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El corazón del Centinela

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16/11/2013, 20:18
Director
Sólo para el director

Una templada ráfaga de viento azotó el templo de Xinping, mientras una joven de pelo rubio observaba las calmadas aguas del gran río Li. Se pasó una toalla blanca que tenía en la mano por la cara, los brazos y por debajo de la camiseta interior sin mangas que llevaba puesta. Lanzó dicha toalla hacia atrás, donde un crío de apenas 12 años no tardó en salir corriendo para cogerla y esfumarse de allí.

Caroline Rowen iba recuperando poco a poco el aliento, pues el último entrenamiento la había dejado exhausta. Aquello estaba siendo verdaderamente duro y los primeros días sólo podía volver al camastro que tenía en su habitación para meterse bajo la sábana y llorar hasta quedarse dormida. Sin embargo, tras la primera semana su cuerpo comenzó a acostumbrarse a aquel frenético ritmo y poco a poco sentía que iba progresando.

De lunes a miércoles se pasaba 16 horas de entrenamiento físico, 4 reservadas para comidas y descansos y las últimas 4 reservadas para dormir. Vivía con sueño constante y las ojeras habían comenzado a aparecer al segundo día, pero la determinación de la muchacha hacía que se sintiera obligada a soportar todo aquello y lo que hiciera falta para demostrar que era digna de todo aquello. Además, tenía miedo que su maestro de artes marciales, un extraño hombre ciego que parecía más animal que persona, la matara una noche si no cumplía sus expectativas.

Los jueves y los viernes se repartían entre estudios y prácticas espirituales. Aun con su nivel de estudios, que consideraba que era bastante alto, la exigencia de sus tutores era solo comparable a la dureza de las pruebas físicas. Las prácticas espirituales eran más llevaderas, pero realmente era en lo que menos creía progresar.

Los sábados eran los días más extraños y a la vez más interesantes que tenía durante la semana. Exceptuando una cosa, eran como un jueves normal, pero el Rey Dragón acudía al templo y solían pasar una media de seis horas juntos. El anciano a veces le pedía que le mostrara lo que había aprendido durante la semana, otras le proponía acertijos imposibles del que pasaban horas hablando y otras sencillamente se sentaban a hablar. Aquel hombre le provocaba una sensación de inquietud que jamás había sentido con nadie, pero después de la segunda semana se encontró a si misma deseando que el siguiente sábado llegara para volver a estar con él.

Los domingos eran su único día libre y por extraño que pareciera, eran los peores. Exceptuando las veces que su madre había ido a verla, se pasaba esos días explorando la zona o aburrida en algún sitio como aquel. Antes disfrutaba de pasarse horas y horas al ordenador haciendo el tonto: ahora todo aquello se le antojaba vacío y sin sentido. Había dejado de enviarse cartas con sus amigos de Justicia Ciega y de la Universidad. Únicamente seguía en contacto con su madre y con Peter.

Se agachó, abrazándose las piernas con un extraño sentimiento de paz y melancolía que la abordaba de repente: aquello cada vez le gustaba más, pero sentía como algo en ella estaba cambiado y asimilarlo era agridulce. Pese a haber sido siempre bastante madura para su edad, todo aquello se sentía como dejar atrás su juventud para meterse de cabeza a una vida adulta que quizás era demasiado prematura para ella.

Una campana repicó y se obligó a quitar todos aquellos pensamientos de su cabeza. Como uno de sus tutores decía, la duda y la preocupación eran enfermedades que provocaban más muertes que el virus más agresivo. Girando sobre sus talones, echó a correr hasta donde le tocaba la siguiente clase.

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16/11/2013, 21:31
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Sólo para el director

El anciano removió la taza de té con una cucharilla, soplando el líquido para que se enfriara un poco antes de darle un breve sorbo. Dejó la taza sobre el platillo reposado en la mesa de mármol a su lado y observó como la puerta que estaba al otro lado de la sala se abría. De ella salió un hombre vestido únicamente con una túnica marrón anaranjado, que se acercó hasta él. Tras una breve reverencia, el Rey Dragón le pidió con un gesto que se sentara.

Raudo, el monje se sentó y aguardó aproximadamente un minuto hasta que su señor decidió hablar.

- Comienza por la joven Caroline, por favor. - pidió Longwang.

- La chica está dando más de lo que creíamos. No posee las capacidades de alguien como Nyvene pero podría asemejarse mucho a ella si seguimos llevándola por el buen camino. Aun así, posee una determinación y un sentido de la justicia que no había visto en mucho tiempo. Bien moldeada será perfecta para la tarea. - explicó el monje, con calma

- ¿Cree que habrá algún problema con su familia? -

- No. Ni con ella misma, siempre y cuando no se le pida nada de poca moralidad o que sea claramente injusto. -

- Perfecto. Puedes pedirle que venga. - pidió él, con un gesto.

