Partida Rol por web

El corazón del Centinela

2. En la tienda de chucherías

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12/12/2012, 11:37
Narrador

Domingo, 14 de Febrero de 1965. 11:27 PM
Oak Lane

Tras una cena ligera en la casa del Príncipe de los Dulces, las chicas más preparadas de la Banda de la Piruleta se dirigían en una pequeña furgoneta que Kath había robado en el West Side. Ella, que era la mayor del grupo a sus 17 años, conducía mientras el resto estaba en la parte de atrás, sentadas y repasando el plan de actuación.

- Como os comenté antes de salir de casa, Peter nos ha dicho que nuestro próximo paso es colarnos en una tienda de golosinas. - en la jerga que las chicas usaban entre ellas con el Príncipe las 'tiendas de golosinas' representaban las salas de exposición donde los artistas llevaban sus hombres para que snobs betlamitas las compraran a precios desorbitados - Debemos escalar el edificio desde uno de los callejones de los laterales y colarnos en las oficinas que hay debajo, que tienen una seguridad mucho menor. Si tocamos los cristales de la sala, tendremos a la policía aquí en menos de 5 minutos. Eve, cuéntales lo que sabes. -

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12/12/2012, 12:03
Evelyn

Evelyn, la joven del equipo, era una chiquilla de apenas 14 años. Peter le había dado un trato especial desde que llegó a su hogar y el resto de las chicas había hecho exactamente lo mismo porque lo merecía. Dulce y cariñosa, su gran corazón y su sorprendente inteligencia se había ganado los corazones de todos los integrantes de la Banda de la Piruleta. No tardó ni cuatro meses en formar parte del equipo principal, el que llevaba a cabo los mayores golpes y al que pertenecía Romy, que tardó apenas dos o tres meses más que la rubia en conseguir lo mismo que ella.

Romy y Evelyn tuvieron un trato muy cercano desde que la primera se encontró a la novata llorando por la noche por el reciente abandono que había sufrido a manos de sus padres. Ahora eran como casi hermanas y ambas se complementaban perfectamente.

Eve se inclinó hacia adelante cuando Catherine llamó su atención y asintió, carraspeando un poquillo. - Mi padre trabajaba en esas oficinas y fui a visitarle muchas veces en los últimos años. Tras subir por el callejón, si bordeamos el edificio podríamos alcanzar uno de los baños de las oficinas que tiene un ventanuco pequeño pero por el que creo que entraremos casi todas. Una vez dentro sólo habría que desactivar la alarma de las oficinas, que es pan comido. Subiríamos a la sal...tienda de gominolas con el ascensor y allí nos tendremos que enfrentar a la seguridad de allí, pero yo ahí ya no puedo ayudaros. -

Varias, entre ellas Catherine y la pequeña, miraron entonces a Romy que había demostrado ser la que mejor forma física y aptitudes tenía de toda la plantilla. - Ahí entras tú, nena. ¿Tienes alguna pregunta? - le dijo Kat

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12/12/2012, 12:17
Felina

La futura ladrona de guante blanco movió los labios, indecisa. El hecho de que le otorgasen un papel individual era todo un honor, pero no cuando ni siquiera tenían un número al que aferrarse. Lo mismo podían ser dos guardias que cinco, y ni todo el kunfú del mundo era capaz de parar tantas balas. Sin embargo, la perspectiva de un enfrentamiento removió sus entrañas. Era un reto, y los retos le subían el pulso a cien. Le encantaba probarse a sí misma y sobrepasarse, y en aquella nueva vida tenía muchas oportunidades de hacerlo.

-¿Una cifra estimada? ¿Llevan armas? ¿Se abrirá la puerta del ascensor y estarán ya allí? -preguntó atropelladamente.

