Partida Rol por web

Alberto fue el último en participar. Tras la noticia de Rudy todos habían comenzado a hablar, y él había permanecido callado y sonriendo, como esperando su turno para hablar. Pero entre aquel grupo de amigos no había tiempo para turnos, todo el mundo hablaba muy seguido.

¡O al menos así lo veía él!

- Claro que vendré - afirmó sonriente mientras Sara le agarraba el brazo.

Por efecto de su poder, Sara sintió una gran tranquilidad al tocarlo. Olvidó las preocupaciones, lo que pensaría su abuela de ella si la viera. Se sintió más libre.

- Lo pasaremos muy bien todos juntos - dijo para todos -. Pero, ¿cómo iremos? ¿Nos dejará salir Richmond? - preguntó, sumándose a la preocupación de Diana.

- Yo tengo la respuesta a eso - dijo una voz a sus espaldas.

Era Verónica, la profesora asistente. Daba clase de Matemáticas, ayudaba a los telépatas a desarrollar sus poderes y solía acompañar a los estudiantes en las excursiones por Barcelona.

¿Por qué?

Bueno, básicamente se encargaba de que ningún estudiante “peculiar” destacase demasiado entre la multitud. El Liceo seguía siendo una escuela secreta, oculta entre las montañas.

- Estoy al tanto de todo. Wrecking Mom ya había avisado a Richmond de su visita - indicó la profesora con su característico tono didáctico.

Verónica no destacaba entre el resto de profesores. Ni siquiera tenía un nombre de heroína. Tan solo era una mujer normal - a excepción de sus poderes telepáticos - con vocación por la enseñanza.

- El Director ha hablado conmigo para que, en el caso de que queráis hacer esta salida, os acompañe. También tengo especial interés en ir a la exposición, así que… ¿Qué me decís? ¿Preparo el autobús escolar?

No había contado con que al tocar a Alberto esa sensación suya podía aumentar. Seguro que había puesto cara de boba. Cuando el chico aceptó le sonrió.

- ¡Muy bien! Lo pasaremos en grande.

Se separó de él haciendo un esfuerzo de voluntad. Suerte que Sara sabía controlarse porque de lo contrario parecería la chica-lapa. En serio, no entendía cómo este chico no tenía ya novia con lo encantador que era y lo bien que hacía sentir.

- Estamos ya listos, pienso yo. Si hay que coger ya el autobús, se coge. No hay problema ninguno. Salvo que yo necesito una máscara.

Sonrió levemente porque ya estaba imaginando que se iban a meter en líos y no podía salir en el telediario de ninguna de las formas por lo que sus abuelos pudieran pensar.

- Sí, una máscara... Espera, lo mismo puedo hacer yo una.

Sara entonces se tocó la mejilla y trató de extender el hielo de manera que formara una especie de casco cubriendo su cabello y su rostro. No se había imaginado que iba a tener que recurrir a tal cosa pero si de repente aparecían robots iba a tener que protegerse antes.

- Qué os parece algo como esto.

Una vez formado, lo levantó para poder mirarlo ella con detalle.

- Es para que no me reconozcan. No me debo meter en líos hasta que termine mis años de liceo. Y como los problemas nos suelen seguir... Espero que no llegue a hacer falta.

Sonrió un poco azorada pensando en si no estaría exagerando.

-Joooo, tíos. -dije dejando caer mis hombros y poniendo cara de pena.- Se os echará de menos

Entonces apareció la sexy Verónica-sensei, que nos iba a llevar en bus. ¡Guay, no nos marearíamos en uno de esos portales!

Cuando todo se decidió, me dispuse a ir al bus cuando Sara dijo lo de la máscara. La chica ya iba preparada y la verdad es que no se le podía culpar. Yo llevaba el uniforme del liceo, con mi capa incluida, siempre que salíamos o hacíamos algo un poco diferente.

-¡Jajaja! ¿Vamos una exposición o a cazar dragones? -dije a Estigia mientras me levantaba.- Mola mucho.

Cogí de la mano a Natalia para ayudarla a levantar y luego a Diana. Mientras hacía eso me giré a Sara y le dije:

-Por cierto. ¿Nos tenías que contar algo, verdad?

Al final sí que saldrían, al parecer Wrecking Mom lo tenía todo atado y bien atado, así que mejor que mejor. Dio un golpecito en el hombro a César al igual que Marina, justo en el mismo punto, y dirigió una preciosa sonrisa hacia Fantasma.

