Partida Rol por web

[color=#9A2EFE]~ Ya suponía que Aitor traería un montón de música ~[/color] dijo alegremente Salara, con su vibrante y cantarina voz telepática.

Las tentativas de Diana para que Hermes y Averno los acompañasen al karaoke hicieron que los dos adolescentes se mirasen, dubitativos.

- No sé, esto es más bien un rollo de vuestro grupo.

- Una actividad para cohesionar al equipo – puntualizó Hermes.

- Eso… osea que no pintamos mucho.

- Aunque os acompañaremos hasta el local.

- Le debo un favor a la Gatita, así que es hora de pagar – admitió el chico demonio -. Pero tranquilos, mis métodos de transporte son completamente seguros.

- Normalmente.

- Aquella vez fue un accidente aislado, y lo sabes. Esto se me da bien, es “mi cosa”.

En aquel momento, Moussa notó como Averno buscaba su mirada y le guiñaba un ojo. “Nuestra cosa” puro leer en sus ojos carmesíes.

[color=#9A2EFE]~ Bueno, nuestra salida ya ha sido autorizada por el director. Así que no perdamos más tiempo.[/color]

Averno chasqueó los dedos – puro dramatismo – y una densa bruma roja los envolvió de pronto. Todos notaron como se despegaban del suelo, una extraña sensación de ingravidez… y luego un calor ciertamente sospechoso. Instantes después, al disiparse la bruma, los adolescentes se encontraban en un lugar completamente distinto al vestíbulo del Liceo. 

Centro de Barcelona, una tarde de viernes

La relativa calma del vestíbulo del Liceo se vio substituida por el bullicio de la ciudad condal en una tarde de viernes. Los adolescentes aparecieron en una acera en pleno centro de la ciudad.

Había bastante gente caminando a su alrededor, sin reparar en los miembros más variopintos del grupo. De hecho, nadie parecía haberse dado cuenta de que habían aparecido allí en medio de una llamativa niebla roja.

[color=#9A2EFE]~ ¡Muy bien! Este es el local que alquilaste, ¿verdad, Aitor? ~[/color] preguntó Salara mientras alzaba una manita hacia el frente.

La puerta de un local les daba la bienvenida con un gracioso letrero que rezaba “A VIVA VOZ Karaoke” y mostraba a un chico trajeado frente a un micrófono de pie.

[color=#9A2EFE]~ También hay contratado un servicio de cáterin, ¡así que no pasaremos hambre![/color]

Marina corrió hacia la puerta y la abrió. Se asomó al interior, para luego hacer señas a los demás para que la siguieran.

El local era más que nada un bar con distintos espacios destinados al karaoke, con cómodos sofás, mesas, pantallas y micrófonos. Incluso había una pequeña tarima al fondo.

Marina señaló con decisión a la tarima. ¡Ahí iban a ponerse!

Mientras la muchacha corría hacia el fondo del local, una mujer relativamente joven salió de detrás de la barra y se acercó al grupo principal.

- ¿Vosotros sois los de la reserva? – preguntó con una suave voz, ciertamente relajante – Zumac… ¿Zumalacárregui? – leyó de un bloc de notas.

^{_{- Sí, esos somos nosotros –}} respondió Salara con su típica voz apenas audible.

La mujer pareció entenderla al instante, porque sonrió y asintió con la cabeza.

- Muy bien, pues lo tenéis todo listo. Los del cáterin no tardarán en llegar, poneos cómodos. Si necesitáis cualquier cosa estaré por aquí. Me llamo Anna.

^{_{- Muchas gracias –}} respondió Salara ^{_{-. Hemos traído nuestras propias canciones. No habrá problema, ¿verdad?}}

- Después de estos años sigo flipando cuando la veo hablar con la gente normal – comentó Averno desde atrás, donde formaba junto a Hermes la retaguardia del grupo.

El telequinético asentía con la cabeza, dándole la razón.

-Todavía no estoy segura, Sara. ¿Eres Sara, verdad? Aitor dice que tengo todo un mundo que experimentar. Me apetece mucho aprender de vosotros -dijo Gina, todavía inocente, carente de toda capacidad de mentir.

Su voz sonaba extrañamente humana y femenina, cálida incluso. Su cara, antes más sugerida que fabricada para serlo, ahora sí funcionaba de manera bastante expresiva.

Gina, la nueva Gina, se integró con el equipo 4 lo mejor que pudo. Era como una niña con cuerpo de mujer, bueno, de ginoide. Intentaba no molestar, pero sus preguntas eran inesperadas, a menudo rozando lo inapropiado ("¿siempre haces ese ruido al beber?"), salvo que uno se pusiera en su piel y se diera cuenta de que, efectivamente, todavía tenía todo un mundo por experimentar.

