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El eco del Diablo

El Eco del Diablo

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25/05/2018, 06:44
El Balneario

El sueño de la doctora era tranquilo y el silencio total. Desde el claro la vía láctea lucía con una intensidad tal que parecía que las estrellas fueran a caer sobre su cabeza.

Mats intuyó que podía pedir un deseo* y las estrellas comenzaron a caer en una preciosa lluvia tan abundante y duradera que, aun sabiendo que se trataba un fenómeno natural e inofensivo, llegaba a atemorizar.

Notas de juego

(*) Mats tiene opción de pedir un deseo.

2 de 2, ya puedes postear.

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25/05/2018, 06:50
Director

Clementine tuvo un sueño muy vívido.

Al inicio es como un amanecer sin estrellas. La oscuridad quebrada parece manifestar un paisaje antes inexistente. Y lo primero que se distingue es el resplandor neblinoso de la aurora reflejándose en el agua. Todo lo que se puede ver es agua en quietud, hasta el horizonte. En todas direcciones. Poco a poco la luz revela que en las aguas crecen juncos y otras plantas que sobresalen de la superficie aquí y allá. Parecería por ello que el agua es somera pero sabes que no es así. No podría medirse su profundidad y nada sería capaz de asomar sobre su superficie si no fuera porque la luz de la aurora muestra que es así. No parece haber orilla a la vista en aquella marisma, pero hay pájaros que la sobrevuelan. Y por encima de las aguas hay un puente de piedra. Allí estás tú. Desde él, asomándote ora por una de sus barandas ora por la otra, puedes contemplar la marisma allí donde la niebla se retira. Algo te dice que sólo este puente podría cruzar estas aguas y por eso los pájaros anidan en sus piedras. Es ese momento de la aurora en que todo tiembla imperceptiblemente, como recién nacido.

En los lados del puente, junto a las barandas, hay estatuas, una multitud indefinida a un lado y a otro, en una dirección y en otra. Son grandes, con forma humana. Algunas blanden armas, una espada, una lanza... Otras portan otros objetos que no reconoces, pues apenas puedes distinguirlas entre la niebla y la luz embrionaria. Sabes que custodian todo lo que hay en el puente, cada una de ellas una inscripción grabada en la piedra a sus pies.

La que hay más cerca de ti no puedes leerla, no está allí para ti. En cuanto a la estatua, sabes que es mejor no alzar la vista para contemplarla. La dejas atrás. El breve trino de un pájaro llama tu atención de pronto entre tanto silencio. Está posado junto a una persona que conoces. Sólo tú conoces su nombre: Julian Elliot Gwilym. Y con ese nombre, todo lo que habían robado en los recuerdos de Clementine, volvió.

Elliot a su vez contempla el puente. Conduce a una ciudad amurallada cuyas puertas permanecen cerradas. El silencio es total. Sólo se escucha el trino tímido del pájaro y los pasos de Clementine acercándose.

Notas de juego

2 de 2

Ya podéis postear.

Edito: he añadido "Y con ese nombre, todo lo que habían robado en los recuerdos de Clementine, volvió."

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26/05/2018, 11:34
Elliot

La amalgama de sentimientos por los que había transitado Elliot en un tiempo que le era imposible determinar, espectador de su propia vida que había vuelto a él momento a momento, era imposible de describir. Una vez pasó todo sintió las lágrimas resbalar por su rostro en una mezcla de profunda melancolía por lo que había perdido, esperanza por haber recordado y terror por saber el lugar donde se encontraba. Temblaba levemente como quien está recuperando sus fuerzas tras un largo y abrumador esfuerzo cuando se puso lentamente en pie. El aire ya no olía a océano.

La quietud que le rodeaba, mayor aún que en la cueva, fue lo primero que llamó su atención. Estaba en pie sobre el puente de la marisma sin fondo, aquel que había visitado una vez. La niebla, la luz, la calma absoluta del lugar hizo que respirara profundamente en parte porque sintió que necesitaba activarse de nuevo, en parte como si comprobara que seguía vivo. Aquello ya no era un recuerdo. Ya no era entonces/ahora, sino ahora/ahora, sintió. Miró sus manos y el resto de su cuerpo y se esforzó en dejar de temblar antes de acariciar la piedra de la baranda del puente con tanto cuidado como si rozara el ala de una mariposa. Intuía sin embargo que todo allí era indestructible.

Dos sonidos llegaron de pronto a su oído: el trino de un pajarillo cercano y los pasos de alguien que se acercaba. El primero le pareció que le advertía del segundo, llamándole a prestar atención y olvidar por un instante todo lo demás. Miró obediente en dirección a los pasos y vio a Clementine que se acercaba. Se giró hacia ella, sin decidirse aún si debía caminar a su encuentro o debía esperarla.

¿Mi... daêna? —pensó, recordando la noche que en la casa Gresta le tomara de la mano hasta la habitación donde le habló del puente y le pidió que custodiara su nombre. Tal vez había venido a llevarle más allá de las murallas, a la ciudad invisible tras las puertas que estaban cerradas. Si este era el tránsito tras su muerte le pareció una imagen gloriosa.

¿O tal vez estaba realmente allí?

—Clementine, ¿eres tú? ¿Eres tú quién está aquí o eres mi sueño?

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27/05/2018, 10:40
Daniel Mallutz
Sólo para el director

El corrillo parece acabar con la aceptación de la propuesta.
La Bruja toma el camino de vuelta como si cada segundo de mas se añadiera en una cuenta que no quisiera aumentar y el resto incluido el Viejo empiezan a regresar al a espesura.
Conozco a ese único que se queda atrás con mueca burlona.
De cuando estuviste con ella, la persona que buscas.
Tiene un aire de tipo que hace lo que tiene que hacer que impone respeto.
Por eso la afirmación de tu enterramiento no te sorprende tanto.
- Dame esa pala - le pides con la intención de ser tu el que haga el trabajo. Con presteza te desembarazas del resto de utensilios que transportas. Lo único que guardas es la caja de Fermi.
Lo demás hasta dejarte en mangas de camisa lo dejas arreglado a un lado.
Honestamente piensas que el tal Remo puede pensar que estas tramando algo por lo que te relajas y le dedicas una sonrisa de labios apretados pero franca.
Podías insistirle en que has dado tu palabra de que harás lo que te ordenen. Pero consideras que la conversación en silencio es mas elocuente y sincera.
Remarcas el gesto metiendo los pies en los primeros esbozos del agujero y extendiendo la mano.
Mientras él se decide respiras hondo para hablar.
- Me gustaría pedirte una cosa para después de que termines - digo haciéndole gesto de ultima voluntad - y una pregunta mientras lo preparamos.
- La pregunta es sobre que es este lugar. La petición: que si no lo logro, recuperes esto - digo señalando la caja de Fermi - Recupérala y dásela a quien la necesite. De los tuyos. De los míos. Solo importa que la necesite. Desearía que fuera a quien busco pero...No creo que tenga tanta soberanía sobre el destino..¿Verdad?
Trato de recuperar la firmeza que el temblor subsconsciente intenta erosionar. Ese que al menos tener las manos ocupadas me permitirá combatir. Tomo aire y lo exhalo lentamente.
- Se que vas en serio. Se que no tengo ni idea que va a pasar. Solo creo que si salgo de esta estaré mas cerca de Vivir que lo estoy ahora. Se que voy a morir. Pero te he dicho que lo haría y lo haré.
Me encojo de hombros con filosofía extendiendo la mano otra vez.

