Partida Rol por web

El eco del Diablo

El sitio más lejano

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25/04/2016, 07:38
H. Saint Jean de Dieu.

Sophie había hablado a un volumen tan bajito que sólo Arthür -que en ese momento se encontraba justo frente a ella- se había dado cuenta que había despertado.
 

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25/04/2016, 09:22
Arthür Guitry

Sólo después de haberse retirado un poco, Arthür se giró emocionado hacia los padres de Sophie esperando ver la alegría de sus rostros. Fue entonces cuando se percató que debían seguir pensando sobre las lecturas preferidas de la chica, ensimismados en sus cosas, y que no se habían dado cuenta de nada. Volvió a mirar a Sophie y a ellos alternadamente un par de veces, hasta que al fin dijo con su voz serena, como no deseando sobresaltarlos demasiado:

Señor Taylor, señora Taylor: Sophie ha despertado.

Volvió a sonreír a la chica mientras asentía como diciendo: Tranquila, ya está.

 

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25/04/2016, 10:08
H. Saint Jean de Dieu.

Hubo un segundo de silencio y ambos, padre y madre, se abalanzaron cada uno a un lado de la cama de Sophie.

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25/04/2016, 10:08
Eliza Taylor

Su madre le agarró la mano fuerte y la miró sorprendida. Durante un instante no acababa de comprender lo que había pasado. Luego se echó a llorar como un animalillo herido. Sólo podía articular una frase:

-Hija mía, mi niña, ay, mi niña.

La volvía a mirar todavía sorprendida y lloraba de nuevo, volviendo a repetir las mismas palabras cada vez que comprobaba que en efecto, su hija estaba de verdad despierta.

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25/04/2016, 10:10
Pierre Taylor

Su padre, más calmo, le acarició la cara y le sonrió con una expresión de absoluta felicidad. Los lagrimones se le salían de los ojos y caían sobre la cama golpeando las sábanas. Sophie nunca lo había visto llorar antes.

-Sophie, ¡vamos p'arriba, gandula! -eso se lo decía cuando era pequeña, los domingos que se quedaba pegada a las sábanas o los días de lluvia que él la acercaba al cole en coche-¡Que el Sol ya está arriba! Eh, dormilona. ¡Que el Sol ya está arriba!

Notas de juego

Vuestro turno.

:-)

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25/04/2016, 10:58
Arthür Guitry

Los ojos de Arthür se empañaron, contagiado de tanta felicidad. Sintió muchísima alegría por aquella familia tan preciosa y también se sintió muy afortunado de haber presenciado un momento tan grande. Su corazón latía con fuerza y podía sentirlo casi por todo su cuerpo, golpeando en su cuello, en las yemas de los dedos. Aprovechando que los padres de Sophie estaban alrededor de su cama, totalmente absortos en su niña, salió de la habitación procurando no perturbarlos ni hacer ningún ruido.

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25/04/2016, 13:22
Sophie Taylor

Una inmensa alegría la llenó como si un embalse hubiera dejado abiertas las compuertas. Quería levantarse, abrazarles, hacerles ver que estaba perfectamente, que todo había pasado, irse a comer juntos, salir a la calle, que le diese el aire, contarles que la abuela estaba... no, eso no. Eso mejor no.

Sin embargo, estaba aún muy cansada, así que lo único que pudo hacer fue sonreír, ya con más fuerza, como si su rostro se fuese acordando de cómo se hacía. Sintió humedad en la cara y supuso que también estaba llorando. Reuniendo fuerzas, levantó la mano y poco a poco la fue acercando hasta la de su madre, hasta que se la cogió delicadamente.

-Estoy bien, estoy bien, estoy bien, estoy bien...

Quería demostrárselo de verdad, pedirles perdón por haberles tenido tan preocupados. Pronto se dio cuenta de que eso era no importante, sin embargo. Daba igual lo preocupados que hubieran estado. Daba igual si estaba bien o no. Sólo había una cosa importante.

-Os quiero.

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25/04/2016, 18:08
Zac Taylor

Estuvieron un rato abrazados, en silencio. Sólo ellos tres en la habitación. Tardaron en entrar los médicos que, emocionados también, esperaban en la puerta.

Un doctor mayor, jubiloso, le hizo un pequeño reconocimiento que incluía unas cosquillas de broma. Le informó sin tapujos pero con verdadero cariño que la fisioterapia sería larga y dura y que necesitaría un bastón para su pierna izquierda. Médicamente, había sido un milagro, uno entre cien. Eso lo dijo el hombre sentado en la cama, visiblemente emocionado.