El joven vasco a diferencia de su robot, se integraba con dificultad. Era evidente que siempre que hablaba con alguien trataba de morderse la lengua para no parecer un cerebrito, pero sus esfuerzos eran en vano. Todos sabían que lo era. El vocabulario rico y extremadamente preciso que utilizaba lo exponía a todas luces. Era un inadaptado. No podía interactuar normalmente con la gente. Los únicos con los que mantenía contacto de forma habitual eran otros genios y científicos, a menudo muchos años mayores que él. Pese a todo, perserveraba.

Aitor hacía de DJ del karaoke, suministrando eficientemente canciones y letras según se iban pidiendo. Así, sentado tras el ordenador de la sala, con su tablet al lado, quedaba protegido por su "cargo", no pudiendo bailar o cantar. Lo que para él era sin duda un alivio.

-¿Sabes que ha preguntado por ti? -le dijo a Moussa cuando tuvo ocasión de hacerlo sin que les oyera Gina- Le conté lo que hiciste con Damocles y está impresionada... -le dejó caer.

¿Cáterin y todo? Eso no lo esperaba Sara, quien creía que tan sólo venían a cantar.

- Oh vaya, pues al traste la dieta. Un día es un día.

Se encogió de hombros pensando que esta noche iba a ser una excepción y podría atiborrarse.

- De acuerdo muchachos, es tradición empezar los karaokes con algo del estilo "don't worry be happy" o "don't worry about a thing".

Había que ir pensando en empezar y para ello había que romper el hielo inicial. Sara estaba encantada con el tema de la fiesta pues tanta clase y tanto ejercicio y tanto malvado suelto al final cansaba un poco. Se merecían ese descanso.

- Apuntaos conmigo, vamos.

Era cuestión de lanzarse al ruedo, así que sonrió al resto preparándose ya para ponerse manos a la obra. La joven parecía determinada a desmelenarse esa noche.

Esta vez solo llevaba una camisa negra (de botones), sin nada debajo, y unos pantalones tejanos. No quería llamar al mal tiempo llevando el uniforme por debajo. Y total, si peleábamos podría luchar a pecho descubierto y lucir músculo. Jeje.

-Uuuuh. -dije cuando la niebla rojiza nos envolvió. El efecto seguía impresionándome, era bastante bonito y no me sentaba mal como lo hizo el de Moussa. Al llegar tambien exclamé- Oooooh. ¡Guay!

En mi cabeza me hacia preguntas como "¿La gente vera a Salara como una humana normal? ¿Estará encubriendo a Gina también? ¿Serían sexys en la imaginación de los demás?" Pero mejor no preguntar esas tonterías, seguramente serían obvias.

Una vez dentro, Sara fue la más animada en cuanto a cantar.

-¡Al diablo la dieta! -dije alegremente. Yo no hacia ninguna dieta, más bien todo lo contrario, pero tenías bastante hambre.- ¡Yo canto contigo! Pero más tarde me pido cantar el Opening de Ataque a los Gigantes y Chandelier.

Me desabroché el primer botón de la camisa y me dirigí a la tarima.

La chica se resignó a que Hermes y Averno se marcharan al dejarlos en el local, así que cuando llegó el momento de despedirse simplemente les sonrió y se despidió.

- Bueno... otro día será ¿eh?.- Se dirigió a los dos -. y que conste que si nos caemos redondos al suelo con algunas imitaciones, os tendré rencor siempre por no estar ahí para caer con el resto .- Rió con una leve carcajada.

La chica a cada paso iba fijándose en la "nueva Gina" en su forma de actuar, sus gestos y muecas faciales... la verdad que Aitor había hecho un gran trabajo. Parecía que había trascendido al igual que E.S.T.H.E.R y D.A.M.I.A.N. y eso, en cierto modo, la asustaba y la emocionaba a partes iguales.

Cuando Sara se lanzó a romper el hielo - Quien mejor para hacerlo que Sara - la chica dio un paso hacia su compañera y le puso el brazo por encima del hombro.

-Vamos allá.- Le dijo con una sonrisa en los labios -. Y no os preocupéis si no participáis, yo puedo cantar por vosotros .- sacó la lengua por el lado derecho y guiño el ojo izquierdo en una mueca bastante jocosa -. Venga animaros, ¿o tendré que hacer yo el ridículo por vosotros? .- Se acercó a la oreja de Sara e hizo como que susurraba, pero con esforzarse un poco podrían oírlo -. Ten a mano el móvil para sacar un par de fotos de Aitor, Moussa y César cantando en el karaoke, si no son ellos, ya me encargaré yo de que lo parezcan .- Sonrió de nuevo. Simplemente intentaba que sus compañeros se unieran a aquella fiesta, en realidad no sabía si tendría el valor suficiente para transformarse en ellos y cantar.

Los adolescentes no tardaron en comenzar a pasarlo bien. Aitor comenzó a cargar las canciones, y Sara, Diana y Rudy subieron juntos al escenario.