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27/05/2018, 19:16
Clementine Ouvrard

Ese lugar... Qué hermoso era ese lugar. Cuando la luz te cega de manera tan maravillosa y el sol te acaricia el rostro tan suavemente es difícil no sentir paz y eso era lo que necesitaba, en medio de tanta confusión y de tantas sospechas. Apoyé mis manos en la baranda sintiendo su frío al tacto, ese frío gentil de la piedra al sol, superficie tibia, corazón helado.

Y de pronto vi el nombre y lo recordé, me llevé una mano a los labios con sorpresa y una sensación de victoria me inundó, ¡Había recordado todo! Todo volvió a mí una vez más, me llevé una mano al pecho como si la catarata incipiente de memorias me hiciera mella, o mejor aún, rellenara un vacío que había intuido que existía. Y luego lo vi a él.

No me di cuenta de que había dejado de respirar hasta que la falta de aire me dio la sensación de presión en mi cabeza, ¿O era toda la sangre en mi cerebro tratando de procesar lo que ocurría? En esos largos segundos caminé dando hacia él con rapidez, casi trotando, temerosa de que de pronto fuera a esfumarse como en una pesadilla.

Me detuve a solo unos pasos de él, estaba al alcance de mi mano si lo deseaba y de hecho, alcé la mano deseosa de tocar su rostro, de memorizarlo con mis dedos codiciosos, porque no quería olvidarlo, quería que hasta las yemas de mis dedos lo recordaran si era preciso, sin embargo, recordando que había percibido una ligera incomodidad de parte de Mats al tocarlo la última vez me detuve y, sin poder retener las palabras que salían de mi boca, estas brotaron como un mantra: -Elliot, ¡Elliot, eres tú! Elliot no puedo creerlo -la visión del rubio comenzó a tornarse borrosa y fue en ese momento que caí en la cuenta de que cada vez que parpadeaba las lágrimas corrían quedamente desde mis ojos hacia mi mentón y de allí al piso -Elliot, ¿Qué ha pasado? Nos han borrado los recuerdos... Ahora te he recuperado, pero hasta hace unos segundos no te recordaba -me sentía tan feliz y tan descorazonada, porque todo aquello que temíamos era verdad... Nos faltaban recuerdos y personas, la verdad siempre es más aterradora que las suposiciones -¿Dónde están? ¿Qué fue lo que ocurrió allí abajo que desembocó en todo esto?

Notas de juego

Gracias máster, ya lo he corregido.

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28/05/2018, 17:31
Leah Beth Tautou
Sólo para el director

- Victima yo?

Su voz y su manera me intrigaban aun mas, pero la curiosidad de entender y saber que realmente estaba pasando me embrigaba, asi que decidi seguir su juego.

- Bien, sera como tu quieras por ahora. Dije con una media sonrisa. 

Me levante aun saboreando el roce calido en mi mano. Habia sido agradable, agradable como no recordaba y algo dentro de mi me decia que le conocia, o tal vez simplemente queria hacerlo. 

Me gustaba como hombre? 

No estaba segura. Por un lado estaba casi segura que hacia mucho tiempo no estaba con un hombre.

Ya cerca del supuesto violador y secuestrado de niña estire mis manos para que el contacto fuese firme. Pase a su lado a sin darle tiempo a reaccionar le tome la mano que tenia mas cerca mientras con la otra le saludaba como si fueramos buenos amigos.

- Carlos!!! Como estas? Tanto tiempo sin verte, casi no has cambiado nada.... Dije rapidamente pero sin soltarle su mano.

Si todo iba normal el hombre reaccionaria extrañado y trataria de recordarme para luego decirme que me equivocaba. Pero ya le abria tocado y eso seria suficiente. Me disculparia y ya! Luego volveria con mi benefactor a reclamar su tonto juego.

Notas de juego

Perdon por la demora. Estoy tratando de estar al dia pero es que he tenido muchos problemas estas dos semanas. 

Gracias por la paciencia.

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28/05/2018, 22:07
Remo

Le ofreció la pala y Daniel cavó con ímpetu hasta el agotamiento y luego tuvo que turnarse con Remo hasta que hubieron hecho un agujero suficientemente hondo para que Daniel cupiera de pie.

Remo le ayudó a colocarse y desde el agujero su cara era una silueta oscura con el fondo rojo del atardecer. Sólo en ese momento respondió a las preguntas que había hecho el policía:

—Todos nacemos habiendo olvidado quienes somos. Aquí es donde se nace por segunda vez, mal que bien. En una hora sabrás quién eres como nunca lo supiste antes. Quizá estés muerto, quizá estés vivo de verdad, no como ahora. Se habrá acabado esa vida gris de mierda, de capullo, que seguro que llevabas.

Suerte.

Empezó a verter tierra a paladas tan ágiles que a Daniel le pareció que llovía tierra. A la media hora la tierra le llegó a la boca.

—Toma aire.

Y Daniel notó cómo todo se hacía negro y el oxígeno le faltaba. Sintió como si estuviera en un cementerio rodeado por múltiples tumbas con esqueletos de pie, como él.  

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28/05/2018, 23:08
Elliot

Clementine se acercó con rapidez. En su rostro podía leerse que le había reconocido pero Elliot contuvo la respiración y la esperanza pensando que no podría soportarlo si realmente no era así. Necesitaba que le reconociera, que le echara de menos aunque no se conocieran en verdad, que ya no le olvidara nunca más. Si ella no le olvidaba, fantaseaba, el mundo no podría volver a darle de lado otra vez. Ahora que había recordado no podría resistir ser como un fantasma de nuevo. Nunca más.