- Una pena Marc, sacaremos fotos si está permitido y te las enseñaremos cuando volvamos ¿Vale? .- Dijo al chico mientras le ponía una mano en el hombro -. Que os vaya genial el entrenamiento... nosotros tendremos que ponernos serios también .- Rió sonoramente.

Cuando terminó de despedirse, miró a la profesora asignada y asintió con la cabeza.

- Yo ya estoy lista... y parece que los demás también .- Dijo mirando a Sara -. Con eso puesto vas a parecer Optimus Prime, querida.- Sonrió con picardía mientras se acercaba a Sara -. Es broma, estarás preciosa, como siempre.

Dicho aquello su ropa comenzó a mutar para ponerse algo más adecuado para una exposición de Historia, y esperó a que decidieran emprender la marcha.

Parecía que tanto Diana como ella tenían cosas que contar. Pero enseguida su amiga le dijo algo de un tal Optimus Prime y ella no recordaba a ningún héroe así, aunque su nombre molaba. Como no tenía referencias era mejor callarse.

- Me alegro de que os guste.

Sara esperó a que la chica telépata se alejara para poder decir el resto. No quería que la curiosidad le llevara a leerle la mente.

- Yo quería hablar con vosotros pero lo podemos hacer después.

Total las visiones parecían referirse a unos años en el futuro así que tampoco es que hubiera prisa.

- En el autobús os cuento unas visiones. Como habrá que hacer tiempo...

- ¡Perfecto! - exclamó Verónica tras presenciar la positiva respuesta de los estudiantes - ¡Nos vemos en quince minutos en la entrada principal!

Se alejó dando grandes zancadas, dando al grupo cierta intimidad.

Los adolescentes aprovecharon la pausa para devolver las bandejas a la cafetería, prepararse para la salida y reunirse finalmente a las puertas de la escuela.

Acabaron siendo siete. Diana, Rudy, Sara, Iván, Marina, Alberto y Natalia.

Verónica los esperaba a las puertas del nuevo autobús escolar del Liceo. El viejo había quedado destrozado durante el ataque a la escuela del primer día.

- Vamos, ¡subid! - indicó, animada.

Una vez estuvieron todos a bordo, Verónica tomó el volante y comenzó a conducir el vehículo por la carretera oculta en la montaña. En unos minutos atravesaron la entrada ilusoria que protegía la escuela de los visitantes no deseados.

Hasta el momento, tan solo el Doctor Ratchet había burlado la seguridad de la escuela, y seguramente porque había contado con la ayuda de Omnis. Pero aquel pensamiento no recorrió las mentes de los estudiantes, que en aquel momento hablaban de cosas más personales.

- Tendríais que haberla visto - dijo Alberto a los demás, refiriéndose a Sara.

Se encontraban en la parte más trasera del autobús, por lo que podían hablar sin que Verónica los escuchase. Aunque la profesora asistente tampoco parecía interesada en su charla.

- Se quedó como medio dormida medio en trance, y comenzó a gritar - reveló Alberto mientras posaba una mano sobre el brazo de la muchacha -. Venga, cuéntaselo. Parecía importante.

Natalia, por su parte, frunció el ceño ante la explicación de Alberto. Se aferró al brazo de Rudy y se inclinó hacia Sara. 

- ¿Son visiones como las del chico ese del grupo 5? - preguntó, curiosa.

No se había dado cuenta de que había estado dando gritos en mitad de las visiones.

- No sé si serán como las de él. Me imagino que sí. Algunas son un poco macabras y bueno, en la última Omnis nos fulminaba así que imagino que grité por eso. Pero la visión parecía lejana en el tiempo. Para después de la academia o en el último curso, creo yo.

Tomó un poco de aire.

- Aquí va la primera: Apareció una gran superficie gris. La figura de una mujer vestida de rojo se mostró entonces. Era alta, y fuerte. Estaba con los brazos en jarras, en posición triunfal. A sus espaldas ondeaba una capa. Y de pronto, un fogonazo azulado, un estallido que hizo que la mujer se arrodillase, derrotada. De detrás de ella apareció otra figura. Un misterioso hombre vestido de negro, llevaba una máscara siniestra en forma de calavera.

Hizo una pequeña pausa.