- Parece que está todo en orden – comentó Hermes desde la entrada del local -. Nosotros nos iremos ya.

Salara se le acercó dando saltitos, a lo que el joven respondió agachándose. Se dieron un beso, rápido pero tierno.

- Pero otro día saldremos de fiesta juntos, no lo dudes – dijo Averno, respondiendo a Diana mientras le guiñaba un ojo.

Antes de irse, el chico demonio miró un instante a Moussa. El senegalés pudo ver en sus ojos cierto atisbo de intención, de voluntad de decir algo. Pero no dijo nada, simplemente se marchó.

Justo cuando se cerraba la puerta detrás de los dos veteranos, la fiesta comenzó.

A petición de Sara, la primera canción de la noche fue “Don’t worry be happy”, fielmente interpretada – aunque no sin cierta risa – por el trío de valientes que había decidido comenzar.

Marina, que se había sentado cerca del escenario aplaudía con entusiasmo. Sonreía ampliamente y se llevaba una mano a la boca para reír silenciosamente cuando alguno de sus compañeros desafinaba.

Por su parte, César había decidido asaltar los sándwiches de Nutella que había con la barra. Miraba, algo distraído, a sus compañeros. Sin embargo, no parecía muy motivado con el tema del karaoke.

Cuando Diana, Sara y Rudy hubieron acabado la primera canción, Salara se levantó de su asiento y se acercó al escenario.

[color=#9A2EFE]~ Venga, novatos. Fuera del escenario, nos toca a nosotras ~[/color] ordenó, juguetona.

Marina se levantó de su asiento casi de un salto. Había estado deseando que llegase su momento. Aquel momento fue acompañado de cierta tensión. Durante la ceremonia del nombramiento todos habían presenciado el efecto del poder de Marina. ¿Iba a repetirse?

Tanto Salara como Marina parecían seguras de lo que hacían. Subieron al escenario juntas, y Salara indicó a Aitor qué canción debía poner.

Resultaba que Marina era fan de Celine Dion, y se sabía la mayoría de sus canciones. Aquella era la que habían escogido para aquella ocasión. La música comenzó a sonar, pero Salara y Marina no llevaban ningún micrófono.

La alienígena miró a su protegida y sonrió. Todos comenzaron a oír la voz de Sirena, tal como era. Dulce, aflautada, e increíblemente afinada. Pero no la oían con sus oídos, sino en sus mentes. Salara se le unió, y aunque no estaba a la altura de la habilidad de Marina, la canción dejó el listón bastante alto.

Cuando hubieron acabado Marina se puso roja como un tomate, hizo una reverencia apresurada y salió del escenario.

Salara reía, divertida. Se bajó de un saltito del escenario y miró a Aitor y Moussa, que estaban hablando en aquel momento.

[color=#9A2EFE]~ ¿No vais a probar? ~[/color] les preguntó con una sonrisa traviesa.

-No, no voy a probar, voy a dejaros impresionadas... -aseveró Aitor con seguridad apabullante.

El vasco hizo un par de clicks en su super-tablet (porque había hackeado de alguna manera el "prehistórico" del karaoke nada más llegar), se levantó del asiento y se dirigió al escenario sin temor alguno. Había gente que tenía miedo escénico, Aitor no era de esas personas. Sentimientos... no, él no se relacionaba con esas cosas. O al menos eso parecía. Apariencias... Porque ¿cómo alguien sin sentimientos ponía a sonar una canción como "Happy"?

En un acto de arrogancia plenamente asumible para un genio como él, Aitor había puesto el video original de la canción, sin subtítulos, en el proyector de la sala, desconectando simultáneamente la pantalla del monitor del karaoke. Subió al escenario y se colocó mirándoles directamente a ellos, sin hacer ni caso al monitor o al proyector.

El videoclip comenzó, marchoso como era, y Aitor comenzó no sólo a cantar, sino a replicar *exactamente* los movimientos coreográficos que que hacía el cantante en pantalla. Por supuesto, rápidamente pidió la colaboración del "público", el resto del equipo 4, básicamente llamando a palmear como en la canción.

La verdad sea dicha, el chico no tenía mala voz, pero lo verdaderamente sorprendente era todo aquel montaje que se había hecho...

-Oooh. -dije con el vello de punta mientras atendía a la actuación de Marina y Salara-senpai.- Alucinante.

Me alegró saber que Salara neutralizó los efectos indeseados que podía producir la voz de Sirena. Agradecía que no nos fuésemos a marear, enfadar o que sé yo, una tensión indeseada. Fue una actuación bonita.

Y luego llegó Aitor, algo de lo más inesperado. Habría apostado un pie a que él era el último en salir. Cantaba bien el maldito, que suerte. ¡Incluso se movía con el estilo! Fue una sorpresa ver al genio vasco en esa situación.

