido grano de arroz. Creí entender lo importante: había matado al tipo para obligarlo a dejar de interferir en el flujo ese, reencarnarse y tener una nueva oportunidad. Joder, sonaba sádico que te cagas. El tipo se debía creer con potestad para decidir sobre la vida y muerte de otros. Su sagrado deber... Y todavía debía pensar que había matado al ladrón por su bien. Estaba chalado de la hostia, vaya. Pero bueno, como cualquier otro fanático. Unos se creían que un trozo de pan era el cuerpo de su dios y se lo comían, otros actuaban en nombre de una rueda.

Pero con la última pregunta dio en el clavo. Me lo quedé mirando en silencio algunos segundos, dándole vueltas. ¿Qué coño iba a hacer con aquello? ¿Se iba a repetir o una vez había sido suficiente? ¿Debía dedicarme a tratar de conseguir la paz mundial a base de parar el tiempo? Me encogí de hombros, sin saber muy bien qué responder a aquello.

—Pues si puedo me gustaría seguir haciendo exactamente lo que hacía antes —terminé por decir—. Ir al curro, vivir mi vida. Proteger a los míos. —Fruncí el ceño levemente. —Pero por algún motivo tengo la sensación de que no va a ser tan sencillo como suena.

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19/05/2016, 20:13
Merodach

-Fíate de tus intuiciones- dice Merodach mirándote seriamente. -Sin embargo, ya no eres uno de ellos. Puede que parezca trivial, pero las pequeñas diferencias pesarán antes de lo que piensas.- comenta con inusitada franqueza. El sitio se queda en un silencio profundo. Los distintos olores cargados de especias en el aire, olores fuertes y hasta cierto punto, incómodos, parecen flotar e impregnar cada cosa con la suavidad de distintos roces ocurriendo al mismo tiempo. Sólo hay ruidos provenientes de la cocina, pero entre Merodach y tú, el tiempo se mide en vuestras respiraciones, a ritmo diferente y con significados distintos.

-Además, es difícil proteger a los tuyos de los peligros que no conoces- continúa tu acompañante finalmente. Baja la voz y se inclina para acercarte un poco a ti -Los Despertados no estamos solos en medio de los Durmientes. Existen otros. Agentes del estasis, que buscan evitar que la rueda siga su curso. Para ellos, no somos más que anomalías y perversiones de la realidad. Y si no comprendes el alcance de las capacidades de tu nueva condición, es probable que dures muy poco Aiden- y su mirada reflejaba una tensa franqueza que parecía producto de la experiencia. Sus ojos no se movieron de los tuyos, pero algo te decía que Merodach estaba más vigilante de lo que aparentaba.

Luego vuelve a erguir su espalda hasta tocar el espaldar. -Como te dije antes. No soy el más apropiado para enseñarte estas cosas. Pero si estás interesado en entender qué eres y qué tienes el potencial de lograr...- dice mientras toma un poco de arroz entre los dedos y lo acerca a su boca. -...Puedo presentarte a alguien que sí puede- finaliza.

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22/05/2016, 03:19
Aiden Becher

Valoré las palabras del tipo durante aquel silencio espeso y pegajoso en el que cada voluta de aroma parecía flotar con una densidad propia. Las valoré en serio, pensando en si eso de no ser ya como los míos podría de verdad cambiar algo. Pero no me imaginaba dejando que ninguna mierda como esa me separase de Andy o Phoebe. Ni tampoco de Skyler, Trix o mi madre. Pero sobre todo, no de Andy.

Supe en ese momento con claridad que quería contarle todo aquello. Si había alguien en el mundo capaz de creerme y comprenderme sin juzgarme, ese era él. Podía ser que para Merodach hubiera sido como decía, que el ser distinto lo hubiera separado de sus seres queridos. Lo compadecía por ello, desde luego. Pero eso no me iba a pasar a mí. Eso no me podía pasar a mí.

Sin embargo, lo siguiente que dijo sí que atrapó mi atención. Peligros desconocidos... El tipo era un poco paranoico, eso ya lo había demostrado con todos esos rollos de que podían seguirme y todo aquello. Pero igualmente era algo a tomar en cuenta. No iba a dejar que nadie hiciera daño a los míos por lo que yo era y si realmente había una pequeña posibilidad de que esos agentes existiesen, tendría que estar preparado.

Abrí ambas manos sobre la mesa, con las palmas hacia arriba, y me encogí de hombros. No me gustaba mucho la idea de que ese tipo me enseñase nada y sus palabras sonaban un poco a que quería introducirme en su secta de la rueda y esas mierdas. Me lo pensé un instante, pero finalmente asentí con la cabeza. Podía ver cómo era el rollo y si no me molaba mandarlo a la mierda después. No iba a dejar que me sorbiesen el seso, pero... Necesitaba todas esas respuestas. Quería saber más.

—Quiero entenderlo. Quiero comprender qué coño pasó para que el tiempo se parase. Quiero saber si puedo repetirlo y volver a sentir ese tejido que lo rodeaba todo... —respondí entonces, con énfasis—. Preséntame a tu colega.