Romy era joven y ansiosa, llena de impulsos juveniles y ganas de demostrar su valía sin ser del todo consciente que podía irse al otro barrio muy fácilmente. Cuando fuese más mayor se arrepentiría de lo tontas que habían sido arriesgándose de aquella manera tan inconsciente. Pero en el fondo lo agradecería como un preciado regalo. Aquella experiencia le haría crecer, madurar, tomar responsabilidades... aunque jamás llegaría a aplacar aquellos impulsos tan vívidos que movían su espíritu.

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12/12/2012, 12:26
Catherine

Kath había dibujado un pequeño mapa de lo que ella misma recordaba.

- Para pasar del ascensor a la propia tienda hay que cruzar un campo de lásers, que es donde necesitamos que intervengas sola. No tenemos conocimiento de que haya guardias, al menos en esa parte, pero estarás acompañada de Romina, Lauren y Chloe. Una vez cruces los lásers deberás desactivarlos para que el resto te puedan apoyar dentro. Una vez paséis eso, será cosa de niñas. - sonrió divertida por el comentario. Dejó el lapicero sobre el papel y clavó una rodilla frente a Romy, cogiéndole la mano. - Pit conoce por encima el funcionamiento de esa tecnología y me ha dicho que debías de ser la elegida para ello, así que si él confía en ti es que puedes hacerlo. Parece que los láser tienen un patrón de movimiento tres a tres, por lo que apenas tendrás que aprenderte dos o tres patrones para poder cruzar por ellos. -


- Yo sé que puedes hacerlo. - dijo Romina. A sus palabras de apoyo se añadieron las de las otras, que sonrieron.

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12/12/2012, 12:39
Felina

-Ah, ESE tipo de seguridad -dijo, sorprendida y aliviada.

Romy hizo un gesto despreocupado con la mano al tiempo que bufaba. Menuda tontería, claro que podían confiar en ella. Deslizarse por lugares estrechos y contorsionarse como una lagartija era un juego de niños para ella. Llevaba haciéndolo desde que en el colegio los niños más mayores trataban de arrebatarle cualquier tipo de bien personal, y dado que la fuerza no era lo suyo, aprender a desaparecer había sido absolutamente necesario. También había empleado esos trucos para evadir la inestable ira de su madre y permanecer oculta a sus ojos -y a los de sus invitados- las horas que permanecía en el hogar familiar.

-Claro -sonrió-, podéis confiar en mí.

Ahora la dificultad residía en desactivar aquel dispositivo de movimiento. Nunca había sido una lumbreras, al menos en lo que a conocimiento científico se refería, pero le gustaba leer y discurría fácilmente alternativas viables para casi cualquier tipo de situación. Era un don natural. No obstante, si Peter confiaba en ella, lo haría.

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12/12/2012, 12:59
Evelyn

- Yo te puedo ayudar con el cuadro de seguridad. Usaré uno de los walkies y me quedaré en las oficinas. Yo te pregunto qué ves y te digo lo que debes hacer, ¿vale? ¿Te parece bien, Kath? - la líder asintió, sacando cuatro walkies. Ya habían aparcado en el callejón que correspondía y le dió uno a Romy, otro a Evelyn, otro a Romina y el cuarto se lo quedó ella.

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12/12/2012, 13:12
Narrador

Kath salió con ellas y escaló la primera pared hasta que encontró un punto en donde enganchar el cable. La forma física de Romy era mejor que la de la pelirroja, pero ésta no parecía del todo humana cuando escalaba. Reptaba por las paredes y cornisas como el hombre araña de los comics, agarrándose a sitios casi imposibles.

Tras afianzar el método de subida, lanzó el cable para que todas subieran. Una a una, terminando por Romy, todas subieron la pared y rodearon el edificio con sumo cuidado. Kath bajó una vez todas habían pasado al otro lado, pues ella las dirigiría desde la furgoneta.

