El día había sido una vez más largo para Veatrice. La chica estaba tumbada en la que ahora era su cama en la Mansión Cráneo de Troll. La verdad es que todavía no sabía muy bien por qué, pero iba de un lado a otro con sus amigos de la infancia mientras intentaban resolver un caso del que ella no se enteraba de nada. Habría sido fácil irse y seguir con sus asuntos pero no lo había hecho. ¿Por qué? Quizás por lealtad a aquellos chicos que tan bien se portaron con ella en su infancia. O a lo mejor era por los sueños que tenía por la mansión. Seguramente porque esto era una partida de rol y no tenía sentido que se marchara. O puede que fuera por venganza con lo ocurrido a Campanera. Fuera lo que fuese, ahí seguía todavía. Pero sin enterarse muy bien de todo. Uve iba a echarse a dormir cuando alguien llamó a la puerta.
Era Ax.
—¿Puedo pasar?—preguntó la norteña pero tan impetuosa como siempre, pero no esperó respuesta y se metió en la habitación—Qué día, ¿eh? Imagino que pensarás que estamos un poco locos. Y no te falta razón. Pero es lo que te dije el día que llegamos, hemos estado sin trabajo demasiado tiempo. Y hay que reconocer que las cosas se han puesto un poco interesantes. Como supongo que estarás un poco perdida, he pensado que igual hacía falta que te pusiera un poco al día de nuestras actividades. Pero Alexandria Jürgendottir, escalda de Hormunskrr, te dará las respuestas que necesites. ¿Te parece bien?
La sonrisa de la pelirroja era de esas que decían, por favor no me digas que no. Tan fuerte y sensible al mismo tiempo.
Uve se consideraba una persona curiosa a la que le gustaba resolver un misterio, salvo cuando el misterio se le caía encima y no tenía forma de entender lo que estaba ocurriendo. No tenía ningún tipo de control sobre la situación y eso la incomodaba. Era como leer un libro al que le faltasen las cincuenta primeras páginas o empezar una serie por la segunda temporada, estaba desorientada y necesitaría tiempo para hacerse una idea holística del asunto.
-Claro, pasa -le dijo a Ax, y se incorporó sobre la cama para sentarse. Le señaló una banqueta, la habitación en su templo estaba mejor decorada, se preguntó si podría añadir o traer algo para ponerla a su gusto. Eso si todavía se quedaba o se marchaba antes de perder lo que le quedaba de cordura-. Entiendo. Yo venía a ver cómo estaban las cosas, a reunirme con viejos amigos, supongo que tenía algo de miedo por saber si seguíais aquí o ya no quedaba nadie. Llevo unos días soñando con la mansión y Alasia quiere decirme algo, aunque todavía no sé el qué. Quizá solo me dijo que viniese en previsión a que esto pudiese pasar... Perdón, estoy divagando -entrelazó los dedos de las manos y apoyó los brazos sobre el regazo-. Cuéntame de ti, ¿qué has hecho durante este tiempo?
—Aguantar a Lav y a Rogen—respondió a la pregunta de Uve con una sonrisa sin embargo no era eso lo que parecía interesar a Ax—. ¿Dices que has estado soñando con la mansión y que eso es una señal de Alasia? ¡Entonces está claro que tienes que quedarte con nosotros! Ya sabía yo que llegaras el mismo día que se fue Lav tenía que ser una señal de los dioses.
Parecía que la norteña se agarraba a cualquier excusa que significara que Veatrice no se separara del grupo.
—Pues hace unas semanas, Rabi decidió que quería meterse a aventurero. Supongo que es lo normal en los magos, quiero poner mis talentos a prueba pero necesito a fuertes guerreros que me protejan—dijo imitando la voz de un gnomo—. Así que nos reclutó a Lav, a Rogen a Lia y a mí. Su padre adoptivo tenía un trabajo para nosotros. O mejor dicho un amigo suyo. Kernie Masters, supongo que habrás oído hablar de él. El escritor de La Guía de Kernie de Aguasfrías o La Guía de Kernie de los monstruos.
Alguien tan versada en libros y misterios como Uve por supuesto que había oído hablar de él. Mejor escritor que mago, se ganaba la vida escribiendo guías.
—Resulta que un amigo suyo había desaparecido y quería contratarnos para encontrarlo—mejor escritor que mago, claro—. En la ciudad la cosa está un poco complicada ahora mismo. La Mano Negra y la Hermandad del Gran Ojo están en guerra. Así que a Kernie le preocupaba además que su amigo se hubiera visto envuelto en un trifulca.
Alexandria hizo una pausa para que no todo fuera vomitar información y que su amiga pudiera ir asimilando lo que le contaba
—Nos pusimos manos a la obra y acabamos en un almacén de la Mano Negra luchando con unos kenkus. Unas criaturas con aspecto de cuervos. Pensábamos que allí encontraríamos a Floon pero a quien conocimos fue a Renaer Noitmeer. De él ya te hemos hablado, aunque ese apellido es inconfundible.
Renaer Noitmeer era un noble de la ciudad y el hijo de Dagult Noitmeer, antiguo Gran Señor de Aguasfrías. Dagult fue depuesto de su posición después de ser acusado de desviar fondos de la ciudad hacia Aguascálidas. Las acusaciones se demostraron falsas, pero a lo largo del proceso judicial se evidenció una dejadez en sus funciones hacia Aguasfrías en favor de su ciudad hermana. El escándalo acabó resolviéndose con Trizo convirtiéndose en el nuevo Gran Señor y Dagult mudándose hacia Aguascálidas, donde tomaría el papel de Lord Protector.
