Partida Rol por web

El mago asintió a su amada con gesto tranquilo, dando a entender que tenía la situación bajo control, como siempre le gustaba aparentar. No obstante, contradijo a la montaraz diciendo:

-Si ellos avanzan, avanzad vosotros también -expuso pues si la cosa se torcía no quería estar desprotegido.

Acto seguido prosiguió avanzando la misma distancia que la de los dunlendinos y estando a la misma distancia de su grupo que la que tenía el anciano con los suyos...

El silvano siguió avanzando a la par que lo hacían ellos, manteniendo una distancia prudencial, seguía sin gustarle que aquella gente no bajara las armas, lo mínimo que podían hacer por quienes les ofrecían unas raciones, bastantes raciones de hecho, era mostrar respeto.

- ¡aconsejaría que bajarais las armas! - decía en alto - fijaros que no hemos sacado las nuestras hasta ver vuestra reacción de avanzar con las vuestras en alto. No creo que una actuación amenazante sea correcta contra quienes os hacen un favor.

El silvano procuró dejar claro que le desagradaba aquel amenazante avance, bastaría con un accidente para que hubieran muertos por doquier, y eso no le parecía sensato.

Finalmente, el noldo y el anciano se encontraron. Se hizo la entrega de raciones. Al darle a ración extra la retuvo hasta que el hombre habló.

 Cigfa era una ladrona y una bruja. En una ocasión, hace dos o tres años, me pagó unas monedas por matar a un hombre. ¡Pero a la mañana siguiente la bolsa había desaparecido, como ella!! Según me dijeron me había engañado con una Ilusión, un truco mental...

 Para dar émfasis a sus palabras, escupió en el suelo y, de un tirón, se hizo con la ración de comida.

 Pero si la estáis buscando o queréis vengaros por algo que os ha hecho... debo deciros que vais en dirección contraria. Deberiais avanzar hacia el norte y no hacia el sur. Cerca del último puente que cruza este rio, allí dónde se junta con el camino del Este hay una taberna...

 El noldo cortó el relato con una mirada severa, dándole a entender que era suficiente. Sin embargo, justo antes de retirarse con las raciones, el anciano masculló más para si mismo que para el grupo de aventureros:

 Con esto podremos alimentarnos hasta encontrar a otros zsnuts con un poco de suerte...

 Ninguno hablaba dunael y desconocían el significado del término zsnuts, pero no parecía una palabra amable...

El silvano revisaba de cerca la entrega de comida revisando que nadie soltara una flecha, y esperando a que bajaran sus arcos. Dispuesto a retirarse poco a poco junto al mago.

El intercambio llegó a su termino y aunque las maneras no fueron las mas amistosas, parecía que finalmente todo se resolvería para bien.

Desde el principio no había compartido la idea de ofrecer nada a aquellos hombres a cambio de un paso seguro a través del camino. Era algo que creaba un peligroso precedente que no me convencía. Sin embargo, me había propuesto no juzgar ni cuestionar las decisiones del resto de mis compañeros siempre y cuando sus consecuencias no afectasen a mis intereses.
Estimaron que ofrecer parte de sus raciones nos evitaría un posible enfrentamiento y al menos por el momento, su decisión se había mostrado acertada.

Sin decir una palabra más, avance al trote para continuar nuestro camino y al pasar al lado del viejo le dediqué un gesto de cabeza a modo de saludo. Cuando llegué a la altura de los Arqueros, hice lo propio y desde ese punto avancé de perfil para no dar la espalda a los tiradores hasta que bajasen sus arcos o la distancia fuese lo suficientemente segura.

-No hagáis nada raro, no hagáis nada raro... -mascullaba el hobbit mientras permanecía vigilando a los arqueros, atento a cualquier movimiento hostil.

Por fortuna para los dunlendinos, Rudigar había estado templando su carácter a base de encuentros con enemigos mucho más feos y sanguinarios que ellos, de manera que el pequeño guerrero no se ponía tan nervioso como para iniciar el intercambio de ataques por un malentendido. No, no sería él el que comenzase, él se consideraba una persona civilizada y racional. Si alguien comenzaba las hostilidades serían los dunlendinos. Eso sí, si lo hacían, debían prepararse a recibir su parte también...

El mago hizo un gesto altivo ante el probable insulto de aquel vejestorio, por lo que sin darle mayor importancia dijo:

-Ya veo, en ese caso debo avisaros yo a vosotros de que Cigfa nos robó un objeto bastante poderoso -expuso relatando lo ocurrido hace unas semanas, aunque para algunos no fuera exactamente un "robo"- y si ha reunido a algunos de los suyos para su bando, debéis tener cuidado con ella, es probable que intente hacerse con el control de una de vuestras aldeas -les advirtió, aunque algo le decía que aquellos salvajes no le harían el menor caso...