Cuando se marchó vinieron sus hermanos, cuñadas, y su sobrina, que se llamaba como su abuela y tenía la misma carita de pícara. Hablaba por los codos aunque se le entendía sólo la mitad de lo que decía y según lo que contaba su papá, estaba hecha una noctámbula. Acababa de cumplir los dos años. En ese momento, con la niña en su regazo, Zac le contó a Sophie que había estado tres años y medio en coma.

El tiempo pasaba... pero nadie nombraba a Adrien.

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25/04/2016, 18:37
Natalie Guitry

Arthür se encontró a su hermana en el pasillo. El médico ya había llegado pero todavía no quería entrar para dejarles más tiempo. Allí también fueron acudiendo enfermeros y médicos -algunos habían saltado literalmente de sus camas- y también pacientes que conocían a Sophie de cuando la sacaban al sol, o porque habían oído hablar de ella. Todo el mundo estaba alegre y alguien abrió una botella de champaña que, para no molestar a los familiares, bebieron en el cuarto de Natalie.  Ella insistió en ofrecer su “choza” como cuartel general y por allí pasó medio hospital.

Fue todo muy emocionante. El personal de ese lugar llevaba años cuidando de esa chica y todos estaban muy nerviosos.

Entre las visitas conocieron a un paciente famoso. Paul Goya, líder del grupo de pop punk con un toque emo en las baladas conocido como ¡Zaka! que tenía un enorme éxito entre las quinceañeras. Tenía cara de estar a ratos deprimido, a ratos colgado.

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25/04/2016, 18:43
Paul Goya

Arthür, Natalie y Paul acabaron la velada en la cafetería del hospital. Estaba ubicada en una planta baja que daba al jardín y todo el personal que tenía costumbre de empezar la jornada con un café recibía la noticia del despertar de Sophie con alegría.

Cuando Nata le preguntó si era duro su trabajo, el músico contestó rascándose la cabeza:

-El mundo de la música comercial es una puta mierda, estoy deseando desengancharme para montarme una verdulería. Eso, una verdulería. ¿Qué os parece? ¿Creéis que me podría ganar la vida vendiendo patatas, cebollas y manzanas Golden Lady?.

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25/04/2016, 19:14
Arthür Guitry

La muchedumbre del pasillo sobresaltó a Arthür al salir. Deseaba dar la increíble noticia a Natalie pero vio que ya había llegado tarde. Tenía muchas ganas de abrazarla después de la escena familiar tan emotiva que había vivido pero que hubiera público lo cohibió totalmente. Más tarde en la habitación de su hermana todavía fue peor. No sólo la había convertido en una leonera en una hora sino que en un día ya parecía una sala de fiestas. Si alguien podía hacer algo así en una clínica de rehabilitación, esa era Natasha.

Estuvo escuchando las conversaciones intermitentemente, más sumido en sus pensamientos que otra cosa. El líder de ¡Zaka! (grupo del que no había oído ni hablar) le pareció un tipo majo aunque eclipsado por su propio cliché y acabó como solía acabar en tantas fiestas: casi sin hablar con nadie, pasando desapercibido en un rincón y observando lo curioso que parecía todo el mundo. Calladamente apreciaba la alegría que flotaba en el ambiente y sobre todo le admiraba el cariño sincero que todos tenían por Sophie y su familia.

Más tarde en la cafetería del hospital se sentía desfallecer después de las pocas horas que había dormido la noche anterior. Ya ni siquiera el café le hacía ningún efecto. Estando medio dormido no era capaz de apreciar si había algo de sincero en la vocación verdulera de aquel tipo o si sólo pretendía hacerse el interesante. Tampoco le importaba. Se sentía muy contento y con semejante estado de ánimo nadie se le podía hacer antipático.

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26/04/2016, 18:44
Director
Sólo para el director

Notas de juego

Mats entra desde "El Infierno Horizontal"

http://www.comunidadumbria.com/partida/el-eco-del-...

 

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26/04/2016, 19:19
H. Saint Jean de Dieu.

El chiringuito festivo de Nata acabó cuando se incorporó el doctor Bärenthal e impuso un verdadero toque de queda, despejando la planta de todo aquel que no fuera familiar de los pacientes o personal imprescindible haciendo su trabajo. Sólo entonces pudieron acostarse. Nata le dio las buenas noches, seguía teniendo miedo de dormirse, pero los médicos decían que ahora más que nunca tenía que dormir bien.
Pasó un rato vigilando el sueño de su hermana y un reflejo en la ventana le sacó, o le metió en un trance. Esa mañana el amanecer era demasiado hermoso. Parecía que del cielo dorado sangraba luz fucsia.
El jardín del hospital parecía llamarle quebrando su silencio con el primer piar de los pájaros.