Tras irse de allí, a los cinco minutos Caroline Rowen entró. Como casi siempre, se quedó en la puerta totalmente quieta.

- Hola Caroline. Pasa. -

Los ojos azules de la chica se iluminaron y asintió, avanzando. - Hola a ti también, Longwang. - dijo ella, puesto que desde el primer día él le había pedido que le llamase por ese nombre - ¿Qué haremos hoy? -

El Rey Dragón sólo pudo sonreir. - Hablar de tu futuro. -

Notas de juego

http://www.youtube.com/watch?v=bRo5lwlQwgI PONER VIDEO

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16/11/2013, 22:00
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Sólo para el director

- Caroline Rowen entrena durante 2 años en el Templo de Xinping, en una montaña cerca del río Lin. Tras su duro entrenamiento poco queda de Temis, su alter-ego en Justicia Ciega. Su propia personalidad cambia sustancialmente y aunque no pierde su jovialidad ni sus principios, la visión distorsionada del mundo de manos del Rey Dragón hace que vea con distintos ojos la existencia de los justicieros, irónicamente bastante similar a la forma de verlo de su madre Lana. Nada más salir del templo comienza una nueva vida como escolta y guardaespaldas personal de el Rey Dragón, llegando a ser una de sus más cercanas lugartenientes. Pese a los intentos de Troy Sanders de buscarla y reclutarla para el Equipo sólo se encuentra con que seguirle la pista a la muchacha es igual de imposible que seguírsela al propio líder de la Liga del Dragón. Aun manteniendo el contacto con las tres personas a las que considera su familia (Lana, James y Peter), Caroline no deja su puesto pese a los numerosos intentos de su padre por alejarla del milenario megalómano.

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15/12/2013, 22:09
Director
Sólo para el director

Lana Rowen continuó sus planes para darle más vida a su museo, llevando a cabo la fiesta que pretendía usar para llamar la atención de los inversores del mundillo. A ella acudió Marcus King y otras figuras de la política y la economía betlamita que el propio presidente de Hieroglyphics Inc. convenció de asistir. La reunión fue un éxito y los ataques de Stephanie Walker se calmaron, por lo que Lana pudo comprar la parte del Museo que pertenecía a la Fundación Lemarck y gozar de una nueva y merecida independencia.

Su vida continuó con James a su lado, comenzando ambos una relación lenta y con calma, algo totalmente diferente a lo habitual en ellos. Liberados ya del peso de las máscaras llevaron una vida de disfrute y pasaban bastante poco tiempo en la cosmopolita urbe, siendo habitual verles en algún que otro paraíso exótico.

No todo fue de color de rosa, pues la noticia de que Lana Rowen estaba bajo la tutela del Rey Dragón fue un durísimo golpe para James, que asimiló a duras penas que la que acababa de descubrir como su hija estaba siendo entrenada por el que había sido su archienemigo durante más de 30 años. Tras ver que no podía convencer a Lana para sacarla de allí comenzó a contactar clandestinamente de cuando en cuando, buscando que su hija recapacitara. No tuvo éxito.


Troy Sanders se entregó a su puesto como Operaciones y dió lugar a unos extraños y caóticos años para el Equipo. Brian Longstowe (alias "El Temible Sapo") se convirtió en el nuevo Instrumentación: el profesor de ingeniería supuso un extraño soplo de aire fresco dentro de la firme batuta de Número 8: no era ni la mitad que capaz que su predecesor Szilard, pero sus ganas de trabajar y su buen humor sacaron varias necesitadas sonrisas entre varios miembros del equipo.

Mark Wong confesó su implicación en la trama del Rey Dragón varios meses después de convertirse en el Centinela Número 11. Lo hizo en privado a Troy Sanders, que finalmente accedió a mantenerle en el equipo a cambio de tenerle como agente doble para ganarle ventaja a la Liga del Dragón de su padre. Durante un año el plan de Troy funcionó a la perfección, pero en el momento que Caroline Rowen se convirtió en la lugarteniente de Longwang la tapadera de Wong se vino abajo a manos de la propia Caroline, que le descubrió. Aun dolido, continuó su trabajo como Número 11: no poseía ni el arrojo de Christopher Bates ni la rabia de Troy Sanders, pero desde James Goldfield el equipo no se había encontrado con un Centinela tan completo y equilibrado como él.