Partida Rol por web

La hacker se apartó un mechón rosa de la cara y apoyó los codos en el borde de la mesa. No hizo ni una sola mención al discurso que Farrel había dado allí, pues su mente parecía estar en otro sitio.

- ¿Qué crees tú que tendríamos que hacer con Mayhem? - preguntó ella, muy seria

La idea de perdonarle sin más le parecía inconcebible, y comparar a Szilard con su abuelo racista no ayudaba mucho al argumento de Farrel. Pero no dijo nada porque creía que estaba en la naturaleza de (la mayoría de) las madres la capacidad de perdonar cualquier cosa.

Movió la cabeza negativamente, evidenciando su desacuerdo, y dio otro sorbo al café. Mantuvo la taza junto a los labios, pensativo.

-¿La verdad? No lo sé. A lo mejor deberíamos matarle -respondió sin ningún convencimiento. Podría haberlo hecho en los túneles, pero no creía que fuera capaz de matar a un hombre inconsciente. Aunque fuera un asesino-. ¿Tú qué dices?

- No es tan fácil, Romy... Yo también... yo también estar contigo, pero no va a ser nada fácil si me reconoces que no podrás confiar en mi. Entiendo tus argumentos y yo también creo que las cosas deberían haber sido diferentes. Todo aquello fue un error, Romy, pero fue nuestro error. Me arrepiento de haber hecho muchas cosas mal, pero jamás de tomar las decisiones que hice. - dijo con seriedad, devolviéndole la mirada.

- Podría darte varios motivos que no vienen a cuento... pero sólo te diré que si no hubiera cometido el error de convertime en el Centinela Número 4 jamás te habría conocido. Y todo lo que he sufrido deja de importar si pienso en eso. -

Romy le dio un suave apretón antes de soltarle. Ya no le miraba y tardó unos largos segundos en responder.

-¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y yo? Que yo enterré el antifaz para siempre, pero tú no. Eso es lo que nos mató y, quiero dejar claro que no te lo estoy pidiendo ni reprochando. Ya no. He entendido que es algo que está dentro de ti, que va en la sangre o algo así y... Da igual cuanto se haga o diga. Es. -Al darse cuenta de que había dejado de hablar de él para incluir a Caroline en la ecuación, calló de forma abrupta. Negó con la cabeza manteniendo los ojos en cualquier otra parte y bajó las piernas del sofá para apoyarse sobre estas-. Pero esa sombra... la sombra del Centinela, de que te suene el móvil un día y digas 'me tengo que ir'... No puedo, James. Y no quiero que te sientas obligado a hacer promesas que un día tengas que romper. De esas ya tuvimos demasiadas. Es por eso por lo que no sé si algún día podría llegar a deshacerme de todo. Lo siento...

Fedora estaba muy seria y miró de reojo a Troy. Parecía afectada por algo, aunque por teléfono no sonaba rara. Allí en directo y tratando el tema de Mayhem Número 8 pudo notar que aquel asunto le molestaba por algún motivo que desconocía.

- No... no lo sé. No creo que fuera nada moral. Independientemente de lo que él ha hecho... es un ser humano, ¿no? - Fedora bajó la cabeza y su respiración se agitó muy levemente, pero no escapó a la vista de Troy - No lo sé... -

Torció el gesto y dejó la taza sobre la mesa. Se inclinó y le dio a Fedora un toque suave en el codo para que le mirara.

-¿Qué pasa, Fedora?

- Yo... yo quiero seguir en el equipo, Troy. Hay cosas que es mejor que no se sepan. No quiero irme por una tontería. No, sencillamente no... - sus brazos se tensaron y no fue capaz de mirarle a la cara, aunque tampoco es que fuera algo muy raro en ella. Por un momento casi parecía que se iba a poner a llorar

- Ese idiota y su demencia... - murmuró

James suspiró con seriedad y asintió despacio, conforme en cierto modo con las palabras de Lana. - Podré encargarme de que no ocurra. O al menos lo intentaré con todas mis fuerzas. Elegiré a la persona idónea, créeme. Brian lo hizo y pudo dedicarse a lo que le quedaba de su familia hasta que murió. - el hombre buscó al mano de Lana y la apretó ligeramente otra vez - Yo haré lo mismo. No te prometo nada, sencillamente actuaré. -

Operaciones giró su cuerpo para mirar de frente a la ex-ladrona. - Será mejor que vaya a solucionar ese asunto de una vez por todas... Me gustaría volver a verte mañana. Por favor. -

Levantó la mano para pasarla por los hombros de Fedora con una lentitud casi dolorosa. Hubo quien lo hubiera considerado un gesto intimidatorio, otros un abrazo de consuelo. Se sentía bastante confuso e incómodo. No le gustaba aquella situación pero intuía que era importante, y le tenía aprecio a Fedora (motivo por el que lo mejor para todos lo mejor hubiera sido dejar que la consolara otro).