Acto seguido, espero a que todo el grupo se colocara a su altura y después siguió avanzando por el camino, pues no pensaba internarse en aquel grupo de bárbaros él solo.

La montaraz respiró tranquila, aunque todavía no tenía claro si aquello habría salido bien o no. Nada impedía que esa gentuza los atacase por la espalda y consiguiese el resto del botín, por lo que tendrían que confiar en el "honor de los ladrones" para continuar tranquilos. Viendo que el hobbit seguía apuntando con su ballesta y que no podría conducir su montura, Elendin bajó de Viento de Fuego guardando su arco y la flecha y agarró sus riendas, al igual que las del hobbit, y comenzó a cruzar detrás de Ragnar.

¿Hacerse con el control....? el anciano rió y con ganas. Después tradujo al dunael para que sus compañeros pudieran reírse también. 

 Con las raciones en su poder, bajaron las flechas y los arcos, si bien no descargaron las armas. Simplemente las apuntaronal suelo y se abrieron en dos grupos: dos adultos en el lado del río y dos adultos y el joven del otro lado.

 Ragnar encabezó la marcha, pasando entre ellos, seguido de cerca por Elendorn. Tirlindë caminó una vez vió que sus palabras caían en saco roto. Fjalar y Elendin tirando de las dos monturas. Cerraba el grupo Rudigar, caminando de lado y con la ballesta aún entre las manos.

 Dejaron partir al grupo. En cierto modo, sabían que habían tenido suerte, su instinto les decía que enfrentarse a los extranjeros podía ser lo último que hicieran, sin embargo, su orgullo les impedía reconocerlo. Esta noche en la hoguera exagerarían como los elfos huían de su brillante puntería...

  30 de Hithui
12:00 - 16:00

 Continuaron al trote después de dejar atrás a los bandidos. Nada ni nadie se interpuso en su camino por unas horas. Si antes había habido signos de vida salvaje, ahora parecían haber entrado en un área que hasta los pájaros evitaban si podían.

 El silencio era absoluto.

  30 de Hithui
16:00 - 20:00

 Aunque la tarde fue tranquila, trotando con las capuchas puestas bajo una fina capa de lluvia, al oscurecerse el cielo, se volvieron a escuchar los aullidos de los lobos. Parecían seguir al grupo pero a mucha distáncia. Aunque sus aullidos eran escalofriantes, lo cierto es que recomfortó al grupo la manera en que rompieron el sepulcral silencio de la tarde.

  30 de Hithui
 20:00 - 0:00

 El grupo alcanzó el codo del río. El punto de inflexión en que pasaban de dirigirse al sur a dirigirse al suroeste. El silencio había vuelto a adueñarse del entorno, incluso con mayor virulencia.

 Buscaron un lugar apropiado y acamparon. Tan cerca del agua podían suministrarse, cocinar e incluso adecentarse un poco. Pronto cenaron y se fueron a dormir, disfrutando aún de su triunfo sin derramamiento de sangre de hoy.
 

  1 Girithron
 0:00 - 8:00

 La noche transcurrió pacíficamente, sin embargo en la penúltima guardia, la de Fjalar, sucedió algo.... del todo imprevisto...

El pequeño Rudigar, después de todas aquellas noches que habían pasado de viaje, no sólo en esta ocasión, sino por todo el tiempo que llevaba viajando desde que salió de la Comarca, algo había aprendido de cocinar para sí mismo. Largo tiempo había pasado desde que su madre, su tía o sus familiares habían cocinado para él y claro, había tenido que hacer sus pinitos con las raciones, para hacerlas un poco más sabrosas y saludables. Tal vez era esa la razón por la que siempre solía viajar con algo más de comida de la necesaria. No, no por si surgía algún problema y el periplo se alargaba, no, sino por la experimentación culinaria a la que sometía a las pobres raciones...

Una noche más, el hobbit experimentó sazonando su ración con unas hierbas que había encontrado por el camino y que estaba convencido que había visto cerca de su casa. Tras dar un bocado y escupir, beber agua, hacer gárgaras y volver a escupir, razonó que tal vez o no las había visto o bien no eran para el uso que él les había dado. Resignado, sacó un trozo de cecina y masticó con la esperanza de que aquella carne reseca le quitase el sabor de boca...

Tal vez fuera el deshacerse de la vengativa espada corta, o el estrenar espadas nuevas, pero por una vez Elendorn no parecía meditar entre malos pensamientos

«Una nube gris perseguía al grupo, el trote de los caballos no dejaban aquel amenazante cúmulo de agua que les acosaba, no caía ni una gota pero relámpagos y truenos mostraban sus malas intenciones en una persecución, que si bien no terminaba de situarse sobre ellos, no se distanciaba.