- Buscad una ventana que debería estar abierta en batiente. Que una de vosotras meta la mano, en la parte interior de la hoja debería haber una especie de 'interruptor'. Si lo bajáis, deberíais poder abrir la ventana normalmente. Pero no os olvidéis de sujetarla o podría ceder y caer al suelo. -

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12/12/2012, 13:24
Felina

Los cables eran cosa fácil, aunque con el tiempo acabaría prefiriendo y perfeccionando el método de Kath por las minúsculas huellas que dejaba. Los gachos a veces dejaban marcas demasiado evidentes, y al final se convertían en un signo identificativo.

Una vez arriba se coló dentro del baño. El resto ya estaban allí, pero se rezagó un momento hasta acostumbrar sus ojos a la escasa luminosidad del interior. Se fijó en los cuidados paneles que dividían la habitación y en lo limpio que estaba todo. No pudo evitar mirarse los pies pensando que iban a dejar muchas huellas de pisadas. Se reajustó el cinturón y siguió al resto tras echar un breve vistazo a su reflejo en el cristal. La sala siguiente era una marea de cubículos distribuidos de forma cuadrangular, cada uno con una abertura al pasillo y mesas repletas de cosas y efectos personales. Aquellos lugares que de día estaban atestados y de noche permanecían vacíos no le gustaban. No era como con los museos, que casi siempre parecían desiertos y silenciosos. Era una asociación estúpida y lo sabía, pero siempre había sido así.

Se encorvó hacia adelante, manteniendo una mano sobre el walkie enganchado al cinto y los ojos bien despiertos. Memorizó dónde estaban las ventanas y a qué lado daban, y también algún que otro hueco donde ocultarse.

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12/12/2012, 13:40
Evelyn

Evelyn miró a un lado, a otro, y salió corriendo. En el momento que entró en el pasillo empezó a sonar un pitido regular: era la alarma, que comenzaría a sonar si no se introducia la combinación correcta en unos segundos. Pero Eve llegó al cuadro de la alarma, lo abrió haciendo palanca con un destornillador plano e intercambió las conexiones de ciertos cables a toda velocidad. Un largo 'píiiiiiiiiiiiiii' anunció que la combinación era la correcta y la alarma se desactivaba... o eso pensó el aparato.

La rubia les hizo un gesto a las demás, que pudieron entrar con total libertad. Mientras las otras tres se dividían por la zona de oficinas para asegurarse de que no había sorpresas Romy se dirigió con Evelyn a los ascensores. Eve llamó al ascensor y fue cuando Romy se dió cuenta de que la chica se había enfundado unos guantes de tela negros muy bonitos en algún momento. Ella captó su mirada, se la devolvió y sonrió, contenta de estar ayudando tanto.

Las puertas metálicas se abrieron y ambas entraron en el ascensor, pero Evelyn sólo estaba allí para romper la seguridad de éste y que Romy pudiera subir, ya que para pulsar el botón del piso superior había que usar una llave. Tras más toqueteo de cables, se marcó el piso número 4 y Evelyn salió del ascensor, enseñándole el pulgar a Romy mientras las puertas se cerraban. - El resto subirá en un momento. -

 

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12/12/2012, 14:00
Narrador

Cuando las puertas se abrieron, Romy se encontró sola. El pasillo que se abría ante ella tenía estatuas a sus lados, cada una en una pose distinta que ella no pudo reconocer muy bien a esa distancia. Unos lásers de color azul danzaban despacio por la habitación y la joven entrecerró los ojos para seguirlos. Solían hacer semicírculos antes de subir para luego bajar de nuevo, llegando a cruzarse un grupo de dos y hasta tres haces en el mismo punto en ocasiones.

Sintió que el corazón le palpitaba como nunca antes. Normalmente adoraba los retos y estaba disfrutando como una enana de éste, pero una pequeña vocecilla le dijo en su interior que si quizás aquello le quedaba grande. Y entonces pensó en Peter. No podía fallarle.