Ella se detuvo cerca, alzando su mano como si no estuviera segura de si Elliot sería tangible o no, o tal vez sin atreverse a tocarle. Pero él necesitaba ser tangible. Se acercó a Clementine y tomó su mano todavía en el aire para llevarla hasta su rostro; se apoyó ligeramente en ella acariciando muy suavemente su palma con la mejilla. Entonces ella dijo su nombre.
-Sí... Soy yo... -las lágrimas de la doctora y su propia emoción al saber cumplida su esperanza hicieron que sus ojos también se empañaran. Los cerró y sonrió al escuchar la voz de Clementine decir que ahora recordaba, aunque también preguntaba acerca de lo que había pasado desde que se separaron. Eso significaba que los demás seguían perdidos. Había mucho que contar y sintió el impulso de relatarle todo, todo absolutamente, todo lo que, al igual que su nombre, nadie más sabía, pero ignoraba cuánto tardaría en despertar ni tampoco cuánto tardaría ella. Ni sabía tampoco si mientras dormía en la cueva le estarían buscando, si le descubrirían y si tal vez todo terminaría para él. Apretó la mandíbula y cerró los ojos con más fuerza al pensar que estaba en el lugar al que jamás hubiera deseado volver. Pero no podía desaprovechar este momento; ella debía saber lo que había pasado o si algo le ocurría su búsqueda habría sido en vano.

Abrió los ojos y se olvidó de sí mismo al contemplar el rostro de Clementine mostrando un gesto entre feliz y mortalmente preocupada. Le pidió que se sentara junto a él y comenzó a hablar:

-Trataré de ser conciso sin olvidar nada -se detuvo un instante, desviando la mirada hacia el cielo-. Parece mentira que en este lugar tengamos que andarnos con prisas... -lamentó. Juntó las palmas de las manos frente a su rostro, apoyando los labios sobre los dedos en un gesto de concentración. Repasaba con rapidez los hechos en su memoria. Volvió a mirar a Clementine a los ojos y comenzó a hablar:

-El montacargas que hay en el parque, el que está escondido tras la cascada, lleva hasta la columnata que sostiene el viaducto del metro, tal como vimos en los planos que nos enseñó Khalil el catáfilo. Nada más descendimos allí encontramos a Daniel -hizo una breve pausa para asegurarse que Clementine le recordaba-. Estaba solo. Nos contó que Agustín Bélanger estaba más abajo, acompañando a Anjum que había sido herida de gravedad en una emboscada. Khalil al parecer se había retirado de la búsqueda antes del ataque y Daniel no sabía más de él.
Al poco comenzamos a escuchar un canto que parecía acercarse. Era un canto polifónico. Alguna vez he escuchado grabaciones de los mongoles o los inuit y sabía que se utilizan para ciertos ritos, así que nos pusimos en guardia, tratando de ubicar su procedencia sin conseguirlo. Fue entonces cuando en el techo, a decenas de metros sobre nuestras cabezas, comenzó a formarse una escarcha antinatural que parecía estar siendo invocada por la música. Comenzó a hacer mucho frío y sentí que fuera lo que fuera aquella sustancia espectral caería pronto sobre nosotros. Fue entonces cuando vimos de dónde procedía: en el techo podía verse una hilera de unas cuarenta mujeres vestidas con túnicas blancas, caminando bocabajo, con las cabezas rapadas y tan pálidas como la propia escarcha, contoneándose en una danza siniestra. Era como un desfile infernal...
-agitó levemente la cabeza, no deseando detenerse más en su descripción-. Disparamos, pero al mismo tiempo el líquido que había estado acumulándose empezó a caer sobre nosotros. Y no había cobertura posible. Cada gota parecía atravesarte y borrarte de la existencia. Entonces comprendí que lo estaban haciendo sobre nosotros, que harían que todos nos olvidaran como habían hecho con Édith o Sophie -tragó saliva-. El cántico provenía de una sola mujer, lo demás posiblemente era una ilusión, una forma de camuflarse. Disparamos a la que parecía ser el origen del cántico pero no logramos abatirla... Y ahí acabó todo. Después de eso solo recuerdo caminar sin rumbo por las calles de París, sin recordar nada, sin saber quién era ni qué estaba haciendo allí. Imagino que a Daniel, Leah, Albin y Gabriel les ocurrió lo mismo. Tal vez también a Agustín y a Anjum si no murió de sus heridas. Y no sólo había olvidado quién era -volvió a hablar de sí-: se hacía imposible que nadie me recordara. Si llegaba a conseguir que alguien me prestara atención esa persona me olvidaba en cuanto dejaba de hablar con ella. Era lo más parecido a ser un fantasma -bajó un momento la mirada y de alguna forma Clementine supo que a pesar de lo que le contaba, Elliot sabía de algo más doloroso, más parecido todavía a ser un fantasma o algo aún peor-. Pero había una cosa que sí recordaba: que había perdido a gente de la que me sentía responsable y que podían estar en peligro.

-Una noche tuve un sueño muy vívido, un sueño que supe especial. En él veía un faro que después averigüé que se encuentra en en la isla Monte Desierto, en el estado de Maine. Es el faro de Bass Harbor. Pensé que había vivido antes en aquel lugar, pues hay una casa junto al faro, y que algo me ayudaría a recordar, así que viajé hasta allí... Y es allí donde estoy ahora, oculto en una gruta del acantilado junto al faro.

-Clementine, necesito que le digas a alguien dónde estoy -tomó la mano de la doctora entre las suyas. Estaban calientes, como si tuviera fiebre-: se trata del comisario Pascal Réjane, de la comisaría del distrito uno. Es de absoluta confianza y alguien muy capaz. Podrías confiarle tu vida y contarle cualquier cosa. Si me recuerda dile que estoy allí y que voy a tratar de escapar, pero si no doy pronto señales de vida quiero que sepa dónde estoy. Es posible que no me maten, no por ahora al menos. Pero eso no es necesariamente bueno -volvió entonces a la narración-. Clementine, allí hay una mujer de unos setenta años que se hace llamar Agathe y con ella tres mujeres más jóvenes. Una de ellas, que se hace llamar Ellen, está tatuada como Edtih o Sophie. Dice no recordar su pasado y que Agathe le está ayudando desde hace años a comprender de dónde provienen sus tatuajes, pero sospecho que mienten -aquí se detuvo, mirando a la chica con gesto grave, dudando por un momento si contarle lo siguiente, temiendo mezclarla con algo así, aunque sabiendo al mismo tiempo que estaba totalmente implicada y que era imposble mantenerla al margen.