Llegaban a una gran ciudad, en la que si bien ellos pasaban desapercibidos, la gente miraba aterrada la tormenta que se avecinaba, una suerte que nadie viera que ellos eran quienes la habían atraído. Pero el temor debía ser erradicado. El silvano tomó una flecha y de un disparo inspirado por los valar, atravesó las nubes que se dispersaron dibujando un anillo que se fue expandiendo hasta despejar el cielo nocturno. La luna sonreía al silvano, mientras que los posaderos del lugar suplicaban la presencia del grupo.»

Elendin estuvo a punto de dejarle al hobbit que "adulterase" también su comida, pero viendo la reacción que tuvo al probar el primer bocado, discretamente cerró su boca y se dedicó a masticar en silencio su comida. Cansada, hizo su guardia, en la que no pasó nada memorable, y se fue a dormir a su tienda con tranquilidad, después de haberle dado un par de palmaditas en el morro a Viento de Fuego.

El enano permanecía atento al fuego, esperando que algún ruido le quitase del ensimismamiento mientras vigilaba el balde lleno que aguardaba un mejor momento para ser usado.

La noche le resultaba apacible mientras escuchaba el crepitar de las llamas y observaba, en ocasiones, las estrellas.

Poco a poco continuamos avanzando hacia el sur. Hasta que un silencio que no presagiaba nada bueno se impuso a los sonidos del mundo hundiéndonos en una profunda y tensa apatía.

Una noche más, mis sueños se llenaron de imágenes inquietantes y vívidas. Primero un enorme osos se me había aparecido en sueños los días previos...se parecía al que había encontrado en las ruinas de Ar-gular, pero su cuerpo era más vigoroso y no mostraba las heridas y secuelas del su encierro. Su rostro era mucho mas hermoso de lo que podía recordar y aunque en los sueños me hablaba, yo no podía entenderlo.
Aquel extraño sueño se repitió durante varias noches, una y otra vez el animal se me acercaba en un claro profundo rodeado de abedules...era otoño y las hojas caían lentamente formando siniestros remolinos en los confines del circulo que nos rodeaba...yo me acercaba lentamente intentando descifrar sus palabras, pero cuando por fin lo tenia a unos centímetros y casi podía tocarlo, una nube negra descendía precipitadamente del centro del claro como un manto de negrura proveniente del vació exterior y entonces despertaba entre sudores...

La ultima noche, no había soñado con el Oso, en su lugar el anciano del clan me aguardaba sentado en un tocón de madera en mitad del claro. Cuando hice ademan de acercarme, me detuvo con un golpe de bastón en el suelo moteado de Pasto y hojarasca. Entonces me señalo un pequeño cuerno colgado en la rama mas alta de un gran roble que dominaba la entrada del circulo. Un roble que hacia solo unos instantes no se encontraba allí. El cuerno era de hueso, parecía arcaico y desgastado y estaba retorcido a manera de una caracola de mar, aunque de un modo grotesco y desordenado....sin embargo, había algo hermoso en el, como la belleza atípica que se oculta en las anómalas formas de la naturaleza...
Mientras observaba el cuerno, el anciano me habló...pero sus palabras me alcanzaron como un rumor lejano de acordes de laúd y melodías armoniosas...y desde entonces ya no necesité más...todo lo que me había permanecido oculto o desconocido se reveló como una idea que siempre hubiera estado en mi cabeza y que solo ahora, encontraba el modo de escurrirse entre la maraña de pensamientos que la oprimían para dar rienda suelta a su genio y sus destrezas...

Desperté en medio del frió y envuelto en sudores...la noche se cernía oscura y amenazante sobre mi... Algo había cambiado para siempre en la forma que mis ojos percibían la realidad... el mundo ya nunca seria el mismo para mi.

  1 Girithron
 8:00 - 12:00

 La noche pasó aparentemente sin sobresaltos. Al día siguiente y tras organizar el desayuno, dónde el hobbit intentó hacer de las suyas de nuevo, el grupo se puso en marcha otra vez.

 Durante la mañana pudieron ver algunos patos cazando y chapoteando en el río. Estos pájaros se sumergían para capturar pequeños pececillos y luego emergían a la superfície. Era curioso ver aún patos en esta época del año, pero seguramente debían venir del norte y habían hecho un pequeño alto en su viaje hacia el sur, hacia gondor, en su migración anual.

    1 Girithron
12:00 - 16:00

 Las horas que siguieron al almuerzo fueron las más tranquilas del día. No observaron a nadie ni siquiera animales o pájaros.  Aquella ribera de hierba alta parecía ser poco tránsitada. Al fin y al cabo ¿quien iba a querer viajar hacia el bosque de los trolls o rudhaur? Quizá algún elfo hacia Rivendel, pero aún y así...