- ¿Tu madre viste de rojo, Rudy? Porque podría tratarse de ella. Aquí va la segunda: La escena mostraba ahora un bosque, aunque la imagen estaba tan difuminada que apenas podía advertir unos cuantos troncos en un fondo completamente verde. Había una figura menuda en medio de la escena, sentada entre los árboles. Tenía alas como de insecto, pero estaban rotas. Parecía un niño que lloraba. Una figura de negro apareció, era una mujer anciana que se movía con cierta dificultad. Le ofreció algo al niño, una manzana roja. El pequeño dejó de llorar y tomó la manzana entre sus manos. Se la miró cuidadosamente, como si la estuviese analizando concienzudamente. Y entonces le dio un mordisco. Al instante sus alas se regeneraron. El niño comenzó a aletear con fuerza y se fue volando, dejando tras de sí una nube de polvo brillante. La mujer anciana comenzó a reír, de forma bastante siniestra.

Una sonrisa resignada.

- Esa parece relacionada con Abeja Reina, no lo sabría decir. La tercera: un lugar indeterminado, varias pinceladas de color sobre un lienzo en blanco. Una figura alta destacaba, parecía un hombre vestido de colores oscuros. Sus ojos eran azules, brillaban con intensidad. Sentí como si me mirara directamente. Junto a aquella figura había alguien bastante más bajito, un niño quizá. En su pecho había un brillo azul. Hombre y niño estaban cogidos de la mano. Frente a ellos aparecieron dos nuevas figuras. Un hombre encorvado vestido de blanco. Sus ojos brillaban también, pero en un intenso tono morado. Junto al hombre encorvado había otro niño, cuyo cuerpo al completo brillaba en el mismo tono. Estos no se daban de la mano. Las dos parejas yacían de pie, enfrentadas. Y tuve la terrible certeza de que uno de los dos adultos debía morir.

Se encogió de hombros.

- Esa no la entiendo en absoluto. La cuarta: Varias figuras reunidas y todas parecían en tensión. Miraban hacia la roca de la ceremonia del nombre. Sobre ésta había una última figura. Parecía un chico joven, de cabello oscuro. Su cabeza sin rostro estaba resaltada por dos manchas oscuras donde deberían estar sus ojos. Omnis. El chico de las ojeras alzaba las manos mientras reía. El resto de figuras allí reunidas caían fulminadas entonces, derrotadas al instante. Ni siquiera había habido batalla.

Ya había terminado los relatos.

- No sé qué figuras habían allí aunque creo que una era yo. Tampoco creo que vaya a ser algo inevitable y mi figura era diferente así que pueden faltar años para eso. Pero todo indica que Omnis en ese momento nos puede vencer con mucha facilidad. Y bueno, antes de todas ellas tuve una visión también de un hombre con una bonita armadura blanca y alas emplumadas que creo que era Alberto aunque realmente no lo ví bien.

Me quedé helado, nunca mejor dicho, mientras Sara contaba sus visiones. Asentí levemente cuando me preguntó sobre el color que usaba mi madre. Pero seguí cayado, escuchando lo que nos iba contando.

Con cada visión, más tensión se acumulaba en mi cuarto. Cogía la mano de Natalia con fuerza, cada vez apretándosela más. Menos mal que la chica alteró su densidad y se hizo irrompible, si no se habría convertido en papilla.

En cuanto acabé me quedé unos segundos en silencio, asimilando lo que nos acababa de contar.

-Guau. -dije sin mirar a ningún punto fijo.- Esto ha sido bastante intenso.

Aquella de la mujer de rojo sí que podría ser mi madre. Pero las demás... ¿Qué pintaba Abeja Reina en todo eso? ¿Y los hombres de los ojos de colores? O el enfrentamiento a Omnis...

-No sé si hablo por todos, pero estoy bastante cagado ahora mismo. 

¿Y desde cuando Sara tenía visiones? ¿Qué más nos ocultaba esa misteriosa chica?

Mientras Diana escuchaba los relatos de Sara, su cara se movía entre varias expresiones faciales. Muecas de asombro, duda, miedo... La verdad era que aquello que les contaba su compañera de habitación le ponía los pelos de punta. El simple hecho de tener visiones de un futuro - lejano o cercano - le hacía encogerse de miedo. Pero el hecho de que las visiones de Sara, reales o no, fueran todas tan macabras, le generaba bastante aprensión.

