Partida Rol por web

La armadura finalmente contaba algo de lo que parecía su historia personal, ¿no era fusión? ¿algo que se había alojado en su armadura? ¿sabía Aitor quién era? Tampoco importaban mucho aquellas preguntas fruto de su natural curiosidad. Lo que tenían que saber era cómo desactivarla y si su propósito iba más allá de la venganza.

Esa cosa del centro brillante le seguía escamando, ¿qué significaba? ¿sería su fuente de energía?

- ¿Nos habla la armadura o algo que hay en esta celda del centro?

Se encontraba un poco confusa sin saber qué hacer en concreto. Aturdida no sólo por el golpe sino por la situación en sí. La alicantina trató de tocar la prisión de hielo para restablecerla y que los robots se mantuvieran atrapados un poco más. ¡No podía dejar que escaparan!

Temiendo que esos dos robots se liberaran tenía que hacer todo lo posible por mantenerlos ahí, máxime cuando parecían tener tanta fuerza como para liberarse. Claro que golpeando de dos en dos les resultaría cuestión de tiempo. No hacía falta pensar demasiado para saber que era mejor que ella estuviera ocupada conteniéndolos que dejarlos escapar.

Al final, Gina parecía haber sido controlada también y eso era un gran problema pues le daba una nueva ventaja a su enemigo.

- Vamos chicos, esto sólo acaba de empezar.

Se concentró en su trabajo esperando que el resto le sonsacaran algo importante.

¿Era posible que uno de los robots de Ratchet hubiera alcanzado la inteligencia, la verdadera inteligencia? Aquello, en otras circunstancias, hubiera sido admirable y blanco de estudio del genio vasco, pero aquella cosa estaba atacándoles, buscando vengarse. No tenía más sentimientos que el rencor, el miedo y el enfado. Su mente había sido alumbrada al odio, no al pensamiento verdadero. No había fácil solución para aquello. En especial si consideraban todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. En efecto, no iba a ser sencillo salir con vida de aquel laboratorio.

"Demuéstrame tu inteligencia" iba a decir, "¿ríes, amas, has compuesto algo de música, has escrito poesía...?" quería replicarle. Zenitram quería distraer a aquel malvado ser de metal, ganar tiempo para sus compañeros, pero no se vio capaz. Cuando sintió cómo perdía el control sobre su obra más perfecta hasta la fecha, en la que más tiempo había destinado, con la que había crecido como persona, con la que había compartido ya tantos momentos importantes... perdió los estribos. Podría haberla atacado, golpeado, incluso haberla hecho añicos y Aitor no se habría sentido tan ofendido. Pero robarle el control sobre ella, negar aquella conexión intrínseca entre ellos, aquello era pura herejía. No iba a consentirlo.

-Devuélveme a Gina o lo pagarás muy caro -sentenció simplemente mientras apretaba el puño con fuerza.

Una serie de chirridos metálicos comenzaron a sonar. Provenían de "Fusión". Un robot había tenido la genial idea de tocarle las narices a un manipulador de metal...

Contemplando el rostro de la pequeña mentora, el senegalés asintió para sí mismo, después simplemente tendió el cuerpo de Salara a Vent. Lo que tenía pensado hacer iba a ser demasiado peligroso como para poner arriesgar la vida de la pequeña alienígena.

-Cógela y cambia de posición. Si lo que voy a intentar sale mal, es mejor que no sean capaces de adivinar vuestra posición exacta.

Caminando con paso sereno, Moussa abandonó la protección que el campo de invisibilidad le ofrecía y avanzó hacia fusión. Todos a su alrededor comenzaban a dejarse dominar por una emoción que él conocía perfectamente, la ira. Incluso Zenitram quién siempre había destacado por mantener sus emociones bajo control, ahora estaba perdiendo el control.

-¡Ya basta! ¡Deteneros todos!     -Ordenó el senegalés con un grito fuerte que pretendía ser un tanto autoritario.     -Estaba equivocado con respecto a ti, pensé que eras un arma enviada por Ratchet para matarnos, pero no es así ¿Verdad? Dices que nos has estudiado, que conoces nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades. Pero no sabes quiénes somos pues en ese caso, sabrías que tú y yo somos iguales.

No estaba muy seguro de si todo aquello serviría para algo o si simplemente estaba cometiendo uno de los mayores errores de su vida, pero la historia de Fusión le resultaba terriblemente familiar o al menos en esencia, le recordaba mucho a la suya propia.

-No conocía a mis verdaderos padres, ni tan siquiera sé si siguen con vida o si fueron algunos de los que perecieron en la pequeña embarcación con la que llegamos a este país. No era más que un bebé, así que me dieron en adopción. Pasé por varias casas de acogida hasta que cuando tenía unos cuatro años me adoptaron.     -El recuerdo de aquella joven pareja abrazándole por primera vez provocó una sincera sonrisa en el rostro del muchacho.    -Ellos me acogieron como si fuese su propio hijo y me cuidaron como nunca nadie había hecho. Pero tres años después, un accidente de coche provocó que mi mama muriese.     -Las palabras temblaron en los labios de Moussa al tratar de contener todo el dolor que aquel otro recuerdo le causaba.    -Aquello fue devastador para mí y también lo fue para mi papá, quién comenzó a culparme a mí de lo sucedido. ¿Sabes? Con el paso de los años he tratado de recordar lo que pasó aquella tarde en la que sucedió el accidente ¿Fue realmente mi culpa? A veces me despierto en medio de la noche con un recuerdo diferente de lo que pasó y en todas esas pesadillas, yo soy el culpable de la muerte de mi mamá. Chissttt....

Con un rápido gesto, se limpió las lágrimas que comenzaron a aflorar en sus ojos y enfadado consigo mismo por mostrar ese símbolo de debilidad, permitió que el enfado lo dominase y enviase así el dolor a lo más profundo de su corazón.

-Mi papá comenzó a ignorarme y a tratarme con desprecio, pero lo peor vino cuando comenzó a beber. Me convertí en un saco de boxeo para él, una forma de descargar su frustración y su odio. Durante meses aguanté aquello soñando que en cualquier momento, la puerta de la casa se abriría y que Iron man o el capitán América aparecerían para rescatarme. Pero no hubo héroes, solo varias botellas vacías, un cinturón y una paliza de muerte.