-En ese mismo lugar, en la casa de Bass Harbor, hace veinte años, hubo un hombre que también estaba tatuado. Siempre estaba dormido, creo que mantenido mágicamente por otro hombre en un profundo sopor. Sus tatuajes no eran como los de Édith, Sophie o Ellen, sino que sus formas parecían muy antiguas, arcaicas, como petroglifos, y entre ellos habían palabras en un idioma tal vez muy antiguo también. Creo que los tatuajes que hemos visto pretenden emular aquellos de que te hablo y con ello la magia que contuvieran. Agathe dijo que cree que los tatuajes de Ellen representan reinos y lugares espirituales y estoy seguro de que en parte al menos es así. Pues bien, en el vientre de la chica, entre unos anillos concéntricos tatuados alrededor de su ombligo, me mostraron una palabra que estaba empezando a formarse, a aparecer en aquel lugar. Sé que esa palabra, aunque aún estaba incompleta, está escrita en el mismo idioma arcaico que aquellas que tenía marcadas en su cuerpo el hombre del que te he hablado. Ellen dijo que era la primera vez que aparecía una palabra en su piel y que creía que era un nombre escrito en su idioma original, primigenio, por así decir, un nombre que traducido a otra lengua perdería su poder. Y creo que no me mentían en nada de lo que decían. También pienso lo mismo de las palabras que había escritas en la piel del "hombre dormido". Y creo que los sectarios a que nos enfrentamos, además de ir en busca de ciertos reinos espirituales, buscan el conocimiento de esos nombres sin los cuales tal vez no les sea posible acceder a ellos. Me mostraron los tatuajes de la chica porque querían que ayudara a Ellen a soñar con esa palabra incipiente para averiguar qué significa y completarla. Pero no lo haré por nada del mundo, de eso no debes preocuparte.

-No cuentes esto último a nadie en quien no confíes plenamente, por favor. Creo que te he contado todo lo fundamental -dicho esto hizo una pausa buscando en su interior. Respiró hondo- Gracias de nuevo -sonrió y en su rostro podía leerse claramente un gran alivio, podría decirse sosiego. Un verdadero descanso-. Muchas gracias por recordarme y venir a buscarme.

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29/05/2018, 00:29
"Carlos"

No era un recuerdo que podía expresar con palabras. Más bien era una sensación de su cuerpo que de su mente. A Leah le dolió la vagina, el estómago y el ano y supo que la habían violado. Era algo similar a las viejas cicatrices que tiran de la piel cuando cambia el tiempo atmosférico.

Sintió cómo ese dolor que ella recordaba nutría un agujero que había en el hombre en apariencia normal que tenía frente a ella. Era un tío alto, calvo y con barba. Con pinta de deportista de lo más sano.

El hombre la miró decidiendo en ese preciso momento matar a la chica que tenía atada en el camión. Sonrió y su sonrisa decía: me gustas, te voy a violar y te voy a matar. A tí también, como a las demás. A todas. Leah podía oír esas cosas.

—¡Hola!

Frunció el ceño levantando un poco una ceja.

—Lo siento mucho, pero no sé de qué nos conocemos…

Sonrió.

—No entiendo cómo puedo haberme olvidado de una chica tan guapa… La cosa es que no me llamo Carlos, pero da igual… Si quieres que nos conozcamos y me llame Carlos, por mí bien. Es un bonito nombre...

Notas de juego

No hay problema.

:-)

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29/05/2018, 05:41
Leah Beth Tautou
Sólo para el director

Mientras el hombre hablaba solo podia asimilar lo que sentia. Sabia que mis ojos expresaban el miedo es su forma mas natural, sin filtro, sin moderacion.

Por mas que Eugene me habia preparado, aquello explotaba mis nervios y sentidos de maneras imposibles de entender. Mi cuerpo se estremecio, sudo y ardio todo al mismo tiempo. Habia sentido su maltrato sobre mi piel, su vejacion tanto mental como fisica penetrando cada parte de mi cuerpo como si fuera suya, como si fuera un objeto, como si no pudiese hacer nada... 

Y no podia, queria salir corriendo, queria escupirle, queria llorar, queria descargar mi arma y no podia, simplemente no podia reaccionar y mis piernas se helaron.

- Este.... no Señor.. no se preocupe, ha sido mi error.... Dije temerosa.

Odiaba sentirme asi. Por un instante supe que siempre habia luchado contra ese sentimiento, esa sensacion de sentirme indefensa. Necesitaba un segundo para organizar mis ideas. Tenia que salvar a esa chica, a todas... tenia que saber donde se escondia y solo habia una forma de averiguarlo. Acaso Eugene era su complice y se burlaba de mi tambien? Por eso era una victima yo tambien? Tendria que matarle y despues mataria a Eugene. No era posible que dos hombres hicieran tanto daño, pero tendria que explicarme primero que me hizo para que viera esas imagenes.

Respire profundo y me arme de valor frente al violador.

- Lo siento, le he confundido, disculpe usted... dije forzando una sonrisa. - He sido inapropiada y una tonta... si puedo hacer algo para corregir mi ofensa hagamelo saber....

Y el anzuelo estaba servido. 

Vamos maldito, invitame a salir de aqui y sera lo ultimo que hagas....

Hice un ademan para retirarme pero dandole chance a que dijera algo que me invitara a quedarme. Luego solo tenia que averiguar cual era su auto y salvar a esa chica. 

Aguanta pequeña. 

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30/05/2018, 01:56
Mats Bergstrøm

La respiración de Clémentine es pausada y tranquila, y tiene cierto efecto calmante en mí. El frescor de la noche, junto a los sonidos del bosque, me transmiten la sensación de que no puede pasar nada malo, de que todo va a ir bien. Entonces, algo maravilloso sucede. Las estrellas, que hasta ahora parecían estar colgadas del cielo, empiezan a caer silenciosamente como minúsculas y resplandecientes gotas de rocío. Tengo la extraña sensación de que si pidiera un deseo este sería escuchado, así que, casi por acto reflejo, aprieto los ojos y formulo un deseo en voz muy baja, apenas susurrada:

Que, pase lo que pase, a Arthür no le suceda nada malo.

Después de pensar esto, me quedo unos instantes con los ojos cerrados, como para darle fuerza a mi deseo. Es bonito creer que los milagros pueden ocurrir.