-¿Quién? ¿Qué pasa? Tranquilízate, mujer.

Sólo necesitó una frase para detonar la bomba.

- Mayhem es mi hermano. - confesó con un hilo de voz muy débil

Aflojó el abrazo y se retiró un poco. Era imposible que acabara de oír lo que pensaba que acababa de oír. Giró la cabeza para clavar la mirada en la boca de Fedora, como si necesitara leerle los labios para confirmar la información.

-¿Qué? -preguntó. No estaba enfadado, no iba a partirle la cara a nadie (al menos de momento), sólo estaba muy confuso. Y se notaba.

- Lo descubrí poco después de lo que le ocurrió a Bates. Descubrí algo sobre él que le relacionaba con el Fundación Lemarck. Estuve investigando y... - Fedora bajo más la cabeza, hasta tal punto que casi se tocaba el torso con el mentón - No... no quiero hablar más de eso. Sencillamente... descubrí que era él. Y no he sido capaz de decir nada hasta ahora... -

Por fin, ella giró la cabeza para mirar a Troy: le agarró el brazo instintivamente, casi con urgencia. - No he hecho nada para él. Ni siquiera le tengo aprecio pero... pero es mi hermano, Troy. Odio todo lo que ha hecho, y no quiero abandonar el equipo por nada del mundo. Por favor, no quiero acabar como Cable... -

Troy parpadeó varias veces. Empezaba a entender. Vagamente. Había sucedido tan repentinamente que sólo podía procesar los fragmentos de información uno a uno. Fedora y Mayhem eran hermanos. Eso significaba que tenía que encerrarla. Fedora no había trabajado para Mayhem. Eso significaba que era una aliada. Pero no se lo había dicho a nadie. Eso era sospechoso. Claro que acababa de enterarse, y había tenido que ser un golpe muy duro.

La única conclusión a la que pudo llegar fue que si algún día descubría que el doctor Fatos era su padre sería el día en que se volaría los sesos. Se levantó de la silla. Necesitaba moverse.

-No, no, no. Vas a tener que explicármelo todo muy despacito, desde el principio, y sin dejarte nada. Porque si no voy a empezar a alucinar de verdad y tú estabas aquí la última vez que aluciné de verdad así que sabes que ninguno de los dos queremos que eso pase.

Romy apretó los labios y asintió. Sabía que era lo máximo que podía esperar de él, y en el fondo se alegró. Ya sabía que aquello no iba a ser un camino de rosas y estaba saliendo mejor de lo esperado. Una de las posibilidades que se había imaginado incluía múltiples objetos de aquella habitación volando de un lado a otro, así que se daba por satisfecha. Sin embargo...

-Claro. Te enviaré mi dirección, aunque, bueno, con todo lo que ha pasado tenía miedo de estar en mi casa y prácticamente me mudé a tu apartamento -Y no hacían falta más detalles para saber a cuál se refería. El único lugar en el mundo donde realmente se podía haber sentido a salvo. Sonrió con cierta culpabilidad evadiendo su mirada sin soltar su mano-. No te dije de ir allí porque era muy... personal. Por eso esto -levantó la mano libre señalando el lugar.

Sin embargo, todavía le quedaba algo que decir, y no quería dejarlo pasar. Tomó aire y habló con apenas un susurro-. James... Gracias por confiar en mí con esa nota. Por volver e intentarlo. Quiero que sepas que iría al fin del mundo a buscarte y... Prometo intentarlo con todas mis fuerzas. A pesar de todo, y de que cuando pienso me duele y me comporto de forma muy egoísta. Pero no quiero seguir anclada al pasado.

Levantó la mirada para acariciarle el pelo con una débil sonrisa temblando en sus labios.

-Te quiero, James. Nunca he querido a nadie tanto como a ti.

James sonrió ante la mención del apartamento mientras acariciaba el dorso de su mano, invadido por la agradable sensación de la nostalgia. Pero cuando Lana mencionó la nota a James se le iluminó la mirada y la cara. Aquellas palabras parecieron rejuvenecerle diez años.

- Siempre he confiado en ti, te lo prometo. Y te confiaría mi vida si tuviera que hacerlo, sin dudar. Dejaremos que todo aquello se vaya diluyendo por si solo. Tú dices que somos viejos... pero yo creo que aún nos queda mucho por delante. -

Cuando Lana comenzó a acariciarle el pelo, James cogió el rostro de la mujer con las manos. - Y yo a ti... - dijo antes de inclinarse a besar sus labios

En ese momento el sonido del ascensor resonó en Control, activándose en la pantalla la cámara de éste. James Goldfield se encontraba allí y al abrirse la puerta caminó con ayuda de su bastón hasta el centro. Aunque iba con una expresión decidida parecía calmado.