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26/04/2016, 19:36
Arthür Guitry

A pesar de todo el cansancio acumulado una extraña excitación había hecho presa de Arthür. Pensaba que se quedaría dormido en cuanto lo hiciera Natalie pero el silencio del hospital a aquellas horas, una vez terminada la celebración, le mantenía en una especie de alerta. En cuanto el cielo comenzó a clarear supo que ya no podría conciliar el sueño así que se levantó para poder contemplar la salida del sol desde la ventana. Pensó que la luz del alba era especialmente hermosa aquella mañana, pero luego sonrió recordando que había pensado lo mismo de cada amanecer que había visto en su vida. El jardín parecía otro bajo aquella luz. Terminó de vestirse para salir a caminar un rato en compañía de los pájaros.

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27/04/2016, 02:48
Sophie Taylor

Sophie se maravilló al ver a su sobrina, tan pequeñita, tan llena de energía, tan contenta pese a que no la conocía. No la conocía... En su mente, poco a poco, empezó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo llevaba en aquella cama? Poco a poco dejó de escuchar a su familia mientras la pequeña jugueteaba con su pelo. Una sombra empezaba a oscurecer sus pensamientos.

Al final fue Zac quien se lo dijo. Tres años y medio. Sophie sintió como se hundía un poco en el colchón, cómo las delgadas sábanas de repente parecían pesadas sobre ella. Notó la boca seca y sintió náuseas. Tardó varios segundos en reaccionar.

-Tres años... y medio...

Lo dijo en voz alta, como para asegurarse de que lo había entendido bien. Su mirada vagó por la habitación. Entonces tenía... 28... tal vez 29 años, dependiendo de en qué mes estuvieran. Se sentía realmente mareada. Para ella, ayer había ido a una entrevista de trabajo, había comido con aquella horrible mujer y se había montado en el coche para comprar algo para hacerle la cena a...

Se le hizo un nudo en la garganta. Su respiración se agitó y miró frenética en la habitación. Había justificado su ausencia. Estaría cansado. Sus padres le habrían mandado a dormir. Tal vez tenía una entrega. Habría ido a comer algo. Le sonaro excusas vagas, infantiles. Miró a Zac, desesperada, pero no le salían las palabras. Oyó un pitido insistente, proveniente de la máquina que monitorizaba su ritmo cardíaco. Al final consiguió decirlo.

-Zac... Zac... ¿Dónde está? ¿Dónde está? ¿Dónde está?

Veía a su hermano tras un velo de lágrimas. El nudo de la garganta le oprimía como si fuese a estrangularle. Quería oírlo. No quería oírlo.

Quería irse a dormir otra vez.

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27/04/2016, 08:20
Zac Taylor

Sus cuñadas -conoció por primera vez a la joven y encantadora novia de Antonie, Emmanuelle- habían ido al bar y en la habitación sólo estaban sus padres, sus hermanos y la nena.

La pequeña Jacqueline jugaba con el pelo sin tintar de Sophie. Cuando reparó en su apuro, su mirada se puso muy triste:

-Papi, ¿Che le paxa a la xía? ¿T’haz puessto malita otra vex?- Y, solidaria, se puso a soltar lágrimas sin barraquear.

Zac se puso de cuclillas junto a su hijita y su hermana y habló:

-Consiguió un premio y una beca de investigación en Heidelberg.

Eliza se tapó la boca, un gesto que hacía cuando estaba asustada. Pierre asintió muy serio, animando a Zac a continuar.

-Lo último que sabemos de él es que se casó hace ocho meses, Sophie. Lo siento.

En la habitación se hizo el silencio total. Por la ventana se veía un cielo dorado y púrpura, casi fucsia. Estaba amaneciendo.

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27/04/2016, 08:32
H. Saint Jean de Dieu.

Arthür escuchó un ruidillo entre los arbustos. Las ramillas de un pequeño melocotonero se movieron salpicando gotas de roció. Estaba repleto de flores rosadas, pero ninguna cayó al suelo. Algo parecía haberse adentrado por entre los setos, fuera de su campo visual, quizá junto a un gran cerezo también florecido, éste con flores blancas que se teñían con los colores del cielo.

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27/04/2016, 09:29
Sophie Taylor

Se hizo pequeñita, hasta convertirse en una mota de polvo que destelló una vez, radiante ante el Sol saliente, y luego desapareció.

Cerró los ojos.

