Partida Rol por web

La escena es en sí misma bizarra, ¿pero quién soy yo para decir qué es lógico y qué no en este mundo? Miro a los involucrados de lado; definitivamente Daniel tiene que controlar sus celos.

-Eugene, encantada -musito por fin luego de un largo silencio, me acerco al automóvil y extiendo la mano -¿Cómo es que has conseguido ese hermoso automóvil en un lugar como este? -inquiero con mi tono de voz más inocente, el automóvil me importaba un comino a decir verdad, pero la ópera... -Por cierto, ¿Sabes cómo salir de aquí? -pregunto aún más inocentemente. A lo mejor esto era menos complejo de lo que parecía.

-Mucho gusto.-chocó la mano de Clementine con naturalidad- El coche no lo conseguí en este lugar sino en el otro. En el París… ajetreado que conocéis. Es un regalo de un amigo.- soltó la mano de la médico y agarró la puerta. Su sonrisa era calma, pero desafiante.

-Sí, claro que sé cómo se sale de aquí… Sube.

- Espera Eugene! No puedes dejarnos aqui!!

Me coloque de su lado para hablarle cara a cara pero respire profundo antes de explotar en otra nueva erupcion de emociones como con el viejo poeta de hace un rato.

- Veras, estamos perdidos y aunque la opera no es de mi agrado, tampoco me parece conveniente separarnos...

Era mas un comentario para la Doctora que de momento se mostraba avida por dejarnos alli.

- Puedes decirnos como salir de aqui y que es supone es este lugar?

Aun estaba sorprendida por Daniel, que creia que titilaba por el joven o por el auto? Ademas si bien estaba encantada con el Roadster conocia bien mis prioridades. Casi estuve a punto de decirle 4 cosas, pero era verdad, hubiese deseado conducir ese vehiculo.

-Este sitio, bueno, no es exáctamente un sitio. La mayoría no lo conoce pero todos somos un poco de aquí, unos más, -al decir eso miró fugazmente a Leah- otros menos. Y no es algo que se pueda conocer de otra forma que no sea visitandolo.

Se encogió de hombros.

-Y para colmo, tiene sus propias leyes, que a veces no entiendo ni yo. Insisto, me puedo llevar a uno, y en cinco minutos al menos ése estará en la ópera o en el sitio que me pida y me venga de paso. Los demás, o todos, claro, si queréis probar suerte…

Les hizo un pequeño gesto con la mano para que esperaran y sacó un papel y un bolígrafo de la guantera.

-En el barrio de Pigalle, bajo la colina de Montmartre, -hablaba mientras hacía un croquis, apoyando la nota en la luna del coche para escribir- en lo que al otro lado es el número 64, boulevard de Clichy… -miró hacia Clementine- ¿Conocéis Les Trois Baudets -”Los Tres Burros”-, un local de teatro que tiene varias salas y un restaurante? -Clementine lo conocía, estaba a un buen rato andando, casi una hora, recorriendo largas calles- A este lado es un tanto distinto, pero es fácil que allí encontréis la forma de salir.

Le ofreció el croquis a Leah.

Evalué las posibilidades rápidamente. Podía sugerir que fuera Daniel y Leah y yo compartir el camino de vuelta, podíamos enviar a Leah ya que ella era la conocida de este tal Eugene o podía ir yo y dejarlos a ellos dos, los policías, para que se hicieran su camino hacia la salida. Me tomé el mentón sopesando estas ideas antes de comunicarlas a mis compañeros y me acerqué a ellos -¿Qué opinan? -musité -¿Vamos los tres juntos hacia allí o nos separamos? -me di vuelta hacia el recién llegado -Espero que no te ofendas pero es de suma importancia que discutamos esto ahora mismo -Luego volví a ellos -Estoy con Leah, no deberíamos separarnos.