-WHOOOOO. ERES EL MEJOR AITOR. -le grité a mi compañero.

En cuanto Zenitram se bajó del escenario yo me levanté de un salto. Le susurré al oído la canción que quería y esperé a ver si me la ponía.

Fui con paso decidio al escenario, cogí el micrófono y con una voz dulce dije rapidamente.

-Kono bangumi wa goran no suponsaa no teikyou de o-okuri shimasu. -y guiñé un ojo a Sara.

Esto era lo que decían los japoneses justo antes de un capítulo de anime. Esperaba que significase algo como "relájense y disfruten del show".

Entonces cerré los ojos y comencé a cantar en un perfecto japonés.

Canté con la mayor pasión que pude. Me olvidé de todo lo demás. De los ataques, de los problemas, de los traumas. ¡Era mi momento de brillar!

Ya pasaría vergüenza luego.

 Diana se emocionó al oír la canción cantada por Marina y Salara, no por la profundidad de la canción, o por lo bien que lo hicieran - que además también había sido el caso - sino porque gracias a Salara, Marina había podido cantar sin dejar K.O. al resto del equipo, y a la chica se la veía la mar de contenta.

Luego llegó la actuación de Aitor, que usando sus habilidades y una voz y una coordinación que la chica no esperaba, había hecho de su actuación un verdadero espectáculo... y quieras que no, aquello había despertado en Diana una pequeña chispa de rivalidad. No para con el chico, sino para su actuación. Definitivamente tenía que idear una manera de sorprenderlos a todos.

Cuando Rudy comenzó a cantar aquella conocida - o por lo menos para ella - canción, la chica sonrió y buscó por todos lados una cosa que había visto en algunas salas de karaoke en Estados Unidos, y aunque Barcelona, claramente, no era lo mismo que Nueva York, dio la casualidad de que habían dado con un local bastante puntero. Mientras tarareaba la canción que Rudy había elegido, comenzó a idear una forma de dejarles a todos boquiabiertos.

- Ejem, Cojum .- Carraspeó al terminar Rudy su actuación, mientras le aplaudía -. Ahora me toca a mí .- Sonrió mirando a Rudy y le pedía el micro que sostenía en las manos -. Vamos a ver como sale, que hace mucho que no lo practico .- Una mueca de duda surgió en su rostro aunque al poco tiempo se tornó de nuevo en sonrisa.

La joven bajó la intensidad de las luces, le pidió a Aitor una canción por lo bajini y apretó un botón de un mando que tenía en las manos. Parecía el mando de activación de una máquina de humo situada en el escenario lo que creó una cierta aura de misterio. Cuando la música comenzó la nube de humo se aclaró un poco y pudo vislumbrarse una cara conocida, que al segundo cambió a otra fundiéndose con el humo.

Durante la actuación el humo fue disipándose y volviendo, aunque en ciertas partes se veía claramente a una de ellas bailando - quizá no con tanta precisión, pero se movía bastante bien - para luego volverse a fundir con el humo a la vez que su cara cambiaba. La voz era exactamente la misma que cada una de ellas, parte del poder de la joven era precisamente ese, amoldar su voz también a la de la forma que adaptaba. Y la actuación no desmereció para nada ningún directo de las artistas, aunque quizá le faltaba algo de la presencia que ambas tenían cuando se subían a un escenario. Pero sin duda la metamorfa tenía un gran control sobre su poder.

La cosa se animó bastante rápido en el Karaoke. Sara, Diana y Rudy empezaron fuerte cantando los tres a la vez, y de ahí solo fue mejorando. Marina se subió al escenario después y por un momento Iván no supo qué iba a hacer ella, no podía hablar, ¿no?

Su voz fue retransmitida directa a sus mentes vía Gata Lunar, y todos pudieron apreciar el talento de Marina. Era una pena que no pudiese hacer lo propio de viva voz, realmente.

Continuó Aitor con otra canción que Iván no conocía ni de pasada (como todas las otras), pero con una puesta en escena espectacular, digna de Zenitram, y bastante buena voz. La canción era pegadiza, si algo repetitiva, aunque quizá eso la hacía tan… ¿alegre? Era fácil de cantar aun para ser la primera vez que la oía.

Rudy salió con una canción en japonés, e Iván se preguntó si entendía lo que estaba cantando. Probablemente no. Tampoco esperaba que todos entendiesen todas esas canciones en inglés, como él tampoco lo hacía. Bueno, Aitor si, y Diana era americana… Rudy quizá si entendía el inglés, ¿no había estado en Londres haciendo cráteres? Pero estaba casi seguro de que no sabía japonés. De todas formas, la canción no le decía mucho, pero se notaba que a Rudy si lo hacía, y la melodía era bonita así que la disfrutó.