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24/05/2016, 23:38
Merodach

Merodach sonrío un instante. -Lo que percibiste es el Tapiz. La manera como está tejida la Realidad alrededor de nosotros.- en principio, parece divertido por tu comentario, pero hay algo más, su gesto no parece coincidir con su actitud general. -Y lo que hiciste podrás volverlo a hacer... con algo de esfuerzo y dedicación. Lo que lograste fue tan sólo una erupción del potencial bruto que tiene tu Avatar...- ha vuelto a mantenerse serio. Respira profundo. -lo que puedes lograr va más allá de eso. Para eso necesitarás guías- comenta con cierta severidad.

En tu cabeza, un susurro lejano se forma, como si tu mente intentase formar palabras que provienen desde algún lugar escondido, lejano, difícil de acceder. Siluetas danzantes, vórtices de ideas medio formadas, casi ocultas, ecos de cosas que sientes que deberías escuchar pero estás muy lejos. Una voz familiar, una voz que has oído antes... 

-Anota- dice finalmente él. -Ve a Masterman House, Elmington Estate. Flat 67. Junto al Burgess Park. Pregunta por Madeleine. Cuéntale tu historia en detalle.- expone secamente. -Ve mañana cerca al mediodía. - añade conclusivamente, mirándote a los ojos.

-Lo que he dicho es cierto. Todo. Toma precauciones volviendo a casa. Si ellos te detectan y te siguen, te detendrán. Y perderás todo- dice con voz ominosa. -Ten un regreso seguro. Y dale mis saludos a Madeleine- añade finalmente, dando por terminada a su manera, la conversación.

Notas de juego

Último post. Cuando dice mañana, dice el 15 :)

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26/05/2016, 22:12
Aiden Becher

¿Mi... Avatar? —Frunzo el ceño. Me pregunto si eso será otra movida de esas de la rueda y a punto estoy de empezar a hacer preguntas otra vez. Lo habría hecho si no hubiera empezado a tener esa sensación rara en la cabeza, pero decidí tomarme un momento para respirar en medio de todo aquello.

Reaccioné cuando el tipo siguió hablando, dejando de lado esa voz para centrarme en lo que decía. Saqué el móvil y asentí cuando estuve listo para tomar nota.

—Masterman House... Madeleine. Ok —levanté la mirada y asentí de nuevo con la cabeza—. Allí estaré.

No necesitaba tener muchas luces para darme cuenta de que Merodach me estaba despidiendo. Y la verdad, yo también tenía ganas de largarme. Con un poco de suerte esa tal Madeleine no sería una flipada mística y me daría respuestas de verdad. Sin ella, sería una más de la secta de la rueda. Pero no iba a ponerme en el peor de los casos. En aquel momento tenía ganas de volver a casa y tirarme en la cama. Estaba agotado después de aquel puto día y al siguiente iba a tener que ir a ver a mi madre y a Skyler. Y Andy. Tenía que hablar con él. Quería hacerlo.

Me bebí un vaso más de agua y me puse en pie. Dudé por un momento, pero finalmente extendí la mano hacia el tipo para estrechársela como despedida.

—Nos vemos, tío —dije entonces. Por un instante se me pasó por la cabeza la idea de darle las gracias, pero... ¿Las gracias por qué? ¿Por cargarse al ladrón y luego robarme el cadáver? No estaba muy seguro de si me sentía agradecido al respecto y aunque creía que el tipo me había dado las mejores respuestas que tenía, seguían siendo un montón de magufadas y paparruchas. Así que ahí lo dejé. Y me estrechase la mano o no, me di la vuelta y me largué por donde había venido. Tenía unas ganas tremendas de pillar la cama.

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01/06/2016, 21:15
Narración

Una pequeña gota cae sobre tu hombro al salir. Luego otra y otra más. Pronto una suave lluvia llena la noche londinense de vapores pesados y susurros que te hacen perderte en tus pensamientos. No parecía que nadie en particular estuviese pendiente de ti, o te estuviese siguiendo. Todos parecían prestarle más atención a la lluvia, a medida que el frío aumentaba y la soledad de las calles se compaginaba con esa extraña sensación dentro de ti. Una inquietud primigenia, enterrada en medio de tus pensamientos, dejada de lado a medida que las palabras de Merodach y los eventos del día de ayer iban hundiéndose poco a poco en tu inconsciente.

La sensación de estar, inexplicablemente, solo. Había una barrera invisible, un muro que separaba el mundo que conocías de lo que ahora pensabas que sabías. La mutabilidad de la realidad, aquella que habías vencido, era una verdad de la que aparentemente sólo tú eras propietario. Y mientras el resto de los londinenses corrían, prisioneros de la inevitabilidad del universo, de sus vidas, del tiempo, tú albergabas la certeza y la esperanza de que todo aquello... podía ser alterado de alguna forma. Sólo debías encontrar el como.

[color=#F62817]Aiden... ¿Qué haces Aiden?[/color]

La voz de nuevo. Desde los confines de tu cabeza el susurro interrumpió en la oscuridad como un relámpago. No parecía venir de ningún lado y no había nadie que pudiese haber pronunciado aquellas palabras. Pero allí estaban los susurros, en todas partes y en ninguna, esperando quizás una respuesta.

Sin embargo, los ecos se pierden tras el arrullo de la lluvia. Tu casa está a unos metros y es inevitable preguntarte si algún día lograrás encontrarle sentido a todo esto.