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30/05/2018, 00:23
Clementine Ouvrard

Un fuerte estremecimiento me recorrió en el momento en el que él tomó mi mano y la posó sobre su rostro, casi puedo sentir las piernas fallándome un poco. Parpadeo un par de veces y respiro fuerte mientras sigo llorando, casi jadeando. Me senté junto a Elliot como me indicó observando, absorbiendo cada detalle y gesto en un intento desesperado de no perderlo nunca más. Porque no quería perderlo nunca más, había algo de su espíritu herido que me causaba una profunda ternura, su vulnerabilidad poseía una belleza que me subyugaba.

Escuché el relato de lo ocurrido y tras las primeras palabras las alarmas sonaron en mi cabeza, ¡El canto polifónico! ¿Sería eso lo que estaba haciendo Sophie aquella noche? Un escalofrío me recorrió. Cada vez estaba más y más convencida de que la muchacha debería haber muerto aquella tarde, de que ya no era ella en absoluto.

La imagen de las mujeres caminando boca abajo me dio escalofríos y también un profundo coraje, ¡Hijos de puta! No veía la hora de dar fin a su reinado de terror y mentiras.

Agathe. Yo conocía a Agathe. Oh, por dios. Y Ellen, ¿No era la chica que estaba buscando el pintor aquella noche? Una intensa paranoia comenzó a invadirme, como era costumbre últimamente. Mientras Elliot continuaba hablando mis expresiones me delataban: horror, consternación, una indecible empatía cuando nombró la casa junto al faro... Yo siempre había querido vivir en una casa en un faro. De tanto en tanto una lágrima caía de mis ojos, estaba muy conmovida y dolida por todo lo ocurrido.

-No me has dicho nada de Leah, ¿ella no bajó con ustedes? -decir su nombre me resultó extraño. Los rostros de mis antiguos compañeros vinieron a mi mente: el parco y profesional Albin; Gabriel, el guerrero; Daniel y Leah. ¿Qué les habría pasado a todos ellos? -Yo estoy con Mats, Arthur y las chicas en las marismas, Barisha desvió nuestro curso a último momento, dijo que no era seguro ir a donde habíamos quedado -explico pensativa -Y luego todos los perdimos a ustedes... La historia estaba unida en nuestra cabeza de otra manera... Es... ominoso que puedan hacer algo así -manifiesto con un leve titubeo producto de la desazón.

-Escúchame, Elliot. Yo he conocido a Ágathe en París, ella tenía una sala de exposiciones en la que había una pintura de Ellen, un compañero del trabajo me llevó a ver la pintura porque en ella Ellen tenía tatuajes parecidos a los de Édith, en ese momento la chica estaba desaparecida, aunque ahora dudo que el dato haya sido verdad -me llevo las manos a los labios -Dios. No sé si ella estaba involucrada en todo esto o mi compañero de hospital, Max... No, no las ayudes, el fin debe ser siniestro, como todo lo que ellas hacen -la imagen de Max volvió a mí y cerré los ojos unos instantes para dejar asentar en mi corazón la incertidumbre sobre mi compañero.

Extiendo la mano buscando la de Elliot deseosa de sentir su calor. No me había percatado lo necesitada que estaba de contacto humano un poco más cercano que el que pueden darme los de la casa -Buscaré a Réjane y lo convenceré de que vayamos a buscarte. Hablaré con él y te iré a buscar yo misma si es necesario -afirmo mirándolo a los ojos, azul sobre azul. No pienso abandonarlo, tampoco quiero, es más siento la urgencia de ir en ese mismo instante en su búsqueda, pero sé que primero debo ir a donde él me ha dicho primero -Te iré a buscar yo misma, pero tú aguanta, por favor. ¿Cómo te encuentras? ¿No puedes huir y que nos encontremos en otro lugar? ¿Estás herido? -pregunto e la médica en mí busca con la mirada aquellas heridas que no podría ver aunque quisiera porque estos no son nuestros cuerpos reales, solo una proyección. Mi mente trabaja muy rápido elaborando teorías, uniendo cabos... -Creo que han puesto a uno de los suyos a vigilarnos, directa o indirectamente. Sophie, Ágathe... Debe haber un peón de los sectarios con cada uno de nosotros.

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30/05/2018, 18:42
Elliot

El rostro de Clementine iba mostrando su horror conforme avanzaba la narración. La rabia era patente también y en ella se transparentaba toda su determinación a acabar con los soñadores. La dedicación y el vínculo de la chica con Édith había impactado a Elliot desde que la conoció. No se había equivocado al tener fe en que ella podría encontrarle pasara lo que pasara. Habría deseado abrazarla hasta que dejara de llorar.

-Leah estuvo con nosotros todo el tiempo -comentó respondiendo a su inquietud por ella-. La última imagen suya que tengo es cómo disparó a la mujer que estaba cantando; creo que su instinto de cazador le permitió descubrir quién era a pesar de la ilusión. La herida que sufría no la retrasó, por cierto, ni parecía estar afectándole mucho -añadió para tranquilizar a la doctora-. La encontraremos, al igual que a todos los demás -afirmó con determinación.

-Entiendo la decisión de Berisha; si nos atrapaban era mejor que no supiéramos dónde os encontrabais. De todos modos no te preocupes -dijo al comprender que ahora conocía su paradero y todavía corría peligro-: todo lo que nos digamos en este lugar queda protegido en nuestras mentes.* Y ya hemos superado su magia -sonrió más abiertamente de lo que lo había hecho hasta ahora. Incluso había en su sonrisa cierto aire pícaro y triunfal-. Eso es muy esperanzador.

Cuando Clementine nombró a Agathe y Ellen, Elliot escuchó cada palabra con muchísima atención.

-Tiene sentido lo de la pintura... -comentó tras meditar un momento-. Ellos habían perdido a Édith e imagino que estaban tratando de localizarla desesperadamente. Al exponer la pintura podrían averiguar si llamaba la atención de alguien que pudiera haber visto a la niña y sus tatuajes y se interesara por ella. Si el artista es bueno, además, si le fue posible captar cierto espíritu de la modelo, cualquiera que viera la imagen, tanto directamente como en un folleto o en la red y hubiera visto los tatuajes de Édith, podría haber quedado impresionado, "impregnado" por la imagen, por así decir, y soñado después con Ellen. Y esto la habría alertado... -puso cara de cierto desagrado al saberse incluido en lo siguiente que iba a decir-. Son trucos de soñadores.

Viendo la preocupación de la doctora acerca de la posible implicación de alguien tan cercano a ella como un compañero añadió: -¿Ese compañero tuyo sabía dónde estaba Édith? Si era así y Agathe seguía buscando tal vez no sea uno de ellos o se lo habría contado sin más. De todos modos no bajes la guardia con él por si algo se nos escapa.