Retirándose la camiseta, se volteó para mostrar las finas cicatrices que adornaban su espalda. Un recordatorio de por vida de lo que sucedió aquella aciaga noche. Durante todo aquel tiempo había procurado que nadie las viese, pero ahora ya le daba igual, no tenía sentido seguir ocultándolas.

-Mi papá fue a la cárcel y volví a estar en un centro de adopción. Pero las cosas no mejoraron para mí, no podía fiarme de los adultos. No me gustaban y pasé a meterme en toda clase de problemas  y tan pronto como pude, me escapé para vivir en las calles. Yo era como tú, estaba dominado por el miedo y la ira, pero entonces hace unas semanas me metí en un problema muy gordo y Bosch me ayudó a salir de él. Tuve que elegir entre ir a un reformatorio o acudir al Liceo.

Los ojos del senegalés se volvieron hacia sus compañeros, posándose cada vez sobre cada uno de ellos.

-¿Sabes? El primer día logré que casi todos los de esta sala se enfadasen conmigo. Algunos incluso estoy seguro de que habrían disfrutado dándome una buena paliza. Pero me ofrecieron algo que nunca había tenido de verdad, su amistad. Yo sé lo que es estar solo, sé lo fácil que es odiar y deseas destruirlo todo. Por eso te entiendo y por eso cuando te escuché hablar pensé que eras humano. Tienes un alma pero parece que lo único que has conocido es la oscuridad.

Tras colocarse la camiseta, avanzó hacia el lugar donde yacía el brazo caído de Fusión y lo tomó.

-Odias a Zenitram porque eso es lo fácil. Pero de no haber sido por él, no serías quién eres ahora. Durante mucho tiempo odié a mi papá, pero ya no. Si permites que el odio te domine te devorará hasta que no quede nada dentro de ti. ¿Sabes? No creo que quieras matarnos realmente, podrías haber matado a Salara en cualquier momento pero no lo hiciste. Creo que no tenemos que luchar. Ahora tienes un alma, tienes una mente propia y por tanto, tienes el poder de elegir tu camino. Podemos seguir combatiendo hasta que nosotros muramos o te matemos a ti pero...¿Qué sentido tendría? Durante mucho tiempo dejé que el odio y el miedo que mi papá dejó en mí me dominase. Eso me arrastró a un sinfín de problemas y líos, pero ahora gracias a mis compañeros, me he liberado y he perdonado a mi papá. Creo que él tan solo estaba dominado por el mismo miedo y odio que yo mismo sentía y que ahora, sientes tu. Si basas tu existencia en vengarte y hacer daño a Zenitram llegará un día en el que descubrirás que realmente estás vacío por dentro. Puedes aprender de tus experiencias y convertirte en alguien mucho mejor.

Tal vez todo aquello fuese la mayor de las locuras de Moussa, pero no podía evitar de obedecer a su instinto y hacer lo que creía correcto. ¿Y si tenía razón y podía evitar aquella lucha? Tenía que intentarlo, tenía que correr aquel riesgo. Así que con el brazo en sus manos, se acercó a Fusión y se lo entregó como símbolo de buena voluntad.

-Sé lo importante que es tener un amigo que te ayude cuando lo único que sientes es odio. Ellos me ayudaron a mí, deja que te ayude ahora. ¿Quieres ser mi amigo? Conozco a gente muy guay, podríamos ponerte un nombre genial, Cráter es bueno para esas cosas y construirte un cuerpo nuevo que se adapte a quién eres realmente ahora. Podrías ser un miembro de nuestro grupo ¡Ser nuestro compañero! No volverías a estar solo y te ayudaríamos en todo lo que pudiésemos. Serías de nuestra familia.

El senegalés le contempló con sus dos grandes ojos mientras le tendía el brazo como oferta de paz.

-Ánima    -Dijo de pronto.    -Ese podría ser un buen nombre para ti ¿Qué me dices?

Su ataque había sido más que efectivo... si las cosas seguían por ese camino a lo mejor tenían más posibilidades de las que creía y aquello acababa antes de lo planeado, aunque era poco probable. Cuando el supuesto Fusión agarró a Rudy, Diana pensó en seguida que aquella presa no duraría, pero lo que no se esperó fue la reacción y lo que dijo Cráter segundos más tarde.

- Damocles...- Se escapó de la boca de Diana al segundo de escucharlo por parte de Rudy -. No puede ser.

La chica se centró en la armadura de combate y de repente todo tenía sentido. Que él los conociera pero no al contrario, que les tuviera tanta rabia como para actuar de esa manera y algunas de las frases que había dicho anteriormente, comenzaron a encajar en su cabeza.

Y de repente el discurso de Moussa, que aunque emotivo y lleno de sentido para él, Diana pensó que no era una estrategia útil, no en aquel momento, no contra aquel enemigo.

- Rudy tiene razón .- Alzó la voz Diana después de que Moussa terminara de hablar, pero sin ánimo alguno de hacerle sentir mal -. Ese que está ahí no es Fusión, ni tampoco Ánima, por mucho que me gustara que así fuera... es Damocles, el Androide que atacó el Liceo junto con el Doctor Ratchet. Puede que lo vencieramos en la sala del Peligro, pero encontró la manera de  introducirse en la armadura de combate de Fusión, quizá a la espera de recuperar fuerzas y a que Xavi abandonara la armadura.

Todo aquello de pronto cobrara todo el sentido del mundo para Diana, quizá no fuera aquel el caso ni por asomo, pero los engranajes de su cabeza habían comenzado a girar y ya no podían parar. Dada la peligrosidad añadida de aquel encuentro para nada fortuito decidió cambiar de objetivo. Dejando varias aberturas en su defensa decidió darlo todo en un ataque.

Con sus manos-martillo a ambos lados de su cuerpo, decidió que las alzaría ambas a la vez y le propinaría un golpe en pinza, intentando aplastarle la cabeza de una vez, si aquella era la armadura de Fusión, ya tendría tiempo para repararla una vez que la escuela hubiese sido salvada de nuevo.

