Partida Rol por web

Chispa y Uve llegaron a La Corona de Corellon. Se trataba de un herbolario dirigido por Fala Lefaliir. Parte del buen funcionamiento del negocio se debía a que los productos que la elfa ofrecía procedían de plantas que ella misma cuidaba. A las entrada del edificio había una pequeña zona de macetas donde crecían plantas y arbustos medianos. Sin embargo lo más impresionante se encontraba en el piso superior, donde había instalado un invernadero.

Cuando las dos chicas entraron en la tienda, se escuchó un tintineo tanto ahí como en los pisos superiores. Sin duda algún tipo de fruslería mágica.

—Ahora mismo bajo—escucharon decir.

El herbolario era tal y como se podía esperar. Olores intensos, tarros por doquier, algunas plantas de interior, velas, algunos adornos colgantes… Fala no tardó en aparecer.

—Vosotras vivís en la mansión, ¿verdad?—preguntó de forma retórica—Pensé que hoy no recibiría clientes. ¿Qué necesitáis? ¿Habéis resultado heridas?

—¡Hola! — saludó sonriente Elaziana — Sí, somos vecinas. Soy Elaziana Advaris, y ella es Veatrice. Con uve. ¡Mucho gusto! — se tiró un poco del vestido hacia arriba mientras se inclinaba cortés— Yo llegué hace poco, y ella justo hoy. ¡Que vaya recibimiento, por cierto!

Miró alrededor, genuinamente interesada por todo. Había macetas realmente bonitas.

—No, no, estamos muy bien. ¡Muchas gracias! Bueno, más o menos... ¡Oh, Veatrice, mira qué flores más bonitas!— señaló y justo después bajó la voz, confidente, hacia Fala — Su burra saltó por los aires con la explosión y lo está pasando bastante mal. ¡Ejem! Bueno, le explico: somos aventureras profesionales, y justo ahora estamos colaborando activamente con las autoridades de la ciudad para llevar a cabo una investigación paralela complementaria para esclarecer este terrible atentado. Y justo veníamos a preguntarle si había visto algo desde arriba cuando ocurrió la explosión. Mi compañera, no ella, otra, me dijo que usted estaba arriba en el invernadero en el momento de la explosión. Se baraja seriamente que haya sido una bola de fuego. ¿Quizás vio usted algo? ¿A alguien moviendo las manos sospechosamente, tal vez? ¿O agitando una varita?

Veatrice pensó que podría haberse echado la capucha por encima antes de salir a la calle, Elaziana no tenía ningún tipo de filtro, le sorprendía que hubiese sobrevivido hasta ahora sin que nadie le rompiese la cara. Supuso que, gracias a su carisma, nadie había intentado callarla por la fuerza. No obstante, miró hacia otro lado con las mejillas ardiendo, al ver cómo su amiga mentía descaradamente. No terminaba de sentirse cómoda sabiendo que estaban yendo en contra de las advertencias de las fuerzas de seguridad, pero claro, a ellas las fuerzas de seguridad no le habían hecho ningún caso cuando lo había necesitado.

-Lo que comenta Elaziana es que si ha podido ver usted algo. No necesariamente a alguien moviendo las manos, pero, a juzgar por lo ocurrido en la plaza, es posible que haya sido una ataque entre dos bandas rivales, que ha pillado por en medio a un montón de buena gente -comentó la sacerdotisa, en un tono más sereno y confidente, que transmitía más serenidad que la energía explosiva de Elaziana-. Esa es nuestra línea de investigación -añadió. 

Fala miró a Uve y le dirigió unas palabras en élfico

—Ea del ia oré—era una expresión que los elfos usaban para dar el pésame y que se traducía como es horrible el vacío del corazón—. Ya he hablado con los Vigilantes, así que no es que pueda aportaros algo que ellos ya no sepan. Yo estaba arriba en el invernadero regando las plantas cuando ocurrió la explosión. Saltaron algunas ventanas, pero nada como en la taberna. Por suerte no me pasó nada. Pero no, no vi a nadie conjurando ningún conjuro ni nada parecido.

El souflé de que la herborista hubiera visto al autor del conjuro se desinfló completamente.