Elliot asintió ante la petición de Clementine de que no ayudara a aquellas mujeres y ella tomó de nuevo su mano. Casi no podía creer que aquello fuera un sueño. Podía sentirla a la perfección, sentir su suave contacto que había resultado para él más fuerte, más inamovible que nada cuanto conociera. No quería soltarla.

Cuando ella habló de ir a buscarle, negó firmemente con la cabeza. Dejó que terminara de hablar y respondió sujetándola más fuerte.

-Sí, voy a tratar de huir. No has de ir allí por nada del mundo. Escúchame: estoy bien, no estoy herido. Tampoco saben dónde me encuentro en este momento. Por otro lado conozco la isla en cierto modo, creo que más de lo que recordaba antes de que sucediera todo. Tengo mis recursos, confía en mí. Pero he de salir y será necesaria una embarcación. El ferry estará vigilado así que queda totalmente descartado, pero hay más gente en la isla -mantuvo fija la mirada en Clementine, queriendo leer en sus ojos si sus palabras la convencían y podía disuadirla plenamente de ir en su busca-. Réjane tampoco vendrá en persona pero es alguien con muchísimos recursos y conoce gente en todas partes. Cuando hables con él, por cierto, si no me recuerda, dile que soy discípulo de Seamus. Y que no sólo lo fui, sino que lo sigo siendo. Es un amigo común -explicó-. Creo que eso ayudará.

Cuando la chica nombró a Sophie como si fuera un peón, Elliot se angustió:

-Puedes estar segura que Sophie no es uno de ellos. Es increíble lo que esa chica ha soportado sin ceder, sin darles lo que buscaban. Es sobrehumano. Por favor... -llevó la mano de Clementine hasta su pecho y ella pudo notar lo rápido que latía su corazón- Prométeme que no la daréis por perdida. Podría haber algún modo de ayudarla a volver en sí, a liberarla de una vez para siempre de la magia que hay sobre ella, y trataré de encontrarlo. Abandonarla sería como abandonar a Édith; solo es una niña secuestrada y torturada a quien le han arrebatado a su familia. Hasta que todo haya acabado pueden tener influencia sobre ella, es muy posible, no digo que no la vigiléis o estéis alerta -se quedó pensando un momento-. Si fuera imposible hacerse cargo de Sophie y Réjane me recordara, podrías confiársela a él si él lo quisiera así; no conozco ningún lugar en el que pudiera estar más segura ni a nadie más sabio.

Respiró hondo como recuperando el aliento tras todo lo dicho. Seguía sujetando la mano de Clementine junto a su corazón y ésta pudo sentir cómo latía con fuerza.

-Acabaremos con ellos. Te lo prometo.

Se levantó sin soltar su mano para ayudarla a acompañarle.

-Quisiera mostrarte algo... Si tenemos tiempo y el lugar nos lo permite -dijo como pidiendo permiso al aire que les rodeaba-. Es el final del puente. Bueno no, debe ser su principio; dudo que este puente tenga final... -comentó mirando por encima de su hombro el camino que tenía detrás. -¿Vamos?

Notas de juego

*Dire, si crees que esto no es así dímelo y cambio el post. Lo he asumido por ser el lugar que es y el que usó Elliot para que Clementine guardara el secreto de su nombre.

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30/05/2018, 21:21
Daniel Mallutz
Sólo para el director

Dedicado a la tarea de horadar el suelo te enfrascas en muchos pensamientos.
En que la forma vertical del agujero casi hace parecer querer entrar en el infierno.
Que el trabajo duro solo llega para anestesiar tu cuerpo pero no descargar tu mente.
La lógica de que eres un chico de ciudad y no de campo por como se te joden las manos.
Y sobretodo el significado de lo salvaje y lo civilizado.
Mientras cavas, descansas y sudas y te derrengas en silencio es solo una idea que va acercándose con timidez, desde lejos y a pasos cortos.
Cuando el pozo es cada vez mas cercano a lo que Remo ha planeado, casi es como los razonamientos adquirieran contorno.
El problema con la memoria lo hace mas rico en imaginación.
Algo así como juicio liberado. A ratos con la sensación de recuperar impulsos que habían sido dejados al otro lado.
Un momento después de que acabes a un metro bajo el nivel del suelo y, que las palabras del perpetrador de mi soterramiento se acaben de posar sobre mi cerebro y, vaya a venir la primera palada de tierra colocas las manos, juntas contra tu boca, en acto de plegaria pero no se a quien rezarle.
La Bruja dijo que los métodos de sus aliados o contrapartes te alejaran de lo que es civilizado, y sí parece, una norma feroz el cubrir de tierra en vida a un congénere por la razón que sea.
El eco de lo dicho por Remo, la vehemencia o la contundencia de su respuesta, están ahí sobre la cabeza como una espada invisible.
Se tiene que tener una patina diferente a la usual pera aguantar la obra del ceremonial o simplemente el hecho, que estas transigiendo, para hacerlo sin un solo sonido. De queja. De miedo. De locura.
Conoces gran parte de ti que en la otra vereda, antes de la separación del mundo, arrojada sobre ti, estaría bramando y luchando.
Y sin embargo el tiempo pasado, La huella de la casi disolución en soledad, te permite respirar pausado.
Esperando. Mucho.
¿Muerte?. ¿Castigo?. ¿Revelación?. ¿Vacío?. Cualquiera de esas cosas podría ser.
Solo que te has quedado totalmente en una. Ella. La persona unida a tu corazón y imbricada a tu ser.
Cuando Remo pide suerte y el ultimo aliento, te tapas nariz y boca en el ultimo gesto aun permitido.
Vida. Su Vida. Esa es tu única plegaria. Devolvérsela.
El cielo perdió su rojez. Tu cabeza su sustento de oxigeno.
Tu aliento un momento estaba y al siguiente se había escapado.
Quisiste ponerte nervioso a buscarlo. Sin embargo conjuras paciencia cultivada de tantos días solo.
El mundo se va acabando o solo algunas de sus barreras.
Los cuerpos se muestran alrededor. No en tu mirada. En otro sentido evocado.
Quizás mejor dicho reconectado en su forma de escuchar.
Los cuerpos. ¿Pero y las almas?
- ¿Quienes sois? - atinas a articular con el tono de una campana. La campana de toque a muerto que en tu cráneo retumba con el fin hacia la muerte del cuerpo.

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31/05/2018, 23:18
Menir

La angustiosa sensación de falta de aire dio paso a la terrorífica certeza de que no había nada que respirar. Cada fibra de su cuerpo pedía que tomara aire y no había más que tierra húmeda que sabía a moho.