Lo que fuera que había tomado control de la armadura de Fusión – porque Iván seguía queriendo creer que el catalán no hacía aquello por voluntad propia – empezó a hablar, explicándoles detalles mientras combatía con ellos, al más puro estilo Hombre Araña o La Masa. Era hasta cierto punto hilarante.

En cierta manera su diatriba acabó siendo útil, pues Rudy pareció averiguar su identidad. Damocles, le llamó. ¿De qué le sonaba aquel nombre? ¿Le habían vencido antes? Si… el robot del auditorio se hacía llamar así.

Moussa le alcanzó a Salara e Iván la acurrucó como a un niño pequeño en sus brazos. El senegalés abandonó la protección de Iván y empezó a narrar su historia. Por un momento el medio hada se perdió en medio de auqella situación, tratando de imaginar lo que su amigo explicaba, absorbiendo toda la información. Pero enseguida recuperó el oremus. Estaban en medio de una situación peligrosa. Moussa quería creer que había forma de salvar a aquel nuevo ser, incluso lo había bautizado ya como Ánima. Dioses, incluso el pequeño optimista que vivía dentro de Iván pugnaba por apoyar aquella idea, incluso a pesar de lo que Diana pronunció (y puntualizó con acciones). Pero tenía otras tareas.

Su burbuja de invisibilidad ya no protegía a nadie más que a él y a Salara. Todos la habían abandonado. Si no fuese por su mentora la habría cancelado ya, y hubiera adoptado el camuflaje personal que le permitía hacer otro uso de sus poderes.

- Vamos a ponerte a salvo. – le susurró a Salara, seguro ya de que nadie más en la sala les oiría si no levantaban la voz, salvo quizá Zenitram si les leía la mente – Esto empieza a ser una tradición, ¿Sabes jefa?

Vent buscó algún sitio en el que estuvieran al cubierto del combate y en el que pudieran ocultarse si su camuflaje no resultaba efectivo contra los robots, o por si Zeus, de quien no sabían todavía de qué lado estaba, decidía volver y les veía de nuevo, como Iván creía que casi había hecho antes. Buscó una mesa con paredes que llegasen al suelo, o un banco de trabajo… Buscó en el techo por si había algún recoveco en el que podía dejar a su mentora y que estuviese lo bastante cerca como para llegar a él con su velocidad reducida para mantener el camuflaje.

- El primer día ya acabé contigo en brazos. Si esto sigue así, Hermes se pondrá celoso. – le sonrió a su mentora – En cuanto te ponga a cubierto, retiraré la invisibilidad e iré a ayudarles. ¿Vale? Hay muchos enemigos y no puedo permitirme quedarme en la esquina escondido, viendo como todos se ponen en peligro, sin hacer nada por ellos. Lo entiendes, ¿Verdad?

A decir verdad, ni el propio Iván sabía por qué tenía tantas ganas de ponerse en peligro. Se le debían estar pegando las heroicidades de Rudy.

- Si puedes, intenta hacer esa cosa mental tuya y contacta con algún profe, o al menos, ayuda a ponernos a todos en contacto, como hiciste en la prueba esa del lagarto y la ninja.

Al ver cómo le robaban a Gina, Aitor apretó el puño con fuerza. Trató de torcer el metal de la armadura de Fusión, y comenzó a escucharse un chirrido. Era su poder batiéndose con la resistencia de la armadura de combate. El cuerpo del enemigo no pareció moverse ni alterarse ni un ápice.

[color=#FE2E2E]► Eres menos poderoso de lo que recordaba. Tiene sentido, después de todo –[/color] se burló Fusión, hablando desde el cuerpo de Gina.

Por su parte, César corrió a ayudar a Sara.

- ¿Estás bien? – le preguntó de pasada mientras volvía a encender su mechero.

Una llamarada engulló al autómata que había atacado a Sara. La alicantina notó el calor del fuego a pocos centímetros de su cuerpo, pero el refinado control de Salamandra evitó que el fuego la dañase también a ella.

El ataque ígneo fue efectivo, pero no derrotó al enemigo. Su figura al rojo vivo emergió de las llamas. Parecía que reía.

[color=#FE2E2E]► Patético…[/color]

Sara, sin perder el tiempo, se levantó de la mesa donde la habían lanzado y corrió hacia el bloque de hielo. Su escarcha se extendió por la prisión, reforzando la estructura y tapando el agujero que habían hecho los autómatas segundos antes. Convenía mantenerlos encerrados.

Rudy, que había reconocido finalmente al enemigo, gritó su nombre con fuerza.

¡Damocles! ¡El androide de Ratchet!

Aquellas palabras parecieron enfurecer al enemigo.

[color=#FE2E2E]► ¡NO ME LLAMES ASÍ! –[/color] bramó mientras apretaba los puños y daba un paso hacia Rudy, amenazante.

Entonces todo el campo de batalla pareció congelarse cuando Moussa hizo una maniobra inesperada. Salió del camuflaje de Iván, gritó a todos que se detuviesen, y se dirigió a Damocles con inesperadas palabras.

El androide y sus siniestros siervos parecieron detenerse por completo, atentos a lo que decía el senegalés. Cuando Atajo se le acercó finalmente, ofreciéndole el brazo arrancado de uno de sus autómatas, Damocles se quedó mirándolo en silencio.

Parecía que en cualquier momento iba a aceptar, que iba a dejarse llevar por las palabras de Moussa y unirse a ellos.

¿Podía el odio de Damocles curarse con amistad?

[color=#FE2E2E]► Ánima… -[/color] murmuró el androide, aún frente a Moussa [color=#FE2E2E]►. No suena mal.[/color]

Atajo pudo ver como los ojos luminosos de Damocles se suavizaban. Entonces notó como una poderosa mano metálica le atenazaba el cuello. Sus pies se despegaron del suelo, al mismo tiempo que una fuerza titánica lo levantaba como si no fuese más que un muñeco. Notó que le comenzaba a faltar el aire.

[color=#FE2E2E]► Pero yo ya tengo nombre, el que me puso mi verdadero creador…[/color]

A medida que Moussa perdía la concentración, los pequeños portales que llenaban el laboratorio de contención comenzaron a cerrarse, desvaneciéndose en el aire sin más.