¿También estaba tentando a la doctora? ¿Ese es el modus operandi de él o de este lugar?¿Con que me afecta a mi?¿Me lo estoy imaginando y esa es mi tentación, dar por ciertas ese tipo de elucubraciones?
Algo no me encaja pero no me siento con la sabiduría de decir el que. Así que retraigo mis sospechas hasta dejarlas en una tenue alerta y me alío con el animo de Leah y confío en su conocimiento previo.
Me alegro que comparta la opinión de que sigamos juntos y pienso seguirla en esa idea. Y con la búsqueda de una salida franca de este lugar.
Aunque si para uno la salida esta a cinco minutos ¿por que no usarla?. ¿Y por que solo uno?¿Es una cuestión del vehículo o de la habilidad?
Si es por el vehículo podíamos dar de lado comodidad por practicidad y algunos comprimirse dentro y si es necesario desmontar alguno de los asientos, y yendo despacio no lo veo tan imposible.
Si es por la habilidad...
Bueno dado que él se ofrecido a la ayuda quizás se avenga a unas pocas molestias. De inicio parece amable con eso. Solo es cuestión de proponérselo. Amablemente...recuerdalo Dano.
Si es por otra cuestiones...Que sea él que lo plantee. Quizás en ese momento podamos probar la otra solución...ese... ¿teatro ha dicho?
Clementine pregunta si nos aventuramos o nos separamos. Siguiendo el hilo de mis pensamientos les digo levemente que me dejen probar una tercera opcion y que sino vayamos juntos hasta la localizacion que le ha ofrecido a Leah.
Relajando el gesto y planteando un tono distendido pero consciente de que le estoy pidiendo un favor a un desconocido le expongo mi idea.
Discúlpeme señor Masaryk, y se que estoy abusando de su amabilidad, pero si con el coche estamos a cinco minutos de la Opera o donde le venga de paso que sea cerca al otro lado y no le sea mas molestia... ¿No podríamos intentar ir todos en el vehículo?
Si falta espacio podríamos desmontar alguna parte, por ejemplo el asiento del copiloto. O siendo mas audaces alguno puede emplear la carroceria, como hacen en la india o en africa. La oficina de nuestro departamento le pagara los desperfectos, se lo prometo, pero nos haría un gran servicio.
Me encojo de hombros mirando al incierto horizonte de deambular por este lugar.
Si este sitio es tan impredecible y usted tiene una senda quizás lo mas simple es...pues eso simple.
Le sonrío amable pero con el respeto debido a alguien que acabo de conocer.
Es una lastima el lastimar una pieza así y no le digo que no me pica la curiosidad de ver ese teatro, pero cuando el hambre aprieta quizás es mejor centrarse en los garbanzos que tienes que esperar que lo que encontremos sea caviar.
Me rasco la punta de la barba nervioso.
Sinceramente, no las tengo todas conmigo en que podamos transitar con seguridad. Es nuestra primera vez aquí...Y usted parece mas experimentado. La lógica es que si encontramos un guía...pues lo usemos.
Si no le importunamos demasiado. Véalo como un acto de buen samaritano o de buen ciudadano o lo que digan aquí en París - me encojo otra vez de hombros - No perderemos mucho por intentarlo ¿No cree?
Le tiendo la mano.
Por cierto, me llamo Daniel Mallutz, creo que desde esta mañana mi cargo es de jefe inspector y estamos en una investigación... - y carraspeando - ejem... si no es mucha indiscreción ¿Es usted algún tipo de mago? Solo curiosidad. Me...eh...nos estamos formando. Un poco a traspiés, ya ve - con tranquilidad le observo en sus reacciones leyéndolo con curiosidad y alerta profesional pero tranquila.

- Eugene de verdad que estamos en un caso y toda tu ayuda sera grandiosa en este momento.

Veo a la doctora y asiento tras su comentario. Debemos probar el teatro y agradezco a Eugene por el mapa. No tendriamos problemas en llegar pero me asalto la duda...

Escucho el comentario de Daniel y casi me descompongo..

En serio, desarmar el auto, te volviste loco?????

Luego sigue hablando y mi cara es mas sorprendida aun.

Sacar el asiento!!! NOOOOOOOOOO!!!!

Hacer eso era como sacar un Cruz Diez del marco para usar la madera como arma sin importar el cuadro. Aun asi no dije nada.