De pronto sintió que algo o alguien estaba raspando la tierra sobre él, apresuradamente. Algo filoso le hizo un corte en el cráneo arrancándole algunos mechones de pelo.
Daniel abrió los ojos y vio la tierra removida que todavía le cubría de nariz para abajo a la luz de la luna. Un animal grande estaba desenterrándolo. Lo vio en el mismo instante en que pudo al fin respirar, tosiendo y con la boca reseca, incapaz de hablar palabras inteligibles.

Era algo parecido a un lobo gris del tamaño de un tigre, o un oso grande. Su pelaje era como una sombra borrosa y sus ojos rojos dejaban un halo de luz en el aire a cada uno de sus movimientos.

Una vez le hubo desenterrado la cabeza de Daniel, la mordió con fuerza y éste sintió uno de sus colmillos penetrar en el cuello.

Lo sacó de un tirón rompiéndole el cuello y lo arrojó contra el suelo con tal fuerza que rebotó.

Tirado como un muñeco roto el lobo lo empezó a devorar abriendo su estómago con una garra para luego tirar de su intestino como si se tratara de una ristra de longanizas.

El dolor era inenarrable pero Daniel no perdió el sentido.

Le arrancó una pierna. Le abrió la caja torácica y se abrió paso hasta el corazón. Se comió su hígado entre bufidos de placer. El dolor desapareció.

Cuando la bestia se hubo saciado, se marchó despacio, dejando un abrumador silencio.

Para entonces la cabeza de Daniel estaba separada del cuerpo, por eso podía ver una de sus piernas con un zapato puesto. Seguía consciente, ni siquiera se sentía embotado o mareado.

Iluminados por la luna llena brillaban blancos varios cráneos aquí y allá, y un montón de huesos humanos.

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01/06/2018, 09:39
Director

El empedrado del suelo brillaba con la primera luz. Las estatuas se erguían a los lados sin proyectar su sombra sobre el puente.

La brisa se detuvo y más pájaros se fueron uniendo al coro de pequeños ruidos piando, aleteando y moviéndose ruidosamente por el interior del cañaveral. Por lo demás, salvo sus pasos y lo que hablaran, el silencio era total.

Al rebasar la pendiente y llegar al punto más alto del puente, en su mitad, pudieron ver lo que sin duda eran las puertas y las murallas de una gran ciudad antigua. El puente terminaba frente a dos esbeltos torreones de piedra que flanqueaban los portones de madera negra con planchas de bronce y adornos de oro cerrados a cal y canto. Las murallas debían medir unos quince metros de altura.

Tras ellas se insinuaban entre la bruma de la madrugada multitud de torres, agujas y  cúpulas y al fondo del paisaje, en una orografía más elevada, la silueta de un gran templo que recordaba a una basílica como la de Montmartre o Santa Sofía.

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01/06/2018, 11:25
"Carlos"

—¡No, mujer! ¡Perdóname tú! Te estaba tomando el pelo. Me llamo Danko.

Dijo acomodándose.

—Tengo una cara muy anodina y me parezco a un millón de personas.

Se incorporó en un exabrupto y frunció el ceño.

—Chica ¡No vayas por ahí disculpándote de ofensas que no has causado! ¡Así les das poder a los demás sobre tu persona! Y eso no es bueno.

Ya de pie, dejó un billete de veinte euros arrugado sobre la mesa.

—Pero… si me quieres hacer un favor, me vienes de perlas… Llevo un montón de tiempo queriendo subir una foto mía con mi camión en mi facebook pero ¡No tengo a nadie que me la haga! ¡Ahora te tengo a ti! ¿Hace?

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01/06/2018, 16:57
Clementine Ouvrard

De a ratos se me nublaba el corazón por más que hiciera sol. -Berisha hizo bien, aunque la magia de los sectarios tuvo efecto de todos modos... -expresé lo que se me pasaba por la cabeza en ese momento, ¿Estarían Daniel y Leah juntos? Sonreí, aunque tristemente, al oír sus palabras de aliento -Es cierto, nos hemos sobrepuesto -reconozco y luego me alarmo cuando me expone sus pensamientos sobre Ellen, Ágathe y Édith. -No había pensado que podía ser un señuelo, eso es más alarmante todavía -bajo la vista a la mano que tengo sobre su pecho y suspiro, mis ojos suben a su boca una fracción de segundo y luego lo miro a los ojos otra vez -No creo que él estuviera con ellos, pero él sí sabía dónde estaba Édith -me mojo los labios -Fue el médico que le salvó la vida, no quisiera creer que él está con ellos... -di un rodeo en el que la imagen de Max vino a mi mente fuertemente, me quebraría el corazón que estuviese con ellos -No te preocupes, no he hablado con él desde que abandonamos el hospital con Édith, ni siquiera debe saber que existo -reflexiono un poco para mí misma con algo de dolor -y es mejor así, no quisiera que nada le ocurra por mi culpa.

-Le diré a Réjane apenas despierte aunque ello implique ir a París y exponerme a que me encuentren -le prometí. Escuché sus palabras sobre Sophie y no pude evitar hacer una mueca con los labios -Voy a confiar en tu corazonada pero al menor indicio de que no está de nuestro lado, lo siento pero no puedo arriesgarme -sostengo con absoluta seriedad, no puedo dejar que la compasión por uno le arruine la vida a todos. -Te doy mi palabra de que haré lo posible por cuidarla mientras tanto y si no apelaré a Réjane -levanto mi mano libre sellando mi juramento.

Miro por encima de su hombro hacia el final del puente y alzo una ceja, curiosa. Noto que no suelta mi mano y me siento incómoda y cómoda, incómoda porque no quiero que me suelte jamás y no estoy acostumbrada a sentir así. -Vamos -sonrío esta vez con el corazón y los labios, a medida que avanzamos no puedo dejar de sentir más y más intrigada.

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02/06/2018, 09:14
Elliot

El brillo en los ojos de Clementine parecía haber cambiado cuando aceptó con una sonrisa dar ese paseo. Mientras caminaban meditó en lo que ella había contestado al pensar en su compañero: que no debía recordarla y que era mejor así: "no quisiera que nada le ocurra por mi culpa".

Sabía muy bien lo que sentía. Le apenó profundamente que la chica estuviera entrando a formar parte de "el club de los malditos", tal y como llamaba para sí mismo a aquellos que se alejan de quienes aman para tratar de protegerlos de los peligros que les acompañan. Podía funcionar y podía no hacerlo, pero en verdad que era un lugar muy solitario.