Los autómatas se reactivaron, volviendo a la batalla. Damocles acercó el rostro de Moussa al suyo propio.

[color=#FE2E2E]► Te equivocabas, niño. Sí que os voy a matar, y tú serás el primero…[/color]

Iba en serio. Iba a matarlo allí mismo.

Diana, al ver como Fusión apresaba a Moussa, se lanzó al ataque sin dudar ni un segundo. Abrió por completo su defensa y trató de aplastar a Damocles con sus mazos.

El ataque fue demoledor, acertando de lleno al enemigo. Damocles trastabilló, su armadura abollada pero no destruida, y dejó caer a Moussa. El senegalés comenzó a toser al recuperar el aliento. La cabeza todavía le daba vueltas, no podía concentrarse lo suficiente como para controlar todos sus portales al mismo tiempo.

[color=#FE2E2E]► ¿Cómo te atreves?[/color]

Desde sus espaldas, Gina alzó una mano y apuntó a Diana con su cañón de agujas incorporado. Una lluvia letal apenas visible se desató contra la espalda de la metamorfa, provocándole decenas de punzadas de dolor.

Entonces fue el momento de los autómatas.

Nuevos golpes se oyeron desde la cárcel de hielo, reforzada por Sara. De nuevo, las grietas atravesaron el constructo de arriba abajo. Los autómatas golpeaban cada vez con más insistencia, tratando de salir. Otro puño surgió del hielo, tanteando el exterior con un amplio vaivén.

El autómata que seguía chamuscado se lanzó a por César, propinándole un poderoso puñetazo. El piroquinético trató de evitar el ataque dando un salto, pero entonces la mano de su agresor se cerró entorno a su tobillo. Tiró con fuerza de él y lo derribó contra el suelo. El mechero salió disparado por el impacto, perdiéndose entre los oscuros rincones del laboratorio.

Mientras tanto, junto a los ordenadores, el autómata que tenía agarrado a Aitor apretó con fuerza.

[color=#FE2E2E]► No me he olvidado de ti. ¡Me haré con todo![/color]

Aitor pudo ver como la pantalla de su tablet adquiría un tono rojizo. Entonces, como si el robot se hubiese quemado la mano, soltó al vasco bruscamente.

[color=#FE2E2E]► ¡NO! ¿CÓMO HAS PODIDO…?[/color]

Damocles se giró hacia Aitor y lo miró fijamente. En el duelo de miradas que mantuvieron por unos instantes, Aitor supo que su enemigo estaba procesando cientos de cursos de acción en apenas unos microsegundos. En cierto modo eran parecidos.

[color=#FE2E2E]► No me dejáis opción, os mataré a todos de un solo golpe.[/color]

Los dos autómatas que quedaban en pie, el “sin brazo” y el que estaba en el fondo de la sala corrieron hacia la cámara central. A través de las ventanas seguía emitiéndose aquella luz anaranjada. Un panel se iluminó entonces en una de las paredes, había pasado desapercibido al encontrarse a contraluz.

[color=#FE2E2E]SELLO RADIOLÓGICO DESACTIVADO, APERTURA DE CÁMARA[/color]

En la pared de la cámara que daba a la puerta del laboratorio apareció una apertura. Los dos autómatas entraron por ella.

Una voz familiar se escuchó desde el interior de la cámara.

- ¡NO! ¡NO ME TOQUÉIS! ¡ATRÁS! – gritó al principio - ¡Por favor…! – suplicó finalmente.

De la cámara estanca salió disparada una figura misteriosa, cayendo de bruces a un metro de ésta. Nadie del Grupo 4 pudo reconocer su identidad. Parecía un chico de unos quince años, completamente desnudo. Estaba a cuatro patas sobre el frío suelo del laboratorio, tenía la cabeza agachada y parecía estar sollozando.

- No… - murmuró Xavi. Su voz sonaba mucho más infantil sin el filtro de la armadura.

Pero lo más destacable era que el muchacho brillaba, en un intenso tono anaranjado. Todo el laboratorio estaba iluminado solo por su presencia.

Las lágrimas del muchacho, de un intenso amarillo refulgente, cayeron sobre el frío metal del laboratorio. Al verle ahí, todos comenzaron a sentirse extraños. Enfermizos.

Por alguna razón, Rudy no sintió nada en aquel momento. Sara, a diferencia de sus compañeros, logró sobreponerse al malestar que le causaba la presencia del muchacho brillante.

Iván, debilitado por la súbita aparición, dejó a Salara a cubierto en uno de los rincones del laboratorio.

[color=#FE2E2E]► Aquí se acaba.[/color]

Mi cabeza daba vueltas.

-¿Atajo? -dije sin entender por qué había aparecido ahí. Justo había dicho que era Damocles, y este era malvado. Era el momento de pelear.

Al ver como levantaba al senegalés intenté ir a salvarle, pero la gloriosa Ms Justice se adelantó, amartillando al robot diabólico.

Todo se estaba torciendo, estábamos saliendo mal parados de esta batalla. Los autómatas entraron en la sala y sacaron a un chico brillante. Al principio no entendía que pasaba. ¿Quien era? ¿Por que brillaba?

Entonces recordé lo del peligro de radioactividad. Todo cuadraba. Xavi no era como Iron Man, no la llevaba solo por gusto. ¡La necesitaba! Por eso siempre la llevaba puesta y no se la quitaba para nada. De pronto me sentí mal por él. Pobrecito, tener que vivir aislado, sin recibir tacto humano.

Me sequé las lágrimas como pude e intenté disparar mi Visión Atómica contra uno de los autómatas que estaban junto a él.

Diana sintió la punzada de miles de agujas clavándose en su espalda, Gina ahora pertenecía a Damocles, y estaba contra ella, pero por mucho que la ginoide estuviera bajo el control de Damocles, si conseguían terminar con la armadura de Fusión, quizá conseguirían deshacerse de la maldita conciencia del robot... o quizá saltaría a otro cuerpo a la espera de regenerarse de nuevo, como hizo con la armadura de combate.

De repente hicieron saltar el sello radiológico y sacaron a rastras a Xavi de la cápsula de contención, algo que ya había imaginado ella un rato antes, cuando insinuó que Damocles había esperado a que Xavi abandonara su armadura. La inteligencia quizá no era su fuerte, pero tenía bastante capacidad de deducción, no solo una memoria envidiable.