- Eugene como es eso de que vas a la opera? Hay mas gente aqui? Que tipo de gente? Orquesta, actores? Todo?

Montar una opera exigia toda una operacion de logistica que aunque no estaba al corriente debia ser algo notable y si habia un opera en este universo, plano o como sea que se llamase, debia ser gente con habilidades o criaturas como las que estabas comenzando a descubrir, mas vampiros, otras cosas que no conocia? Todo era incertidumbre en ese momento.

De la misma manera parecia que el tiempo no transcurria en este lugar. Seria Eugene otro de esos extraños seres? No me atrevia a preguntar. Tenia que ver gente asistiria a ese evento, pero no debiamos separnos, no otra vez.

- Daniel y si vas tu a la Opera. Yo ire con la Doctora al teatro y te alcanzamos alla.

Trabajaba mejor sola, pero no queria ir sola, ademas confiaba mas en Daniel solo que la doctora con Eugene. Algo me decia que este encuentro no era fortuito. Lo cierto es que yo no iria. No podia dejarles.

- Daniel lo que decidas! Pero tal vez debamos ver que pasa en teatro de la opera tambien.

- Eugene hay algun otro lugar donde frecuente la gente en este plano o como se llame?

Y ademas para que vienes a la opera aqui y no en nuestro mundo, las entradas son gratis? Pense en sarcasmo.

Eugene hizo un gesto de alto con la mano -Un segundo- y aparcó el coche sobre la acera para bajar y quedarse de pie, un poco apoyado en el lado de la puerta del copiloto, frente a ellos. Medía bastante más del metro ochenta.

El coche parecía normal, el polvo, como de fuego, caía sobre la chapa convirtiéndose en ceniza. Leah notó que esa sensación de que estaban siendo observados se había desvanecido en cuanto el coche se detuvo junto a ellos.

Daniel sentía ese lugar como un sitio de desolación que le recordaba al desierto uno de esos días soleados que desenterraban un grupo de cadáveres que nadie echaría de menos. Su aire tenía esa calidez que secaba algo más que el cuerpo. Sabía que era un sitio peligroso, inquietante, en el que sólo un loco podía sentirse cómodo.

-A ver, es difícil explicar las cosas, porque rara vez se entienden de verdad cuando se explican de palabra, y es muy fácil dar pie a malas interpretaciones, que aquí son nefastas... No -señaló a Daniel- no soy un mago, para nada, tengo amigos magos y me suelen caer muy bien.

Pero no me gusta hablar de mí mismo, me pone triste y me parece una pérdida de tiempo. Así que…

Movió un poco una ceja y ladeó un poco la cabeza, como para cambiar de tema.

-Aquí hay gente, por supuesto, gente como vosotros, algunos han muerto, otros todavía no. Hay también seres que se mueven por otros digamos, mundos. De los sueños, por ejemplo. Para ellos esta es una de sus vías de paso para interaccionar con los humanos... hay muchos seres y se reúnen en multitud de sitios, pero ya os he recomendado uno y os he hecho un corquis y todo, yo de vosotros no exploraría, todavía. Sólo los muy sabios y los muy santos pueden andar por aquí como pedro por su casa. Ellos y yo, claro.

Sonrió.  

-Pero esto no es exactamente un sitio diferente, es más bien un… aspecto que un sitio… uno que vosotros tenéis el… privilegio… de poder ver, tocar… como un ángulo que vosotros podéis ver plenamente y conocer conscientemente. La mayoría sólo lo intuyen con el rabillo del ojo, para enseguida mirar a otro lado. Peor para ellos.

En fin. -Se encogió de hombros y miró a Leah, como para pasar a otro asunto..-La ópera… las ha habido pero a la que yo voy no es en este lado, es en el otro, en el… llamémosle, banal, el mundo que conocísteis hasta ahora. Aunque lo dicho, nada ocurre en realidad en un sitio o en el otro, y yo siempre estoy digamos que en ambos lados. Interpretan Vier letzte Lieder, las Cuatro Últimas Canciones de Richard Strauss, una obra que me encanta, y esta noche es el último pase.