Cling. El ascensor a su lado se abrió y en él aparecieron las otras tres chicas, que sonrieron y silbaron sorprendidas al ver a lo que Romy se enfrentaba. - Parece... difícil. - dijo Chloe

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12/12/2012, 14:12
Felina

Cuando el resto subieron encontraron a Romy agachada, con un brazo apoyado sobre la rodilla y la otra mano en el mentón. Ni siquiera le prestó atención al resto, aunque se volvió hacia Chloe para decirle que su aportación no era de mucha ayuda en un simpático tono de sarcasmo. Después sus ojos se centraron únicamente e las líneas azules que danzaban en aparente disconformidad, y permaneció así largo rato hasta que, sin previo aviso, se puso en pie. Estiró una goma de su muñeca y la empleó para recogerse el pelo, sujetándolo bien a su nuca. Se deshizo de la chaqueta, palmeó las manos y se colocó en posición. Si salía bien, aquello iba a ser espectacular.

Las chicas vieron como se preparaba y aguardaba al momento oportuno: Entonces la ladrona dio un paso al frente, seguido de otro más rápido justo antes de rodar por el suelo hacia la derecha. Contó dos segundos antes de estirarse, voltearse hasta quedar bocabajo y levantarse echándose hacia atrás hasta pegarse a la estatua más cercana. Esa era la zona más segura, al menos hasta la segunda rutina. Esta vez, no esperó. Chascó los dedos y dio una voltereta lateral saltando por encima un láser a media altura y dejando atrás dos que se movían hacia su anterior posición. Y ahora al centro, pensó mientras sus pies sorteaban las líneas azules, manteniéndose atenta a ese que ahora iba a cruzar justo por detrás. Se curvó ligeramente hacia adelante y mantuvo la posición. Visto desde fuera sus movimientos eran erráticos y afortunados, pero desde dentro, en el momento, todo estaba perfectamente calculado. Era como jugar a la rayuela pero en nivel experto y con dificultad al máximo. Controlar los movimientos era el quid de la cuestión.

Y ahora llegaba lo realmente divertido. Cuando el láser de su espalda la liberó dio una voltereta hacia atrás seguido de dos zancadas hacia adelante y un salto que le permitió engancharse al ala de un ángel. Se balanceó y se subió encima. Un salto hasta la siguiente, otro más hasta el pilar de la última, y otra voltereta para salir de aquel entuerto, coronada por una reverencia al caer al suelo. Y listo.

- Tiradas (1)
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12/12/2012, 15:29
Narrador

Tras quedarse totalmente hipnotizadas por la danza tan increíble que acababan de presenciar, Lauren rompió a aplaudir. Chloe se apresuró a agarrarle los brazos para que parara y no armara escándalo. La primera se puso roja de vergüenza y se colocó donde debía, esperando a que Romy desactivara los láseres.

Por el walkie Kath hizo acto de presencia, hablando con su voz clara: - Tenemos problemas. Tres hombres en traje van a entrar por la puerta. Sean de la tienda de chucherías o de las oficinas, nos la vamos a jugar. Voy a distraerles, daos prisa. -  ordenó con un tono de voz mucho más serio, y Romy sabía que cuando Kath se ponía seria es que las cosas eran realmente importantes.

Encontró la línea que llevaba de los láseres al que parecía el cuadro de seguridad de la tienda, abriendo la tapa con un destonillador plano como el de Evelyn que había cogido de su bota. Una docena de cables, cada uno con dos colores, conectadas a unas placas y con una especie de pila incrustada. Tras transmitirle a Eve lo que veía, la chiquilla pegó un bufido.

- Creo que sé cómo podemos desactivarlo. ¿Ves el cable que es blanco y verde? Desconéctalo, pero por la parte de abajo. No se te ocurra desconectarlo por arriba o la habremos liado. Ahora coggrhehergh... - la conexión empezó a crujir y a perderse, escuchaba a la chica darle instrucciones de forma entrecortada pero algo debía estar interfiriendo con la señal

Y al desconectar el cable verde sonó un pitido en la alarma. Al igual que la de las oficinas: si no se desactivaba en una cierta cantidad de tiempo... estaba jodida.