- ¿Porqué? .- Dijo la metamorfa cuando comenzó a sentir la debilidad provocada por la cercanía del chico radiactivo -. ¿Qué ganas tú con esto?, ¿darle una lección a unos niños a los que fuiste incapaz de vencer en un principio?.

Aquellos diez minutos se le estaban haciendo eternos... simplemente esperaba llamar su atención para que se centrara en ella, decidió sacrificarse en pro de que los demás pudieran aguantar hasta que saltara la alarma de intrusión en el laboratorio.

- Y encima, como no eres capaz de vencernos por tí mismo, usas a nuestros amigos en nuestra contra... ¿Quién es la decepción ahora "DAMOCLES"? .- Su nombre se encargó de decirlo bien alto, para acabar de hacerle enfadar, momentos antes de buscar un hueco en la defensa del robot para atacarle con un mazazo doble ascendente.

Se le habían multiplicado las tareas por dos. No sólo tenía que contener a los robots si no que ahora se podía ver que Xavi estaba algo más que contaminado. Era más bien un peligro andante.

La chica estaba en contacto con el bloque de hielo cuya superficie iba surcándose de grietas irremediablemente. Apuntó ahora a Xavi.

- Espero que esto sirva...

Tenía que servir o les resultaría imposible sobrevivir. No podrían contener la radiación y a la vez derrotar a tantos robots.

- Abre la puerta, Aitor, tenemos que huir. O Moussa, sácanos de aquí.

Planeando que pudieran marcharse y luego volver a por el joven radiactivo, comenzó a expandir un nuevo muro de hielo alrededor de él, convirtiéndolo en una cúpula con espacio suficiente para abrir más tarde un portal en su interior.

-Tengo una teoría -dijo en tono grave el genio vasco- Esos otros cuerpos no pueden contener la psique de Damocles. Si destruimos la fuente, los demás se convierten en títeres sin titiritero. Centraos en él.

En realidad en ese largo segundo durante el cual Damocles y Zenitram habían cruzado las miradas, a cual más fría y calculadora, el vasco había tenido tiempo de sobra en pensar otras tantas vías de acción, desde las disparatadas (como atraer la atención y odio de Damoclesl sobre su persona) hasta las más crueles y efectivas (como acabar con la vida de Fusión para que cesara la actividad radiológica), pero se había decantado al final por esta.

La rabia que sentía antes, cuando el robot le había arrebatado el control de su, ahora lo sabía, tan apreciada Gina, había cedido paso a una frío y calculado odio. Con sus sentimientos estabilizados una vez más volvía a presentar combate ciñendo una metafórica tenaza metálica en el cuerpo de Damocles, la antigua armadura de Fusión. Buscaba acabar con todo aquello ajeno a su ocupante original. Si era necesario desarmaría pieza a pieza cada elemento informático para asegurarse de echar aquella conciencia artificial enfermiza.

También podría haber informado a sus compañeros de lo que había hecho, de cómo había conseguido emitir una llamada de auxilio, pero no lo hizo. Zenitram se encontraba francamente si fuerzas. Y con las últimas que le quedaban se empecinaba en tratar de acabar con Damocles.

En un vano intento de apelar a la "humanidad" de Damocles, Moussa se expuso como nunca antes había hecho. El hablar tan abiertamente de sus pensamientos y emociones era algo que le había costado horrores y ahora, lo único que era capaz de sentir era vergüenza y rabia.

Sus compañeros parecían incrédulos ante lo que acababa de hacer y quizás tuviesen razón. Pero él había adivinado la identidad del robot al poco tiempo de verlo y escucharlo. Después de todo, las pistas como bien había deducido Rudy, siempre habían estado allí. Aquel escenario le había resultado tremendamente familiar desde un principio, salvo que en la anterior ocasión, en vez de la pequeña tutora, fue Bosch quién se encontraba prisionero del robot. Simplemente había creído que ahora que era consciente de su propia existencia, Damocles podría elegir ser uno más de ellos y no ser una mera herramienta. 

-Cof cof... -Tosió tratando de recuperar el aire con grandes bocanadas.    -¿Sabes? Cuando te enviaron aquí solo eras un arma desechable, por eso tu creador te abandonó cuando dejaste de ser de utilidad. Quise creer que ahora que poseías un alma serías capaz de pensar por ti mismo, pero no eres más que un triste monigote que ha sido incapaz de cortar las cuerdas que le unen a su titiritero. 

Su voz sonaba rasgada, tal vez debido a la presión que los dedos metálicos de Damocles habían ejercido sobre su garganta. Pero también sonaba débil, su cercanía a Fusión le estaba pasando factura y la radiación estaba afectándole rápidamente. Sentía que era incapaz de fijar la vista y la cabeza le daba vueltas provocandole nauseas.

-Me advirtieron que no me teleportase a donde no pudiese ver, hay sistemas de seguridad para evitar que gente como yo entre y salga de este lugar. Si usase mi poder no sé que pasaría, aunque si no queda más opción me llevaré a Damocles conmigo.    -Indicó dirigiendo sus palabras a Estigia.    -Zenitram, usa el metal de la cámara para crear una especie de armadura para Fusión, entre eso y la genial idea de Estigia creo que será suficiente para aguantar. Salamandra ¿Puedes hacer algo con la radiación? Ya has usado antes ondas caloríficas o algún rollo de eso, quizás puedas redirigir parte de la radiación contra los robots.

Poniéndose en pie como buenamente pudo, el senegalés decidió jugarse el todo por el todo y lanzar su mejor ataque a Damocles.

-¡Eh, montón de chatarra! Tendrías que haber aceptado mi ofrecimiento, ahora pienso desintegrarte hasta reducirte a polvo.

Extendiendo las manos, formó un pequeño portal el cual se plegó sobre sí mismo hasta formar una especie de esfera azulada. En otro tiempo había llamado a aquel poder "La Lanzadera" en honor a las armas de los villanos de Stargate. Pero tras haber estado practicando con él y ver el efecto que tenía en los objetos a los que alcanzaba, prefirió darle un nuevo nombre.