No se si os estoy ayudando en algo. Por supuesto lo de desmontar el coche queda descartado, pero si queréis os acompaño andando a ese lugar del croquis. Aunque me temo que me perderé la ópera.

Entonces -miró a Leah-, ¿estáis aquí por un caso? Quizá os pueda echar una mano si me contáis algo.

Sonrió teatralmente fingiendo fingir intriga.

Estamos dando vueltas sobre las mismas opciones en círculos. Las conversaciones eso sí, son del todo interesantes. Miro al tal Eugene, a Daniel y a Leah como si se tratara de un partido de tenis, mi cabeza va de uno a otro mientras hablan recolectando expresiones y datos interesantes. Lo de la ópera me llama cada vez más la atención y cuando dice cuál es la obra el corazón me da vuelco, esa es sin duda una de mis obras favoritas también, ¿No la había estado escuchando hacia unos días atrás?

Amainé una risa como para mí misma y quedé como esos locos que se ríen de sus propias elucubraciones. Cerré los ojos y recordé las palabras del poeta: "No tema a la locura, señorita. Es la única forma de librarse de ella. Esa y el amor". Posé mis dedos sobre mis labios, un leve temblor se apoderó de mi cuerpo, abrí los ojos y los miré a los tres -Señor Eugene, disculpe el atrevimiento, pero ¿Y si les presta el automóvil a Leah y a Daniel? ¿Cree que usted y yo podríamos llegar a pie a la Ópera desde aquí?

Me quedé mirando al hombre mientras se ponía junto al automóvil aparcado con los brazos cruzados, "Solo los muy sabios, los muy santos y él". ¿Qué demonios era este sujeto? No un mago, lo acaba de decir, aunque el concepto cabal de mago se me escapaba en este momento, me imaginaba que era algo muy diferente a lo que estimaba que era con mis conocimientos limitados.

Pensé en sus palabras, este lugar es un aspecto de un sitio. Estamos en el mismo mundo que conocemos pero espiándolo desde otro lugar, parados en otra intersección de comprensión, como si de pronto se nos hubiera habilitado la capacidad de ver rayos infrarrojos, pero a nivel espiritual. Esperé la respuesta de Eugene a las preguntas de Leah, quizás nos pudiera ayudar en efecto.

Bueno... la elección desnuda a lo básico es simple, que no fácil - pienso rápido - o juntos o separados.
Y no dejo de darme cuenta que desde la aparición del señor Masaryk, el tal Eugene, la segunda opcion se nos ha presentado sutilmente en un par de variantes.
Y si barajamos el listón del peligro como baremo de decisión estamos incapacitados por la ignorancia o por que al final el peligro lo inunda todo.
Con mi ligazon con Leah la tengo clara mas allá de lo que calienten mis deseos. Le hice una promesa y subestimando la amenaza y nuestras fuerzas la jodí. Ahora podríamos separarnos pero si ni siquiera sabemos como manejarnos juntos dividirnos nos resta apoyos. Somos un equipo y los equipos trabajan juntos.
Y Clementine es una de los nuestros. No me deseo dejarla a la voluntad de lo desconocido. Aunque sea mayorcita para tomar sus propias decisiones.
Personalmente preferiría que fuéramos todos juntos. Este es Territorio Desesperado - aunque la lucha no sea obvia, omito. Es mas oscuro y oblicuo lo que nos acecha aquí y como tal me es imposible de definir mas que como un picor en el extremo mas expuesto del espíritu.
Um...Si es posible llegar a la Opera andando entonces vayamos todos juntos, si no le importa guiarnos y escoltarnos señor Masaryk - digo con un gesto de reconocimiento a toda la ayuda que nos esta prestando a través de información.
Solo los Santos, los Sabios y Él...Y no es un mago...¿Que Demonios hay mas entre Cielo e Infierno que pudiera ser?¿Algún espíritu encarnado, por que dice que habita también la otra parte de la realidad? - lo miro temeroso - Creo que no puedo preguntar mas.
Así al menos tendrían la posibilidad de llegar a disfrutar la interpretación. Y habría tiempo para comentar algunas cuestiones que deseaba comentar contigo Clementine - miro a la doctora al rostro con sinceridad y también a Leah - con las dos, ciertamente.
No tengo mucha esperanza de los términos en que mi propuesta prospere. El tal Eugene ya ha demostrado su nivel de amabilidad y su grado de compromiso con el desamparado. Extremadamente interesado en el primero y sesgado en el segundo. Llama banal a nuestro lado pero no cede en la elección entre la belleza fugaz de un coche y la de salvar vidas y almas.
Mi fondo temeroso de Dios teme lo que sea esta, una de sus criaturas. Una que no es benévola en naturaleza si no mas bien arbitraria a su quehacer ¿O no realmente arbitraria?
Este ultimo pensamiento es el que me hace empezar a rezar mentalmente a la Virgen por iluminación y ayuda.
No es un Santo,claro que no lo es, si no nos estaría sacando de aquí.
No es un sabio, pero sabe muchas cosas...¿Entonces que es, me devano los sesos, magullados por día y medio de insomnio y adrenalina sobre aflicción?
¿Que o quien es?
Territorio Desesperado: entrada angosta y salidas tortuosas.