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12/12/2012, 15:52
Felina

Romy siempre había querido ser actriz, como las mujeres guapas y listas que salían en las películas, así que puso en escena su mejor cara de indiferencia para no alertar al resto. Un grupo de chicas escandalosas era lo pero que les podía pasar en aquel momento, aunque ellas no eran un grupo de chicas normales y corrientes. Eran la banda de la Piruleta. Aun así, toda la alegría que sentía al haber logrado tamaña hazaña se esfumó de inmediato. Puso todo su ser en describir con precisión el cuadro de seguridad para que Evelyn pudiese guiarla y siguió sus pasos hasta que la conexión empezó a desvanecerse. La ladrona miró el walkie anonadada, sin saber si había tocado algún botón o era cosa externa. Era una negada para esas cosas, y lo único que se le ocurrió fue agitarlo y repetir el nombre de su interlocutora varias veces.

-Joder... -masculló, mirando los cables como si fuese el puzzle más complicado que jamás había visto en su vida. Probablemente, de hecho, lo fuera.

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12/12/2012, 16:03
Narrador

Durante cinco segundos Romy se encontró en el peor aprieto desde su entrada en la Banda y no tenía ni absoluta idea de cómo seguir. Cling. De nuevo, el ascensor se abrió y allí estaba Evelyn.

Las otras tres chicas la miraron frunciendo el ceño. No entendían por qué había subido la chica cuando no se había hablado de nada de eso en el plan. La joven rubia se dirigió corriendo en dirección a Romy pero paró en seco frente a los haces, mordiéndose el labio inferior.

Y se hizo el caos.

Con el sonido de cristales rotos entraron por las ventanas superiores una especie de robots voladores que se colocaron en la parte superior de la sala. Cling. El ascensor otra vez. En él apareció un hombre de mediana edad, con una máscara blanca en la cara y una capa muy llamativa estilo Drácula, como un malvado villano salido de cualquier novela literaria. Vestía una especie de traje antiguo y unas botas negras altas que, aunque no conjuntaban con el resto de la ropa, le daban un aire señorial.

Sin dar tiempo a reacción, sacó un arma y disparó a las tres chicas que estaban apostadas esperando. Romy sintió que gritaba, pero sólo pudo ver como los cuerpos de las chicas caían al suelo. Aun así, fue extraño, pues no se escuchó ningún sonido más que una especie de soplido de aire. Ni el petardazo de un disparo, ni una marca de sangre o balas en sus amigas.

El hombre se acercó con paso seguro a Evelyn, que miraba al villano totalmente aterraza e incapaz de moverse. A apenas un paso de distancia de ella, le disparó con aquella pistola tan extraña en todo el pecho. Evelyn fue a caer hacia atrás, pero el enmascarado la cogió con destreza y se la colgó al hombro. Fue entonces cuando los robots voladores descendieron hasta la posición de él, que alzó un brazo que los robots agarraron. Y dejando aún más boquiabierta a Romy, los robots empezaron a llevarle por aire al otro lado de la sala, donde ella se encontraba.

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12/12/2012, 16:25
Felina

Sus ojos vieron lo ocurrido, pero su cerebro no llegaría a procesarlo hasta horas después. Sólo supo que, de repente, todo fue un caos y que estaba sola en aquella sala con un hombre que se dirigía exactamente al punto donde ella estaba agachada, atontada por lo ocurrido sosteniendo un walki. Era la misma sensación que recibir un bofetón inesperado sin razón alguna.

Pero reaccionó lo suficientemente deprisa como para echar a correr. La alarma iba a saltar en cualquier momento y a ella lo único que le importaba era saltar por una ventana a cualquier lugar lejos de allí. Hubiera deseado encontrar una madriguera como Alicia en el País de las Maravillas, pero como eso no iba a suceder, sus piernas se dirigieron a la sala de exposición con la esperanza de que las cristaleras fueran laterales y no en el techo.