Siguiente fue Diana, que elevó la barra hasta los cielos usando sus poderes en el escenario. A Iván aquella canción no le gustaba demasiado, pero el espectáculo que su compañera proporcionaba lo compensó con creces. Iván aplaudió con fuerza, y se decidió esta vez a salir el al escenario, andando por el suelo como las personas por una vez y sin que sentase precedente.

Cuando se cruzó con Diana le pasó la mano por la cintura y le hizo darse la vuelta.

- Tú te vienes conmigo, - le sonrió, guiñándole un ojo - necesito una compañera para esta.

Cogió a Diana de la mano – no más que la punta de sus dedos – y la llevó de vuelta al escenario consigo.

- Yo no conozco tantas canciones como vosotros. En siguientes turnos seguro que acabaré cantando alguna de las vuestras, pero para empezar me gustaría cantar una que casi seguro todos conocéis. Una de las buenas. Aitor, ¿Tienes a Frank Sinatra? ¿Something Stupid? ¿Si? – se dirigió a Diana – La conoces, ¿Verdad?

Tras la confirmación de Diana, en cuanto la música empezó y antes de que la letra arrancase, Iván le hizo una reverencia al más puro estilo gentleman, y extendió su mano derecha con la palma hacia arriba, pidiendo la de ella. Sus manos apenas se juntaron, los dedos de ella reposando sobre los de él, pero fue suficiente. El chico Hada canalizó su poder a través del leve contacto y extendió su capacidad de vuelo a su compañera, elevando a ambos del suelo no más de un par de centímetros, a la vez que dejaba que la energía caótica fluyese a su alrededor, no más que unas motas multicolor danzando alrededor de la pareja.

Cuando la letra empezó el chico hada se quedó bastante perplejo, pues no era la voz que esperaba ¿Dónde estaba Sinatra? Sin embargo la canción era la misma y le tocaba cantar, así que Iván clavó sus ojos en los de Diana, y cantó así toda la canción, sin necesidad de mirar la letra. Falló en más de una, obviamente no entendía del todo la letra y se inventaba algunas partes, tarareando cuando no entendía del todo, pero al fin y a la postre no lo hizo del todo mal.

Cuando la música terminó les hizo descender, y besó la mano de Diana, antes de ofrecerle una reverencia a ella, y otra al público.

Moussa no estaba con ningún ánimo para fiestas, pero se obligó a sonreír cuando Diana se plantó frente a él colocando las manos sobre sus hombros. En aquel momento no supo que responder y se limitó a asentir con la cabeza. Diana le resultaba alguien demasiado madura y empática, quizás por eso se sentía intimidado por ella. Sabía que era una tontería, pues la joven siempre había tratado de ayudarlo, pero aquellos dos rasgos le imponían respeto.

Una vez todos reunidos y ya en el Karaoke, se encaminó a la mesa con comida junto con César. Ambos se habían hecho buenos amigos y se alegraba que el pirokinético del grupo estuviese tan entusiasmado con el encargo que le habían hecho al club de inventores. Lo que César no sabía, era que Moussa solía ir a las cocinas después de las clases para ayudar a Juanjo, uno de los cocineros. Se había hecho amigo de él algunas semanas atrás y siempre le pasaba los mejores postres de la escuela, claro que procuraba no abusar de su amistad. Por ello cuando el club de inventores aceptó el encargo del guantelete Ifrit a cambio de una buena cantidad de helados, decidió ayudar a Juanjo con algunas tareas a cambio de los helados. No es que fuese realmente necesario, pues el cocinero era muy buena gente y estaba dispuesto a dárselos sin más, pero Moussa prefería pagar sus deudas.

Sin demasiados ánimos para subir al escenario, se paseó entre sus compañeros sin pararse realmente en ningún sitio. Se sorprendió del talento de algunos de sus compañeros para el canto o al menos del ímpetu que mostraban en el escenario. Claro que lo que en un primer momento comenzó como un sencillo duelo de karaoke, acabó convirtiéndose en todo un espectáculo. Sus compañeros se estaban esforzando más y más a con cada actuación llegando incluso a animar al joven senegalés.

En un momento de la velada, Aitor se dirigió a él para indicarle que le había contado a Gina sobre su actuación con Damocles. Moussa tan solo fue capaz de soltar un suspiros cansado y encogerse de hombros.

-No fue mi mejor momento. ¿Pero sabes lo peor de todo? Que pese a que casi me aplasta el corazón con su puño metálico, aún creo que puede ser salvado. Supongo que por eso no soy un genio como tú.    -Después guardó silencio durante largo rato observando a Gina.    -¿Por qué lo has hecho? Muchos no la aceptarán y no tendrá una vida fácil. Nosotros somos humanos con poderes y el mundo nos odia por ello, así que imagina lo que les parecerá encontrarse a alguien como Gina. Además ¿Has pensado lo que harás si ella elije seguir un camino que se aleja del tuyo? Ahora eres como una especie de padre para ella ¿No? Ella aprenderá de ti y puede que un día desee irse a vivir su propia vida ¿La dejarás ir?