-Bomba de Naquadriah  

Aquellas últimas palabras fueron más para él que para el resto de sus compañeros. En cierto modo era una forma de concentrarse y enfocar su poder. En su actual estado no estaba muy seguro de poder acertar a su enemigo, pero tenía que hacer cuanto estuviese en su mano para derrotarlo. Por lo que extendiendo la mano, hizo desaparecer la esfera para intentar hacerla reaparecer en el pecho de Damocles y causarle el mayor daño posible.

Salara quedó bien recogida tras una de las pesadas mesas de trabajo, e Iván estaba a punto de salir de su camuflaje para atacar al enemigo cuando le invadió una sensación de náusea que le hizo perder la orientación momentáneamente. Rápidamente recuperó un poco la compostura, pero aquella sensación permanecía. Sacó la cabeza por encima de la mesa de trabajo para encontrarse a un chico de más o menos su edad, desnudo y tirado en el suelo, reluciendo con una luz anaranjada que le dañaba a la vista. Xavi. No le cabía duda. Por eso la armadura. Aquella sensación nauseabunda procedía de él. Era radioactivo. Por eso este laboratorio tenía tales defensas, es donde el descansaba, ¿quizá?

No era importante ahora, Damocles no parecía querer darles tregua, usando a su compañero contra ellos. La única solución que se le ocurría a Iván a tal problema era volver a meter a Xavi en su caja, aunque la puerta estuviese rota, alguno de sus compañeros podría reformar la puerta, Sara o Aitor, seguro.

Empezó a cargar por el aire a toda velocidad, desprendiéndose de su camuflaje en área y concentrándose en ganar suficiente impulso como para poder arrastrar a Xavi de nuevo a la caja de la que le habían sacado. A medio camino, sin embargo, vio que Sara ya había empezado a trabajar y estaba rodeándole con hielo. Cambio de planes.

Siguió con su trayectoria, pero además empezó a acumular sus poderes y pasando de largo de Xavi, descargó una lluvia de energía caótica sobre una de las armaduras que habían herido sus compañeros. En este caso, las pequeñas lucecitas volaron prácticamente en línea recta y a gran velocidad, como pequeños balines multicolor. El control de Iván sobre su magia se había consolidado un poco.

Finalizó el vuelo rebotando con los pies en la cámara central y volviéndose a elevar en la sala, recubriéndose de nuevo de camuflaje, esta vez del individual que le permitía hacer otras cosas.

Tras la aparición del verdadero Fusión el combate se había complicado enormemente para el Grupo 4. La presencia del muchacho radioactivo jugaba en contra de todos los seres vivos que se encontraban en el laboratorio de contención, mientras que Damocles y sus siervos robóticos eran inmunes a sus efectos.

Las palabras de Diana hirieron al androide, se notaba en sus gestos y en su voz.

[color=#FE2E2E]► Venganza, conclusión… ¡Eso es lo que gano![/color]

Cuando la metamorfa lo llamó por su nombre el androide rugió con furia.

[color=#FE2E2E]► ¡ESE NO ES MI NOMBRE![/color]

Pero no tuvo tiempo de centrar su ira en ella.

Aitor y Moussa decidieron combinar fuerzas y atacaron conjuntamente al artífice de todo aquello, Damocles. Las palabras de Moussa atrajeron de nuevo la atención del enemigo.

[color=#FE2E2E]► ¡RATCHET NO ME CREÓ! –[/color] gritó, iracundo [color=#FE2E2E]►. Tan solo me encontró, me reprogramó. Me dio un propósito y me incluyó en sus planes. Pero ya no más, no hay hilos en mí.[/color]

En ese instante el ataque desintegrador de Atajo dio de lleno a Damocles, justo en el blindaje frontal de la armadura. Cualquier otro material habría sucumbido ante el ataque de Moussa, pero la extraordinaria aleación de la armadura de Fusión era capaz de contener el poder del muchacho radioactivo en un espacio diminuto. El blindaje crujió y se agrietó, pero no cedió. Sin embargo, ahí entraba Aitor.

Aprovechando la brecha en la armadura de su enemigo, y el hecho de que toda su atención se encontraba centrada en Atajo, el genio vasco aprovechó el debilitamiento del blindaje de Damocles para abrir una visible brecha en la armadura del enemigo.

No le había causado daños graves, pero ahora Damocles contaba con un punto débil.

Aquella intromisión en su cuerpo hizo que el androide se girara hacia Aitor.

[color=#FE2E2E]► ¿Por qué a unos tanto… y a otros tan poco? –[/color] le preguntó con voz titubeante, como si ahogase un sollozo [color=#FE2E2E]►. Siempre has sido un monstruo.[/color]

Aquellas palabras tan humanas sonaron increíblemente antinaturales en alguien como Damocles.

César, desde la retaguardia, gateó por el laboratorio en busca de su mechero.

- Joder, joder, joder… - iba diciendo.

Su fuego se había perdido, pero no su habilidad para contribuir a la batalla. Cuando vio como Sara comenzaba a crear un muro de hielo alrededor del chico radioactivo, Salamandra extendió su mano izquierda hacia él tal como había hecho con Moussa semanas antes, en la azotea.

La prisión de hielo rodeó a Xavi, encerrándolo en una cúpula translúcida. El hielo comenzó a humear con rapidez, debido a la cercanía con el muchacho. El metal que recubría los suelos y paredes del laboratorio de contención estaba preparado para resistir los poderes de Fusión, pero cualquier otra cosa que se le acercara seguramente acabaría gravemente dañada.

A pesar de los esfuerzos combinados de Sara y César para disminuir el daño provocado por la presencia de Xavi, la mayoría del Grupo 4 seguía sintiendo náuseas a causa del envenenamiento por radiación.

[color=#FE2E2E]► Vuestros esfuerzos son fútiles. Antes de que ella llegue habréis muerto todos.[/color]

Apretó un puño con fuerza y lo alzó.

[color=#FE2E2E]► ¡Imaginad su rostro cuando descubra que ha fracasado en su función más vital![/color]

Luego, Damocles se lanzó de frente contra Moussa.