- Bueno, no sé si cagada es la palabra .- Dijo Diana al terminar Rudy -. Pero de lo que si estoy segura es que habrá que tener mucho cuidado a partir de ahora, y confiar y apoyarnos los unos en los otros al 100%.- Cuando hizo alusión a la confianza Diana se mordió el labio inferior... no era la más indicada para hablar de confianza con aquello que había guardado tanto tiempo, pero no, aquel no era el momento -. Y por aquello de la confianza ciega es que hablaré con vosotros cuando volvamos al Liceo y nos encontremos con Aitor, Moussa y César... Y si queréis estar vosotros también chicos, no me genera ningún problema, tarde o temprano todo esto me rebotará en la cara, así que, cuanta más gente lo sepa mejor.

Diana se acababa de dar cuenta de que los había dejado a todos en ascuas, y lo menos que quería era llamar la atención en aquel momento, había que centrarse en las visiones de Sara.

- Bueno... volvamos al tema de las visiones de Sara.

Quizá era por la cercanía de Alberto o porque ella había asumido desde el principio que esas visiones no tenían porqué cumplirse, que Sara se las había tomado con bastante calma y ahora al ver las expresiones de todos dudó un poco.

- Ya sabéis lo que se suele decir de las visiones, que el tiempo es cambiante. Es posible que estas cosas no ocurran tal cual y esperemos poder detener a Omnis. Si queremos ser héroes tenemos que tener fé en que resolveremos los problemas que nos surjan y asumir que siempre estaremos en peligro pero que lograremos salir adelante.

Había que tomárselo así. Bien pensado los grandes superhéroes habían pasado por muchas cosas en sus carreras, las cuales venían a ser como montañas rusas,  y no por ello se desmoralizaban.

- Quizá no fuera abeja reina la de la visión sino otra persona. Yo no sé quién era. No se me quedó ningún rostro.

Con el ambiente tan tenso que había ahora mismo se cortó de decir nada más. En ese momento le gustaría hablarles de Alicia pero tampoco podía abrir la boca sin consultarlo antes con ella. Era preferible dejar eso para otro momento.

- El que menos entiendo es el de la pareja vestida de blanco y la de negro. No consigo relacionarlos con nadie.

Sara tenía razón, en las pelis siempre pasaban cosas raras con las visiones. A veces de intentar que no sucedieran lo único que conseguías era que ocurriera.

-Yo creo que no nos tendríamos que preocupar ahora. -dije intentando infundir valor a mis palabras.- Es decir, es terrible y dan bastante miedo. Pero estas cosas de las visiones... No me gustan. Podrían ser inventadas o infundidas o algo así.

No quería sembrar la discordia ahora con Sara. Quería mucho a mi amiga helada, pero esta de las visiones me pilló por sorpresa.

-Pero... Sara. ¿Desde cuando tienes tú estos poderes? -dije con un tono de desconfianza.- Nunca nos habías dicho nada de esto. 

Como dijo Diana teníamos que confiar al 100% en los demás. ¿Y ahora resulta que ella tiene un secreto y Sara poderes nuevos?

Cogí el móvil y escribí a Diana:

-¿Va todo bien? 

Si lo hubiera sabido se habría quedado calladita. Ahora Rudy se ponía a pregutarle con suspicacias y ella no sabía muy bien cómo salir del atolladero. Le miró tratando de mantener la calma.

- Si yo os puedo contar de dónde vinieron las visiones pero es un poco macabro. Tiene que ver con fantasmas, cielo. Ya sabéis que mis poderes tienen relación con Estigia que es el río de los muertos, así que yo puedo ver y hablar con algunos muertos. Uno de ellos me trajo esas visiones, me las transmitió. Os la puedo presentar si queréis, a la fantasma, es decir, si a ella le parece bien. Lo siento, oculté que todo esto venía de ella por miedo a que me viérais como una loca.

En ese momento recordó su carpeta con los recortes y casi deseó tenerla allí para poder abrazarla un poco. Pero quizá era mejor decirlo de una vez y dejar de guardar ese secreto. Tan sólo esperaba que el resto lo entendiera.

- Pues eso... me enseñó esas visiones para advertirme de cosas que podían pasar.

Sara aprovechó entonces para concentrarse un poco en la imagen de su hermana.

- ¿Quieres que les hable de tí? ¿Que les diga quién eres? Nunca habíamos hablado de esto antes y me siento insegura. La verdad, tampoco sé si puedes hacerte visible para ellos si es que quisieran verte.

En el momento en que Rudy preguntó a Sara sobre el asunto de las visiones, Diana comenzó a escuchar con atención. Definitivamente era algo que a ella también le llamaba la atención, puesto que en el tiempo que habían vivido juntas, no había experimentado esa faceta de Estigia en ningún momento.