Las actuaciones seguían desarrollándose de forma espectacular, aunque ninguna como la de Diana. La de meter allí en medio a su amada Beyonce fue más que suficiente como para decantarla directamente como ganadora del Karaoke. Por otro lado, cada vez tenía más claro que pasaría de subirse al escenario. No conocía muchas canciones y las pocas que solía escuchar eran en inglés...un idioma que no controlaba en absoluto. Si subía al escenario tan solo haría el ridículo y no le apetecía lo más mínimo, ya lo había en su actuación con Damocles y no estaba dispuesto a repetir. Así que siguió caminando por el karaoke hasta situarse en la mesa del DJ. Trató de buscar la opción que ponía las voces mucho más graves o finas, pero no había nada parecido o al menos no había una etiqueta que pusiese "Voz de pito" Pero mientras trasteaba en la mesa de DJ se le ocurrió una idea y lanzó una mirada a Sirena.

-Aitor...   -Dijo tras aparecerse junto al Vasco.    -Tengo un encargo para ese gran cerebro tuyo, aunque no creo que sea realmente un reto para ti. Marina no puede hablar sin que su poder nos afecte a todos ¿No? Pero...¿Y si usase un modulador de voz o algo por estilo? Hay peña que canta de culo, pero que al pasar su voz por estos aparatos parece que cantan la leche de bien. ¿Crees que se podría hacer algo parecido para Marina?

Había que ver cómo se estaba animando aquello, mucho más de lo que Sara había creído. Además que estaban todos poniendo el listón altísimo. Hasta Aitor se lanzaba. Y Rudy sabía mucho japonés, eso sí que era un fan acérrimo.

Se había alegrado de escuchar a Marina cantar gracias a la argucia de Salara. Le pareció estupendo.

- Yo también quiero cantar con vosotras, algo de Pablo Alborán, ¿no? Y con Rudy alguna de anime que no esté en japonés...

Miró al joven esperando que a él se le ocurriera alguna.

- Tiene que haber alguna chula.

La verdad es que su conocimiento no era tan profundo.

-No digas esas cosas, Moussa. Te envidio, ¿lo sabías? Tienes corazón, sentimiento, esperanza. A mi me cuesta mucho no verlo todo de color gris. Gina se mostró interesada, tal vez se lo podrías contar tú... -contestó el genio vasco al senegalés.

Aquello era una media-verdad, no le envidiaba su intelecto a Moussa, sino la capacidad que tenía de interaccionar de forma convencional con la gente. A Aitor le costaba horrores rebajar el nivel de la conversación para tener algo en común con la gente de su edad y, de hecho, ahora apenas podía hablar libre y relajadamente con un puñado de personas en todo el planeta. Y siempre de cosas bastante específicas. A menudo en idiomas de los que sus compañeros del Liceo ni siquiera habrían oído hablar.

En todo caso, sus comentarios sobre la ginoide atrajeron nuevamente su atención.

-Muchos tampoco me aceptan a mi, o a ti, ¿qué diferencia hay? La mayor parte de la humanidad se pasa el tiempo odiándose a sí misma por no tener esto o aquello, o tener una característica física o mental determinada y no otra. Supongo que parte de la respuesta a por qué la he creado es "porque podía". No es una buena respuesta, pero se acerca bastante a la realidad. Llevo tanto tiempo trabajando con máquinas estúpidas, que para mi Gina es un fresco aire primaveral tras un largo y agobiante invierno. La mera experiencia de haberla creado y dotado de inteligencia, el poder estar aquí mientras aprende, mientras desarrolla conocimientos y emociones, me resulta extremadamente gratificante. Es como una hija, sí, pero una a la que puedo corregir y mejorar físicamente en caso de necesidad. Espero no necesitar hacerlo, ya veremos. Y si decide independizarse, o incluso si se enemista conmigo, cosa que espero que no pase, claro, dejaré que siga su camino. Espero que cuando llegue ese día esté preparada para enfrentarse al mundo. Y no me refiero a su capacidad de destrucción... Supongo que es más o menos lo que sentiría cualquier padre que se precie de serlo.

El vasco, tras la charla con Moussa, continuó con sus quehaceres karaokeros, suministrando aquellas canciones que eran solicitadas, esmerándose en conseguir que toda la instalación funcionase al máximo rendimiento, a pesar de sus múltiples limitaciones.

Cuando Moussa regresó nuevamente, apareciéndose al lado, Aitor ni pestañeó y se incorporó a la conversación de forma fluida y natural:

-Se podría combinar un supresor de sonido con un detector de vibraciones que tradujese las vibraciones en palabras artificiales, sí. Es decir, sí que se podría, aunque supongo que tendría que llevar una especie de collar. Uno bastante caro. Ahora, las pruebas pueden ser realmente interesantes...(1)

César se acercó a Aitor y Moussa, ofreciéndoles sándwiches de Nutella.