[color=#FE2E2E]► Tu poder es la amenaza más inmediata –[/color] sentenció mientras hundía su poderoso puño metálico en el pecho del senegalés.

Atajo sintió como el frío metal de Damocles lo rompía por dentro y le privaba de su aliento. Oyó un crujido, y luego notó como los pies se le despegaban del suelo. La potencia del impacto hizo que saliese volando por el laboratorio, hasta que chocó contra la puerta de entrada. Como un muñeco roto, Moussa yació sentado con la espalda contra el frío metal. Cada vez le costaba más pensar con claridad, su vista se emborronó. Apenas podía sentir los miembros de su cuerpo.

Nada respondía. Estaba acabado.

- ¡MOUSSA! – gritó César, con la voz desgarrada -. ¡Cargaos a ese hijo de puta! – bramó.

Al mismo tiempo, Damocles reía.

[color=#FE2E2E]► Uno menos.[/color]

Diana cargó contra Damocles, que en ese momento le daba la espalda. A pesar de las náuseas que sentía en aquel momento no podía flaquear. Pateó con fuerza una de las piernas del androide, obligándole a girarse. Entonces golpeó con todas sus fuerzas contra el punto débil situado en el pecho.

El golpe ascendente despegó al androide del suelo, que salió volando de espaldas y cayó pesadamente sobre el suelo.

Damocles seguía riéndose…

[color=#FE2E2E]► Tan cómodo como en casa... –[/color] dijo Damocles desde el cuerpo de Gina.

La ginoide desvió su atención hasta Aitor.

[color=#FE2E2E]► ¿No es doblemente irónico que vaya a acabar contigo de esta manera? –[/color] sugirió Gina, aún controlada, mientras descargaba su lluvia de agujas contra Aitor.

El vasco se agachó a tiempo, poniéndose a cubierto detrás de uno de los equipos informáticos. Oyó como las diminutas agujas chocaban contra su cobertura, sonaba como la lluvia.

Los dos autómatas que habían sacado a Xavi de la cámara estanca salieron de la misma, situándose a lado y lado de la prisión glacial que Sara había erigido en torno al chico radioactivo. Comenzaron a golpear el hielo con fuerza, tratando de romperlo.

La cúpula, aunque debilitada por la presencia de Fusión, resistió la acometida con tan solo una única grieta.

De mientras, los autómatas que seguían atrapados en la otra cúpula de hielo intentaban escapar, sin éxito, de su prisión. Sin embargo, sus reiterados golpes lograron debilitar enormemente la integridad del hielo. En pocos segundos iban a poder escapar.

El autómata que seguía estando junto a Aitor comenzó a perseguirlo, buscándolo detrás de la cobertura con la cual se había protegido del ataque de Gina. Alargó una mano, para agarrar de nuevo al vasco.

Aitor sabía que Damocles ya no tenía intención de simplemente apresarlo, quería hacerle daño. El vasco se apartó del ataque y rodó por el laboratorio. En aquel momento agradeció que Enzi lo hubiese estado ayudando con las clases de Combate Personal de Bosch.

Por otra parte, el autómata que seguía situado entre César y Sara decidió atacar a la muchacha alicantina.

[color=#FE2E2E]► Tú también eres una amenaza –[/color] dictaminó el robot mientras la embestía por detrás.

La muchacha no logró esquivar el ataque, pero, mientras el autómata trataba aplastarla entre sus brazos, le dio un codazo y se libró de su acometida.

Al mismo tiempo, Rudy e Iván aunaron esfuerzos para liberar a Xavi de los robots que trataban de penetrar el hielo de Sara. El chico hada salió de su cobertura y, mientras volaba por el campo de batalla, roció al autómata más dañado con su magia caótica.

La luz multicolor chispeó e inundó al robot, colándose por la enorme brecha que suponía su brazo arrancado. Entonces, la visión atómica de Rudy le dio de lleno, proyectándolo de vuelta contra el interior de la cámara estanca. Al chocar contra la pared, la débil integridad estructural del robot dañado no dio más de sí. Su cuerpo se desmembró, mostrando que no era más que una armadura hueca. La siniestra luz rojiza que recorría todo su cuerpo se apagó, roto su enlace con Damocles.

Marina, debilitada por el ataque inicial del androide y la radiación de Xavi, se levantó como pudo del rincón del laboratorio donde se encontraba. Se sostenía la mano rota con una mueca de dolor en el rostro.

Sirena tanteó aquello que tenía a su alcance, y agarró una gruesa llave inglesa de una de las mesas de trabajo.

La máquina seguía sumando puntos mientras ellos se encontraban en una situación cada vez más difícil. Moussa cayó al suelo, momento en el que la aturdida joven gritó un fuerte ¡NO! asustada por la posibilidad de que Moussa pudiera morir.

Desde hacía meses que quería dedicarse a salvar a otros para demostrarse que su maldición podía torcerse y resultar benéfica. Mas ahora encerrada allí dentro parecía que el mal se aproximaba a la victoria. Lo positivo era la existencia de esa brecha en la armadura. Para salvarse había que aprovechar ese punto débil. ¡Tenían que intentarlo!

- ¡Aunque venzas a unos pocos al final entre todos podremos contigo! ¡Somos un supergrupo!

Sara se concentró y sopló suavemente a la armadura, lo cual debido a la tensión reinante era un gesto difícil de efectuar. El gélido aliento pareció serpentear en el aire buscando al objetivo marcado por ella. El frío entonces alcanzó a Fusión, colándose entre las grietas que cubrían su superficie, tratando de congelar todos sus circuitos desde el interior.

- ¡Has tenido tu oportunidad de redimirte! ¡Si no fuíste creado por Ratchet podías haber aceptado el ofrecimiento de Atajo! ¡Ahora vas a ver que toda tu tecnología no puede contra nuestra voluntad de vencerte!

Ya no podían salir de la sala así que había que darlo todo. ¡Era derrotarle o sucumbir!