El accidente realmente la rompió. No su pierna. No su cuerpo. Su vida. Tenía planes, ambiciones, sueños y todo el tiempo del mundo para realizarlos. Le tenía a él. Tenían un apartamento. Iban a adoptar un perro. Buscaba un trabajo. Cotilleaba sobre los ligues de su hermano pequeño. Y de pronto la habían arrancado cruelmente de esa vida y la habían puesto en otra. No quedaba nada de todo aquello. Era como si fuese otra persona. Por un fugaz instante, casi deseó no haber despertado.

Un minuto.

Le pareció oír un tímido “¿Sophie?”. Alguien murmuró algo. No estaba siendo justa. Tres años y medio. Y el día que despertaba, estaban allí. ¿Habrían ido todos los días? ¿Todas las semanas? ¿Cada cumpleaños, cada Navidad, cada Noche de San Juan, su favorita del año? Se sintió incapaz de imaginarlo. Por tres años y medio, la habían observado en esa cama, con la esperanza dando paso a la costumbre, sin que ella abriese los ojos. Y ahora les premiaba con más párpados caídos.

Dos minutos.

No había cambiado tanto. Al fin y al cabo, solo había pasado un día para ella. Y allí estaba, permitiéndose dos minutos de duelo antes de preocuparse por los demás. Reprendiéndose por su poca consideración. Tapando apresuradamente sus heridas para que los demás no las notaran. ¿Qué pensaría la pequeña? Esa era la primera vez que la veía, en realidad. Menuda impresión se llevaría.

Abrió los ojos.

Respiró varias veces, y empujó el nudo de su garganta al fondo de su estómago. Ya se encargaría de deshacerlo más tarde. Con cuidado, tanteando su voz, usó su tono más conciliador posible.

-Me gustaría beber un poquito de agua, por favor.

Le dieron agua fresca en un vaso de plástico. Solo pudo beber un par de sorbos. Pensó por un momento en su cuerpo, alimentado por vías durante tanto tiempo. Esos dos sorbitos era lo primero que pasaba por su garganta en años. Fue una sensación agridulce. Devolvió el vaso y miró a su familia. No todo había cambiado. No le habían arrancado todo. Seguían allí. Caras conocidas, caras nuevas, caras alegres, caras preocupadas.

-Bueno. Aún no me creo que nadie me esté enseñando fotos de este bichejo en la bañera –dirigió una mirada pícara a la niña, esperando avergonzarla. Tendría tiempo para recomponerse. Tendría tiempo para pensar una nueva vida. Tendría tiempo para llorar. Pero este tiempo, era para ellos. Se lo debía.

Notas de juego

Ay, qué palo me has dado. Estoy muy metido en este PJ y me ha dolido a mí tanto como a ella, ¡madre mía!

Comentario. Es mi férrea intención aumentar el ritmo tanto como tú quieras. He instalado una maravillosa app en el móvil que me avisa cuándo hay novedades, así que media hora después de tu post, a lo sumo, sabré que has posteado. Siempre que la vida real y la inspiración me lo permitan, quiero responder de forma tan rápida como pueda. Esto no significa que tengas que hacer lo mismo ni mucho menos, pero me siento muy mal por mi pérdida de ritmo de Abril y quiero compensarlo. La partida me está fascinando y además, yo que he sido máster alguna vez, he valorado muchísimo tu paciencia y comprensión.

Así que, si todo va bien, tú marcas el ritmo por completo. ¡Espero estar a la altura!

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27/04/2016, 09:41
Arthür Guitry

París estaba entrando en esa época del año en que se ponía tan bella al llenarse de flores. En el jardín del hospital, más todavía bajo aquella luz fabulosa, sobresalía un cerezo en flor que tenía además una buena envergadura. Madera oscura, flores blancas y ese porte como de poesía hecha árbol. Quería apreciar sus flores más de cerca, así como las del pequeño melocotonero junto a él, cuando sintió que no estaba solo. Tal vez era un pájaro que se había escondido al verle llegar. Tuvo curiosidad por saber de qué especie sería su tímido compañero y se acercó a los setos muy despacio para intentar descubrirlo.

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27/04/2016, 12:14
H. Saint Jean de Dieu.

Había una abubilla sobre una rama. Absorta en su canto al principio, luego se quedó mirando a Arthur. Giraba su cabeza mirándolo de lado con visible curiosidad.

 

 

Su cresta se abrió como un abanico mostrando sus franjas. Voló de rama en rama, piando un poco en cada una. Como coqueteando. No le tenía ningún temor. Pero de pronto salió volando, estrepitosamente. Con sus alas abiertas parecía mucho más grande y a su paso dejó una lluvia de flores blanco amarillentas, porque ahora el cielo era amarillo.

Pero el vuelo fue corto. Se posó en una ventana del hospital. Arthür pudo hacer el cálculo. Se trataba, sin duda, de la habitación de Sophie.

- Tiradas (1)