—Lo que si pude ver al asomarme por la ventana, cuando todavia humeaba todo, fue a un hombre coger algo de uno de los muertos. Creo que del gnomo, pero no estoy segura. Después se marchó cojeando mientras todo el mundo estaba todavía conmocionado. Tenía quemaduras en el rostro y en la ropa, puede que fuese el único superviviente de la explosión.

—¡Ah! ¿Sí? Cojeando, ¿eh? ¡Qué interesante! — fue a sacar una libreta para apuntarlo, pero en realidad no tenía nada de eso, y en cualquier caso su mochila había quedado en su alcoba. — ¿Cómo era? ¿Era joven o era viejo? ¿Color del pelo? El que no se le había quemado, claro. ¿Y era alto o bajo? ¡Ese ladronzuelo seguro que está involucrado! — comentó a Veatrice, alegre de haber encontrado pistas. ¡Qué listas eran!

-¿Y conocía usted a alguno de los fallecidos o involucrados? -aventuró Veatrice-. Si no de forma personal, si le suena haberlo visto frecuentar el barrio, en qué tiendas, o si alguno de ellos vino a pedirle algún ingrediente en especial. ¿En qué dirección se marchó?

—Mmmm...—la elfa hizo por recordar para responder a las preguntas de Elaziana—. Tenía el pelo corto y era bastante fornido. Ni alto ni bajo. La edad no sabría decirte, no le vi bien la cara con las quemaduras.

Después miró a Veatrice con un gesto más grave.

—Sí, conocí a una de las víctimas. Se llamaba Thiavara. Servía en la casa de la familia Raafhorn. Solia comprar infusiones para su señora, pero nada excepcional o raro. Té, menta, poleo... Esas cosas. Era una buena mujer, nada que sospechar—dijo como para reforzarle a Uve que no había nada de raro en ello—. También conocía a los medianos de vista, llevaban semanas que tocaban aquí en el callejón para sacarse algunas monedas.

Fala sacudió la cabeza lentamente con pesadumbre.

Elaziana se contagió de su tristeza y sollozó un poco.

—Es algo tristísimo... No tenían culpa de nada... Pero llegaremos al fondo de este asunto y se hará justicia. —aseguró con la nariz colorada. —Y será gracias a su ayuda, vecina. Encontraremos al cojo. Algo me dice que es clave en este asunto. ¿Algo que quieras preguntarle, amiga? —preguntó girándose hacia Veatrice.

-No, con eso será suficiente. Gracias por su colaboración.

Y antes de marcharse, le dedicó una bendición.

-¿Y ahora qué? -le preguntó a Elaziana cuando ya estaban solas-. Hace años que no vengo a la ciudad, no sé qué ha pasado durante mi ausencia ni quién manda ahora.

Antes de que las jóvenes se marcharan, Fala las llamó.

—Esperad—dijo mientras se acercaba a una de las estanterías y cogía un bote—. Lleváos esto. Si tenéis problemas para conciliar el sueño, os ayudará. Invita la casa.

Tras despedirse de la herbolaria, la pareja salió a la calle. Ahora mismo lo mejor seguramente sería volver con Ax a la taberna.

—¡Oh, muchas gracias! —respondió aceptando el regalo.—¡Seguro que nos viene bien!

Cuando salieron de allí, Elaziana se detuvo a mirar el bote. Debía estar lleno de hierbas o algo.

—Pues no sé quién manda ahora, la verdad. ¡Yo también llegué el otro día! Aunque, ¿qué más da quien mande?— contestó a Veatrice y se encogió de hombros, reanudando la marcha para ir en busca de Ax— Al final son los mismos adinerados que se turnan la silla. ¡Algún día la gente se cansará y devolverá el poder al pueblo! Aunque, bueno, del señorito Renaer sólo tengo buenas palabras. Es el hijo, por si no lo sabías, del anterior mandamás de Aguasfrías, ¿sabes? ¡Nosequé Noitmeer! —proclamó con exagerada grandilocuencia.