—Se ve que unos tipos de la Mano Negra secuestraron a Renaer y a Floon mientras estaban de fiesta y los llevaron al almacén. Floon es el amigo de Kernie—aclaró—. Luego llegaron los de la Hermandad del Gran Ojo, atacaron el almacén y se llevaron a Floon en vez de a Renaer por error. Y allí estábamos nosotros. Con un pez gordo sí, pero con la persona incorrecta.
Veatrice asimiló toda la información de la mejor manera que pudo. Estaba acostumbrada a los relatos hablados, había pasado muchos años en los caminos y solía recopilar las historias en un cuaderno, junto a su cuaderno de sueños, por si en algún momento tenía que volver a ellos para hacer memoria. De modo que sacó el cuaderno y anotó algunos nombres, por si Alasia volvía a hacer mención a algo de eso durante las horas de sueño.
-¿Y cómo se equivocaron de persona? Asumo que no tenían descripción. No estoy al tanto de la política actual de Aguasfrías, aunque sí he escuchado algo. ¿Qué hace Raenar aquí, exactamente? ¿Mantiene su estatus después de lo ocurrido con su padre? ¿Y quién ese Floon, que es tan importante?
—Supongo que con las prisas se equivocaron, a veces esas cosas le pasan hasta a los mejores—Ax se encogió de hombros con una sonrisita en los labios—. Pues la verdad es que no sabíamos muy bien a qué se dedicaba Renaer, ¿sabes? Es un tipo muy peculiar. No se comporta como un noble, tampoco parece llevarse bien con su padre... Supongo que todo cuadró cuando descubrimos que era un Halcón Argénteo. Pero eso te lo cuento más tarde.
Los Halcones eran una de las mayores fuerzas del bien de toda Mercatia. Operaban en secreto y en pequeños grupos, oponiéndose a cualquier tipo de organización maligna. Y aunque generalmente tenían buena prensa entre la gente de a pie, también había quién pensaba que en ocasiones se metían donde no querían. Vamos lo que se decía de los arpistas.
—Floon no es nadie importante, sólo un amigo de Kernie que estuvo en el sitio equivocado en el peor momento. De hecho te diria que es el típico guapito con pocas luces. Y esa noche todavía teníamos que encontrarlo. Así que nos metimos en las alcantarillas y acabamos entrando a una base secreta de la Hermandad del Gran Ojo. Y allí estaba el pobre Floon esperándonos. Menos mal que no había mucha gente, así que pudimos limpiarla sin problemas y marcharnos de allí con nuestro secuestrado.
La norteña esbozó una sonrisa de satisfacción.
—Con Floon rescatado volvimos a encontrarnos con Kernie. Y como no tenía liquidez suficiente para pagarnos en ese momento, nos ofreció la escritura de la mansión. Fue algo un poco tenso. Rogen y Lav se lo tomaron fatal. Pero vamos, desproporcionado. Esto es una mansión por mucho que estuviera en ruinas. Sólo por arreglarla y venderla se podía sacar el doble de lo que Kernie nos iba a pagar inicialmente—la norteña se encogió de hombros—. Pero bueno, al final conseguimos un hogar con la ayuda de Renaer. Le vendimos la planta de abajo para que montara él la taberna y a cambio restauró todo el edificio. ¿Una casa como Ésta a cambio de rescatar a un cualquiera? Fue un pelotazo.
-¿Y qué hicisteis entonces? Entiendo que Raenar es quién gestiona la taberna, ¿vosotros vivís aquí? ¿Alquilais habitaciones?
Veatrice se cubrió con la manta mientras conversaba con Ax.
-Sigo sin entender la relación entre la Hermandad del Gran Ojo y la Mano Negra en todo este asunto.
—La taberna es de Renaer y la casa es nuestra. Y ahora vivimos aquí. Mejor tener un lugar al que llamar hogar que alquilar un cuartucho, ¿no te parece?—Ax sonrió— A mí me gustaría fundar una Sociedad de Aventureros y que ésta sea nuestra sede. Pero todavía no he convencido a estos. Todavía.
La norteña se echó a reír con su amenaza.
—La Mano Negra y la Hermandad son los causantes de todo. Si no se hubieran declarado la guerra mutuamente, no hubiesen secuestrado a Renaer y a Floon, no nos hubieran contratado y no habríamos conseguido la casa. No te lo puedo afirmar, pero creo que la guerra es por esa piedra de Golorr. La que ahora tiene Urtsul Floxin. Si la conseguimos y se la damos a Jalester, seguro que se acaba esa guerra.
Ax continuó contándole a Veatrice cosas. Como habían establecido lazos con los Halcones Argénteos y con la Confederación. Y que incluso Antonio Aspros, el fundador de Aegis, se había mostrado interesado en tutorizarlos. ¡Hasta habían conocido un dragón! Y tras esa puesta al día, Ax y Veatrice empezaron a hablar de cosas menos importantes, hasta que finalmente el sueño empezó a pesarle a las chicas. Sabiendo que necesitaban descansar para lo les esperaba el próximo día, ambas se fueron a dormir sin dilación.
¡Ay si supieran lo que estaba por venir!