- Están muy ricos – argumentó, con la boca llena.

No parecía tener muchas ganas de querer subirse al escenario.

- A mí lo que se me da bien es bailar, paso se hacer el ridículo – dijo mientras se encogía de hombros.

En ese momento, Marina tiraba de las manos de Sara y de Salara para que subiesen con ella al escenario. Parecía que aquello de cantar juntas le había gustado. Salara le transmitió un mensaje telepático a Aitor, el nombre de la canción que iban a interpretar.

César se cruzó de brazos mientras se acomodaba en el sofá.

- Yo creo que estuviste genial. Pocas personas habrían sido tan valientes.

Había escuchado parte o la totalidad de la conversación de Moussa con Aitor. Como era típico de él, no le importaba lo más mínimo si aquello podía considerarse “de mala educación”.

- Pero ese hijo de puta no se merece que lo intentes salvar. Casi te mata – se notaba que había estado preocupado como el que más por su compañero después del suceso. Miró a Aitor y a Moussa con cara de circunstancia – Osea, a todos… Casi nos mata a todos.

Carraspeó.

La voz de Sara, proyectada por el micrófono, se entrelazó de manera hipnótica con las voces mentales de Salara y Marina. Fue, sin duda, un espectáculo curioso.

A medida que progresaba la fiesta, la frecuencia de las canciones fue disminuyendo. Los adolescentes comenzaron a apalancarse y a ponerse a charlar entre ellos con la música de fondo.

Salara parecía especialmente distraída, como sumida en sus pensamientos.

Cuando al terminar su actuación en solitario Iván le propuso que cantara con él, no pudo negarse. Menos mal que aquella canción era una de las favoritas de su madre... que cuando no estaba machacando el culo de gente peligrosa, era bastante cariñosa y gustaba de todo lo que incitara al romanticismo.

La canción quedó bastante bien, y aunque a veces tuvo que apartar la mirada a Iván por pura vergüenza, sus voces empastaban bastante bien, y hacían una bonita combinación. Tras terminar hizo lo propio e hizo una leve reverencia a Iván y le acompañó en la que presentó al público. Y al bajar, bastante exhausta ya, decidió ir a por algo de comida y bebida a la mesa del cátering - Definitivamente cambiar tanto de apariencia en tan poco tiempo le había dejado un agujero en el estómago - y allí de refilón escuchó la conversación de sus compañeros acerca del dispositivo de modulador de voz.

- La verdad es que sería una genial idea, y otra cosa que no estaría mal sería un dispositivo que Marina pudiera activar y que nos aislara de su poder a nosotros, así no tendría que tener miedo de afectarnos.. eso sí, siempre que no estemos en medio de una ciudad, claro .- Guiñó un ojo a los chicos haciéndoles ver que lo había oído todo -. Os robo un par .- Dijo dirigiéndose a Moussa y a César con una sonrisa pilla en los labios mientras cogía un par de sandwiches de Nutella que comenzó a comer tranquilamente -. Y por cierto...- Dijo tras tragar un trozo -. estoy cien por cien de acuerdo con César, salvo en lo de que D.A.M.I.A.N. no se merece ser salvado, pero eso no nos corresponde a nosotros decidirlo... a lo que iba .- Se aclaró la voz -. Creo que lo que hiciste allí dentro fue muy noble por tu parte, y que fuiste muy valiente. Por mucho que no halla salido como esperabas, no quiere decir que no fuera una opción válida como cualquier otra, aunque también muy arriesgada.

Siguió comiendo un par de bocados, pero recordó algo que tenía que haber dicho en cuanto terminó el combate contra D.A.M.I.A.N., pero que por respeto o por cierto luto y decoro se había guardado. Pero para eso era exactamente esa salida ¿no?, para hermanarse los unos con los otros, para hacer de aquel grupo de adolescentes un verdadero equipo.

- Por cierto "capullos" .- Dijo con unas maneras impropias de ella, pero en las que se notaba un tono de complicidad enorme -. Me habéis hecho cabrear, que lo sepáis .- Dijo con gesto serio y el ceño fruncido, para segundos después volver a sonreír como siempre -. La próxima vez que intente que el enemigo centre su atención en mí, no os pongáis de machitos y dejadme hacer mi trabajo, que si me fastidiáis las frases épicas las pullas no funcionan igual. Quizá a la próxima no tengamos tanta suerte.

Alargó su brazo y trajo una silla hasta donde se encontraba... llevar tacones no era lo más cómodo del mundo, sobretodo cuando estás acostumbrada a que los tacones sean parte de tu propia piel. Volvió a sonreirles socarronamente y continuó comiendo.