Sara respondió a la pregunta de Rudy con algo que Diana no esperaba... muertos que le traían visiones. Era en realidad un poder bastante interesante, un poder que podría ser útil si se sabía como interpretar las visiones que se le entregaban.

- ¿Loca? ¿Porqué? .- Preguntó la metamorfa dirigiéndose a su compañera de habitación -. Cosas más raras se han visto... y ya que tus poderes tienen relación con el río de los muertos no es de extrañar que éstos traten de ayudarte.

En aquel momento recibió un mensaje en su móvil. Esperó que fuera su madre en contestación a su llamada de socorro... pero no, era Rudy. La chica suspiró, y comenzó a escribir de vuelta.

- No, pocas cosas han ido bien hoy, pero os lo explicaré todo cuando se junte el grupo, tranquilo... Y gracias por preocuparte .- Escribió para luego bloquear y guardar el móvil intentando dejar claro que la conversación se iba a quedar ahí... esperaba despejarse y estar completamente serena y preparada para lo que se le venía encima.

El resto de los allí presentes recibieron la explicación de las visiones con reacciones diversas. Natalia agarró con fuerza la mano de Rudy, sobre todo cuando Sara contó la última visión, en la que el grupo era derrotado por Omnis.

Por supuesto, Rudy y ella ya habían hablado del tema en alguna ocasión. A Natalia todavía le costaba de entender que pudiese haber pasado por el Liceo una persona tan mezquina.

Marina, por su parte, se llevó las manos a la boca. Parecía asombrada por el hecho de que Sara pudiese relatar visiones del futuro. No hizo ningún comentario al respecto, pero posó su mano sobre el brazo de Sara y le sonrió, para transmitirle confianza.

Iván escuchó un poco por encima el tema de las visiones, pero tras la primera pareció aburrirse y dejar de prestar atención. Se limitó a hacer un comentario hacia el final.

- Yo me lo creo, que sean visiones del futuro - dijo, respondiendo la cuestión que planteaba Rudy.

De pronto, todos los sentimientos negativos que pudiesen haber sentido a causa de las visiones de Sara comenzaron a disiparse. No se anularon por completo, pero todos comenzaron a sentirse algo más relajados.

Entonces Alberto habló.

- Preocuparse ahora no tiene sentido - dijo con tono conciliador -. Lo que venga vendrá. Aunque eso no impide que os podáis preparar para el futuro.

A pesar de sus palabras, el chico de segundo parecía preocupado. Tras escuchar el nombre de Omnis su rostro se había ensombrecido.

Después de eso comenzaron a hablar del origen de las visiones. Los poderes de Sara le permitían percibir y comunicarse con los fantasmas. Uno muy especial había sido el que le había mostrado a Estigia aquella información.

Sara sintió la presencia de Alicia junto a ella. Sus brazos blancos y humeantes rodearon a la muchacha en un fraternal abrazo.

[color=#819FF7]~ Son tus amigos, Sara. Creo que puedes confiar en ellos. ¿Qué otras personas podrían entenderte mejor?[/color]

Cuando le preguntó acerca de si podía hacerse visible la fantasma negó con la cabeza suavemente.

[color=#819FF7]~ Aunque puedo manifestarme en el mundo de los vivos, tan solo tú puedes percibirme completamente.[/color]

Sara notó que su hermana estaba menos apenada de lo normal. Aunque habitualmente se mostraba alegre con Sara, Alicia siempre parecía cargar con un aura de tristeza. Sin embargo, en aquel momento, el contacto con su alma era cálido, radiante.

Sospechó que aquello quizá también era por culpa de Alberto.

Se alegró de que Diana la hubiera apoyado en aquello. Quizá no era necesario ponerse nervioso por decirlo pero Sara nunca lo había hablado con nadie así que sentía un poco de miedo fruto de la incertidumbre. La presencia de Alberto parecía ayudarla a calmarse a pesar de la situación y lo curioso era que su aura parecía afectar también a Alicia, aunque eso ellos no pudieran advertirlo.

Sara devolvió también la sonrisa a Marina cuando esta la quiso ayudar.

- Sí, nos tenemos que preparar para el futuro y lo más inminente parece lo de la mujer de rojo. Lo de esa persona con alas de insecto casi me pregunto si podrías ser tú, Iván.

Sus únicas opciones eran Abeja Reina y el chico hada.

- No sé - respondió el chico hada a la sugerencia de Sara -. Las hadas no somos bichos.