- Buenas tardes a los dos. - dijo al ver a Troy y a Fedora sentados. La hacker se había recompuesto con rapidez y Operaciones miró a Troy con el ceño fruncido - ¿Ocurre algo? -

La mirada que le dirigió a Fedora decía claramente que la conversación no había terminado. Se volvió hacia Goldfield con la cara de todos los colores y negó con la cabeza.

-Vamos a empezar esa reunión ya. Tengo mucha prisa -anunció, y pasó junto a James a buen paso, de camino a la sala de reuniones. Estaba tan afectado por esa última noticia que ni siquiera se acordó de tener sentimientos encontrados al ver a Goldfield.

Después de décadas supo que iba a pasar, y se sorprendió al encontrarse tan asustada como ansiosa. Un vago recuerdo se quiso apoderarse de ella diciéndole que ya había sentido eso antes, la incertidumbre de la cercanía, la claridad de sus ojos, la inminencia de algo que llevaban mucho tiempo esperando. Era esa serpiente reptando en sus entrañas dejándole un agradable cosquilleo y demasiadas ganas de llorar. Así que lo contuvo todo en un suspiro y aferró sus muñecas recortando distancia hasta aquel beso, y al cerrar los ojos pensó que no había pasado el tiempo y que de alguna manera seguían en aquel tejado de Old Betlam, con máscara, pasamontañas, y el casco naranja rodando hacia ninguna parte.

-Vete ya, anda -susurró tras unos largos y dulces segundos acariciando sus manos con ternura-. Y dales las gracias al Equipo de mi parte, y ánimo para el Centinela que está en el hospital.

James llamó a todos a la Sala de Operaciones, pero por mucha prisa que se dió Troy tuvo que esperar unos 10 minutos más a que Wong volviera a la base. Una vez el joven asiático se había sentado junto al resto Goldfield lideró la mesa y carraspeó.

- Buenas a todos. Han pasado muchas cosas estos días y... creo que deberíamos dejar varias cosas claras. Cerrar diversos asuntos que no pueden seguir así por mucho más tiempo. - el hombre miró a Troy y después a Szilard, con seriedad. Sin embargo no parecía agresivo como otras veces ni demasiado recto. - Para empezar os daré una explicación completa de lo que aquí ha ocurrido. -

- Poco antes de fallecer, Número 1 me llamó para tener juntos unas últimas palabras. No me esperaba lo que allí me iba a confesar, la verdad. Me habló sobre el Protocolo Terminus que parece que ya conocéis. Este sistema lo crearon Leo y él durante la Guerra Fría, fruto de la paranoia que los Estados Unidos sufrían sobre la amenaza comunista. El Proyecto nunca fue necesario y ambos decidieron dejarlo en el olvido, pues era prácticamente imposible sacar esos robots sin demoler varios de los edificios levantados por Industrias Wayland. - Operaciones se tomó una pausa larga para beber un vaso de agua y sentarse por fin - Me pidió que me dirigiera a un panel de control en Fort Harbour, donde fui rescatado, que permitiría desactivar la activación del Protocolo. Por extraño que esto suene, quiere decir que si introducimos la secuencia correcta en ese terminal los robots jamás podrán ser activados. -

Su cabeza giró hasta mirar al anciado de Instrumentación. - El Equipo volverá a dicha terminal en los sucesivos días, puesto que a mi me fue imposible hacer eso por mis escasos conocimientos de la materia. Tanto Fedora como Szilard se encargarán de que cuando el Centinela vuelva a llegar allí esas máquinas no vuelvan a traernos más preocupaciones en el futuro. -

Miró entonces a Troy Sanders y su expresión se tornó más calmada. - Hay algo más que quiero deciros. Las cosas han cambiado aquí respecto a hace unos años y creo que es hora de tomar ciertas decisiones. Por ello, os informo de mi abandono como Operaciones y como miembro del Equipo, que se hará efectivo en cuanto de por finalizada esta reunión. La decisión está tomada y no admite réplica, así que no os molestéis. - dejó un par de segundos para que asimilaran lo que acababa de decir: el más sorprendido parecía ser Allan Paul y quizás Fedora, que no parecían muy agradados con aquella noticia - Además, ya he elegido un sustituto. Número 8 será el nuevo Operaciones. Creo que aún tienes cosas que aprender para llevar bien el puesto, Troy, pero también creo que dentro de poco tiempo serás igual de bueno que lo que yo considero que fui, si no más. -

Parecía que James iba a decir algo más, pero se quedó mirando a Número 8 para ver si quería decir algo. O quejarse.

Demasiado para un día. Se quedó en blanco, tratando de decidir si aquello se añadía al shock que ya llevaba encima o si sencillamente Fedora había dejado el listón demasiado alto y aquello no causaba reacción. En cualquier caso fue gracias a la bomba que había soltado Fedora que aquello no le alteró lo suficiente como para hacer que se pusiera a dar gritos.

-No.