Entendía el razonamiento de Daniel. Eugene no parecía un sabio y mucho menos un santo, así que debía ser lo opuesto y/o poseer algo que le diese poder o seguridad en este mundo.

Para bien o para mal no era hostil y su ayuda podía ser una trampa o ser genuina.

Daniel y yo no eramos ingenuos pero me preocupaba la doctora. Por otro lado necesitábamos ayuda y Eugene la ofrecía a su manera.

- Doctora vaya con el! Nosotros inspeccionaremos el croquis y luego iremos por usted.

Esperaba hacerme entender. Clementine decía ser nuestros ojos allí e investigar a Eugene y sus intenciones.

Daniel y yo el resto. Mire a Daniel reflejando que debía confiar en mi. Ella iba a estar bien y esperaba no equivocarme y de seguro era más seguro arriesgarnos sin ella para no ponerla en peligro.

Jodido caso.

Algo también me decía que debíamos ver a esas otras criaturas para poder entender las implicaciones de este mundo y sus consecuencias..

- Gracias Eugene, tenemos alguna forma de contactarte si pasa algo? Confío en ti para cuidar de nuestra amiga mientras vemos el teatro y llegamos allí.

Miré a Leah y asentí, por fin alguien me daba la razón. La verdad es que no había final feliz en todo esto y ya que Leah había sufrido por mi inexperticia al tratar de reanimarla lo menos que podía hacer ahora era dejar que el destino fluyera hacia el cauce que estaba predestinado, fuera cual fuese. Si tenía que haber una vuelta de karma pues que la hubiera y si tenía que enfrentarme por mí misma al horror, que así fuera. No podía dejar que ellos sufrieran de nuevo para protegerme a mí. Miré al tal Eugene, intrigada por la clase de ser que sería, quizás ahora tendría alguna oportunidad de indagar al respecto también.

-Estoy de acuerdo, ¿En dónde nos reunimos cuando estemos del otro lado del espejo? -pregunté con una sonrisa en los labios, para fijar un punto de encuentro -He de suponer que saldremos por distintos puntos, entre el teatro y la ópera hay dos kilómetros de distancia, ¿Tal vez en algún punto intermedio?

Eugene, alegando que no le gustaba prestar cosas, le regaló el coche a Leah, ofreciéndole las llaves.

No siguió la propuesta de Daniel, así que iría él con Clementine, andando, a la dirección del croquis. Y ellos con el coche, camino a la ópera. Saldrían al otro lado, sin más.

Advirtió, eso sí, de que el tiempo era caprichoso en los cruces entre un lado y el otro -unas horas aquí podían llegar ser semanas en el otro lado- y les pidió que no se preocuparan si Clementine tardaba en encontrarse con ellos. Les aseguró que cuidaría de ella mientras estuviera en este lugar y que saldría sin mayor problema. Y aunque resultara extraño a más no poder, cuando dio su palabra resonó como cierta, tanto como si el mejor de sus amigos les hubiera dado la suya.