-¿Me afectaría a mi el canto de Marina, Aitor?(1) -preguntó repentinamente Gina, que se había acercado silenciosamente hasta allí.

La ginoide había sufrido muchos cambios, aunque en apariencia era casi igual a como la habían conocido. El detalle de su mayor ligereza de peso acababa de quedar evidenciada cuando había logrado llegar hasta allí sin sonar a "robocop". Ciertamente seguía siendo de metal, pero de alguna manera ahora era más ágil que lo que fuera en el pasado. Según Zenitram, había vuelto al diseño base y en lo que había trabajado era en su cerebro, descartando todo lo demás. Y ahora estaba de pruebas, "aprendiendo". Puede que aprendiendo sin comillas...

-Me están gustando mucho vuestras actuaciones, por cierto. Aunque no entiendo muchas cosas. Para empezar no tengo implementado el idioma inglés, Aitor -dijo a modo de pequeña reprimenda- pero la modulación de vuestras voces, para no ser cantantes profesionales y dado el contexto, me ha parecido bastante acertada.

Gina asistió a las conversaciones con mucho interés, sin duda almacenándolo todo en su cerebro electrónico para posterior análisis o comentario con su creador.

Cuando el tiempo entre las actuaciones de los integrantes del equipo 4 se fue ensanchando y ya era dudoso que nadie más subiera al escenario, Gina dio un paso al frente.

-He preparado una canción para cantarla, espero que no os importe. Aitor, ¿puedes poner Gracias a la vida de Joan Baez?

Aitor alzó las cejas, sorprendido, y venciendo rápidamente el estupor, tardó sólo un segundo en poner la canción, los subtítulos y un video en el proyector. El genio vasco estaba encantado y se notaba. Gina todavía no era capaz de transmitir sentimientos tan elaborados como la vergüenza, o la pasión, o tal vez no, tal vez no lo sentía, quién sabe.

Su voz, aquella voz extrañamente humana en un cuerpo metálico, resonó con profundidad, casi con sentimiento. ¿Era esa la misma Gina que había acompañado como portamaletas a Aitor aquel no tan lejano primer día en el autobús hacia el Liceo?

Seguía la conversación con la mirada, oyendo lo que iban diciendo mis compañeros, mientras me comía el tercer bocadillo de Nocilla.

Diana parecía diferente, hace unos días estaba más baja de ánimos, pero desde el ataque de Damian parecía recuperada. ¿Habría conocido a algún chico en el Liceo? ¡Tendría que investigar sobre ello!

En cuanto Gina habló, se centró mi atención en ella. Apenas había compartido palabras con ella desde que "renació" y ahora no sabía que decirle. Desde el primer día solté bromas sobre que era el "juguetito sexual" de Aitor, o que era su novia, pero ahora... Ahora era un ser en si mismo. Estaba viva. Ya no podía hacer bromar, podría herirle sus sentimiento. ¿Pero como se trata a alguien que hasta el momento había sido una "simple" máquina? Costaba hacerse a la idea de que Gina ahora era una consciencia más.

No aparté la vista de su actuación. Era increible como Gina podía hacer eso. Me hacía sentir algo extraño. Una mezcla entre nostalgia y alegría. 

-¡Bieeeeeeen! -aplaudí cuando acabó.

Esperaría a que bajara del escenario, entonces me pondría de pie. Cogí mi vaso de Fanta y dije para todos:

-Creo que es el momento de hacer un brindis. Creo que estos meses han sido una locura total. Las peleas que hemos librado, las clases superguays, las no tan guays, los ejercicios de equipo... Todo ha molado mucho. ¡Pero lo mejor ha sido compartirlo con vosotros! -me sonrojé como un tomate.- Po-por eso quería decir que estoy muy agradecido de haberos conocido a todos. Así que... ¡Por el Grupo 4!

Y levanté la copa al aire.

-Y Bienvenida, Gina. -dije guiñándole el ojo a la ginoide.

Estaba un poco alucinada con el tema de Gina. Además también veía a Diana bastante más contenta así que era positivo. El baile de la chica había sido espectacular. Eso de poder transformarse en Shakira y encima saber mover las caderas... 

- Ahora que lo pienso. Te harías rica en Hollywood como doble. Podrías hacer de todos los personajes de Star Wars para Disney o sustituciones de todo tipo. Vaya, se darían de golpes por tí.

Sonrió amigablemente pero en ese tiempo había aprovechado para acercarse a César y Moussa.

- Vamos chicos, que tenéis que actuar. Si el baile es lo vuestro, ¡pues adelante! Pero bueno... ¡después del brindis!

Cogió una lata de las de cero calorías, que bien sabía que los refrescos eran lo peor para la línea.

- ¡Viva el grupo 4! ¡Hip, hip, hurrah!

Exclamó y después rió divertida, siguiendo el juego a Rudy.