Las cosas iban mal, francamente mal. Aunque el fin de Damocles era inevitable y previsible, necesitaba de la aparición de ESTHER para suceder y mientras tanto había buscado refugio en la venganza. Venganza, valiente sentimiento... era una verdadera pena que aquellas inteligencias artificiales en vez de tomar caminos lógicos se perdieran por el camino, enloqueciendo de sentimientos como si se tratara de simples humanos. Tanto potencial desperdiciado. Sintientes... Gina era infinitamente mejor, al menos de momento. No tenía sentimientos, ni capacidad de pensamiento propio. Pero eso mismo la había hecho vulnerable al control por parte de Damocles. Si sobrevivía tenía que corregir ese defecto. Si sobrevivía.

Damocles estaba derrotándoles. El equipo 4 padecía cada embate. Fusión como arma viva, les estaba envenenando, Atajo incapacitado, él mismo atacado por su propia creación... aquello era un desastre.

Perseguido por un robot implacable y convertido en blanco de prácticas del artefacto Gauss lanza-agujas de Gina, Zenitram tenía razones más que suficientes para sentirse acosado. Y entonces cayó en la cuenta de que estaba actuando como un tonto. El robot que le estaba persiguiendo era una simple armadura de metal desprovista de ataques a distancia. Gina era la peligrosa. Pero para poder hacerse de nuevo con su control necesitaba estar libre de distracciones, le sobraba el robot "acosador".

Aunque le resultaba molesto tener que reducir su solución a algo físico, Zenitram hizo uso una vez más de sus poderes de movimiento de metal, alzando al robot que le perseguía y colocándolo en ángulo con Gina, convirtiendo la amenaza en un escudo "vivo" levitando a un palmo del suelo. Sin apoyos, sin capacidad de alcanzar nada, se había convertido en un simple títere inofensivo. Quedaba qué hacer con él, pero en una situación así a veces había que ir un paso tras otro. En el fondo sólo tenían que ganar tiempo.

Atajo había caído, al igual que Sirena... si las cosas seguían así no les quedaría mucho tiempo antes de que Damocles terminara con ellos y siguiera generando el caos desde aquel lugar privilegiado. O no, la verdad es que no podía meterse en la cabeza del robot para saber que tenía entre manos.

- Mírate, dominado por el odio y por la sed de venganza .- Aquella vez el tono de voz de Diana denotaba lástima. Es cierto modo sentía pena de aquel que los amenazaba -. Ser completamente incapaz de superar una derrota y ver tu "vida" limitada a vengarte y volver a fracasar en el intento... de verdad que lo siento mucho por tí. Y lo siento porque la sola probabilidad de perder contra tí no es suficiente como para que dejemos de luchar por una causa que creemos justa... y eso es lo que a tí te falta, una causa justa por la que luchar y mantenerse en pie.

A la vez que decía aquellas últimas palabras se lanzaba con todo lo que tenía a por el robot que los amenazaba. Sus manos por un instante volvieron a ser las que eran, para entrelazarse y transformarse en un martillo normal, no aquel martillo masivo en el que solían convertirse sus manos juntas, sino un martillo más pequeño y preciso. Con todas las fuerzas que le quedaban, y quizás algunas más trató de golpear el punto vulnerable que sus compañeros habían creado antes de que el robot le pusiera solución.

Moussa acababa de pagar con su propia sangre la estupidez de haber tratado de "negociar" con un ser sin alma. Desde su llegada al Liceo había tachado a infinidad de personas de traidores y enemigos, pero cuando por fin tuvo a uno delante ¿Qué es lo que hizo? El más completo de los ridículos y la mayor de la estupideces.

Apoyado contra la pared del laboratorio, era incapaz de saber qué es lo que sucedía a su alrededor. Su visión estaba borrosa y era incapaz de ver más allá de sí mismo. Los sonidos tampoco le ayudaban a identificar lo que sucedía a su alrededor, pues sonaban lejanos e incomprensibles.

Perdido en sus propios pensamientos y ajeno a lo que sucedía a su alrededor, tan solo era capaz de concentrarse en los latidos de su propio corazón. Su ritmo, antaño acelerado, se volvía más y más lento a cada instante. Era como si su propio corazón estuviese perdiendo cada pizca de poder que tenía.

"Eres un idiota Moussa ¿De verdad creías que esa máquina psicópata se convertiría en tu amigo? La has cagado y no has servido para nada en este combate. El escudo Asgard, del que te sientes tan orgulloso, no ha logrado evitar que tus compañeros salgan heridos. Tu ataque más poderoso, ese con el que tanto disfrutas desintegrando cosas, apenas ha logrado crear un rasguño en la armadura de Damocles. Lo único que podías aportar al equipo, era la capacidad de teleportarlos fuera de aquí, pero incluso en eso has fallado. Pensabas que ahora que tenías poderes todo sería diferente, pero una vez más tan solo te queda el sabor de la sangre en los labios"

Con gran esfuerzo, logró alzar la mano hasta la altura de sus ojos y contemplar cómo el líquido carmesí de su sangre la envolvía por completo. No sentía dolor, aunque sí un tremendo frío que parecía colarse hasta sus propios huesos. Se sentía agotado y el mero hecho de mantener los ojos abiertos le suponía una tarea titánica. Lucho por mantenerse despierto, pero como si de dos grandes losas de piedra se tratase, sus párpados finalmente cayeron sumiendo al senegalés en un mundo de oscuridad.

-¡ATAJO! -grité con los ojos como platos.

Esperaba que reaccionara, que despertase.Tal vez sus poderes habían amortiguado el golpe, tal vez había...

Mi corazón empezó a latir el doble de fuerte y rápido. Apenas oía lo que decían mis compañeros. Solo sentía los latidos y la sangre en mis orejas.

Habría justicia. Damocles tenía que pagar.

-¡Hijo de puta! -le grite enfadado.- ¡Hijo de puta! ¡Hijo de puta!

Podría haberle dicho algo  más épico. Quizá una cita de algún anime, o quizá alguna frase inspiradora, pero no podía. Solo quería acabar con el robot. 

Una parte de mi, la cual en este momento era minúscula e inaudible, me decía que no me dejará llevar por la ira. Que la ira lleva al Lado Oscuro y eso nunca salía bien. ¿Pero como me iba a enfrentar a un capullo como Damocles?

Me fijé en la grieta que mis compañeros habían abierto en la armadura. Ahí tenía que atacar.

Cogí carrerilla y salí corriendo hacia Damocles, con el puño en alto.