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12/12/2012, 16:31
Narrador

Mientras Romy entraba corriendo en la sala de exposición el hombre de la capa aterrizó elegantemente donde se encontraba la joven ladrona segundos antes y se agachó mientras la morena había desaparecido de su vista.

La nueva sala era enorme y estaba llena de obras de arte. Algunas super famosas como otras de las que Peter no había hablado jamás. El nerviosismo le hizo ignorar en parte todo ésto y buscó una salida: las ventanas estaban también en el tejado, pero podría escalar alguna de las columnas sin mucho problema ahora que ningún pirado volaba a su espalda. No tenía todo el tiempo del mundo, pero sí como para intentar salir por una de esas.

Pero mientras seguía el camino con la mirada se topó con algo que la dejó fría: un anillo de piedras preciosas que había llevado la Reina de Inglaterra en el pasado. La obra que apenas se mostraría al público durante un mes y que luego volvería a su tierra natal.

Romy tragó saliva: no podía dejar escapar esa oportunidad.

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12/12/2012, 16:43
Felina

El anillo captó de inmediato su atención. Tenía algo así como un sexto sentido para localizar cosas bonitas por casualidad, y un séptimo para burlar la segurar que las protegía. Era algo que Peter le había inculcado con esmero. Romy soltó el gancho que ya pendía de sus manos, dispuesta a lanzarlo contra la parte de arriba, y se acercó de puntillas hasta la hermosa vitrina en la que reposaba aquella joya Real. Sus pupilas se dilataron al contemplarlo más de cerca, invadidas por el deseo de poseer aquella joya. No era muy ducha en historia, pero supo de inmediato que aquella había sido una grandiosa mujer. De otro modo no habría tenido un gusto tan refinado como el suyo.

Se mordió el labio superior mientras rodeaba el pequeño altar, poniendo atención a la sala anterior. No había alarma, así que el señor super-villano de gusto espantoso debía haberla desactivado mientras ella huía, temiendo por su vida. Qué rápido había cambiado de prioridades la ladrona. Apartó ese pensamiento y decidió cómo iba a rescatar su próxima adquisición: De la manga extrajo una ganzúa pequeña, se frotó las manos contra los pantalones y comenzó a trastear el cierre con ella, haciendo acopio de toda su sabiduría respecto a la cerrajería hasta que escuchó el suave click que le dio vía libre a su trofeo. Retiró la cristalera sin llegar a tocarla con las manos desnudas, colocándola con cuidado al lado. Ya casi lo tenía en su poder. Estiró la manga de su camiseta y tomó con la delicadeza de alguien de sangre azul aquella hermosa reliquia, dándose por victoriosa sin tener muy presente lo que en realidad se estaba jugando en aquel momento: la vida.

No perdió mucho más tiempo. Volvió al centro de la sala, donde se había situado inicialmente, y extendió el gancho. Vigilando que no chocase con lada, lo balanceó cuidadosamente y cuando tuvo el impulso suficiente lo arrojó contra la parte alta de una de las columnas. El primer intento fue todo un éxito, y es que era un ejercicio que había practicado infinidad de veces. Tiró varias veces para cerciorarse de la seguridad y apoyando los pies contra la columna comenzó a subir rápidamente. Romy no era una chica precisamente escuálida, su cuerpo se asemejaba bastante al de una mujer hecha y derecha, y gracias al entrenamiento conservaba una energía y fuerza envidiable a la hora de realizar aquel tipo de ejercicios. En nada tuvo al alcance el cristal, su billete de salida.