Allí se separaron, en una calle que corría paralela al Sena, justo al lado del cruce con el Puente de Marie.

Eugene les había dicho que condujeran en dirección al la Ópera, y que en unos segundos pasarían al otro lado. Cuando se alejaban, Clementine y él fueron desapareciendo en el parabrisas.

Los asientos deportivos del biplaza, su pequeño tamaño y su gran potencia lo hacían más parecido a una moto de gran cilindrada que cualquier otro coche.

Eugene se metió las manos en los bolsillos y sonrió a la doctora.

-Creo que te los querías quitar de encima. ¿Me equivoco?

-Nos vemos allá -los saludé -El que llegue primero que llame al otro -. Esperé a que se metieran en el auto y mientras comenzaban a irse inicié mi paso hacia donde estimaba que estaría el teatro -Es por aquí, ¿Verdad? -inquirí señalando el sendero al lado del río. Lo hice para alentarlos a que se fueran, estaba segura de que si veían el más mínimo rastro de duda se quedarían y, como había dicho, tenía una decisión tomada.

Devolví una sonrisa mesurada a mi nuevo y enigmático acompañante y me llevé una mano al pecho simulando estar ofendida -¿Cómo puedes decir eso? -a los pocos segundos amainé una risa -¿Tan evidente era? -pregunté luego mirándolo de lado, en realidad solo Daniel colmaba mi paciencia la mayoría de las veces. -No te creas que no los soporto, los aprecio en verdad -musité luego mirando hacia el río correoso y sedimentario -Pero me hace gracia que pretendan protegerme cuando ni ellos mismos pueden hacerlo; además, yo no quiero ser protegida, mis decisiones pocas veces son tomadas en el calor del momento -la declaración salió de mi boca con un tono glacial -Supongo que es la empatía hacia los otros la que los mueve -me encogí de hombros, justificándolos.

-Así que eres amigo de Leah -comencé mirando su postura y su expresión -¿Cómo se conocieron?

-¿Amigo de Leah? No, no. Apenas nos hemos visto unos minutos. Tenemos un amigo en común, un cura al que suelo atormentar con mis tribulaciones.

Paseaba tan tranquilo por ese sitio horrendo, despreocupado, charlando.

-La impulsividad, la... perjudicial... aunque quien la causa suele tratar de engañarse a sí mismo, acostumbra a ser de una naturaleza más bien egoica que empática...

Levantó una ceja y se rascó un poco la nuca, haciendo un leve gesto moviendo la cabeza.

-Suele ser así, pero… bah, no hablemos de ellos… Entonces…Te gusta tomar las decisiones sin el fuego de los sentimientos pero… ¿eres capaz? ¡A mí me resulta imposible distanciarme!

Comence a conducir luego de que Eugene me diera las llaves. Era inaudito dejarla sola. Separandonos nuevamente. Solo yo estaba segura de lo que podia ocurrirle y el horror que habia visto y aun asi senti confianza en el joven. Mire por el espejo la despedida de nuestras compañera. Debiamos volver a encontrarnos estaba segura.

No sabiamos aun como salir. No podia ser tan sencillo como tomar la autopista, o si?

Ademas tampoco sabiamos que hacer en la opera. La idea era ver el teatro, Clementine era la que queria ver la Opera y ahora me sentia confundida de como era posible que manejare un Roadster por una via sin trafico a ver a unos cantantes en un mundo paralelo.

Detuve el auto aunque disfrutaba del motor, del sonido y de todo aquello la cabeza me daba vueltas. El frenazo quedo marcado en la calle.

Miraba hacia adelante y faltaban solo pocas cuadras para llegar al lugar de la opera.

- Daniel que carajo estamos haciendo? Que estamos haciendo aqui? Porque la dejamos sola?

Lo mire a los ojos esperando una respuesta cuerda.