Si algo había aprendido Veatrice en los años posteriores a su marcha de Aguasfrías era a guardar su opinión, en especial su opinión sobre política. Había leído y estudiado mucho al dejar la ciudad y había sido capaz de aprender cosas que de otro modo habría podido saber sin ayuda de libros. Podría ponerse a aleccionar a Elaziana sobre la falsa utopía de que el poder residía en el pueblo, y cómo la mayoría de esos gobiernos habían resultado ser aún peores que la corrupción de los más ricos. Pero en ese momento estaba pensando en otras cosas.

-No hemos sacado mucho en claro de la boticaria, excepto que buscamos a una persona coja. ¿Sabes dónde van los heridos que no quieren ser tratados de forma... uhm... oficial?

Tras dejar a un lado el debate entre anarquía, tiranía y democracia, Uve pensó en lo que había dicho Elaziana sobre Renaer. Ya había escuchado ese nombre antes. Y además ese apellido le sonaba mucho. Y todas las piezas del puzzle encajaron cuando Chispa dijo que Renaer era el hijo del anterior señor de Aguasfrías. ¡Tenía que tratarse del hijo de Dagult Noitmeer! E incluso aquellos que no vivían en la ciudad, habían oido hablar de él. Sólo había que reconstruir todos los eventos que habían sacudido no sólo Aguasfrías sino toda Benerluxia.

Tras la erupción de la Boca de Nashhira que dejó en ruinas Aguascálidas, su ciudad hermana se encargó de asistirla y tutelarla en su crecimiento. Un movimiento inteligente dentro de la confederación de ciudades estados, pues eso le daba a Aguasfrías un mayor poder en Benerluxia. Hace unos años, cuando Dagult ostentaba el cargo de Señor de Aguasfrías, éste fue acusado de desviar fondos hacia Aguascálidas. A lo largo del proceso, las acusaciones se demostraron como falsas, pero durante el proceso quedó patente que el Señor de Aguasfrías había dejado a un lado la ciudad que gobernaba en favor de su hermana del norte. La situación acabó con Dagult siendo depuesto de sus funciones... para poco después acabar como Lord Protector de Aguascálidas.

¡Vaya con quién se habían relacionado los Caracolas! No era Dagult, era el hijo, ¡pero vaya quién era su padre!

No hay Saber (Local) pero se pueden usar otras opciones como Historia, Perspicacia o incluso Supervivencia. O una tirada de Característica a secas (como por ejemplo Inteligencia).

La cuestión respecto a la pregunta que se hace Uve es que con lo grande que es Aguasfrías no habría un único lugar (por poner un poco de lógica). Ademmás, tampoco tengo claro que con el trasfondo de ambos PJs y con el tiempo que llevan fuera de la ciudad, tenga mucho sentido que supieran la respuesta a esa pregunta. Por no reducirlo todo a una tirada que hago si o si y pasan cosas xD.

—Bueno, ¡sí que hemos sacado! No sólo está cojo, sino que es un humano, como nosotras, que tiene el pelo corto, que es fornido y que debe tener la cara quemada...—enumeró, aparentemente contenta con los vagos hallazgos.

Cuando le preguntó por donde iban los heridos, la miró interrogante.

—Pues no sé. ¿A su casa? ¡Ah, espera! Te refieres a los delincuentes, ¿no? Oh, pues eso lo debe saber Lía. Ella no es que sea una delincuente, claro, pero por algún motivo sabe ese tipo de cosas...— explicó, y se quedó pensativa. A ver si Luna iba a ser una delincuente de verdad...

-Hay muchas personas con esa descripción. Puede ocultarse el rostro, todos los guardias son fornidos, todo el mundo cojea por culpa de la edad -murmuró Veatrice-. Perdona, estoy siendo muy negativa. Todo ha ocurrido demasiado deprisa y tengo un nudo en el estómago. Vamos a ver a Lía, a ver si ella ha averiguado algo y sabe dónde pueden curar a delincuentes heridos.

Con un misterioso sospechoso, Elaziana y Uve se dirigieron a la taberna a esperar a los demás. Ax estaba fuera con expresión de aburrimiento, así que Rogen y Lia todavía tenían que seguir con el detective. Por suerte no había mucho que esperar. Guerrero  y elfa no tardaron en girar por la esquina. A ver qué habían averiguado ellos.

Elaziana y Veatrice continúan aquí.