- Tiradas (1)
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12/12/2012, 17:24
Narrador

Mientras subía la columna Romy volvió a escuchar el sonido de helicóptero de aquellos robots voladores y eso la hizo darse más prisa por subir. Una vez junto a la ventana, buscó la zona por donde se abría y tiró con los dedos hacia atrás moviendo la hoja. Entonces recordó unas palabras:

- Si tocamos los cristales de la sala, tendremos a la policía aquí en menos de 5 minutos. - había dicho Catherine en la furgoneta. Maldijo su despiste propiciado por el miedo y la excitación y cerró los ojos esperando a escuchar el estridente sonido de la alarma. No ocurrió. Cruzándolas, estupefacta, se dijo que debía tener alguna especie de ángel de la guarda.

Salió al exterior y una leve brisa le removió los pocos mechones rizosos que llevaba sueltos, y tragó saliva instintivamente. Se movió por el alféizar hasta que la única opción que tuvo era subir, ya que no había manera humana de bajar por aquel sitio. Escalando como Kath le había enseñado, pronto llegó a la azotea del edificio. Desde allí se asomó viendo la furgoneta en el callejón: ni rastro de su líder ni de nadie más. Probó a hablar por el walkie y no obtuvo respuesta alguna: era obvio, si la joven había ido a distraer a esos hombres de traje no era sentido que llevara el walkie o la escucharían.

Entonces le vio. Al otro lado de la azotea, erguido y observándola, se encontraba una persona enfundada en un traje metálico, con una gabardina y un casco con pantalla naranja. La miraba, pero no dijo nada.

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12/12/2012, 17:57
Felina

El aire fue una bendición que recibió con los brazos abiertos. Estaba fuera, lejos, y aunque se encontraba sola todavía podía escapar. Además, el frío le devolvió parte de su sensatez tras cerciorarse de que no había alarma. Cerró y soltó las manos varias veces, liberando tensiones, y después comenzó a moverse alrededor y hacia arriba hasta llegar a la azotea. Aquello era lo que más le gustaba de salir a hacer misiones, llegar a lo alto de un edificio y sentir que la ciudad permanecía dormida bajo sus pies, ajena a sus delitos. Pero en aquella ocasión no pudo disfrutar de su momento. Había mucho en juego todavía, quizá la vida de sus compañeras, y cuando quiso darse cuenta no estaba sola.

Se quedó de piedra al reconocer el destello naranja. Debía ser el Centinela, el justiciero que a veces se paseaba en busca de criminales. ¿Iba a ir a por ella habiendo un tipejo a lo drácula allí abajo? Podía tirarse el farol de que la habían obligado y llorar. La belleza normalmente iba acompañada de un estúpido pensamiento de inocencia, algo que a su tierna edad todavía podía colar. Pero no le salieron fuerzas para hacerlo, todavía demasiado asustada y sorprendida por haber logrado salir de allí. De modo que se quedó de pie, titubeando, esperando a que él diese el primer paso.

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12/12/2012, 18:15
Narrador

Tatatatatatata.

Tatatatatatata.

El Centinela dió el primer paso disparando el gancho con su pistola en dirección a Romy. Ésta no pudo evitar gritar y lanzarse a un lado, pero una vez el gancho alcanzó su posición supo que no iba dirigido a ella. El villano se encontraba tras ella con sus robots, elevándose. Cuando llegó a la azotea saltó y volvió a aterrizar con elegencia, irguiéndose después.

- ¡Deja a la chica, Doctor Fatos! ¡Enfréntate a mi si te atreves, canalla! - exclamó el justiciero betlamita, dando dos pasos hacia adelante. Romy pensó que ella estaba medio a salvo, que podía correr e incluso intentar descender si hacía falta... pero entonces advirtió el bulto de los hombros de Fatos: era Evelyn, aún inconsciente.

- Tus juegos son estúpidos, Centinela. La chica ladrona tiene el Anillo de la Realeza, y lo necesito para mi nueva creación... ¡Muchacha! ¿Qué aprecias más, las piedras preciosas o la vida de tu amiguita? - rió el hombre de la máscara blanca, disfrutando visiblemente de la teatrera situación