-No pienses que tu compañero te ha olvidado -comentó de pronto tratando de mitigar el dolor que parecía haberle producido a Clementine pensar en él como cómplice de los sectarios-. La escarcha no cayó sobre ti. De ser así todos te habrían olvidado, Édith te habría olvidado e incluso te habrías olvidado de ti misma, así que no creo que lo haya hecho ese tal Max. Y si salvó la vida de la niña y no se la llevó del hospital, dudo que esté con ellos -añadió tratando de tranquilizarla más.

Ya ni siquiera soplaba la brisa mientras caminaban y la calma era absoluta. Elliot pensó que en semejante silencio Clementine podría escuchar sus pensamientos y por un momento imaginó que ni siquiera necesitarían hablar. El ruido de los pájaros sonaba inocente, como proviniente de un mundo que no se ha roto, que no ha conocido el mal, y se permitió no pensar en nada más que en las murallas que deseaba mostrar a Clementine y la ciudad que se perfilaba más allá. Una vez antes había llegado ante aquellas puertas magníficas y recordaba sus imponentes relieves de bronce y oro brillando a la luz del sol.

Una vez alcanzado lo más alto del puente las murallas se hicieron visibles. Su piedra brillaba dorada por el sol, plateada por la niebla, como si fuera de un material imposible en el mundo que conocían.Y tras los muros podían distinguirse incontables torres, agujas y cúpulas entre las que sobresalía, en el punto más elevado de la ciudad, una que nunca había visto antes y que destacaba por su majestuosidad. Sonrió al contemplar aquella belleza impasible inmersa en la eviternidad.

Miró a Clementine queriendo contemplar de nuevo su rostro bajo aquella luz y cómo su profunda mirada examinaba la visión. Cúpulas, torres y agujas se reflejaban en sus pupilas revelando el lugar interior que reconocía aquella ciudad como si uno hubiera nacido en ella. Disfrutó del instante grabándolo en su memoria hasta el menor de los detalles. Había llegado el momento de marcharse, de despertar.

El peso de lo que estaba por venir volvió sobre él. Pensó en la posibilidad de que al despertar ellos estuvieran en la gruta, mirándole satisfechos, esperando a que volviera para atraparle de nuevo. Pensó que él en persona podría estar allí, veinte años después, que tal vez todavía seguía vivo el hombre que le arrebató de su casa y le robó su vida. Miró hacia la marisma tratando de que Clementine no pudiera adivinar el terror que había asomado a sus pensamientos y no se volvió hacia ella hasta que no recuperó el control. Tal vez nunca volviera a verla.

-Ha llegado la hora, debo ponerme en marcha -dijo-. No vayas a París. Llama a Réjane a la comisaría y trata de citarte con él en otra parte. Cuando llames di que quieres hablar con él por un asunto familiar; es una clave y te pasarán directamente.

Elliot se colocó frente a Clementine y tomó de nuevo su mano entrecruzando despacio los dedos con los de ella. La atrajo hacia sí tirando suave pero firmemente y, recreando la mirada de sus labios a sus ojos y de nuevo a sus labios, la besó con ternura.

 

Notas de juego

Por supuesto que la besa si no nota rechazo (es que no sé cómo redactar y que quede bien que hace algo pero no, según la respuesta de Clementine).

 

Edito: Solo he corregido una falta de ortografía... :S

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02/06/2018, 17:09
Clementine Ouvrard

Ah, ahora entendía. -Claro, él sabe quién soy, comprendo... Entonces, debe estarme buscando como loco sin saber qué ha sido de mí -dejé mi sospecha flotar en el aire. No sabía qué era peor, hubiera preferido que no me recordara, por su bien. "Ese tal Max", la expresión no me pasó desapercibida y me dio gracia.

Noté que me miraba mientras caminábamos y me sonreí de lado, mis ojos llenos de aquellas cúpulas y torres doradas y marfil me causaban maravilla y sobrecogimiento, ¿Qué clase de santuario sería aquel? Tenía que preguntarle. Asentí cuando me dijo que no fuera a París y noté cómo una ligera sombra oscurecía esos hermosos ojos claros que tenía, me permití memorizar cómo la luz tibia y ambarina se filtraba en esos lagos de hielo eterno y creaba tonos de celeste, sobre su cabello y su forma masculina. No, Elliot, no te vayas. Todavía no.

Sin embargo, mis pensamientos se tornaron algo erráticos en cuanto sus palabras llegaron de mis oídos a mi mente y las comprendí, al mismo tiempo me vi paralizada de pronto porque se puso frente a mí y entrelazó sus dedos con los de mi mano, bajé la vista extrañada como no comprendiendo, pero sí que comprendía... Lo supe con la certeza con que el relámpago precede al trueno, en cuanto mi corazón comenzó a latir tan fuerte que me retumbaba en los oídos y la visión se me puso borrosa, aunque no lo suficiente como para no notar que me acercaba a él sin resistencia de mi parte y me besaba castamente en los labios.

Fueron apenas unos segundos de contacto que alcanzaron para ponerme de cabezas por completo; me separé de él un paso con la respiración entrecortada como si me hubiera robado el aliento, aunque intuyendo que me había robado algo más valioso, y lo miré a los ojos, buscando algo más, quizás un porqué para el que claramente no había tiempo... Y no sabía si lo habría en algún momento en el futuro o si debía haberlo. La esperanza y el horror se apoderaron de mí pero esta vez con nuevos significados, más amplios. -¿Qué has hecho? -susurré sintiendo mis ojos llenarse lágrimas otra vez; el alma me dolía y me ardía con un fuego preternatural que en remolinos amenazaba con quemar mis pensamientos, mis sentimientos y todo mi ser.

Extendí la mano y le toqué un lado del rostro absorbiendo con mis yemas cada detalle, textura y temperatura; luego deslicé mis dedos hacia su nuca al tiempo que cerraba la distancia entre nosotros rápidamente y unía mis labios con los suyos, abría mi boca a la suya pidiendo un beso verdadero, uno que pudiera recordar para siempre, uno que no le permitiera rendirse nunca hasta que volviera a mí. Me abracé a su cuerpo como si eso fuera a impedir que se fuera y me estremecí de pies a cabeza por más que me diera una vergüenza inaudita perder el control solo por un beso.

Me separé nuevamente sin aliento y le dije -Más te vale que vuelvas, Elliot... Porque si no, voy a ir a buscarte hasta el fin del mundo y a traerte de regreso.

Cerré los ojos un segundo recapitulando -¿Cómo vamos a vencerlos?