Agitó un poco la mano, como quitándole importancia al asunto.

- Tampoco recuerdo haber comido una manzana esta mañana. 

Cuando se dieron cuenta, ya habían pasado unos veinte minutos de trayecto. A través de las ventanas ya no veían bosque, sino el paisaje urbano de Barcleona.

La tranquilidad de la montaña había sido sustituida por el bullicio de la ciudad.

En aquella tarde de sábado, las calles de Barcelona estaban llenas de actividad. Y la cantidad de personas no hizo más que aumentar a medida que se acercaban al centro de la ciudad.

¿Dónde pensaba Verónica aparcar el autobús?

Como por arte de magia - o más bien de telepatía - encontraron un sitio lo bastante espacioso para estacionar el vehículo. Cuando bajaron del autobús los adolescentes sintieron una suave brisa, y algo de calor.

- ¡Por aquí, chicos! - indicó Verónica mientras echaba a andar por la acera.

Diana conocía la zona, estaban cerca de Plaza España, el lugar donde tenían lugar la mayoría de salones y exposiciones de la ciudad.

No tardaron mucho en llegar.

La plaza estaba abarrotada. Además de los turistas, mucha gente había acudido al salón, que además de la exposición de la mujer a lo largo de la historia ofertaba varias conferencias, charlas y actividades.

En uno de los edificios frontales había un gran cartel negro con letras blancas.

“TAQUILLAS
TAQUILLES
TICKET OFFICE”

Se había formado una gran cola. Aunque la gente interesada solía comprar las entradas de antemano, nunca faltaban los que compraban las entradas el mismo día de ir.

Verónica, como quien no quiere la cosa, se acercó a la taquilla sin hacer cola alguna.

- Esperad un momento - indicó a sus estudiantes.

En unos pocos minutos volvió con un manojo de entradas.

- Tu madre parece bastante influyente, Rudy - comentó, divertida, mientras le daba a cada uno su entrada -. Ni siquiera he tenido que sugerir que nos dejen entrar gratis, ya tenían listas nuestras entradas.

También entraron relativamente rápido al salón. Parecía que, acompañados de aquella profesora, no se les podía aplicar cola alguna. A la mujer no le importaba usar su poder para ahorrarse las esperas de los ciudadanos corrientes. No era el mejor ejemplo a seguir.

Una vez dentro se encontraron en una gran nave, llena de stands, expositores y demás. Un gran escenario ocupaba uno de los lados de la nave. Y frente a este, docenas de sillas plegables.

En aquel momento no había nadie sobre el escenario, pero en el resto del lugar había bastante ambiente.

Como justo acababan de entrar, el grupo de adolescentes todavía no se había separado. Una voz atronadora los sorprendió mientras se paraban a observar una exposición de fotos.

- ¡AAAAAAAY MIJOOOOOO!

Como una exhalación, una mujer alta, de complexión fuerte y bastante atractiva se abrió paso entre los visitantes del salón.

La mujer atrapó a Rudy entre sus brazos en un movimiento que resultó tan poderoso que todos se tambalearon.

El colombiano notó que le faltaba el aire. Cielos, si no fuese tan resistente sus huesos ya se habrían quebrado ante tamaño abrazo de oso.

- ¡QUE BUENO QUE VINO! - gritó de nuevo la mujer antes de plantarle un sonoro beso en la mejilla al muchacho.

Ahora que la veían más de cerca, todos pudieron fijarse en el aspecto de Gloria Vergara. Debía de medir algo más de metro ochenta. Su larga melena morena se deslizaba grácilmente sobre sus hombros, estaba reluciente. Vestía un ajustado mono rojo intenso, a través del cual se marcaban sus fuertes músculos. También llevaba una capa negra, con motivo estampado de leopardo en la parte interior.

Era, cuanto menos, un atuendo curioso.

Tras liberar a Rudy de su fuerte abrazo, Gloria se giró para mirarlos a todos.

- Así que ustedes son los amiguitos de Rodolfo. Estoy encantada de conocerlos a todos - dijo, mientras se disponía a dar dos besos a todos y cada uno de ellos.

No pareció decir nada en especial a Natalia, aunque le echó una mirada bastante explícita de “tomar la medida”.

- Lindos sapatos - comentó tras mirarla de arriba abajo.

Entonces juntó las manos.

- Ay, qué chicas tan lindas hay en el Liseo. ¿Qué me disen? ¿Lo están pasando bien?